Capítulo 11 – Helena

Después del susto de anoche no he podido dormir muy bien, me he despertado esta mañana un poco echa mierda, pero tengo que ir a comer donde mi abuela y no me puedo quedar mucho más en la cama. Me doy una buena ducha, pues la necesito, y la verdad me relaja bastante. Intento pensar en la buena noche que pasé, en los buenos momentos con mis amigos, con ellos, con Izan. Y consigo sonreír, se me olvida un poco la preocupación, y pienso en que se preocupa por mí y en su sonrisa, su manera de andar, sus manos, sus tatuajes, su mirada. Estoy fantaseando recordando momentos de ayer cuando escucho mi móvil sonar, y recuerdo que Bárbara se fue con Víctor, hacen buena pareja la verdad.

Dejo que suene, y termino de ducharme, cuando salgo y miro el móvil, es una llamada de mi amiga y veo un mensaje de Izan, no me acordaba le escribí diciéndole que estaba asustada, y me viene otra vez ese recuerdo. Lo primero que hago es contestarle, le digo que cuando quiera hablamos. Mientras me termino de secar el cuerpo y echarme crema, llamo a Bárbara, entiendo que querrá hablar conmigo y no voy a negar que yo también.

-Hola guapa-me saluda contenta-

-Hola motera –rio-

-Que zorri eres-ríe- ¿Qué tal todo?

-Pues bien, aunque no creo que mejor que tú –la contesto-

-No sé yo, te veía muy bien acompañada- me dice ella-

-No me puedo quejar la verdad –la digo- ¿Todo bien?

-Si tía, muy bien –me dice- Ya hablaremos mejor en persona, pero bien –me dice contenta, se le nota-

-Te noto la felicidad hasta por teléfono – rio- Pero me alegro, en cuanto nos vemos me cuentas todo.

-Eso no lo dudes, y tú a mi también eh –me dice-

-Que si tonta –la contesto, escucho a mi madre que ya me está llamando- Oye te dejo y hablamos luego, me tengo que ir a comer donde mi abuela y mi madre ya me está metiendo prisas.

-Vale, que comas bien, aunque con esas comida de tu abuela no lo dudo –ríe- bueno luego hablamos, además mira el grupo con estos,  porque José no se acuerda ni como llego a casa – ríe y me rio con ella-

-No me extraña, llevaba una… Ahora lo miro-la digo- un beso amiga

-Otro para ti –me dice y colgamos-

Cuando he colgado, me pongo a peinarme y pienso que ponerme, estoy mirando la ropa y veo un mensaje de Izan, me dice que nos veamos esta tarde y así hablamos tranquilos, no lo pienso le digo que vale que como con mi abuela pero luego nos vemos. Le digo que elija el sitio, y ahora sí que me pongo algo pensando en la cita de esta tarde, un vestido rojo de vuelo por encima de las rodillas, me maquillo pero poco, que se vea natural.

Estoy en la cocina tomándome un café y jugando con mis gatos, y siento el móvil sonar de nuevo, me indica el lugar y la hora, le contesto que vale. Me meto en el grupo de mis amigos, aunque hay demasiados mensajes, leo por encima José está fatal, dice que tiene mucha resaca y se acuerda hasta una parte de la noche, me rio sola leyendo los mensajes, también hablamos que tenemos que quedar todos para hablar y contarnos cosas, yo contesto que si, me encanta quedar con mis amigos.

-Hola hija –me saluda mi padre- que guapa te has puesto-me da dos besos-

-Hola papá, tú que me ves con buenos ojos-le digo sonriendo y sonríe-

-Vamos ¿estas hija?-entra mi madre agobiada, siempre se agobia por todo- Pero que guapa estas –me dice cuando me ve y sonríe-

-Como tú mamá –la digo sonriendo-

-Será eso –dice ella-

-Las dos mujeres más guapas –dice mi padre contento- Venga vamos que a tú madre la da algo-

Nos vamos los tres juntos a casa de mi abuela, no está muy lejos de la nuestra pero solemos ir en coche para llegar más rápido.Llegamos y mi abuela como siempre tan alegre y contenta, la abrazo y me siento por su cuarto de estar. Ella y mi madre se van a la cocina a terminar de preparar y yo me quedo sentada, hay una película puesta mi padre está viéndola y yo la verdad que estoy más con mis pensamientos que haciendo caso a la película.

Cuando terminamos de comer, de tomar café con un surtido de dulces que saca mi abuela, y de hablar, hablar mucho. Mi abuela está muy contenta por mí y yo la verdad que también, y feliz por estar allí en ese momento con mi familia. Miro la hora y me despido de mi abuela y mis padres, ya tengo que irme, estoy un poco nerviosa no lo voy a negar. Sé dónde está el sitio que me ha dicho, me pilla a un paseo y prefiero salir con tiempo.

Estoy ya allí me quedo fuera a esperar y miro por la cristalera, me gusta ese sitio parece acogedor, no he entrado nunca la verdad. Siento a alguien a mi lado y me giro para ver, es él que ya está a mi lado, le mirocon sorpresa, no me había dado cuenta, sonreímos los dos y nos damos dos besos

– Hola –le digo-

– Hola ¿Qué tal estas? –me contesta-

– Bien, bueno un poco más tranquila –le contesto nerviosa-

– Venga entramos y me cuentas –me dice abriendo la puerta del bar, paso y entramos dentro-

Nos dirigimos a una mesa del fondo que está justo en la cristalera, nos sentamos y empezamos a mirar la carta, veo que tienen muchos tipos de cafés y refrescos, también tienen para elegir comida. Miramos que vamos a tomar, yo no sé qué elegir, hay unos batidos que tienen muy buena pinta.

-¿No te decides? –me dice mirándome-

-No, estoy entre dos, ¿tú ya sabes lo que vas a tomar? –le contesto-

-A ver déjame, ¿cuáles son? –me digo mirando la carta y le señalo un batido de chocolate con avellana y otro de vainilla con nata- Mira yo me pido el de vainilla y tú el otro –lemiro sorprendida, seguro que lo hace por mí- Hazme caso –me guiña un ojo-

-Está bien –respondo – Y de comer nada, de momento no tengo hambre.

-Vale pues ya está, voy a pedirlo dame un momento –me dice levantándose y se va a la barra-

Yo le observo, lleva unos pantalones negros no son los de anoche pero también son negros, y otra camiseta blanca, ya he pillado que sus colores son blanco y negro, sonrío y le veo venir con una bandeja, la verdad le queda muy bien la ropa que viste y el pelo, ese pelo oscuro, estoy embobada mirándole cuando pone la bandeja en la mesa.

-Ya estoy aquí –deja la bandeja, reparte los batidos y deja el bizcocho en medio- Esto para los dos, ¿te apetece? Mira que buena pinta tiene.

-Puf no hace falta decirlo –le digo relamiéndome – Todo tiene buena pinta –sonrío-

-Pues vamos a ver si esta igual de sabor –dice y empieza a beber de su batido – increíble, nunca he tomado uno igual.

-Tienes razón está de vicio –le digo probando el mío- ¿Quieres probar?

-Venga vale, pero tú pruebas también el mío –me lo ofrece y nos intercambiamos los batidos para probarlos- este también esta increíble.

-Y este, no entiendo como no he venido antes aquí – le digo y reímos-

-Es pecado –dice riendo y nos devolvemos los batidos- Ahora el bizcocho, prueba tú primero y me dices –me dice mirándome-

-Está bien –cojo un trozo y me lo meto a la boca, esta increíble de bueno-

-No digas nada, por tu cara puedo apreciar que te ha gustado –me dice sonriendo y coge un trozo con el otro tenedor-

-A ti también te gusta eh –digo y sonrío-

-Está muy bueno, pero ahora cuéntame que te pasó ayer – me dice y cambio me acuerdo entonces de ese momento y empiezo a contarle lo que me pasó-

-Cuando ya llegaba a casa, nada más pasar la esquina empecé a sentir otra vez como que alguien me seguía, intente no darle importancia, pero esta vez era diferente. Había alguien detrás, escuche pasos, una risa, vi a alguien aunque no pude apreciar quien era, pues estaba oscuro. Fui rápido hasta mi casa, estaba asustada la verdad. No pasó nada, quizá fue una broma pero no me gustó nada. –hago una pausa y le mira-  ¿Tú crees que es mi ex?

-No sé, pero puede ser. Fue mi culpa, te deje irte sola a casa, sé que era poco tramo pero mira, a lo mejor si hubiera ido contigo… no sé –se queda pensativo – Te voy a contar algo, pero no me tomes por loco. Al rato volví a dónde vives, no me quedé tranquilo y quería ver si había alguien. Cuando llegué a tu calle, vi a alguien agachado detrás de un coche, pero cuando me acerque se salió corriendo. Yo le perseguí pero iba bebido, y el corría muy rápido, no le cogí ni se quién es. Pero había alguien Helena, y ya no sé si es broma o no, pero no me gusta nada.

-¿Enserio viniste? –le pregunto sorprendida-

-Sí –sonríe-

-Gracias –le devuelvo la sonrisa- No sé qué hacer.

-No te preocupes pensaremos algo –me dice y me coge la mano, ese detalle me gusta-Sabes que lo que necesites aquí estoy.

-Gracias de verdad –le digo-

-Venga termínatelo que te voy a llevar a otro sitio –me guiña un ojo-

Cuando ya nos hemos acabado lo que quedaba, salimos de allí, no sé dónde me quiere llevar, me ha dicho que es un sitio que le gusta y que seguro me gustará a mí. Aunque la verdad, me da igual donde me lleve, me siento muy a gusto con él, más de lo que esperaba. Recuerdo el primer día que le vi, pensé que sería el típico borde chulo, y bueno al principio seguí creyéndolo por la manera que tenia de hablarnos y demás, pero me voy dando cuenta que no es así para nada, es un chico protector, que le gusta la música, estar con sus amigos y evadirse del mundo.

Llegamos a una entrada y yo sonrío, veo todas las  flores y los árboles, me parece un lugar precioso, no hay mucha gente. Vamos paseando por un camino por donde él me lleva, y me va contando que a veces suele ir allí, se tumba en el césped y sepone música, como no. Me gusta este lugar, estoy contenta la verdad, miro todo con emoción, hay unas flores muy bonitas y muchas plantas, también encontramos una ardilla pero se va enseguida asustada.

-Me encanta este sitio –le digo sonriendo-

-Normal, no es mucha cosa pero como que te relaja ver un poco de naturaleza –me dice-

-Si la verdad que sí, ¿vamos allí?-le señalo un banco que veo debajo de un enorme árbol que tiene flores-

-Venga vamos antes de que nos lo quiten – y según lo dice echa a correr y yo tras él riéndonos-

-Es precioso –ledigo mirando nuestro al rededor- ¿cómo lo descubriste?

-Suelo salir a correr o sacar a mi perro, un día empezamos a correr y me llamo la atención, entre y desde entonces vengo mucho aquí a Charly también me gusta –se rio-

-No me extraña –rio- A ver si me lo presentas algún día.

-¿A mi perro? No porque si no me dejaras de lado y le preferirás a él como compañía, suele pasar –se ríe y yo también-

Me habla de su perro Charly y yo le escucho, me gusta saber un poco más de él, quedamos en que me lo presentará, le confieso que me gustan mucho los animales, y que tengo dos gatos. Le hablo de mi abuela, de todo lo que la quiero, lo que me gusta ir a verla, los ratos que paso con ella y todo lo que hace por mí. Mientras que estoy hablando el solo me mira y sonríe, sin querer le rozo y le toco, pero no parece importarle.

 Paro de hablar pues no quiero aburrirle ni nada, estoy pensando en lo cómoda que me siento y nos quedamos mirándonos, él se acerca más a mí y me recoge un mechón de pelo detrás de la oreja, esta tan cerca de mi cara que puedo sentir su respiración. Nos acercamos los dos por inercia y nuestros labios se rozan, y me besa un beso breve pero bonito. Entonces él se va a separar, pero yo le cojo la cara y le beso, este beso dura más, sabe a él.

-Me encantan tus ojos –le digo sin pensar-

-A mi tú sonrisa –me dice y sonreímos-

-Ahí está esa sonrisa –me dicemientras me mira y rio-

-La tuya tampoco está nada mal –ledigo y le saco la lengua-

-Mejor guarda esa lengua –me dice riéndose-

-Si no ¿qué? –le digo picándole-

-Mejor no lo quieras saber –me dice siguiéndome el juego y de repente escuchamos un ruido detrás del árbol, Izan se levanta-

Nos miramos, pues lo hemos escuchado los dos, era como si alguien se hubiera caído, no sé. Veo que va a ver qué pasa, y me levanto, en ese momento una persona sale corriendo y veo a Izan ir tras él. Miro detrás del árbol hay algo en el suelo, lo cojo y es un móvil. Veo que esta desbloqueado, me meto porque le curiosidad me puede y me meto en galería, para intentar saber quién es. Y lo que veo no es lo que me esperaba, voy pasando fotos y cada vez me sorprende más y a la vez me asusta. Llega Izan sofocado, por lo que intuyo no ha conseguido alcanzarle, me mira y le enseño el móvil.

-No es posible –le digo-

-¿Qué pasa? –dice el cogiendo el móvil, y su cara cambia en segundos-

-¿Por qué tiene fotos nuestras? –consigo preguntar-

-Nos ha estado siguiendo, seguro que es la persona que vi anoche –me dice preocupado y cabreado a partes iguales- espera también hay fotos de mis amigos, tus amigos…

-No puede ser, déjame verlo –le digo cogiendo el móvil- sale también Oscar, no es él entonces.

-Pero voy a descubrirlo, estate segura –me dice y se pone a mirar el móvil por si encuentra algo más- Vamos.

Comienza a andar y le sigo, esta cabreado lo sé, salimos del parque mirando un poco a todas partes, pero no vemos nada sospechoso. Se queda con él móvil, dice que su amigo Víctor que estudia informática puede que averigüé algo más. Le llama y queda con él en casa en una hora, me dice que esta con Bárbara y que nos juntamos allí todos. Esta distante pero sé que es por la rabia y preocupación que tiene, o eso espero habíamos pasado una tarde increíble, pero se ha convertido esto.

Llegamos los dos en silencio, y subimos las escaleras yo le sigo pues no sé ni en que piso vive ni nada, nunca he estado aquí lógicamente. Abre la puerta de casa y lo primero que veo es un perro que viene corriendo hacia nosotros, Izan le saluda con rapidez y viene a mí, le acaricio y el perro encantando me huele me da lametones y me saca una sonrisa. Veo a Izan de pie mirándonos y me parece ver que también sonríe, al momento sale alguien de una habitación, es su amigo Iván.

-Hombre hola –nos saluda- no os esperaba.

-Un imprevisto, ahora vienen Víctor y Bárbara –le dice- tenemos que mirar una cosa, ahora cuando venga te cuento.

-Vale, pero ¿ha pasado algo? –nos mira-

-Sí, bueno tranquilo ahora te cuento –le dice Izan- voy un momento al baño.

-Bueno ya veo que a Charly le has gustado –me dice-

-Si eso parece –le digo- me gustan los animales la verdad.

-Pues ala ya tienes perro para rato –me dice riendo- ¿Quieres algo?

-Agua por favor –le digo, tengo la boca un poco seca y se me ha hecho un nudo en el estómago con todo esto, quien querrá saber de nuestra vida o que querrán de nosotros-

-Toma –me tiende el vaso y lo cojo- siéntate y ponte cómoda.

-Gracias –le digo y me voy al sofá-

La casa no es muy grande pero tampoco pequeña, tiene el salón con dos sofás de tres plazas cada uno, la cocina americana y por lo que puedo intuir un baño y dos habitaciones, también veo una terraza. Estoy mirando la casa cuando veo a Izan salir del baño, se ha mojado el pelo y está nervioso, lo noto. Me mira y viene al sofá, se sienta a mi lado sin decir nada y pone su mano en mi pierna.

-Lo siento –me dice- estoy preocupado por esto, y cabreado por no pillar a ese idiota.

-No pasa nada, lo pillaremos –le digo para calmarle y le acaricio la mano, el me mira y me da un beso en la frente-

Suena el timbre y sale Iván a abrir la puerta, son Víctor y mi amiga, vienen muy juntos y con cara de preocupación podríamos decir. Cuando mi amiga me ve viene hacia mí y yo la sonrío para que no se preocupe, nos abrazamos. Ellos se ponen a hablar, y yo le digo a Bárbara que no se preocupe que ahora se lo contamos, que estoy bien. Nos sentamos en los sofás todos y Izan empieza a contarles un poco lo que ha pasado, resumido eso sí.

-No entiendo, pero ¿esto ya os ha pasado? –nos mira Víctor a mi amiga y a mi-

-Sí, pero no le dimos importancia –contesta mi amiga por mi-

-Hasta que anoche si me asuste –les digo y les cuento lo que pasó, la cara de mi amiga es un poema-

-Me lo contó a mí, yo ya empecé a preocuparme –continua Izan- pero no pensé que iba a llegar a esto –les enseña el móvil con las fotos, donde salmos Izan, sus amigos, mis amigos y yo-

-Pero a mí también me han vigilado –dice Iván sin creerlo- y a los chicos.

-Eso parece –digo yo-

-¿Y qué quieres que haga con esto? –le dice Víctor descolocado-

-Intentar averiguar quién es, o de quien es el móvil, no sé si podrás hacer algo –le dice Izan desesperado-

-Oye, no quiero asustarte pero también sale tú hermano –dice Iván-

-Dámelo –le ordena Izan y su amigo le da el móvil-

Todos le miramos, la cara de cabreo de Izan va en aumento, se levanta del sofá y coge su móvil, está llamando a alguien, supongo que será a su hermano pero no se lo coge. Este sale por la puerta sin decir nada y dejando el móvil allí, Víctor sale detrás de él embalado y los demás nos quedamos sin saber qué hacer.

-Chicas quedaos aquí –nos dice Iván- yo tengo que irme a trabajar, pero ahora vendrán estos no os preocupéis.

-Vale –dice mi amiga y yo asiento, este se va y nos quedamos ahí las dos sin saber que hacer-

-Madre mía, estoy alucinando –dice mi amiga-

-Lo sé, yo también- en ese momento viene el perro de Izan y empieza a lamernos-

-Que simpático –dice Bárbara- ¿de quién es?

-De Izan –la digo y nos quedamos haciendo cosas al perro y le cuento más detalles a mi amiga-

Al rato vienen los dos, Izan un poco más tranquilo pero con cara de cabreo y su amigo intentando calmarle, nos levantamos y hablamos con Víctor. Mientras que Izan se ha metido en su cuarto, su amigo nos explica que iba a casa de sus padres a ver si su hermano está bien, pero le ha conseguido convencer de que no pasa nada, que todos estamos bien.

Llamo a la puerta del cuarto de Izan y paso, está sentado con la cabeza agachada entre las manos, me siento a su lado y me mira. Puedo ver una mezcla entre cabreo, rabia y miedo. Le abrazo sin pensármelo y el me abraza también, se que lo necesita y nos quedamos así un rato.

-¿Necesitas algo?-le digo-

-Si encontrar a ese gilipollas -me contesta-

-Lo encontraremos, pero cálmate por favor –le miro preocupada-

-Lo intento de verdad –me dice y alguien entra interrumpiéndonos-

-Siento interrumpir, pero nosotros nos vamos –dice su amigo-

-¿Te vienes Helena? –me pregunta mi amiga-

-¿Estarás bien? –miro a Izan, quiero darle espacio y tiempo-

-Si no te preocupes, vete y descansa –me dice-

Nos levantamos y voy a salir del cuarto cuando me coge del brazo, me mira a los ojos y me abraza de nuevo, mientras me susurra al oído que por favor tenga cuidado y que intente no ir sola a ningún lado. Yo le digo que lo tendré y que no se preocupe. Nos miramos y nos damos un breve beso de despedida, entonces me dirijo al salón y me voy con mi amiga y Víctor.

Estoy en mi habitación,  pensando cómo gestionar lo que nos está pasando, ninguno sabemos quién puede ser y tampoco entendemos el motivo. Escucho que mi madre me llama para que baje, y voy hacía allí. Y mi sorpresa es que tengo delante de mí a Oscar, mis padres nos dejan solos y se van al salón, yo me quedo ahí delante de él con la rabia contenida.

-Hola Helena-me dice-

-¿Qué cojones haces aquí? –le digo- ¿Tienes algo que ver?

-¿De qué me hablas? –me mira extrañado-

-Seguro que si ¿verdad? –le digo con rabia-

-Pero que me estas contando –me dice mirándome, y yo me acerco a él y le golpeo el pecho-

-Lo sabes bien, y es solo para joderme –le digo enfadada- me das asco.

-No entiendo qué coño te pasa Helena, pero yo no te he seguido –me dice alzando la voz-

-¿Y qué haces aquí? Vete con tú puta –le digo con rabia- y no vuelvas.

-He venido a despedirme, me voy mañana –me dice-

-Pues adiós –le contesto- no hacía falta que vinieras.

-Quería disculparme por lo que ha pasado –me dice- yo te quiero Helena, ya no estoy con ella.

-No te creo nada –le digo y le empujo- vete.

-Sabes que no voy a parar hasta que volvamos –se acerca- te demostraré que te quiero.

-No quiero que me demuestres nada, la cagaste y no hay vuelta atrás –le digo y le señalo la puerta- adiós Oscar.

-Está bien me voy, pero recuerda que volveremos –me dice y se va-

Subo a mi habitación y empiezo a lanzar cojines por mi habitación de la rabia, he pagado todo con él pero se lo merece. Me quedo tumbada en la cama y consigo relajarme un poco. Escribo en el grupo de mis amigos y les digo que mañana tenemos que vernos, es una urgencia. Todos contestan que vale, y mañana nos veremos en casa de Elsa. Cuando voy a dejar el móvil, veo un mensaje de Izan, simplemente me pone: tenemos que hablar. Pero solo con esas palabras ya me da mala espina.

Mi mayor deseo

Me llamo Clara y vengo a contaros mi historia. Soy una persona normal, o al menos aparentemente, siempre me han fascinado las historias de vampiros. Cuando cumplí mis 18 años solo pedí ser vampiro, he leído mucho sobre, todo el mundo se ríe de mí pues dicen que no existe.

Un día de verano estaba volviendo a casa después de trabajar en una terraza de un bar, escuché un sonido pero yo seguí caminando sin darle importancia. Cuando llevaba la mitad del camino, escuché otro ruido me giré y no vi nada. Me empecé a extrañar cuando volví a escucharlo, por lo que me di la vuelta y dije ” deja ya esta broma no me asustas, a mi no” pero nadie apareció.

Estaba en mi cuarto apunto de meterme a la cama, pero algo me llamó la atención y me asome a la ventana, me pareció ver a alguien abajo, pero se escondió. Yo decidida baje a ver quién era, podría ser quien me estaba siguiendo, pensé.

Abrí la puerta para salir de casa, y de repente alguien me cogió y me tapo la boca, solo pude escuchar un “estate tranquila estarás bien”. Desperté en un sitio diferente al de mi casa, no sabía muy bien que había pasado, pero poco a poco fui recordando y me alarme un poco. Al instante entro alguien, intenté fijarme bien pero la oscuridad me lo impedía, no estaba atada ni nada, no entendía porque me habían llevado allí ni para que.

Se presentó me dijo que era Nicolás y que estaba allí para ayudarme. Yo no entendía nada, para que quería que me ayudara, se lo pregunté. El me respondió lo siguiente:

-Llevo observándote días, o quizá meses. Se que te encantan los vampiros y crees en ello, aunque los demás te lo niegan. Se que deseo pediste, y aquí estoy yo.

-¿Y que tienes que ver tú en esto?

-Voy a sacarte de dudas, y puedo ayudarte a ser vampiro, tanto como quieres.

Y lo entendí en cuanto vi sus colmillos, creí que estaba soñando. Pero se acercó y me dijo, cuesta controlarse pero yo ya soy experto en esto. Me cogió el brazo y empezó a beber sangre, me sentí rara dolía si pero aguante.

Paro, le costó pero paro, se apartó y luego me dijo que si quería saber más cosas de su mundo tendría que quedarme con él. Que luego yo decidiera que hacer cuando estuviera preparada. Y acepte, quería saberlo todo, les dije a mis padres que me había ido con una amiga de vacaciones que ya les contaría bien. Y ellos me creyeron, siempre había sido así de esporádica.

Estuve un mes con Nicolás, me enseñó tantas cosas que hasta me asusté un poco al principio, pero no quería separarme de él, ya no solo era el tema vampiro era Nicolás. Un día mientras estábamos mirando por la ventana, de noche, el me pregunto “entonces has decidido” y yo no supe que hacer, por un lado quería lo había deseado siempre y además él me importaba. Me había contado que estaba solo, no tenía a nadie, se pasaba la vida dando tumbos sin más, y que mi compañía le había cambiado la vida.

Estaba indecisa pero un día me lo volvió a preguntar y está vez si supe la respuesta. Habían pasado dos meses y mi familia apenas se había preocupado, él estaba a mi lado.

-Acepto, quiero ser vampiro y estar a tu lado para siempre.

-¿De verdad? -sonrió, estaba contento-

-Si -le conteste con una sonrisa-

Me prometió que siempre estaría a mi lado que no me dejaría jamás, que tendría paciencia y me ayudaría con el proceso, yo le creí pues en estos meses así había sido. Esa noche apenas dormí pensando que al día siguiente todo cambiaría, les dije a mis padres que me quedaba a vivir lejos, que había encontrado trabajo y al día siguiente me despedí de ellos.

Después de cinco meses aquí me encuentro con Nicolás, somos felices a nuestra manera. Ha tenido que tener mucha paciencia, pero juntos hemos podido y no me arrepiento. El ha sido mi escape y yo su salvavidas. Estábamos predestinados a estar juntos, ya lo entiendo todo. Una vida eterna con él, espero que no se haga dura porque por el momento la estoy disfrutando al máximo. Lo peor de todo es tener que buscar sangre, así que tener cuidado porque puede que un día aparezcamos ante ti.

Capítulo 10 – Izan

Y cuando estoy apunto de entrar me choco con alguien y ahí está ella, me sonríe cuando me ve, es como si estuviéramos conectados, pienso en ella y aquí la tengo. Parece que hoy la suerte me sonríe, no está nada mal la noche, entretenida y tranquila o por lo menos de momento, y yo contento la verdad.

-Hola –me dice-

-Hola otra vez –sonrío- ¿Vas a salir? – asiente y salimos los dos a la calle, cojo un cigarro y me pongo a fumar-

-Oye sabes que fumar es malo –me dice-

-Bueno de algo hay que morir ¿no? –la digo- Eso suele decir la gente –río-

-Eso no hace gracia –me dice- además está muy dicho, búscate otra frase

-Debería –sonrío más de la cuenta por culpa del alcohol- ¿Ya te has cansado de bailar?

-Un poco, necesitaba aire y no encuentro a mi amiga Bárbara –me dice y me entra un poco de risa- ¿Qué te hace gracia?

-Nada, nada – le digo sonriendo ya que yo se con quien esta- que tu amiga seguro que se lo está pasando muy bien.

-Oye ¿qué pasa? –me pregunta sin entender muy bien por donde voy-

-Nada tranquila, creo que esta con Víctor,  tampoco lo encuentro  -le digo haciendo como que no estoy muy seguro-

-Bueno en ese caso estoy tranquila – se ríe y yo me rio con ella –

Nos quedamos los dos en silencio, ella mirando el cielo con una sonrisa, y yo la imito y miro el cielo, los dos sin decir nada. Me gusta estar así tranquilo, y no me incomoda la situación, al contrario me gusta, me siento relajado.

– ¿Cómo está tu hermano? –me pregunta ella de repente, y veo que me mira-

– Bien está bien –le digo un poco sorprendido- Gracias

– No sé porque me las das, pero no hace falta–me dice-

– Por preguntar-le digo mirándola- ¿Y tú como estas? –la pregunto en general porque no quiero meterme mucho en su vida personal, y preguntar por ese tío que estaba con ella-

– Bien ahora mismo, bien –sonríe- ¿Y tú?

– Ahora bien –sonrío- ¿Has vuelto a verle? –la pregunto sin pensarlo-

– No –me contesta de inmediato – Y prefiero no hacerlo –la miro para decirla algo, pero alguien sale del bar en ese momento-

– Holaaa –dice su amigo y parece bastante bebido –

– Si que lo estas celebrando bien eh –le dice ella riéndose-

– Estoy en mi mejor momento –dice él riéndose también- Vamos a bailar – y la coge para bailar, que oportuno es siempre él-

– Venga ya José –le para Helena riéndose y parece que él se da cuenta que estoy aquí, no me había ni mirado ni dirigido la palabra, tampoco me importa y además esta borracho –

– Anda si esta aquí nuestro amigo de los tatuajes –se acerca y me da en el hombro- ¿Todo bien?

– Perfectamente – le contesto- Bueno yo entro ya

– Oye ¿no habré interrumpido algo? – dice José-

No contestamos ninguno de los dos porque en ese momento escuchamos el ruido de una moto aproximándose a nosotros, antes de que se pare ya sé quién es,  puedo ver la cara de sorpresa de Helena.

– ¿Nos estabais esperando? –dice Víctor con su gracia-

– Si a vosotros – le contesto dándole de broma en la cara mientras me rio-

–  Me lo esperaba –me contesta riendo- ¿Qué tal por aquí tío? – nos quedamos los dos hablando un poco apartados-

– Bien muy bien, pero no mejor que tú ¿no? –le digo de broma, mirando de reojo donde estas las chicas-

– Anda cabrón, tampoco estás tú mal acompañado eh – me contesta guasón-

– Todo bien, hasta que llega alguien y me corta el rollo- le digo señalándole con la cabeza a donde esta José-

– Bueno siempre hay alguien, por eso me la he llevado yo – sonríe-

– Me la apunto para la próxima –sonrío y miramos donde están las chicas, y no sabemos porque pero vemos que se están abrazando los tres-

-No quiero interrumpir –dice Víctor mientras nos acercamos más a ellos- ¿Todo bien?

– Si todo bien-dice Helena le guiño un ojo-

-Pues vamos chica mala – dice mi amigo mirando a Bárbara ella le pega de broma-

-Calla motero que eres un prisas – dice ella y me mira- Tú amigo espero que cuide de mis chicas –dice refiriéndose a mi-

-¿Te refieres a mi? –le contesto- Están en buenas manos – le guiño el ojo-

-Espero que no me hagas entrar a hablar con los demás –me contesta Bárbara-

-Tranquila que yo creo que estamos todos igual –río- O quizá mejor que tú amigo –señala a José que está apoyado en Helena –

-Cuidadito conmigo que estoy lo mejor que puedo – dice José y no nos queda otra que reinos-

– Os podéis ir ya –les digo mientras terminan de despedirse-

– Pasarlo bien y no bebáis mucho – dice Víctor montándose en la moto-

Bárbara se sube en la moto y se colocan el casco, se agarra a Víctor y  este arranca la moto y me fijo en Helena contesta despedirse mientras se van calle abajo, y ahí nos quedamos viendo la moto desaparecer, o yo mejor dicho viéndola a ella feliz.

– Bueno pues ya se han ido –dice ella- 

– Si –la digo y me doy cuenta que su amigo ya no está- Venga vamos dentro que te invito a otra – le digo aprovechando que estamos otra vez solos–

-Vale –me sonríe y entramos-

Una vez dentro me dirijo a la barra donde hay un hueco libre, hay bastante gente. Me aseguro que Helena esta a mi lado, y cuando estoy ya a punto de pedir me doy cuenta de que no se lo que bebe Helena, y me giro para preguntarla.

– ¿Qué quieres? –la miro-

-Emmm… Quiero Ron con Coca-Cola – me contesta y pido para ella el Ron y para mi Whisky-

– ¿Te gusta la música? –la pregunto mientras suena No Promises de Demi Lobato –

– ¿La que suena ahora mismo? –me pegunta – Si me gusta –sonríe-

– No es por tirarme flores pero yo soy el dj –la digo sonriendo-

– Tienes buen gusto no lo voy a negar – sonríeveo que nos traen las copas-

– Me lo dicen mucho – digo riendo- ¿Qué música te gusta?

– Pues de todo un poco, depende el momento –me dice ella- ¿A ti?

– A mi sobretodo música electrónica y Rock –le digo con entusiasmo-

– ¿Y que más te gusta a parte de la música? –me pregunta con curiosidad-

– Salir a correr, los coches, los tatuajes aunque es obvio ¿no?–me río- ¿Y a ti?

– A mi leer, ver películas  y quedar con las chicas –me contesto- Aunque luego me dejen tirada, es broma –ríe-

– Luego te acompaño yo, no te preocupes – la digo, no pienso dejar que se vaya sola a casa-

– No lo he dicho por eso –me dice- no pasa nada

– Ya, pero yo quiero acompañarte hay mucho loco suelto – la contesto-

– Ni que lo digas, últimamente siento como que me siguen o no sé –me contesta ella  y me empieza a contarque a veces, tiene ese presentimiento, como que alguien la sigue – seguro que son cosas mías – dice no muy convencida- no sé, pero ya son varias veces…

– Y si fuera así, ¿Quién crees que pudiera seguirte? –la contesto, mientras pienso en su ex-

-No sé, alguna vez he pensado en Oscar, pero no he visto a nadie –me contesta-

– No es ninguna tontería, ten cuidado porque puede ser –la digo ya que no me parece una tontería, más bien me preocupa- no le conozco pero el otro día no me gusto nada –la miro-

– Ya, a mí tampoco me gusto, sinceramente nunca me había pasado nada parecido con él, es como si no le conociera –medice- se que esta con esa chica, los vi en la calle liándose. Pero no quiero volver a verle, no puedo ni quiero tenerle en frente.

– No te preocupes, hacemos una cosa yo te acompaño luego y te voy a dar mi número por si necesitas llamarme o algo en algún momento, no importa la hora ni nada, si necesitas cualquier cosa llámame –la digo y ella asiente,me da el móvil y apunto mi número-

-Gracias –me dice sonriendo-

-No las des –la guiña un ojo y sonrío-

Estamos un buen rato más en el bar, hablamos de nosotros y consigo conocerla un poco más,  luego más tarde nos juntamos con el resto, y cuando vemos que ya es tarde decidimos irnos. Los amigos de Helena se van a casa y algunos de mis amigos se van y otros se quedan un poco más. Yo me voy con ella con Helena, como ya la dije la voy a acompañar, ni loco la dejo que se vaya sola, y menos después de lo que me ha contado.

Vamos de camino los dos hablando sin parar, seguro que tiene culpa las copas, y que estamos como dos los dos. Cuando ya estamos llegando me dice que quiere ir sola ya que queda un tramo corto y que a mí me queda un camino para llegar a mi casa. Le he contado que vivo con mi amigo, y ella me preguntó el motivo, la digo que estoy mejor con él ya que he tenido movida con mis padres.

-¿Segura? No me importa acompañarte más –la digo no muy convencido de dejarla sola-

– Segurísima –me contesta – Muchas gracias por acompañarme y por la noche, me lo he pasado muy bien –me dice con una sonrisa-

– Y yo, gracias a ti también por alegrarme la noche –la digo- Y cualquier cosa tienes mi número, para lo que quieras.

-¿Para lo qué quiera? No sabes lo que has dicho –dice riéndose-

-Miedo me das, pero ya no hay vuelta atrás – me rio siguiéndola el juego-

– Bueno ten cuidado –me dice y se acerca a mí-

-Y tú, avísame cuando llegues- la abraza y la doy dos besos-

-Está bien te escribo –me dice- Adiós, buenas noches –se despide de mi-

-Adiós, ten cuidado y descansa anda –la guiña un ojo y me quedo donde estoy mirándola mientras se va, hasta que ya veo que llega a la esquina y decido irme-

Voy por las calles contento, la noche ha estado bien, tranquila bebiendo con mis colegas, y por supuesto con ella. He podido conocerla un poco más, apenas sabía de ella pero he descubierto que me gusta como es, más de lo que había imaginado. Aparte de ser guapa, y de su bonita sonrisa, también he podido darme cuenta de sus gestos cuando habla, de su manera de reír. No hemos llegado a hablar de más, pero me he sentido muy a gusto, y por el momento no busco nada más, aunque tengo que admitir que me atrae bastante.

No me voy tranquilo, tenía que haberla dejado en la puerta de su casa, eso de que alguien la siga no me gusta nada, podría ser ese tío, Oscar creo que se llama, pero ¿y si es otra persona? No lo pienso más y me doy la vuelta, debería de haberme ido, seguido mi camino, pero no, me volví y fui en dirección por donde había venido.

En el camino no vi nada raro, simplemente me estaba arrepintiendo por ser tan tonto, claro que ella estaría bien y en su casa, pero no iba a quedarme tranquilo lo sabía. Cuando ya estoy llegando a su casa me parece ver a alguien detrás de un coche, me acerco para ver bien y a la que me estoy aproximando veo que ese alguien sale corriendo. Le sigo, no sé porque la verdad, pero le persigo, hasta que ya no puedo más, voy bebido y esa persona corre muy rápido, no sé quien será pero no me da buena espina.

Lo primero que hago mientras me voy a mi casa, es coger el móvil para escribir a Helena, pero cuando lo cojo veo que no tiene batería. Ando lo más deprisa que puedo para llegar lo antes posible y ver si ella está bien. Subo hasta los escalones de dos en dos o tres, ya no lo sé, casi me caigo y todo. Y mi sorpresa es cuando entro y veo que hay alguien tirado en el sofá, me acerco y es Jorge, madre mía sí que hemos pillado una buena.

Estoy en mi cuarto y pongo a cargar el móvil, me voy quitando la ropa y me pongo cómodo, cuando consigo que se encienda veo que tengo un mensaje de Helena, me dice que ha llegado bien, pero que está nerviosa pues alguien le ha seguido y esta vez no cree que hayan sido imaginaciones suyas, no ha reconocido la persona, pero escuchó una risa y sus paso, además que vio a alguien detrás de ella. Me desea buenas noches y que le avise cuando llegue. La contesto y la digo que yo también he llegado, que duerma bien y que mañana hablamos, ahora sí que me preocupa este tema, yo también vi a alguien en su calle.

Me despierto con un dolor de cabeza terrible, Charly en mi cama lamiendo mi cara y yo acordándome de que debería beber menos. Salgo de la cama y voy al baño, antes de nada necesito una merecida ducha, doy asco literalmente. En cuanto salgo y me visto, salgo de mi cuarto y veo que mi amigo Jorge ya no está, seguro que mi perro le ha despertado y me rio para mis adentros. Cojo la correa y saco a Charly a la calle, aprovecho y me despejo un poco, por inercia paso por la calle de Helena, y veo que no hay nadie.

Llegamos a casa y me tomo un café y algo para la cabeza, mientras me vibra el móvil, es ella contestándome, me dice que vale que hablamos sin problema. La escribo sin pensar y la digo que podríamos vernos esta tarde y tomar algo tranquilos, así me puede contar lo que pasó mejor.

– Ey –escucho que me dice Iván, le miro y se nota que se acaba de despertar-

-Hola tío, ¿hoy curras? –le contesto-

– No hoy no me toca, pero tengo que hacer algunas cosas –me dice mientras va al baño-

Yo sigo a lo mío, me tomo el café mientras veo la televisión, no echan nada especial, tampoco espero mucho son las 11.30 de la mañana. Pongo un canal de una serie policiaca, tipo CSI y la veo un rato. En la pantalla de mi móvil veo que me ha vuelto a contestar, lo cojo y lo leo, me dice que vale que luego nos vemos, y le diga el sitio. La contesto y la digo un sitio que conozco que es tranquilo, y que paso a buscarla a eso de las seis. Me contesta rápido, estáconforme y me dice que luego hablamos, se va a comer donde su abuela.  La digo que disfrute, que luego la veo y hablamos.

Después de comer y sacar a Charly a la calle, me doy una buena ducha. Me pongo unos vaqueros negros, y una camiseta blanca básica, siempre visto igual, del negro y blanco no paso. Me peino, me pongo un poco de perfume cojo unas cuantas cosas y me voy.

Estoy de camino con mi música puesta, cuando ya estoy llegando a la cafetería donde he quedado con ella, la veo que está allí acaba de llegar y aligero el paso.Está mirando por la cristalera del local desde fuera, veo que lleva un vestido rojo de flores pequeñas, es un poco corto pero no demasiado, por encima de las rodillas. Esta guapa con su pelo suelto, lo tiene bastante largo y bonito. Me pongo a su lado y me mira sorprendida, sonreímos los dos y nos damos dos besos

– Hola –me dice-

– Hola ¿Qué tal estas? –la contesto-

– Bien, bueno un poco más tranquila –me contesta ella-

– Venga entramos y me cuentas –le digo abriendo la puerta del bar para que pase y ella entra dentro-

Nos dirigimos a una mesa del fondo que está justo en la cristalera, nos sentamos y empezamos a mirar la carta, tienen muchos tipos de cafés y refrescos, también tienen para elegir comida. Estamos mirando que vamos a tomar, aunque yo seguramente me come una cerveza, pero veo que ella está un poco indecisa, está en la sección de los batidos.

-¿No te decides? –la digo mirándola-

-No, estoy entre dos, ¿tú ya sabes lo que vas a tomar? –me contesta-

-A ver déjame, ¿cuáles son? –la digo mirando la carta y ella me señala un batido de chocolate con avellana y otro de vainilla con nata- Mira yo me pido el de vainilla y tú el otro –me mira con sorpresa- Hazme caso –la guiño un ojo-

-Está bien –responde al fin- Y de comer nada, de momento no tengo hambre.

-Vale pues ya está, voy a pedirlo dame un momento –la digo levantándome y me dirijo a la barra-

No hay nadie esperando, por lo que me atienden enseguida y pido los batidos, y aunque no ha querido nada para comer pido un trozo de bizcocho que hay de limón para compartir, me lo sirven en una bandeja, pago y voy a la mesa.

Ya estoy aquí –dejo la bandeja, reparto los batidos y dejo el bizcocho en medio- Esto para los dos, ¿te apetece? Mira que buena pinta tiene

-Puf no hace falta decirlo –dice y se relame el labio- Todo tiene buena pinta –sonríe-

-Pues vamos a ver si esta igual de sabor –digo y pruebo el batido – increíble, nunca he tomado uno igual

-Tienes razón está de vicio –dice cuando prueba el suyo- ¿Quieres probar?

-Venga vale, pero tú pruebas también el mío –se lo ofrezco y nos intercambiamos los batidos para probarlos- este también esta increíble

-Y este, no entiendo como no he venido antes aquí – me dice y se ríe-

-Es pecado –rio y nos devolvemos nuestros batidos- Ahora el bizcocho, prueba tú primero y me dices –la digo mirándola-

-Está bien –coge un trozo con el tenedor y se lo mete a la boca-

-No digas nada, por tu cara puedo apreciar que te ha gustado –la digo sonriendo y cojo un trozo con el otro tenedor-

-A ti también te gusta eh –dice y sonríe-

-Está muy bueno, pero ahora cuéntame que te pasó ayer – la digo y cambia un poco su expresión-

-Cuando ya llegaba a casa, nada más pasar la esquina empecé a sentir otra vez como que alguien me seguía, intente no darle importancia, pero esta vez era diferente. Había alguien detrás, escuche pasos, una risa, vi a alguien aunque no pude apreciar quien era, pues estaba oscuro. Fui rápido hasta mi casa, estaba asustada la verdad. No pasó nada, quizá fue una broma pero no me gustó nada. –hace una pausa y me mira-  ¿Tú crees que es mi ex?

-No sé, pero puede ser. Fue mi culpa, te deje irte sola a casa, se que era poco tramo pero mira, a lo mejor si hubiera ido contigo… no sé –me quede pensativo – Te voy a contar algo, pero no me tomes por loco. AL rato volví a dónde vives, no me quedé tranquilo y quería ver si había alguien. Cuando llegué a tu calle, vi a alguien agachado detrás de un coche, pero cuando me acerque salió corriendo. Yo le perseguí pero iba bebido, y el corría muy rápido, no le cogí ni se quién es. Pero había alguien Helena, y ya no sé si es broma o no, pero no me gusta nada.

-¿Enserio viniste? –me pregunta sorprendida-

-Sí –sonrío-

-Gracias –me devuelve la sonrisa- No sé qué hacer.

-No te preocupes pensaremos algo –la digo y la cojo la mano para tranquilizarla-Sabes que lo que necesites aquí estoy.

-Gracias de verdad –me dice ella-

-Venga termínatelo que te voy a llevar a otro sitio –la guiño un ojo-

Cuando ya nos hemos acabado lo que quedaba, nos vamos de allí, quiero llevarla a un sitio que me gusta y me relaja mucho, siempre que puedo voy alguna vez solo o con mi perro, a pocas personas he llevado allí. Es un parque no muy grande pero si lo bastante para pasear o sentarte y poder ver arboles altos, pájaros, el cielo.

Llegamos a la entrada y ella ya tiene una sonrisa en la cara, hay flores y muchos árboles, no hay mucha gente. Vamos paseando por un camino que hay, la voy contando que a veces voy allí, me tumbo en el césped y me pongo música. Se la ve entusiasmada y feliz, vemos las flores que hay y hasta encontramos una ardilla pero se va enseguida.

-Me encanta este sitio –me dice sonriendo-

-Normal, no es mucha cosa pero como que te relaja ver un poco de naturaleza –la digo-

-Si la verdad que sí, ¿vamos allí?-me señala un banco que hay debajo de un enorme árbol con flores-

-Venga vamos antes de que nos lo quiten – y nos podemos a correr hasta el banco entre risas-

-Es precioso –me dice mirando todo- ¿cómo lo descubriste?

-Suelo salir a correr o sacar a mi perro, un día empezamos a correr y me llamo la atención, entre y desde entonces vengo mucho aquí a Charly también me gusta –me rio-

-No me extraña –ríe ella también- A ver si me lo presentas algún día

-¿A mi perro? No porque si no me dejaras de lado y le preferirás a él como compañía, suele pasar –me rio y ella se ríe también-

La hablo un poco de Charly y ella me escucha, quedamos en que se lo presentaré, dice que le gustan mucho los animales y que tiene dos gatos. Después empieza a hablarme de su abuela, lo hace con tanto cariño que se nota que la quiere, ojalá mis abuelos estuvieran aquí. La observo como gesticula, su manera de hablar, su sonrisa, todo su entusiasmo, me quedo embobado. Esta tan contenta que se acerca más a mí y empieza a tocarme sin querer, pequeños gestos como cogerme el brazo, darme en el hombro. Y yo sonrío como un tonto, no sé qué me pasa, bueno si lo sé, estoy muy cómodo con ella y me atrae, no voy a negarlo.

No quiero cagarla, pero en el momento que ella se queda callada y nos miramos los dos, veo que es mi oportunidad, me apetece mucho y empiezo a acercarme a ella, estoy a unos escasos centímetros de su cara, la recojo detrás de la oreja el mechón de pelo que le cae a la cara, la acaricio la cara y después los dos acercamos nuestras bocas, hasta que surge un beso, bonito y breve. Cuando creo que la he cagado y me voy a apartar para disculparme, ella coge mi cara para acercarse de nuevo y me besa, pero este beso dura más, es suave, como ella.

-Me encantan tus ojos –me dice cuando ya nos hemos separado un poco-

-A mi tú sonrisa –la digo sin pensar y sonreímos-

-Ahí esta esa sonrisa –digo mirándola y ella se ríe-

-La tuya tampoco está nada mal –me dice y me saca la lengua-

-Mejor guarda esa lengua –la digo riendo-

-Si no ¿qué? –me reta ella-

-Mejor no lo quieras saber –la sigo el juego y de repente escucho un ruido detrás del árbol, me levanto-

Helena me mira, se ve que también lo ha escuchado, ahora no se escucha nada. Voy a ir a ver si hay alguien detrás y veo a una persona salir corriendo en sentido contrario. Me voy detrás corriendo, pero con tanto árbol le pierdo, no lo encuentro y me vuelvo rápido no quiero dejarla sola allí. Cuando llego a nuestro sitio veo que está levantada, no me gusta nada su cara, tiene un móvil en las manos y me mira.

-No es posible –es lo único que me dice-

Corre y no mires atrás.

Un día cualquiera Belinda estaba en el bosque, que hay cerca de su casa, le encantaba estar allí leyendo o simplemente tumbada con sus pensamientos. Esta tarde estaba inquieta, pues algo presentía, pero no sabía el qué.

Al final se le hizo tarde, y cuando se levantó para irse se dio cuenta que le faltaba su bolso, ese que siempre llevaba para meter el libro, algo de comer o beber y alguna que otra cosa más.

Miro por los alrededores, pero nada, le fastidió mucho, pero ya anochecía y tenía que irse. La pregunta que tenía en su cabeza era, ¿Cómo había podido desaparecer ó es qué había alguien por allí? Y eso le dio escalofríos, empezó a andar deprisa, pero enseguida escucho pisadas detrás de ella y se asusto, empezó a correr sin mirar atrás.

Alguien la cogió del brazo, Belinda intento zafarse con todas sus fuerzas pero fue inútil, el individuo tenía más fuerza y no podía con él, una de las veces que se pudo soltar, esté la dio tal golpe que la dejo inconsciente, ni si quiera pudo distinguir su cara.

Despertó, estaba asustada todo estaba oscuro, y no podía moverse pues estaba atada. Intento gritar pero tenía la boca tapada, solo sollozaba y las lágrimas caían por sus mejillas. Le dolía el cuerpo, se sentía cansada y con la boca seca, pensaba que iba a morir allí mismo.

Una persona se aproximaba a ella, su agresor estaba allí, y eso la atemorizo aun más. Este le acarició la cara y ella muerta del asco intentaba moverse, pero este se reía. La dijo que estuviera quieta y callada, y así nada la iba a pasar. Le destapo la boca, y Belinda grito, pero este la dijo que nadie la oiría y la echo agua, ella sedienta se bebió la que pudo.

Al rato se quedo dormida del agotamiento, o quizá la había dado algo para dormir, pero se sentía realmente cansada, le pesaban los parpados. Ella no quería dormir, pero no podía evitarlo. Cuando se volvió a despertar allí estaba él, sentado en una silla mirándola, con una cara perversa y una sonrisa asquerosa. Se acerco a ella y la empezó a acariciar, la decía que no se moviera y no la pasaría nada, ella solo lloraba, no podía hacer nada. La beso la boca, la toco la cara, bajo por su camiseta y la toqueteo por encima, ella solo se quería morir, grito y este le tapo la boca con la mano mientras la besaba el cuello, ella le mordió fuerte y este grito de dolor y maldijo.

Desapareció un momento, Belinda con asco y miedo intento por todas sus fuerzas zafarse de la cuerda, pero no lo conseguía. Vio que se le había caído una navaja y estaba en el suelo, solo tenía que moverse un poco e intentar cogerla. Lo intento lo intento, pero vio que venía y se paró, cuando se iba a aproximar a ella, se escucho un ruido y el individuo salió a ver qué pasaba.

Ella vio que tenía una oportunidad para intentarlo de nuevo, consiguió coger la navaja e intento cortar la cuerda, pero era muy difícil, no como sale en las películas. De repente él entro corriendo, cogió algo y salió, empecé a escuchar gritos afuera, se iba aproximando cada vez más y yo gritaba también, escuche un disparó.

En nada de tiempo unas personas entraron donde yo estaba, me encontraba asustada no sabía si hablar, pero escuche mi nombre y respondí. Me deslumbro una luz, y vi a mi ángel, allí tenía a mi padre había venido a rescatarme y en un momento apareció mi madre, lloraban y me abrazaron. Ya estaba salvada, me sentía en casa.

relato corto de amor
relato corto de amor

Capítulo 9 – Helena

Después de pasar  la noche con mis amigas Bárbara y Sofía, le cuento a esta última lo que me ha pasado con Oscar incluido lo de Izan y demás, ella se queda flipando y por un momento deja de pensar en sus problemas. Además hablamos de lo que hemos visto hace poco en la calle, bueno de a quien hemos visto, a él y Claudia besándose ahí en medio, sin más.

A la mañana siguiente tenemos examen, nos vamos a la uni primero a repasar y luego a acabar con nuestro penúltimo examen. Salimos bastante contentas, no ha ido mal, y vamos a la cafetería de enfrente, nos ha escrito José que esta con Elsa y Sofía.

Entramos y nos sentamos con ellos, nos ponemos al día y les cuento lo mío con Oscar, como es de esperar flipan igual que todos, y le ponen a parir. Después comenzamos a hablar de otras cosas, y Sofía decide contarles a José y Elsa lo que le pasó.

– Vete de ahí Sofi –le dice José-

– No es tan fácil –suspira ella- No sé que voy a hacer, intentaré evitarle.

– De momento es lo mejor –la digo- Encontraremos una solución.

– Pensaremos que hacer en cuanto acaben los exámenes –dice Bárbara- Y sino como dice José te vas, y nosotros te acogemos.

– Ojalá chicos, muchas gracias –dice ella- Espero arreglarlo de alguna forma, sino ya veremos.

– Sino, te vienes conmigo –interviene Elsa- Tengo sitio –la sonríe-

– Ala, pan B solucionado –dice Bárbara entusiasmada y todos reímos-

Salgo de allí y me voy a casa, dejo allí a mis amigos, yo tengo cosas que hacer, como estudiar y echarme un rato, no he dormido muy bien y lo necesito. Voy caminando por la calle tranquilamente, pensando en lo que tengo que hacer, se me han olvidado los cascos por lo que no me pongo la música. Estoy ya casi llegando, me giro porque tengo la sensación desde hace un rato de que me siguen, siento como que viene alguien detrás una sensación extraña, pero no veo nadie puede que sea cosa mía del cansancio.

El resto del día después de echarme un rato me quedo estudiando, me cuesta un poco concentrarme, tengo muchas cosas en mi cabeza, entre ellas ese chico que ha entrado en mi vida, aunque poco se de él pero me llama mucho la atención, como me protegió el otro día, la manera de mirarme. Debería estar jodida por lo que ha sucedido con Oscar,  aunque estoy mal el odio que tengo hacía él ahora mismo es más grande, junto con la rabia.

Pasan los días sin novedades, estudiar ha sido mi prioridad, estudiar en casa y con mis amigos, como siempre. Si que algún día he tenido la sensación de que alguien iba detrás de mí, pero luego no he visto a nadie. No me gusta nada, pero tampoco me quiero poner paranoica, por lo que no he dicho nada, solo se lo comente un día a Bárbara y tampoco le dio importancia.

No he vuelto a ver ni a Oscar ni a Izan, tampoco he tenido ocasión pero siempre que estábamos en la cafetería de la uni miraba por la ventana, y yo se que en el fondo esperaba que apareciera por la puerta, pero no he dicho nada.

Llega el viernes y como no él último examen, estoy nerviosa y contenta a la vez, hemos quedado con los demás para comer después y ya estoy deseando que pasé el tiempo. Cuando salimos del examen miro a mi amiga y veo que esta sonriendo, y me doy cuenta entonces que ya hemos acabado.

Llegamos al restaurante donde hemos quedado y vemos que José y Elsa ya están allí, y justo cuando vamos a la mesa por detrás siento que alguien me coge y en ese momento casi me da un infarto.

-Chicas-nos dice Sofía de repente y a mi se me cambia la cara-

-Que susto joder-la digo con la mano en el pecho-

-Lo siento, es que os vi vine corriendo-nos dice-

-Venga vamos a la mesa –dice Bárbara y nos sentamos con los demás-

-Hola guapas –dice José sonriendo- Ya libres de exámenes –dice contento-

-Si por fin –decimos Elsa y yo a la vez y nos reímos-

-¿Qué tal todo? –nos pregunta Elsa- ¿Ya tenemos sitio para mañana? –refiriéndose a la supuesta fiestas de Víctor y compañía-

-Si claro, en el bar de un amigo –contesta Bárbara- me dijo que sin problemas y me paso la dirección –dice sonriente-

-Uy uy, ¿Y Víctor qué? –pregunta José- A mí me cae bien, es buen tío.

-Si es majo la verdad –digo yo-

-La verdad que mira últimamente estamos hablando más, pero vamos no sé… –dice Bárbara- Lo que sea será –sonríe-

-Haces bien, lo que surja –dice Elsa-

Hablamos del sábado, no paramos de hablar emocionados por todo, contentos porque hemos acabado una etapa y empezamos otra nueva, brindamos por nosotros, por seguir juntos y por qué queda por venir. Y cuando ya nos dan las tantas después de comer, del postre, nos venimos arriba y pedimos una botella de chupitos, y así hasta que ya nos damos cuenta que tenemos que irnos o si no nos echaran, y salimos de allí.

Pero no acaba ahí vamos a casa de Elsa y allí seguimos la celebración, bebiendo, hablando, jugando, lo que se nos ocurre en el momento. Yo me lo paso tan bien que creo que es de los días más felices de mi vida, con mis amigos esos que están ahí siempre en las malas y las buenas, todos hemos conseguido sacar él curso, acabar la uni y estoy muy orgullosa.

Me despierto desorientada, no sé donde estoy pero cuando abro bien los ojos me acuerdo del día de ayer, y que nos quedamos aquí dormidos en casa de Elsa y que me duele un poco la cabeza, normal con lo que nos metimos para el cuerpo. Nos suele pasar mucho, pero ella está encantada de que nos quedemos, siempre lo ha dicho. Cojo mi móvil y veo una petición de amistad, anoche ni lo use. Me sorprendo cuando veo que es de un chico que se llama Izan, pues solo pienso en un chico con ese nombre, entro en su perfil y efectivamente es él, aunque no sube muchas fotos por lo que puedo observar, pero justamente hay una que me encanta. Le acepto, claro como no y también le sigo de vuelta, entro de nuevo para mirar su perfil, vamos para cotillear.

-Buenos días –me dice Bárbara bostezando-

-Buenos días marmota –le contesto –

-¿Qué miras tanto en el móvil?-me dice acercándose-

-Ah nada, solo… -me quedo pensativa pero al final se lo digo- que me ha seguido Izan.

-Anda ya, ¿enserio? –dice sonriendo-  Déjame verlo.

-Mira –le enseño el móvil y ella sonríe-

-Es guapo eh –me dice riéndose y la doy un codazo-

-Calla –la digo riéndome- si es guapo.

Nos quedamos ahí riéndonos y luego se unen los demás, desayunamos yo mi café como siempre, sino no soy persona y unas tostadas que nos hace José, luego cuando ya hemos recogido un poco la casa decidimos que ya nos vamos la nuestra, Elsa se tiene que ir a trabajar.

Como donde mi abuela con mis padres, ella es encantadora y la única de mis abuelos que siguen vivos, la quiero mucho siempre me dice que vaya allí que le gusta verme, la cuento mis cosas y ella siempre me escucha, y yo la pido que me cuente también ella sus cosas. Incluso me cuenta cosas de su vida, y yo me quedo escuchando, desde que era pequeña ha sido así, me leía siempre cuentos, o se los inventaba, se le da bien la imaginación, por ella es por quien me aficione a la lectura y la verdad que se lo agradezco, porque ahora me encanta.

-Mi niña, tú puedes hacer lo que te propongas en la vida – me dice mi abuela sonriendo- eres muy especial, ya lo sabes –y yo sonrió y la abrazo-

-Gracias abuela, eres la mejor-la digo- y la comida muy rica, ahora que tendré más tiempo vendré más  a verte.

-No te preocupes hija, que yo se que tenéis cosas que hacer –dice ella con una sonrisa- ven cuando tú puedas, que yo estoy encantada.

Mis padres se van porque tienen cosas que hacer, y yo me quedo un rato más allí con mi abuela quiero aprovechar el tiempo con ella, me da lástima cómo pasa el tiempo y ver que se hace mayor, me da pena no poder estar tanto tiempo con ella. Ponemos una película, y al final me quedo dormida en el sofá.

Ya ha llegado la hora de prepararse para la fiesta, estoy con Bárbara y Sofía que últimamente está más con nosotras por el panorama de su casa.  Después de cenar nos decidimos a mirar que nos ponemos, esta vez me apetece ir de negro, me decido por una falda de cuero negra, y una camiseta también negra. Mi amiga Bárbara también se decide por unos pantalones cortos negros y una camiseta blanca, y Sofía va de rojo con pantalones cortos. Las tres nos maquillamos, nos dejamos el pelo suelto y un rato después estamos listas para irnos.

Esta vez vamos nosotras tres antes que José y Elsa, como ella ha tenido que trabajar hoy tiene que ir a prepararse y todo,  mi amigo la acompaña para que no vaya sola. Vamos por la calle contentas, riéndonos haciendo el tonto, nos hacemos alguna foto.

-¿Os imagináis que aparece Oscar? –dice Bárbara- esta vez le pego yo –y nos reímos todas-

-Calle que sigo cabreada, bueno no es la palabra pero ya entiendes –la digo- no me apetece verlo ni hoy ni nunca, la verdad.

-Suerte que no haya querido ponerse en contacto contigo –dice Sofía-

-Mejor así, sabe lo que hay –dice Bárbara-

-Mirar chicas –señalo el local- es ahí.

-Vamos que ya está aquí la fiesta – dice Bárbara contenta y vamos hacía allí-

En cuanto entramos veo que hay ya gente, más de la que pensaba pero está bien, veo que hay luces y hay buen ambiente. De camino a la barra veo que están los chicos, y me quedo mirando al que está de espaldas, por lo que puedo intuir por los tatuajes es Izan.  El se gira y se me queda mirando, y nos sonreímos.

– Hola chicos –dice mi amiga Bárbara y luego Sofía y yo a la vez –

– Ey –dice Diego – ¿Queréis algo?

– Pues claro que quieren – dice Víctor-Hola guapas –nos saluda y nos da dos besos-

-Hola –nos saluda Izan y nos guiña un ojo, aunque veo que se queda mirándome-

Iván nos sirve las copas, y al rato aparece su amigo Jorge y se une al grupo, nos echamos unas risas todos y  luego decidimos irnos a bailar mis amigas y yo. Los chicos se quedan hablando, y nosotras lo damos todo bailando, me siento bastante bien y de momento va bien la noche, a veces miro hacia la barra pero sé que lo hago solo para ver si me mira, y para verle.

Al rato aparece José y Elsa, vemos que están en la barra con los chicos y luego vienen con nosotros a bailar, me dejo llevar, disfruto de la música que no es mala y del momento. Bailamos y bebemos, nos dispersamos un poco, me quedo con José y Sofía, Elsa y Bárbara desaparecen.

-Chicos salgo un momento que me dé el aire, así también veo donde están las chicas- les digo a mis amigos-

-Vale aquí estaremos –me dice Sofía y José asiente-

Al irme veo a Elsa en la barra hablando con alguno de los chicos, pero no está Bárbara, decido salir a la calle pues también necesito que me dé el aire. Cuando estoy a punto de salir me choco con alguien, levanto la cabeza y es Izan, me mira y sonríe.

-Hola –le digo-

-Hola otra vez –sonríe- ¿Vas a salir?– asiento y salimos los dos a la calle, se saca un cigarro y se pone a fumar-

-Oye sabes que fumar es malo –le digo-

-Bueno de algo hay que morir ¿no? –me dice- Eso suele decir la gente –ríe-

-Eso no hace gracia –le digo- además está muy dicho, búscate otra frase.

-Debería –sonríe- ¿Ya te has cansado de bailar? –me dice-

-Un poco, necesitaba aire y no encuentro a mi amiga Bárbara –le digo y él se ríe un poco- ¿Qué te hace gracia?

-Nada, nada –me dice sonriendo- que tu amiga seguro que se lo está pasando muy bien.

-Oye ¿qué pasa?-le digo sin entender lo que me dice-

-Nada tranquila, creo que esta con Víctor – me dice- tampoco lo encuentro

-Bueno en ese caso estoy tranquila – rio y él se ríe conmigo, me puedo imaginar que hacen esos dos-

Me quedo mirando al cielo, a su lado apoyada en la pared, me siento contenta un poco bebida pero bien, siento que me está mirando, pero ninguno de los dos decimos nada más. Al final me atrevo a hablar, no me incomoda estar así con él, pero se me viene a la cabeza lo que paso con su hermano.

– ¿Cómo está tu hermano? –le digo mirándole-

– Bien, está bien –me dice sorprendido- Gracias.

– No sé porque me las das, pero no hace falta–le digo-

– Por preguntar-me dice mirándome- ¿Y tú como estas?

– Bien ahora mismo, bien –sonrió- ¿Y tú?

– Ahora bien –sonríe- ¿Has vuelto a verle?

– No –le digo sin pensar, se a quien se refiere- Y prefiero no hacerlo –me mira y va a decirme algo más cuando escucho una voz que viene de dentro-

– Holaaa –dice José bastante bebido –

– Si que lo estas celebrando bien eh –le digo riéndome-

– Estoy en mi mejor momento –me dice riéndose- Vamos a bailar – y me coge para bailar y le sigo un poco el juego-

– Venga ya José –le paro riéndome y se da cuenta quien está conmigo-

– Anda si esta aquí nuestro amigo de los tatuajes –le da en el hombro- ¿Todo bien?

– Perfectamente – le contesta Izan- Bueno yo entro ya.

– Oye ¿no habré interrumpido algo? – le dice José-

No contestamos porque justo escuchamos el ruido de una moto aproximándose a nosotros, y cuando se para y veo quien va en ella me quedo sorprendida. No porque no me lo esperara sino que viéndolos ahora hacen una pareja increíble, y no me había dado cuenta antes.

– ¿Nos estabais esperando? –dice Víctor con gracia-

– Si claro, a vosotros – le contesta Izan dándole de broma en la cara mientras se ríe-

– Oye Helena –dice Bárbara mirándome- ¿Te importa si me voy con él?

-¿Enserio me lo estas preguntando? –la digo- Pues claro que no tonta –la digo sonriendo-

-Me da cosa dejarte, sobretodo que luego vayas sola – me dice-

– Que no pasa nada, además sabes que siempre me acompañan aunque sea un poco –la digo- Tu vete y pásalo bien – sonreímos y me abraza-

-Oye chicas yo también quiero – dice José abrazándonos- ¿Ha pasado algo? – nos reímos-

-Todo bien, y tú deja de beber que me tienes que cuidar a las chicas – le dice Bárbara-

-No quiero interrumpir –dice Víctor que estaba más apartado con Izan- ¿Todo bien?

– Si todo bien -le digo y le guiño un ojo-

-Pues vamos chica mala – dice mirando a mi amiga y ella le pega de broma-

-Calla motero que eres un prisas – dice ella y mira a Izan- Tú amigo espero que cuide de mis chicas –dice refiriéndose a él-

-¿Te refieres a mi? –le dice Izan- Están en buenas manos – le guiña el ojo-

-Espero que no me hagas entrar a hablar con los demás –le contesta mi amiga-

-Tranquila que yo creo que estamos todos igual –ríe- O quizá mejor que tú amigo –señala a José apoyado a mí-

-Cuidadito conmigo que estoy lo mejor que puedo – dice José y nos reímos-

– Os podéis ir ya –dice Izan y me abrazo con Bárbara y la deseo buena noche-

– Pasarlo bien y no bebáis mucho – dice Víctor montándose en la moto-

Bárbara se sube en la moto y se colocan el casco, se agarra a Víctor y  este arranca la moto, nos despedimos mientras se van calle abajo, y ahí nos quedamos viendo la moto desaparecer. Me doy cuenta que José ya no está a mi lado, seguro ha entrado dentro, ya va un poco mal y me da a mí que va a acabar peor.

– Bueno pues ya se han ido –digo en alto- 

– Si –me dice Izan- Venga vamos dentro que te invito a otra –me sonríe –

-Vale –sonrío y entramos dentro-

Una vez dentro vamos a la barra en un hueco que vemos libre, no me acordaba que hubiera tanta gente. Veo que un poco más allá están Sofía y Elsa con alguno chicos, y sonrió por inercia.

– ¿Qué quieres? –me pregunta Izan-

-Emmm… Quiero Ron con Coca-Cola – le contesto y él lo pide-

– ¿Te gusta la música? –me pregunta-

– ¿La que suena ahora mismo? –suena No Promises de Demi Lovato- Si me gusta –sonrió-

– No es por tirarme flores pero yo soy el dj –me dice sonriendo-

– Tienes buen gusto no lo voy a negar – sonrío y nos traen las copas-

– Me lo dicen mucho – dice riendo- ¿Qué música te gusta?

– Pues de todo un poco, depende el momento –le digo- ¿A ti?

– A mi sobretodo música electrónica y Rock –me contesta-

– ¿Y que más te gusta a parte de la música? –le pregunto interesada-

– Salir a correr, los coches, los tatuajes aunque es obvio ¿no?–se ríe- ¿Y a ti?

– A mi leer, ver películas  y quedar con las chicas –le contesto- Aunque luego me dejen tirada, es broma –rio-

– Luego te acompaño yo, no te preocupes – me dice-

– No lo he dicho por eso –le digo- no pasa nada.

– Ya, pero yo quiero acompañarte hay mucho loco suelto – me dice-

– Ni que lo digas, últimamente siento como que me siguen o no sé –le contesto y le cuento lo que me pasa a veces, ese presentimiento – seguro que  son cosas mías, pero ya son varias veces, no sé…

– Y si fuera así, ¿Quién crees que pudiera seguirte? –me dice él-

-No sé, alguna vez he pensado en Oscar, pero no he visto a nadie –le contesto-

– No es ninguna tontería, ten cuidado porque puede ser –me dice preocupado- no le conozco pero el otro día no me gusto nada –me mira-

– Ya, a mí tampoco me gusto, sinceramente nunca me había pasado nada parecido con él, es como si no le conociera –le digo- se que esta con esa chica, los vi en la calle liándose. Pero no quiero volver a verle, no puedo ni quiero tenerle en frente.

– No te preocupes, hacemos una cosa yo te acompaño luego y te voy a dar mi número por si necesitas llamarme o algo en algún momento, no importa la hora ni nada, si necesitas cualquier cosa llámame –me dice y yo asiento y le doy el móvil para que lo apunte-

-Gracias –le digo y sonrío-

-No las des –me guiña un ojo y sonríe-

Estamos un rato más en el bar, hablamos nosotros y le voy conociendo un poco más, al rato nos juntamos con el resto, cuando vemos que ya es tarde nos vamos. Elsa, Sofía y José se van a casa de la primera, y algunos de los amigos de Izan se quedan un poco más. Él y yo nos vamos, la verdad me siento más segura si me acompaña, no lo voy a negar.

Vamos los dos hablando y hablando, ya que cuando bebo me suelto mucho y no paro de hablar, y él parece cómodo. Cuando llegamos casi a la esquina de mi calle le digo que ya voy sola, pues ya queda un tramo muy corto y el tiene un camino hasta llegar a la suya. Me ha contado que ahora vive con su amigo Iván, porque ha tenido movida con sus padres y que está mejor así.

-¿Segura? No me importa acompañarte más –me dice-

– Segurísima –le contesto – Muchas gracias por acompañarme y por la noche, me lo he pasado muy bien –le digo sonriendo-

– Y yo, gracias a ti también por alegrarme la noche –me contesta- Y cualquier cosa tienes mi número, para lo que quieras.

-¿Para lo qué quiera? No sabes lo que has dicho –le digo riéndome-

-Miedo me das, pero ya no hay vuelta atrás – se ríe-

– Bueno ten cuidado –le digo y me acerco para despedirme-

-Y tú, avísame cuando llegues- me abraza y me da dos besos-

-Está bien te escribo –le digo- Adiós, buenas noches –me despido de él-

-Adiós, ten cuidado y descansa anda –me guiña un ojo y se queda ahí parado mientras me voy, hasta que decide irse cuando ya estoy llegando a mi esquina-

Entonces en ese momento siento una presencia, miro atrás y no veo nada, sigo andando y escucho un ruido, un silbido. Sigo andando sin hacer caso, puede ser cualquiera, y escucho pasos detrás de mí, sigo andando más rápido, miro atrás y veo a alguien pero no distingo quien es. Estoy casi llegando a mi casa, angustiada y corriendo con los malditos tacones. Llego a la puerta y saco las llaves lo más rápido que puedo, pero se me caen con los nervios, las recojo y busco la llave, la encuentro y escucho una risa, hasta que consigo abrir la puerta y meterme dentro. Estoy asustada, no sé quién es, o si es una broma pesada, pero no me da buena espina, y si es Oscar que me quiere joder por todo lo que ha pasado, no lo tengo claro pero tengo que averiguarlo.

novela de amor
novela de amor

Enamorarse de uno mismo.

¿No os pasa que a veces os gustaría ser diferentes?

Me explico, pensamos que tal y como somos no tenemos ese encanto, que otras personas desprenden. Eso pensamos nosotros, pero si nos miráramos desde fuera veríamos que no es cierto, que cada uno tenemos ese algo que nos hace especial.

Nunca miramos todo lo que somos, siempre nos ponemos pegas, miramos lo malo de nosotros mismos, y no nos damos cuenta de que tenemos muchas cosas buenas y también detalles que nos hacen únicos.

Tenemos que valorarnos más a nosotros y no compararnos con el resto de personas, porque ¿para qué? Si siendo así ya somos especiales, tenemos nuestro toque que nos hace únicos.

Pensaréis que es una tontería, pero ahora mismo seguro que si te pones a pensar lo hacemos mucho, eso de compararnos, pensar que somos menos que otras personas o que tenemos miles de defectos.

Si miráis bien y observáis, en el fondo, cada uno es como es, y tiene su encanto, su magia. Cada gesto, cada detalle, la forma de hablar, la personalidad, el físico que seguro que es precioso, sea como sea.

Porque no hay que fijarse tanto en los demás y hay que darse cuenta de cómo eres tú. Todo lo que aportas, lo positivo de ti mismo, y lo negativo dejarlo a un lado, seguro que ya hay personas que nos  sacan lo “malo” o lo que no gusta.

Mejor admírate por lo que eres y aprender cada día a valorarte y quererte más, seguro que las personas de tu alrededor que te quieren de verdad lo hacen, por lo que eres y por como eres.

relato sobre sentimientos
relato sobre sentimientos

Capítulo 8 – Izan

Ya van dos seguidas, no podía estarme quieto no, tenía que pegarle, se lo merecía. Me he contenido porque es su novio, pero que la pegue ya no entra en mi cabeza. Le doy un puñetazo y se echa atrás, no se lo espera. Ellas reaccionan y me sujetan para que no siga pegándole, el tío se ha quedado parado cagandose en mí, no le prestó atención pero cuando reacciona viene hacia mí, yo soy más rápido y le sujeto de la camiseta.

-Como le vuelvas a poner un solo dedo encima, esto será poco -le digo con rabia-

-Quien cojones te crees que eres -me contesta intentando zafarse-

-Suéltale –me dice Helena- vamos, no merece la pena –tira de mí y le suelto-

-Espero que te haya quedado claro –le digo antes de darme la vuelta e irnos, mientras Oscar se queda allí descolocado-

Cuando ya hemos andando un poco, bastante callados los tres, me paro y ellas se paran también.

-Chicas lo siento –digo- Helena ¿estás bien?

-Sí, gracias –me contesta- estoy mejor, tranquilo.

-Vamos os acompaño –digo y comenzamos a andar-

Ninguno de los tres hemos dicho una palabra, estábamos cada uno con nuestros pensamientos, no sabíamos que decir, se notaba. Yo estaba un nervioso, tenso y cabreado, a veces cuando me daba cuenta aminoraba el paso para no dejarlas atrás.

Acompañamos primero a Bárbara su casa estaba antes que la de Helena al parecer, nos despedimos de ella. Helena y yo seguimos el camino hacia su casa, vamos callados, la miro a veces de reojo pero no decimos nada. 

Cuando llegamos a su casa nos quedamos los dos parados sin decir nada, no sé cómo actuar, estoy cabreado pero también preocupada por ella, no sé si se lo habrá echo más veces, aunque por su reacción no parece.

– Bueno ya hemos llegado a mi casa –dice ella- gracias.

– No es nada –la digo mirándola- ¿Estás bien, te duele? –la pregunto mirando su mejilla y  levanto mi mano con la intención de tocarla pero lo pienso mejor y la detengo-

– Me duele –me dice- pero se pasará.

– No entiendo cómo ha podido tocarte, tratarte así –la digo cabreado- ¿Enserio estás con él?

– Sí, bueno estaba -contesta conteniendo las ganas de llorar-

– Eh –la digo cuando baja la cara y la abraza y ahí es cuando sus lágrimas empiezan a salir- no llores tranquila –la digo y de repente escucho que la llaman por su nombre y se separa-

– Helena hija –dice un hombre que parece ser su padre, me fijo y si tienen parecido, el pelo oscuro y algunos rasgos de la cara- perdona no quería interrumpir.

– Hola papá -le dice ella nerviosa con la mano en la cara- no molestas ya se iba – dice ella-

– Hola, eh si ya me iba – contesto confundido- nos vemos adiós – digo marchándome-

– Adiós –escucho mientras me voy-

No me ha gustado mucho como me ha invitado a irme, por así decirlo, pero estaba bastante nerviosa por la situación, por eso me he ido. Y de camino al bar de Iván me pongo mi música para evadirme un poco de todo, últimamente solo me pasan mierdas.

Llego allí y me siento en la primera mesa que pillo, escribo a los chavales pero me dicen que están estudiando y que el finde ya nos juntamos para celebrarlo, no entiendo como les gusta tanto la fiesta pero me hacen sonreír con sus ocurrencias.

Veo que sale Iván afuera y le hago un gesto con la mano, parece que no me ha visto me saluda y me dice que ahora viene, que termina de servir unas mesas.

-Hola tío –me saluda- ¿Quieres que te ponga algo? No tardaré en irme.

-Si ponme una cerve –le digo- y así hago tiempo y nos vamos juntos

-Perfecto, ahora mismo te la traigo –me dice y entra-

Al momento sale y me sirve lo que he podido, intercambiamos unas palabras pero enseguida tiene que volver a entrar, tiene un poco de lio, como siempre. El sitio es conocido y está bastante bien, entonces se me ocurre que podríamos hacer la fiesta aquí el finde, ya que no teníamos sitio. Pero antes se lo comentare a mi amigo, para ver si le parece bien y que se lo comente a su padre, es el dueño.

Nos vamos a casa, hablando un poco del trabajo que ha tenido y todo eso, entonces aprovecho y le cuento mi idea sobre la fiesta, me dice que vale que se lo va a decir a su padre, pero no cree que haya problema siempre y cuando no la liemos demasiado. Entro en casa y vuelvo a salir a la calle a sacar a Charly, no sé porqué pero paso por la calle donde vive Helena, ha sido sin pensarlo, pero solo veo a una pareja liándose.

Sigo mi camino y volvemos a casa, le pongo de comer a mi perro y luego ceno algo con Iván, mientras vemos la televisión. Enseguida me voy a la habitación, mañana trabajo y necesito descansar un poco, pero antes vuelvo a llamar a mi hermano, y por suerte esta vez me lo coge.

– Aarón –le digo-

-Izan, ¿qué pasa? No he podido hablar contigo porque me quitaron el móvil, lo acabo de coger por mi cuenta – me responde-

– Joder, ¿estás bien? –le pregunto-

-Si bueno, estoy mejor pero ellos siguen igual enfadados y eso – me dice-

– Iré a verte, te lo prometo –le contesto- tú pórtate bien.

– Vale, pero quiero que estés aquí –dice él y se escuchan unos ruidos – te dejo vienen.

– Pronto te veré –y me cuelga, sin saber si me ha escuchado y mi cabreo sigue ahí, tengo claro que voy a ver a mi hermano-

Me intento dormir, necesito desconectar de esta pesadilla por llamarlo de algún modo, me pongo mi música y en un rato bastante largo consigo quedarme dormido. Hasta el día siguiente que me suena la alarma y escucho a Charly, viene y me empieza a lamer para que le haga caso. Me levanto como puedo, voy al baño me visto rápido y saco un momento a mi perro.

En cuanto subo, me ducho y me visto para ir a trabajar, me tomo un café y alguna cosa que tiene por ahí mi colega para comer. Me voy sin decir nada, y me dirijo a la tienda sin ganas de trabajar porque nunca se tienen, o por lo menos en mi caso, pero me viene bien así estoy distraído.

El día de hoy pasa rápido, tengo bastante trabajo y no me da tiempo ni para pensar, coincido un par de veces con Jorge y nos decimos alguna tontería, a la hora de comer vamos a comer juntos y ahí hablamos de mi hermano y le cuento lo que pienso hacer sobre ir a verle.

– Estas loco –me suelta- Por lo menos deja que te acompañe.

– No pasa nada, iré yo solo, se cómo tratarles lo mismo ni están – le contesto- no te preocupes.

– ¿Y si están qué? – me contesta- Deja que vaya, y me quedo aunque sea en la calle esperando, además yo también quiero verle.

– Bueno ya veremos, aun no sé cuándo voy a ir, te aviso –le digo – pero si vienes te quedas fuera y luego ya vemos.

– Si, pero avísame eh –me dice sin fiarse- Ya me la liaste una vez-me recuerda-

– Joder, esta vez te lo digo de verdad –le insisto-

Hablamos de otros temas, y le cuento la idea del bar de Iván, el me dice que le parece increíble y que no dirá nada hasta que nos confirme. Le cuento que vi a las chicas pero omito lo que pasó, no soy quien para ir contándolo. Terminamos de comer y vamos a seguir trabajando.

Termina el día y me voy a casa, mi amigo aun no ha llegado saco a mi perro, y cuando subo me preparo la cena, un simple bocadillo no soy mucho de cocinar. Me pongo un partido de futbol que están echando y me quedo ahí un rato, hasta que oigo llegar a Iván y viene acompañado.

-Hombreee –escucho a Víctor decir-

_Ey tío, ¿Cómo tu por aquí? –le digo saludándole-

-Mañana no tengo examen, y el que me queda ya lo tengo preparado –me dice- así puedo hacer una visita a mis colegas –ríe-

– Anda ven aquí –le digo para que se siente mientras Iván va a por algo para beber-

– Ya me ha contado Iván que tenemos sitio y que fue idea tuya, no me lo creo –me dice riendo- es perfecto.

– Ya está confirmado ¿o qué? –le pregunto sonriendo-

-Pues claro, mi padre nunca dice que no a la mayoría de cosas- dice Iván sentándose con nosotros- Le he dicho que no somos muchos, que somos responsable, y todo ese rollo y no ha podido decir que no –nos reímos los tres-

– Pues ala, eso si tengo que invitar a las chicas y a su amigo – dice Víctor- Y bueno podemos invitar a algunos conocidos más ¿no? –pregunta mirando a Iván-

– Claro que si tío, pero no te pases –le dice él- Vosotros encargaros de la gente, bueno y tú Izan de la música y me la metes en un pen.

-Venga vale –le dice entusiasmado- tu mandas, Víctor tu de la gente yo de la música –le digo riéndome-

– Eso está hecho, prometo no pasarme – nos dice sonriendo-

Nos quedamos hablando de la fiesta, y temas diversos, hasta que se hace un poco tarde y Víctor decide irse y nosotros nos vamos a dormir cada uno a su habitación. Antes me doy una buena ducha para relajarme, y cuando ya me meto a la cama sonrío pensando que voy a volver a ver a esa chica que últimamente está en mis pensamientos sin quererlo, aunque espero que no sea para siempre, no quiero volver a pasarlo mal por una chica.

Pasan dos días, en los que no ocurre nada del otro mundo, voy del trabajo a casa y de casa al trabajo, salgo a sacar a Charly corro un rato, y poco más. Pero mejor así no quiero más acontecimientos inesperados, o por lo menos malos.

Llega el viernes, y decido que tengo que ir a ver a mi hermano, no sé si decírselo a Jorge, pero le asegure que le avisaría, asique eso hago, se lo digo ese mismo día en el trabajo, mientras comemos. Él me dice que si, aunque me intenta convencer de que no vaya, pero yo no le hago caso, tengo que ir. Además, tengo que coger mis cosas, porque no creo que mis padres quieran que vuelva, y sinceramente no me apetece, solo volvería por mi hermano, pero sé que a Aarón le cuidan bien, así que realmente no tengo motivos, y viviendo con Iván estoy bien.

Cuando acabamos de trabajar, vamos a sacar primero a Charly mi amigo y yo, y después vamos a casa de mis padres con el coche de Jorge, estoy un poco nervioso, no sé cómo será la situación, ni siquiera me la he imaginado, ni quiero. Deseo que mis padres no estén, pero con la maña suerte que tengo seguro que allí me los encontraré.

– ¿Estás seguro?-me pregunta Jorge nervioso dentro del coche-

– Si tranquilo –le digo abriendo ya la puerta- quédate aquí.

– Vale cualquier cosa me avisas –me dice y salgo del coche para entrar en casa-

Cuando entro y cierro la puerta tras de mí, no veo ni escucho nada, no sé si hay alguien, pero me dirijo a mi habitación, esta como la dejé.

Me dirijo a la habitación de mi hermano, entro y me encuentro con la cara de mi madre sorprendida y a Aarón en la cama sentado. Ella esta de rodillas frente a él, y se levanta cuando me ve, no sé muy bien cómo interpretar su cara, pero cuando viene hacia mi veo que Aarón se levanta corriendo y me abraza.

– Izan por fin – me dice-

– Hola enano –le contesto abrazándole- ¿cómo estás?

– Bien –me dice sonriendo- podríamos jugar un poco a la Play.

– No hijo, no se puede quedar –contesta mi madre-

– Pero ¿por qué? –dice apenado-

– Porque no y punto –dice ella- os dejo solo unos minutos y te vas –me dice mirándome y sale de la habitación-

Me quedo con mi hermano un rato, le mando un Whattsap a Jorge diciéndole que todo bien que en un rato salgo. Me despido de mi hermano cuando ya veo que ha pasado tiempo, me da pena dejarle allí solo pero poco puedo hacer. Cuando voy a irme veo a mi madre.

– Voy a avisar a un amigo para que me ayude a coger mis cosas – le digo y salgo sin que me conteste-

Aviso a Jorge y entra conmigo, mi madre ya no está ahí, entramos en mi habitación y empiezo a coger mis cosas y las vamos cargando en el coche. Cuando ya tenemos todo miro mi habitación, es lo que más extraño de esta casa a parte de mi hermano.

Ya en el coche nos vamos a casa de Iván y cuando llegamos subimos las cosas, una vez que ya está todo le digo a mi amigo que se quede a cenar, es viernes y mañana no trabajamos por suerte.

Cuando ya nos hemos cenado las pizzas que hemos pedido y hemos visto una película, mi amigo se va a su casa. Pero hablamos todos por el grupo para dejar planeado lo de mañana, ya está casi listo solo queda que llegue el momento.

No sé en qué momento me da por meterme en mi Instagram abandonado, será por el aburrimiento o yo que sé. Entonces mientras estoy cotilleando a la gente me sale una sugerencia de seguimiento, me meto y veo que lo tiene privado, pero por el nombre y la foto de perfil sé que es ella, y le doy a seguir sin pensarlo. Después con mi música puesta me meto en la cama y me quedo dormido del cansancio.

Al día siguiente me despierto como nuevo, no sentí ni a Iván llegar anoche y me extraña que Charly ni haya venido. Me levanto y voy a buscarle cuando me doy cuenta que no está, ni tampoco mi amigo, me rio yo solo pensando que le ha tenido que sacar y me preparo un café mientras tanto.

– Ala machote ya esta –oigo que dice mi amigo-

– ¿Qué ven mis ojos? Tú sacándole de paseo –le digo riendo-

– Al final me quiere más a mí –me dice-

– Si seguro – le contesto mirando el móvil y veo que tengo una notificación de Instagram-

Es ella que me ha aceptado, no me acordaba la verdad, pero sonrío y me meto a cotillear. No se sube muchas fotos, la última es de hace una semana con sus amigos, me fijo en ella sale sonriendo, con ese vestido rojo de esa noche, la verdad que es guapa, me llama bastante la atención.

– Tío y esa sonrisa de tonto –me dice Iván con guasa-

– Nada mirando tonterías ya sabes –le contesto y veo que se acerca-

– Enséñamelo hombre –me dice intentando quitarme el móvil pero no lo consigue- Bueno te dejo porque me tengo que ir al bar –me dice riéndose-

Estoy pensando si hablarlo o no, pero decido salir de la aplicación e irme a correr un rato, me viene bien. Esta vez no me llevo a Charly ya le ha sacado mi amigo y le dejo descansando en casa, me despido de él y le digo a mi amigo que luego nos vemos.

Bajo las escaleras y tiro calle adelante corriendo, con mi música como siempre, estoy cambiando de calle cuando veo al tipo que era novio de Helena, me quedo en un lado quieto, no está solo con él hay una chica, me fijo bien por saber si es ella, pero no, está tiene el pelo claro. Entonces veo que están muy agarrados y que se besan, y solo se me pasa por la cabeza lo cabrón que es este tío, paso de él y me voy por otra calle no quiero ni verle de cerca, porque si no se va a llevar otra o más de una y paso.

Llega la hora de prepararme, no me complico como siempre, pantalón vaquero negro, y esta vez me pongo camiseta blanca, normalmente en las fiesta voy de negro entero pero hoy me apetece cambiar. Me echo mi perfume, y voy directo al bar donde hemos quedado, Iván se cambia allí directamente o eso me ha dicho.

Llego allí y ya están Víctor y Diego junto con Iván y alguna que otra persona, me fijo bien y me doy cuenta que falta mi colega Jorge y las chicas aun no están, me sirvo una copa para ir calentando. El ambiente está bastante bien, ya han puesto música de mi pen, y han puesto unas luces que no sé de donde habrán salido pero que han quedado perfectas para la ocasión.

Estoy ahí en la barra hablando con los colegas, y siento que alguien tiene puesta la mirada en mí, me doy la vuelta y ahí está con una falda negra de cuero en realidad va toda de negro, el pelo largo y suelto y una sonrisa en la cara que me ha gustado ver. Me mira y la sonrío, viene con sus amigas la rubia que lleva unos pantalones cortos rojos, y Bárbara que también va casi de negro quitando la camiseta.

– Hola chicos –dice su amiga Bárbara la primera y luego las otras dos –

– Ey –dice Diego – ¿Queréis algo?

– Pues claro que quieren – dice Víctor-Hola guapas –las saluda y las da dos besos-

-Hola –las saludo y las guiño un ojo, aunque realmente a quien me quedo mirando es a Helena-

Mi amigo las sirve las copas, y al rato aparece Jorge y se une al grupo, nos echamos unas risas y las chicas se van a bailar. Yo me quedo con estos hablando y de vez en cuando mirando hacia donde esta ella, veo que se abre la puerta y entra el amigo de ellas el tal José, que ya no me cae demasiado bien y su otra amiga la del pelo rosa, es bastante bajita ahora que me doy cuenta, vienen y piden algo de beber mientras nos saludan. Elsa se llama ella, es maja me cae bien, hablamos un rato y luego se van donde las demás.

Voy al baño, ya no aguanto más estoy bebiendo a tope aunque tengo aguante, pero ya me va afectando. Cuando salgo del baño decido salir a fumar, no he salido apenas, estaba a gusto con estos y observándola, no voy a mentir.

Estoy encendiéndome el cigarro cuando veo que  un poco más alejados , donde reconozco la moto de Víctor hay dos liándose, no me lo puedo creer, miro bien y es mi colega sentado en la moto y  reconozco a la chica por la ropa, sonrío porque lo veía venir. Me lo termino de fumar y paso adentro, decidido a hablar con ella, o a intentarlo al menos.

novela romantica gratis
novela romantica gratis

Mi mayor descubrimiento, eres tú.

Un día tuve un sueño, donde veía mi vida llena de cosas bonitas. Recuerdo que en ese sueño estabas tú, aun no te conocía, no sabía quién eras, pero allí sí, te vi y supe que eras tú la persona que estaba buscando. Yo caminaba por una calle, era primavera y había flores y niños jugando por allí, pase por un parque precioso y grande, muy grande. Pero aun así, entre la multitud te encontré, estabas sentado en un banco, y me sorprendió ver que estabas solo, espere un rato pues seguro que habías quedado, pero no.

Me acerque tímidamente y me senté a tú lado, me miraste y vi tus ojos, me llamaron mucho la atención y me quede mirándolos, hasta que me percaté de que me estabas hablado, me saludaste y yo también a ti, y te pregunte si molestaba. Tú sonreíste, de una forma que me hizo sonreír a mí también y me contestaste que no, que no me preocupara. Empezamos a hablar, me dijiste que estabas solo, disfrutabas en algunos momentos estando contigo mismo, y yo te conteste que a mí también me gustaba a veces estar sola y que había salido a tomar el aire, te comente que el parque estaba muy bonito en aquella estación.

Tú volviste a sonreír y te levantaste, pensé que te irías así sin más, me extraño, pero al segundo viniste y me diste una flor, era una margarita, me gustó mucho tú detalle y sonreí dándote las gracias. Seguimos hablando entre risas, y cuando me di cuenta ya era tarde, pero estaba tan a gusto que me daba pena irme de allí, pues pensé que ya no te volvería a ver.

Mi sorpresa fue que me acompañaste a mi casa, y me dijiste que te había gustado estar conmigo, yo te dije que me encantaría volver a verte, y sin pensártelo me dijiste que mañana fuera al mismo sitio a la misma hora, y yo contenta por ello conteste que sí.

Así fue mi sueño, termino en ese instante, no supe que hubiera ocurrido al día siguiente, me imaginé en mi cabeza que nos vimos, y surgió algo bonito entre nosotros. Pero lo mejor fue que más adelante llegaste a mi vida en mi realidad, y la llenaste de felicidad. Debemos pensar que a veces los sueños se hacen realidad, que pueden tardar pero llegan y se convierten en algo especial.

relato corto amor
relato corto amor