Capítulo 15 – Helena

Esa noche lógicamente no dormí, me la pase pendiente del móvil  e imaginándome cosas, mis amigos estaban igual y no sabíamos que más hacer. Estaba claro que íbamos a volver a su casa, nos teníamos que enterar si Sofía estaba bien y que había pasado. Se me escapaban las lágrimas imaginando cosas terribles, intentaba pensar que todo iba a estar bien que solo había sido un susto y mi amiga estaba cuidando de su madre, pero algo en mi interior me decía que no pasaba nada bueno.

Me levante peor de lo que me acosté, sin apenas dormir y muy angustiada. Tenía un nudo en el  pecho demasiado grande, ahora mi prioridad era mi amiga pero no se me olvidaba el tema del chiflado que nos perseguía, por no hablar que no sabía nada de Izan.

Me di una ducha para intentar despejarme un poco, me vestí con cualquier cosa y baje a tomarme un café. Pero aun así, me notaba cansada, hasta mis padres me preguntaron y lo achaque a los nervios por la entrevista que tenía mañana.

Bárbara se presento en mi casa, pues tampoco había podido a penas dormir y José vino al rato, con una cara parecida a la nuestra,  aprovechando que mis padres se habían ido a trabajar y estábamos solo, para intentar averiguar algo. A amiga Elsa le tocaba trabajar,  pero la dijimos que la mantendríamos informada. Estuvimos hablando de cómo proceder para ver a Sofía como fuera, incluso pensamos en colarnos en su casa, pero eso ya era demasiado ¿o no?

-Pues yo lo veo, si no nos deja verla entro como sea –dice Bárbara-

-Estoy contigo, porque ese señor no me da miedo –contesta José sin parar de moverse por mi habitación-

-Vale, ¿y cómo lo haríamos? –les miro nerviosa-

-¿Por una vez estamos de acuerdo? No me lo creo –dice José con risa nerviosa- pues mira fácil le empujamos y paso.

-¿Te crees que va a ser tan fácil? –le digo-

-No sé, hago lo que sea para pasar, lo que se me ocurra en el momento –me contesta él-

-Mirar chicos, podemos intentar ir cuando este la señora que limpia, si nos abre ella será más fácil –dice Bárbara-

-Tienes razón, que lista mi chica – dice José dándola un beso-

-Y le preguntamos por Sofía y si no dice nada uno entra a escondidas hacia su cuarto, podría ser – les digo y chocamos la mano-

-Esas son mis chicas –dice José-

-Está la señora por la mañana ¿no? –pregunto-

-Según tengo entendido si, así que venga vamos antes de que se haga tarde, con suerte su padre está trabajando –dice Bárbara y salimos de la habitación con la intención de conseguir nuestro propósito, dar con nuestra amiga-

Estamos llegando a la casa de Sofía con los nervios a flor de piel, para que mentir, estábamos muy nerviosos pero teníamos que hacerlo. Nos quedamos ahí parados a ver si estaba todo tranquilo, con suerte no se escuchaba nada, pero por la ventana vimos a Diana que era la señora de la limpieza. Llamamos al timbre convencidos de que todo saldría bien, enseguida la señora nos abrió y se quedo un poco sorprendida al vernos.

-Hola chicos –nos saludo-

-Hola –la saludamos lo más normal posible-

-¿Qué os trae por aquí? –nos pregunta-

-Pues hemos quedado con Sofía –la contesto con convicción-

-Ah vale, es que no se si se encuentra –abre más la puerta y se aparta- pasar y esperar aquí.

Pasamos los tres a la casa y nos quedamos  observando, no vimos así nada raro la verdad, aunque todo estaba muy silencioso, tanto que me daba hasta miedo pues no parecía que hubiera nadie. José estaba tan nervioso que estuvo a punto de subir detrás de la señora, pero mi amiga y yo se lo impedimos. Escuchamos unos pasos bajar las escaleras, y miramos todos hacía allí pero solo era Diana, que al terminar de bajar el último escalón nos mira extrañada y nos dice que no está.

-No puede ser, hemos quedado con ella –dice José-

-Pues no sé quizá se le ha olvidado, o ha salido a hacer algo y se ha retrasado –nos dice extrañada- seguro que ahora vendrá.

-Pero nos hubiera avisado –dice José cada vez más nervioso-

-No te puedo decir nada más, yo he llegado y no la he visto pensaba que estaba en su cuarto como siempre –nos dice ella-

-Vale no se preocupe, ¿podemos esperarla aquí? –digo intentando calmar el ambiente-

-Si por supuesto –dice ella-

-Gracias Diana –contesta Bárbara-

Nos miramos extrañados, no entendemos nada de esta situación, hasta en mi cabeza empiezo a relacionar el tío que nos sigue con lo que está pasando, no sé porque pero no me da buena espina. Se lo comento a mis amigos y decidimos que hablaremos con los chicos, por si acaso, pero que antes intentaremos encontrarla. La volvemos a llamar, la escribimos y nada, no hay señales y nosotros cada vez más angustiados. Pasa el tiempo y nadie llega, al final optamos por decirle a Diana que si llega nos avise, le damos nuestro teléfono y nos vamos, pues aquí estamos perdiendo el tiempo.

Estuvimos juntos todo el día, fuimos a comer al bar donde trabaja Elsa y le contamos lo que pudimos, mientras que decidíamos que comer aunque no teníamos mucho hambre, mi amiga Bárbara se ponía en contacto con Víctor, pues yo no era capaz de hablar con Izan, no me contestaba los mensajes ni me cogió la llamada. Pensé para mí que estaría ocupado trabajando, y no quise molestar más, o que se había tomado muy enserio lo de o vernos, pero me parecía excesivo.

Quedamos en que luego vendría Víctor y le pondríamos al día, en mi interior deseando que viniera con su amigo, aunque seguro que no, pero quien sabe. Terminamos de comer unos sándwich, y nos pedimos unos cafés haciendo tiempo, mientras dejamos que Bárbara nos pusiera al día con su enamoramiento, e intentamos dejar apartado un poco el disgusto, aunque era imposible. Al poco rato de que nos sirvieran los cafés vemos que viene Víctor hacía nosotros y le acompaña alguien, pero no es Izan, sino Iván.

-Hola –nos saluda Iván-

-¿Qué pasa chicos? –nos dice Víctor y le da un beso a mi amiga-

-Hola –les saludo-

-Hola chicos –dice José- estamos un poco intranquilos, bueno bastante.

-Cómo te he comentado, Sofía no aparece y no sabemos dónde puede estar ni lo que pasa –dice Bárbara-

-¿Le has contado lo que vimos en su casa ayer?- la pregunto-

-Si un poco por encima –contesta mi amiga-

-Algo pasa, es muy raro y no sabemos si tiene que ver con su padre o el tipo que nos sigue –dice José nervioso-

-Tranquilos –dice Iván- ¿Pero el padre os ha dicho algo?

-No, nada y nos fiamos poco de él –dice Bárbara-

-Vamos a ver, ¿pero qué tiene que ver su padre? -dice Víctor confuso- ¿me he perdido algo? –nos mira-

-Pues a ver, su padre maltrataba a la madre de Sofía y bueno a ella le ha llegado algún golpe –dice mi amiga-

-No jodas –dice Iván-

-Por un lado está el padre, y por otro el…. –dice Víctor pensativo- bueno Cristian, ¿por qué ya lo sabéis no?

-Si estamos al tanto – dice José-

-No creo que sea Cristian –contesta Iván-

-¿Por qué? –le pregunto-

-Porque ese tema se está resolviendo –dice Iván- pero se lo comento a Izan y nos ayuda a salir de dudas.

-¿Estas seguro? –le digo-

-Bueno tranquilos, daremos con la solución –dice Víctor intentando calmarnos-

Nos tiramos toda la tarde allí hablando, pero sin llegar a nada concreto, solo hay dos opciones su padre que seguro sabe dónde está y Cristian, pronto averiguaríamos si está metido en esto. Total que los chicos se fueron para intentar ayudarnos por otro lado, y nosotros nos quedamos como estábamos e insistiendo en localizar a nuestra amiga.

Esa noche cuando llegué a casa y disimule lo mejor que pude con mis padres, pues no sabía cómo contarle lo de Sofía, me tome una tila y me subí a mi habitación. No tenia contestación de mi amiga, ni tampoco de Izan por lo que me derrumbé. Cogí un libro para leer, pero no podía concentrarme tenía la cabeza en otro sitio, pensar que mañana tenía la entrevista tampoco me alegraba ya mucho.

A la mañana siguiente me arreglo, me pongo un vestido con un poco de vuelo color blanco y unas sandalias con un poco de tacón, me dejo el pelo suelto y me intento preparar lo mejor posible y concentrarme en lo que tengo que hacer esa mañana. Mi padre me acerca a las oficinas, es una empresa de marketing especializado en publicidad. Estoy nerviosa, pero mi padre me dice que me tranquilice que todo saldría bien y que él me esperará en el coche. Después de que mi padre me desee suerte,  me decido a bajar del coche y me dirijo hacía la puerta.

Dentro del edificio me pareció todo más grande, en recepción les dije que tenía entrevista con el  Sr Antonio, me atendieron amablemente y me acompañaron hasta su despacho. Cuando entré él me saludo con una sonrisa que me pareció muy amigable y me invitó a sentarme.

-Hola Helena, ¿Qué tal estas? –me dice él-

-Hola, bien un poco nerviosa –le confieso-

-Tranquila relájate, simplemente va a ser una charla –me dice sonriente-

-Bueno lo intentare –le digo y sonrío como puedo-

-Tú padre me ha hablado muy bien de ti, no te voy a engañar –me dice- y confío en él plenamente, pero quería conocerte antes que nada.

-Me parece bien –le digo-

-Pues empecemos –me dice y empieza a preguntarme temas sobre mis estudios y mis gustos sobre el puesto que yo contesto cómodamente-

Cuando hemos terminado la supuesta entrevista, me dice que pronto me dirá una fecha para empezar e información con horarios y el trabajo que tengo que hacer, me explica también un poco lo que hacen en la empresa y me intereso sobre ello. Al salir estoy ilusionada, pues ya estoy más relajada por el tema de mis prácticas y mi jefe es bastante agradable. Mi padre me felicita y nos vamos a casa, pues tiene cosas que hacer y no quiere llegar tarde, pero me promete que queda pendiente una comida para celebrarlo.

Cuando llego veo una nota de mi madre donde me dice que me ha dejado comida hecha, se lo agradezco la verdad, aunque aún tengo un nudo en el estómago, tengo que comer algo que no sea sándwich.  Me pongo a comer mientras reviso el móvil, no hay señales aun de Sofía y en el grupo de mis amigos estamos todo igual. Tampoco me responde Izan y eso me cabrea un poco, entiendo que le de miedo lo que está pasando, pero no contestarme ni a un mensaje me parece demasiado, seguro que se ha olvidado de mi y eso me joroba, ya que yo no puedo sacarlo de mi cabeza.

Estoy en el sofá a punto de quedarme dormida, cuando escucho que llaman al timbre y me pongo en alerta, me levanto rápido del sofá y voy a abrir, no espero a nadie pero tengo la mínima esperanza de que sea Sofía. Cuando abro la puerta veo que no es quien pensaba, pero es Bárbara, la digo que pase y vamos al salón.

-Joder pensé que podría ser ella –la digo un poco decepcionada-

-Lo siento, no te he avisado porque me acabo de enterar que Víctor está en casa de Izan, están hablando de lo que le contamos –me dice-

-¿Y qué pasa te ha contado algo? –la digo impaciente-

-No, por eso he pensado que podríamos ir allí –me contesta-

-¿Seguro? A lo mejor no quieren que estemos allí –la digo nerviosa-

-No creo que les importe, no están haciendo nada del otro mundo, hablan de cosas que nos incumben –me dice tranquila-

-Como veas, si quieres ir te acompaño –la digo pensando que así podré saber algo de Izan, incluso verlo-

-Gracias amiga –me dice abrazándome-

-Me debes una, apuntala –la digo riéndome-

-Vale, apuntada –ríe- oye así ves a Izan, también es bueno para ti piénsalo –y me guiña un ojo-

-Quizá… -la digo-

Me pongo un poco decente, pues estaba con un pantalón corto de chándal y unos pelos horribles. Me pongo unos short vaqueros y una camiseta de tirantes, hacia bastante calor. Mientras me peino y me pongo unas zapatillas, mi amiga me pide detalles de mi entrevista de esta mañana, yo la cuento entusiasmada como me fue, con todos los detalles, incluido que mi jefe es súper agradable, por un momento me olvidé un poco de todo lo demás, parecía un día normal de verano.

Ella me escucha ilusionada y me hace comentarios que nos hacen reír a las dos, hasta que saco el tema de Izan y le digo que no sé qué hacer, que parece demasiado distante, más de lo que yo había pensado. Mi amiga me dice que seguro que está preocupado por todo este lio, pero que por lo que había comentado con Víctor parecía que yo le interesaba.

-No sé Bárbara, no me quiero ilusionar mucho –la digo-

-Bueno, ahora veremos cómo está la cosa ¿no? –me dice y salimos a la calle-

-Sí, intentaré hablar con él –la contesto mientras empezamos a tomar dirección a casa de los chicos-

El camino se hace corto, a pesar que no está muy cerca de nuestras casa, pero nosotras siempre tenemos tema de conversación, me comenta que pronto se irá de vacaciones y que pena que yo no pueda ir, también me dice que tendríamos que hacer un viaje todos cuando esto se arregle y ya empezamos a planear algo que no sabemos si ocurrirá.

El portal está abierto cuando llegamos, subimos las escaleras hasta que llegamos a la planta y llamamos al timbre, yo no voy a negar que esté  un poco nerviosa, o bastante no sé. Nos abre Iván y puedo observar que se sorprende al vernos, le saludamos y cuando veo que viene alguien, es Izan, y su cara cambia por completo, puedo adivinar que no se lo esperaba para nada.

Bárbara ya está con los demás, pero no me doy cuenta hasta que Izan me coge del brazo y me lleva a un lado de la casa. No he podido reaccionar, hacia días que no le veía ni sabía nada de él y ahora lo tengo enfrente, me encantaría abrazarle pero no lo hago porque su expresión cambia y parece cabreado.

-¿Qué haces aquí? –es lo primero que me dice-

-He venido para acompañar a mi amiga –le digo sorprendida por cómo ha reaccionado-

-Te dije que no podemos vernos, y va muy enserio –me dice un poco brusco-

-No pasa nada, no he venido a verte he venido con mi amiga porque está aquí su novio, que por casualidad también es tu amigo –le digo un ya un poco cabreada-

-Me da igual, es peligroso ya te lo dije –me dice seco y se va donde están los demás-

Avanzó hasta el sofá y saludo a los chicos, demás me siento y veo que Izan esta con Víctor en la cocina. Yo me integro en la conversación que tienen los chicos, para no pensar en la conversación que acabo de tener con Izan, no me ha gustado nada las formas y sigo pensando que está exagerando.

Al rato veo que Izan está de pie pendiente de la conversación, a veces siento que me mira pero no le hago caso, me siento cansada con todo esto, no puedo más y decido que voy a centrarme en mi amiga que aun no sabemos dónde está.

Llega la cena que estaban esperando y cenamos todos allí, uno de ellos Diego, se va porque tiene prisa. De vez en cuando miro a Izan, pero cuando le miro aparta la vista de mi, intento no prestarle mucha atención pero no puedo evitarlo, su presencia hace que no pueda dejar de pensar que le tengo al lado y no puedo hacer nada, ni una caricia ni un abrazo…

Cuando pasa un buen rato Iván se va a dormir, se disculpa diciendo que mañana madruga y que está cansado, nos quedamos los cuatro y mientras hablamos no sé cómo Izan se ofrece a acompañarme a casa, todo porque mi amiga y su novio puedan hacer sus planes, yo me niego al principio pero al final tengo que ceder.

Estamos llegando a mi casa sin hablar mucho solo sale el tema de Sofía, me jode porque hemos estado muy bien estos días atrás, pero es lo que toca ahora y lo tengo que asumir, aunque me duela. Aunque no puedo parar de recordar los momentos que hemos pasado juntos, su sonrisa grabada en mi cabeza, y si definitivamente me gusta mucho.

Estamos en mi puerta y le ofrezco que entre, le digo que así nadie nos ve juntos en la calle aunque puede que ya lo hayan hecho, me da igual tengo que hablar con él, es ahora el momento.

-Helena sabes que posiblemente nos hayan visto-me dice-

-Pero puede que no –le contesto aunque sé que tiene razón-

-Bueno ahora descansa, debes de estar agotada –me dice mirándome-

-Si la verdad no duermo bien, y hoy será igual –le digo agachando la cabeza-

-Eh, mírame, todo esto pasará. Seguro que tu amiga está bien –me dice mientras se me escapan las lágrimas-

-No puedo parar de pensar cosas malas –le digo secándome las lágrimas-

-Intenta pensar cosas alegres y bonitas, seguro que tienes –me dice y sin pensarlo le abrazo-

-Gracias por acompañarme –le digo mientras me separo-

-No las des, ahora intenta dormir yo me voy –me contesta él-

-Si sabes algo por favor dímelo –le digo preocupada-

-Si no te lo digo yo, te lo dirá otra persona, pero sí tranquila –me dice –

-¿Por qué me evitas? –le pregunto poniéndome seria-

-Porque es mejor así, ya te lo dije-me contesta-

-¿Es por todo esto o por algo más? –le pregunto-

-Por esto ya lo sabes –me dice-

-Pues parece como si no sintieras lo mismo ya, no sé estas raro –le digo-

-No es eso, pero es mejor así, yo no soy de tener novia –me contesta-

-Ya, claro –le digo un poco enfadada por su contestación-

-Hazme caso, es mejor así. No te pido que me olvides, o qué olvides lo vivido porque yo no lo haré, pero haz tu vida porque no te voy a pedir que me esperes, no te lo mereces –me contesta-

-Vale no te voy a insistir, como quieras pero no me parece justo –le digo yo con un nudo en el pecho y decepción-

-La vida no es justa Helena, cuídate y cualquier cosa nos avisas –me dice mientras se da la vuelta y se va-

-Adiós –le digo antes de cerrar la puerta-

En cuanto cierro la puerta me derrumbo, me siento enfadada, triste, angustiada, muchos sentimientos juntos. Subo a mi cuarto, mis padres ya están durmiendo y doy gracias, aunque al final tendré que decirles algo, me ven nerviosa y preocupada ya me han preguntado por si me pasaba algo, yo siempre les digo que son los nervios por las prácticas, pero estoy cansada de mentir y de fingir.

En cuanto me pongo cómoda, me meto en la cama y mis gatos se quedan conmigo, intento ponerme a leer pero no consigo leer mucho ya que tengo la cabeza en otras cosas. Me pongo una película para intentar dejar de pensar, llego a la mitad y me quedo dormida por todo el cansancio acumulado.

Me despierta el móvil y lo intento apagar pensando que es una alarma, pero cuando lo cojo y miro bien veo que se trata de Bárbara y tengo muchos mensajes, son las  5 de la mañana lo cojo un poco nerviosa y adormilada.

-¿Qué pasa?-la digo-

-Helena hemos dado con Sofía –me contesta-

-¿Esta bien? –la pregunto preocupada-

-Si tranquila, bueno más o menos –me dice ella-

-Dime donde esta, ¿la ha pasado algo?-la digo nerviosa-

-Está conmigo, nos vemos a las 9 y te cuento, es muy largo… -hace una pausa- mejor en persona. Solo te puedo decir que ya está aquí y es lo que importa.

-Vale, ¿nos vemos en tú casa? –la digo-

-Si a las 9 en mi casa, aun no he avisado a José y Elsa, es mejor por ahora –me contesta-

-Está bien, hasta mañana y gracias por avisar, os quiero –la digo apenada y contenta a la vez-

-Un beso y descansa un poco, te he avisado para que estuvieras más tranquila, mañana nos vemos –me dice y cuelga-

Me quedo con un sentimiento raro agridulce, sé que algo le ha pasado a Sofía conozco a mi amiga de sobra, me angustia un poco porque me encantaría poder verla y abrazarla, saber que le ha pasado y poder ver que está bien. Intento dormir pero estoy nerviosa porque dentro de unas horas podré ver a mi amiga por fin, al rato me quedo dormida y tengo un sueño, al principio es bueno estamos felices celebrando que hemos encontrado a nuestra amiga pero el final es una pesadilla.

Llego acelerada a casa de Bárbara, impaciente llamo al timbre y escucho unos pasos que se acercan, llevo todo el camino pensando en que habrá estado viviendo estos días, si le han hecho daño o algo malo torturándome a mí misma, pero aunque intentaba pensar positivo que estaba con nosotras al fin, me venía un mal presentimiento y pensamientos malos a la cabeza.

Una Bárbara cansada y ojerosa me abre la puerta, nada más entrar nos abrazamos y me dice que Sofía esta en el sofá que ha conseguido que se durmiera, pero que ha escuchado que tenia pesadillas. Me acerco hacía el sofá para verla, aunque mi amiga Bárbara me dice que no me asuste cuando la veo la cara me da un escalofrió por el cuerpo, no sé que le ha pasado pero no ha tenido que ser bonito.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *