Capítulo 22 – Izan

Llego a casa después de pasar parte de la noche con el coche, y además coincidir con Katherine en la carretera donde solemos hacer las carreras. La chica es maja, y por lo que he visto entiende de coches y de ese mundo.

No me esperaba que estuviera allí la verdad, pero tampoco me molestó mucho, simplemente se interesó un poco en mí. Apenas hable con ella, eso sí me dio su número, pero yo lo único que quería era coger el coche, y además tampoco me quería fiar mucho de ella.

Me meto en la cama y me duermo enseguida, me ha venido bien coger el coche y despejar un poco la cabeza, no sé lo que me espera lo que si sé es que mientras este dentro de las carreras, lo voy a disfrutar.

-Eh tú –me despierto sobresaltado y veo que es Iván.

-Me quieres matar tío.

-Tú sí que me vas a matar –me dice- Levántate anda. Mientras saco a Charly, y luego me cuentas que hiciste anoche.

Me levanto sin muchas ganas, me acosté tarde y aunque he dormido bien ha sido poco. Pero una ducha y un café lo arregla todo, menos mal que hoy tengo día libre, lo agradezco.

Estoy tomándome el café mientras miro el grupo, no me acordaba que hoy íbamos a salir de fiesta. Tengo pocas ganas, pero no voy a negar que me vendrá bien despejarme, además mis amigos se van a ir de vacaciones, me dará algo de tiempo para intentar solucionar la mierda en la que me estoy metiendo por culpa de Cristian.

Escucho la puerta y mi perro viene corriendo para que le ponga de comer, no sin antes beber agua. Hace un calor insoportable, el verano está bien a ratos, aunque yo prefiero el invierno sin duda. Le pongo de comer a Charly y después voy al salón donde está mi amigo, sé que está esperando una explicación.

-Bueno me vas a contar que pasó –me dice.

-Cogí el coche un rato, cuando se fueron estos.

-Podrías avisar o responder a los mensajes –me dice mosqueado- Joder Izan, con todo esto me tenías nervioso.

-Lo sé tío, lo siento, no lo pensé. Pero tienes razón. –le contesto- ¿Y a ti qué?

-Nada, vino la chica esa que te dije, y se me pasó un poco –me dice- Luego llegué y no te vi.

-¿Y qué te mola?

-La estoy conociendo –me dice, pero sé que le gusta al menos un poco, sino no dedicaría tiempo en ella.

-Bueno ya me contarás –le digo guiñándole un ojo.

-Oye hay que ir a pillar algo luego, tenemos la nevera un poco pobre –me dice- Si no te importa, yo me voy a currar ahora.

-Vale luego voy.

Hablo un rato con mi hermano, ya no lo tienen tan controlado por suerte y hablamos a veces. Sobre todo me interesa que este bien, él me cuenta sus movidas con el instituto, me cuenta cosas de videojuegos y le prometo que sacare un rato para jugar con él. No menciona mucho a nuestros padres, sabe que no es mi tema de conversación preferido.

Cuando cuelgo y como algo de lo que queda en casa, que no es mucho. Me echo un rato en la cama con la música y miro el móvil. Estoy tentado a escribirla o mirar su Instagram, pero simplemente miro su foto de perfil y cierro los ojos, pienso en cuando la conocí, en los momentos que viví con ella. Y me duele, pensar que ya no volverán, que no podré verla sonreír, acariciar su piel, cogerla de la mano, besarla…

Me quedo medio dormido pensando en ella, cuando me despierto ha pasado casi una hora. Decido levantarme para irme a comprar al súper, así dejaré de darle vueltas a la cabeza, y de pensar en ella.

No me gusta hacer la compra, normalmente se encarga Iván, yo pocas veces. Me pone nervioso, sobre todo cuando tengo que esperar en la caja, eso sí que no lo soporto. Y ya cuando no encuentras lo que estás buscando, eso es lo mejor dar vueltas buscando una lata de sardinas, vamos que no me gusta ir al súper.

Lo que yo no sabía era que me iba a topar con una sorpresa, justo cuando había encontrado lo que buscaba me doy cuenta que en ese mismo pasillo hay una chica, y una cualquiera sino ella. La miro un poco de reojo, porque parece que ella no se ha dado cuenta, pero cuando ya está a mi lado me mira y se da cuenta.

-Hola –la digo.

-Hola, no te había visto.

-Yo tampoco hasta ahora –miento.

-Qué casualidad.

-Pues sí –digo sonriendo.

-Bueno, será mejor que me vaya a terminar de comprar.

-Claro, yo también.

-Si, además mejor que no nos vean ¿no?

-Sí, mejor –la digo sin poder dejar de mirarla.

-Adiós Izan.

-Que te vaya bien Helena –consigo decir.

Y veo como se aleja, mientras se me mueve algo por dentro como si sintiera que se me escapa la felicidad, no sé algo que nunca antes he sentido. Y no voy a negar que si me he enamorado, una vez y me salió mal, pero esto es diferente es más intenso. Siento que no puedo dejarla escapar, pero debo dejarla ir, ese es mi debate interno.

Termino de coger lo que me falta, y me dirijo a las cajas que están llenas como siempre, con esas colas. No entiendo cómo puede haber gente siempre, sea la hora que sea hay gente, o es que tengo mala suerte, que también puede ser.

Veo su largo pelo negro, que me gusta desde que la vi por primera vez, lo tiene bonito. Está hablando con su amiga, y escucho que se ríe y hablan de un cumpleaños. Pero luego me ve Sofía y se callan, y Helena se gira y me ve, pone cara de sorpresa o de otra vez tú y yo la sonrío, ella se gira.

Salgo del súper, no me la vuelvo a cruzar aunque hubiera estado gracioso, para mí por lo menos, a ella no creo que le hiciera gracia sé que está enfadada conmigo. Y es normal, no sabe realmente lo que está pasando en mi vida, y es mejor así. En ese instante llegando a casa me llega un mensaje de Cristian.

Mañana te veo. A las once de la noche donde siempre, tengo trabajo para ti.

Puedo imaginarme el trabajo, no le contesto porque sé que no espera respuesta, solo quiere que vaya y ya está. No me apetece hacerle trabajitos a este tío, pero tampoco me queda otra, este lio es mío. Dejo de darle vueltas al tema en cuanto entro al piso y Charly viene a saludarme, toca paseo, dejo la compra y salimos.

Damos un buen paseo y después me paso por el bar, el padre de Iván adora a mi perro. En cuento llegamos me siento en una mesa que hay vacía fuera, y al poco tiempo sale Iván que saluda primero a Charly y luego a mí, vamos que le ha cogido cariño. Me ofrece un refresco que agradezco y agua para mi perro, al rato sale su padre.

-Hombre hijo hoy vienes acompañado –me dice sonriendo- Toma te he traído agua que hace calor –dice dejándole un cuenco- a ti tu refresco.

-Gracias –le digo sonriendo- ¿Qué tal mucho lio?

-Bueno normal, luego vendrá más gente seguro, hace mucho calor.

-Sí que hace calor, sí.

-Me ha dicho Iván que hoy vais de fiesta –se ríe- hacéis bien, divertíos.

-A veces no viene mal –le digo.

-Bueno entro ya, ahora le digo a Iván que salga un rato.

-Vale –le digo guiñándole un ojo.

Cuando sale mi amigo hablamos un rato, y le aviso del mensaje de Cristian. No le quiero mosquear más, no me importa que él lo sepa. Después de decirme que tenga cuidado y que si puede me acompaña, cambiamos de tema y me dice que saldrá antes del trabajo para ir a la fiesta. Le ha dicho a los chicos de cenar en casa algo y luego irnos, yo le digo que vale y antes de irme quedamos en que viene para cenar.

Me doy otra ducha y me cambio de ropa, después coloco lo que falta del súper, y como tengo tiempo decido jugar un poco con mi hermano en el ordenador, sé que le hace ilusión y a mí me gusta jugar.

Se me pasa el tiempo volando y cuando me doy cuenta ya me tengo que arreglar, o vestir decente para luego ir al garito ese del que nos ha hablado Jorge, según dice su hermana esta increíble, ya veremos.

Cuando llega mi amigo se arregla mientras yo espero a los chicos, que no tardan en llamar al timbre. Nos saludamos y decidimos pedir pizza, como siempre. Mientras saco unas cervezas, y nos sentamos en el sofá.

-Brindemos por nosotros –dice Víctor levantando la cerveza y los demás le seguimos riéndonos.

-Estas fatal, tío –le dice Iván.

-Opino lo mismo –le digo riéndome.

-Bueno no todos somos perfectos –dice Víctor riéndose.

-Hoy toca pasarlo bien –dice Iván mirándonos.

-Eso no se duda –dice Jorge al fin metiéndose en la conversación.

Al rato llega la cena, mientras cenamos pizza empezamos a contar anécdotas nuestras, recordando momentos. Me gusta hablar de lo que hemos vivido juntos, de todo lo que hemos pasado, de los buenos momentos, realmente sé que pase lo que pase los tendré a ellos.

Seguimos bebiendo cervezas, hasta que llega un momento en el que Iván saca una botella de chupitos y nos ponemos a ello. Ya estamos un poco achispados, pero aun así tenemos aguante. Jorge se va al baño a mear porque ya no podía aguantar más, y no le culpo, demasiado líquido y demasiadas risas.

-El domingo me voy de vacaciones –dice Víctor- Y no me voy solo.

-¿Te vas con tu chica? –le pregunto.

-Que va, ojalá –dice él- tengo que hablar con ella antes de irme.

-¿Entonces? –pregunta Iván.

-Con el colega que está en el baño.

-¿Con Jorge? –pregunto sorprendido, no por nada sino porque ni me lo había comentado.

-Si tío –dice- Y lo mejor es que nos vamos donde esta Diego.

-Tú deja de dar envidia –dice Iván riéndose.

Me quedo decepcionado, no porque se vayan de vacaciones juntos, sino porque Jorge me lo contaba todo o casi todo. Pero quizá me lo contará luego, aún quedaba noche tampoco me voy a enfadar. En el fondo me dan envidia, pero de la buena, porque yo no puedo disfrutar con mis amigos por ahí perdido o con ella.

Recogemos un poco antes de irnos, a trompicones porque estamos perjudicados por la bebida, sobre todo los chupitos. Nos acabamos la botella entre los cuatro, que nos hace a todos estar más sueltos, más relajados, incluido Jorge. Y no voy a negar que parezca como antes, como si Cristian no hubiera aparecido en mi vida, antes de conocer a Helena, cuando solo pensaba en salir con los colegas y si se daba liarme con alguna, pero sin compromisos. La realidad es que todo ha cambiado, pero esta noche voy a hacer como si todo fuera como antes.

Llegamos al garito, el nombre es conocido por aquí, se llama The Daemon. Si un nombre peculiar, conozco el local pero no he entrado nunca, al menos no que yo recuerde. Pero me da igual el sitio con tal de pasarlo bien, y además con suerte no vendrá nadie que conozca, o eso espero.

En la barra nos atiende una chica llena de tatuajes, es guapa es lo primero que pienso, le pedimos las consumiciones y Jorge le guiña un ojo, como se nota que esta bebido. Después nos vamos a unos sillones que hay en un lateral del local y nos sentamos mientras bebemos, intentamos hablar por encima de la música y nos reímos mucho. Observo de vez en cuando a la gente que entra, pero no parece que conozca a nadie, sí que me suenan algunos, pero nada más.

-Va a venir tú hermana o qué –dice Iván mirando a Jorge.

-No sé, me dijo que quizás se pasaba, pero no estoy seguro.

-Debería venir, si la conocen puede que nos inviten a copas gratis –se ríe Iván.

-Bueno si es por eso la digo que venga –dice Jorge riéndose.

-¿Por qué sino?

-Ya pensaba que te interesaba ella –contesta Jorge y nos reímos todos.

-Que va tío –dice Iván- Ya tengo a una en mente, y no es tú hermanita, aunque es guapa ya sabes.

-¿Una en mente? –se interesa Víctor.

-Sí, le visita en el bar –contesto yo.

-Bueno si avanza ya os la presentaré, de momento la estoy conociendo –dice Iván con una sonrisa.

-Brindemos por ello –dice mi amigo Víctor y levantamos las copas para brindar.

Al rato veo que Víctor no deja de mirar el móvil y escribir, pienso que es su chica claro, le veo sonreír y pienso que ya lo han arreglado y están bien. Se lo merece, la verdad, después de lo que pasó con su ex le toca ser feliz y sé que la amiga de Helena le quiere.

Bebo tanto que tengo que ir al baño, cuando entro veo que es la mayoría negro como todo el local. Me gusta, esta chulo pienso mientras me lavo la cara y me miro en el espejo. Después salgo y busco con la mirada a los chicos, los veo donde siempre aunque falta Víctor. Pero no le doy importancia y me termino mi copa mientras mis amigos hablan de algo que no escucho bien, me dicen algo y me señalan hacía otro lado del local, yo miro a la barra que está en el otro lado pero no veo bien y me levanto del asiento, y mis ojos se encuentran con ella.

-¿Y Víctor?

-Esta con Bárbara, han coincidido y ha ido a saludar a los demás –contesta Iván.

-¿Deberíamos ir?

-Jorge, creo que no es buena idea –le contesto.

-Yo me quedo con Izan, tú ve si quieres.

-Si no os importa voy a saludar al menos –dice Jorge. levantándose- No tardo.

-Este lo ha hecho aposta.

-¡Eh tío! no te enfades –me dice Iván.

-Podría habérmelo dicho.

-Piensa que si te lo hubiera dicho, no hubieras venido.

-Pero esa es mi decisión.

-Él no sabe ni la mitad que yo, no le culpes.

-Tengo que ir a por otra copa –le digo a Iván antes de levantarme- Suerte que hay dos barras.

-Tráeme otra.

Estoy en la barra apunto de pedir cuando viene Jorge por detrás, me asusto porque no me lo esperaba. Se pide otra copa para él y hablamos un poco con la camarera, que parece ser que le hemos caído bien, sobre todo Jorge que no para de hablarla. Le doy con el codo para irnos, estamos ya llegando a los sillones cuando me para antes de llegar.

-Tío, tienes razón no quiero malos rollos contigo, pero necesito que me seas totalmente sincero –me dice.

-Ya te lo he dicho, no pasa nada, ahora disfruta de esta noche y después de esas vacaciones merecidas –le digo, no se queda muy convencido.

-No estás metido en nada raro ¿eh?

-Solo unas carreras, pero nada que pueda preocuparte –le digo intentando zanjar el tema.

-Quiero ir a verte, a esas carreras –me dice- ¿Dónde son? ¿Lo sabe Iván?

-No sabe nada, mantente al margen es lo mejor –le contesto y empiezo a andar, pero me paro y le miro- Gracias por contarme que te vas con Víctor –y comiendo a andar de nuevo sin dejarle contestar.

-Ya era hora –dice Iván en cuanto nos sentamos.

-Esta esto lleno de gente.

-Sí y cada vez más –nos mira Iván y se para en Jorge- ¿Qué tal con las chicas?

-Bien, parece que se lo están pasando de vicio, y Víctor mejor aún –contesta y da un buen trago a su copa.

La cosa vuelve a estar tensa, entre mi amigo y yo, Iván se da cuenta que pasa algo e intenta animar el ambiente. Nos mantenemos en nuestro sitio hasta que viene Víctor y nos pide perdón por tardar, y nos cuenta que ha hablado con Bárbara y está todo solucionado, solo hay que verle la cara para saberlo. Pero no se me olvida que después tengo que hablar con él.

Me levanto con la intención de ir a por otra copa, pero mis ojos se encuentran con otra persona en el camino, una persona que menos esperaba en ese momento y por suerte no parece que me haya visto. Solo espero que siga así y no se dé cuenta de mí, o que por lo menos si me ve no intente joderme lo que me queda de noche, aunque sé que es complicado. Tengo que desviarme e irme a la otra barra, donde están Helena y sus amigas.

Parece que la cosa va bien, me atiende un chico y me sirve la copa, pero cuando me giro para irme me choco con una persona, voy a protestar cuando me doy cuenta de quién se trata y no me salen las palabras y me quedo parado, aunque sé que debería irme sin más.

-Perdón –me dice mirándome.

-No pasa nada –consigo decir sin apartar la mirada de su cara.

-Vale –me dice- Pero oye ¿estás bien?

-Sí Helena, estoy bien –le digo intentando ser cortante- De fiesta con mis amigos, como tú.

-Si claro –me dice ella sin más- Pues pásalo bien.

-Eso hago.

-No hace falta que seas tan borde conmigo –me suelta.

-Soy como tengo que ser, tú limítate a pasar de mí y divertirte –la suelto y me intento ir, pero ella me corta el paso.

-No voy a dejar que te vayas dejándome con la palabra en la boca –me contesta- No sé qué te pasa, pero has cambiado y es por algo. Te estoy dando una oportunidad para que te expliques, no me creo eso de que todo está bien pero mejor tomar precaución o el típico es que yo soy de líos. ¿Acaso era todo mentira?

-Joder Helena, estoy terminando de solucionar todo, no pasa nada. No era mentira y lo sabes, eso no lo dudes. Pero lo nuestro no puede seguir, no por ahora. Y no quiero que me esperes, porque te mereces ser feliz. –la cojo de la mano- Lo mejor para todos, es que hagas tú vida, aunque duela. Y si soy más de líos, no me gustan las relaciones pero eso ya te lo dije. –la suelto la mano y la digo- Por favor, hazme caso.

-No me lo pidas dos veces, porque ya sí que se acabó. –me dice ella- Que te vaya bien.

Y me deja allí plantado con la copa en la mano y los hielos derritiéndose, cuando reacciono pienso que deberían darme el premio al mejor pringado y al mejor actor. La realidad es que me hubiera ido con ella en ese mismo instante, lejos de aquí y de todos.

Izan fiesta
Capítulo 22

Capítulo 16 – Izan

Después de pasar unos días sin señales de Cristian, parecía que mi vida era normal, pero tenía la sensación de que pronto me llamaría. Estaba pensando en ella como siempre, últimamente no sé qué me pasaba, pero se me venía a la cabeza ese momento en el que la vi por última vez.

Al poco rato una llamada me despierta de mis pensamientos, cojo el móvil y veo un número que ya me resulta familiar, es él. Me debato entre descolgar o dejarlo sonar, no me apetece tener que hablar con Cristian, nunca me ha gustado pero en este momento menos.

Como veo que no para de insistir lo cojo, puede ser algo importante me digo, aunque viniendo de él será una mierda como todo lo que él hace.

-Hola- le contesto sin más.

-Hombre ya era hora –me dice un poco cabreado.

-Dime que quieres –le contesto con poca paciencia y humor.

-Relájate que tengo buenas noticias –me dice y me imagino una sonrisa burlona en su cara.

-Cuales son si pueden saberse –le digo intentando zanjar la conversación.

-Deberías estar emocionado, ya tengo tu coche, he hablado con un conocido y te lo vende por poca pasta –me contesta.

-Bien, ¿y cuánto es poca pasta para ti? –le pregunto.

-No te adelantes, primero quiero que lo veas y si te gusta, pues hablamos del precio, quizá te puedo ayudar con eso del dinero –me dice.

-Está bien, aunque no quiero favores –le digo secamente.

-Tranquilo, te noto tenso –se ríe- luego te mando un mensaje con el lugar y la hora –y me cuelga, así es él-

Después de hablar con Cristian se me pone un dolor de cabeza insoportable, intento dormir un rato, y lo consigo pero tengo un sueño y me despierto sobresaltado. Miro el reloj y me doy cuenta que he dormido dos horas, no está mal me digo.

Me doy una ducha rápida, me visto para ir a trabajar y antes de salir me tomo un café solo con hielo. Hoy estoy de tarde y aunque no me gusta, por lo menos no tengo que ver a Jorge y tener que mentirle a la cara.

Salgo por la puerta del portal y me cruzo con Iván, vamos tan acelerados que nos chocamos, joder pienso para mí. Mientras que veo que coge el móvil del suelo y me mira, entonces cambia nuestra expresión y nos reímos como dos idiotas.

-Joder tío menos mal que eras tú, ya iba a pegarte –me dice riéndose.

-Yo estaba pensando lo mismo –me rio.

-¿Vas a currar? –me pregunta.

-Si hoy me toca turno de tarde, me lo dijeron ayer –le digo.

-Vale, luego te veo –me dice y me da en la espalda mientras que entra en el portal.

-Adiós – le contesto y me voy.

El día se hace eterno, estoy solo en el almacén y diría que hasta me gustaría que estuviera Jorge, aunque sea para discutir. Me pongo mis cascos con mi música para que se me haga más ameno, estoy a lo mío hasta que alguien me da en la espalda y me giro sobresaltado, por poco muero de un infarto.

-¡Que cojones! –grito-

-Tranquilo tío, solo soy yo –me dice Jorge.

-Joder tan más tacto la próxima vez, por poco no muero –le digo cabreado.

-No sabía que tenías la música –me dice casi riéndose.

-¿Qué haces aquí? –le pregunto sorprendido.

-Solo he venido a por unas cosas que me he dejado esta mañana, y ya pues me he pasado a saludar.

-Ah vale, pues hola –le digo reprimiendo una risa.

-¿Divertida la tarde? –me contesta burlón.

-Si puf hacía tiempo que no me divertía así –le digo- Hasta te echaba en falta para meterme contigo.

-Ya decía yo –se ríe-  Bueno te dejo con tu diversión que tengo prisa ¿luego quieres tomar algo?

-Pues no sé si podre, luego te digo –le contesto y justo en ese momento me llega un mensaje.

-Vale, estaría bien –me guiña un ojo- Adiós y diviértete –se ríe mientras sube la escalera.

-Gracias por los ánimos –le contesto.

El mensaje de Cristian era claro, a las 23 horas donde siempre, con un no me falles es una buena oportunidad. Y claro no me podía negar, ya no podía aunque quisiera… Bueno podía, pero no debería, y como yo cumplo con el deber me toca ir, y también sé que no había empezado lo bueno, pero que está a punto de empezar y me volvió el dolor de cabeza, así de golpe.

Para cuando llega la hora de salir del trabajo ya le he contestado a Jorge, diciéndole que no puedo ir que me ha surgido un imprevisto. Me sabe mal mentirles, pero tengo que hacerlo no quiero involucrar a nadie más, ya tengo bastante con Iván.  Y mientras que hago tiempo para ir al lugar donde he quedado, le mando un mensaje a este último para decirle que volveré tarde y la razón.

Para mi sorpresa cuando llego dos minutos antes, no hay nadie, miro a mi alrededor pero ni rastro. Me enciendo un cigarrillo y me poyo en esa vieja pared, intento no pensar y relajarme, pero escucho unas pisadas y me giro, para mi sorpresa no era Cristian, sino una persona que no esperaba que viniera, sino no le hubiese contado nada antes de venir, se lo dije bien claro en ese mensaje, joder pensé, joder y vaya mierda.

-Que haces aquí –le digo más alto de lo que pensaba.

-Enserio pensabas que te iba a dejar solo con esto tío –me gruñe Iván.

-Joder, te dije que de momento te mantuvieras al margen-le digo  cabreado.

-Estoy contigo y punto –me contesta y no dio tiempo  a seguir discutiendo pues ya estaban allí.

Nos miraran, sobre todo a Iván que no se lo esperaban, ni siquiera yo lo esperaba y ahí estaba conmigo, metiéndose en esta mierda, otra vez como en el pasado. Yo no quería esto para él, ahora no sabía muy bien si me arrepentía o se lo agradecía. Me sentía mejor con mi amigo está claro, pero por otro lado, no le quería allí con esta gente, con toda la mierda que se nos empezaba a echar encima.

Avanzan decididos hacia nosotros, con sonrisas burlonas, ambos tanto Cristian como el otro que no sabía ni como se llamaba, pero tenía malas pintas, eso sí, era un pintas de mucho cuidado, más que el otro.

Mi amigo y yo nos mantenemos firmes, sin movernos, esperando que ellos inicien la charla, lo que si me mantenía seguro es que Iván no la cagaría, conocía estos mundos, tanto como yo y sé que era listo muy listo.

-Pero bueno, que tenemos aquí –se ríe Cristian- Esto sí que no me lo esperaba- dice refiriéndose a mi amigo porque ya lo conoce, como a mí.

-Hola –dice mi amigo.

-Hola Iván, esto sí que me ha puesto nervioso –dice con una sonrisa- Pero nervios de los buenos, esos que te recuerdan a los viejos tiempos, a los buenos, no los malos.

-Solo ha venido a acompañarme –le digo- Vamos al grano ¿no?

-Tú siempre con prisas Izan –me contesta- Aquí mando yo, ya lo sabes, primero os presento a Ricky –nos dice mirándole- nos va a enseñar el coche y hablaremos de lo que conlleva ya sabes.

-Si claro –le saludo con la cabeza al tal Ricky y mi amigo se le queda mirando.

-Seguidme entonces –dice el tipo y empieza a andar,  todos le seguimos.

Nos guía por unos callejones oscuros, apenas están alumbrados, el olor es malo y tiene todo muy mala pinta, pero esto yo ya lo conozco, aunque he estado intentando olvidarlo. Hubo una época en la que me olvidé, pero ahí estaba de nuevo por esos lares. Andamos un rato sin mediar palabra, yo lo agradecí, me encuentro bastante tenso y cabreado.

El tipo se detiene en una fachada que parece un taller, pero abandonado, o eso pienso yo, nos empieza a contar que se dedica a arreglar coches, o a lo que le pidieran referente  con estos, , mientras nos habla del coche que me quiere vender nos adentramos en su supuesto taller. Allí hay mucha mierda, aparte de herramientas, maquinas, piezas de coches, de todo un poco a decir verdad. Y enfrente lo que parece un coche tapado con una lona negra, y estoy impaciente por verlo, lo vendía bien el tío pero yo quería verlo, me encantan los coches y hacía mucho de todo esto, de estas mariposas en el estómago pensando en yo conduciendo un coche así a todo trapo, sin importar nada solo la velocidad.

-Tienes ganas eh –me dice Cristian sacándome de mis pensamientos.

-No lo puedo negar –le contesto.

-Vamos Ricky no esperemos más –le dice.

En cuanto le quito la lona y lo veo,  lo revivo todo, recordó lo que era conducir en un coche así, un coche de verdad, y este coche que mis ojos están viendo, me gusta y mucho. Mientras que termina de destaparlo y me invita a acercarme me va contando cosas sobre el coche, pero yo ya se mucho sobre coches, me encanta mirar coches y fantasear que me pierdo con ellos por la carretera.

Este coche un BMW M3 e46 de color negro, antes de que me lo diga yo ya lo se, como también se que iba a costar una pasta y que no puedo pagarlo, pero me dejo llevar y me monto y mi amigo también, y los dos disfrutamos. En estos momentos estoy relajado, parecemos los cuatro colegas de toda la vida hablando del coche, flipándo con esta máquina, hasta que la realidad me alcanzó.

-Ya veo que te gusta, lo sabía te conozco bien –me dice Cristian mirándome mientras me bajo del coche.

-Si me gusta, pero no puedo pagarlo –le contesto.

-No corras tanto, relájate, te he visto disfrutar y sé que esto es lo tuyo –me dice él.

-¿Cuánto pides por él? –pregunta Iván al otro-

-Pues unos 20.000€… -nos dice- Haciendo precio, porque venís con él –señala a Cristian.

-No puedo pagarlo –le digo a Cristian.

-No te preocupes te dije que te iba a ayudar, tu solo escucha mi oferta –me contesta.

-Te escucho –pero sé que sus ofertas tenían doble cara.

-Ven vamos a un sitio más privado, solo tú y yo –me dice mientras abre una puerta y le sigo.

-No tardo –le digo a Iván y entro en una especie de oficina por decirlo de alguna manera.

Se sienta en un sillón que hay detrás de la una mesa, y yo ocupo una silla que hay enfrente, miro a mi alrededor y solo hay papeles descolocados, una pequeña nevera y muchas cajas por estanterías, además de una televisión un poco vieja junto a una radio. Nos miramos mutuamente y espero que empiece a hablar, pero antes me ofrece un cigarro y lo cojo.

-Bueno Izan, como ya nos conocemos hace mucho tiempo –me mira y me tiende un mechero- Ya sé que ha pasado tiempo, y que incluso me dirás que has cambiado, blablablá… Lo que te voy a ofrecer quizá no te guste, pero no te va a quedar otra, a no ser que encuentres otro coche más barato y que sea como este –hace una pausa mientras fuma-  Pero ya te adelanto yo que no lo vas a encontrar.

-Ve al grano por favor, no quiero perder  más el tiempo –le digo manteniéndole la mirada.

-Está bien, ya sé que eres de esos… -sonríe- Solo tienes que hacerme favores, y a cambio te pago ¿7000€ o 10.000€? Lo que mejor te venga, eso lo decides tú, pero cuanto mayor sea la deuda más favores, ya sabes.

-Entiendo, y ¿qué tipo de favores? –le digo serio.

-Por ejemplo tendrás que pasar hierva, sería uno de esos favores, bueno cosas así ya sabes, lo de siempre –me dice sonriendo.

-Sabes que yo ya no me dedico a hacer todas esas cosas –le digo cabreado.

-Ya bueno, pero las cosas pueden cambiar ¿no? –Me dice poniéndose más serio- Esa chica, ¿cómo se llama? bueno tú ya lo sabes –se ríe- Y me gusta, es guapa y parece lista…

-Vale ya, ella no tiene que ver en nada de esto, ni siquiera sé nada de ella –le digo cabreándome más.

-Si quieres yo te puedo informar, tengo buenos contactos –me dice sonriendo.

-Déjala, no tiene nada que ver con esto, estoy haciendo lo que me dices –le grito.

-Baja el tono, si quieres que todo vaya bien solo tienes que aceptar lo que te ofrezco, así de fácil –me dice más serio- te dejo que te lo pienses, en unos días te llamo y quiero una respuesta, y ya sabes cuál es.

Me levanto cabreado y salgo de aquel despacho de mierda, cojo a Iván del brazo y salimos de allí, no me despido ni del otro tío, pero me da igual. Le digo a mi amigo que en casa hablamos, y caminamos juntos pero en silencio cada uno con sus pensamientos. Mi único pensamiento es ella, y la única realidad es que no está a salvo no por ahora. Me entra miedo, rabia y ganas de partirle la cara, sobretodo lo último, pero sé muy bien que ni eso le detendrá.

Entramos en casa y lo primero que hago es decirle a Iván que me doy una ducha y hablábamos, él me dice que vale que mientras prepara algo de cena. Y eso hago, me quito la ropa y me meto en la ducha, no hago otra cosa que darle vueltas a la cabeza, intentando buscar una solución, otra que no sea la que me propone. Porque tengo claro no quiero todo eso, pero me ha tocado. Aunque no se exactamente el motivo, para él he sido importante en el pasado y le dejé con todas sus mierdas.

Ya en el sofá el cenando miro a mi amigo, porque no tengo ni hambre bebo un trago de cerveza, mientras pensó como empezar con todo esto, mi amigo me deja espacio para que le cuente cuando quiera, me conoce y se lo agradezco. Estoy tan cabreado que no se ni lo que saldría por mi boca, respiro y empiezo a contarle lo que he estado hablado con Cristian.

-No lo harás ¿verdad? –me dice Iván mirándome serio.

-No me quedan muchas opciones, sino ¿qué hago tío?

-Decirle que no, intentaremos pagarlo o buscar otro coche, te ha dado días ¿no? –me dice dejando la cena de lado.

-Sí, no sé cuántos pero sí… -le contesto- No quería meterte en esto.

-Pero aquí estamos, no pasa nada, lo conseguiremos –me dice intentando convencerme de que todo irá bien.

-Gracias, pero si no lo conseguimos no me queda otra y lo sabes –le digo serio.

-Lo haremos como sea, pero no te quiero en esa mierda, bastante son las carreras… No te dejes arrastrar más –me dice mirándome-.

-No quiero que os pase nada, a nadie –le digo preocupado.

-Ni a ella ¿verdad?

-Tampoco –le contesto con preocupación.

-Te importa y él está jugando con eso…

Me llega un mensaje de Víctor en el grupo que tenemos, nos dice que le ha contado Bárbara que ya están con su amiga Sofía, y que el asunto esta feo.  Pero que  parece ser cosa de su padre. Por una parte me siento aliviado de que no sea Cristian, que no sea por mi culpa, pero por otro me da pena la situación. Yo he pasado cosas y me puedo hacer una idea.

Llega otro mensaje en el grupo otra vez es Víctor diciendo que mañana quedamos y nos cuenta bien, que la cosa esta jodida. Diego es el primero en contestar, diciendo que vale que así se despide de ellos ya que se va de vacaciones. Jorge dice que perfecto e Iván, y yo les contesto que como quieran.

Se me pasa por la cabeza mandar un mensaje a Helena, para preguntarla como esta. Pero me paro a pensar y decido no hacerlo. De todas formas mañana me enteraré seguramente y debo alejarme. Saco a mi perro a la calle, el pobre debe odiarme a veces, seguramente yo también lo haría. Damos una vuelta que me viene bastante bien y Charly parece contento, después de un buen rato andando sin rumbo fijo decido volver a casa.

Cuando llego me voy a la cama, pensando que no podré dormir en toda la noche, pero al final me duermo. Me cuesta pero intento pensar en cosas buenas, aunque no tengo muchas. Pienso en los buenos momentos con los chicos, pienso en mi hermano, y cuando la conocí. Ese recuerdo que guardo en lo más profundo, y al poco rato me duermo pensando en ella.

Cap16 chico blanco y negro

Capítulo 15 – Helena

Esa noche lógicamente no dormí, me la pase pendiente del móvil  e imaginándome cosas, mis amigos estaban igual y no sabíamos que más hacer. Estaba claro que íbamos a volver a su casa, nos teníamos que enterar si Sofía estaba bien y que había pasado. Se me escapaban las lágrimas imaginando cosas terribles, intentaba pensar que todo iba a estar bien que solo había sido un susto y mi amiga estaba cuidando de su madre, pero algo en mi interior me decía que no pasaba nada bueno.

Me levante peor de lo que me acosté, sin apenas dormir y muy angustiada. Tenía un nudo en el  pecho demasiado grande, ahora mi prioridad era mi amiga pero no se me olvidaba el tema del chiflado que nos perseguía, por no hablar que no sabía nada de Izan.

Me di una ducha para intentar despejarme un poco, me vestí con cualquier cosa y baje a tomarme un café. Pero aun así, me notaba cansada, hasta mis padres me preguntaron y lo achaque a los nervios por la entrevista que tenía mañana.

Bárbara se presento en mi casa, pues tampoco había podido a penas dormir y José vino al rato, con una cara parecida a la nuestra,  aprovechando que mis padres se habían ido a trabajar y estábamos solo, para intentar averiguar algo. A amiga Elsa le tocaba trabajar,  pero la dijimos que la mantendríamos informada. Estuvimos hablando de cómo proceder para ver a Sofía como fuera, incluso pensamos en colarnos en su casa, pero eso ya era demasiado ¿o no?

-Pues yo lo veo, si no nos deja verla entro como sea –dice Bárbara-

-Estoy contigo, porque ese señor no me da miedo –contesta José sin parar de moverse por mi habitación-

-Vale, ¿y cómo lo haríamos? –les miro nerviosa-

-¿Por una vez estamos de acuerdo? No me lo creo –dice José con risa nerviosa- pues mira fácil le empujamos y paso.

-¿Te crees que va a ser tan fácil? –le digo-

-No sé, hago lo que sea para pasar, lo que se me ocurra en el momento –me contesta él-

-Mirar chicos, podemos intentar ir cuando este la señora que limpia, si nos abre ella será más fácil –dice Bárbara-

-Tienes razón, que lista mi chica – dice José dándola un beso-

-Y le preguntamos por Sofía y si no dice nada uno entra a escondidas hacia su cuarto, podría ser – les digo y chocamos la mano-

-Esas son mis chicas –dice José-

-Está la señora por la mañana ¿no? –pregunto-

-Según tengo entendido si, así que venga vamos antes de que se haga tarde, con suerte su padre está trabajando –dice Bárbara y salimos de la habitación con la intención de conseguir nuestro propósito, dar con nuestra amiga-

Estamos llegando a la casa de Sofía con los nervios a flor de piel, para que mentir, estábamos muy nerviosos pero teníamos que hacerlo. Nos quedamos ahí parados a ver si estaba todo tranquilo, con suerte no se escuchaba nada, pero por la ventana vimos a Diana que era la señora de la limpieza. Llamamos al timbre convencidos de que todo saldría bien, enseguida la señora nos abrió y se quedo un poco sorprendida al vernos.

-Hola chicos –nos saludo-

-Hola –la saludamos lo más normal posible-

-¿Qué os trae por aquí? –nos pregunta-

-Pues hemos quedado con Sofía –la contesto con convicción-

-Ah vale, es que no se si se encuentra –abre más la puerta y se aparta- pasar y esperar aquí.

Pasamos los tres a la casa y nos quedamos  observando, no vimos así nada raro la verdad, aunque todo estaba muy silencioso, tanto que me daba hasta miedo pues no parecía que hubiera nadie. José estaba tan nervioso que estuvo a punto de subir detrás de la señora, pero mi amiga y yo se lo impedimos. Escuchamos unos pasos bajar las escaleras, y miramos todos hacía allí pero solo era Diana, que al terminar de bajar el último escalón nos mira extrañada y nos dice que no está.

-No puede ser, hemos quedado con ella –dice José-

-Pues no sé quizá se le ha olvidado, o ha salido a hacer algo y se ha retrasado –nos dice extrañada- seguro que ahora vendrá.

-Pero nos hubiera avisado –dice José cada vez más nervioso-

-No te puedo decir nada más, yo he llegado y no la he visto pensaba que estaba en su cuarto como siempre –nos dice ella-

-Vale no se preocupe, ¿podemos esperarla aquí? –digo intentando calmar el ambiente-

-Si por supuesto –dice ella-

-Gracias Diana –contesta Bárbara-

Nos miramos extrañados, no entendemos nada de esta situación, hasta en mi cabeza empiezo a relacionar el tío que nos sigue con lo que está pasando, no sé porque pero no me da buena espina. Se lo comento a mis amigos y decidimos que hablaremos con los chicos, por si acaso, pero que antes intentaremos encontrarla. La volvemos a llamar, la escribimos y nada, no hay señales y nosotros cada vez más angustiados. Pasa el tiempo y nadie llega, al final optamos por decirle a Diana que si llega nos avise, le damos nuestro teléfono y nos vamos, pues aquí estamos perdiendo el tiempo.

Estuvimos juntos todo el día, fuimos a comer al bar donde trabaja Elsa y le contamos lo que pudimos, mientras que decidíamos que comer aunque no teníamos mucho hambre, mi amiga Bárbara se ponía en contacto con Víctor, pues yo no era capaz de hablar con Izan, no me contestaba los mensajes ni me cogió la llamada. Pensé para mí que estaría ocupado trabajando, y no quise molestar más, o que se había tomado muy enserio lo de o vernos, pero me parecía excesivo.

Quedamos en que luego vendría Víctor y le pondríamos al día, en mi interior deseando que viniera con su amigo, aunque seguro que no, pero quien sabe. Terminamos de comer unos sándwich, y nos pedimos unos cafés haciendo tiempo, mientras dejamos que Bárbara nos pusiera al día con su enamoramiento, e intentamos dejar apartado un poco el disgusto, aunque era imposible. Al poco rato de que nos sirvieran los cafés vemos que viene Víctor hacía nosotros y le acompaña alguien, pero no es Izan, sino Iván.

-Hola –nos saluda Iván-

-¿Qué pasa chicos? –nos dice Víctor y le da un beso a mi amiga-

-Hola –les saludo-

-Hola chicos –dice José- estamos un poco intranquilos, bueno bastante.

-Cómo te he comentado, Sofía no aparece y no sabemos dónde puede estar ni lo que pasa –dice Bárbara-

-¿Le has contado lo que vimos en su casa ayer?- la pregunto-

-Si un poco por encima –contesta mi amiga-

-Algo pasa, es muy raro y no sabemos si tiene que ver con su padre o el tipo que nos sigue –dice José nervioso-

-Tranquilos –dice Iván- ¿Pero el padre os ha dicho algo?

-No, nada y nos fiamos poco de él –dice Bárbara-

-Vamos a ver, ¿pero qué tiene que ver su padre? -dice Víctor confuso- ¿me he perdido algo? –nos mira-

-Pues a ver, su padre maltrataba a la madre de Sofía y bueno a ella le ha llegado algún golpe –dice mi amiga-

-No jodas –dice Iván-

-Por un lado está el padre, y por otro el…. –dice Víctor pensativo- bueno Cristian, ¿por qué ya lo sabéis no?

-Si estamos al tanto – dice José-

-No creo que sea Cristian –contesta Iván-

-¿Por qué? –le pregunto-

-Porque ese tema se está resolviendo –dice Iván- pero se lo comento a Izan y nos ayuda a salir de dudas.

-¿Estas seguro? –le digo-

-Bueno tranquilos, daremos con la solución –dice Víctor intentando calmarnos-

Nos tiramos toda la tarde allí hablando, pero sin llegar a nada concreto, solo hay dos opciones su padre que seguro sabe dónde está y Cristian, pronto averiguaríamos si está metido en esto. Total que los chicos se fueron para intentar ayudarnos por otro lado, y nosotros nos quedamos como estábamos e insistiendo en localizar a nuestra amiga.

Esa noche cuando llegué a casa y disimule lo mejor que pude con mis padres, pues no sabía cómo contarle lo de Sofía, me tome una tila y me subí a mi habitación. No tenia contestación de mi amiga, ni tampoco de Izan por lo que me derrumbé. Cogí un libro para leer, pero no podía concentrarme tenía la cabeza en otro sitio, pensar que mañana tenía la entrevista tampoco me alegraba ya mucho.

A la mañana siguiente me arreglo, me pongo un vestido con un poco de vuelo color blanco y unas sandalias con un poco de tacón, me dejo el pelo suelto y me intento preparar lo mejor posible y concentrarme en lo que tengo que hacer esa mañana. Mi padre me acerca a las oficinas, es una empresa de marketing especializado en publicidad. Estoy nerviosa, pero mi padre me dice que me tranquilice que todo saldría bien y que él me esperará en el coche. Después de que mi padre me desee suerte,  me decido a bajar del coche y me dirijo hacía la puerta.

Dentro del edificio me pareció todo más grande, en recepción les dije que tenía entrevista con el  Sr Antonio, me atendieron amablemente y me acompañaron hasta su despacho. Cuando entré él me saludo con una sonrisa que me pareció muy amigable y me invitó a sentarme.

-Hola Helena, ¿Qué tal estas? –me dice él-

-Hola, bien un poco nerviosa –le confieso-

-Tranquila relájate, simplemente va a ser una charla –me dice sonriente-

-Bueno lo intentare –le digo y sonrío como puedo-

-Tú padre me ha hablado muy bien de ti, no te voy a engañar –me dice- y confío en él plenamente, pero quería conocerte antes que nada.

-Me parece bien –le digo-

-Pues empecemos –me dice y empieza a preguntarme temas sobre mis estudios y mis gustos sobre el puesto que yo contesto cómodamente-

Cuando hemos terminado la supuesta entrevista, me dice que pronto me dirá una fecha para empezar e información con horarios y el trabajo que tengo que hacer, me explica también un poco lo que hacen en la empresa y me intereso sobre ello. Al salir estoy ilusionada, pues ya estoy más relajada por el tema de mis prácticas y mi jefe es bastante agradable. Mi padre me felicita y nos vamos a casa, pues tiene cosas que hacer y no quiere llegar tarde, pero me promete que queda pendiente una comida para celebrarlo.

Cuando llego veo una nota de mi madre donde me dice que me ha dejado comida hecha, se lo agradezco la verdad, aunque aún tengo un nudo en el estómago, tengo que comer algo que no sea sándwich.  Me pongo a comer mientras reviso el móvil, no hay señales aun de Sofía y en el grupo de mis amigos estamos todo igual. Tampoco me responde Izan y eso me cabrea un poco, entiendo que le de miedo lo que está pasando, pero no contestarme ni a un mensaje me parece demasiado, seguro que se ha olvidado de mi y eso me joroba, ya que yo no puedo sacarlo de mi cabeza.

Estoy en el sofá a punto de quedarme dormida, cuando escucho que llaman al timbre y me pongo en alerta, me levanto rápido del sofá y voy a abrir, no espero a nadie pero tengo la mínima esperanza de que sea Sofía. Cuando abro la puerta veo que no es quien pensaba, pero es Bárbara, la digo que pase y vamos al salón.

-Joder pensé que podría ser ella –la digo un poco decepcionada-

-Lo siento, no te he avisado porque me acabo de enterar que Víctor está en casa de Izan, están hablando de lo que le contamos –me dice-

-¿Y qué pasa te ha contado algo? –la digo impaciente-

-No, por eso he pensado que podríamos ir allí –me contesta-

-¿Seguro? A lo mejor no quieren que estemos allí –la digo nerviosa-

-No creo que les importe, no están haciendo nada del otro mundo, hablan de cosas que nos incumben –me dice tranquila-

-Como veas, si quieres ir te acompaño –la digo pensando que así podré saber algo de Izan, incluso verlo-

-Gracias amiga –me dice abrazándome-

-Me debes una, apuntala –la digo riéndome-

-Vale, apuntada –ríe- oye así ves a Izan, también es bueno para ti piénsalo –y me guiña un ojo-

-Quizá… -la digo-

Me pongo un poco decente, pues estaba con un pantalón corto de chándal y unos pelos horribles. Me pongo unos short vaqueros y una camiseta de tirantes, hacia bastante calor. Mientras me peino y me pongo unas zapatillas, mi amiga me pide detalles de mi entrevista de esta mañana, yo la cuento entusiasmada como me fue, con todos los detalles, incluido que mi jefe es súper agradable, por un momento me olvidé un poco de todo lo demás, parecía un día normal de verano.

Ella me escucha ilusionada y me hace comentarios que nos hacen reír a las dos, hasta que saco el tema de Izan y le digo que no sé qué hacer, que parece demasiado distante, más de lo que yo había pensado. Mi amiga me dice que seguro que está preocupado por todo este lio, pero que por lo que había comentado con Víctor parecía que yo le interesaba.

-No sé Bárbara, no me quiero ilusionar mucho –la digo-

-Bueno, ahora veremos cómo está la cosa ¿no? –me dice y salimos a la calle-

-Sí, intentaré hablar con él –la contesto mientras empezamos a tomar dirección a casa de los chicos-

El camino se hace corto, a pesar que no está muy cerca de nuestras casa, pero nosotras siempre tenemos tema de conversación, me comenta que pronto se irá de vacaciones y que pena que yo no pueda ir, también me dice que tendríamos que hacer un viaje todos cuando esto se arregle y ya empezamos a planear algo que no sabemos si ocurrirá.

El portal está abierto cuando llegamos, subimos las escaleras hasta que llegamos a la planta y llamamos al timbre, yo no voy a negar que esté  un poco nerviosa, o bastante no sé. Nos abre Iván y puedo observar que se sorprende al vernos, le saludamos y cuando veo que viene alguien, es Izan, y su cara cambia por completo, puedo adivinar que no se lo esperaba para nada.

Bárbara ya está con los demás, pero no me doy cuenta hasta que Izan me coge del brazo y me lleva a un lado de la casa. No he podido reaccionar, hacia días que no le veía ni sabía nada de él y ahora lo tengo enfrente, me encantaría abrazarle pero no lo hago porque su expresión cambia y parece cabreado.

-¿Qué haces aquí? –es lo primero que me dice-

-He venido para acompañar a mi amiga –le digo sorprendida por cómo ha reaccionado-

-Te dije que no podemos vernos, y va muy enserio –me dice un poco brusco-

-No pasa nada, no he venido a verte he venido con mi amiga porque está aquí su novio, que por casualidad también es tu amigo –le digo un ya un poco cabreada-

-Me da igual, es peligroso ya te lo dije –me dice seco y se va donde están los demás-

Avanzó hasta el sofá y saludo a los chicos, demás me siento y veo que Izan esta con Víctor en la cocina. Yo me integro en la conversación que tienen los chicos, para no pensar en la conversación que acabo de tener con Izan, no me ha gustado nada las formas y sigo pensando que está exagerando.

Al rato veo que Izan está de pie pendiente de la conversación, a veces siento que me mira pero no le hago caso, me siento cansada con todo esto, no puedo más y decido que voy a centrarme en mi amiga que aun no sabemos dónde está.

Llega la cena que estaban esperando y cenamos todos allí, uno de ellos Diego, se va porque tiene prisa. De vez en cuando miro a Izan, pero cuando le miro aparta la vista de mi, intento no prestarle mucha atención pero no puedo evitarlo, su presencia hace que no pueda dejar de pensar que le tengo al lado y no puedo hacer nada, ni una caricia ni un abrazo…

Cuando pasa un buen rato Iván se va a dormir, se disculpa diciendo que mañana madruga y que está cansado, nos quedamos los cuatro y mientras hablamos no sé cómo Izan se ofrece a acompañarme a casa, todo porque mi amiga y su novio puedan hacer sus planes, yo me niego al principio pero al final tengo que ceder.

Estamos llegando a mi casa sin hablar mucho solo sale el tema de Sofía, me jode porque hemos estado muy bien estos días atrás, pero es lo que toca ahora y lo tengo que asumir, aunque me duela. Aunque no puedo parar de recordar los momentos que hemos pasado juntos, su sonrisa grabada en mi cabeza, y si definitivamente me gusta mucho.

Estamos en mi puerta y le ofrezco que entre, le digo que así nadie nos ve juntos en la calle aunque puede que ya lo hayan hecho, me da igual tengo que hablar con él, es ahora el momento.

-Helena sabes que posiblemente nos hayan visto-me dice-

-Pero puede que no –le contesto aunque sé que tiene razón-

-Bueno ahora descansa, debes de estar agotada –me dice mirándome-

-Si la verdad no duermo bien, y hoy será igual –le digo agachando la cabeza-

-Eh, mírame, todo esto pasará. Seguro que tu amiga está bien –me dice mientras se me escapan las lágrimas-

-No puedo parar de pensar cosas malas –le digo secándome las lágrimas-

-Intenta pensar cosas alegres y bonitas, seguro que tienes –me dice y sin pensarlo le abrazo-

-Gracias por acompañarme –le digo mientras me separo-

-No las des, ahora intenta dormir yo me voy –me contesta él-

-Si sabes algo por favor dímelo –le digo preocupada-

-Si no te lo digo yo, te lo dirá otra persona, pero sí tranquila –me dice –

-¿Por qué me evitas? –le pregunto poniéndome seria-

-Porque es mejor así, ya te lo dije-me contesta-

-¿Es por todo esto o por algo más? –le pregunto-

-Por esto ya lo sabes –me dice-

-Pues parece como si no sintieras lo mismo ya, no sé estas raro –le digo-

-No es eso, pero es mejor así, yo no soy de tener novia –me contesta-

-Ya, claro –le digo un poco enfadada por su contestación-

-Hazme caso, es mejor así. No te pido que me olvides, o qué olvides lo vivido porque yo no lo haré, pero haz tu vida porque no te voy a pedir que me esperes, no te lo mereces –me contesta-

-Vale no te voy a insistir, como quieras pero no me parece justo –le digo yo con un nudo en el pecho y decepción-

-La vida no es justa Helena, cuídate y cualquier cosa nos avisas –me dice mientras se da la vuelta y se va-

-Adiós –le digo antes de cerrar la puerta-

En cuanto cierro la puerta me derrumbo, me siento enfadada, triste, angustiada, muchos sentimientos juntos. Subo a mi cuarto, mis padres ya están durmiendo y doy gracias, aunque al final tendré que decirles algo, me ven nerviosa y preocupada ya me han preguntado por si me pasaba algo, yo siempre les digo que son los nervios por las prácticas, pero estoy cansada de mentir y de fingir.

En cuanto me pongo cómoda, me meto en la cama y mis gatos se quedan conmigo, intento ponerme a leer pero no consigo leer mucho ya que tengo la cabeza en otras cosas. Me pongo una película para intentar dejar de pensar, llego a la mitad y me quedo dormida por todo el cansancio acumulado.

Me despierta el móvil y lo intento apagar pensando que es una alarma, pero cuando lo cojo y miro bien veo que se trata de Bárbara y tengo muchos mensajes, son las  5 de la mañana lo cojo un poco nerviosa y adormilada.

-¿Qué pasa?-la digo-

-Helena hemos dado con Sofía –me contesta-

-¿Esta bien? –la pregunto preocupada-

-Si tranquila, bueno más o menos –me dice ella-

-Dime donde esta, ¿la ha pasado algo?-la digo nerviosa-

-Está conmigo, nos vemos a las 9 y te cuento, es muy largo… -hace una pausa- mejor en persona. Solo te puedo decir que ya está aquí y es lo que importa.

-Vale, ¿nos vemos en tú casa? –la digo-

-Si a las 9 en mi casa, aun no he avisado a José y Elsa, es mejor por ahora –me contesta-

-Está bien, hasta mañana y gracias por avisar, os quiero –la digo apenada y contenta a la vez-

-Un beso y descansa un poco, te he avisado para que estuvieras más tranquila, mañana nos vemos –me dice y cuelga-

Me quedo con un sentimiento raro agridulce, sé que algo le ha pasado a Sofía conozco a mi amiga de sobra, me angustia un poco porque me encantaría poder verla y abrazarla, saber que le ha pasado y poder ver que está bien. Intento dormir pero estoy nerviosa porque dentro de unas horas podré ver a mi amiga por fin, al rato me quedo dormida y tengo un sueño, al principio es bueno estamos felices celebrando que hemos encontrado a nuestra amiga pero el final es una pesadilla.

Llego acelerada a casa de Bárbara, impaciente llamo al timbre y escucho unos pasos que se acercan, llevo todo el camino pensando en que habrá estado viviendo estos días, si le han hecho daño o algo malo torturándome a mí misma, pero aunque intentaba pensar positivo que estaba con nosotras al fin, me venía un mal presentimiento y pensamientos malos a la cabeza.

Una Bárbara cansada y ojerosa me abre la puerta, nada más entrar nos abrazamos y me dice que Sofía esta en el sofá que ha conseguido que se durmiera, pero que ha escuchado que tenia pesadillas. Me acerco hacía el sofá para verla, aunque mi amiga Bárbara me dice que no me asuste cuando la veo la cara me da un escalofrió por el cuerpo, no sé que le ha pasado pero no ha tenido que ser bonito.

Capítulo 13 – Helena

Al día siguiente me despierto confusa, toda esta situación me tiene un poco loca. Me doy una ducha y después decido vestirme y bajar a desayunar. Me estoy tomando el café y entran mis padres, por las caras que tienen seguramente me van a decir algo importante.

-Hola hija –me saluda mi padre y se sienta conmigo en la mesa-

-Hola papá –le digo- ¿Pasa algo?

-Nada, ¿qué va a pasar? –dice él contento- bueno, te quería decir algo pero no es nada malo.

-Claro hija, seguro que te alegrará –me dice mi padre y se acerca a darme un beso-

-¿Qué es? –les pregunto curiosa-

-Pues mira, tengo un conocido que tiene un negocio, he contactado con él porque me he enterado que buscaba a alguien para su oficina y he pensado que porque no tú –me mira- solo si te parece bien, así puedes hacer las practicas y seguro que te paga.

-¿Enserio? –le digo entusiasmada- me parece genial, bueno me gustaría saber más detalles de su empresa y eso.

-Claro que sí, yo te contaré un poco pero si quieres le digo que te coja una cita y él te explique bien de qué va, sin compromiso –me contesta sonriendo-

-Vale perfecto –le digo y le abrazo-

-Bueno luego seguimos hablando del tema, que ahora tengo que irme a trabajar-me da un beso y mi madre también me abraza contenta-

-Luego nos vemos hija –me dice mi madre-

-Hasta luego –les digo y se van-

Me hace mucha ilusión poder hacer algo que me gusta y he estudiado, la verdad es una gran oportunidad. Estoy contenta, por fin una buena noticia que hace que se me olvide un poco el resto. Me acuerdo que he quedado con las chicas y José, ya voy tarde como siempre, hemos quedado en casa de Elsa, hoy libra y nos ha dicho que aremos algo de comer en su casa.

Me despido de mis gatitos a los que adoro y salgo por la puerta de mi casa, hoy hace un día caluroso, es normal ya va a llegar julio y por mi encantada, me encanta el calorcito, el verano. Estoy de camino a casa de mi amiga, pues hemos quedado allí todos, y aunque Bárbara y yo vivimos cerca, está tenía primero otras cosas que hacer y me ha dicho que fuera yendo para allá. Sofía me ha dicho que igual también se retrasaba, asuntos familiares, y eso no me ha dado buena espina pero bueno.

Vuelvo a sentir una sensación extraña, como que alguien me sigue, no sé si ya es cosa mía, obsesión o qué. Sigo andando, un poco más rápido ya que no me fio, aunque pensaba que sería Oscar y no le creo mucho, pero no se sabe quién es. Me empiezo a poner nerviosa, siento pasos avanzando detrás de mí, pero cuando veo que esta José un poco más adelante me  siento mejor  y le llamo.

-José-le grito y el me mira y me sonríe-

-Helena –me saluda y yo le alcanzo-

-Pero que guapo estas –le digo y me rio-

-Pues como siempre – sonríe- pero no hables que tú estás preciosa.

-Si bueno –rio- has sido mi salvación.

-¿Tú salvación? –me mira extrañado-

-Sí,  ahora te cuento en casa de Elsa.

Estamos en casa de Elsa ya todos menos Sofía, nos preocupamos todos un poco, no ha vuelto a decir nada de su padre así para preocupar, pero no nos fiamos ni un pelo. Les cuento lo que me ha pasado en el camino y José dice que cuando se ha girado para verme, ha visto a alguien meterse por otra calle, pero que no lo ha reconocido.

-¿Crees que te seguía? –me pregunta Elsa-

-No sé, pero con todo esto que está pasando, puede –la digo-

-Chicas voy a llamar a Sofía –dice José-

-Cuando venga os cuento todo, pero ayer se presento Oscar en mi casa –las digo-

-¿Cómo? Ese desgraciado se presentó en tu casa, no me lo creo – dice mi amiga Bárbara cabreada-

-¿Paso algo? –pregunta Elsa-

-Ahora os cuento, pero se ha ido –las contesto-

Se acerca José a nosotras y nos dice que ya está llegando, que ha tenido movida en su casa y no ha podido salir antes. Ya nos extrañaba que no se la liaran, había tenido unos días buenos o mejores, pero poco dura.

En cuanto se une Sofía les cuento  junto a Bárbara lo que ha pasado, se quedan flipando y más cuando les decimos que ellos también salían en las fotos. Después les cuento lo de Oscar y ya empezamos a divagar,  pensando quien puede ser, unos que si Oscar no tiene cojones que eso le queda grande o que si se ha liado con otra pero no que llegue a tanto, otros que quien sabe que nos esperábamos otra cosa y puede llegar a ser una mala persona de verdad.

Nos tiramos un rato así hasta que ya les cuento lo de mis prácticas para calmar el ambiente, todos se alegran pero les digo que aun tengo que hablar con el hombre y ya les contaré que pasa. Aun así lo celebramos, porque todo hay que celebrarlo y preparamos pasta para comer, que a todos nos encanta.

-Bueno y tú Sofía –dice Bárbara- ¿Qué ha pasado?

-Puf chicos lo de siempre, ya sabéis –nos contesta-

-Queremos que nos cuentes, estamos aquí contigo –le dice Elsa-

-Claro que si, nos contamos todo recuérdalo –la digo-

-Todo, todo –dice José mirando a Bárbara y levantando las cejar, haciéndonos reír-

-Bueno primero ella, luego ya os cuento yo –dice mi amiga sonriendo-

-Vale chicos, me sabe mal estropear el día de verdad –nos dice-

-Cuéntanos –la digo-

-Otra vez mi padre ha pegado a mi madre, han tenido una bronca grande, me he asustado un poco y he bajado a ver qué pasaba, no me ha gustado como la miraba ni la hablaba, pero ella no quiere hacer nada, dice que contra él tiene las de perder y que si no, no tendrá nada y luego estoy yo… -se derrumba y se le escapan las lágrimas- no me quiere dejar con él, y dice que seguro que gana –la abrazamos-

-Siempre te puedes venir aquí ya eres mayor, además puedes elegir –la dice Elsa-

-Ya pero la chantajea –nos dice Sofía asustada-

-Deberías salir de allí, y si tu madre no quiere hacer nada es cosa suya –le dice Bárbara-

-Tiene razón, así puede que tú madre lo vea de otra manera –la digo-

-Puede ser, no quiere molestar –dice mirando a Elsa-

-No molestas tonta –la dice ella-

-Señorita, haz las maletas que nos vamos de mudanza –dice José y la abraza- no puedes estar más en esa casa.

-Lo malo que no tengo como pagarte –dice Sofía preocupada-

-Ya nos arreglaremos, te puedo conseguir algo o puedes buscar de lo que has estudiado –contesta Elsa-

-Hablaré con mis padres –la digo-

-Y yo con los míos –dice Bárbara-

-A mi no me hagáis hablar con ellos –contesta José y le miramos- bueno si os ponéis así, vale.

Pasamos allí la tarde, nos ponemos películas con palomitas, Bárbara nos cuenta su historia con Víctor, y me doy cuenta que no le he contestado. Cojo el móvil un momento y le escribo le digo que vale pero que si se algo más o ha pasado algo. Me contesta con un cuando nos veamos te cuento, que me preocupe y que tenga cuidado. Y le contesto enseguida con un vale que me avise y nos vemos. Me vuelve a contestar con un te avisaré en cuanto pueda.

Se hace tarde y decidimos irnos cada uno a su casa, yo como siempre me voy con Bárbara mientras que Sofía y José se van por su lado después de despedirnos. Hemos dejado descansar a nuestra amiga Elsa, mañana ya trabaja y hemos estado toda la tarde en su casa. Estoy andando con mi amiga por las calles, ya casi es de noche y empieza a oscurecer, y me da un poco de mal rollo con lo que está pasando. Acelero el paso y mi amiga me sigue el ritmo, aunque protestando un poco pero lo entiende.

Cuando llego a casa es como que me siento a salvo, por decirlo de alguna manera, no sé cómo expresar lo que siento porque es una sensación extraña. Me pongo a leer un rato intentando desconectar hasta que me llaman mis padres para cenar, con ellos tengo que disimular por nada del mundo se me ocurriría contarles nada, y me cuesta cada día un poco más. Hablamos de las prácticas que tengo la entrevista en unos días, me dicen que este tranquila y que todo saldrá bien, que no tengo porque preocuparme, disfruto del momento con mis padres y me siento a salvo de todo.

Estoy ya en la cama con mi diario, escribir me ayuda mucho y siempre que puedo suelo hacerlo. Me interrumpe el sonido del móvil es un mensaje de Izan, me dice que  mañana tiene el día libre y si quiero podemos vernos por la tarde. Pero cuando voy a contestar me entra una llamada, es mi amiga Bárbara.

-¿Qué pasa petarda? –la digo cuando se lo cojo-

-Nada que no puedo dormir –me dice-

-¿Por qué? –la digo aunque me imagino la respuesta-

-Por todo esto, estoy un poco ya cansada y asustada –me contesta-

-Ya, a mi me pasa igual esto ya es demasiado extraño –la digo-

-Pues sí, me da miedo que pase algo grave no sé –dice ella-

-Puede que solo se quede en un susto, o eso espero ¿sabes algo más? –la pregunto por si Víctor la ha comentado algo nuevo-

-Que va, estoy igual –suspira-

-Bueno, seguro que descubrimos quien es y acaba esta mierda –la digo intentando tranquilizarla-

-Seguro que al final acaba en nada, somos unas paranoicas ¿no? –me dice-

-Mira intento pensar que no llegará a más, pero me asusta tanto como a ti, espero que seamos unas paranoicas – rio y ella rie conmigo-

-Tía te quiero y perdona por llamarte a estas horas –me dice-

-No digas tonterías, sabes que aquí estoy para lo que necesites cuando necesites, y yo también te quiero –la digo- ahora descansa y cuídate mañana hablamos.

-Hasta mañana y gracias amiga, descansa tú también y ten cuidado – nos despedimos y colgamos-

Dejo el móvil y cojo un libro, ya que me relaja bastante leer antes de dormir. Cuando ya pasa un buen rato me quedo dormida con el libro y el mensaje sin contestar, pero no tardo en tener pesadillas con un chico encapuchado siguiéndome y yo corro y corro hasta que me coge y descubro que es Izan. Me despierto asustada y luego me cuesta volver a coger el sueño, lo consigo pero vuelvo a tener pesadillas.

Después de pasar una noche horrible me levanto y me doy una ducha, me visto y bajo a desayunar y a jugar un rato con Sal y Pimienta eso hace que sonría. Cuando vuelvo a mi habitación a por el móvil me doy cuenta que no contesté a Izan, y es lo primero que hago. Le digo que vale que nos vemos esta tarde en el mismo local del otro día, y me contesta enseguida que mejor viene a buscarme yo le digo que no que no hace falta pero insiste tanto que al final le tengo que decir que sí.

Me pone nerviosa quedar con él, pero me gusta a partes iguales no sé lo que siento pero estoy tan a gusto cuando estoy con él que se me olvida un poco que acabo de salir de una relación, pero esto no tiene porque ser una relación seria ¿no? o bueno quizás si pero no tiene porque ser inmediato me digo a mi misma, aunque en el fondo sé que me estoy pillando. Me pongo algo sencillo,unos pantalones cortos vaqueros y un top, me miro en el espejo y decido recogerme el pelo con una coleta, me estoy retocando cuando me llega un mensaje de que ya está allí.

Salgo de casa y cuando me ve nos sonreímos, voy hacía él  y nos quedamos los dos parados sin saber cómo nos saludamos, le doy una abrazo y él me lo devuelve. Y ese abrazo me sabe a gloria al igual que el olor que desprende.

-Hola- le digo-

-Hola –me dice- ¿qué tal?

-Pues bueno, bien y mal –le contesto- ¿y tú? Vaya ojeras llevas…

-No he dormido bien, ¿me vas a explicar ese bien y mal? –la me dice mirándome-

-Si claro, cuando te invite a un café en nuestro bar preferido –le contesto y comienzo a andar-

Veo que me sigue y nos dirigimos al local del otro día, le comento que me gusto mucho el sitio y todo lo que tenían para tomar. Hablamos sobre el tema de los batidos, de los cafés y cuando me doy cuenta a hemos llegado.

Nos sentamos en la mesa del otro día, y él pide un café solo con hielo yo me pido otro pero capuchino, y para comer esta vez elijo yo. Voy a la barra y le dejo en la mesa, pues hoy quiero invitar yo y aunque se pone cabezota al final me da la razón. Cuando llego para pedir y veo la tarta de queso que tienen allí no me puedo resistir y pido un trozo para compartir, el hombre tan amable que me atiende, me sirve los cafés y el trozo de tarta en una bandeja y me dirijo a la mesa.

-Aquí tienes tú café y nuestra tarta de queso –le digo sonriendo-

-Que buena pinta tiene –me dice-

-Si la he visto y no me he podido resistir – dice ella-

-Pruébala y me cuentas –me dice sonriendo-

-Venga vale –cojo un trozo y lo pruebo- esta increíble.

-Vamos a ver si esta tan increíble –coge otro trozo y lo prueba- tienes razón –nos reímos-

-Bueno que me tienes que contar –le digo-

-No sabemos quien es, pero he pensado que para quitar sospechosos podría hablar con Oscar –me dice –

-Pues creo que no, porque se ha vuelto a Londres –le contesto-

-¿Cuándo? –me pregunta-

-Ayer, bueno vino el otro día a mi casa, el día que paso eso –le digo – por la noche, le dije bueno de todo la verdad, que me dejara en paz, le referí lo de que me seguía pero él lo negaba.

-¿Y le crees? –me pregunta-

-No sé, porque ayer sentí que me seguían otra vez y supuestamente ya no está aquí, y además la foto donde él salía –le digo un poco confusa-

-Joder, cuando te pase eso llámame –me dice y suspira- si no es él, creo que puede ser otra persona, pero si es quien pienso es peligroso.

-Tranquilo vi a José y no pasó nada –le digo – ¿Quién crees?

-El tío que pego a mi hermano, con quien me viste pegarme esa noche –me dice agachando la cabeza-

-Pero ¿por qué? –le pregunto nerviosa-

-No sé Helena, por venganza puede ser –me dice y se le ve preocupado- pero no es seguro, aunque cada día que pasa pienso que es él.

-¿Y qué hacemos? –le digo mirándole-

-No sé, solo quiero que no te pase nada, ni a ti ni a los demás –me dice- intenta no salir sola, no estar por ahí sola.

-Puf lo intentaré –le contesto-

-De verdad –me coge la mano- hazme caso, y deberíamos no vernos mucho, puede que si no me ven con nadie, os dejen en paz.

-Y tú ¿qué pasa contigo?-le pregunto más nerviosa-

-Yo estaré bien, no te preocupes –me dice mientras le acaricia la mano- intentaré solucionar esto.

Salimos de allí y para cambiar de tema le cuento que puede que haya conseguido unas prácticas en una empresa, que me lo ha comentado mi padre y que en unos días tengo la entrevista, me felicita y me dice que seguro que me va bien, yo le contesto ilusionada aunque por dentro tengo un nudo en el estómago.

-Bueno señorita, hazme caso en lo que te he dicho y cualquier cosa me dices –me dice cuando llegamos a mi casa-

-Sí señor, no te preocupes y lo mismo te digo –le digo acercándome a él- yo tampoco quiero que te pase nada a ti.

-Por mí no te preocupes –me dice y me abraza-

Nos quedamos lo que parece unos segundos abrazados hasta que nos separamos y me besa, es un beso corto, o por lo menos a mi me ha sabido a poco, pero me gusta. Y cuando nos separamos y se va siento que vuelve el nudo y que no podré verle, o por lo menos no hasta que sepamos qué pasa.

Hablo con mis amigos por video llamada contándoles un poco la situación y me doy cuenta que todos estamos bastante preocupados, aunque Sofía no ha dado señales en todo el día y no sé qué pre asusta más. Decidimos dejar pasar este día y si mañana no contesta ir a buscarla, no sabemos hasta dónde puede llegar su padre y tenemos miedo de que le haga algo a ella.

Esa noche no es mejor que la anterior, y menos cuando descubro que nuestra amiga sigue igual sin contestar. Me levanto y quedo con mis amigos para ir a buscar a Sofía, me reúno con Bárbara que vive cerca de mi casa y vamos las dos lo más deprima que podemos hacia allí.

José y Elsa ya están esperando, veo que esta última está con el móvil e imaginamos que intenta hablar con ella por última vez pero nada, no hay manera. Decididos llamamos a la casa pero nadie nos abre, esperamos un rato y nada. Preocupados damos una vuelta sin rumbo pensando que hacer, pero ni coge el móvil ni contesta los mensajes ni nada.

Volvemos a casa de Sofía para ver si conseguimos que nos abra alguien, cuando vamos a llamar vemos que la puerta se abre y salen policías y el padre de nuestra amiga. Nos quedamos allí sin saber qué hacer, cuando nos reconoce el señor Ignacio nos dice que no podemos estar ahí y los policías también nos dicen lo mismo. Le preguntamos por nuestra amiga, pero solo nos dice que no es momento,  que ya tendremos noticias que nos vayamos y no nos preocupemos.

Pero como no nos vamos a preocupar, si no sabemos nada de ella desde hace día y medio y vemos este panorama. José le insiste pero por desgracia no consigue nada, nos vamos de la puerta pero no muy lejos, cuando estamos pensando en irnos vemos venir una ambulancia que se estaciona en la casa de nuestra amiga. Nos miramos entre nosotros y sabemos que ha pasado algo grave, pero ¿será a Sofía?

Cap13 chica con gato

Capítulo 12 – Izan

-¿Qué pasa? –cojo el móvil de sus manos, lo primero que veo son fotos, de ahora nuestras, en la cafetería, de ella en varios sitios, y mías. No me lo creo que cojones es esto, no entiendo nada, alguien nos está espiando. Pero ¿quién? Me pongo a mirar más el móvil.

-¿Por qué tiene fotos nuestras? –pregunta-

-Nos ha estado siguiendo, seguro que es la persona que vi anoche –le digo preocupado y cabreado a partes iguales- espera también hay fotos de mis amigos, tus amigos…

-No puede ser, déjame verlo –me dice cogiendo el móvil- sale también Oscar, no es él entonces.

-Pero voy a descubrirlo, estate segura –le digo y miro el móvil otra vez esperando encontrar algo más, tenemos que irnos- Vamos

Comienzo a andar y ella me sigue, estoy muy cabreado y cuando estoy así prefiero no hablar. Me guardo él móvil y decido llamar a Víctor, puede que él encuentre algo, quedo en una hora en mi casa, y de digo a Helena que viene también Bárbara. Vamos los dos callados en el camino, no decimos nada solo observamos las calles, las personas. Me da rabia que estemos así, que haya acabado así la tarde, con lo bien que estábamos, pero ahora solo pienso en el desgraciado que nos está espiando.

Llegamos y subimos las escaleras, veo que ella me sigue, sin decir nada. Abro la puerta de casa y viene Charly corriendo a saludar, le hago un par de cosas y entro, veo que el perro va con Helena y ella le acaricia encantada, mientras que mi perro le da lametones, consigo sonreír. Pero se me quita la sonrisa en cuanto sale Iván de la habitación.

-Hombre hola –nos saluda- no os esperaba.

-Un imprevisto, ahora vienen Víctor y Bárbara –le digo serio- tenemos que mirar una cosa, ahora cuando venga te cuento.

-Vale, pero ¿ha pasado algo? –nos mira-

-Sí, bueno tranquilo, ahora te cuento –le digo- voy un momento al baño.

Entro en el baño, tengo demasiado cabreo y rabia acumulada, no sé cómo manejar esto, no sé por dónde empezar, saber que alguien nos sigue, nos hace fotos, no entiendo. No estoy preocupado por mí, sino por ella y nuestros amigos. Me lavo la cara y me mojo la cabeza, necesito aclararme un poco, necesito intentar calmarme.

Cuando salgo del baño veo a Helena sentada en el sofá, está mirándolo todo curiosa, y sonrío un poco, ella me mira y me acerco al sofá. Me siento a su lado sin decir nada, ella tampoco lo hace, pongo mi mano en su pierna.

-Lo siento –le digo- estoy preocupado por esto, y cabreado por no pillar a ese idiota.

-No pasa nada, lo pillaremos –me dice con intención de calmarme y acaricia mi mano, yo la miro y le doy un beso en la frente-

Suena el timbre y sale Iván a abrir la puerta, son Víctor y Bárbara,  me levanto y esta última va donde esta Helena. Hablo con Víctor y le doy las gracias, le resumo muy resumido lo que ha pasado, tan resumido es que no entiende nada, entonces le digo que vayamos al sofá y hablamos más tranquilos.

-No entiendo, pero ¿esto ya os ha pasado? –nos mira Víctor a Helena y su amiga-

-Sí, pero no le dimos importancia –contesta Bárbara-

-Hasta que anoche si me asuste –dice Helena y les cuenta lo que pasó,  que yo ya me sé-

-Me lo contó a mí, yo ya empecé a preocuparme –continuo yo- pero no pensé que iba a llegar a esto –les enseño el móvil con las fotos, donde salimos todos, Helena, sus amigos, mis amigos y yo-

-Pero a mí también me han vigilado –dice Iván sin creerlo- y a los chicos.

-Eso parece –dice Helena-

-¿Y qué quieres que haga con esto? –le dice Víctor descolocado-

-Intentar averiguar quién es, o de quien es el móvil, no sé si podrás hacer algo –le digo un poco desesperado-

-Oye, no quiero asustarte pero también sale tú hermano –dice Iván-

-Dámelo –le ordeno y le cojo el móvil-

Miro el móvil y efectivamente, también sale mi hermano, joder porque esto. Me levanto del sofá y cojo mi móvil, tengo que averiguar que Aarón está bien, pero no me lo coge nadie. Salgo de la casa sin decir nada, bajo las escaleras lo más rápido que puedo con intención de ir a casa de mis padres, pero siento que alguien viene detrás y cuando ya estoy en la calle me agarra, es Víctor.

-Tío para –me dice-

-No puedo tengo que comprobar que está bien –le digo nervioso-

-Seguro que está bien, piénsalo fríamente, todos estamos bien –me dice intentando tranquilizarme-

-Joder, no sé –le digo- ¿Qué hago?

-Primero tranquilízate, y luego pensamos algo –me dice y me ofrece un cigarro- yo miraré el móvil, a ver si veo algo más.

-Gracias –le digo y nos fumamos el cigarro en silencio-

Entramos en casa, mi amigo sigue intentando tranquilizarme, las chicas se levantan y vienen hacía nosotros, y yo me meto en mi cuarto. Les escucho hablar algo, pero necesito estar un rato solo, necesito pensar y tranquilizarme un poco.

Llaman a la puerta y no levanto la cabeza, estoy sentado en la cama, y siento que alguien se sienta a mi lado, sé que es ella por su olor y la miro. Está asustada lo sé,  pero no sé qué hacer, lo único que quiero es encontrar al tío y matarle. Me abraza sin pedírselo, y me doy cuenta que lo necesitaba, la abrazo yo también y así nos quedamos un rato, ojalá toda la vida.

-¿Necesitas algo?-me dice-

-Si encontrar a ese gilipollas-le contesto-

-Lo encontraremos, pero cálmate por favor –me mira preocupada-

-Lo intento de verdad –le digo y alguien entra interrumpiéndonos-

-Siento interrumpir, pero nosotros nos vamos –dice mi amigo-

-¿Te vienes Helena? –le pregunta Bárbara-

-¿Estarás bien? –me mira Helena con preocupación-

-Si no te preocupes, vete y descansa –le digo, se que lo necesita, lo necesitamos los dos-

Siento que se cierra la puerta y me quedo ahí en la cama tumbado, me pongo a pensar y pensar sin parar, quien podría ser. Pero no sé, si fuera el ex de Helena, porque nos espía a todos y también sale en las fotos, no tiene sentido que sea él. Pero quien cojones es, solo pienso y pienso en los últimos días, semanas, y se me viene alguien a la cabeza, pero no puede ser.

Sigo pensando en esa persona, y cada vez me parece más claro, seguro que busca venganza por lo que pasó, entonces ahora sí que me preocupo, no es cualquiera le conozco bien y es capaz de cualquier cosa, esto seguro que solo ha sido una llamada de atención, incluso ha mandando a alguien a espiarnos.

Pasan las horas y yo sigo dándole vueltas a la cabeza, tendré que hablar con él, pero primero quiero esperar que Víctor mire bien el móvil, pero antes debo avisar a Helena. Le escribo un mensaje con un simple tenemos que hablar.

Es lunes y tengo que ir a trabajar, me levanto pensando en el mismo tema, aun sigo pensando que hacer. Bueno en realidad lo tengo claro, ir a verle aunque tenga que partirle la cara, pero no quiero precipitarme, no cuando está involucrada mi gente.

Una buena ducha me deja nuevo, me visto y me tomo mi café, después saco  Charly un rato. Cuando ya veo que ha sido suficiente paseo, subo a casa de nuevo y miro el móvil antes de irme a trabajar, ningún mensaje de Helena, ni de mi amigo.

En el trabajo coincido con Jorge como siempre para comer, le cuento lo que pasa me lo ha notado, es mi colega y no podía ocultárselo. Me dice que tenga cuidado y que contemos con él para lo que haga falta. Terminamos de comer y quedamos en que luego nos vemos cuando salgamos, así hablamos más y me despejo la cabeza.

Estamos Jorge, Iván y yo en nuestra casa, porque ya la siento mía y eso que llevo poco aquí. Les cuento lo que pienso, y ellos me dicen que puede ser pero aun no se sabe seguro, que sea paciente.

-Espera que nos diga algo Víctor al menos –me dice Iván-

-Haznos caso Izan, es lo mejor ¿y si es el ex de Helena? –dice Jorge-

-No sé tío, no creo… -digo pensativo- bueno la verdad no lo sé, sale en las fotos, pero  si es quien yo pienso, tengo un problema y además bien gordo.

-Lo solucionaremos –dice Jorge e Iván asiente-

-Gracias chicos –les digo y veo que suena mi móvil-

Lo cojo es Víctor, me dice que quiere verme y le digo que venga a casa, le pregunto si ha encontrado algo y me comenta que poca cosa pero que quiere enseñármelo. Yo me levanto y me dirijo a la terraza, necesito respirar, en realidad no respiro tranquilo desde esta pesadilla. Bueno en realidad, desde que nos cruzamos con él, desde esa maldita noche, aunque si pienso bien, si yo no lo hubiera conocido antes, quizá no se hubiera acercado a mis amigos, mi familia.

-Eh, ¿estás bien? –dice Jorge ofreciéndome una cerveza y a cojo-

-Gracias, es que todo esto me tiene en vilo –le contesto-

-Lo sé, pero para eso están los colegas, no estás solo –dice él-

-No quiero que os pase nada, en serio –le digo-

-Tranquilo no te pongas melancólico que no pasará nada –y me da una palmada en el hombro- entremos.

Esperamos a Víctor me ha dicho que tardaba un rato, mientras mi amigo Iván se ha ofrecido a sacar un rato a Charly, le ha cogido mucho cariño y ahora hasta le entusiasma sacarlo, bueno por la mañana no mucho, pero eso nos pasa a todos.

Estoy con mis pensamientos cuando miro el móvil, es de ella me dice que vale pero que si se algo más o ha pasado algo. Le contesto con un cuando nos veamos te cuento, que no se preocupe pero que tenga cuidado. Y me contesta rápidamente con un vale que la avise y nos vemos. Yo la vuelvo a contestar con un te avisaré en cuanto pueda.

-Hola ya estamos aquí, mirar a quien me he encontrado –entra Iván y mi perro-

-Hola chavales –saluda Víctor- perdón por tardar

-Hola tío, no pasa nada –le saludo y seguidamente Jorge-

-Señores voy a por algo de beber –dice Iván y trae una cerveza para cada uno-

-¿Qué has visto? –le pregunto directamente-

-He mirado todas las fotos, todos los archivos, y lo único que encontré fue una foto de unos coches y un video –saca el móvil y nos lo enseña- estaban en una carpeta oculta.

-A ver –cojo el móvil y miro bien la foto- no sé de quién son estos coches

-No se puede averiguar mucho más, las matriculas ni se ven –dice Víctor-

-Joder, estamos igual –le digo- se me ha ocurrido alguien –miro a mi amigo Víctor-

-Pero no sabemos si es seguro –puntualiza Jorge-

-¿Quién? –pregunta un impaciente Víctor-

-Puede ser Cristian, y te digo que si es él es más peligroso de lo que creemos –suspiro- yo le conozco bien, se lo que es capaz de hacer. Si lo está haciendo por venganza, por mí por lo de esa noche, lo de mi hermano puede ser una broma comparado con lo que es capaz, os lo aseguro.

-Pero puede ser que sea otra persona, incluso el ex de Helena –dice Iván- no te desesperes tan pronto, hay que investigar bien.

-Me desespero porque no hay tiempo, estoy por hablar con él –les digo-

-¿Con quién? Espero que sea con el tal Oscar, porque con el otro ni de coña, no sin saber que es él –dice Jorge preocupado-

-Es verdad, habla primero con Oscar, así te quitas de dudas –dice Víctor-

-No creo que me diga que fue él, así de primeras, pero puedo intentarlo –les digo-

-Podemos amenazarle –dice Iván casi riéndose- perdón es que ya me estoy metiendo en el papel.

-Tío esto no es de risa –le doy un codazo- bueno primero creo que voy a decírselo a Helena, para que lo sepa. Pero estoy convencido de que no creo que sea él o por lo menos el solo, ya que sale en una foto.

-¿Qué pasa ahora estáis saliendo? –dice Iván-

-Uy, que se nos ha enamorado el niño –dice Víctor y se ríen todos-

-Anda callaros, que no estoy enamorado ni mierdas –les contesto molesto- solo que es su ex para que lo sepa y ya está.

Pasamos un rato con bromas y eso hace que se me olvide un poco la situación, estos chicos son incansables. Cuando ya se hace un poco tarde después de cenar algo, se van Víctor y Jorge a sus casas, mientras que nosotros nos quedamos un rato más en el salón viendo una película, hasta que me entra el sueño y me voy a la habitación.

Me dejo caer en la cama, estoy agotado y últimamente no duermo muy bien, cojo el móvil y escribo a Helena, la digo que mañana tengo el día libre y si quiere podemos vernos por la tarde. Me pongo la música como siempre, y antes de leer la respuesta de ella me quedo dormido, y esa noche tengo pesadillas.

Después de sacar a mi perro y correr un rato, llego a casa me ducho y me tomo el segundo café de la mañana. Veo que aun no tengo respuesta de Helena, pero tengo que hablar para contarle lo de su ex y para saber que está bien, no sé qué me pasa pero tengo ganas de verla en general aunque no quiera admitirlo. No entraba en mis planes pillarme por nadie, y como mis sospechas sean ciertas más me vale olvidarme.

Me pongo a mirar de nuevo la foto de los coches, intento pensar y recordar si los he visto si me suenan, pero nada. En ese momento veo que me ha contestado, me dice que vale que nos vemos esta tarde en el mismo local del otro día, yo la contesto que mejor voy a buscarla y aunque al principio se niega, al final consigo que me diga que sí.

-Me voy tío-le digo a Iván que está en el sofá-

-¿Dónde vas niño? –me dice con una sonrisa-

-He quedado con Helena –le digo- no quiero comentarios –y oigo que se ríe mientras salgo de casa-

Llego a su casa y cuando la aviso que ya estoy sale, hoy lleva unos pantalones cortos vaqueros y un top negro, esta guapa con su pelo recogido en una coleta. Me sonríe y viene hacía mi, nos quedamos los dos parados sin saber cómo nos saludamos, y me abraza, nos abramos los dos. Lo que me llena esa abrazo no lo sabe nadie, ni ella misma, me siento completo, me siento bien.

-Hola- me dice-

-Hola –la digo- ¿qué tal?

-Pues bueno, bien y mal –me contesta- ¿y tú? Vaya ojeras llevas…

-No he dormido bien, ¿me vas a explicar ese bien y mal? –la digo mirándola-

-Si claro, cuando te invite a un café en nuestro bar preferido -me dice y empieza a andar-

La sigo y nos dirigimos al local del otro día, me dice que le gusto mucho tanto el sitio en si como las cosas que tenían para tomar. Hablamos sobre el tema de los batidos, de los cafés y cuando queremos darnos cuenta estamos allí, y ya sabemos lo que vamos a tomar.

Nos sentamos en la mesa del otro día, y yo me pido un café lo necesito y ella pide otro pero en vez de solo con hielo, lo pide capuchino, y para comer esta vez dice que le toca elegir a ella. Va a la barra y me deja en la mesa, dice que hoy le toca a ella y a mí no me importa, además es un poco cabezota.

-Aquí tienes tú café y nuestra tarta de queso –dice sonriendo-

-Que buena pinta tiene –la digo-

-Si la he visto y no me he podido resistir – dice ella-

-Pruébala y me cuentas –le digo sonriendo-

-Venga vale –coge un trozo y se lo mete a la boca- esta increíble.

-Vamos a ver si esta tan increíble –cojo otro trozo y lo pruebo- tienes razón –nos reímos-

-Bueno que me tienes que contar –me dice-

-No sabemos quien es, pero he pensado que para quitar sospechosos podría hablar con Oscar –la digo-

-Pues creo que no, porque se ha vuelto a Londres –me dice y me sorprendo-

-¿Cuándo? –le pregunto-

-Ayer, bueno vino el otro día a mi casa, el día que paso eso –me dice- por la noche, le dije bueno de todo la verdad, que me dejara en paz, le referí lo de que me seguía pero él lo negaba.

-¿Y le crees? –la pregunto con curiosidad-

-No sé, porque ayer sentí que me seguían otra vez y supuestamente ya no está aquí, y además la foto donde él salia –me dice confusa-

-Joder, cuando te pase eso llámame –le digo- si no es él, creo que puede ser otra persona, pero si es quien pienso es peligroso.

-Tranquilo vi a José y no pasó nada –me dice – ¿Quién crees?

-El tío que pego a mi hermano, con quien me viste pegarme esa noche –le digo agachando la cabeza-

-Pero ¿por qué? –me dice-

-No sé Helena, por venganza puede ser –le digo preocupado- pero no es seguro, aunque cada día que pasa pienso que es él.

-¿Y qué hacemos? –me dice mirándome-

-No sé, solo quiero que no te pase nada, ni a ti ni a los demás –le digo- intenta no salir sola, no estar por ahí sola.

-Puf lo intentaré –me dice-

-De verdad –la cojo la mano- hazme caso, y deberíamos no vernos mucho, puede que si no me ven con nadie, os dejen en paz.

-Y tú ¿qué pasa contigo?-me pregunta nerviosa-

-Yo estaré bien, no te preocupes –le digo mientras le acaricia la mano- intentaré solucionar esto.

Salimos de allí y me cuenta que cree que ha conseguido unas prácticas en una empresa, que se lo ha comentado su padre, yo la felicito se la ve ilusionada. Me encanta verla así contenta y habladora, yo la escucho y la observo hasta que llegamos a su casa.

-Bueno señorita, hazme caso en lo que te he dicho y cualquier cosa me dices –la digo-

-Sí señor, no te preocupes y lo mismo te digo –me dice y se acerca a mi- yo tampoco quiero que te pase nada a ti.

-Por mí no te preocupes –la digo y la abrazo-

Nos quedamos unos segundos abrazados hasta que nos separamos y la beso, no debería no aquí en medio sabiendo que los pueden ver, pero tenía muchas ganas. Es un beso corto, pero me conformo lo mejor es que no nos vean juntos, será lo mejor.

Estoy dando un paseo solo, cuando me doy cuenta que alguien va detrás de mí, pero me alegro espero que sea la persona que estamos buscando necesito saberlo. Me meto en el próximo callejón que veo para ver si me sigue, y así es alguien va detrás. No me da tiempo a girarme pues me sujeta y me pone una navaja en el cuello.

-Quien coño eres –le digo-

-Sabes quién soy ¿verdad? –me dice y reconozco su voz-

-Sí, ahora si- le contesto-

-Pues te voy a explicar lo que tienes que hacer para conseguir que no te mate ¿o quieres morir? –me dice-

-¿Qué quieres? –le digo cabreado-

-Quiero muchas cosas, entre ellas que me hagas un pequeño favor –me dice riéndose-

-Habla –le digo, me suelta y me giro para mirarle a la cara-

Cap12 chico anillo