Capítulo 6 – Izan

Estoy andando por la calle cuando noto que me suena el móvil, miro la pantalla y es una llamada de mi amigo Jorge.  Me quedo parado donde estoy y me pienso unos minutos si cogerlo o no, por un lado no me apetece dar explicaciones y por otro es mi colega. Decido cogerlo, tampoco tengo mucha opción me ha llamado dos veces seguidas mientras yo me decidía.

– Izan ¿estás en tu casa? –me pregunta nada más descolgar-

-No, estoy en la calle –le digo-

-¿Todo bien?-me pregunta, y a no me queda más remedio que contárselo-

-Nos vemos ahora en el bar de Iván y te cuento-le digo-

-Vale, voy para allá –me contesta él-

-Hasta ahora-le digo mientras voy de camino a donde hemos quedado-

-Ahora nos vemos- me dice y colgamos-

Cuando llego al bar veo que Jorge ya está ahí sentado en una mesa de fuera, hablando con Iván, a saber de lo que estén hablando estos. Me acerco hacia allí con mi perro, creo que el también quiere descansar y seguro que tiene sed y hambre. No lo he pensado cuando me he ido de casa, pero sin él sí que estaría perdido, es mi fiel compañero y el único que parece que me quiere en esa casa. En cuanto llego me siento en la silla que queda vacía, y veo que me miran los dos.

-Hola tío ¿qué pasa?-me dice Iván- ¿te pongo algo?

-Hola –les saludo- si por favor, dame una Coca-Cola.

-Voy a por ella –me dice-

-Espera –hago que frene- trae agua para Charly y algo de comer, ahora te cuento –le digo y entra a por ello-

-Izan, cuéntame que pasa –me dice Jorge preocupado-

-Nada, solo que la he tenido con mis padres por lo de Aarón –le digo y suspiro- me han echado de casa…

-¿Enserio? Si tú no tienes culpa de eso-me dice impresionado- de lo tuyo si.

-Ya, eso díselo a ellos… No me creen –le digo-

-Joder, ¿dónde vas a ir?-me pregunta cuando justo llega Iván con lo que he pedido-

-Aquí tú refresco –me dice dándome la Coca-Cola- Y el agua para nuestro Charly y comida – le pone agua y un poco de carne, el perro contento empieza a comer-

-Muchas gracias tío –le digo-

-Nada hombre –se ríe viendo como come mi perro-

-Oye siéntate-le digo a Iván- es un momento.

-Claro, ¿pero pasa algo?-me dice mientras se sienta-

-Mis padres me han echado de casa-le contesto- por lo de Aarón, se piensan que yo tuve algo que ver.

-Puedes quedarte en mi casa sin problema –me dice Jorge- mis padres ya sabes que te aprecian mucho –me quedo pensativo sin saber que decir no me apetece explicar la situación a sus padres-

-Oye, o si quieres en mi piso sin problema –me ofrece también Iván-

-Gracias a los dos –les digo- no sé qué hacer, me quedaría en tu casa –le digo a Jorge mirándole- pero tío no quiero dar explicaciones a tus padres ni mentirles a la cara –suspiro-

-Ya lo entiendo –me dice él dándome unas palmadas en la espalda- como tú quieras.

-Vente a mi piso, no hay nadie –me dice de nuevo Iván- tuve un compañero pero se piro hace poco, podemos compartir piso –me dice sonriendo- hasta que tu decidas.

– Bueno vale, pero no digáis nada –les digo- se lo contaré a los demás, pero prefiero en persona.

-Sin problema –contesta Jorge e Iván me guiña el ojo en respuesta-

Al rato Jorge se va porque tiene cosas que hacer, y yo me quedo ahí hasta que Iván acaba el turno.  Entonces nos vamos a su casa, el camino no es muy largo, un paseo andando. Entramos y dejo mi mochila y mis cosas en la que va a ser mi habitación, es normalita ni pequeña ni grande, con una cama en el lado de la ventana que da a la calle y un escritorio en el otro lado junto a un armario. Estoy mirando la habitación y me doy cuenta que me faltan muchas cosas de mi casa, bueno de casa de mis padres porque de mía tiene poco, pero bueno ya veremos que hago.

Le agradezco a mi amigo otra vez que me deje quedarme aquí, el me dice que se alegra de tenerme, que así nos hacemos compañía. Mientras se acomoda en el sofá yo decido que necesito una ducha,  dentro de ella me pongo a pensar en todo mientras las gotas de agua caen por mi cuerpo. No sé lo que voy a hacer, dejare pasar unos días para aclararme y luego ya veré, lo que me preocupa es no saber de mi hermano.

Me acomodo en el sofá con Iván cuando salgo de la ducha, es domingo y no tenemos planes, por lo que nos quedamos viendo una película y pedimos unas pizzas para cenar. Tenemos los mismos gustos más o menos, creo que nos parecemos bastante en algunos sentidos.

Acaba la película y nos vamos a dormir, cada uno a nuestra habitación, yo me pongo cómodo y me tumbo en la cama. Estoy pensando en escribir a mi hermano cuando me llama Víctor, le cojo el móvil aunque ya me lo conozco y seguro que quiere sacarme algo, es mi colega pero no me apetece hoy hablar mucho del tema.

-¿Qué quieres tío?-le digo al descolgar- Iba a dormirme.

-Joder, pues saber que tal están las cosas –me dice- No me has contestado en todo el día.

-Ya es que ha sido movido-le contesto sin dar explicaciones- Ya te contare cuando te vea.

-¿Pero qué pasa? – me dice preocupado- ¿Todo bien o qué? – me vuelve a preguntar cuando ve que me quedo callado-

-Bueno si, más o menos – le digo y suspiro – enserio tío ya te contare, no te preocupes.

-Vale como veas, ¿mañana nos vemos? –me pregunta-

-Si mañana nos vemos –le digo-

-Vale, entonces te dejo –me contesta- hasta mañana.

-Adiós mañana nos vemos – me despido y cuelgo-

Escribo a mi hermano antes de dormirme, pero no me contesta me imagino que estará durmiendo. Me pongo la música y al rato me quedo dormido, estoy muy cansado por todo o de todo.

Al día siguiente me despierto desorientado, no me acordaba que no estaba en casa, Charly no está ladrando y oigo a Iván quejarse. Me levanto despeinado y adormilado, y cuando llego al salón veo que el perro no deja en paz a mi amigo, le gusta se nota. Me empiezo a reír tan alto que el perro para e Iván me mira.

-Tú, ¿de qué coño te ríes? – me dice sin humor-

-De ti idiota –le digo mientras voy a la cocina- Ahora le saco, le caes bien.

-No sé si le caigo bien o me quiere joder –me dice y se va al baño-

Yo me tomo un café y algo de comer que pillo por ahí, después me visto rápido con un chándal y saco a Charly, el pobre ya necesitaba salir. Corro un poco con él, en realidad nos tiramos fuera un buen rato. Veo un mensaje de Víctor que me dice que me pase luego por su uni, le contesto con un vale y me dirijo a casa de Iván.

Llegamos cansados, se me ha ido el paseo un poco de las manos, pero ha estado bien.  Me voy al baño con la intención de ducharme, mientras mi amigo está hablando por el móvil. Me miro en el espejo, ya tengo mejor aspecto desde el Sábado, alguna que otra marca pero no me importa.

Cuando ya he salido de la ducha me visto con unos vaqueros rotos y una camiseta blanca, voy al salón y veo que mi amigo ya se ha ido a trabajar, hoy no trabajo me quedo un rato en casa viendo la tele y me hago un bocadillo para comer. Cuando ya ha pasado un rato decido que ya es hora de salir, cojo mis cascos y mi móvil, me despido de Charly y me voy. Es un tercero sin ascensor, bajo por las escaleras y saludo a una pareja que supongo que serán vecinos. Salgo a la calle y comienzo a andar sin ningún destino, solo ando y ando con mi música puesta.

Llego donde me ha dicho Víctor, pero he llegado pronto entonces entro al bar que hay cerca, bueno justo en frente. Entro y voy directo a la barra a pedirme un café, lo necesito.  Estoy esperando que me sirvan el café cuando siento que alguien me mira, me giro y ahí está la chica morena, Helen con esos ojos que no puedo apartar la mirada. Hasta que ella deja de mirar, ha sido un momento pero parecía que habíamos estado mirándonos mucho más. Al rato cojo el café, y me decido por ir donde están ella y sus amigos, tengo que darles las gracias y tampoco tengo nada mejor que hacer.

-Hola –les saludo cuando llego a la mesa donde están- ¿Puedo? –les pregunto señalando la silla que está vacía-

-Claro –se adelanta Elsa y me siento al lado de Helena, ya que es la silla que queda libre-

-Quería agradeceros lo que hicisteis por mi hermano – les digo- No sé como os puedo compensar, pero estoy en deuda con vosotros –digo mirándolos-

-Bueno más bien con ellas –dice José señalando a Bárbara, Elsa y a Helena-

-Sí, bueno –me quedo pensativo no me esperaba esa contestación- todos os quedasteis con él y os preocupasteis ¿no?

-Si claro –interviene la chica rubia- no te preocupes lo hicimos con gusto, no nos debes nada.

-Tiene razón mi amiga – me dice Helena- no pasa nada, todo lo que hicimos lo hicimos porque quisimos, no pasa nada.

-Ya, pero no nos conocíais –contesto- me ha dicho Víctor que este finde vais a celebrar el fin de exámenes y eso – les digo cambiando de tema, porque justo cuando he llegado le he escrito y me ha comentado algo del fin de semana-

-Ah, sí bueno no lo hemos planeado del todo –contesta Helena un poco descolocada- pero si algo así ¿tú vas a ir? –me pregunta y me sorprendo-

-Pues claro que vendrá –contesta su amiga Bárbara sonriendo- ¿a qué si?

-Bueno si queréis que vaya…-les digo haciéndome un poco de rogar- no tengo nada mejor que hacer –digo intentando sonreir-

-Bueno creo que podemos sobrevivir sin ti –contesta José- que luego acabamos en líos –en cuanto escucho esa contestación se me cambia la cara lo sé, no me ha molado la verdad-

-Claro, es mejor que no os juntéis con malas compañías –contesto sobre todo a ese chico mientras me levanto de la silla para irme – suerte y ya nos veremos –digo sin más no tengo ganas de discutir ni gilipolleces-

-Oye –dice Bárbara – no ha sido con mala intención no te enfades –les  mira y me queda parado donde estoy-

-Ya tranqui, no me enfado – les digo un poco serio- gracias –y  me quedo mirando a la chica de los ojos canela, Helena-

-No las des –me dice mirándole y me gira para irme-

-Adiós- dice mi amiga Bárbara en alta- el finde nos vemos –me giro y les guiña un ojo mientras se salgo del local-

Nada más salir pienso en la contestación de ese chico, no sé por quien me toma si ni siquiera me conoce, es verdad que me he metido en líos tiempos atrás pero he cambiado, o eso intento. Me jode que me juzguen sin conocerme, esa es la verdad, pero no le voy a dar importancia, ni siquiera es mi amigo me da igual. Voy donde he quedado con Víctor y Diego,  llegamos casi a la vez, ellos hablando entre sí sin parar que casi ni se dan cuenta que estoy ahí.

-Eh – les digo- ¿qué tal bien?

-Hombre tío –me abraza Víctor y Diego me choca la mano-

-Ya era hora desaparecido –me dice Diego-

-Os tengo que contar –les digo- pero no digáis nada, de momento estoy pensando qué hacer.

-Vale, pero cuenta anda –me dice Víctor- nos tienes en vilo.

-Bueno tranquilos, pero mis padres me han echado de casa y ahora estoy donde Iván, de momento  -les suelto y ellos me miran- se creen que tengo la culpa de lo que le pasó a mi hermano, no me dejaron ni explicarles –les cuento un poco lo que sucedió mientras vamos a un banco y nos echamos un cigarro-

-Me dejas loco tío –me dice Víctor-

-¿No sabes nada más? –me pregunta Diego-

-No, lo que me jode es no saber nada de Aarón –les confieso- pero conseguiré hablar con él si hace falta vuelvo a casa.

-Bueno, sabes que puedes contar con nosotros –dice Víctor y Diego asiente-

-Ni te lo pienses cualquier cosa ya sabes-afirma Diego-

-Gracias, lo tengo en cuenta –les digo- ¿Bueno y lo del fin de semana?

-Anda, pues qué hay que celebrar que acabamos los exámenes –dice Diego-

-Da igual, celebramos lo que sea –contesta Víctor- Y tu Izan, también vienes, todos.

-Bueno –le digo- He visto a las chicas del sábado, bueno y al chico ese.

-Nosotros también –ríe Víctor- las voy a invitar, pero no sé donde podemos ir.

-Lo hablamos con los demás y decidimos ¿no? –se adelante Diego-

-Si colega, lo hablamos y avisamos a la chicas y eso –dice Víctor contento-

-Vale –les contesto y nos quedamos hablando un rato-

Como tienen prisa porque siguen con exámenes, nos vamos de allí, ellos tiran por un lado y yo por otro porque quiero pasarme por el bar de Iván. Voy andando con mi música puesta, y hasta que no estoy prácticamente al lado no me doy cuenta de que son Helena y Bárbara, siempre  juntas como no.

-Hola chicas –las saludó y ellas que no me habían visto hasta ahora me miran-

-Anda hola otra vez–me dice Bárbara-

-Hola –me saluda también Helena un poco seca-

– ¿Qué hacéis? –Pregunto viendo que no me dicen nada, puede que estén molestas por irme del bar-

-Em… –me mira pensativa la morena- Nada, estábamos yendo a casa

-Sí, estamos un poco cansadas de los exámenes –veo que se miran entre ellas, algo esconden-

-Claro-las digo- ¿por dónde vivís?

-Pues no muy lejos de aquí –dice Bárbara- por donde te encontramos el sábado…. –me mira-

-Ah, ya –digo recordando el momento- bueno, si queréis os acompaño yo también voy por allí –las digo cambiando de tema-

-Vale, como quieras –me dice Helena-

-Si no te pilla mal –dice su amiga- pues vamos juntos.

-Sin problema –digo y empezamos a andar, pero las noto raras-

Se me hace raro que estén tan calladas, no las conozco mucho, casi nada más bien, pero las pocas veces que las he visto no es que fueran muy calladas. Sigo caminando y miro de reojo a Helena, tiene el pelo bonito largo y negro,  me fijo que tiene la vista en el móvil en este momento, tiene la mirada triste se nota. Cuando decido que tengo que decir algo, veo que se paran y me quedo parado. Miro donde ellas y hay un chico moreno, alto que se le quita la sonrisa cuando me ve.

-Hola guapas- las saluda-

-Hola-dice Helena secamente mientras Bárbara tira de ella para irse-

-Oye, ¿dónde vais? –las para él- que prisa

-Tenemos prisa sí-dice Bárbara-

-Pues no sé porque –sonríe- ¿no puedo saludar a mi novia?-dice mirando a Helena y me sorprendo porque ni sabía que tenía novio-

-No tengo tiempo Oscar, ya lo hemos hablado –le contesta- nos tenemos que ir, vamos Izan –dice mirándome-

-No me lo presentas ¿o qué? –dice refiriéndose a mí-

-No hace falta, tenemos prisa –insiste Bárbara, pero cuando vamos a pasar por su lado coge a Helena del brazo y la empuja hacia él-

-¡Qué haces! –le dice ella soltándose- déjame en paz.

-¿y mi beso?- le dice acercándose y ella le mira con asco-

-Que te lo dé otra, bueno seguro que ya te lo ha dado –le suelta y el la vuelve a coger del brazo cuando ve que se va a ir-

-Que dices Helena –le dice enfadado- estás loca ¿o qué?

-No estoy loca, suéltame – le dice-

-Estos celos no te llevan a ningún lado cielo –la dice sin soltarla-

-Oscar déjala- le dice Bárbara al ver que no la suelta mientras yo me mantengo un poco al margen-

-Tú no me dices lo que tengo que hacer –dice él cabreado y agarra más a Helena- Y tú te quedas conmigo, tenemos que hablar.

-No tengo nada que hablar –le contesta mientras intenta soltarse- me haces daño

-Cállate y ven conmigo –le insiste-

-Déjala en paz gilipollas –salta Bárbara-

-Eh, déjala –le digo ya nervioso por la situación-

– Eres un capullo – le dice ya Helena cansada cuando ve que no la deja, é la suelta pero en ese momento la da una torta en la cara que ni ella ni nosotros la esperábamos-

-Eres una niñata –dice él cabreado- ala vete

Cuando reacciono lo único que se me ocurre al verla con la mano en la cara es ir a por él, no escucho lo que me dice ni Bárbara ni ella ni nadie, no veo nada, solo a ese tío que ha pegado a Helena, entonces ocurre y ya no hay marcha atrás porque la rabia me nubla.

relato romantico
relato romantico

2 respuestas a «Capítulo 6 – Izan»

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *