Recomendaciones – La Chica de Nieve

La Chica de Nieve - JAVIER CASTILLO

reseñas JC

Javier Castillo es un escritor español de Málaga nacido en 1987.

Antes de ser escritor era Asesor financiero, la primera novela que escribió en 2014  “El día que se perdió la cordura”  fue publicada primero en una plataforma electrónica (Kindle Direct Publishing) antes de la respuesta de las editoriales. El existo que tuvo en la plataforma consiguió que varias editoriales quisieran ofrecerle su edición, y se publico en papel en 2016 en la editorial Suma de Letras.

Ahora mismo consta de cinco libros publicados, y dentro de poco tendremos el sexto.

Sinopsis

Nueva York, 1998, cabalgata de Acción de Gracias. Kiera Templeton, desaparece entre la multitud. Tras una búsqueda frenética por toda la ciudad, alguien encuentra unos mechones de pelo junto a la ropa que llevaba puesta la pequeña.
En 2003, el día que Kiera habría cumplido ocho años, sus padres, Aaron y Grace Templeton, reciben en casa un extraño paquete: una cinta VHS con la grabación de un minuto de Kiera jugando en una habitación desconocida.
Tras vender más de 650.000 ejemplares de sus anteriores novelas, Javier Castillo vuelve a poner en jaque la cordura con La chica de Nieve, un oscuro viaje a las profundidades de Miren Triggs, una estudiante de periodismo que inicia una investigación paralela y descubre que tanto su vida como la de Kiera están llenas de incógnitas.

Recomendaciones – El Vuelo de la Mariposa

El Vuelo de la Mariposa - DAVID OLIVAS

recomendaciones DO

David Olivas es un escritor de Albacete (Castilla la Mancha) nacido en 1996. También fotógrafo y director de cortometrajes en español.  En la actualidad ha publicado cuatro libros siendo el último “El vuelo de la mariposa”

.En 2019 alcanzó el primer puesto en el reallity de fotografía, emitido por la plataforma Movistar+, convirtiéndole en uno de los fotógrafos callejeros más conocidos de España.

Sinopsis

«Aquí se encuentra esa delicada arquitectura que supone el reencuentro con uno mismo: una novela que es una invitación a la vida.» ROY GALÁN

«Cuando pienso en lo feo que parece a veces el mundo, veo cómo queda bajo el ojo de David Olivas y se me pasa.» RAYDEN

A veces, el amor es más fuerte que el destino. Y el destino es generoso con quienes lo merecen. Después de la muerte de su gran amor, Julia piensa que su vida también ha terminado. Pero su viaje no ha hecho más que empezar. Y es que el destino puede cambiar en unos segundos y ofrecerte una nueva oportunidad para ser feliz. La tragedia ha golpeado a Julia donde más duele: en el corazón. Rota por la pena, regresa al pueblo de su familia, cerca del mar, para intentar sanar de las heridas en compañía de los suyos. Allí descubre la correspondencia entre sus abuelos, Miguel y Candela, separados hace años cuando él tuvo que emigrar a Alemania, donde falleció repentinamente. Ahora que su abuela está enferma, Julia decide seguir las pistas de las cartas para conocer la verdad sobre la muerte de su abuelo. Pero lo que descubrirá será mucho más sorprendente de lo que piensa, un secreto capaz de dar un vuelco a su existencia y abrir por fin la puerta a la esperanza.

Recomendaciones – ¿A qué Estas Esperando?

¿A que estas esperando? - MEGAN MAXWELL

mw a que estas esperando

Escritora española de novela romántica nacida en Núremberg 1965. También publica novelas del subgénero romántico Chick lit.

Hija de madre toledana y padre estadounidense, se vino a España a una temprana edad y se traslado con su madre en Madrid. Estuvo trabajando como secretaria en una asesoría jurídica durante varios años, hasta que su hijo enfermó y se dedico a cuidarlo. Como tenía más tiempo empezó a escribir novelas románticas, realizó un curso de literatura y publicó su primer libro.

Sinopsis

Can Drogo, piloto e hijo del dueño de la empresa aeronáutica High Drogo, es un hombre alto, guapo, adinerado, simpático… Puede elegir a la mujer que desee, y aunque disfruta de esa «magia especial» con la que le ha dotado la vida, en su interior siente que todas lo aburren.

Por su parte, Sonia Becher es la mayor de cuatro hermanas y la propietaria de una empresa de eventos y de una agencia de modelos.

Can ve en ella a una chica divertida, atrevida, sin tabúes, con la que se puede hablar de todo, incluido de sexo, pero poco más, pues considera que no es su tipo. Hasta que un día las sonrisas y las miradas de la joven no van dirigidas a él, y eso, sin saber por qué, comienza a molestarlo.

¿En serio Sonia va a sonreír a otros hombres estando él delante?

Sexo. Familia. Diversión. Locura. Todo esto es lo que vas a encontrar en ¿A qué estás esperando?, una novela que te hará ver que, en ocasiones, tu corazón se desboca por quien menos esperas sin que puedas frenarlo.

Mi mayor deseo

Me llamo Clara y vengo a contaros mi historia. Soy una persona normal, o al menos aparentemente, siempre me han fascinado las historias de vampiros. Cuando cumplí mis 18 años solo pedí ser vampiro, he leído mucho sobre, todo el mundo se ríe de mí pues dicen que no existe.

Un día de verano estaba volviendo a casa después de trabajar en una terraza de un bar, escuché un sonido pero yo seguí caminando sin darle importancia. Cuando llevaba la mitad del camino, escuché otro ruido me giré y no vi nada. Me empecé a extrañar cuando volví a escucharlo, por lo que me di la vuelta y dije ” deja ya esta broma no me asustas, a mi no” pero nadie apareció.

Estaba en mi cuarto apunto de meterme a la cama, pero algo me llamó la atención y me asome a la ventana, me pareció ver a alguien abajo, pero se escondió. Yo decidida baje a ver quién era, podría ser quien me estaba siguiendo, pensé.

Abrí la puerta para salir de casa, y de repente alguien me cogió y me tapo la boca, solo pude escuchar un “estate tranquila estarás bien”. Desperté en un sitio diferente al de mi casa, no sabía muy bien que había pasado, pero poco a poco fui recordando y me alarme un poco. Al instante entro alguien, intenté fijarme bien pero la oscuridad me lo impedía, no estaba atada ni nada, no entendía porque me habían llevado allí ni para que.

Se presentó me dijo que era Nicolás y que estaba allí para ayudarme. Yo no entendía nada, para que quería que me ayudara, se lo pregunté. El me respondió lo siguiente:

-Llevo observándote días, o quizá meses. Se que te encantan los vampiros y crees en ello, aunque los demás te lo niegan. Se que deseo pediste, y aquí estoy yo.

-¿Y que tienes que ver tú en esto?

-Voy a sacarte de dudas, y puedo ayudarte a ser vampiro, tanto como quieres.

Y lo entendí en cuanto vi sus colmillos, creí que estaba soñando. Pero se acercó y me dijo, cuesta controlarse pero yo ya soy experto en esto. Me cogió el brazo y empezó a beber sangre, me sentí rara dolía si pero aguante.

Paro, le costó pero paro, se apartó y luego me dijo que si quería saber más cosas de su mundo tendría que quedarme con él. Que luego yo decidiera que hacer cuando estuviera preparada. Y acepte, quería saberlo todo, les dije a mis padres que me había ido con una amiga de vacaciones que ya les contaría bien. Y ellos me creyeron, siempre había sido así de esporádica.

Estuve un mes con Nicolás, me enseñó tantas cosas que hasta me asusté un poco al principio, pero no quería separarme de él, ya no solo era el tema vampiro era Nicolás. Un día mientras estábamos mirando por la ventana, de noche, el me pregunto “entonces has decidido” y yo no supe que hacer, por un lado quería lo había deseado siempre y además él me importaba. Me había contado que estaba solo, no tenía a nadie, se pasaba la vida dando tumbos sin más, y que mi compañía le había cambiado la vida.

Estaba indecisa pero un día me lo volvió a preguntar y está vez si supe la respuesta. Habían pasado dos meses y mi familia apenas se había preocupado, él estaba a mi lado.

-Acepto, quiero ser vampiro y estar a tu lado para siempre.

-¿De verdad? -sonrió, estaba contento-

-Si -le conteste con una sonrisa-

Me prometió que siempre estaría a mi lado que no me dejaría jamás, que tendría paciencia y me ayudaría con el proceso, yo le creí pues en estos meses así había sido. Esa noche apenas dormí pensando que al día siguiente todo cambiaría, les dije a mis padres que me quedaba a vivir lejos, que había encontrado trabajo y al día siguiente me despedí de ellos.

Después de cinco meses aquí me encuentro con Nicolás, somos felices a nuestra manera. Ha tenido que tener mucha paciencia, pero juntos hemos podido y no me arrepiento. El ha sido mi escape y yo su salvavidas. Estábamos predestinados a estar juntos, ya lo entiendo todo. Una vida eterna con él, espero que no se haga dura porque por el momento la estoy disfrutando al máximo. Lo peor de todo es tener que buscar sangre, así que tener cuidado porque puede que un día aparezcamos ante ti.

Corre y no mires atrás.

Un día cualquiera Belinda estaba en el bosque, que hay cerca de su casa, le encantaba estar allí leyendo o simplemente tumbada con sus pensamientos. Esta tarde estaba inquieta, pues algo presentía, pero no sabía el qué.

Al final se le hizo tarde, y cuando se levantó para irse se dio cuenta que le faltaba su bolso, ese que siempre llevaba para meter el libro, algo de comer o beber y alguna que otra cosa más.

Miro por los alrededores, pero nada, le fastidió mucho, pero ya anochecía y tenía que irse. La pregunta que tenía en su cabeza era, ¿Cómo había podido desaparecer ó es qué había alguien por allí? Y eso le dio escalofríos, empezó a andar deprisa, pero enseguida escucho pisadas detrás de ella y se asusto, empezó a correr sin mirar atrás.

Alguien la cogió del brazo, Belinda intento zafarse con todas sus fuerzas pero fue inútil, el individuo tenía más fuerza y no podía con él, una de las veces que se pudo soltar, esté la dio tal golpe que la dejo inconsciente, ni si quiera pudo distinguir su cara.

Despertó, estaba asustada todo estaba oscuro, y no podía moverse pues estaba atada. Intento gritar pero tenía la boca tapada, solo sollozaba y las lágrimas caían por sus mejillas. Le dolía el cuerpo, se sentía cansada y con la boca seca, pensaba que iba a morir allí mismo.

Una persona se aproximaba a ella, su agresor estaba allí, y eso la atemorizo aun más. Este le acarició la cara y ella muerta del asco intentaba moverse, pero este se reía. La dijo que estuviera quieta y callada, y así nada la iba a pasar. Le destapo la boca, y Belinda grito, pero este la dijo que nadie la oiría y la echo agua, ella sedienta se bebió la que pudo.

Al rato se quedo dormida del agotamiento, o quizá la había dado algo para dormir, pero se sentía realmente cansada, le pesaban los parpados. Ella no quería dormir, pero no podía evitarlo. Cuando se volvió a despertar allí estaba él, sentado en una silla mirándola, con una cara perversa y una sonrisa asquerosa. Se acerco a ella y la empezó a acariciar, la decía que no se moviera y no la pasaría nada, ella solo lloraba, no podía hacer nada. La beso la boca, la toco la cara, bajo por su camiseta y la toqueteo por encima, ella solo se quería morir, grito y este le tapo la boca con la mano mientras la besaba el cuello, ella le mordió fuerte y este grito de dolor y maldijo.

Desapareció un momento, Belinda con asco y miedo intento por todas sus fuerzas zafarse de la cuerda, pero no lo conseguía. Vio que se le había caído una navaja y estaba en el suelo, solo tenía que moverse un poco e intentar cogerla. Lo intento lo intento, pero vio que venía y se paró, cuando se iba a aproximar a ella, se escucho un ruido y el individuo salió a ver qué pasaba.

Ella vio que tenía una oportunidad para intentarlo de nuevo, consiguió coger la navaja e intento cortar la cuerda, pero era muy difícil, no como sale en las películas. De repente él entro corriendo, cogió algo y salió, empecé a escuchar gritos afuera, se iba aproximando cada vez más y yo gritaba también, escuche un disparó.

En nada de tiempo unas personas entraron donde yo estaba, me encontraba asustada no sabía si hablar, pero escuche mi nombre y respondí. Me deslumbro una luz, y vi a mi ángel, allí tenía a mi padre había venido a rescatarme y en un momento apareció mi madre, lloraban y me abrazaron. Ya estaba salvada, me sentía en casa.

relato corto de amor
relato corto de amor

Enamorarse de uno mismo.

¿No os pasa que a veces os gustaría ser diferentes?

Me explico, pensamos que tal y como somos no tenemos ese encanto, que otras personas desprenden. Eso pensamos nosotros, pero si nos miráramos desde fuera veríamos que no es cierto, que cada uno tenemos ese algo que nos hace especial.

Nunca miramos todo lo que somos, siempre nos ponemos pegas, miramos lo malo de nosotros mismos, y no nos damos cuenta de que tenemos muchas cosas buenas y también detalles que nos hacen únicos.

Tenemos que valorarnos más a nosotros y no compararnos con el resto de personas, porque ¿para qué? Si siendo así ya somos especiales, tenemos nuestro toque que nos hace únicos.

Pensaréis que es una tontería, pero ahora mismo seguro que si te pones a pensar lo hacemos mucho, eso de compararnos, pensar que somos menos que otras personas o que tenemos miles de defectos.

Si miráis bien y observáis, en el fondo, cada uno es como es, y tiene su encanto, su magia. Cada gesto, cada detalle, la forma de hablar, la personalidad, el físico que seguro que es precioso, sea como sea.

Porque no hay que fijarse tanto en los demás y hay que darse cuenta de cómo eres tú. Todo lo que aportas, lo positivo de ti mismo, y lo negativo dejarlo a un lado, seguro que ya hay personas que nos  sacan lo “malo” o lo que no gusta.

Mejor admírate por lo que eres y aprender cada día a valorarte y quererte más, seguro que las personas de tu alrededor que te quieren de verdad lo hacen, por lo que eres y por como eres.

relato sobre sentimientos
relato sobre sentimientos

Mi mayor descubrimiento, eres tú.

Un día tuve un sueño, donde veía mi vida llena de cosas bonitas. Recuerdo que en ese sueño estabas tú, aun no te conocía, no sabía quién eras, pero allí sí, te vi y supe que eras tú la persona que estaba buscando. Yo caminaba por una calle, era primavera y había flores y niños jugando por allí, pase por un parque precioso y grande, muy grande. Pero aun así, entre la multitud te encontré, estabas sentado en un banco, y me sorprendió ver que estabas solo, espere un rato pues seguro que habías quedado, pero no.

Me acerque tímidamente y me senté a tú lado, me miraste y vi tus ojos, me llamaron mucho la atención y me quede mirándolos, hasta que me percaté de que me estabas hablado, me saludaste y yo también a ti, y te pregunte si molestaba. Tú sonreíste, de una forma que me hizo sonreír a mí también y me contestaste que no, que no me preocupara. Empezamos a hablar, me dijiste que estabas solo, disfrutabas en algunos momentos estando contigo mismo, y yo te conteste que a mí también me gustaba a veces estar sola y que había salido a tomar el aire, te comente que el parque estaba muy bonito en aquella estación.

Tú volviste a sonreír y te levantaste, pensé que te irías así sin más, me extraño, pero al segundo viniste y me diste una flor, era una margarita, me gustó mucho tú detalle y sonreí dándote las gracias. Seguimos hablando entre risas, y cuando me di cuenta ya era tarde, pero estaba tan a gusto que me daba pena irme de allí, pues pensé que ya no te volvería a ver.

Mi sorpresa fue que me acompañaste a mi casa, y me dijiste que te había gustado estar conmigo, yo te dije que me encantaría volver a verte, y sin pensártelo me dijiste que mañana fuera al mismo sitio a la misma hora, y yo contenta por ello conteste que sí.

Así fue mi sueño, termino en ese instante, no supe que hubiera ocurrido al día siguiente, me imaginé en mi cabeza que nos vimos, y surgió algo bonito entre nosotros. Pero lo mejor fue que más adelante llegaste a mi vida en mi realidad, y la llenaste de felicidad. Debemos pensar que a veces los sueños se hacen realidad, que pueden tardar pero llegan y se convierten en algo especial.

relato corto amor
relato corto amor

Capítulo 7 – Helena

En cuanto ella nos mira y se da cuenta de quien somos, se sorprende pero no pasa de largo, al contrario se queda parada y nos mira a mi amiga y a mí, con una sonrisa en la cara. Esa sonrisa que no podría ser más fría y falsa, como ella misma. La miro bien y esta como vi en la foto, con el pelo largo casi rubio y esos ojos claros que aun recuerdo.

-Hola –nos saluda Claudia sonriendo- cuanto tiempo –nosotras nos quedamos sin saber que decir pero reacciono-

-Hola –la contesto secamente-

-Que alegría veros –nos suelta y nosotras sabemos que es una mentira más- no sé si sabes que he venido gracias a tú novio –dice ella refiriéndose a mi-

-No, no lo sabía – la digo un poco desconfiada- ¿le conoces?

-Más que eso, somos muy amigos –me dice tocándose el pelo- es un tío increíble.

-Venga sois amigos ¿y qué más? –habla Bárbara al fin- No te creo.

-Pues deberías, sino preguntarle a él –contesta y saca el móvil y nos muestra unas fotos en diferentes lugares y días- ¿ves?

-¿Y qué haces con mi novio?-le digo cabreada-

-Pienso que es mucho para ti Helena, le he conocido bien y no pegáis – dice ella sonriendo-

-Eres una zorra –le dice Bárbara- no te acerques a Oscar y déjales en paz, sabes que sobras y que Helena vale millones más que tu – la señala-

-No digas tonterías –dice con una risa falsa- él tiene derecho a elegir con quien juntarse.

-Y tú no tienes derecho a meterte en mi relación –la suelto  y me acerco más a ella- más vale que le olvides y te busques otro juguete.

-¿Me amenazas? –me dice poniéndose seria- yo hago lo que quiero con mi vida.

-Pues céntrate en tu vida y no en la vida de las demás –le dice mi amiga cabreándose más-

– Sois unas niñatas –nos sueltas mientras sigue su camino- adiós.

-Y tu una estúpida –le suelta Bárbara- que te den – y nos quedamos ahí paradas-

No entiendo nada, mi amiga me abraza, bueno en realidad nos abrazamos las dos, encontrarnos con Claudia es lo peor que nos ha podido pasar. Pero aun peor lo que me temo que está pasando con Oscar y ella, y ya sí que mi cabeza va a explotar. No sé si llorar, gritar o ir a arrancarle los pelos a los dos. Pero antes de eso tendré que dejar las cosas claras con él, que aun sigue siendo mi novio, pero no sé por cuánto tiempo más.

-Amiga esta es una víbora, pero de las malas –dice Bárbara- esperemos que no sea la misma situación, que sean solo amigos sino los dos van a salir mal parados.

-Gracias por todo, no sé que estará pasando pero esto se va a acabar en cuanto termine los exámenes –la contesto y  empezamos  a andar, entonces oímos de repente  alguien a nuestro lado-

-Hola chicas –nos giramos y vemos que nos saluda Izan-

-Anda hola otra vez–le dice Bárbara-

-Hola –le saludo un poco seca-

– ¿Qué hacéis? –nos pregunta-

-Em… –empiezo a decir- Nada, estábamos yendo a casa.

-Sí, estamos un poco cansadas de los exámenes –dice Bárbara mirándome-

-Claro-nos dice – ¿por dónde vivís? – me sorprende la pregunta y que se interese por nosotras-

-Pues no muy lejos de aquí –dice Bárbara- por donde te encontramos el sábado…. –le mira-

-Ah, ya –dice pensativo, seguro que recordando lo que pasó- bueno, si queréis os acompaño yo también voy por allí –nos dice-

-Vale, como quieras –le contesto-

-Si no te pilla mal –dice mi amiga- pues vamos juntos.

-Sin problema – no dice y empezamos a andar los tres-

No entiendo porque nos acompaña, está siendo un día raro, pero mientras andamos siento que me mira de reojo, lo noto. Pero yo sigo mirando el móvil, no me apetece hablar y así me hago la ocupada. Lo que sí sé es que esta más animado que antes, le noto más diferente, bueno no le conozco apenas, será que le empiezo a conocer y no es normalmente tan borde y seco, pero este Izan me gusta más.

Estoy con mis pensamientos, cuando miro hacia delante porque veo que Bárbara baja el ritmo, y está ahí el que faltaba, y con el que menos ganas tengo de hablar porque sé que lo voy a mandar a la mierda, y Oscar tan sonriente viene hacia nosotros.

-Hola guapas- nos saluda a mi amiga y a mi pasando su mirada por Izan-

-Hola-le digo secamente mientras Bárbara tira de mí para irme-

-Oye, ¿dónde vais? –nos para él- que prisa.

-Tenemos prisa sí-dice Bárbara-

-Pues no sé porque –sonríe- ¿no puedo saludar a mi novia?-dice mirándome –

-No tengo tiempo Oscar, ya lo hemos hablado –le contesto- nos tenemos que ir, vamos Izan –le digo mirándole-

-No me lo presentas ¿o qué? –dice Oscar-

-No hace falta, tenemos prisa –insiste Bárbara, pero cuando vamos a pasar por su lado me coge del brazo y me empuja hacia él-

-¡Qué haces! –le digo soltándome- déjame en paz.

-¿y mi beso?- me dice acercándose y le miro con asco-

-Que te lo dé otra, bueno seguro que ya te lo ha dado –le suelto y él me vuelve a coger del brazo cuando ve que me voy a ir-

-Que dices Helena –me dice enfadado- estás loca ¿o qué?

-No estoy loca, suéltame – le digo intentando librarme de él-

-Estos celos no te llevan a ningún lado cielo –me dice sin soltarme-

-Oscar déjala- le dice Bárbara al ver que no me suelta-

-Tú no me dices lo que tengo que hacer –dice él cabreado y me agarra más- Y tú te quedas conmigo, tenemos que hablar.

-No tengo nada que hablar –le contesto mientras intento soltarme- me haces daño –le digo-

-Cállate y ven conmigo –me insiste-

-Déjala en paz gilipollas –salta Bárbara-

-Eh, déjala –dice Izan que hasta ahora se había quedado al margen-

– Eres un capullo – le digo ya cansada cuando veo que no me deja y me suelta pero en ese momento me da una torta en la cara que no me esperaba para nada, nunca me ha puesto una mano encima-

-Eres una niñata –me dice él cabreado- ala vete.

Me tapo la cara donde me ha dado, me duele y no me creo que el chico que es, bueno era mi novio me haya pegado. No me doy cuenta de lo que ha ocurrido hasta que no escucho el golpe de Izan en la cara de Oscar, reacciono porque mi amiga empieza a separarlos y yo también agarro a Izan para que no siga. 

Oscar después del golpe se ha quedado parado soltando de todo por su boca, y cuando va a pegar a Izan este reacciona rápido y  le coge de la camiseta.

-Como le vuelvas a poner un solo dedo encima, esto será poco -le dice con rabia-

-Quien cojones te crees que eres -le contesta intentando zafarse-

-Suéltale –le digo- vamos, no merece la pena –tiro de él y parece que reacciona porque le suelta-

-Espero que te haya quedado claro –le dice antes de darse la vuelta e irnos, mientras Oscar se queda allí descolocado-

Cuando ya hemos andando un poco, bastante callados los tres, Izan se para de repente y nosotras hacemos lo mismo.

-Chicas lo siento –nos dice- Helena ¿estás bien?

-Sí, gracias –le contesto- estoy mejor tranquilo.

-Vamos os acompaño –nos dice y comienza a andar, Bárbara y yo le seguimos-

Ninguno de los tres hemos dicho una palabra, estábamos cada uno con nuestros pensamientos, no sabíamos que decir, se notaba. Me fije en sus movimientos al andar, se le veía un poco tenso, y en como aminoraba el paso cuando veía que nos quedábamos atrás.

Acompañamos primero a Bárbara pilla antes que mi casa, nos despedimos y la digo que luego hablamos. Izan y yo seguimos el camino hacia mi casa, vamos callados, yo con mis pensamientos y él no se imaginó que con los suyos. 

Cuando llegamos a mi casa me quedo parada sin saber muy bien qué hacer, si darle las gracias o no sé. Ha sido todo tan surrealista que aun no me lo creo.

– Bueno ya hemos llegado a mi casa -le digo al fin- gracias 

– No es nada -me dice mirándome- ¿Estás bien, te duele? -y veo que está mirando mi mejilla y que levanta una mano con la intención de tocarla pero la detiene-

– Me duele -le digo- pero se pasará.

– No entiendo cómo ha podido tocarte, tratarte así -me dice cabreado- ¿Enserio estás con él?

– Sí, bueno estaba -contesto conteniendo las ganas de llorar y la rabia acumulada-

– Eh -me dice cuando bajó la cara y me abraza y ahí es cuando mis lágrimas empiezan a salir- no llores tranquila -escucho que me dice antes de escuchar mi nombre-

– Helena hija -dice mi padre- perdona no quería interrumpir.

– Hola papá -le digo con la mano en la cara intentando camuflar la marca- no molestas ya se iba – digo rápido-

– Hola, eh si ya me iba – contesta Izan- nos vemos adiós – dice marchándose-

– Adiós -le contesto mirando cómo se va-

– ¿Quién era ese chico? – me pregunta mi padre-

– Un amigo papá, ya entro que estoy cansada y tengo que seguir estudiando -le digo entrando en casa- 

– Vale hija yo me voy, luego nos vemos -y nos decimos adiós con la mano-

Subí directa a mi habitación, me miró en el espejo lo primero, tengo un aspecto horrible con esa marca, no sé si podré taparla, tengo que pensar algo seguro que mis padres me preguntan. Voy a la cocina a por hielo aprovechando que mi madre está trabajando y mi padre se ha ido. Me lo pongo y me echo en la cama un rato, bueno en el hueco que me queda, mis gatos me quitan media cama, pero les quiero igual.

Estoy pensando en todo lo que ha pasado, en lo de Izan, en Óscar… No entiendo cómo me ha podido hacer esto, vamos a hacer un año, y jamás imaginé que sería así, aunque llevamos relación a distancia al principio estábamos juntos casi todos los días, cuando él estaba aquí. Pero desde que se fue nos hemos distanciado, yo le quería pero ya veo que él no tanto. Está claro que ha sido un error, pero estaré bien me digo a mi misma, aunque ahora solo tenga ganas de llorar y toda esta rabia. Y así me quedo dormida, mientras lloro, y pienso en el día de mierda.

Me incorporo asustada, es el zumbido de mi móvil, me he quedado dormida y no me he dado cuenta. Cojo el móvil y veo que es Bárbara, descuelgo necesito hablar con ella.

-Hola -me saluda- ¿Cómo estás?

-Hola Bar, estoy mal a ti no te voy a mentir -la contesto- ¿Y tú?

-Yo cabreada, pero más preocupada por ti -me dice-  

– Gracias estoy que no me lo creo -la digo con un nudo en la garganta- es una mierda, pero se acabó.

– Haces bien, mejor así -me  contesta – mañana nos vemos en la uni ¿no? 

– Claro, así estudiamos un poco. Me va a ser un poco imposible estudiar ya hoy -la digo-

– Descansa y ya mañana nos ponemos -dice ella- Oye ¿Tu cara?

– Puf mal, tendré que tapármelo como pueda o inventarme algo -digo mirándome y viendo que empieza a cambiar de color- lo tengo peor de lo que esperaba…- madre mía me escucho decir en voz alta-

– Joder tía, ahora pienso algo y te digo, tú intenta taparlo -me dice- Y descansa, mañana nos vemos amiga.

– Gracias, lo intentaré -la contesto- Hasta mañana.

-Chaoo -se despide y cuelga-

Pongo la escusa de que no tengo hambre porque estoy agobiada por los exámenes, para no tener que estar con mis padres. Me lo intento tapar por si entran por mi habitación, y les digo que me dormiré pronto para mañana seguir estudiando. 

A la mañana siguiente, después de tirarme un buen rato tapándome la marca, consigo que no se note. Voy con Bárbara a estudiar a la biblioteca de la uni. Estamos de camino cuando nos encontramos a Sofía por el camino, aceleramos para alcanzarla ya que va un poco acelerada y ni siquiera nos ha visto.

-Sofiii – grita Bárbara y esta se gira-

-Hola -se para dónde está esperándonos-

-Que rápida vas -la digo y me doy cuenta que está un poco tensa- ¿todo bien? -la pregunto-

-Emm si… -contesta con inseguridad- Iba a estudiar.

-Pues como nosotras, ¿Y tus apuntes? -la dice Bárbara mirándola bien- 

-Puf que cabeza se me olvidaron…-dice pensativa- 

-Te acompañamos si quieres a por ellos -la digo- no tenemos prisa

-No hace falta…-dice mirando para otro lado-

-Oye ¿estas bien? -pregunta Bárbara- te noto rara… -la mira y Sofía le rehúye la mirada-

-No no pasa nada -dice nerviosa- será por los exámenes-

-Por eso te vas dejando los apuntes por ahí -la digo- que cabeza, vamos te acompañamos

-Vale…-dice ella no muy emocionada y empezamos a andar hacia su casa-

Estamos ya llegando, Sofía muy callada, tensa como nerviosa, nosotras hablando e intentando darla conversación, pero nada. No sabemos si sacarla el tema de su padre, con los exámenes y todo no queremos agobiarla. Pero ella se para, sin más, se queda ahí sin llamarnos ni nada, nos damos cuenta y miramos atrás.

-Que haces Sofi, tu casa está allí -dice Bárbara señalando una calle más adelante- 

-¿Qué pasa? -la digo mientras me acerco a donde está y ella de repente me abraza sin decir nada-

Viene Bárbara y la abrazamos, no dice nada pero empieza a llorar, lo noto. Después nos separamos un poco y la miramos, está asustada y nerviosa, se coge el brazo y hace una mueca de dolor.

-Oye cuéntanos qué pasa -la digo-

-Chicas, vámonos de aquí -nos dice y empieza a andar en otra dirección-

La seguimos, y acabamos en una calle por ahí pérdida, entramos en un bar que ahí y nos pedimos unos cafés y una tila para Sofía. Vamos hacia una mesa vacía al fondo y nos sentamos las tres.

-No sé cómo decirlo -empieza a hablar- me da vergüenza está situación, no sé qué hacer…

-Cuéntanos somos tus amigas, te apoyamos, solo deja que te ayudemos -la digo-

Si aquí estamos para todo -dice Bárbara cogiéndola la mano-

– Sabéis que mi padre estaba más tranquilo -comienza a contarnos- descubrí que estaba de viaje, pero no de negocios, estaba con otra mujer. Mi madre lo sabe, y hablé con ella, pero no quiere separarse de él. Yo ya no aguantaba más, vi como pegaba a mi madre y me interpuse… Me agarró del brazo bruscamente y me empujó fuerte, caí al suelo. Me grito que no me metiera que no es cosa mía, le contesté y me amenazó, me hizo daño… -empiezan a inundarse sus ojos de lágrimas hasta rebosar- no puedo más 

– Aquí estamos, no estás sola -la digo- si necesitas quedarte en mi casa, o si quieres denunciar o lo que quieras, te acompañamos.

– Tenlo claro, no vamos a permitir que te toque más, y no me parece bien que tú madre no haga nada -dice Bárbara y justo traen lo que hemos pedido- tomate la tila te vendrá bien.

– Gracias, no sé qué haría sin vosotras -dice ella angustiada- me da miedo ir a casa, pero no quiero dejar sola a mi madre.

– Hoy quédate en una de nuestras casas, o mejor ¿Por qué no dormimos las tres? -dice Bárbara- repasamos y luego vemos una peli y te contamos un drama nuestro para que te olvides un poco del tuyo.

– Mira yo tengo uno bueno -digo- pero tienes que quedarte con nosotras y aguantarnos toda la noche y lo que queda de día. 

– Vale luego aviso a mi madre…-dice ella- Pero ¿ha pasado algo?

– Algo ahí… 

Nos quedamos un rato tomándonos lo que hemos pedido y tranquilizando a Sofía, no entiendo cómo un padre puede hacer eso a su hija y a su mujer. El mundo está muy mal, lo mío comparado con eso no es nada. Aunque me duele un poco la mejilla, y odio a Óscar por todo lo ocurrido, menos mal que no me ha vuelto a hablar.

Salimos y vamos a la biblioteca de al lado de la uni, vamos a repasar y estudiar un poco para el examen que nos queda. Estoy agotada en general, pero bueno es un esfuerzo más y somos libres al fin. Estamos estudiando un buen rato, al final Sofía pide apuntes a una compañera.

Se nos hace tarde, y salimos de allí agotadas mentalmente. Llamo a mis padres y les digo que voy a casa de Bárbara a dormir y a terminar de repasar, no me ponen problemas. A Sofía tampoco muchos, ha escrito a su madre no se atrevía a llamar. Vamos ya llegando a la calle de mi amiga, y veo a unos besándose. No me fijo muy bien, pero algo me llama la atención, entonces cuando nos estamos acercando más a dónde están ellos, lo veo y ya sí que tengo todo claro.

Novelas Romanticas Gratis
Novelas Romanticas Gratis

La verdad

La mayoría de la veces no decimos la verdad, decimos que estamos bien, y estamos rotos por dentro, o simplemente no enteros del todo.

Quizá no queremos exteriorizar lo que llevamos dentro, no estamos preparados para enfrentarnos a la realidad, y lo callamos.

Porque así nos creemos más fuertes, no nos vemos tan débiles, tan frágiles al exterior, pensamos que así nadie podrá hacernos más daño.

Pero sinceramente no creo que sea lo mejor, lo hacemos mal. Porque tenemos que expresar lo que sentimos en cada momento, sentirnos un poco más libres con nosotros mismos. Quitarnos un peso de encima, no todo porque siempre nos quedamos con una parte, o una gran parte con nosotros.

La realidad es que nos guardamos tanto para nosotros mismos, un día todo rebosa y no lo puedes controlar, todo se desmorona por un cumulo de cosas. Lo peor es cuando explotas así sin más, por todo lo que te has callado, lo que has acumulado dentro de ti y ya no puedes parar.

Siempre ocurre lo mismo, lo hacemos en el momento menos indicado, y con quien menos lo merece. Lo hacemos sin darnos cuenta, sin pensar, no es nuestra intención pero nos sale así, sin más.

Deberíamos abrirnos más, pero a veces pensamos que no vale la pena, que a nadie le importa lo que sentimos, y que para qué, si en mi caso, a veces ni yo me entiendo.

Pensamos en cómo expresar a los demás lo que ni nosotros mismos somos capaz de entender. Y llegados a este punto solo queda respirar hondo y dejar que pase, que todo pase, intentar quitarnos ese nudo que tenemos ahí dentro, y seguir.

textos cortos de amor
textos cortos de amor
corazon amor

Más textos de Amor

Si quieres leer mas textos de amor pulsa en este enlace, te llevara a la página se encuentran todos los textos.

Capítulo 6 – Izan

Estoy andando por la calle cuando noto que me suena el móvil, miro la pantalla y es una llamada de mi amigo Jorge.  Me quedo parado donde estoy y me pienso unos minutos si cogerlo o no, por un lado no me apetece dar explicaciones y por otro es mi colega. Decido cogerlo, tampoco tengo mucha opción me ha llamado dos veces seguidas mientras yo me decidía.

– Izan ¿estás en tu casa? –me pregunta nada más descolgar-

-No, estoy en la calle –le digo-

-¿Todo bien?-me pregunta, y a no me queda más remedio que contárselo-

-Nos vemos ahora en el bar de Iván y te cuento-le digo-

-Vale, voy para allá –me contesta él-

-Hasta ahora-le digo mientras voy de camino a donde hemos quedado-

-Ahora nos vemos- me dice y colgamos-

Cuando llego al bar veo que Jorge ya está ahí sentado en una mesa de fuera, hablando con Iván, a saber de lo que estén hablando estos. Me acerco hacia allí con mi perro, creo que el también quiere descansar y seguro que tiene sed y hambre. No lo he pensado cuando me he ido de casa, pero sin él sí que estaría perdido, es mi fiel compañero y el único que parece que me quiere en esa casa. En cuanto llego me siento en la silla que queda vacía, y veo que me miran los dos.

-Hola tío ¿qué pasa?-me dice Iván- ¿te pongo algo?

-Hola –les saludo- si por favor, dame una Coca-Cola.

-Voy a por ella –me dice-

-Espera –hago que frene- trae agua para Charly y algo de comer, ahora te cuento –le digo y entra a por ello-

-Izan, cuéntame que pasa –me dice Jorge preocupado-

-Nada, solo que la he tenido con mis padres por lo de Aarón –le digo y suspiro- me han echado de casa…

-¿Enserio? Si tú no tienes culpa de eso-me dice impresionado- de lo tuyo si.

-Ya, eso díselo a ellos… No me creen –le digo-

-Joder, ¿dónde vas a ir?-me pregunta cuando justo llega Iván con lo que he pedido-

-Aquí tú refresco –me dice dándome la Coca-Cola- Y el agua para nuestro Charly y comida – le pone agua y un poco de carne, el perro contento empieza a comer-

-Muchas gracias tío –le digo-

-Nada hombre –se ríe viendo como come mi perro-

-Oye siéntate-le digo a Iván- es un momento.

-Claro, ¿pero pasa algo?-me dice mientras se sienta-

-Mis padres me han echado de casa-le contesto- por lo de Aarón, se piensan que yo tuve algo que ver.

-Puedes quedarte en mi casa sin problema –me dice Jorge- mis padres ya sabes que te aprecian mucho –me quedo pensativo sin saber que decir no me apetece explicar la situación a sus padres-

-Oye, o si quieres en mi piso sin problema –me ofrece también Iván-

-Gracias a los dos –les digo- no sé qué hacer, me quedaría en tu casa –le digo a Jorge mirándole- pero tío no quiero dar explicaciones a tus padres ni mentirles a la cara –suspiro-

-Ya lo entiendo –me dice él dándome unas palmadas en la espalda- como tú quieras.

-Vente a mi piso, no hay nadie –me dice de nuevo Iván- tuve un compañero pero se piro hace poco, podemos compartir piso –me dice sonriendo- hasta que tu decidas.

– Bueno vale, pero no digáis nada –les digo- se lo contaré a los demás, pero prefiero en persona.

-Sin problema –contesta Jorge e Iván me guiña el ojo en respuesta-

Al rato Jorge se va porque tiene cosas que hacer, y yo me quedo ahí hasta que Iván acaba el turno.  Entonces nos vamos a su casa, el camino no es muy largo, un paseo andando. Entramos y dejo mi mochila y mis cosas en la que va a ser mi habitación, es normalita ni pequeña ni grande, con una cama en el lado de la ventana que da a la calle y un escritorio en el otro lado junto a un armario. Estoy mirando la habitación y me doy cuenta que me faltan muchas cosas de mi casa, bueno de casa de mis padres porque de mía tiene poco, pero bueno ya veremos que hago.

Le agradezco a mi amigo otra vez que me deje quedarme aquí, el me dice que se alegra de tenerme, que así nos hacemos compañía. Mientras se acomoda en el sofá yo decido que necesito una ducha,  dentro de ella me pongo a pensar en todo mientras las gotas de agua caen por mi cuerpo. No sé lo que voy a hacer, dejare pasar unos días para aclararme y luego ya veré, lo que me preocupa es no saber de mi hermano.

Me acomodo en el sofá con Iván cuando salgo de la ducha, es domingo y no tenemos planes, por lo que nos quedamos viendo una película y pedimos unas pizzas para cenar. Tenemos los mismos gustos más o menos, creo que nos parecemos bastante en algunos sentidos.

Acaba la película y nos vamos a dormir, cada uno a nuestra habitación, yo me pongo cómodo y me tumbo en la cama. Estoy pensando en escribir a mi hermano cuando me llama Víctor, le cojo el móvil aunque ya me lo conozco y seguro que quiere sacarme algo, es mi colega pero no me apetece hoy hablar mucho del tema.

-¿Qué quieres tío?-le digo al descolgar- Iba a dormirme.

-Joder, pues saber que tal están las cosas –me dice- No me has contestado en todo el día.

-Ya es que ha sido movido-le contesto sin dar explicaciones- Ya te contare cuando te vea.

-¿Pero qué pasa? – me dice preocupado- ¿Todo bien o qué? – me vuelve a preguntar cuando ve que me quedo callado-

-Bueno si, más o menos – le digo y suspiro – enserio tío ya te contare, no te preocupes.

-Vale como veas, ¿mañana nos vemos? –me pregunta-

-Si mañana nos vemos –le digo-

-Vale, entonces te dejo –me contesta- hasta mañana.

-Adiós mañana nos vemos – me despido y cuelgo-

Escribo a mi hermano antes de dormirme, pero no me contesta me imagino que estará durmiendo. Me pongo la música y al rato me quedo dormido, estoy muy cansado por todo o de todo.

Al día siguiente me despierto desorientado, no me acordaba que no estaba en casa, Charly no está ladrando y oigo a Iván quejarse. Me levanto despeinado y adormilado, y cuando llego al salón veo que el perro no deja en paz a mi amigo, le gusta se nota. Me empiezo a reír tan alto que el perro para e Iván me mira.

-Tú, ¿de qué coño te ríes? – me dice sin humor-

-De ti idiota –le digo mientras voy a la cocina- Ahora le saco, le caes bien.

-No sé si le caigo bien o me quiere joder –me dice y se va al baño-

Yo me tomo un café y algo de comer que pillo por ahí, después me visto rápido con un chándal y saco a Charly, el pobre ya necesitaba salir. Corro un poco con él, en realidad nos tiramos fuera un buen rato. Veo un mensaje de Víctor que me dice que me pase luego por su uni, le contesto con un vale y me dirijo a casa de Iván.

Llegamos cansados, se me ha ido el paseo un poco de las manos, pero ha estado bien.  Me voy al baño con la intención de ducharme, mientras mi amigo está hablando por el móvil. Me miro en el espejo, ya tengo mejor aspecto desde el Sábado, alguna que otra marca pero no me importa.

Cuando ya he salido de la ducha me visto con unos vaqueros rotos y una camiseta blanca, voy al salón y veo que mi amigo ya se ha ido a trabajar, hoy no trabajo me quedo un rato en casa viendo la tele y me hago un bocadillo para comer. Cuando ya ha pasado un rato decido que ya es hora de salir, cojo mis cascos y mi móvil, me despido de Charly y me voy. Es un tercero sin ascensor, bajo por las escaleras y saludo a una pareja que supongo que serán vecinos. Salgo a la calle y comienzo a andar sin ningún destino, solo ando y ando con mi música puesta.

Llego donde me ha dicho Víctor, pero he llegado pronto entonces entro al bar que hay cerca, bueno justo en frente. Entro y voy directo a la barra a pedirme un café, lo necesito.  Estoy esperando que me sirvan el café cuando siento que alguien me mira, me giro y ahí está la chica morena, Helen con esos ojos que no puedo apartar la mirada. Hasta que ella deja de mirar, ha sido un momento pero parecía que habíamos estado mirándonos mucho más. Al rato cojo el café, y me decido por ir donde están ella y sus amigos, tengo que darles las gracias y tampoco tengo nada mejor que hacer.

-Hola –les saludo cuando llego a la mesa donde están- ¿Puedo? –les pregunto señalando la silla que está vacía-

-Claro –se adelanta Elsa y me siento al lado de Helena, ya que es la silla que queda libre-

-Quería agradeceros lo que hicisteis por mi hermano – les digo- No sé como os puedo compensar, pero estoy en deuda con vosotros –digo mirándolos-

-Bueno más bien con ellas –dice José señalando a Bárbara, Elsa y a Helena-

-Sí, bueno –me quedo pensativo no me esperaba esa contestación- todos os quedasteis con él y os preocupasteis ¿no?

-Si claro –interviene la chica rubia- no te preocupes lo hicimos con gusto, no nos debes nada.

-Tiene razón mi amiga – me dice Helena- no pasa nada, todo lo que hicimos lo hicimos porque quisimos, no pasa nada.

-Ya, pero no nos conocíais –contesto- me ha dicho Víctor que este finde vais a celebrar el fin de exámenes y eso – les digo cambiando de tema, porque justo cuando he llegado le he escrito y me ha comentado algo del fin de semana-

-Ah, sí bueno no lo hemos planeado del todo –contesta Helena un poco descolocada- pero si algo así ¿tú vas a ir? –me pregunta y me sorprendo-

-Pues claro que vendrá –contesta su amiga Bárbara sonriendo- ¿a qué si?

-Bueno si queréis que vaya…-les digo haciéndome un poco de rogar- no tengo nada mejor que hacer –digo intentando sonreir-

-Bueno creo que podemos sobrevivir sin ti –contesta José- que luego acabamos en líos –en cuanto escucho esa contestación se me cambia la cara lo sé, no me ha molado la verdad-

-Claro, es mejor que no os juntéis con malas compañías –contesto sobre todo a ese chico mientras me levanto de la silla para irme – suerte y ya nos veremos –digo sin más no tengo ganas de discutir ni gilipolleces-

-Oye –dice Bárbara – no ha sido con mala intención no te enfades –les  mira y me queda parado donde estoy-

-Ya tranqui, no me enfado – les digo un poco serio- gracias –y  me quedo mirando a la chica de los ojos canela, Helena-

-No las des –me dice mirándole y me gira para irme-

-Adiós- dice mi amiga Bárbara en alta- el finde nos vemos –me giro y les guiña un ojo mientras se salgo del local-

Nada más salir pienso en la contestación de ese chico, no sé por quien me toma si ni siquiera me conoce, es verdad que me he metido en líos tiempos atrás pero he cambiado, o eso intento. Me jode que me juzguen sin conocerme, esa es la verdad, pero no le voy a dar importancia, ni siquiera es mi amigo me da igual. Voy donde he quedado con Víctor y Diego,  llegamos casi a la vez, ellos hablando entre sí sin parar que casi ni se dan cuenta que estoy ahí.

-Eh – les digo- ¿qué tal bien?

-Hombre tío –me abraza Víctor y Diego me choca la mano-

-Ya era hora desaparecido –me dice Diego-

-Os tengo que contar –les digo- pero no digáis nada, de momento estoy pensando qué hacer.

-Vale, pero cuenta anda –me dice Víctor- nos tienes en vilo.

-Bueno tranquilos, pero mis padres me han echado de casa y ahora estoy donde Iván, de momento  -les suelto y ellos me miran- se creen que tengo la culpa de lo que le pasó a mi hermano, no me dejaron ni explicarles –les cuento un poco lo que sucedió mientras vamos a un banco y nos echamos un cigarro-

-Me dejas loco tío –me dice Víctor-

-¿No sabes nada más? –me pregunta Diego-

-No, lo que me jode es no saber nada de Aarón –les confieso- pero conseguiré hablar con él si hace falta vuelvo a casa.

-Bueno, sabes que puedes contar con nosotros –dice Víctor y Diego asiente-

-Ni te lo pienses cualquier cosa ya sabes-afirma Diego-

-Gracias, lo tengo en cuenta –les digo- ¿Bueno y lo del fin de semana?

-Anda, pues qué hay que celebrar que acabamos los exámenes –dice Diego-

-Da igual, celebramos lo que sea –contesta Víctor- Y tu Izan, también vienes, todos.

-Bueno –le digo- He visto a las chicas del sábado, bueno y al chico ese.

-Nosotros también –ríe Víctor- las voy a invitar, pero no sé donde podemos ir.

-Lo hablamos con los demás y decidimos ¿no? –se adelante Diego-

-Si colega, lo hablamos y avisamos a la chicas y eso –dice Víctor contento-

-Vale –les contesto y nos quedamos hablando un rato-

Como tienen prisa porque siguen con exámenes, nos vamos de allí, ellos tiran por un lado y yo por otro porque quiero pasarme por el bar de Iván. Voy andando con mi música puesta, y hasta que no estoy prácticamente al lado no me doy cuenta de que son Helena y Bárbara, siempre  juntas como no.

-Hola chicas –las saludó y ellas que no me habían visto hasta ahora me miran-

-Anda hola otra vez–me dice Bárbara-

-Hola –me saluda también Helena un poco seca-

– ¿Qué hacéis? –Pregunto viendo que no me dicen nada, puede que estén molestas por irme del bar-

-Em… –me mira pensativa la morena- Nada, estábamos yendo a casa

-Sí, estamos un poco cansadas de los exámenes –veo que se miran entre ellas, algo esconden-

-Claro-las digo- ¿por dónde vivís?

-Pues no muy lejos de aquí –dice Bárbara- por donde te encontramos el sábado…. –me mira-

-Ah, ya –digo recordando el momento- bueno, si queréis os acompaño yo también voy por allí –las digo cambiando de tema-

-Vale, como quieras –me dice Helena-

-Si no te pilla mal –dice su amiga- pues vamos juntos.

-Sin problema –digo y empezamos a andar, pero las noto raras-

Se me hace raro que estén tan calladas, no las conozco mucho, casi nada más bien, pero las pocas veces que las he visto no es que fueran muy calladas. Sigo caminando y miro de reojo a Helena, tiene el pelo bonito largo y negro,  me fijo que tiene la vista en el móvil en este momento, tiene la mirada triste se nota. Cuando decido que tengo que decir algo, veo que se paran y me quedo parado. Miro donde ellas y hay un chico moreno, alto que se le quita la sonrisa cuando me ve.

-Hola guapas- las saluda-

-Hola-dice Helena secamente mientras Bárbara tira de ella para irse-

-Oye, ¿dónde vais? –las para él- que prisa

-Tenemos prisa sí-dice Bárbara-

-Pues no sé porque –sonríe- ¿no puedo saludar a mi novia?-dice mirando a Helena y me sorprendo porque ni sabía que tenía novio-

-No tengo tiempo Oscar, ya lo hemos hablado –le contesta- nos tenemos que ir, vamos Izan –dice mirándome-

-No me lo presentas ¿o qué? –dice refiriéndose a mí-

-No hace falta, tenemos prisa –insiste Bárbara, pero cuando vamos a pasar por su lado coge a Helena del brazo y la empuja hacia él-

-¡Qué haces! –le dice ella soltándose- déjame en paz.

-¿y mi beso?- le dice acercándose y ella le mira con asco-

-Que te lo dé otra, bueno seguro que ya te lo ha dado –le suelta y el la vuelve a coger del brazo cuando ve que se va a ir-

-Que dices Helena –le dice enfadado- estás loca ¿o qué?

-No estoy loca, suéltame – le dice-

-Estos celos no te llevan a ningún lado cielo –la dice sin soltarla-

-Oscar déjala- le dice Bárbara al ver que no la suelta mientras yo me mantengo un poco al margen-

-Tú no me dices lo que tengo que hacer –dice él cabreado y agarra más a Helena- Y tú te quedas conmigo, tenemos que hablar.

-No tengo nada que hablar –le contesta mientras intenta soltarse- me haces daño

-Cállate y ven conmigo –le insiste-

-Déjala en paz gilipollas –salta Bárbara-

-Eh, déjala –le digo ya nervioso por la situación-

– Eres un capullo – le dice ya Helena cansada cuando ve que no la deja, é la suelta pero en ese momento la da una torta en la cara que ni ella ni nosotros la esperábamos-

-Eres una niñata –dice él cabreado- ala vete

Cuando reacciono lo único que se me ocurre al verla con la mano en la cara es ir a por él, no escucho lo que me dice ni Bárbara ni ella ni nadie, no veo nada, solo a ese tío que ha pegado a Helena, entonces ocurre y ya no hay marcha atrás porque la rabia me nubla.

relato romantico
relato romantico