Capítulo 22 – Izan

Llego a casa después de pasar parte de la noche con el coche, y además coincidir con Katherine en la carretera donde solemos hacer las carreras. La chica es maja, y por lo que he visto entiende de coches y de ese mundo.

No me esperaba que estuviera allí la verdad, pero tampoco me molestó mucho, simplemente se interesó un poco en mí. Apenas hable con ella, eso sí me dio su número, pero yo lo único que quería era coger el coche, y además tampoco me quería fiar mucho de ella.

Me meto en la cama y me duermo enseguida, me ha venido bien coger el coche y despejar un poco la cabeza, no sé lo que me espera lo que si sé es que mientras este dentro de las carreras, lo voy a disfrutar.

-Eh tú –me despierto sobresaltado y veo que es Iván.

-Me quieres matar tío.

-Tú sí que me vas a matar –me dice- Levántate anda. Mientras saco a Charly, y luego me cuentas que hiciste anoche.

Me levanto sin muchas ganas, me acosté tarde y aunque he dormido bien ha sido poco. Pero una ducha y un café lo arregla todo, menos mal que hoy tengo día libre, lo agradezco.

Estoy tomándome el café mientras miro el grupo, no me acordaba que hoy íbamos a salir de fiesta. Tengo pocas ganas, pero no voy a negar que me vendrá bien despejarme, además mis amigos se van a ir de vacaciones, me dará algo de tiempo para intentar solucionar la mierda en la que me estoy metiendo por culpa de Cristian.

Escucho la puerta y mi perro viene corriendo para que le ponga de comer, no sin antes beber agua. Hace un calor insoportable, el verano está bien a ratos, aunque yo prefiero el invierno sin duda. Le pongo de comer a Charly y después voy al salón donde está mi amigo, sé que está esperando una explicación.

-Bueno me vas a contar que pasó –me dice.

-Cogí el coche un rato, cuando se fueron estos.

-Podrías avisar o responder a los mensajes –me dice mosqueado- Joder Izan, con todo esto me tenías nervioso.

-Lo sé tío, lo siento, no lo pensé. Pero tienes razón. –le contesto- ¿Y a ti qué?

-Nada, vino la chica esa que te dije, y se me pasó un poco –me dice- Luego llegué y no te vi.

-¿Y qué te mola?

-La estoy conociendo –me dice, pero sé que le gusta al menos un poco, sino no dedicaría tiempo en ella.

-Bueno ya me contarás –le digo guiñándole un ojo.

-Oye hay que ir a pillar algo luego, tenemos la nevera un poco pobre –me dice- Si no te importa, yo me voy a currar ahora.

-Vale luego voy.

Hablo un rato con mi hermano, ya no lo tienen tan controlado por suerte y hablamos a veces. Sobre todo me interesa que este bien, él me cuenta sus movidas con el instituto, me cuenta cosas de videojuegos y le prometo que sacare un rato para jugar con él. No menciona mucho a nuestros padres, sabe que no es mi tema de conversación preferido.

Cuando cuelgo y como algo de lo que queda en casa, que no es mucho. Me echo un rato en la cama con la música y miro el móvil. Estoy tentado a escribirla o mirar su Instagram, pero simplemente miro su foto de perfil y cierro los ojos, pienso en cuando la conocí, en los momentos que viví con ella. Y me duele, pensar que ya no volverán, que no podré verla sonreír, acariciar su piel, cogerla de la mano, besarla…

Me quedo medio dormido pensando en ella, cuando me despierto ha pasado casi una hora. Decido levantarme para irme a comprar al súper, así dejaré de darle vueltas a la cabeza, y de pensar en ella.

No me gusta hacer la compra, normalmente se encarga Iván, yo pocas veces. Me pone nervioso, sobre todo cuando tengo que esperar en la caja, eso sí que no lo soporto. Y ya cuando no encuentras lo que estás buscando, eso es lo mejor dar vueltas buscando una lata de sardinas, vamos que no me gusta ir al súper.

Lo que yo no sabía era que me iba a topar con una sorpresa, justo cuando había encontrado lo que buscaba me doy cuenta que en ese mismo pasillo hay una chica, y una cualquiera sino ella. La miro un poco de reojo, porque parece que ella no se ha dado cuenta, pero cuando ya está a mi lado me mira y se da cuenta.

-Hola –la digo.

-Hola, no te había visto.

-Yo tampoco hasta ahora –miento.

-Qué casualidad.

-Pues sí –digo sonriendo.

-Bueno, será mejor que me vaya a terminar de comprar.

-Claro, yo también.

-Si, además mejor que no nos vean ¿no?

-Sí, mejor –la digo sin poder dejar de mirarla.

-Adiós Izan.

-Que te vaya bien Helena –consigo decir.

Y veo como se aleja, mientras se me mueve algo por dentro como si sintiera que se me escapa la felicidad, no sé algo que nunca antes he sentido. Y no voy a negar que si me he enamorado, una vez y me salió mal, pero esto es diferente es más intenso. Siento que no puedo dejarla escapar, pero debo dejarla ir, ese es mi debate interno.

Termino de coger lo que me falta, y me dirijo a las cajas que están llenas como siempre, con esas colas. No entiendo cómo puede haber gente siempre, sea la hora que sea hay gente, o es que tengo mala suerte, que también puede ser.

Veo su largo pelo negro, que me gusta desde que la vi por primera vez, lo tiene bonito. Está hablando con su amiga, y escucho que se ríe y hablan de un cumpleaños. Pero luego me ve Sofía y se callan, y Helena se gira y me ve, pone cara de sorpresa o de otra vez tú y yo la sonrío, ella se gira.

Salgo del súper, no me la vuelvo a cruzar aunque hubiera estado gracioso, para mí por lo menos, a ella no creo que le hiciera gracia sé que está enfadada conmigo. Y es normal, no sabe realmente lo que está pasando en mi vida, y es mejor así. En ese instante llegando a casa me llega un mensaje de Cristian.

Mañana te veo. A las once de la noche donde siempre, tengo trabajo para ti.

Puedo imaginarme el trabajo, no le contesto porque sé que no espera respuesta, solo quiere que vaya y ya está. No me apetece hacerle trabajitos a este tío, pero tampoco me queda otra, este lio es mío. Dejo de darle vueltas al tema en cuanto entro al piso y Charly viene a saludarme, toca paseo, dejo la compra y salimos.

Damos un buen paseo y después me paso por el bar, el padre de Iván adora a mi perro. En cuento llegamos me siento en una mesa que hay vacía fuera, y al poco tiempo sale Iván que saluda primero a Charly y luego a mí, vamos que le ha cogido cariño. Me ofrece un refresco que agradezco y agua para mi perro, al rato sale su padre.

-Hombre hijo hoy vienes acompañado –me dice sonriendo- Toma te he traído agua que hace calor –dice dejándole un cuenco- a ti tu refresco.

-Gracias –le digo sonriendo- ¿Qué tal mucho lio?

-Bueno normal, luego vendrá más gente seguro, hace mucho calor.

-Sí que hace calor, sí.

-Me ha dicho Iván que hoy vais de fiesta –se ríe- hacéis bien, divertíos.

-A veces no viene mal –le digo.

-Bueno entro ya, ahora le digo a Iván que salga un rato.

-Vale –le digo guiñándole un ojo.

Cuando sale mi amigo hablamos un rato, y le aviso del mensaje de Cristian. No le quiero mosquear más, no me importa que él lo sepa. Después de decirme que tenga cuidado y que si puede me acompaña, cambiamos de tema y me dice que saldrá antes del trabajo para ir a la fiesta. Le ha dicho a los chicos de cenar en casa algo y luego irnos, yo le digo que vale y antes de irme quedamos en que viene para cenar.

Me doy otra ducha y me cambio de ropa, después coloco lo que falta del súper, y como tengo tiempo decido jugar un poco con mi hermano en el ordenador, sé que le hace ilusión y a mí me gusta jugar.

Se me pasa el tiempo volando y cuando me doy cuenta ya me tengo que arreglar, o vestir decente para luego ir al garito ese del que nos ha hablado Jorge, según dice su hermana esta increíble, ya veremos.

Cuando llega mi amigo se arregla mientras yo espero a los chicos, que no tardan en llamar al timbre. Nos saludamos y decidimos pedir pizza, como siempre. Mientras saco unas cervezas, y nos sentamos en el sofá.

-Brindemos por nosotros –dice Víctor levantando la cerveza y los demás le seguimos riéndonos.

-Estas fatal, tío –le dice Iván.

-Opino lo mismo –le digo riéndome.

-Bueno no todos somos perfectos –dice Víctor riéndose.

-Hoy toca pasarlo bien –dice Iván mirándonos.

-Eso no se duda –dice Jorge al fin metiéndose en la conversación.

Al rato llega la cena, mientras cenamos pizza empezamos a contar anécdotas nuestras, recordando momentos. Me gusta hablar de lo que hemos vivido juntos, de todo lo que hemos pasado, de los buenos momentos, realmente sé que pase lo que pase los tendré a ellos.

Seguimos bebiendo cervezas, hasta que llega un momento en el que Iván saca una botella de chupitos y nos ponemos a ello. Ya estamos un poco achispados, pero aun así tenemos aguante. Jorge se va al baño a mear porque ya no podía aguantar más, y no le culpo, demasiado líquido y demasiadas risas.

-El domingo me voy de vacaciones –dice Víctor- Y no me voy solo.

-¿Te vas con tu chica? –le pregunto.

-Que va, ojalá –dice él- tengo que hablar con ella antes de irme.

-¿Entonces? –pregunta Iván.

-Con el colega que está en el baño.

-¿Con Jorge? –pregunto sorprendido, no por nada sino porque ni me lo había comentado.

-Si tío –dice- Y lo mejor es que nos vamos donde esta Diego.

-Tú deja de dar envidia –dice Iván riéndose.

Me quedo decepcionado, no porque se vayan de vacaciones juntos, sino porque Jorge me lo contaba todo o casi todo. Pero quizá me lo contará luego, aún quedaba noche tampoco me voy a enfadar. En el fondo me dan envidia, pero de la buena, porque yo no puedo disfrutar con mis amigos por ahí perdido o con ella.

Recogemos un poco antes de irnos, a trompicones porque estamos perjudicados por la bebida, sobre todo los chupitos. Nos acabamos la botella entre los cuatro, que nos hace a todos estar más sueltos, más relajados, incluido Jorge. Y no voy a negar que parezca como antes, como si Cristian no hubiera aparecido en mi vida, antes de conocer a Helena, cuando solo pensaba en salir con los colegas y si se daba liarme con alguna, pero sin compromisos. La realidad es que todo ha cambiado, pero esta noche voy a hacer como si todo fuera como antes.

Llegamos al garito, el nombre es conocido por aquí, se llama The Daemon. Si un nombre peculiar, conozco el local pero no he entrado nunca, al menos no que yo recuerde. Pero me da igual el sitio con tal de pasarlo bien, y además con suerte no vendrá nadie que conozca, o eso espero.

En la barra nos atiende una chica llena de tatuajes, es guapa es lo primero que pienso, le pedimos las consumiciones y Jorge le guiña un ojo, como se nota que esta bebido. Después nos vamos a unos sillones que hay en un lateral del local y nos sentamos mientras bebemos, intentamos hablar por encima de la música y nos reímos mucho. Observo de vez en cuando a la gente que entra, pero no parece que conozca a nadie, sí que me suenan algunos, pero nada más.

-Va a venir tú hermana o qué –dice Iván mirando a Jorge.

-No sé, me dijo que quizás se pasaba, pero no estoy seguro.

-Debería venir, si la conocen puede que nos inviten a copas gratis –se ríe Iván.

-Bueno si es por eso la digo que venga –dice Jorge riéndose.

-¿Por qué sino?

-Ya pensaba que te interesaba ella –contesta Jorge y nos reímos todos.

-Que va tío –dice Iván- Ya tengo a una en mente, y no es tú hermanita, aunque es guapa ya sabes.

-¿Una en mente? –se interesa Víctor.

-Sí, le visita en el bar –contesto yo.

-Bueno si avanza ya os la presentaré, de momento la estoy conociendo –dice Iván con una sonrisa.

-Brindemos por ello –dice mi amigo Víctor y levantamos las copas para brindar.

Al rato veo que Víctor no deja de mirar el móvil y escribir, pienso que es su chica claro, le veo sonreír y pienso que ya lo han arreglado y están bien. Se lo merece, la verdad, después de lo que pasó con su ex le toca ser feliz y sé que la amiga de Helena le quiere.

Bebo tanto que tengo que ir al baño, cuando entro veo que es la mayoría negro como todo el local. Me gusta, esta chulo pienso mientras me lavo la cara y me miro en el espejo. Después salgo y busco con la mirada a los chicos, los veo donde siempre aunque falta Víctor. Pero no le doy importancia y me termino mi copa mientras mis amigos hablan de algo que no escucho bien, me dicen algo y me señalan hacía otro lado del local, yo miro a la barra que está en el otro lado pero no veo bien y me levanto del asiento, y mis ojos se encuentran con ella.

-¿Y Víctor?

-Esta con Bárbara, han coincidido y ha ido a saludar a los demás –contesta Iván.

-¿Deberíamos ir?

-Jorge, creo que no es buena idea –le contesto.

-Yo me quedo con Izan, tú ve si quieres.

-Si no os importa voy a saludar al menos –dice Jorge. levantándose- No tardo.

-Este lo ha hecho aposta.

-¡Eh tío! no te enfades –me dice Iván.

-Podría habérmelo dicho.

-Piensa que si te lo hubiera dicho, no hubieras venido.

-Pero esa es mi decisión.

-Él no sabe ni la mitad que yo, no le culpes.

-Tengo que ir a por otra copa –le digo a Iván antes de levantarme- Suerte que hay dos barras.

-Tráeme otra.

Estoy en la barra apunto de pedir cuando viene Jorge por detrás, me asusto porque no me lo esperaba. Se pide otra copa para él y hablamos un poco con la camarera, que parece ser que le hemos caído bien, sobre todo Jorge que no para de hablarla. Le doy con el codo para irnos, estamos ya llegando a los sillones cuando me para antes de llegar.

-Tío, tienes razón no quiero malos rollos contigo, pero necesito que me seas totalmente sincero –me dice.

-Ya te lo he dicho, no pasa nada, ahora disfruta de esta noche y después de esas vacaciones merecidas –le digo, no se queda muy convencido.

-No estás metido en nada raro ¿eh?

-Solo unas carreras, pero nada que pueda preocuparte –le digo intentando zanjar el tema.

-Quiero ir a verte, a esas carreras –me dice- ¿Dónde son? ¿Lo sabe Iván?

-No sabe nada, mantente al margen es lo mejor –le contesto y empiezo a andar, pero me paro y le miro- Gracias por contarme que te vas con Víctor –y comiendo a andar de nuevo sin dejarle contestar.

-Ya era hora –dice Iván en cuanto nos sentamos.

-Esta esto lleno de gente.

-Sí y cada vez más –nos mira Iván y se para en Jorge- ¿Qué tal con las chicas?

-Bien, parece que se lo están pasando de vicio, y Víctor mejor aún –contesta y da un buen trago a su copa.

La cosa vuelve a estar tensa, entre mi amigo y yo, Iván se da cuenta que pasa algo e intenta animar el ambiente. Nos mantenemos en nuestro sitio hasta que viene Víctor y nos pide perdón por tardar, y nos cuenta que ha hablado con Bárbara y está todo solucionado, solo hay que verle la cara para saberlo. Pero no se me olvida que después tengo que hablar con él.

Me levanto con la intención de ir a por otra copa, pero mis ojos se encuentran con otra persona en el camino, una persona que menos esperaba en ese momento y por suerte no parece que me haya visto. Solo espero que siga así y no se dé cuenta de mí, o que por lo menos si me ve no intente joderme lo que me queda de noche, aunque sé que es complicado. Tengo que desviarme e irme a la otra barra, donde están Helena y sus amigas.

Parece que la cosa va bien, me atiende un chico y me sirve la copa, pero cuando me giro para irme me choco con una persona, voy a protestar cuando me doy cuenta de quién se trata y no me salen las palabras y me quedo parado, aunque sé que debería irme sin más.

-Perdón –me dice mirándome.

-No pasa nada –consigo decir sin apartar la mirada de su cara.

-Vale –me dice- Pero oye ¿estás bien?

-Sí Helena, estoy bien –le digo intentando ser cortante- De fiesta con mis amigos, como tú.

-Si claro –me dice ella sin más- Pues pásalo bien.

-Eso hago.

-No hace falta que seas tan borde conmigo –me suelta.

-Soy como tengo que ser, tú limítate a pasar de mí y divertirte –la suelto y me intento ir, pero ella me corta el paso.

-No voy a dejar que te vayas dejándome con la palabra en la boca –me contesta- No sé qué te pasa, pero has cambiado y es por algo. Te estoy dando una oportunidad para que te expliques, no me creo eso de que todo está bien pero mejor tomar precaución o el típico es que yo soy de líos. ¿Acaso era todo mentira?

-Joder Helena, estoy terminando de solucionar todo, no pasa nada. No era mentira y lo sabes, eso no lo dudes. Pero lo nuestro no puede seguir, no por ahora. Y no quiero que me esperes, porque te mereces ser feliz. –la cojo de la mano- Lo mejor para todos, es que hagas tú vida, aunque duela. Y si soy más de líos, no me gustan las relaciones pero eso ya te lo dije. –la suelto la mano y la digo- Por favor, hazme caso.

-No me lo pidas dos veces, porque ya sí que se acabó. –me dice ella- Que te vaya bien.

Y me deja allí plantado con la copa en la mano y los hielos derritiéndose, cuando reacciono pienso que deberían darme el premio al mejor pringado y al mejor actor. La realidad es que me hubiera ido con ella en ese mismo instante, lejos de aquí y de todos.

Izan fiesta
Capítulo 22

Capítulo 21 –Helena

Pasan los días y el jueves por la noche, mientras estoy hablando por el grupo con los demás, en este momento sale el tema de conversación donde José propone hacer una “despedida” pero todas decimos que no nos apetece, con escusas claro. Yo sola en mi habitación me rio, si me viera seguro que no se lo creería, ahora mismo estará maldiciéndonos a todas.

Por otro grupo secreto, para que José no se entere de nada, ya que vamos a hacer fiesta despedida pero también su cumpleaños sorpresa. Hablo con las chicas mediante  audios, tenemos un cachondeo importante, pero también estamos discutiendo sobre si celebrarlo en casa de Elsa o salir por ahí. Yo prefiero casa de Elsa, no sé es más íntimo, nosotros sin nadie que pueda aguarnos la fiesta, y sobretodo hablo por mí. Aunque ya me da por pensar que hasta se podría presentar otra vez, y me refiero a Izan, esa persona que podría joderme la noche solo con su presencia.

Llega el viernes y estoy contenta, porque mañana es la sorpresa para nuestro amigo y hoy tenemos que organizar todo en casa de nuestra amiga. Me gustan las sorpresas y sé que a José le va a hacer mucha ilusión, no se lo espera para nada. Estoy en la oficina pensando en lo que tenemos que comprar luego, cuando alguien se pone a mi lado.

-¿Estas perdida en Marte? –me dice Adrián sobresaltándome.

-Puf que susto –le digo- Estaba pensando unas cosas que tengo en la cabeza.

-Ya veo ya –me dice el con una sonrisa- ¿Bajas a tomar café?

-Claro –le contesto y le sigo al ascensor.

-¿Y qué tienes en la cabeza? Si se puede saber.

-Pues aparte de unas cosas que tengo que terminar de Laura, ya que hoy no está. Luego tengo que comprar unas cosas y estaba recordando –le contesto sin querer dar detalles.

-Hazte una lista, así no te olvidas –dice sonriéndome.

-También es verdad –le digo y me rio.

Mientras nos tomamos el café, Adrián me cuenta que tiene que irse este fin de semana al pueblo donde vive su abuela, me habla un poco de ella y yo le hago alguna pregunta interesándome. No puedo evitar fijarme mucho en su sonrisa,  suele sonreír bastante, es un chico risueño por lo general. También me llama la atención su manera de gesticular, me hace gracia porque creo que yo soy igual, cuando hablo también lo hago pero no tanto como él.

-Y tú ¿qué harás? –me pregunta.

-Pues tengo un cumpleaños de un amigo, le vamos a hacer una sorpresa.

-Qué envidia me das.

-Bueno lo de tu abuela tampoco está mal, seguro que te hace comidas muy ricas –le digo y me rio.

-Si para salir rodando, el lunes no me reconocerás. –nos reímos.

-Mis padres se irán la semana que viene de vacaciones, y mis amigos también. Estaré sola por aquí, pero bueno estoy contenta con el trabajo.

-Podemos intentar que te den unos días –me dice mirándome.

-No creo, no pasa nada de verdad, no me importa. Me escaparé algún fin de semana. –le digo sonriendo.

-Eso también está bien. Yo no haré gran cosa si te sirve de consuelo, además me las cojo en Septiembre.

-Siempre puedes hacer algo, las vacaciones son para disfrutar y hacer lo que te apetezca. – le digo y me sonríe

Cuando termina mi jornada y me recoge mi madre, después de que Adrián me pregunte si me tenía que ir en autobús. Mi madre me empieza a decir que la da pena dejarme sola que no se irá a gusto y demás, vamos cosas de madres. Yo la digo que no pasa nada, que tengo a mi abuela y algún amigo, lo último es una pequeña mentira, pero sé que así se queda más tranquila. Al final cambio de tema y terminamos hablando de las practicas, le cuento un poco por encima hasta que llegamos a casa.

Después de comer, he quedado con las chicas para comprar las cosas e ir a casa de Elsa para prepararlo todo, la verdad estoy súper emocionada, porque sé que a José le hará mucha ilusión, y a mí me gusta verle feliz. Además nos hace falta un poco de diversión, no pensar en nada, disfrutar el momento y pasarlo bien.

Me da pena mi amigo porque todas le tenemos que engañar un poco poniendo escusas, pero hablando con las chicas decidimos que una de nosotras quede con él, sino va a ser muy raro. Al final será Bárbara, se le da bien eso de despistar y seguro que hace que se olvide del tema. Por otro lado las demás y yo quedamos para comprar los refrescos, la comida y la decoración, el regalo ya lo tenemos.

Cuando he terminado de hablar con ellas, me ducho y me pongo algo cómodo para preparar la fiesta sorpresa. Luego allí en casa de mi amiga nos prepararemos todas, y después vendrá José ya que le hemos dicho de cenar allí juntos, pero no sabe la que le espera.

Solo de pensarlo me emociono, y no puedo evitar que se me quede dibujada una sonrisa en mi cara, pero de esas que son de verdad de alegría. Cojo mi mochila con las cosas y bajo, no sin antes mirarme en el espejo y comprobar que todo está bien.

-Mamá, me voy ya.

-Vale hija, si necesitáis algo me avisas.

-Vale, pero no creo que haga falta –la doy un beso- Gracias.

-Pasarlo bien, hasta mañana.

Por el camino voy pensando en lo que tenemos que comprar, además de todo lo que hay que preparar, pero llega un momento en el que me acuerdo de que este día no solo es por el cumpleaños de José, sino que también es la despedida con mis amigos durante unas semanas, que seguramente se me hagan eternas.

Cuando me doy cuenta ya he llegado al piso de mi amiga, en cuanto me abre veo el caos que tienen montado en el salón, y a ellas un poco nerviosas. Lo primero que hago es darlas un brazo a las dos y reírme.

-No me hace gracia –dice Sofía.

-Pues a mí mucho, sobretodo vuestra cara.

-Chicas tenemos que ir a comprar las cosas –dice Elsa.

-Pues venga dejo esto en una habitación y vamos –digo dejando la mochila donde pillo.

-Oye, ¿os importa ir a vosotras? Así mientras yo dejo el salón despejado –nos pregunta una Elsa nerviosa.

-Claro que no, vamos nosotras no te preocupes –la digo- No te pongas nerviosa anda.

-Venga vamos entonces –dice Sofía cogiéndome del brazo.

-Gracias chicas.

Sofía y yo tan contentas comprando las cosas para la fiesta  entramos por último en el súper, después de estar en una tienda comprando globos, serpentinas, decoración varia. Nos ponemos a buscar lo que queremos, y nos dividimos las cosas para ir más rápido.

Estoy tan concentrada en la lista que tengo en las manos, pensando si me falta algo más, que no me doy cuenta de quien tengo justo al lado, hasta que escucho su voz y no puedo evitar mirar. No puede ser, es lo primero que se me pasa por la cabeza, ya no sé si es casualidad o el destino, pero jodido destino tenía que ser justo hoy.

-Hola –me dice cuento le miro.

-Hola, no te había visto.

-Yo tampoco hasta ahora.

-Qué casualidad.

-Pues sí –dice y sonríe.

-Bueno, será mejor que me vaya a terminar de comprar.

-Claro, yo también.

-Si, además mejor que no nos vean ¿no?

-Sí, mejor –me dice él sin dejar de mirarme.

-Adiós Izan.

-Que te vaya bien Helena.

Desde que le he visto no puedo parar de mirar a todas partes, no sé si buscando su mirada o intentando no encontrármelo. El caso es que estoy inquieta, y sé que lo mejor es que lo deje pasar y concentrarme en lo bien que lo voy a pasar hoy. Pero en el fondo no puedo evitar pensar en él, en su mirada en todo lo que nos ha pasado.

-Aquí estás, menos mal llevo un rato para encontrarte –me dice Sofía- ¿Todo bien?

-Yo también te estaba buscando, si bien.

-Venga vamos a pagar –me dice y la sigo.

Todas las cajas están bastante llenas, nos quedamos en una cualquiera y mientras que esperamos nos ponemos a hablar. Pensamos donde podríamos poner cada cosa que hemos comprado, repasamos la lista y nos reímos pensando en la cara de José cuando lo vea. Pero mi amiga de repente cambia su expresión, diría que a asombro y se queda mirando detrás de mí.

-¿Qué pasa?

-¿Ese no es Izan? –me pregunta y me giro, efectivamente esta justo en la caja de al lado.

-Joder, pues sí –la digo.

-Qué casualidad tía –me dice mi amiga mirándole.

-Oye para de mirar.

-Es que creo que nos ha visto.

-Joder –miro de nuevo y me doy cuenta que él me está mirando, pero no dice nada  solo sonríe.

Cuando salimos de allí siento alivio, y a la vez me estoy un poco mal porque me gustaría que las cosas fueran diferentes. Pero no es mi culpa, él lo decidió así y no puedo hacer nada, solo hacerme a la idea de que las cosas tienen que ser así.

-Por fin estáis aquí chicas –nos dice Elsa en cuento entramos en la casa.

-Tenemos todo -la digo dejando las cosas en la cocina.

-Ahora solo hay que decorar, inflar globos…

-Sofía no me agobies –dice Elsa.

-Vamos bien de tiempo chicas –contesta Sofía y nos ponemos a organizarnos y decorar todo.

Siento alivio cuando después de prácticamente toda la tarde, conseguimos dejarlo todo bastante decente. Nos miramos cansadas de inflar globos, colgar decoración, colocar adornos, dejar todo lo más perfecto posible. Y en ese momento pienso que tendría que haberme ofrecido a quedar con José, porque mi paciencia ha llegado a un límite, pues no todo sale como uno espera y ocurren imprevistos.

-Pues ya está chicas, buen trabajo –dice Elsa.

-Ahora toca arreglarse ¿no? –las digo.

-Sí, porque ahora sí que se nos acaba el tiempo –dice Sofía mirando la hora.

-Le voy a decir a Bárbara que venga ya –dice Elsa- Para que ella también se pueda cambiar.

Cuando llega Bárbara mientras nos arreglamos nos cuenta entre risas la tarde con José, y asegura que no se espera nada, y que estaba un poco decepcionado. Y es que nuestro amigo tenía muchas ganas de una despedida digna antes de las vacaciones, sobre todo después de lo que nos ha pasado.

Una vez vestidas, maquilladas y peinadas, nos hacemos alguna foto y preparamos lo que falta, José no tardará en llegar. Cogemos la tarta que hemos hecha por nosotras, bueno más bien  por Elsa, ponemos unas velas y enseguida suena el telefonillo.

-Cumpleaños feliz, cumpleaños feliz, te deseamos tus amigas, cumpleaños feliz –le cantamos todas en cuanto entra por la puerta y él sonríe y sopla las velas.

-Seréis cabronas, no me lo esperaba –dice emocionado dándonos besos y abrazos.

-¿Pensabas que te quedarías sin una fiesta digna? –le digo mientras le abrazo.

Después de los abrazos, ver a José tirar globos y serpentina a todas, nos sentamos en el sofá con la comida que hemos comprado y le damos los regalos. Uno de ellos que no se lo esperaba para nada, es un día en un spa con masajes y demás, el otro es un juego de la play que quería y además un marco con una foto de los cinco.

-Muchas gracias chicas, me encantan –nos dice sonriendo.

-Lo sabemos –contesta Bárbara- Somos brujas.

-Si pirujas –continúa Elsa.

-Bueno como tú eres el cumpleañero elijes música –le digo.

-Cuidado con lo que elijes –dice Sofía mirándole y se ríe.

Al final ponemos un poco de todo, mientras picamos comida y bebemos, sobretodo beber y hablar, ya se sabe en estos casos. Me siento feliz, y también pienso que los voy a extrañar cuando se vayan, pero estoy contenta ahora mismo. Hasta que Bárbara después de salir de la cocina con el móvil, viene diciendo de salir un rato a un garito y se abre disputa.

-Yo estoy a gusto aquí –les digo.

-Nos quedamos un poco más aquí y luego vamos, un rato –dice Bárbara.

-Yo opino como Helena –dice Sofía.

-Pues que elija el cumpleañero –dice Bárbara- José que dices –le dice poniendo ojitos.

-Chicas, no me hagáis esto –dice él mirándonos- Por mi salimos un rato, más tarde.

-Porque es tú cumple, pero no hay muchas ganas –digo.

-Venga Helen, un rato solo –me dice él- seguimos aquí un poco más y luego salimos.

-No me miréis así –les digo a Bárbara y José, que nos miran con ojitos.

-Está bien salimos- dice Sofía- Pero un poco más tarde.

Mientras tanto seguimos bebiendo, jugamos a juegos, bailamos y hacemos el tonto, retamos a José a hacer cosas y nos reímos bastante. No pensamos en nada, solo nos dejamos llevar y nos divertimos. Hasta que José decide que ya es hora de salir, pero sé que es por la insistencia de Bárbara.

Antes de irnos le dice a Elsa que se vaya con él de vacaciones, aunque esta no se lo cree mucho al principio por el estado en el que se encuentra nuestro amigo. Al final salimos celebrando que Elsa se va con José de vacaciones, el cumpleaños de este, mi trabajo y despedida, vamos todo un mix.

Ya un poco perjudicados vamos dirección al garito que dice Bárbara, no lo pensamos vamos y ya está, ni si quiera nos paramos a preguntarla porque ese garito.

Cuando nos damos cuenta ya estamos allí enfrente de la puerta riéndonos, intentando mantener la compostura para que nos dejen entrar sin problema. José lo pone difícil, no para de reírse, creo que es el más perjudicado, quería salir con globos a la calle y una pancarta, hasta que le convencimos de que no era buena idea, nos costó un rato.

-José compórtate, por lo menos hasta que pasemos –le dice Elsa.

-Tranquilas seré serio –dice este casi riéndose.

-Madre mía, como vas hijo –dice Bárbara- Pero bueno es tu cumpleaños, te lo mereces –nos reímos.

Entramos primero Bárbara y yo, seguidas por los demás, entramos sin problemas la verdad. Una vez dentro veo que hay bastante gente, pero aun así se puede andar sin empujones, y eso me alivia bastante. Vamos hacia una de las barras donde vemos que hay menos gente, ya que la otra es casi imposible. Pedimos cada uno su copa y salimos a la pista, esta noche queremos pasarlo bien.

-Ahora vengo, voy al baño –dice Bárbara.

-Aquí te esperamos.

Estoy a mi rollo bailando y pasándomelo bien, sin preocupaciones, sin pensar, ahora solo me dejo llevar, en aquel garito con mis amigos, celebrando todo lo bueno. Bailo, sonrío, bebo de mi copa, nos reímos y seguimos bailando. No me doy cuenta de lo que ocurre a mi alrededor, ni si quiera de que Bárbara tarda más de la cuenta, y que se ha llevado la copa al baño.

Cuando vuelve nuestra amiga y veo que no viene sola, sino con su novio, me doy cuenta de cosas. En ese momento pienso que da igual, que es su chico y yo también tendría ganas de verlo, y además estaban medio enfadados, es normal. Pero cuando miro más allá de ellos, y puedo ver que no está solo, me empiezo a poner nerviosa y miro a todos lados, para ver si esta Izan, aunque no lo veo tengo un presentimiento.

-Hola –dice Víctor sonriendo ya algo achispado, como todos.

-Hola –le saludamos.

-¿Estas solo? –pregunta Sofía.

-No, que va estoy con estos allí –señala un sitio más apartado con sillones.

-Guay –dice Elsa sonriendo.

-Espero que no estén todos –dice José de repente y a Víctor se le quita la sonrisa.

-Vaya con José, no está borracho del todo –dice Bárbara.

-Todavía se lo que me hago –dice este y no sé porque nos reímos todos.

Tampoco Víctor dice nada sobre la contestación de mi amigo, nos reímos y este se queda con nosotras uniéndose al baile. Y todo se queda ahí, no pensamos más en sus amigos, estamos bebidos y felices. Un rato más tarde voy a pedir otra copa con José a la barra, y mientras esperamos y mi amigo protesta por la tardanza yo miro hacia otro lado. Y ahí sí que puedo verlo, esta con Iván y Jorge, y en ese momento que le estoy mirando se levanta.

Helena y amiga fiesta
Fiesta.

Capítulo 18 – Izan

Nada que no encuentro ni un coche, por más que busco junto a Iván no damos con un coche medianamente bueno, para lo que necesito, o se van mucho de precio o están reventados. Al final tenía razón y voy a tener que aceptar lo que me propuso Cristian, eso o arriesgarme a que alguien salga mal parado, y lo segundo no lo voy a permitir.

-Joder Izan, no puede ser – me dice Iván asqueado.

-Te lo estoy diciendo, no hay nada, no puedo sacar dinero de las piedras –le digo.

-Podemos hablar con los chicos, quizá nos pueden ayudar con el dinero o a buscar algo –me dice el convencido.

-Te recuerdo que no quiero meterles en esto, y lo sigo manteniendo –le contesto cabreándome.

¿Entonces? –me mira serio- Claro, aceptarás el trato…

-No me queda otra, ¿te piensas que me gusta la idea? –le digo levantándome del sofá- Pero es lo mejor, y lo sabes.

El día se me pasa volado en el trabajo, tengo bastantes cosas que hacer y casi no me da tiempo ni a pensar, paro a comer porque me entra hambre, pero no tengo ni idea de que hora es. No aparece Jorge, pero sé que esta dándole vueltas al tema, le conozco demasiado bien. 

Cuando termino mi jornada me voy directo a casa y saco a Charly un rato, pasamos un buen rato en la calle y cuando estoy a punto de pasar la calle, la veo. No me hace falta tenerla cerca para distinguirla, va sola en su mundo y me entran muchas ganas de ir hacía ella y abrazarla, no sé quizá besarla, pero no lo hago.

Al día siguiente tengo un mensaje de Víctor, me dice de quedar esa misma tarde, ya que ayer no podían la mayoría y se aplazó, hoy me lo confirma, con mucho tiempo si señor. Le digo que sí, una cosa es no involucrarlos en mis asuntos turbios y otra era pasar de ellos totalmente.

-Hola chicos –les saludo mientras me siento en la silla que queda libre en la terraza.

-Ya era hora tío –me dice Víctor.

-Te veo contento –le digo.

-Un poco si –me contesta el sonriendo-

-Ya veo, ya –le digo y sonrío-

-Bueno niño, que tenías que contarnos ¿era importante no? –dice Jorge mirando a Víctor.

-Que impaciente –dice este- Pero si es importante, bueno sobre lo que os comente por el grupo, lo de Sofía, la amiga de las chicas.

-Cuéntanos que sabes –le digo un poco serio.

-Ayer vi a Bárbara y me lo contó, la verdad que es un asunto chungo –dice el poniéndose serio- Pero quería informaros, a parte para que sepáis que no ha tenido nada que ver Cristian –me mira mientras pronuncia su nombre.

Nos cuenta lo que le pasó a la chica, y la verdad que me cabrea bastante la idea porque yo he pasado cosas chungas, pero claro yo soy yo, y esa chica no tenía nada que ver conmigo. Parecía la típica pija con sus padres pijos con pasta, que todo le sale bien y sacaba buenas notas, pero mira las cosas no parecen lo que son. Sí parece pija pero no tanto, su padre tiene pasta, pero le importa una mierda su hija y su mujer parece que menos, y si se ha sacado una carrera pero ¿y ahora? No sabe qué futuro tendrá porque claro, su padre ya no forma parte de sus planes, su padre le da miedo y asco. Y la verdad, después de lo que me han contado no es para menos…

-Joder, pobrecilla –dice Diego impresionado- ¿Podemos hacer algo?

-Pues Bárbara me ha contado que hablando con Helena, estaban pensando en decirle a su amiga de denunciar, pero claro esta reciente y no saben cómo actuar con ella, está asustada y nerviosa. –Nos cuenta Víctor.

-Normal, no es algo bonito –dice Jorge- Pero algo tendrá que hacer.

-Si, lo mejor es que lo denuncié –confirma Iván.

-Yo pienso que sí, ¿pero tiene pruebas? –Intervengo- Es un tipo poderoso con dinero, puede comprarlo todo. –Se me quedan mirando pensativos.

-Tienes razón –dice Jorge.

-Pero algo tendrá que hacer la muchacha –dice Diego mirándonos.

-Sí eso sí, pero ¿cómo? –nos pregunta Víctor pensativo.

-Primero tendrán que hablar con ella y proponérselo, y pensar cómo hacerlo siendo inteligentes antes de lanzarse –les digo- Habla con ella, explícale un poco las cosas y que ellas lo traten con su amiga lo mejor posible, si necesitan ayuda aquí estamos ¿no?

-Si claro, se lo comentaré a Bárbara y os digo –me dice Víctor y asiento con la cabeza.

Después cambiamos de tema y empezamos a hablar de las vacaciones mientras nos tomamos unas cerves, Diego se va en un par de días y Jorge está más callado de lo normal o eso me parece a mi, por lo demás sería como un día cualquiera. A Víctor se le ve ilusionado, y todos sabemos a qué se debe a Bárbara y también sabemos que ayer la cosa se alargó con ella y por eso no quedamos, lo entiendo.

Diego como siempre en sus cosas, pensando ya en sus vacaciones en la playa con sus padres que le dejan hacer lo que quiera y en las chicas en biquini y hace bien el chaval. Jorge más callado de lo normal no ha contado nada, o apenas nada, solo ha dado su opinión y alguna tontería, y yo sé que es por mí, pero no puedo hacer nada por ahora. Iván esta como yo intentando que no se note la tensión que tenemos, porque, aunque él no esté tan involucrado como yo, lo siente igual y sé que haría lo que fuera por mí, por todos.

Y allí estamos, hasta que en un momento me quedo yo solo con Víctor, Diego y Jorge se van, Iván tiene que seguir ayudando a su padre en el bar y yo pues me quedo un poco más. Le pregunto qué tal le va con Bárbara y el contento me cuenta lo bien que han conectado, que de momento todo iba bien e incluso que estaba pensando en invitarla a irse de vacaciones con él, los dos solos pero que no sabe cómo iba a reaccionar, yo le animo a que lo haga, me da un poco de envidia, pero de la sana.

-Y tú ¿qué harás? -me pregunta.

-Pues me quedaré por aquí con Iván –le contesto.

-Podrías darte unas vacaciones, o una escapada. Aunque sea solo, seguro te viene bien.

-No tío, no voy a malgastar el dinero necesito un coche ¿recuerdas? –le digo.

-Es verdad, pero el coche ¿para cuándo? -me contesta- Ah, ya sé cuando tengas canas –se ríe.

-Anda tonto, más pronto que tarde –le digo riéndome.

-Bueno me vas a contar que pasa con Cristian, ¿vas a meterte en las carreras esas? –me pregunta más serio.

-Si tengo que hacerlo, pero no te preocupes esta todo zanjado, si lo hago nos deja en paz y gano algo de pasta –le contesto- Eh, no te pongas serio, todo bien tío –le doy en el hombro.

-Vale, es solo que estas raro, distante no sé –me dice- Tienes a Jorge mosqueado y nunca os he visto así.

-Lo solucionaré con él, es que se monta películas.

-Oye, ¿no vas a intentar arreglarlo con Helena? –me pregunta mirándome- Si ya esta todo solucionado, que más da.

-No, no tengo nada que ver con ella, estuvo bien mientras duro –le contesto- Ya sabes como soy, además mírala ella es diferente, yo soy…

-Eres tonto y ya está, había algo lo vi en vosotros, pero tu verás –me dice sin más- Eh arréglalo con Jorge, habla con él. Me niego a veros así, joder.

Y le prometo que hablaré con Jorge, y lo hare, pero le contaré la misma versión y no sé si me va a creer, pero las cosas son así. Y también pienso esa noche en ella y en cómo nos conocimos, y en lo que tuvimos y ya no tendremos. Pero tengo que protegerla y el mejor modo es así, apartándome de ella y de su vida, aunque me joda.

A la mañana siguiente me despierta una llamada, estoy de tarde y no madrugo aprovecho un poco para dormir más, pero cuando lo escucho pienso que es el despertador hasta que miro bien el móvil y veo su nombre, pienso en colgar y seguir durmiendo pero sé que no voy a poder y lo cojo de mala gana.

-Dime –digo nada más descolgar.

-Hola ¿te he despertado? –me contesta- Bueno me da igual, necesito una respuesta ya.

-Sí –le digo medio dormido.

-Si ¿qué? –me pregunta- si a te he despertado, si a lo del coche, joder especifica.

-Que si a lo del coche, pero voy a intentar conseguir más dinero y te confirmo la cifra ¿ok?

-Vale, pero te doy un par de días no más, a lo de la cifra, el coche lo tienes para esta noche –me dice- Te necesito.

-¿Cómo que me necesitas?-le pregunto confundido- No te estoy entendiendo.

-Me ha fallado uno, y necesito que corras tú –me contesta- No te preocupes por las cifras ni el coche, ya te he dicho te doy un par de días. Pero esta noche eres mío, ahora te mando la dirección y la hora. Hasta luego Izan –y me cuelga.

-Joder – digo tirando el móvil por ahí- vaya mierda.

Y así es, una hora más tarde tengo el mensaje en mi móvil, que por desgracia sigue vivo después del golpe. Se lo cuento a Iván, aunque se pone cabezota en acompañarme y yo se lo niego, al final tengo que acceder porque se pone pesado. Y ahora me encuentro en el trabajo pensando cómo hablar con Jorge para que se calmen un poco las cosas, al menos por ahora. No sé si se pasará por aquí, pero escucho la puerta abrirse y al mirar veo que es él.

-Hola tío –le saludo.

-Hola- me dice secamente.

-¿Qué tal?

-Bien, supongo –me contesta seco- ¿Y tú?

-Pues bien, bueno pensando que parecemos gilipollas –le digo y se me queda mirando- ¿Podemos hablar un momento?

-Si claro, porque creo que el gilipollas eres tú –me dice acercándose- ¿Qué coño pasa?

-No pasa nada Jorge, solo que toda esta movida me ha tenido en tensión, pero ya esta aclarado no hay problemas –le digo intentando sonar convincente.

-No te creo, joder, ¿me vas a seguir mintiendo? –me dice cabreado- Te conozco Izan.

-Pues parece que me conoces una mierda –le contesto cabreado- Que te entre en la cabeza que todo esta bien, haré alguna carrera para que no me joda y ya está.

-Me parece tan sencillo, que no me lo creo –me dice- Como te pillen o como te involucre en más mierdas, estas jodido Izan y te lo digo como amigo.

-Lo sé, pero lo tengo controlado –le contesto un poco más calmado- Solo quiero que esto no nos separe.

-Deberías pirarte por ahí, Izan.

-No es tan fácil.

-Hay más ¿verdad? –me mira serio – Por eso dejaste a Helena, estas distante ¿son solo las carreras? No me mientas.

-No tengo nada más que decir –le contesto y me voy de allí dejándole solo, porque sé que al final me lo sacará y no quiero.

Mensaje de Víctor  <Oye que no entiendes de arreglar las cosas con Jorge y no dejarle peor, joder Izan> Y eso pienso yo, joder, pero las cosas están así y por eso no le contesto, pero tampoco tengo tiempo pues estoy preparándome para mi primera carrera en años, demasiados y sé que no va a ser fácil.

-Hombre, mis chicos preferidos, sobretodo tú –dice Cristian señalándome y sonriendo a Iván.

-Hola –digo serio y mi amigo le saluda con la cabeza.

-Venga venir, aquí tengo la joya preparada, quiero que la pruebes –me dice llevándonos al mismo taller mugroso.

Cuando me monto en el coche mi amigo se monta conmigo de copiloto, yo le dejo claro, que solo es para probar el coche. Empezamos a mirar todo bien y cuando ya me veo preparado lo arranco y salgo, y vuelo con el coche y empiezo a disfrutar como hacía tiempo no lo hacía conduciendo. El coche va bien, no encuentro fallos y me siento cómodo me gusta mucho, sé que Cristian me conoce en este aspecto.

-Espero que no me falles –me dice Cristian serio- Es mucho dinero.

-Haré lo que pueda –le contesto y me subo al coche de nuevo, pero esta vez para intentar ganar la carrera.

-Oye, ¿quieres que me monte contigo? –me pregunta mi amigo.

-Ni de coña –le contesto y él se aparta pero no antes sin desearme suerte.

Y ahora viene lo bueno, porque en el fondo me gusta, no este mundo de mierda en el que me he metido, pero si correr y aquí estoy para correr e intentar ganar.

Empiezo bien voy concentrado, emocionado, con mucha adrenalina y emoción, pero tengo a uno pegado que no me deja en paz. Voy de los primeros, el tercero creo si el que se me pega no me adelanta. Me estoy poniendo nervioso porque tengo que ganar, no puedo defraudarle, le conozco y sé que si no lo pagaré de alguna forma.

Estoy sudando de los nervios, acelero todo lo que puedo, y me pongo el segundo, pero me cuesta controlar el coche, no estoy acostumbrado y el coche no lo conozco muy bien. Al final no sé cómo ni cuándo, pero logro adelantarlo y quedar el primero, eso si un poco más y me estampo contra un muro.

-Joder increíble, me tenías en tensión –me dice Cristian- Te necesito aquí.

-Por los pelos –le contesto mientras hago un gesto a mi amigo para irnos- Te dejo el coche

-Te llamo en unos días, recuérdalo –me dice mientras se sube al coche.

Llego reventado por toda la adrenalina y la tensión, Iván ni me pregunta y yo no le digo nada, me vale con que este a mi lado. Me ducho y eso me relaja bastante, caigo en la cama y veo mensajes de Víctor < ¿No me vas a contestar? Me parece increíble. Lo pillo ya me dirás algo. Por cierto mañana he quedado con las chicas ¿te animas? Aunque se la respuesta>  Pues no, no me animo pero no voy a contestar o por lo menos no ahora, me siento raro y me vienen muchos recuerdos a la cabeza, pero solo quiero dormir y eso hago sin apenas darme cuenta.

Recomendaciones – La Chica de Nieve

La Chica de Nieve - JAVIER CASTILLO

reseñas JC

Javier Castillo es un escritor español de Málaga nacido en 1987.

Antes de ser escritor era Asesor financiero, la primera novela que escribió en 2014  “El día que se perdió la cordura”  fue publicada primero en una plataforma electrónica (Kindle Direct Publishing) antes de la respuesta de las editoriales. El existo que tuvo en la plataforma consiguió que varias editoriales quisieran ofrecerle su edición, y se publico en papel en 2016 en la editorial Suma de Letras.

Ahora mismo consta de cinco libros publicados, y dentro de poco tendremos el sexto.

Sinopsis

Nueva York, 1998, cabalgata de Acción de Gracias. Kiera Templeton, desaparece entre la multitud. Tras una búsqueda frenética por toda la ciudad, alguien encuentra unos mechones de pelo junto a la ropa que llevaba puesta la pequeña.
En 2003, el día que Kiera habría cumplido ocho años, sus padres, Aaron y Grace Templeton, reciben en casa un extraño paquete: una cinta VHS con la grabación de un minuto de Kiera jugando en una habitación desconocida.
Tras vender más de 650.000 ejemplares de sus anteriores novelas, Javier Castillo vuelve a poner en jaque la cordura con La chica de Nieve, un oscuro viaje a las profundidades de Miren Triggs, una estudiante de periodismo que inicia una investigación paralela y descubre que tanto su vida como la de Kiera están llenas de incógnitas.

Recomendaciones – El Vuelo de la Mariposa

El Vuelo de la Mariposa - DAVID OLIVAS

recomendaciones DO

David Olivas es un escritor de Albacete (Castilla la Mancha) nacido en 1996. También fotógrafo y director de cortometrajes en español.  En la actualidad ha publicado cuatro libros siendo el último “El vuelo de la mariposa”

.En 2019 alcanzó el primer puesto en el reallity de fotografía, emitido por la plataforma Movistar+, convirtiéndole en uno de los fotógrafos callejeros más conocidos de España.

Sinopsis

«Aquí se encuentra esa delicada arquitectura que supone el reencuentro con uno mismo: una novela que es una invitación a la vida.» ROY GALÁN

«Cuando pienso en lo feo que parece a veces el mundo, veo cómo queda bajo el ojo de David Olivas y se me pasa.» RAYDEN

A veces, el amor es más fuerte que el destino. Y el destino es generoso con quienes lo merecen. Después de la muerte de su gran amor, Julia piensa que su vida también ha terminado. Pero su viaje no ha hecho más que empezar. Y es que el destino puede cambiar en unos segundos y ofrecerte una nueva oportunidad para ser feliz. La tragedia ha golpeado a Julia donde más duele: en el corazón. Rota por la pena, regresa al pueblo de su familia, cerca del mar, para intentar sanar de las heridas en compañía de los suyos. Allí descubre la correspondencia entre sus abuelos, Miguel y Candela, separados hace años cuando él tuvo que emigrar a Alemania, donde falleció repentinamente. Ahora que su abuela está enferma, Julia decide seguir las pistas de las cartas para conocer la verdad sobre la muerte de su abuelo. Pero lo que descubrirá será mucho más sorprendente de lo que piensa, un secreto capaz de dar un vuelco a su existencia y abrir por fin la puerta a la esperanza.

Recomendaciones – ¿A qué Estas Esperando?

¿A que estas esperando? - MEGAN MAXWELL

mw a que estas esperando

Escritora española de novela romántica nacida en Núremberg 1965. También publica novelas del subgénero romántico Chick lit.

Hija de madre toledana y padre estadounidense, se vino a España a una temprana edad y se traslado con su madre en Madrid. Estuvo trabajando como secretaria en una asesoría jurídica durante varios años, hasta que su hijo enfermó y se dedico a cuidarlo. Como tenía más tiempo empezó a escribir novelas románticas, realizó un curso de literatura y publicó su primer libro.

Sinopsis

Can Drogo, piloto e hijo del dueño de la empresa aeronáutica High Drogo, es un hombre alto, guapo, adinerado, simpático… Puede elegir a la mujer que desee, y aunque disfruta de esa «magia especial» con la que le ha dotado la vida, en su interior siente que todas lo aburren.

Por su parte, Sonia Becher es la mayor de cuatro hermanas y la propietaria de una empresa de eventos y de una agencia de modelos.

Can ve en ella a una chica divertida, atrevida, sin tabúes, con la que se puede hablar de todo, incluido de sexo, pero poco más, pues considera que no es su tipo. Hasta que un día las sonrisas y las miradas de la joven no van dirigidas a él, y eso, sin saber por qué, comienza a molestarlo.

¿En serio Sonia va a sonreír a otros hombres estando él delante?

Sexo. Familia. Diversión. Locura. Todo esto es lo que vas a encontrar en ¿A qué estás esperando?, una novela que te hará ver que, en ocasiones, tu corazón se desboca por quien menos esperas sin que puedas frenarlo.

Capítulo 7 – Helena

En cuanto ella nos mira y se da cuenta de quien somos, se sorprende pero no pasa de largo, al contrario se queda parada y nos mira a mi amiga y a mí, con una sonrisa en la cara. Esa sonrisa que no podría ser más fría y falsa, como ella misma. La miro bien y esta como vi en la foto, con el pelo largo casi rubio y esos ojos claros que aun recuerdo.

-Hola –nos saluda Claudia sonriendo- cuanto tiempo –nosotras nos quedamos sin saber que decir pero reacciono-

-Hola –la contesto secamente-

-Que alegría veros –nos suelta y nosotras sabemos que es una mentira más- no sé si sabes que he venido gracias a tú novio –dice ella refiriéndose a mi-

-No, no lo sabía – la digo un poco desconfiada- ¿le conoces?

-Más que eso, somos muy amigos –me dice tocándose el pelo- es un tío increíble.

-Venga sois amigos ¿y qué más? –habla Bárbara al fin- No te creo.

-Pues deberías, sino preguntarle a él –contesta y saca el móvil y nos muestra unas fotos en diferentes lugares y días- ¿ves?

-¿Y qué haces con mi novio?-le digo cabreada-

-Pienso que es mucho para ti Helena, le he conocido bien y no pegáis – dice ella sonriendo-

-Eres una zorra –le dice Bárbara- no te acerques a Oscar y déjales en paz, sabes que sobras y que Helena vale millones más que tu – la señala-

-No digas tonterías –dice con una risa falsa- él tiene derecho a elegir con quien juntarse.

-Y tú no tienes derecho a meterte en mi relación –la suelto  y me acerco más a ella- más vale que le olvides y te busques otro juguete.

-¿Me amenazas? –me dice poniéndose seria- yo hago lo que quiero con mi vida.

-Pues céntrate en tu vida y no en la vida de las demás –le dice mi amiga cabreándose más-

– Sois unas niñatas –nos sueltas mientras sigue su camino- adiós.

-Y tu una estúpida –le suelta Bárbara- que te den – y nos quedamos ahí paradas-

No entiendo nada, mi amiga me abraza, bueno en realidad nos abrazamos las dos, encontrarnos con Claudia es lo peor que nos ha podido pasar. Pero aun peor lo que me temo que está pasando con Oscar y ella, y ya sí que mi cabeza va a explotar. No sé si llorar, gritar o ir a arrancarle los pelos a los dos. Pero antes de eso tendré que dejar las cosas claras con él, que aun sigue siendo mi novio, pero no sé por cuánto tiempo más.

-Amiga esta es una víbora, pero de las malas –dice Bárbara- esperemos que no sea la misma situación, que sean solo amigos sino los dos van a salir mal parados.

-Gracias por todo, no sé que estará pasando pero esto se va a acabar en cuanto termine los exámenes –la contesto y  empezamos  a andar, entonces oímos de repente  alguien a nuestro lado-

-Hola chicas –nos giramos y vemos que nos saluda Izan-

-Anda hola otra vez–le dice Bárbara-

-Hola –le saludo un poco seca-

– ¿Qué hacéis? –nos pregunta-

-Em… –empiezo a decir- Nada, estábamos yendo a casa.

-Sí, estamos un poco cansadas de los exámenes –dice Bárbara mirándome-

-Claro-nos dice – ¿por dónde vivís? – me sorprende la pregunta y que se interese por nosotras-

-Pues no muy lejos de aquí –dice Bárbara- por donde te encontramos el sábado…. –le mira-

-Ah, ya –dice pensativo, seguro que recordando lo que pasó- bueno, si queréis os acompaño yo también voy por allí –nos dice-

-Vale, como quieras –le contesto-

-Si no te pilla mal –dice mi amiga- pues vamos juntos.

-Sin problema – no dice y empezamos a andar los tres-

No entiendo porque nos acompaña, está siendo un día raro, pero mientras andamos siento que me mira de reojo, lo noto. Pero yo sigo mirando el móvil, no me apetece hablar y así me hago la ocupada. Lo que sí sé es que esta más animado que antes, le noto más diferente, bueno no le conozco apenas, será que le empiezo a conocer y no es normalmente tan borde y seco, pero este Izan me gusta más.

Estoy con mis pensamientos, cuando miro hacia delante porque veo que Bárbara baja el ritmo, y está ahí el que faltaba, y con el que menos ganas tengo de hablar porque sé que lo voy a mandar a la mierda, y Oscar tan sonriente viene hacia nosotros.

-Hola guapas- nos saluda a mi amiga y a mi pasando su mirada por Izan-

-Hola-le digo secamente mientras Bárbara tira de mí para irme-

-Oye, ¿dónde vais? –nos para él- que prisa.

-Tenemos prisa sí-dice Bárbara-

-Pues no sé porque –sonríe- ¿no puedo saludar a mi novia?-dice mirándome –

-No tengo tiempo Oscar, ya lo hemos hablado –le contesto- nos tenemos que ir, vamos Izan –le digo mirándole-

-No me lo presentas ¿o qué? –dice Oscar-

-No hace falta, tenemos prisa –insiste Bárbara, pero cuando vamos a pasar por su lado me coge del brazo y me empuja hacia él-

-¡Qué haces! –le digo soltándome- déjame en paz.

-¿y mi beso?- me dice acercándose y le miro con asco-

-Que te lo dé otra, bueno seguro que ya te lo ha dado –le suelto y él me vuelve a coger del brazo cuando ve que me voy a ir-

-Que dices Helena –me dice enfadado- estás loca ¿o qué?

-No estoy loca, suéltame – le digo intentando librarme de él-

-Estos celos no te llevan a ningún lado cielo –me dice sin soltarme-

-Oscar déjala- le dice Bárbara al ver que no me suelta-

-Tú no me dices lo que tengo que hacer –dice él cabreado y me agarra más- Y tú te quedas conmigo, tenemos que hablar.

-No tengo nada que hablar –le contesto mientras intento soltarme- me haces daño –le digo-

-Cállate y ven conmigo –me insiste-

-Déjala en paz gilipollas –salta Bárbara-

-Eh, déjala –dice Izan que hasta ahora se había quedado al margen-

– Eres un capullo – le digo ya cansada cuando veo que no me deja y me suelta pero en ese momento me da una torta en la cara que no me esperaba para nada, nunca me ha puesto una mano encima-

-Eres una niñata –me dice él cabreado- ala vete.

Me tapo la cara donde me ha dado, me duele y no me creo que el chico que es, bueno era mi novio me haya pegado. No me doy cuenta de lo que ha ocurrido hasta que no escucho el golpe de Izan en la cara de Oscar, reacciono porque mi amiga empieza a separarlos y yo también agarro a Izan para que no siga. 

Oscar después del golpe se ha quedado parado soltando de todo por su boca, y cuando va a pegar a Izan este reacciona rápido y  le coge de la camiseta.

-Como le vuelvas a poner un solo dedo encima, esto será poco -le dice con rabia-

-Quien cojones te crees que eres -le contesta intentando zafarse-

-Suéltale –le digo- vamos, no merece la pena –tiro de él y parece que reacciona porque le suelta-

-Espero que te haya quedado claro –le dice antes de darse la vuelta e irnos, mientras Oscar se queda allí descolocado-

Cuando ya hemos andando un poco, bastante callados los tres, Izan se para de repente y nosotras hacemos lo mismo.

-Chicas lo siento –nos dice- Helena ¿estás bien?

-Sí, gracias –le contesto- estoy mejor tranquilo.

-Vamos os acompaño –nos dice y comienza a andar, Bárbara y yo le seguimos-

Ninguno de los tres hemos dicho una palabra, estábamos cada uno con nuestros pensamientos, no sabíamos que decir, se notaba. Me fije en sus movimientos al andar, se le veía un poco tenso, y en como aminoraba el paso cuando veía que nos quedábamos atrás.

Acompañamos primero a Bárbara pilla antes que mi casa, nos despedimos y la digo que luego hablamos. Izan y yo seguimos el camino hacia mi casa, vamos callados, yo con mis pensamientos y él no se imaginó que con los suyos. 

Cuando llegamos a mi casa me quedo parada sin saber muy bien qué hacer, si darle las gracias o no sé. Ha sido todo tan surrealista que aun no me lo creo.

– Bueno ya hemos llegado a mi casa -le digo al fin- gracias 

– No es nada -me dice mirándome- ¿Estás bien, te duele? -y veo que está mirando mi mejilla y que levanta una mano con la intención de tocarla pero la detiene-

– Me duele -le digo- pero se pasará.

– No entiendo cómo ha podido tocarte, tratarte así -me dice cabreado- ¿Enserio estás con él?

– Sí, bueno estaba -contesto conteniendo las ganas de llorar y la rabia acumulada-

– Eh -me dice cuando bajó la cara y me abraza y ahí es cuando mis lágrimas empiezan a salir- no llores tranquila -escucho que me dice antes de escuchar mi nombre-

– Helena hija -dice mi padre- perdona no quería interrumpir.

– Hola papá -le digo con la mano en la cara intentando camuflar la marca- no molestas ya se iba – digo rápido-

– Hola, eh si ya me iba – contesta Izan- nos vemos adiós – dice marchándose-

– Adiós -le contesto mirando cómo se va-

– ¿Quién era ese chico? – me pregunta mi padre-

– Un amigo papá, ya entro que estoy cansada y tengo que seguir estudiando -le digo entrando en casa- 

– Vale hija yo me voy, luego nos vemos -y nos decimos adiós con la mano-

Subí directa a mi habitación, me miró en el espejo lo primero, tengo un aspecto horrible con esa marca, no sé si podré taparla, tengo que pensar algo seguro que mis padres me preguntan. Voy a la cocina a por hielo aprovechando que mi madre está trabajando y mi padre se ha ido. Me lo pongo y me echo en la cama un rato, bueno en el hueco que me queda, mis gatos me quitan media cama, pero les quiero igual.

Estoy pensando en todo lo que ha pasado, en lo de Izan, en Óscar… No entiendo cómo me ha podido hacer esto, vamos a hacer un año, y jamás imaginé que sería así, aunque llevamos relación a distancia al principio estábamos juntos casi todos los días, cuando él estaba aquí. Pero desde que se fue nos hemos distanciado, yo le quería pero ya veo que él no tanto. Está claro que ha sido un error, pero estaré bien me digo a mi misma, aunque ahora solo tenga ganas de llorar y toda esta rabia. Y así me quedo dormida, mientras lloro, y pienso en el día de mierda.

Me incorporo asustada, es el zumbido de mi móvil, me he quedado dormida y no me he dado cuenta. Cojo el móvil y veo que es Bárbara, descuelgo necesito hablar con ella.

-Hola -me saluda- ¿Cómo estás?

-Hola Bar, estoy mal a ti no te voy a mentir -la contesto- ¿Y tú?

-Yo cabreada, pero más preocupada por ti -me dice-  

– Gracias estoy que no me lo creo -la digo con un nudo en la garganta- es una mierda, pero se acabó.

– Haces bien, mejor así -me  contesta – mañana nos vemos en la uni ¿no? 

– Claro, así estudiamos un poco. Me va a ser un poco imposible estudiar ya hoy -la digo-

– Descansa y ya mañana nos ponemos -dice ella- Oye ¿Tu cara?

– Puf mal, tendré que tapármelo como pueda o inventarme algo -digo mirándome y viendo que empieza a cambiar de color- lo tengo peor de lo que esperaba…- madre mía me escucho decir en voz alta-

– Joder tía, ahora pienso algo y te digo, tú intenta taparlo -me dice- Y descansa, mañana nos vemos amiga.

– Gracias, lo intentaré -la contesto- Hasta mañana.

-Chaoo -se despide y cuelga-

Pongo la escusa de que no tengo hambre porque estoy agobiada por los exámenes, para no tener que estar con mis padres. Me lo intento tapar por si entran por mi habitación, y les digo que me dormiré pronto para mañana seguir estudiando. 

A la mañana siguiente, después de tirarme un buen rato tapándome la marca, consigo que no se note. Voy con Bárbara a estudiar a la biblioteca de la uni. Estamos de camino cuando nos encontramos a Sofía por el camino, aceleramos para alcanzarla ya que va un poco acelerada y ni siquiera nos ha visto.

-Sofiii – grita Bárbara y esta se gira-

-Hola -se para dónde está esperándonos-

-Que rápida vas -la digo y me doy cuenta que está un poco tensa- ¿todo bien? -la pregunto-

-Emm si… -contesta con inseguridad- Iba a estudiar.

-Pues como nosotras, ¿Y tus apuntes? -la dice Bárbara mirándola bien- 

-Puf que cabeza se me olvidaron…-dice pensativa- 

-Te acompañamos si quieres a por ellos -la digo- no tenemos prisa

-No hace falta…-dice mirando para otro lado-

-Oye ¿estas bien? -pregunta Bárbara- te noto rara… -la mira y Sofía le rehúye la mirada-

-No no pasa nada -dice nerviosa- será por los exámenes-

-Por eso te vas dejando los apuntes por ahí -la digo- que cabeza, vamos te acompañamos

-Vale…-dice ella no muy emocionada y empezamos a andar hacia su casa-

Estamos ya llegando, Sofía muy callada, tensa como nerviosa, nosotras hablando e intentando darla conversación, pero nada. No sabemos si sacarla el tema de su padre, con los exámenes y todo no queremos agobiarla. Pero ella se para, sin más, se queda ahí sin llamarnos ni nada, nos damos cuenta y miramos atrás.

-Que haces Sofi, tu casa está allí -dice Bárbara señalando una calle más adelante- 

-¿Qué pasa? -la digo mientras me acerco a donde está y ella de repente me abraza sin decir nada-

Viene Bárbara y la abrazamos, no dice nada pero empieza a llorar, lo noto. Después nos separamos un poco y la miramos, está asustada y nerviosa, se coge el brazo y hace una mueca de dolor.

-Oye cuéntanos qué pasa -la digo-

-Chicas, vámonos de aquí -nos dice y empieza a andar en otra dirección-

La seguimos, y acabamos en una calle por ahí pérdida, entramos en un bar que ahí y nos pedimos unos cafés y una tila para Sofía. Vamos hacia una mesa vacía al fondo y nos sentamos las tres.

-No sé cómo decirlo -empieza a hablar- me da vergüenza está situación, no sé qué hacer…

-Cuéntanos somos tus amigas, te apoyamos, solo deja que te ayudemos -la digo-

Si aquí estamos para todo -dice Bárbara cogiéndola la mano-

– Sabéis que mi padre estaba más tranquilo -comienza a contarnos- descubrí que estaba de viaje, pero no de negocios, estaba con otra mujer. Mi madre lo sabe, y hablé con ella, pero no quiere separarse de él. Yo ya no aguantaba más, vi como pegaba a mi madre y me interpuse… Me agarró del brazo bruscamente y me empujó fuerte, caí al suelo. Me grito que no me metiera que no es cosa mía, le contesté y me amenazó, me hizo daño… -empiezan a inundarse sus ojos de lágrimas hasta rebosar- no puedo más 

– Aquí estamos, no estás sola -la digo- si necesitas quedarte en mi casa, o si quieres denunciar o lo que quieras, te acompañamos.

– Tenlo claro, no vamos a permitir que te toque más, y no me parece bien que tú madre no haga nada -dice Bárbara y justo traen lo que hemos pedido- tomate la tila te vendrá bien.

– Gracias, no sé qué haría sin vosotras -dice ella angustiada- me da miedo ir a casa, pero no quiero dejar sola a mi madre.

– Hoy quédate en una de nuestras casas, o mejor ¿Por qué no dormimos las tres? -dice Bárbara- repasamos y luego vemos una peli y te contamos un drama nuestro para que te olvides un poco del tuyo.

– Mira yo tengo uno bueno -digo- pero tienes que quedarte con nosotras y aguantarnos toda la noche y lo que queda de día. 

– Vale luego aviso a mi madre…-dice ella- Pero ¿ha pasado algo?

– Algo ahí… 

Nos quedamos un rato tomándonos lo que hemos pedido y tranquilizando a Sofía, no entiendo cómo un padre puede hacer eso a su hija y a su mujer. El mundo está muy mal, lo mío comparado con eso no es nada. Aunque me duele un poco la mejilla, y odio a Óscar por todo lo ocurrido, menos mal que no me ha vuelto a hablar.

Salimos y vamos a la biblioteca de al lado de la uni, vamos a repasar y estudiar un poco para el examen que nos queda. Estoy agotada en general, pero bueno es un esfuerzo más y somos libres al fin. Estamos estudiando un buen rato, al final Sofía pide apuntes a una compañera.

Se nos hace tarde, y salimos de allí agotadas mentalmente. Llamo a mis padres y les digo que voy a casa de Bárbara a dormir y a terminar de repasar, no me ponen problemas. A Sofía tampoco muchos, ha escrito a su madre no se atrevía a llamar. Vamos ya llegando a la calle de mi amiga, y veo a unos besándose. No me fijo muy bien, pero algo me llama la atención, entonces cuando nos estamos acercando más a dónde están ellos, lo veo y ya sí que tengo todo claro.

Novelas Romanticas Gratis
Novelas Romanticas Gratis

La verdad

La mayoría de la veces no decimos la verdad, decimos que estamos bien, y estamos rotos por dentro, o simplemente no enteros del todo.

Quizá no queremos exteriorizar lo que llevamos dentro, no estamos preparados para enfrentarnos a la realidad, y lo callamos.

Porque así nos creemos más fuertes, no nos vemos tan débiles, tan frágiles al exterior, pensamos que así nadie podrá hacernos más daño.

Pero sinceramente no creo que sea lo mejor, lo hacemos mal. Porque tenemos que expresar lo que sentimos en cada momento, sentirnos un poco más libres con nosotros mismos. Quitarnos un peso de encima, no todo porque siempre nos quedamos con una parte, o una gran parte con nosotros.

La realidad es que nos guardamos tanto para nosotros mismos, un día todo rebosa y no lo puedes controlar, todo se desmorona por un cumulo de cosas. Lo peor es cuando explotas así sin más, por todo lo que te has callado, lo que has acumulado dentro de ti y ya no puedes parar.

Siempre ocurre lo mismo, lo hacemos en el momento menos indicado, y con quien menos lo merece. Lo hacemos sin darnos cuenta, sin pensar, no es nuestra intención pero nos sale así, sin más.

Deberíamos abrirnos más, pero a veces pensamos que no vale la pena, que a nadie le importa lo que sentimos, y que para qué, si en mi caso, a veces ni yo me entiendo.

Pensamos en cómo expresar a los demás lo que ni nosotros mismos somos capaz de entender. Y llegados a este punto solo queda respirar hondo y dejar que pase, que todo pase, intentar quitarnos ese nudo que tenemos ahí dentro, y seguir.

textos cortos de amor
textos cortos de amor
corazon amor

Más textos de Amor

Si quieres leer mas textos de amor pulsa en este enlace, te llevara a la página se encuentran todos los textos.

Capítulo 6 – Izan

Estoy andando por la calle cuando noto que me suena el móvil, miro la pantalla y es una llamada de mi amigo Jorge.  Me quedo parado donde estoy y me pienso unos minutos si cogerlo o no, por un lado no me apetece dar explicaciones y por otro es mi colega. Decido cogerlo, tampoco tengo mucha opción me ha llamado dos veces seguidas mientras yo me decidía.

– Izan ¿estás en tu casa? –me pregunta nada más descolgar-

-No, estoy en la calle –le digo-

-¿Todo bien?-me pregunta, y a no me queda más remedio que contárselo-

-Nos vemos ahora en el bar de Iván y te cuento-le digo-

-Vale, voy para allá –me contesta él-

-Hasta ahora-le digo mientras voy de camino a donde hemos quedado-

-Ahora nos vemos- me dice y colgamos-

Cuando llego al bar veo que Jorge ya está ahí sentado en una mesa de fuera, hablando con Iván, a saber de lo que estén hablando estos. Me acerco hacia allí con mi perro, creo que el también quiere descansar y seguro que tiene sed y hambre. No lo he pensado cuando me he ido de casa, pero sin él sí que estaría perdido, es mi fiel compañero y el único que parece que me quiere en esa casa. En cuanto llego me siento en la silla que queda vacía, y veo que me miran los dos.

-Hola tío ¿qué pasa?-me dice Iván- ¿te pongo algo?

-Hola –les saludo- si por favor, dame una Coca-Cola.

-Voy a por ella –me dice-

-Espera –hago que frene- trae agua para Charly y algo de comer, ahora te cuento –le digo y entra a por ello-

-Izan, cuéntame que pasa –me dice Jorge preocupado-

-Nada, solo que la he tenido con mis padres por lo de Aarón –le digo y suspiro- me han echado de casa…

-¿Enserio? Si tú no tienes culpa de eso-me dice impresionado- de lo tuyo si.

-Ya, eso díselo a ellos… No me creen –le digo-

-Joder, ¿dónde vas a ir?-me pregunta cuando justo llega Iván con lo que he pedido-

-Aquí tú refresco –me dice dándome la Coca-Cola- Y el agua para nuestro Charly y comida – le pone agua y un poco de carne, el perro contento empieza a comer-

-Muchas gracias tío –le digo-

-Nada hombre –se ríe viendo como come mi perro-

-Oye siéntate-le digo a Iván- es un momento.

-Claro, ¿pero pasa algo?-me dice mientras se sienta-

-Mis padres me han echado de casa-le contesto- por lo de Aarón, se piensan que yo tuve algo que ver.

-Puedes quedarte en mi casa sin problema –me dice Jorge- mis padres ya sabes que te aprecian mucho –me quedo pensativo sin saber que decir no me apetece explicar la situación a sus padres-

-Oye, o si quieres en mi piso sin problema –me ofrece también Iván-

-Gracias a los dos –les digo- no sé qué hacer, me quedaría en tu casa –le digo a Jorge mirándole- pero tío no quiero dar explicaciones a tus padres ni mentirles a la cara –suspiro-

-Ya lo entiendo –me dice él dándome unas palmadas en la espalda- como tú quieras.

-Vente a mi piso, no hay nadie –me dice de nuevo Iván- tuve un compañero pero se piro hace poco, podemos compartir piso –me dice sonriendo- hasta que tu decidas.

– Bueno vale, pero no digáis nada –les digo- se lo contaré a los demás, pero prefiero en persona.

-Sin problema –contesta Jorge e Iván me guiña el ojo en respuesta-

Al rato Jorge se va porque tiene cosas que hacer, y yo me quedo ahí hasta que Iván acaba el turno.  Entonces nos vamos a su casa, el camino no es muy largo, un paseo andando. Entramos y dejo mi mochila y mis cosas en la que va a ser mi habitación, es normalita ni pequeña ni grande, con una cama en el lado de la ventana que da a la calle y un escritorio en el otro lado junto a un armario. Estoy mirando la habitación y me doy cuenta que me faltan muchas cosas de mi casa, bueno de casa de mis padres porque de mía tiene poco, pero bueno ya veremos que hago.

Le agradezco a mi amigo otra vez que me deje quedarme aquí, el me dice que se alegra de tenerme, que así nos hacemos compañía. Mientras se acomoda en el sofá yo decido que necesito una ducha,  dentro de ella me pongo a pensar en todo mientras las gotas de agua caen por mi cuerpo. No sé lo que voy a hacer, dejare pasar unos días para aclararme y luego ya veré, lo que me preocupa es no saber de mi hermano.

Me acomodo en el sofá con Iván cuando salgo de la ducha, es domingo y no tenemos planes, por lo que nos quedamos viendo una película y pedimos unas pizzas para cenar. Tenemos los mismos gustos más o menos, creo que nos parecemos bastante en algunos sentidos.

Acaba la película y nos vamos a dormir, cada uno a nuestra habitación, yo me pongo cómodo y me tumbo en la cama. Estoy pensando en escribir a mi hermano cuando me llama Víctor, le cojo el móvil aunque ya me lo conozco y seguro que quiere sacarme algo, es mi colega pero no me apetece hoy hablar mucho del tema.

-¿Qué quieres tío?-le digo al descolgar- Iba a dormirme.

-Joder, pues saber que tal están las cosas –me dice- No me has contestado en todo el día.

-Ya es que ha sido movido-le contesto sin dar explicaciones- Ya te contare cuando te vea.

-¿Pero qué pasa? – me dice preocupado- ¿Todo bien o qué? – me vuelve a preguntar cuando ve que me quedo callado-

-Bueno si, más o menos – le digo y suspiro – enserio tío ya te contare, no te preocupes.

-Vale como veas, ¿mañana nos vemos? –me pregunta-

-Si mañana nos vemos –le digo-

-Vale, entonces te dejo –me contesta- hasta mañana.

-Adiós mañana nos vemos – me despido y cuelgo-

Escribo a mi hermano antes de dormirme, pero no me contesta me imagino que estará durmiendo. Me pongo la música y al rato me quedo dormido, estoy muy cansado por todo o de todo.

Al día siguiente me despierto desorientado, no me acordaba que no estaba en casa, Charly no está ladrando y oigo a Iván quejarse. Me levanto despeinado y adormilado, y cuando llego al salón veo que el perro no deja en paz a mi amigo, le gusta se nota. Me empiezo a reír tan alto que el perro para e Iván me mira.

-Tú, ¿de qué coño te ríes? – me dice sin humor-

-De ti idiota –le digo mientras voy a la cocina- Ahora le saco, le caes bien.

-No sé si le caigo bien o me quiere joder –me dice y se va al baño-

Yo me tomo un café y algo de comer que pillo por ahí, después me visto rápido con un chándal y saco a Charly, el pobre ya necesitaba salir. Corro un poco con él, en realidad nos tiramos fuera un buen rato. Veo un mensaje de Víctor que me dice que me pase luego por su uni, le contesto con un vale y me dirijo a casa de Iván.

Llegamos cansados, se me ha ido el paseo un poco de las manos, pero ha estado bien.  Me voy al baño con la intención de ducharme, mientras mi amigo está hablando por el móvil. Me miro en el espejo, ya tengo mejor aspecto desde el Sábado, alguna que otra marca pero no me importa.

Cuando ya he salido de la ducha me visto con unos vaqueros rotos y una camiseta blanca, voy al salón y veo que mi amigo ya se ha ido a trabajar, hoy no trabajo me quedo un rato en casa viendo la tele y me hago un bocadillo para comer. Cuando ya ha pasado un rato decido que ya es hora de salir, cojo mis cascos y mi móvil, me despido de Charly y me voy. Es un tercero sin ascensor, bajo por las escaleras y saludo a una pareja que supongo que serán vecinos. Salgo a la calle y comienzo a andar sin ningún destino, solo ando y ando con mi música puesta.

Llego donde me ha dicho Víctor, pero he llegado pronto entonces entro al bar que hay cerca, bueno justo en frente. Entro y voy directo a la barra a pedirme un café, lo necesito.  Estoy esperando que me sirvan el café cuando siento que alguien me mira, me giro y ahí está la chica morena, Helen con esos ojos que no puedo apartar la mirada. Hasta que ella deja de mirar, ha sido un momento pero parecía que habíamos estado mirándonos mucho más. Al rato cojo el café, y me decido por ir donde están ella y sus amigos, tengo que darles las gracias y tampoco tengo nada mejor que hacer.

-Hola –les saludo cuando llego a la mesa donde están- ¿Puedo? –les pregunto señalando la silla que está vacía-

-Claro –se adelanta Elsa y me siento al lado de Helena, ya que es la silla que queda libre-

-Quería agradeceros lo que hicisteis por mi hermano – les digo- No sé como os puedo compensar, pero estoy en deuda con vosotros –digo mirándolos-

-Bueno más bien con ellas –dice José señalando a Bárbara, Elsa y a Helena-

-Sí, bueno –me quedo pensativo no me esperaba esa contestación- todos os quedasteis con él y os preocupasteis ¿no?

-Si claro –interviene la chica rubia- no te preocupes lo hicimos con gusto, no nos debes nada.

-Tiene razón mi amiga – me dice Helena- no pasa nada, todo lo que hicimos lo hicimos porque quisimos, no pasa nada.

-Ya, pero no nos conocíais –contesto- me ha dicho Víctor que este finde vais a celebrar el fin de exámenes y eso – les digo cambiando de tema, porque justo cuando he llegado le he escrito y me ha comentado algo del fin de semana-

-Ah, sí bueno no lo hemos planeado del todo –contesta Helena un poco descolocada- pero si algo así ¿tú vas a ir? –me pregunta y me sorprendo-

-Pues claro que vendrá –contesta su amiga Bárbara sonriendo- ¿a qué si?

-Bueno si queréis que vaya…-les digo haciéndome un poco de rogar- no tengo nada mejor que hacer –digo intentando sonreir-

-Bueno creo que podemos sobrevivir sin ti –contesta José- que luego acabamos en líos –en cuanto escucho esa contestación se me cambia la cara lo sé, no me ha molado la verdad-

-Claro, es mejor que no os juntéis con malas compañías –contesto sobre todo a ese chico mientras me levanto de la silla para irme – suerte y ya nos veremos –digo sin más no tengo ganas de discutir ni gilipolleces-

-Oye –dice Bárbara – no ha sido con mala intención no te enfades –les  mira y me queda parado donde estoy-

-Ya tranqui, no me enfado – les digo un poco serio- gracias –y  me quedo mirando a la chica de los ojos canela, Helena-

-No las des –me dice mirándole y me gira para irme-

-Adiós- dice mi amiga Bárbara en alta- el finde nos vemos –me giro y les guiña un ojo mientras se salgo del local-

Nada más salir pienso en la contestación de ese chico, no sé por quien me toma si ni siquiera me conoce, es verdad que me he metido en líos tiempos atrás pero he cambiado, o eso intento. Me jode que me juzguen sin conocerme, esa es la verdad, pero no le voy a dar importancia, ni siquiera es mi amigo me da igual. Voy donde he quedado con Víctor y Diego,  llegamos casi a la vez, ellos hablando entre sí sin parar que casi ni se dan cuenta que estoy ahí.

-Eh – les digo- ¿qué tal bien?

-Hombre tío –me abraza Víctor y Diego me choca la mano-

-Ya era hora desaparecido –me dice Diego-

-Os tengo que contar –les digo- pero no digáis nada, de momento estoy pensando qué hacer.

-Vale, pero cuenta anda –me dice Víctor- nos tienes en vilo.

-Bueno tranquilos, pero mis padres me han echado de casa y ahora estoy donde Iván, de momento  -les suelto y ellos me miran- se creen que tengo la culpa de lo que le pasó a mi hermano, no me dejaron ni explicarles –les cuento un poco lo que sucedió mientras vamos a un banco y nos echamos un cigarro-

-Me dejas loco tío –me dice Víctor-

-¿No sabes nada más? –me pregunta Diego-

-No, lo que me jode es no saber nada de Aarón –les confieso- pero conseguiré hablar con él si hace falta vuelvo a casa.

-Bueno, sabes que puedes contar con nosotros –dice Víctor y Diego asiente-

-Ni te lo pienses cualquier cosa ya sabes-afirma Diego-

-Gracias, lo tengo en cuenta –les digo- ¿Bueno y lo del fin de semana?

-Anda, pues qué hay que celebrar que acabamos los exámenes –dice Diego-

-Da igual, celebramos lo que sea –contesta Víctor- Y tu Izan, también vienes, todos.

-Bueno –le digo- He visto a las chicas del sábado, bueno y al chico ese.

-Nosotros también –ríe Víctor- las voy a invitar, pero no sé donde podemos ir.

-Lo hablamos con los demás y decidimos ¿no? –se adelante Diego-

-Si colega, lo hablamos y avisamos a la chicas y eso –dice Víctor contento-

-Vale –les contesto y nos quedamos hablando un rato-

Como tienen prisa porque siguen con exámenes, nos vamos de allí, ellos tiran por un lado y yo por otro porque quiero pasarme por el bar de Iván. Voy andando con mi música puesta, y hasta que no estoy prácticamente al lado no me doy cuenta de que son Helena y Bárbara, siempre  juntas como no.

-Hola chicas –las saludó y ellas que no me habían visto hasta ahora me miran-

-Anda hola otra vez–me dice Bárbara-

-Hola –me saluda también Helena un poco seca-

– ¿Qué hacéis? –Pregunto viendo que no me dicen nada, puede que estén molestas por irme del bar-

-Em… –me mira pensativa la morena- Nada, estábamos yendo a casa

-Sí, estamos un poco cansadas de los exámenes –veo que se miran entre ellas, algo esconden-

-Claro-las digo- ¿por dónde vivís?

-Pues no muy lejos de aquí –dice Bárbara- por donde te encontramos el sábado…. –me mira-

-Ah, ya –digo recordando el momento- bueno, si queréis os acompaño yo también voy por allí –las digo cambiando de tema-

-Vale, como quieras –me dice Helena-

-Si no te pilla mal –dice su amiga- pues vamos juntos.

-Sin problema –digo y empezamos a andar, pero las noto raras-

Se me hace raro que estén tan calladas, no las conozco mucho, casi nada más bien, pero las pocas veces que las he visto no es que fueran muy calladas. Sigo caminando y miro de reojo a Helena, tiene el pelo bonito largo y negro,  me fijo que tiene la vista en el móvil en este momento, tiene la mirada triste se nota. Cuando decido que tengo que decir algo, veo que se paran y me quedo parado. Miro donde ellas y hay un chico moreno, alto que se le quita la sonrisa cuando me ve.

-Hola guapas- las saluda-

-Hola-dice Helena secamente mientras Bárbara tira de ella para irse-

-Oye, ¿dónde vais? –las para él- que prisa

-Tenemos prisa sí-dice Bárbara-

-Pues no sé porque –sonríe- ¿no puedo saludar a mi novia?-dice mirando a Helena y me sorprendo porque ni sabía que tenía novio-

-No tengo tiempo Oscar, ya lo hemos hablado –le contesta- nos tenemos que ir, vamos Izan –dice mirándome-

-No me lo presentas ¿o qué? –dice refiriéndose a mí-

-No hace falta, tenemos prisa –insiste Bárbara, pero cuando vamos a pasar por su lado coge a Helena del brazo y la empuja hacia él-

-¡Qué haces! –le dice ella soltándose- déjame en paz.

-¿y mi beso?- le dice acercándose y ella le mira con asco-

-Que te lo dé otra, bueno seguro que ya te lo ha dado –le suelta y el la vuelve a coger del brazo cuando ve que se va a ir-

-Que dices Helena –le dice enfadado- estás loca ¿o qué?

-No estoy loca, suéltame – le dice-

-Estos celos no te llevan a ningún lado cielo –la dice sin soltarla-

-Oscar déjala- le dice Bárbara al ver que no la suelta mientras yo me mantengo un poco al margen-

-Tú no me dices lo que tengo que hacer –dice él cabreado y agarra más a Helena- Y tú te quedas conmigo, tenemos que hablar.

-No tengo nada que hablar –le contesta mientras intenta soltarse- me haces daño

-Cállate y ven conmigo –le insiste-

-Déjala en paz gilipollas –salta Bárbara-

-Eh, déjala –le digo ya nervioso por la situación-

– Eres un capullo – le dice ya Helena cansada cuando ve que no la deja, é la suelta pero en ese momento la da una torta en la cara que ni ella ni nosotros la esperábamos-

-Eres una niñata –dice él cabreado- ala vete

Cuando reacciono lo único que se me ocurre al verla con la mano en la cara es ir a por él, no escucho lo que me dice ni Bárbara ni ella ni nadie, no veo nada, solo a ese tío que ha pegado a Helena, entonces ocurre y ya no hay marcha atrás porque la rabia me nubla.

relato romantico
relato romantico

Magia

Amo tus manos en mi piel, esas manos que saben tocarme.


Que me acarician con ese amor, y hacen que me sienta viva.


No necesito nada más si estás tú, mirándome como me miras.


Con esa sonrisa cómplice, y esa risa que me ilumina.

Solo tú sabes llevarme a la cima, con tus besos que me hacen adicta.


La sensación de sentirme libre, pero a la vez sentirme tan tuya.


La vida pasa lenta si tú me tientas, con tus ojos color miel y verde lima.

Tú sabes cómo conquistarme, sin tener que obsequiarme.


Sólo con cada detalle me tienes, contigo volando hasta amarte. 


Nada más bonito y sincero, que pasar contigo una noche de ensueño.


No salir de este paraíso y quedarme sin tu permiso, perdida en la galaxia de tu cuerpo.


Pido que nunca me digas adiós, y solo me pidas que vuelva contigo.


Para volver a perdernos los dos,en cada segundo y cada rincón escondido.


Que nadie nos vea, que solo seamos nosotros testigos


De esta nuestra locura mutua, y sin explicación alguna.

Amo, lo que siento contigo, lo que vivo contigo, lo que disfruto junto a ti y lo que nos queda por descubrir.

frases de amor
frases de amor
corazon amor

Más textos de Amor

Si quieres leer mas frases de amor pulsa en este enlace, te llevara a la página donde se encuentran todos los textos.