Capítulo 22 – Izan

Llego a casa después de pasar parte de la noche con el coche, y además coincidir con Katherine en la carretera donde solemos hacer las carreras. La chica es maja, y por lo que he visto entiende de coches y de ese mundo.

No me esperaba que estuviera allí la verdad, pero tampoco me molestó mucho, simplemente se interesó un poco en mí. Apenas hable con ella, eso sí me dio su número, pero yo lo único que quería era coger el coche, y además tampoco me quería fiar mucho de ella.

Me meto en la cama y me duermo enseguida, me ha venido bien coger el coche y despejar un poco la cabeza, no sé lo que me espera lo que si sé es que mientras este dentro de las carreras, lo voy a disfrutar.

-Eh tú –me despierto sobresaltado y veo que es Iván.

-Me quieres matar tío.

-Tú sí que me vas a matar –me dice- Levántate anda. Mientras saco a Charly, y luego me cuentas que hiciste anoche.

Me levanto sin muchas ganas, me acosté tarde y aunque he dormido bien ha sido poco. Pero una ducha y un café lo arregla todo, menos mal que hoy tengo día libre, lo agradezco.

Estoy tomándome el café mientras miro el grupo, no me acordaba que hoy íbamos a salir de fiesta. Tengo pocas ganas, pero no voy a negar que me vendrá bien despejarme, además mis amigos se van a ir de vacaciones, me dará algo de tiempo para intentar solucionar la mierda en la que me estoy metiendo por culpa de Cristian.

Escucho la puerta y mi perro viene corriendo para que le ponga de comer, no sin antes beber agua. Hace un calor insoportable, el verano está bien a ratos, aunque yo prefiero el invierno sin duda. Le pongo de comer a Charly y después voy al salón donde está mi amigo, sé que está esperando una explicación.

-Bueno me vas a contar que pasó –me dice.

-Cogí el coche un rato, cuando se fueron estos.

-Podrías avisar o responder a los mensajes –me dice mosqueado- Joder Izan, con todo esto me tenías nervioso.

-Lo sé tío, lo siento, no lo pensé. Pero tienes razón. –le contesto- ¿Y a ti qué?

-Nada, vino la chica esa que te dije, y se me pasó un poco –me dice- Luego llegué y no te vi.

-¿Y qué te mola?

-La estoy conociendo –me dice, pero sé que le gusta al menos un poco, sino no dedicaría tiempo en ella.

-Bueno ya me contarás –le digo guiñándole un ojo.

-Oye hay que ir a pillar algo luego, tenemos la nevera un poco pobre –me dice- Si no te importa, yo me voy a currar ahora.

-Vale luego voy.

Hablo un rato con mi hermano, ya no lo tienen tan controlado por suerte y hablamos a veces. Sobre todo me interesa que este bien, él me cuenta sus movidas con el instituto, me cuenta cosas de videojuegos y le prometo que sacare un rato para jugar con él. No menciona mucho a nuestros padres, sabe que no es mi tema de conversación preferido.

Cuando cuelgo y como algo de lo que queda en casa, que no es mucho. Me echo un rato en la cama con la música y miro el móvil. Estoy tentado a escribirla o mirar su Instagram, pero simplemente miro su foto de perfil y cierro los ojos, pienso en cuando la conocí, en los momentos que viví con ella. Y me duele, pensar que ya no volverán, que no podré verla sonreír, acariciar su piel, cogerla de la mano, besarla…

Me quedo medio dormido pensando en ella, cuando me despierto ha pasado casi una hora. Decido levantarme para irme a comprar al súper, así dejaré de darle vueltas a la cabeza, y de pensar en ella.

No me gusta hacer la compra, normalmente se encarga Iván, yo pocas veces. Me pone nervioso, sobre todo cuando tengo que esperar en la caja, eso sí que no lo soporto. Y ya cuando no encuentras lo que estás buscando, eso es lo mejor dar vueltas buscando una lata de sardinas, vamos que no me gusta ir al súper.

Lo que yo no sabía era que me iba a topar con una sorpresa, justo cuando había encontrado lo que buscaba me doy cuenta que en ese mismo pasillo hay una chica, y una cualquiera sino ella. La miro un poco de reojo, porque parece que ella no se ha dado cuenta, pero cuando ya está a mi lado me mira y se da cuenta.

-Hola –la digo.

-Hola, no te había visto.

-Yo tampoco hasta ahora –miento.

-Qué casualidad.

-Pues sí –digo sonriendo.

-Bueno, será mejor que me vaya a terminar de comprar.

-Claro, yo también.

-Si, además mejor que no nos vean ¿no?

-Sí, mejor –la digo sin poder dejar de mirarla.

-Adiós Izan.

-Que te vaya bien Helena –consigo decir.

Y veo como se aleja, mientras se me mueve algo por dentro como si sintiera que se me escapa la felicidad, no sé algo que nunca antes he sentido. Y no voy a negar que si me he enamorado, una vez y me salió mal, pero esto es diferente es más intenso. Siento que no puedo dejarla escapar, pero debo dejarla ir, ese es mi debate interno.

Termino de coger lo que me falta, y me dirijo a las cajas que están llenas como siempre, con esas colas. No entiendo cómo puede haber gente siempre, sea la hora que sea hay gente, o es que tengo mala suerte, que también puede ser.

Veo su largo pelo negro, que me gusta desde que la vi por primera vez, lo tiene bonito. Está hablando con su amiga, y escucho que se ríe y hablan de un cumpleaños. Pero luego me ve Sofía y se callan, y Helena se gira y me ve, pone cara de sorpresa o de otra vez tú y yo la sonrío, ella se gira.

Salgo del súper, no me la vuelvo a cruzar aunque hubiera estado gracioso, para mí por lo menos, a ella no creo que le hiciera gracia sé que está enfadada conmigo. Y es normal, no sabe realmente lo que está pasando en mi vida, y es mejor así. En ese instante llegando a casa me llega un mensaje de Cristian.

Mañana te veo. A las once de la noche donde siempre, tengo trabajo para ti.

Puedo imaginarme el trabajo, no le contesto porque sé que no espera respuesta, solo quiere que vaya y ya está. No me apetece hacerle trabajitos a este tío, pero tampoco me queda otra, este lio es mío. Dejo de darle vueltas al tema en cuanto entro al piso y Charly viene a saludarme, toca paseo, dejo la compra y salimos.

Damos un buen paseo y después me paso por el bar, el padre de Iván adora a mi perro. En cuento llegamos me siento en una mesa que hay vacía fuera, y al poco tiempo sale Iván que saluda primero a Charly y luego a mí, vamos que le ha cogido cariño. Me ofrece un refresco que agradezco y agua para mi perro, al rato sale su padre.

-Hombre hijo hoy vienes acompañado –me dice sonriendo- Toma te he traído agua que hace calor –dice dejándole un cuenco- a ti tu refresco.

-Gracias –le digo sonriendo- ¿Qué tal mucho lio?

-Bueno normal, luego vendrá más gente seguro, hace mucho calor.

-Sí que hace calor, sí.

-Me ha dicho Iván que hoy vais de fiesta –se ríe- hacéis bien, divertíos.

-A veces no viene mal –le digo.

-Bueno entro ya, ahora le digo a Iván que salga un rato.

-Vale –le digo guiñándole un ojo.

Cuando sale mi amigo hablamos un rato, y le aviso del mensaje de Cristian. No le quiero mosquear más, no me importa que él lo sepa. Después de decirme que tenga cuidado y que si puede me acompaña, cambiamos de tema y me dice que saldrá antes del trabajo para ir a la fiesta. Le ha dicho a los chicos de cenar en casa algo y luego irnos, yo le digo que vale y antes de irme quedamos en que viene para cenar.

Me doy otra ducha y me cambio de ropa, después coloco lo que falta del súper, y como tengo tiempo decido jugar un poco con mi hermano en el ordenador, sé que le hace ilusión y a mí me gusta jugar.

Se me pasa el tiempo volando y cuando me doy cuenta ya me tengo que arreglar, o vestir decente para luego ir al garito ese del que nos ha hablado Jorge, según dice su hermana esta increíble, ya veremos.

Cuando llega mi amigo se arregla mientras yo espero a los chicos, que no tardan en llamar al timbre. Nos saludamos y decidimos pedir pizza, como siempre. Mientras saco unas cervezas, y nos sentamos en el sofá.

-Brindemos por nosotros –dice Víctor levantando la cerveza y los demás le seguimos riéndonos.

-Estas fatal, tío –le dice Iván.

-Opino lo mismo –le digo riéndome.

-Bueno no todos somos perfectos –dice Víctor riéndose.

-Hoy toca pasarlo bien –dice Iván mirándonos.

-Eso no se duda –dice Jorge al fin metiéndose en la conversación.

Al rato llega la cena, mientras cenamos pizza empezamos a contar anécdotas nuestras, recordando momentos. Me gusta hablar de lo que hemos vivido juntos, de todo lo que hemos pasado, de los buenos momentos, realmente sé que pase lo que pase los tendré a ellos.

Seguimos bebiendo cervezas, hasta que llega un momento en el que Iván saca una botella de chupitos y nos ponemos a ello. Ya estamos un poco achispados, pero aun así tenemos aguante. Jorge se va al baño a mear porque ya no podía aguantar más, y no le culpo, demasiado líquido y demasiadas risas.

-El domingo me voy de vacaciones –dice Víctor- Y no me voy solo.

-¿Te vas con tu chica? –le pregunto.

-Que va, ojalá –dice él- tengo que hablar con ella antes de irme.

-¿Entonces? –pregunta Iván.

-Con el colega que está en el baño.

-¿Con Jorge? –pregunto sorprendido, no por nada sino porque ni me lo había comentado.

-Si tío –dice- Y lo mejor es que nos vamos donde esta Diego.

-Tú deja de dar envidia –dice Iván riéndose.

Me quedo decepcionado, no porque se vayan de vacaciones juntos, sino porque Jorge me lo contaba todo o casi todo. Pero quizá me lo contará luego, aún quedaba noche tampoco me voy a enfadar. En el fondo me dan envidia, pero de la buena, porque yo no puedo disfrutar con mis amigos por ahí perdido o con ella.

Recogemos un poco antes de irnos, a trompicones porque estamos perjudicados por la bebida, sobre todo los chupitos. Nos acabamos la botella entre los cuatro, que nos hace a todos estar más sueltos, más relajados, incluido Jorge. Y no voy a negar que parezca como antes, como si Cristian no hubiera aparecido en mi vida, antes de conocer a Helena, cuando solo pensaba en salir con los colegas y si se daba liarme con alguna, pero sin compromisos. La realidad es que todo ha cambiado, pero esta noche voy a hacer como si todo fuera como antes.

Llegamos al garito, el nombre es conocido por aquí, se llama The Daemon. Si un nombre peculiar, conozco el local pero no he entrado nunca, al menos no que yo recuerde. Pero me da igual el sitio con tal de pasarlo bien, y además con suerte no vendrá nadie que conozca, o eso espero.

En la barra nos atiende una chica llena de tatuajes, es guapa es lo primero que pienso, le pedimos las consumiciones y Jorge le guiña un ojo, como se nota que esta bebido. Después nos vamos a unos sillones que hay en un lateral del local y nos sentamos mientras bebemos, intentamos hablar por encima de la música y nos reímos mucho. Observo de vez en cuando a la gente que entra, pero no parece que conozca a nadie, sí que me suenan algunos, pero nada más.

-Va a venir tú hermana o qué –dice Iván mirando a Jorge.

-No sé, me dijo que quizás se pasaba, pero no estoy seguro.

-Debería venir, si la conocen puede que nos inviten a copas gratis –se ríe Iván.

-Bueno si es por eso la digo que venga –dice Jorge riéndose.

-¿Por qué sino?

-Ya pensaba que te interesaba ella –contesta Jorge y nos reímos todos.

-Que va tío –dice Iván- Ya tengo a una en mente, y no es tú hermanita, aunque es guapa ya sabes.

-¿Una en mente? –se interesa Víctor.

-Sí, le visita en el bar –contesto yo.

-Bueno si avanza ya os la presentaré, de momento la estoy conociendo –dice Iván con una sonrisa.

-Brindemos por ello –dice mi amigo Víctor y levantamos las copas para brindar.

Al rato veo que Víctor no deja de mirar el móvil y escribir, pienso que es su chica claro, le veo sonreír y pienso que ya lo han arreglado y están bien. Se lo merece, la verdad, después de lo que pasó con su ex le toca ser feliz y sé que la amiga de Helena le quiere.

Bebo tanto que tengo que ir al baño, cuando entro veo que es la mayoría negro como todo el local. Me gusta, esta chulo pienso mientras me lavo la cara y me miro en el espejo. Después salgo y busco con la mirada a los chicos, los veo donde siempre aunque falta Víctor. Pero no le doy importancia y me termino mi copa mientras mis amigos hablan de algo que no escucho bien, me dicen algo y me señalan hacía otro lado del local, yo miro a la barra que está en el otro lado pero no veo bien y me levanto del asiento, y mis ojos se encuentran con ella.

-¿Y Víctor?

-Esta con Bárbara, han coincidido y ha ido a saludar a los demás –contesta Iván.

-¿Deberíamos ir?

-Jorge, creo que no es buena idea –le contesto.

-Yo me quedo con Izan, tú ve si quieres.

-Si no os importa voy a saludar al menos –dice Jorge. levantándose- No tardo.

-Este lo ha hecho aposta.

-¡Eh tío! no te enfades –me dice Iván.

-Podría habérmelo dicho.

-Piensa que si te lo hubiera dicho, no hubieras venido.

-Pero esa es mi decisión.

-Él no sabe ni la mitad que yo, no le culpes.

-Tengo que ir a por otra copa –le digo a Iván antes de levantarme- Suerte que hay dos barras.

-Tráeme otra.

Estoy en la barra apunto de pedir cuando viene Jorge por detrás, me asusto porque no me lo esperaba. Se pide otra copa para él y hablamos un poco con la camarera, que parece ser que le hemos caído bien, sobre todo Jorge que no para de hablarla. Le doy con el codo para irnos, estamos ya llegando a los sillones cuando me para antes de llegar.

-Tío, tienes razón no quiero malos rollos contigo, pero necesito que me seas totalmente sincero –me dice.

-Ya te lo he dicho, no pasa nada, ahora disfruta de esta noche y después de esas vacaciones merecidas –le digo, no se queda muy convencido.

-No estás metido en nada raro ¿eh?

-Solo unas carreras, pero nada que pueda preocuparte –le digo intentando zanjar el tema.

-Quiero ir a verte, a esas carreras –me dice- ¿Dónde son? ¿Lo sabe Iván?

-No sabe nada, mantente al margen es lo mejor –le contesto y empiezo a andar, pero me paro y le miro- Gracias por contarme que te vas con Víctor –y comiendo a andar de nuevo sin dejarle contestar.

-Ya era hora –dice Iván en cuanto nos sentamos.

-Esta esto lleno de gente.

-Sí y cada vez más –nos mira Iván y se para en Jorge- ¿Qué tal con las chicas?

-Bien, parece que se lo están pasando de vicio, y Víctor mejor aún –contesta y da un buen trago a su copa.

La cosa vuelve a estar tensa, entre mi amigo y yo, Iván se da cuenta que pasa algo e intenta animar el ambiente. Nos mantenemos en nuestro sitio hasta que viene Víctor y nos pide perdón por tardar, y nos cuenta que ha hablado con Bárbara y está todo solucionado, solo hay que verle la cara para saberlo. Pero no se me olvida que después tengo que hablar con él.

Me levanto con la intención de ir a por otra copa, pero mis ojos se encuentran con otra persona en el camino, una persona que menos esperaba en ese momento y por suerte no parece que me haya visto. Solo espero que siga así y no se dé cuenta de mí, o que por lo menos si me ve no intente joderme lo que me queda de noche, aunque sé que es complicado. Tengo que desviarme e irme a la otra barra, donde están Helena y sus amigas.

Parece que la cosa va bien, me atiende un chico y me sirve la copa, pero cuando me giro para irme me choco con una persona, voy a protestar cuando me doy cuenta de quién se trata y no me salen las palabras y me quedo parado, aunque sé que debería irme sin más.

-Perdón –me dice mirándome.

-No pasa nada –consigo decir sin apartar la mirada de su cara.

-Vale –me dice- Pero oye ¿estás bien?

-Sí Helena, estoy bien –le digo intentando ser cortante- De fiesta con mis amigos, como tú.

-Si claro –me dice ella sin más- Pues pásalo bien.

-Eso hago.

-No hace falta que seas tan borde conmigo –me suelta.

-Soy como tengo que ser, tú limítate a pasar de mí y divertirte –la suelto y me intento ir, pero ella me corta el paso.

-No voy a dejar que te vayas dejándome con la palabra en la boca –me contesta- No sé qué te pasa, pero has cambiado y es por algo. Te estoy dando una oportunidad para que te expliques, no me creo eso de que todo está bien pero mejor tomar precaución o el típico es que yo soy de líos. ¿Acaso era todo mentira?

-Joder Helena, estoy terminando de solucionar todo, no pasa nada. No era mentira y lo sabes, eso no lo dudes. Pero lo nuestro no puede seguir, no por ahora. Y no quiero que me esperes, porque te mereces ser feliz. –la cojo de la mano- Lo mejor para todos, es que hagas tú vida, aunque duela. Y si soy más de líos, no me gustan las relaciones pero eso ya te lo dije. –la suelto la mano y la digo- Por favor, hazme caso.

-No me lo pidas dos veces, porque ya sí que se acabó. –me dice ella- Que te vaya bien.

Y me deja allí plantado con la copa en la mano y los hielos derritiéndose, cuando reacciono pienso que deberían darme el premio al mejor pringado y al mejor actor. La realidad es que me hubiera ido con ella en ese mismo instante, lejos de aquí y de todos.

Izan fiesta
Capítulo 22

Capítulo 21 –Helena

Pasan los días y el jueves por la noche, mientras estoy hablando por el grupo con los demás, en este momento sale el tema de conversación donde José propone hacer una “despedida” pero todas decimos que no nos apetece, con escusas claro. Yo sola en mi habitación me rio, si me viera seguro que no se lo creería, ahora mismo estará maldiciéndonos a todas.

Por otro grupo secreto, para que José no se entere de nada, ya que vamos a hacer fiesta despedida pero también su cumpleaños sorpresa. Hablo con las chicas mediante  audios, tenemos un cachondeo importante, pero también estamos discutiendo sobre si celebrarlo en casa de Elsa o salir por ahí. Yo prefiero casa de Elsa, no sé es más íntimo, nosotros sin nadie que pueda aguarnos la fiesta, y sobretodo hablo por mí. Aunque ya me da por pensar que hasta se podría presentar otra vez, y me refiero a Izan, esa persona que podría joderme la noche solo con su presencia.

Llega el viernes y estoy contenta, porque mañana es la sorpresa para nuestro amigo y hoy tenemos que organizar todo en casa de nuestra amiga. Me gustan las sorpresas y sé que a José le va a hacer mucha ilusión, no se lo espera para nada. Estoy en la oficina pensando en lo que tenemos que comprar luego, cuando alguien se pone a mi lado.

-¿Estas perdida en Marte? –me dice Adrián sobresaltándome.

-Puf que susto –le digo- Estaba pensando unas cosas que tengo en la cabeza.

-Ya veo ya –me dice el con una sonrisa- ¿Bajas a tomar café?

-Claro –le contesto y le sigo al ascensor.

-¿Y qué tienes en la cabeza? Si se puede saber.

-Pues aparte de unas cosas que tengo que terminar de Laura, ya que hoy no está. Luego tengo que comprar unas cosas y estaba recordando –le contesto sin querer dar detalles.

-Hazte una lista, así no te olvidas –dice sonriéndome.

-También es verdad –le digo y me rio.

Mientras nos tomamos el café, Adrián me cuenta que tiene que irse este fin de semana al pueblo donde vive su abuela, me habla un poco de ella y yo le hago alguna pregunta interesándome. No puedo evitar fijarme mucho en su sonrisa,  suele sonreír bastante, es un chico risueño por lo general. También me llama la atención su manera de gesticular, me hace gracia porque creo que yo soy igual, cuando hablo también lo hago pero no tanto como él.

-Y tú ¿qué harás? –me pregunta.

-Pues tengo un cumpleaños de un amigo, le vamos a hacer una sorpresa.

-Qué envidia me das.

-Bueno lo de tu abuela tampoco está mal, seguro que te hace comidas muy ricas –le digo y me rio.

-Si para salir rodando, el lunes no me reconocerás. –nos reímos.

-Mis padres se irán la semana que viene de vacaciones, y mis amigos también. Estaré sola por aquí, pero bueno estoy contenta con el trabajo.

-Podemos intentar que te den unos días –me dice mirándome.

-No creo, no pasa nada de verdad, no me importa. Me escaparé algún fin de semana. –le digo sonriendo.

-Eso también está bien. Yo no haré gran cosa si te sirve de consuelo, además me las cojo en Septiembre.

-Siempre puedes hacer algo, las vacaciones son para disfrutar y hacer lo que te apetezca. – le digo y me sonríe

Cuando termina mi jornada y me recoge mi madre, después de que Adrián me pregunte si me tenía que ir en autobús. Mi madre me empieza a decir que la da pena dejarme sola que no se irá a gusto y demás, vamos cosas de madres. Yo la digo que no pasa nada, que tengo a mi abuela y algún amigo, lo último es una pequeña mentira, pero sé que así se queda más tranquila. Al final cambio de tema y terminamos hablando de las practicas, le cuento un poco por encima hasta que llegamos a casa.

Después de comer, he quedado con las chicas para comprar las cosas e ir a casa de Elsa para prepararlo todo, la verdad estoy súper emocionada, porque sé que a José le hará mucha ilusión, y a mí me gusta verle feliz. Además nos hace falta un poco de diversión, no pensar en nada, disfrutar el momento y pasarlo bien.

Me da pena mi amigo porque todas le tenemos que engañar un poco poniendo escusas, pero hablando con las chicas decidimos que una de nosotras quede con él, sino va a ser muy raro. Al final será Bárbara, se le da bien eso de despistar y seguro que hace que se olvide del tema. Por otro lado las demás y yo quedamos para comprar los refrescos, la comida y la decoración, el regalo ya lo tenemos.

Cuando he terminado de hablar con ellas, me ducho y me pongo algo cómodo para preparar la fiesta sorpresa. Luego allí en casa de mi amiga nos prepararemos todas, y después vendrá José ya que le hemos dicho de cenar allí juntos, pero no sabe la que le espera.

Solo de pensarlo me emociono, y no puedo evitar que se me quede dibujada una sonrisa en mi cara, pero de esas que son de verdad de alegría. Cojo mi mochila con las cosas y bajo, no sin antes mirarme en el espejo y comprobar que todo está bien.

-Mamá, me voy ya.

-Vale hija, si necesitáis algo me avisas.

-Vale, pero no creo que haga falta –la doy un beso- Gracias.

-Pasarlo bien, hasta mañana.

Por el camino voy pensando en lo que tenemos que comprar, además de todo lo que hay que preparar, pero llega un momento en el que me acuerdo de que este día no solo es por el cumpleaños de José, sino que también es la despedida con mis amigos durante unas semanas, que seguramente se me hagan eternas.

Cuando me doy cuenta ya he llegado al piso de mi amiga, en cuanto me abre veo el caos que tienen montado en el salón, y a ellas un poco nerviosas. Lo primero que hago es darlas un brazo a las dos y reírme.

-No me hace gracia –dice Sofía.

-Pues a mí mucho, sobretodo vuestra cara.

-Chicas tenemos que ir a comprar las cosas –dice Elsa.

-Pues venga dejo esto en una habitación y vamos –digo dejando la mochila donde pillo.

-Oye, ¿os importa ir a vosotras? Así mientras yo dejo el salón despejado –nos pregunta una Elsa nerviosa.

-Claro que no, vamos nosotras no te preocupes –la digo- No te pongas nerviosa anda.

-Venga vamos entonces –dice Sofía cogiéndome del brazo.

-Gracias chicas.

Sofía y yo tan contentas comprando las cosas para la fiesta  entramos por último en el súper, después de estar en una tienda comprando globos, serpentinas, decoración varia. Nos ponemos a buscar lo que queremos, y nos dividimos las cosas para ir más rápido.

Estoy tan concentrada en la lista que tengo en las manos, pensando si me falta algo más, que no me doy cuenta de quien tengo justo al lado, hasta que escucho su voz y no puedo evitar mirar. No puede ser, es lo primero que se me pasa por la cabeza, ya no sé si es casualidad o el destino, pero jodido destino tenía que ser justo hoy.

-Hola –me dice cuento le miro.

-Hola, no te había visto.

-Yo tampoco hasta ahora.

-Qué casualidad.

-Pues sí –dice y sonríe.

-Bueno, será mejor que me vaya a terminar de comprar.

-Claro, yo también.

-Si, además mejor que no nos vean ¿no?

-Sí, mejor –me dice él sin dejar de mirarme.

-Adiós Izan.

-Que te vaya bien Helena.

Desde que le he visto no puedo parar de mirar a todas partes, no sé si buscando su mirada o intentando no encontrármelo. El caso es que estoy inquieta, y sé que lo mejor es que lo deje pasar y concentrarme en lo bien que lo voy a pasar hoy. Pero en el fondo no puedo evitar pensar en él, en su mirada en todo lo que nos ha pasado.

-Aquí estás, menos mal llevo un rato para encontrarte –me dice Sofía- ¿Todo bien?

-Yo también te estaba buscando, si bien.

-Venga vamos a pagar –me dice y la sigo.

Todas las cajas están bastante llenas, nos quedamos en una cualquiera y mientras que esperamos nos ponemos a hablar. Pensamos donde podríamos poner cada cosa que hemos comprado, repasamos la lista y nos reímos pensando en la cara de José cuando lo vea. Pero mi amiga de repente cambia su expresión, diría que a asombro y se queda mirando detrás de mí.

-¿Qué pasa?

-¿Ese no es Izan? –me pregunta y me giro, efectivamente esta justo en la caja de al lado.

-Joder, pues sí –la digo.

-Qué casualidad tía –me dice mi amiga mirándole.

-Oye para de mirar.

-Es que creo que nos ha visto.

-Joder –miro de nuevo y me doy cuenta que él me está mirando, pero no dice nada  solo sonríe.

Cuando salimos de allí siento alivio, y a la vez me estoy un poco mal porque me gustaría que las cosas fueran diferentes. Pero no es mi culpa, él lo decidió así y no puedo hacer nada, solo hacerme a la idea de que las cosas tienen que ser así.

-Por fin estáis aquí chicas –nos dice Elsa en cuento entramos en la casa.

-Tenemos todo -la digo dejando las cosas en la cocina.

-Ahora solo hay que decorar, inflar globos…

-Sofía no me agobies –dice Elsa.

-Vamos bien de tiempo chicas –contesta Sofía y nos ponemos a organizarnos y decorar todo.

Siento alivio cuando después de prácticamente toda la tarde, conseguimos dejarlo todo bastante decente. Nos miramos cansadas de inflar globos, colgar decoración, colocar adornos, dejar todo lo más perfecto posible. Y en ese momento pienso que tendría que haberme ofrecido a quedar con José, porque mi paciencia ha llegado a un límite, pues no todo sale como uno espera y ocurren imprevistos.

-Pues ya está chicas, buen trabajo –dice Elsa.

-Ahora toca arreglarse ¿no? –las digo.

-Sí, porque ahora sí que se nos acaba el tiempo –dice Sofía mirando la hora.

-Le voy a decir a Bárbara que venga ya –dice Elsa- Para que ella también se pueda cambiar.

Cuando llega Bárbara mientras nos arreglamos nos cuenta entre risas la tarde con José, y asegura que no se espera nada, y que estaba un poco decepcionado. Y es que nuestro amigo tenía muchas ganas de una despedida digna antes de las vacaciones, sobre todo después de lo que nos ha pasado.

Una vez vestidas, maquilladas y peinadas, nos hacemos alguna foto y preparamos lo que falta, José no tardará en llegar. Cogemos la tarta que hemos hecha por nosotras, bueno más bien  por Elsa, ponemos unas velas y enseguida suena el telefonillo.

-Cumpleaños feliz, cumpleaños feliz, te deseamos tus amigas, cumpleaños feliz –le cantamos todas en cuanto entra por la puerta y él sonríe y sopla las velas.

-Seréis cabronas, no me lo esperaba –dice emocionado dándonos besos y abrazos.

-¿Pensabas que te quedarías sin una fiesta digna? –le digo mientras le abrazo.

Después de los abrazos, ver a José tirar globos y serpentina a todas, nos sentamos en el sofá con la comida que hemos comprado y le damos los regalos. Uno de ellos que no se lo esperaba para nada, es un día en un spa con masajes y demás, el otro es un juego de la play que quería y además un marco con una foto de los cinco.

-Muchas gracias chicas, me encantan –nos dice sonriendo.

-Lo sabemos –contesta Bárbara- Somos brujas.

-Si pirujas –continúa Elsa.

-Bueno como tú eres el cumpleañero elijes música –le digo.

-Cuidado con lo que elijes –dice Sofía mirándole y se ríe.

Al final ponemos un poco de todo, mientras picamos comida y bebemos, sobretodo beber y hablar, ya se sabe en estos casos. Me siento feliz, y también pienso que los voy a extrañar cuando se vayan, pero estoy contenta ahora mismo. Hasta que Bárbara después de salir de la cocina con el móvil, viene diciendo de salir un rato a un garito y se abre disputa.

-Yo estoy a gusto aquí –les digo.

-Nos quedamos un poco más aquí y luego vamos, un rato –dice Bárbara.

-Yo opino como Helena –dice Sofía.

-Pues que elija el cumpleañero –dice Bárbara- José que dices –le dice poniendo ojitos.

-Chicas, no me hagáis esto –dice él mirándonos- Por mi salimos un rato, más tarde.

-Porque es tú cumple, pero no hay muchas ganas –digo.

-Venga Helen, un rato solo –me dice él- seguimos aquí un poco más y luego salimos.

-No me miréis así –les digo a Bárbara y José, que nos miran con ojitos.

-Está bien salimos- dice Sofía- Pero un poco más tarde.

Mientras tanto seguimos bebiendo, jugamos a juegos, bailamos y hacemos el tonto, retamos a José a hacer cosas y nos reímos bastante. No pensamos en nada, solo nos dejamos llevar y nos divertimos. Hasta que José decide que ya es hora de salir, pero sé que es por la insistencia de Bárbara.

Antes de irnos le dice a Elsa que se vaya con él de vacaciones, aunque esta no se lo cree mucho al principio por el estado en el que se encuentra nuestro amigo. Al final salimos celebrando que Elsa se va con José de vacaciones, el cumpleaños de este, mi trabajo y despedida, vamos todo un mix.

Ya un poco perjudicados vamos dirección al garito que dice Bárbara, no lo pensamos vamos y ya está, ni si quiera nos paramos a preguntarla porque ese garito.

Cuando nos damos cuenta ya estamos allí enfrente de la puerta riéndonos, intentando mantener la compostura para que nos dejen entrar sin problema. José lo pone difícil, no para de reírse, creo que es el más perjudicado, quería salir con globos a la calle y una pancarta, hasta que le convencimos de que no era buena idea, nos costó un rato.

-José compórtate, por lo menos hasta que pasemos –le dice Elsa.

-Tranquilas seré serio –dice este casi riéndose.

-Madre mía, como vas hijo –dice Bárbara- Pero bueno es tu cumpleaños, te lo mereces –nos reímos.

Entramos primero Bárbara y yo, seguidas por los demás, entramos sin problemas la verdad. Una vez dentro veo que hay bastante gente, pero aun así se puede andar sin empujones, y eso me alivia bastante. Vamos hacia una de las barras donde vemos que hay menos gente, ya que la otra es casi imposible. Pedimos cada uno su copa y salimos a la pista, esta noche queremos pasarlo bien.

-Ahora vengo, voy al baño –dice Bárbara.

-Aquí te esperamos.

Estoy a mi rollo bailando y pasándomelo bien, sin preocupaciones, sin pensar, ahora solo me dejo llevar, en aquel garito con mis amigos, celebrando todo lo bueno. Bailo, sonrío, bebo de mi copa, nos reímos y seguimos bailando. No me doy cuenta de lo que ocurre a mi alrededor, ni si quiera de que Bárbara tarda más de la cuenta, y que se ha llevado la copa al baño.

Cuando vuelve nuestra amiga y veo que no viene sola, sino con su novio, me doy cuenta de cosas. En ese momento pienso que da igual, que es su chico y yo también tendría ganas de verlo, y además estaban medio enfadados, es normal. Pero cuando miro más allá de ellos, y puedo ver que no está solo, me empiezo a poner nerviosa y miro a todos lados, para ver si esta Izan, aunque no lo veo tengo un presentimiento.

-Hola –dice Víctor sonriendo ya algo achispado, como todos.

-Hola –le saludamos.

-¿Estas solo? –pregunta Sofía.

-No, que va estoy con estos allí –señala un sitio más apartado con sillones.

-Guay –dice Elsa sonriendo.

-Espero que no estén todos –dice José de repente y a Víctor se le quita la sonrisa.

-Vaya con José, no está borracho del todo –dice Bárbara.

-Todavía se lo que me hago –dice este y no sé porque nos reímos todos.

Tampoco Víctor dice nada sobre la contestación de mi amigo, nos reímos y este se queda con nosotras uniéndose al baile. Y todo se queda ahí, no pensamos más en sus amigos, estamos bebidos y felices. Un rato más tarde voy a pedir otra copa con José a la barra, y mientras esperamos y mi amigo protesta por la tardanza yo miro hacia otro lado. Y ahí sí que puedo verlo, esta con Iván y Jorge, y en ese momento que le estoy mirando se levanta.

Helena y amiga fiesta
Fiesta.

Capítulo 15 – Helena

Esa noche lógicamente no dormí, me la pase pendiente del móvil  e imaginándome cosas, mis amigos estaban igual y no sabíamos que más hacer. Estaba claro que íbamos a volver a su casa, nos teníamos que enterar si Sofía estaba bien y que había pasado. Se me escapaban las lágrimas imaginando cosas terribles, intentaba pensar que todo iba a estar bien que solo había sido un susto y mi amiga estaba cuidando de su madre, pero algo en mi interior me decía que no pasaba nada bueno.

Me levante peor de lo que me acosté, sin apenas dormir y muy angustiada. Tenía un nudo en el  pecho demasiado grande, ahora mi prioridad era mi amiga pero no se me olvidaba el tema del chiflado que nos perseguía, por no hablar que no sabía nada de Izan.

Me di una ducha para intentar despejarme un poco, me vestí con cualquier cosa y baje a tomarme un café. Pero aun así, me notaba cansada, hasta mis padres me preguntaron y lo achaque a los nervios por la entrevista que tenía mañana.

Bárbara se presento en mi casa, pues tampoco había podido a penas dormir y José vino al rato, con una cara parecida a la nuestra,  aprovechando que mis padres se habían ido a trabajar y estábamos solo, para intentar averiguar algo. A amiga Elsa le tocaba trabajar,  pero la dijimos que la mantendríamos informada. Estuvimos hablando de cómo proceder para ver a Sofía como fuera, incluso pensamos en colarnos en su casa, pero eso ya era demasiado ¿o no?

-Pues yo lo veo, si no nos deja verla entro como sea –dice Bárbara-

-Estoy contigo, porque ese señor no me da miedo –contesta José sin parar de moverse por mi habitación-

-Vale, ¿y cómo lo haríamos? –les miro nerviosa-

-¿Por una vez estamos de acuerdo? No me lo creo –dice José con risa nerviosa- pues mira fácil le empujamos y paso.

-¿Te crees que va a ser tan fácil? –le digo-

-No sé, hago lo que sea para pasar, lo que se me ocurra en el momento –me contesta él-

-Mirar chicos, podemos intentar ir cuando este la señora que limpia, si nos abre ella será más fácil –dice Bárbara-

-Tienes razón, que lista mi chica – dice José dándola un beso-

-Y le preguntamos por Sofía y si no dice nada uno entra a escondidas hacia su cuarto, podría ser – les digo y chocamos la mano-

-Esas son mis chicas –dice José-

-Está la señora por la mañana ¿no? –pregunto-

-Según tengo entendido si, así que venga vamos antes de que se haga tarde, con suerte su padre está trabajando –dice Bárbara y salimos de la habitación con la intención de conseguir nuestro propósito, dar con nuestra amiga-

Estamos llegando a la casa de Sofía con los nervios a flor de piel, para que mentir, estábamos muy nerviosos pero teníamos que hacerlo. Nos quedamos ahí parados a ver si estaba todo tranquilo, con suerte no se escuchaba nada, pero por la ventana vimos a Diana que era la señora de la limpieza. Llamamos al timbre convencidos de que todo saldría bien, enseguida la señora nos abrió y se quedo un poco sorprendida al vernos.

-Hola chicos –nos saludo-

-Hola –la saludamos lo más normal posible-

-¿Qué os trae por aquí? –nos pregunta-

-Pues hemos quedado con Sofía –la contesto con convicción-

-Ah vale, es que no se si se encuentra –abre más la puerta y se aparta- pasar y esperar aquí.

Pasamos los tres a la casa y nos quedamos  observando, no vimos así nada raro la verdad, aunque todo estaba muy silencioso, tanto que me daba hasta miedo pues no parecía que hubiera nadie. José estaba tan nervioso que estuvo a punto de subir detrás de la señora, pero mi amiga y yo se lo impedimos. Escuchamos unos pasos bajar las escaleras, y miramos todos hacía allí pero solo era Diana, que al terminar de bajar el último escalón nos mira extrañada y nos dice que no está.

-No puede ser, hemos quedado con ella –dice José-

-Pues no sé quizá se le ha olvidado, o ha salido a hacer algo y se ha retrasado –nos dice extrañada- seguro que ahora vendrá.

-Pero nos hubiera avisado –dice José cada vez más nervioso-

-No te puedo decir nada más, yo he llegado y no la he visto pensaba que estaba en su cuarto como siempre –nos dice ella-

-Vale no se preocupe, ¿podemos esperarla aquí? –digo intentando calmar el ambiente-

-Si por supuesto –dice ella-

-Gracias Diana –contesta Bárbara-

Nos miramos extrañados, no entendemos nada de esta situación, hasta en mi cabeza empiezo a relacionar el tío que nos sigue con lo que está pasando, no sé porque pero no me da buena espina. Se lo comento a mis amigos y decidimos que hablaremos con los chicos, por si acaso, pero que antes intentaremos encontrarla. La volvemos a llamar, la escribimos y nada, no hay señales y nosotros cada vez más angustiados. Pasa el tiempo y nadie llega, al final optamos por decirle a Diana que si llega nos avise, le damos nuestro teléfono y nos vamos, pues aquí estamos perdiendo el tiempo.

Estuvimos juntos todo el día, fuimos a comer al bar donde trabaja Elsa y le contamos lo que pudimos, mientras que decidíamos que comer aunque no teníamos mucho hambre, mi amiga Bárbara se ponía en contacto con Víctor, pues yo no era capaz de hablar con Izan, no me contestaba los mensajes ni me cogió la llamada. Pensé para mí que estaría ocupado trabajando, y no quise molestar más, o que se había tomado muy enserio lo de o vernos, pero me parecía excesivo.

Quedamos en que luego vendría Víctor y le pondríamos al día, en mi interior deseando que viniera con su amigo, aunque seguro que no, pero quien sabe. Terminamos de comer unos sándwich, y nos pedimos unos cafés haciendo tiempo, mientras dejamos que Bárbara nos pusiera al día con su enamoramiento, e intentamos dejar apartado un poco el disgusto, aunque era imposible. Al poco rato de que nos sirvieran los cafés vemos que viene Víctor hacía nosotros y le acompaña alguien, pero no es Izan, sino Iván.

-Hola –nos saluda Iván-

-¿Qué pasa chicos? –nos dice Víctor y le da un beso a mi amiga-

-Hola –les saludo-

-Hola chicos –dice José- estamos un poco intranquilos, bueno bastante.

-Cómo te he comentado, Sofía no aparece y no sabemos dónde puede estar ni lo que pasa –dice Bárbara-

-¿Le has contado lo que vimos en su casa ayer?- la pregunto-

-Si un poco por encima –contesta mi amiga-

-Algo pasa, es muy raro y no sabemos si tiene que ver con su padre o el tipo que nos sigue –dice José nervioso-

-Tranquilos –dice Iván- ¿Pero el padre os ha dicho algo?

-No, nada y nos fiamos poco de él –dice Bárbara-

-Vamos a ver, ¿pero qué tiene que ver su padre? -dice Víctor confuso- ¿me he perdido algo? –nos mira-

-Pues a ver, su padre maltrataba a la madre de Sofía y bueno a ella le ha llegado algún golpe –dice mi amiga-

-No jodas –dice Iván-

-Por un lado está el padre, y por otro el…. –dice Víctor pensativo- bueno Cristian, ¿por qué ya lo sabéis no?

-Si estamos al tanto – dice José-

-No creo que sea Cristian –contesta Iván-

-¿Por qué? –le pregunto-

-Porque ese tema se está resolviendo –dice Iván- pero se lo comento a Izan y nos ayuda a salir de dudas.

-¿Estas seguro? –le digo-

-Bueno tranquilos, daremos con la solución –dice Víctor intentando calmarnos-

Nos tiramos toda la tarde allí hablando, pero sin llegar a nada concreto, solo hay dos opciones su padre que seguro sabe dónde está y Cristian, pronto averiguaríamos si está metido en esto. Total que los chicos se fueron para intentar ayudarnos por otro lado, y nosotros nos quedamos como estábamos e insistiendo en localizar a nuestra amiga.

Esa noche cuando llegué a casa y disimule lo mejor que pude con mis padres, pues no sabía cómo contarle lo de Sofía, me tome una tila y me subí a mi habitación. No tenia contestación de mi amiga, ni tampoco de Izan por lo que me derrumbé. Cogí un libro para leer, pero no podía concentrarme tenía la cabeza en otro sitio, pensar que mañana tenía la entrevista tampoco me alegraba ya mucho.

A la mañana siguiente me arreglo, me pongo un vestido con un poco de vuelo color blanco y unas sandalias con un poco de tacón, me dejo el pelo suelto y me intento preparar lo mejor posible y concentrarme en lo que tengo que hacer esa mañana. Mi padre me acerca a las oficinas, es una empresa de marketing especializado en publicidad. Estoy nerviosa, pero mi padre me dice que me tranquilice que todo saldría bien y que él me esperará en el coche. Después de que mi padre me desee suerte,  me decido a bajar del coche y me dirijo hacía la puerta.

Dentro del edificio me pareció todo más grande, en recepción les dije que tenía entrevista con el  Sr Antonio, me atendieron amablemente y me acompañaron hasta su despacho. Cuando entré él me saludo con una sonrisa que me pareció muy amigable y me invitó a sentarme.

-Hola Helena, ¿Qué tal estas? –me dice él-

-Hola, bien un poco nerviosa –le confieso-

-Tranquila relájate, simplemente va a ser una charla –me dice sonriente-

-Bueno lo intentare –le digo y sonrío como puedo-

-Tú padre me ha hablado muy bien de ti, no te voy a engañar –me dice- y confío en él plenamente, pero quería conocerte antes que nada.

-Me parece bien –le digo-

-Pues empecemos –me dice y empieza a preguntarme temas sobre mis estudios y mis gustos sobre el puesto que yo contesto cómodamente-

Cuando hemos terminado la supuesta entrevista, me dice que pronto me dirá una fecha para empezar e información con horarios y el trabajo que tengo que hacer, me explica también un poco lo que hacen en la empresa y me intereso sobre ello. Al salir estoy ilusionada, pues ya estoy más relajada por el tema de mis prácticas y mi jefe es bastante agradable. Mi padre me felicita y nos vamos a casa, pues tiene cosas que hacer y no quiere llegar tarde, pero me promete que queda pendiente una comida para celebrarlo.

Cuando llego veo una nota de mi madre donde me dice que me ha dejado comida hecha, se lo agradezco la verdad, aunque aún tengo un nudo en el estómago, tengo que comer algo que no sea sándwich.  Me pongo a comer mientras reviso el móvil, no hay señales aun de Sofía y en el grupo de mis amigos estamos todo igual. Tampoco me responde Izan y eso me cabrea un poco, entiendo que le de miedo lo que está pasando, pero no contestarme ni a un mensaje me parece demasiado, seguro que se ha olvidado de mi y eso me joroba, ya que yo no puedo sacarlo de mi cabeza.

Estoy en el sofá a punto de quedarme dormida, cuando escucho que llaman al timbre y me pongo en alerta, me levanto rápido del sofá y voy a abrir, no espero a nadie pero tengo la mínima esperanza de que sea Sofía. Cuando abro la puerta veo que no es quien pensaba, pero es Bárbara, la digo que pase y vamos al salón.

-Joder pensé que podría ser ella –la digo un poco decepcionada-

-Lo siento, no te he avisado porque me acabo de enterar que Víctor está en casa de Izan, están hablando de lo que le contamos –me dice-

-¿Y qué pasa te ha contado algo? –la digo impaciente-

-No, por eso he pensado que podríamos ir allí –me contesta-

-¿Seguro? A lo mejor no quieren que estemos allí –la digo nerviosa-

-No creo que les importe, no están haciendo nada del otro mundo, hablan de cosas que nos incumben –me dice tranquila-

-Como veas, si quieres ir te acompaño –la digo pensando que así podré saber algo de Izan, incluso verlo-

-Gracias amiga –me dice abrazándome-

-Me debes una, apuntala –la digo riéndome-

-Vale, apuntada –ríe- oye así ves a Izan, también es bueno para ti piénsalo –y me guiña un ojo-

-Quizá… -la digo-

Me pongo un poco decente, pues estaba con un pantalón corto de chándal y unos pelos horribles. Me pongo unos short vaqueros y una camiseta de tirantes, hacia bastante calor. Mientras me peino y me pongo unas zapatillas, mi amiga me pide detalles de mi entrevista de esta mañana, yo la cuento entusiasmada como me fue, con todos los detalles, incluido que mi jefe es súper agradable, por un momento me olvidé un poco de todo lo demás, parecía un día normal de verano.

Ella me escucha ilusionada y me hace comentarios que nos hacen reír a las dos, hasta que saco el tema de Izan y le digo que no sé qué hacer, que parece demasiado distante, más de lo que yo había pensado. Mi amiga me dice que seguro que está preocupado por todo este lio, pero que por lo que había comentado con Víctor parecía que yo le interesaba.

-No sé Bárbara, no me quiero ilusionar mucho –la digo-

-Bueno, ahora veremos cómo está la cosa ¿no? –me dice y salimos a la calle-

-Sí, intentaré hablar con él –la contesto mientras empezamos a tomar dirección a casa de los chicos-

El camino se hace corto, a pesar que no está muy cerca de nuestras casa, pero nosotras siempre tenemos tema de conversación, me comenta que pronto se irá de vacaciones y que pena que yo no pueda ir, también me dice que tendríamos que hacer un viaje todos cuando esto se arregle y ya empezamos a planear algo que no sabemos si ocurrirá.

El portal está abierto cuando llegamos, subimos las escaleras hasta que llegamos a la planta y llamamos al timbre, yo no voy a negar que esté  un poco nerviosa, o bastante no sé. Nos abre Iván y puedo observar que se sorprende al vernos, le saludamos y cuando veo que viene alguien, es Izan, y su cara cambia por completo, puedo adivinar que no se lo esperaba para nada.

Bárbara ya está con los demás, pero no me doy cuenta hasta que Izan me coge del brazo y me lleva a un lado de la casa. No he podido reaccionar, hacia días que no le veía ni sabía nada de él y ahora lo tengo enfrente, me encantaría abrazarle pero no lo hago porque su expresión cambia y parece cabreado.

-¿Qué haces aquí? –es lo primero que me dice-

-He venido para acompañar a mi amiga –le digo sorprendida por cómo ha reaccionado-

-Te dije que no podemos vernos, y va muy enserio –me dice un poco brusco-

-No pasa nada, no he venido a verte he venido con mi amiga porque está aquí su novio, que por casualidad también es tu amigo –le digo un ya un poco cabreada-

-Me da igual, es peligroso ya te lo dije –me dice seco y se va donde están los demás-

Avanzó hasta el sofá y saludo a los chicos, demás me siento y veo que Izan esta con Víctor en la cocina. Yo me integro en la conversación que tienen los chicos, para no pensar en la conversación que acabo de tener con Izan, no me ha gustado nada las formas y sigo pensando que está exagerando.

Al rato veo que Izan está de pie pendiente de la conversación, a veces siento que me mira pero no le hago caso, me siento cansada con todo esto, no puedo más y decido que voy a centrarme en mi amiga que aun no sabemos dónde está.

Llega la cena que estaban esperando y cenamos todos allí, uno de ellos Diego, se va porque tiene prisa. De vez en cuando miro a Izan, pero cuando le miro aparta la vista de mi, intento no prestarle mucha atención pero no puedo evitarlo, su presencia hace que no pueda dejar de pensar que le tengo al lado y no puedo hacer nada, ni una caricia ni un abrazo…

Cuando pasa un buen rato Iván se va a dormir, se disculpa diciendo que mañana madruga y que está cansado, nos quedamos los cuatro y mientras hablamos no sé cómo Izan se ofrece a acompañarme a casa, todo porque mi amiga y su novio puedan hacer sus planes, yo me niego al principio pero al final tengo que ceder.

Estamos llegando a mi casa sin hablar mucho solo sale el tema de Sofía, me jode porque hemos estado muy bien estos días atrás, pero es lo que toca ahora y lo tengo que asumir, aunque me duela. Aunque no puedo parar de recordar los momentos que hemos pasado juntos, su sonrisa grabada en mi cabeza, y si definitivamente me gusta mucho.

Estamos en mi puerta y le ofrezco que entre, le digo que así nadie nos ve juntos en la calle aunque puede que ya lo hayan hecho, me da igual tengo que hablar con él, es ahora el momento.

-Helena sabes que posiblemente nos hayan visto-me dice-

-Pero puede que no –le contesto aunque sé que tiene razón-

-Bueno ahora descansa, debes de estar agotada –me dice mirándome-

-Si la verdad no duermo bien, y hoy será igual –le digo agachando la cabeza-

-Eh, mírame, todo esto pasará. Seguro que tu amiga está bien –me dice mientras se me escapan las lágrimas-

-No puedo parar de pensar cosas malas –le digo secándome las lágrimas-

-Intenta pensar cosas alegres y bonitas, seguro que tienes –me dice y sin pensarlo le abrazo-

-Gracias por acompañarme –le digo mientras me separo-

-No las des, ahora intenta dormir yo me voy –me contesta él-

-Si sabes algo por favor dímelo –le digo preocupada-

-Si no te lo digo yo, te lo dirá otra persona, pero sí tranquila –me dice –

-¿Por qué me evitas? –le pregunto poniéndome seria-

-Porque es mejor así, ya te lo dije-me contesta-

-¿Es por todo esto o por algo más? –le pregunto-

-Por esto ya lo sabes –me dice-

-Pues parece como si no sintieras lo mismo ya, no sé estas raro –le digo-

-No es eso, pero es mejor así, yo no soy de tener novia –me contesta-

-Ya, claro –le digo un poco enfadada por su contestación-

-Hazme caso, es mejor así. No te pido que me olvides, o qué olvides lo vivido porque yo no lo haré, pero haz tu vida porque no te voy a pedir que me esperes, no te lo mereces –me contesta-

-Vale no te voy a insistir, como quieras pero no me parece justo –le digo yo con un nudo en el pecho y decepción-

-La vida no es justa Helena, cuídate y cualquier cosa nos avisas –me dice mientras se da la vuelta y se va-

-Adiós –le digo antes de cerrar la puerta-

En cuanto cierro la puerta me derrumbo, me siento enfadada, triste, angustiada, muchos sentimientos juntos. Subo a mi cuarto, mis padres ya están durmiendo y doy gracias, aunque al final tendré que decirles algo, me ven nerviosa y preocupada ya me han preguntado por si me pasaba algo, yo siempre les digo que son los nervios por las prácticas, pero estoy cansada de mentir y de fingir.

En cuanto me pongo cómoda, me meto en la cama y mis gatos se quedan conmigo, intento ponerme a leer pero no consigo leer mucho ya que tengo la cabeza en otras cosas. Me pongo una película para intentar dejar de pensar, llego a la mitad y me quedo dormida por todo el cansancio acumulado.

Me despierta el móvil y lo intento apagar pensando que es una alarma, pero cuando lo cojo y miro bien veo que se trata de Bárbara y tengo muchos mensajes, son las  5 de la mañana lo cojo un poco nerviosa y adormilada.

-¿Qué pasa?-la digo-

-Helena hemos dado con Sofía –me contesta-

-¿Esta bien? –la pregunto preocupada-

-Si tranquila, bueno más o menos –me dice ella-

-Dime donde esta, ¿la ha pasado algo?-la digo nerviosa-

-Está conmigo, nos vemos a las 9 y te cuento, es muy largo… -hace una pausa- mejor en persona. Solo te puedo decir que ya está aquí y es lo que importa.

-Vale, ¿nos vemos en tú casa? –la digo-

-Si a las 9 en mi casa, aun no he avisado a José y Elsa, es mejor por ahora –me contesta-

-Está bien, hasta mañana y gracias por avisar, os quiero –la digo apenada y contenta a la vez-

-Un beso y descansa un poco, te he avisado para que estuvieras más tranquila, mañana nos vemos –me dice y cuelga-

Me quedo con un sentimiento raro agridulce, sé que algo le ha pasado a Sofía conozco a mi amiga de sobra, me angustia un poco porque me encantaría poder verla y abrazarla, saber que le ha pasado y poder ver que está bien. Intento dormir pero estoy nerviosa porque dentro de unas horas podré ver a mi amiga por fin, al rato me quedo dormida y tengo un sueño, al principio es bueno estamos felices celebrando que hemos encontrado a nuestra amiga pero el final es una pesadilla.

Llego acelerada a casa de Bárbara, impaciente llamo al timbre y escucho unos pasos que se acercan, llevo todo el camino pensando en que habrá estado viviendo estos días, si le han hecho daño o algo malo torturándome a mí misma, pero aunque intentaba pensar positivo que estaba con nosotras al fin, me venía un mal presentimiento y pensamientos malos a la cabeza.

Una Bárbara cansada y ojerosa me abre la puerta, nada más entrar nos abrazamos y me dice que Sofía esta en el sofá que ha conseguido que se durmiera, pero que ha escuchado que tenia pesadillas. Me acerco hacía el sofá para verla, aunque mi amiga Bárbara me dice que no me asuste cuando la veo la cara me da un escalofrió por el cuerpo, no sé que le ha pasado pero no ha tenido que ser bonito.

Capítulo 14 – Izan

Aquí le tengo delante de mí con una navaja amenazándome y yo quieto esperando una respuesta por su parte, un poco acojonado pero con ganas de que hable de una vez. Me mira con una sonrisa burlona, intentando intimidarme con una navaja en la mano y con otra escondiendo algo, que al final puedo distinguir como un puño americano.

-Visto lo visto, porque lo he visto –me dice- estas saliendo con esa chica, si la preciosidad del cabello negro.

-No estoy saliendo con nadie, es solo un lio –le contesto asqueado-

-Ya claro, ¿me lo tengo que creer? –se ríe-

-Deberías porque es la única realidad, y ahora dime qué quieres –le contesto intentando terminar lo antes posible con esta conversación –

-Como ya sabes hacemos carreras con coches, ¿lo sabes no? –hace una pausa y continua hablando sin dejarme contestar- si, como los viejos tiempo. Me acuerdo cuando éramos colegas lo mucho que te gustaba. –me dice sin dejar de mirarme-

-Ya no me va –le contesto-

-Pues el trato va así –me dice-

-¿Y si me niego? –le reto-

-Es así de simple, o vuelves conmigo o habrá consecuencias –me dice serio- ya me conoces.

-No toques a los míos –le digo cabreado-

-Pues cumple con el trato –me contesta- mañana a esta hora en este lugar quiero una respuesta y no intentes jugármela, sabes que voy a ganar.

Tardo en irme a casa, doy vueltas y vueltas pero por más que pienso no me queda otra. Tengo que aceptar lo que me pide, sino se que es capaz de lo que sea solo para joderme, le conozco muy bien. Por desgracia fuimos colegas hace un tiempo, pero acabo mal y ahora tener que volver con él me jode, pero más me jodería que tocara a alguno de los míos, eso sí que no lo voy a permitir.

Lo primero que hago es informar a los chicos de lo que ha sucedido y sacarlos de dudas de quien es el desgraciado. Estamos en casa todos, Víctor, Diego, Jorge, Iván y yo. Hablamos todos, me dicen que no lo haga que me ayudaran que hay que pensar algo, pero saben que con él no se juega, no es trigo limpio.

-Joder tío, vaya mierda –suelta Víctor-

-No pasa nada, acepto hago lo que sea y quedo en paz con él –les digo-

-Sabes que no será tan sencillo, tú le conoces mejor que nosotros –me dice Jorge-

-Lo sé, pero es lo único que puedo hacer ahora mismo –le contesto-

-Mira que acepte y vemos que va pasando, Izan sabe moverse por ese mundo no es la primera vez –dice Iván- además si hace falta voy contigo-

-Gracias tío pero tranquilo de momento con que me meta yo es suficiente –contesto-

-Vamos y le damos una paliza y listo, joder –dice Diego cabreado-

-No, eso hizo y mira como están las cosas –contesta Víctor por mi-

-Ya esta chicos, así quedamos y os mantengo informados –les digo convencido-

-Está bien, pero nos informas de todo cualquier cosa ya sabes –dice Jorge-

-Si tranquilo –le confirmo-

Nos tomamos unas cervezas más, y luego se van todos dejándonos solos a Iván y a mí. Mi colega se queda en el salón, pero yo cansado me voy a mi habitación. Le mando un mensaje a Helena, la digo que es quien creía y que no podemos vernos, por el momento lo mejor es que estemos alejados. Ella no hace más que preguntarme, pero incapaz de contarle la verdad le contesto que estoy bien y que si pasa algo la informaré.

Al día siguiente tengo más claro en la mierda que me estoy metiendo, es como volver al pasado, huir de la policía meterme en líos, peleas, la misma mierda. Me estoy fumando un cigarro cuando me suena el móvil, miro la pantalla y es un número desconocido.

-Quien es –contesto cuando descuelgo-

-Hola Izan –me contesta una voz que reconozco-

-¿Qué quieres ahora? –le digo-

-No puedo verte luego, me han surgido unas cosas –me contesta-

-Si tienes cosas más importantes podemos dejar este asunto –le digo-

-No tendrás esa suerte viejo amigo –se rie- lo zanjamos ahora. Dame una respuesta y ya esta, es sencillo. ¿Aceptas venir conmigo?

-Acepto –suspiro- no me queda otra.

-Perfecto, espero que te animes, ya sabes que te lo vas a pasar muy bien –me contesta-

-Lo que digas –contesto-

-Lo primero que vas a hacer, esta noche te reúnes conmigo en el lugar de siempre. Quiero decir, donde siempre quedábamos ¿recuerdas?-

-Si –le digo mientras me vienen recuerdos a mi cabeza-

– A las 23 horas te espero, no me falles –me dice y cuelga-

Cabreado le doy una patada a lo primero que pillo, y hago que la silla se estampe contra el suelo.  Armo tal jaleo que mi amigo Iván sale asustado de su habitación, y entonces me doy cuenta de que no estaba solo. Me abraza porque siento destrozado, porque sé lo que me espera a partir de ahora, y también que me tengo que distanciar de personas que no quiero y en concreto de ella.

Me paso el día trabajando e intentando no pensar en lo que me espera por la noche, me pongo música mientras estoy en el almacén, estoy tan en mi mundo que no me entero de que se acerca Jorge hasta que me da en el brazo y por poco me mata del susto.

-Tío quieres matarme eh –le digo-

-Casi –me dice riendo-

-¿Qué pasa?- le pregunto-

-Nada que ya es casi la hora de cerrar, ¿te queda mucho? –me dice él-

-No ya estoy terminando, pero no me esperes que tengo plan –le digo-

-¿Se puede saber el plan? –se me queda mirando-

-No se puede –le contesto-

-Anda ya –me dice y le suena el móvil- espera un momento

Se aparta para hablar por teléfono mientras yo sigo colocando unas cosas, cuando cuelga me dice que es su hermana que le necesita para algo, y le digo que se vaya que termino y cierro. Y eso hago cierro, y después me dirijo al sitio donde he quedado con Cristian, me pilla un poco retirado por lo que voy bien de tiempo.  Me meto por unas calles estrechas para llegar mejor a mi destino, con mi música a tope para no pensar mucho y en un rato me planto allí.

Desde el principio de la calle veo a tres personas,  según me voy acercando distingo a Cristian y a dos chicos más que también conozco. Están hablando entre ellos pero desde aquí no les puedo oír bien, pero se ríen mucho. Cuando ya estoy casi donde ellos me ve uno de los chicos que si no recuerdo mal se llama Germán y esté enseguida avisa a los otros, me miran y una sonrisa se les dibuja en la cara, todo lo contrario a mí.

-Hombre mirar a quien tenemos aquí –dice Cristian entusiasmado-

-Pensábamos que estaba de coña –dice Germán dirigiéndose a mi-

-Aquí estoy –digo secamente-

-Y nos alegramos de ello –dice Cristian-

-¿Qué quieres? –le digo-

-Nada amigo, charlar un rato ya que tenemos un asunto importante que comentarte-contesta Cristian-

-Dime de qué se trata –le digo-

-Venga Matías te concedo el honor- dice mirando a su amigo-

-Resulta que en unas semanas empieza una apuesta grande, y seguro que estas interesado –me mira este- se que te gustan los coches, y esta por medio una carrera.

-¿Y yo qué gano con eso? –miro a Cristian-

-Es muy simple, tú haces lo que te digo y nadie sufrirá ningún daño –me dice-

-Y me tengo que fiar ¿no? –le digo-

-Deberías, ya te lo aseguro. Solo quiero tenerte de vuelta una temporada, eres muy bueno conduciendo y sé que no te viene mal el dinero –me dice-

-¿Me quedaría parte de la pasta si gano? –le digo-

-Ten por seguro que no te irás con las manos vacías –me contesta- te veo dudoso, pero no importa te doy unos días, aunque te conviene hacerme caso ¿o quieres sabes lo que puede pasar?

-Tranquilo,  lo haré no tienes que hacer nada –le digo conteniéndome-

-Así me gusta, como en los viejos tiempos, juntos –me dice y se ríe-

Me explica un poco donde va a ser, también me comenta que me conseguirá un coche que me puede interesar, además no para de decirme que me estará vigilando de cerca, que no me ande con tonterías. Yo intento mantener la calma, empieza a hablar del día que le di la paliza, y se ríe como un enfermo, si no le conociera me daría hasta miedo. Los otros dos le siguen el juego, todo va medianamente bien hasta que empieza a hablar de ella y eso ya me pone en alerta. Le aseguro que es una chica más, que ya sabe que ahora solo busco rollos y no me interesan las relaciones, intento hacer que se olvide del tema y por ahora parece que lo deja a un lado.

No me hace gracia meterme en lio, pero no ha sido tan malo como pensaba, aunque puede que este sea el principio y aun queden cosas peores que aguantar, con Cristian nunca se sabe. La situación para mí ha sido incomoda, casi que se estaban riendo de mi en mi cara, sobre todo cuando han nombrado a Helena, pero he aguantado como he podido para no perder la poca calma que me queda.

Al llegar a casa veo que Iván ya ha llegado, no me había dado cuenta de lo tarde que era, después del mal rato me he ido a dar una vuelta. Me cojo una cerveza y me siento en el sofá a su lado, creo que lo mejor que puedo hacer es contarle que he visto a Cristian y todo lo más. Una vez que he acabado de hablar el suspira y me mira, sabe en lo que me estoy metiendo, pero también sabe que no me queda otra.

-Me tienes aquí, si necesitas ayuda –me dice-

-Gracias tío –le contesto-

Me levanto algo mejor, el cansancio acumulado ha hecho que duerma mejor pero aun así no ha sido suficiente. Saco a Charly antes de ir a trabajar, hoy mi amigo va más tarde y le dejo que descansé. Después de tomarme mi café, ducharme y prepararme para irme a trabajar, veo un mensaje de Helena pero lo ignoro, contra menos contacto mejor me digo a mi mismo.

Paso la mañana como siempre en el almacén, hasta que viene Jorge y me invita a desayunar, me sonsaca un poco lo que hice anoche, pero le oculte detalles que es mejor que no sepa, bastante que lo sabe Iván y el motivo es simple, él ha estado en ese ambiente.

Jorge se cabrea un poco por no habérselo contado, me dice que ya no le cuento las cosas, que no quiere que acabe como en el pasado y que me puede ayudar, es un cabezota y no quiere entrar en razón. Pero consigo cambiar de tema y hablamos de otras cosas, como que ayer su hermana se quedo tirada con el coche y por eso tuvo que ir él, se ríe contándomelo y al final con la tontería me contagia la risa, es de agradecer los momentos así y más con lo que se me viene encima. Me pregunta por Helena, pero le desvió un poco el tema no me apetece hablar de ella, y le digo que lo mejor es que se quede así.

Termino mi jornada, pero antes veo unos mensajes de Víctor diciéndome que ha estado con las chicas y que tiene que contarme una cosa, que le avise y viene a casa. Voy a contestarle que vaya en un rato pero no me da tiempo, se enciende mi pantalla y veo una llamada de Cristian.

-¿Qué pasa? –le digo al descolgar-

-Ni un ¿Hola? Que mala educación amigo-me dice y se rie-

-Hola –le digo seco-

-Así mejor, mira te voy a pasar unos datos con el coche que te comente y el tipo que lo vende, si te interesa solo tienes que decirle que vas de mi parte y no tendrás problema –me dice-

-Vale lo miraré –le contesto-

-Un gracias estaría bien, pero a ti te lo perdono. Ahora lo tendrás –me dice y me cuelga-

Veo que me ha mandado los datos, luego lo miraré tranquilamente, cuando voy a contestar a Víctor veo que he recibido otros mensajes de Helena, los leo parece preocupada, pero puedo imaginarme que de eso me querrá hablar mi amigo y cierro el chat.

Llaman al timbre, abro la puerta a Víctor que ha llegado antes de lo que esperaba y con Diego, parece agobiado por su cara. Les digo que se sienten mientras saco unas cervezas, una vez estamos todos acoplados en los sofás y con nuestras respectivas cervezas Víctor comienza a hablar, nos cuenta que una de las amigas de las chicas ha desaparecido, no da señales de vida.

Sus amigos están muy preocupados, vieron póliza y una ambulancia en su casa y el padre no les dice nada. Me preguntan si puede ser que esté relacionado con Cristian, pero si me pongo a pensar por un lado diría que no pero por otro podría ser, ya que con este tío nunca se sabe. Nos ponemos a divagar, cada uno dando nuestra opinión y yo les cuento el encuentro con Cristian pero sin detalles, les prometo que intentare averiguar si tiene que ver con el lo de Sofía.

Estamos un buen rato hablando, a nosotros también nos preocupa lo que está pasando con la chica, y yo me pongo a pensar que quizá Helena se ha querido poner en contacto conmigo por esto mismo, debe de estar muy nerviosa. Pero es mejor así, no quiero que Cristian tenga su nombre en la boca, tengo que hacer que se olvide de ella y los demás. Entre cerveza y cerveza, pedimos la cena todos pensamos que unas pizzas están bien, de vez en cuando veo a Víctor hablar por el móvil, le tengo a mi lado y puedo ver que se trata de Bárbara. Le veo tan ilusionado y contento, que a veces me da envidia pero de la buena, la verdad que me alegro mucho por él.

Llaman a la puerta, Iván convencido de que es la pizza abre la puerta pero cuando voy a ir a ayudarlo veo que se trata de Bárbara y Helena. Sorprendido tanto como mi amigo o más, no sé cómo reaccionar, por un lado me alegro mucho de verla pero por otro no tanto. Pensar que puede que las hayan seguido, o que las pasé algo por venir aquí donde yo vivo, por juntarse conmigo, me pone malo. Y como soy así de impulsivo, cuando están ya dentro y Víctor viene a saludar a su novia, cojo a Helena del brazo para apartarla un poco.

-¿Qué haces aquí? –la digo-

-He venido para acompañar a mi amiga –me dice sorprendida por mi reacción-

-Te dije que no podemos vernos, y va muy enserio –la digo un poco brusco-

-No pasa nada, no he venido a verte he venido con mi amiga porque está aquí su novio, que por casualidad también es tu amigo –me dice ella un poco cabreada-

-Me da igual, es peligroso ya te lo dije –le digo seco y me voy donde están los demás-

-¿Qué pasa las has invitado? –le digo a Víctor que está solo en la cocina-

-No, solo le comenté que estaba en tu casa hablando del tema, ha venido porque estaba preocupada y eso-me contesta-

-Pues no me hace gracia –le digo-

-¿Pero qué te pasa tío? No te pongas así –me dice él-

-¿Y tú tan tranquilo? –le digo y me voy al salón-

Me quedo de pie escuchando la conversación, las chicas están explicando más detalladamente lo que ha pasado con su amiga y siguen sin saber nada más. Me fijo bien en Helena, tiene mala cara se la nota cansada y preocupada, en ese instante la abrazaría pero no, me mantengo donde estoy y Víctor se sienta con los demás.

Al final llega la cena y cenamos todos, pero Diego se va porque tiene prisa. Yo no puedo apartar la vista de ella, aunque lo intento pero su manera de hablar y sus gestos me llaman la atención constantemente. Pasa un rato e Iván se va a dormir, mañana madruga y está cansado, nos quedamos los cuatro y mientras hablamos no sé cómo me lían que acabo ofreciéndome a acompañar a Helena a casa, no debería se que no pero no voy a dejar que se vaya sola, y los otros dos se que tienen sus planes.

Llegamos casi a su casa, no hablamos demasiado solo el tema de su amiga, pero poco más, es mejor así aunque yo no paro de pensar en las otras veces. Esos recuerdos que tengo con ella los revivo cada día, estoy jodido porque me tiene pillado pero esto no puede ser, no en esta situación. Cuando estamos en su puerta me ofrece pasar a su entrada, me dice que así no corremos peligro de que nos vean en la calle, pero seguro que ya nos han visto, o espero que con suerte no, aun así entro.

-Helena sabes que posiblemente nos hayan visto-la digo-

-Pero puede que no –me contesta ella-

-Bueno ahora descansa, debes de estar agotada –la digo mirándola-

-Si la verdad no duermo bien, y hoy será igual –me dice agachando la cabeza-

-Eh, mírame, todo esto pasará. Seguro que tu amiga está bien –la digo mientras veo que se le escapan lágrimas-

-No puedo parar de pensar cosas malas -me dice secándose las lágrimas-

-Intenta pensar cosas alegres y bonitas, seguro que tienes –la digo intentando animarla y ella me abraza sin yo esperarlo-

-Gracias por acompañarme –me dice mientras se separa-

-No las des, ahora intenta dormir yo me voy –le digo un poco nervioso-

-Si sabes algo por favor dímelo –me dice-

-Si no te lo digo yo, te lo dirá otra persona, pero sí tranquila –la contesto-

-¿Por qué me evitas? –me pregunta mirándome seria-

-Porque es mejor así, ya te lo dije-la contesto-

-¿Es por todo esto o por algo más? –me pregunta-

-Por esto ya lo sabes –la digo-

-Pues parece como si no sintieras lo mismo ya, no sé estas raro –me dice ella-

-No es eso, pero es mejor así, yo no soy de tener novia –la digo mientras me arrepiento al momento, pero me repito que es lo mejor-

-Ya, claro –me dice ella enfadada-

-Hazme caso, es mejor así. No te pido que me olvides, o qué olvides lo vivido porque yo no lo haré, pero haz tu vida porque no te voy a pedir que me esperes, no te lo mereces –la digo mientras me quemo por dentro-

-Vale no te voy a insistir, como quieras pero no me parece justo –me contesta-

-La vida no es justa Helena, cuídate y cualquier cosa nos avisas –la digo y me doy la vuelta para irme, mientras escucho su adiós-

Cuando salgo a la calle después de dejar allí en su casa, siento un nudo en el pecho, en el fondo no quería decirla eso, pero sabía que tenía que hacerlo y no hay vuelta atrás. Siento como que la he perdido, pero se merece vivir su vida no puedo pedirla que me espere, no la puedo prometer que estaremos juntos pronto, no quiero engañarla de esa forma, haciéndola falsas ilusiones. Es mejor así, cada uno por su lado haciendo su vida, seguro que sin mí y si mis movidas esta mejor, solo quiero apartarla de toda esta mierda y la mejor manera es alejándola de mi.

Tú, yo, vino y una canción.

La noche es fría, pero no importa se que tú me esperas, allí con una cena, un buen vino y una sonrisa, con música de fondo. Deseando que me envuelvas entre tus brazos, y hagas que me olvide de todo, solo tú lo consigues. Me ves con mi vestido nuevo, que me he puesto especialmente para impresionarte, te quedas embobado mirando de arriba abajo, y después vuelves a mirarme a los ojos. Entonces me alagas pero sé que son palabras sinceras, te beso un beso dulce y delicado.

Cuando nos damos cuenta ya hemos cenado y nos estamos acabando la botella de vino en el sofá, seguimos con música de fondo. Ya me siento acalorada culpa del vino, y tú que te ves tan guapo, tanto que no puedo parar de mirarte. Llega un momento en que estamos lo más pegado el uno del otro, me acaricias la pierna suavemente, mientras hablamos como siempre, nunca hay silencio siempre palabras o miradas que lo dicen todo.

Al rato suena una canción que sabes que me encanta, me coges de la mano y me sacas a bailar en medio del salón, yo sorprendida a la par que contenta te sigo y bailamos los dos al son de la música. Es un poco lenta, el baile es pegado y ese olor tú que me encanta me embriaga completamente, sonrío todo el rato me siento feliz, por ese momento por estar a tú lado y por esa canción ten nuestra que suena de fondo. Me encantaría vernos, seguro que somos la foto perfecta de amor y felicidad ahora mismo, una pareja enamorada, porque eso es lo que somos dos tontos enamorados.

No puedo esperar a que acabe la canción, te miró a los ojos y veo ese brillo de ilusión y felicidad en tu mirada. Esa sonrisa que me llena entera, y esa ternura que me deshace por dentro, por no hablar de ese beso, lento pero apasionado a la vez, con todo ese amor que tenemos guardado. Tu mano acariciando mi espalda lentamente, sin dejar de movernos al compas de la música pero perdiendo un poco el ritmo, y sin más tiempo que perder se escapa un “te quiero tanto” de mis labios tan real, como sincero y mágico, al igual que tú yo sí que te quiero cariño, tan lleno de amor.

Pareja baile

Mi mayor deseo III

En cuanto tuve la oportunidad me fui, realmente no lo pude evitar no lo planee, simplemente surgió. Necesitaba salir, ser libre y poder alimentarme yo sola de una persona tenía sed, no mucha pero la suficiente para irme en busca de más. En el fondo sabía que él se enfadaría pero que acabaría perdonándome, nuestro amor podía con todo.


Me fui lejos con la intención de que Nicolás no me encontrara, quería disfrutar sola de alguna persona que iba a seleccionar al azahar. Solo sería una y regresaría, le diría a él que lo había conseguido y seguiríamos como siempre los dos con nuestra vida y sangre fresca.


No llegué tan lejos como tenía pensado, pero si me alejé de nuestra morada, cuando me di cuenta tenía más sed de la que pensaba pues ese olor a sangre y el latido de cada persona me empezaba a perturbar un poco. En mi cabeza me repetía que podía, que esta vez lo conseguiría, me alimentaría y pararía a tiempo para que esa persona siguiera su vida.



NICOLAS

Me estaba volviendo loco, me recorría las calles buscándola pues sabía que no podría parar, ya me lo había demostrado y me extrañaba que esta vez fuera diferente. Temía por ella, pues había escuchado cosas de la gente, como que alguien rondaba por allí intentando averiguar si había vampiros para demostrarlo. No quería no pensar si la encontraban, sabía que la haría múltiples locuras si es que no acababan matándola.


Por casualidad mientras miraba por todos lados intentando no levantar sospechas, me di cuenta de una cosa alguien andaba detrás de mí, parecía que me seguía. Intente apresurarme y hacer que me perdiera, lo conseguí o eso pensaba, me escondí por un callejón y pude divisar una atrocidad, ella estaba allí con una persona inconsciente la estaba matando. Me acerque rápidamente a ella y la intente frenar para que parara.


-Clara escúchame tienes que parar, lo estas matando piénsalo –la decía- estamos en peligro, tenemos que irnos ya ha sido suficiente.

Al fin paró obligada pero conseguí que me mirara, y se dio cuenta que otra vez había fallado. La abrace y la consolé, la levante del suelo y cuando íbamos a irnos sentimos una presencia. Miré y era el hombre que me estaba siguiendo, pues llevaba el mismo atuendo, me asuste mucho.

Temí más por ella que por mi mismo, pues realmente el amor que siento hacía ella es inmenso, y sé que daría mi vida por ella mil veces. Y eso hice, la cogí y le dije que se fuera que huyera y no mirara atrás. Ella se negaba no quería dejarme solo.

-Vete, hazme caso por una vez. -la decía desesperado-

-No pienso dejarte solo -me contestaba una y otra vez-

Como sabía que no me haría caso la dejé ahí medio oculta y fui detrás del hombre pues ya estaba cerca, demasiado cerca. Podía olerle era humano, pero cuando le tuve enfrente vi que llevaba algo en la mano y no me dio una espina. Le intente retener, pero el sabía quién era y lo que era, seguramente sino no me habría seguido. Me abalance hacía él para morderle, pero en ese momento apareció ella para detenerme e hizo que el individuo le apuntara con una especie de arma que no había visto nunca, pero no era una pistola.

En ese instante lo vi claro, forcejee con él mientras la gritaba que se fuera, aunque fue en vano. Y en lo que fue un segundo sentí que algo me quemaba por dentro. Dolor mucho dolor, porque me iba para siempre y porque no volvería a verla. Vi sus ojos inundados de lagrimas y rabia, la vi a ella y ese fue mi último recuerdo. Mi amor estaba viva y eso era lo importante, lo superaría y seguiría adelante, había valido la pena.

CLARA

Estaba muriendo lo veía en su mirada, por mi culpa. Había dado su vida por mí, y yo me sentía perdida, inmóvil sin saber qué hacer, pues el amor de mi vida se iba y no podía hacer nada solo llorar y gritar.

Me suplicaba que me fuera, y no sé cómo conseguí que mis pies se movieran del sitio y corrí sin descanso. No sabía lo que hacía ni a donde iba, solo me sentía sola y la tristeza me inundaba. Pero lo que sí tenía claro es que iba a vengarle, y me daba igual a quien me llevara por delante. Y si fuera necesario iba a dar mi vida por ello, como Nicolás había dado su vida por mí. Ya no me quedaba nada, solo podía acabar con ese ser despreciable que me había separado de lo mejor que tenía en mi vida, el único motivo por el que luchaba por ser mejor y me lo habían arrebatado. Ahora con rabia y más sed que nunca, iba a acabar con todas esas personas que quieren nuestra muerte en honor a él y de nuestra especie.

Relato mi mayor deseo 3

Capítulo 12 – Izan

-¿Qué pasa? –cojo el móvil de sus manos, lo primero que veo son fotos, de ahora nuestras, en la cafetería, de ella en varios sitios, y mías. No me lo creo que cojones es esto, no entiendo nada, alguien nos está espiando. Pero ¿quién? Me pongo a mirar más el móvil.

-¿Por qué tiene fotos nuestras? –pregunta-

-Nos ha estado siguiendo, seguro que es la persona que vi anoche –le digo preocupado y cabreado a partes iguales- espera también hay fotos de mis amigos, tus amigos…

-No puede ser, déjame verlo –me dice cogiendo el móvil- sale también Oscar, no es él entonces.

-Pero voy a descubrirlo, estate segura –le digo y miro el móvil otra vez esperando encontrar algo más, tenemos que irnos- Vamos

Comienzo a andar y ella me sigue, estoy muy cabreado y cuando estoy así prefiero no hablar. Me guardo él móvil y decido llamar a Víctor, puede que él encuentre algo, quedo en una hora en mi casa, y de digo a Helena que viene también Bárbara. Vamos los dos callados en el camino, no decimos nada solo observamos las calles, las personas. Me da rabia que estemos así, que haya acabado así la tarde, con lo bien que estábamos, pero ahora solo pienso en el desgraciado que nos está espiando.

Llegamos y subimos las escaleras, veo que ella me sigue, sin decir nada. Abro la puerta de casa y viene Charly corriendo a saludar, le hago un par de cosas y entro, veo que el perro va con Helena y ella le acaricia encantada, mientras que mi perro le da lametones, consigo sonreír. Pero se me quita la sonrisa en cuanto sale Iván de la habitación.

-Hombre hola –nos saluda- no os esperaba.

-Un imprevisto, ahora vienen Víctor y Bárbara –le digo serio- tenemos que mirar una cosa, ahora cuando venga te cuento.

-Vale, pero ¿ha pasado algo? –nos mira-

-Sí, bueno tranquilo, ahora te cuento –le digo- voy un momento al baño.

Entro en el baño, tengo demasiado cabreo y rabia acumulada, no sé cómo manejar esto, no sé por dónde empezar, saber que alguien nos sigue, nos hace fotos, no entiendo. No estoy preocupado por mí, sino por ella y nuestros amigos. Me lavo la cara y me mojo la cabeza, necesito aclararme un poco, necesito intentar calmarme.

Cuando salgo del baño veo a Helena sentada en el sofá, está mirándolo todo curiosa, y sonrío un poco, ella me mira y me acerco al sofá. Me siento a su lado sin decir nada, ella tampoco lo hace, pongo mi mano en su pierna.

-Lo siento –le digo- estoy preocupado por esto, y cabreado por no pillar a ese idiota.

-No pasa nada, lo pillaremos –me dice con intención de calmarme y acaricia mi mano, yo la miro y le doy un beso en la frente-

Suena el timbre y sale Iván a abrir la puerta, son Víctor y Bárbara,  me levanto y esta última va donde esta Helena. Hablo con Víctor y le doy las gracias, le resumo muy resumido lo que ha pasado, tan resumido es que no entiende nada, entonces le digo que vayamos al sofá y hablamos más tranquilos.

-No entiendo, pero ¿esto ya os ha pasado? –nos mira Víctor a Helena y su amiga-

-Sí, pero no le dimos importancia –contesta Bárbara-

-Hasta que anoche si me asuste –dice Helena y les cuenta lo que pasó,  que yo ya me sé-

-Me lo contó a mí, yo ya empecé a preocuparme –continuo yo- pero no pensé que iba a llegar a esto –les enseño el móvil con las fotos, donde salimos todos, Helena, sus amigos, mis amigos y yo-

-Pero a mí también me han vigilado –dice Iván sin creerlo- y a los chicos.

-Eso parece –dice Helena-

-¿Y qué quieres que haga con esto? –le dice Víctor descolocado-

-Intentar averiguar quién es, o de quien es el móvil, no sé si podrás hacer algo –le digo un poco desesperado-

-Oye, no quiero asustarte pero también sale tú hermano –dice Iván-

-Dámelo –le ordeno y le cojo el móvil-

Miro el móvil y efectivamente, también sale mi hermano, joder porque esto. Me levanto del sofá y cojo mi móvil, tengo que averiguar que Aarón está bien, pero no me lo coge nadie. Salgo de la casa sin decir nada, bajo las escaleras lo más rápido que puedo con intención de ir a casa de mis padres, pero siento que alguien viene detrás y cuando ya estoy en la calle me agarra, es Víctor.

-Tío para –me dice-

-No puedo tengo que comprobar que está bien –le digo nervioso-

-Seguro que está bien, piénsalo fríamente, todos estamos bien –me dice intentando tranquilizarme-

-Joder, no sé –le digo- ¿Qué hago?

-Primero tranquilízate, y luego pensamos algo –me dice y me ofrece un cigarro- yo miraré el móvil, a ver si veo algo más.

-Gracias –le digo y nos fumamos el cigarro en silencio-

Entramos en casa, mi amigo sigue intentando tranquilizarme, las chicas se levantan y vienen hacía nosotros, y yo me meto en mi cuarto. Les escucho hablar algo, pero necesito estar un rato solo, necesito pensar y tranquilizarme un poco.

Llaman a la puerta y no levanto la cabeza, estoy sentado en la cama, y siento que alguien se sienta a mi lado, sé que es ella por su olor y la miro. Está asustada lo sé,  pero no sé qué hacer, lo único que quiero es encontrar al tío y matarle. Me abraza sin pedírselo, y me doy cuenta que lo necesitaba, la abrazo yo también y así nos quedamos un rato, ojalá toda la vida.

-¿Necesitas algo?-me dice-

-Si encontrar a ese gilipollas-le contesto-

-Lo encontraremos, pero cálmate por favor –me mira preocupada-

-Lo intento de verdad –le digo y alguien entra interrumpiéndonos-

-Siento interrumpir, pero nosotros nos vamos –dice mi amigo-

-¿Te vienes Helena? –le pregunta Bárbara-

-¿Estarás bien? –me mira Helena con preocupación-

-Si no te preocupes, vete y descansa –le digo, se que lo necesita, lo necesitamos los dos-

Siento que se cierra la puerta y me quedo ahí en la cama tumbado, me pongo a pensar y pensar sin parar, quien podría ser. Pero no sé, si fuera el ex de Helena, porque nos espía a todos y también sale en las fotos, no tiene sentido que sea él. Pero quien cojones es, solo pienso y pienso en los últimos días, semanas, y se me viene alguien a la cabeza, pero no puede ser.

Sigo pensando en esa persona, y cada vez me parece más claro, seguro que busca venganza por lo que pasó, entonces ahora sí que me preocupo, no es cualquiera le conozco bien y es capaz de cualquier cosa, esto seguro que solo ha sido una llamada de atención, incluso ha mandando a alguien a espiarnos.

Pasan las horas y yo sigo dándole vueltas a la cabeza, tendré que hablar con él, pero primero quiero esperar que Víctor mire bien el móvil, pero antes debo avisar a Helena. Le escribo un mensaje con un simple tenemos que hablar.

Es lunes y tengo que ir a trabajar, me levanto pensando en el mismo tema, aun sigo pensando que hacer. Bueno en realidad lo tengo claro, ir a verle aunque tenga que partirle la cara, pero no quiero precipitarme, no cuando está involucrada mi gente.

Una buena ducha me deja nuevo, me visto y me tomo mi café, después saco  Charly un rato. Cuando ya veo que ha sido suficiente paseo, subo a casa de nuevo y miro el móvil antes de irme a trabajar, ningún mensaje de Helena, ni de mi amigo.

En el trabajo coincido con Jorge como siempre para comer, le cuento lo que pasa me lo ha notado, es mi colega y no podía ocultárselo. Me dice que tenga cuidado y que contemos con él para lo que haga falta. Terminamos de comer y quedamos en que luego nos vemos cuando salgamos, así hablamos más y me despejo la cabeza.

Estamos Jorge, Iván y yo en nuestra casa, porque ya la siento mía y eso que llevo poco aquí. Les cuento lo que pienso, y ellos me dicen que puede ser pero aun no se sabe seguro, que sea paciente.

-Espera que nos diga algo Víctor al menos –me dice Iván-

-Haznos caso Izan, es lo mejor ¿y si es el ex de Helena? –dice Jorge-

-No sé tío, no creo… -digo pensativo- bueno la verdad no lo sé, sale en las fotos, pero  si es quien yo pienso, tengo un problema y además bien gordo.

-Lo solucionaremos –dice Jorge e Iván asiente-

-Gracias chicos –les digo y veo que suena mi móvil-

Lo cojo es Víctor, me dice que quiere verme y le digo que venga a casa, le pregunto si ha encontrado algo y me comenta que poca cosa pero que quiere enseñármelo. Yo me levanto y me dirijo a la terraza, necesito respirar, en realidad no respiro tranquilo desde esta pesadilla. Bueno en realidad, desde que nos cruzamos con él, desde esa maldita noche, aunque si pienso bien, si yo no lo hubiera conocido antes, quizá no se hubiera acercado a mis amigos, mi familia.

-Eh, ¿estás bien? –dice Jorge ofreciéndome una cerveza y a cojo-

-Gracias, es que todo esto me tiene en vilo –le contesto-

-Lo sé, pero para eso están los colegas, no estás solo –dice él-

-No quiero que os pase nada, en serio –le digo-

-Tranquilo no te pongas melancólico que no pasará nada –y me da una palmada en el hombro- entremos.

Esperamos a Víctor me ha dicho que tardaba un rato, mientras mi amigo Iván se ha ofrecido a sacar un rato a Charly, le ha cogido mucho cariño y ahora hasta le entusiasma sacarlo, bueno por la mañana no mucho, pero eso nos pasa a todos.

Estoy con mis pensamientos cuando miro el móvil, es de ella me dice que vale pero que si se algo más o ha pasado algo. Le contesto con un cuando nos veamos te cuento, que no se preocupe pero que tenga cuidado. Y me contesta rápidamente con un vale que la avise y nos vemos. Yo la vuelvo a contestar con un te avisaré en cuanto pueda.

-Hola ya estamos aquí, mirar a quien me he encontrado –entra Iván y mi perro-

-Hola chavales –saluda Víctor- perdón por tardar

-Hola tío, no pasa nada –le saludo y seguidamente Jorge-

-Señores voy a por algo de beber –dice Iván y trae una cerveza para cada uno-

-¿Qué has visto? –le pregunto directamente-

-He mirado todas las fotos, todos los archivos, y lo único que encontré fue una foto de unos coches y un video –saca el móvil y nos lo enseña- estaban en una carpeta oculta.

-A ver –cojo el móvil y miro bien la foto- no sé de quién son estos coches

-No se puede averiguar mucho más, las matriculas ni se ven –dice Víctor-

-Joder, estamos igual –le digo- se me ha ocurrido alguien –miro a mi amigo Víctor-

-Pero no sabemos si es seguro –puntualiza Jorge-

-¿Quién? –pregunta un impaciente Víctor-

-Puede ser Cristian, y te digo que si es él es más peligroso de lo que creemos –suspiro- yo le conozco bien, se lo que es capaz de hacer. Si lo está haciendo por venganza, por mí por lo de esa noche, lo de mi hermano puede ser una broma comparado con lo que es capaz, os lo aseguro.

-Pero puede ser que sea otra persona, incluso el ex de Helena –dice Iván- no te desesperes tan pronto, hay que investigar bien.

-Me desespero porque no hay tiempo, estoy por hablar con él –les digo-

-¿Con quién? Espero que sea con el tal Oscar, porque con el otro ni de coña, no sin saber que es él –dice Jorge preocupado-

-Es verdad, habla primero con Oscar, así te quitas de dudas –dice Víctor-

-No creo que me diga que fue él, así de primeras, pero puedo intentarlo –les digo-

-Podemos amenazarle –dice Iván casi riéndose- perdón es que ya me estoy metiendo en el papel.

-Tío esto no es de risa –le doy un codazo- bueno primero creo que voy a decírselo a Helena, para que lo sepa. Pero estoy convencido de que no creo que sea él o por lo menos el solo, ya que sale en una foto.

-¿Qué pasa ahora estáis saliendo? –dice Iván-

-Uy, que se nos ha enamorado el niño –dice Víctor y se ríen todos-

-Anda callaros, que no estoy enamorado ni mierdas –les contesto molesto- solo que es su ex para que lo sepa y ya está.

Pasamos un rato con bromas y eso hace que se me olvide un poco la situación, estos chicos son incansables. Cuando ya se hace un poco tarde después de cenar algo, se van Víctor y Jorge a sus casas, mientras que nosotros nos quedamos un rato más en el salón viendo una película, hasta que me entra el sueño y me voy a la habitación.

Me dejo caer en la cama, estoy agotado y últimamente no duermo muy bien, cojo el móvil y escribo a Helena, la digo que mañana tengo el día libre y si quiere podemos vernos por la tarde. Me pongo la música como siempre, y antes de leer la respuesta de ella me quedo dormido, y esa noche tengo pesadillas.

Después de sacar a mi perro y correr un rato, llego a casa me ducho y me tomo el segundo café de la mañana. Veo que aun no tengo respuesta de Helena, pero tengo que hablar para contarle lo de su ex y para saber que está bien, no sé qué me pasa pero tengo ganas de verla en general aunque no quiera admitirlo. No entraba en mis planes pillarme por nadie, y como mis sospechas sean ciertas más me vale olvidarme.

Me pongo a mirar de nuevo la foto de los coches, intento pensar y recordar si los he visto si me suenan, pero nada. En ese momento veo que me ha contestado, me dice que vale que nos vemos esta tarde en el mismo local del otro día, yo la contesto que mejor voy a buscarla y aunque al principio se niega, al final consigo que me diga que sí.

-Me voy tío-le digo a Iván que está en el sofá-

-¿Dónde vas niño? –me dice con una sonrisa-

-He quedado con Helena –le digo- no quiero comentarios –y oigo que se ríe mientras salgo de casa-

Llego a su casa y cuando la aviso que ya estoy sale, hoy lleva unos pantalones cortos vaqueros y un top negro, esta guapa con su pelo recogido en una coleta. Me sonríe y viene hacía mi, nos quedamos los dos parados sin saber cómo nos saludamos, y me abraza, nos abramos los dos. Lo que me llena esa abrazo no lo sabe nadie, ni ella misma, me siento completo, me siento bien.

-Hola- me dice-

-Hola –la digo- ¿qué tal?

-Pues bueno, bien y mal –me contesta- ¿y tú? Vaya ojeras llevas…

-No he dormido bien, ¿me vas a explicar ese bien y mal? –la digo mirándola-

-Si claro, cuando te invite a un café en nuestro bar preferido -me dice y empieza a andar-

La sigo y nos dirigimos al local del otro día, me dice que le gusto mucho tanto el sitio en si como las cosas que tenían para tomar. Hablamos sobre el tema de los batidos, de los cafés y cuando queremos darnos cuenta estamos allí, y ya sabemos lo que vamos a tomar.

Nos sentamos en la mesa del otro día, y yo me pido un café lo necesito y ella pide otro pero en vez de solo con hielo, lo pide capuchino, y para comer esta vez dice que le toca elegir a ella. Va a la barra y me deja en la mesa, dice que hoy le toca a ella y a mí no me importa, además es un poco cabezota.

-Aquí tienes tú café y nuestra tarta de queso –dice sonriendo-

-Que buena pinta tiene –la digo-

-Si la he visto y no me he podido resistir – dice ella-

-Pruébala y me cuentas –le digo sonriendo-

-Venga vale –coge un trozo y se lo mete a la boca- esta increíble.

-Vamos a ver si esta tan increíble –cojo otro trozo y lo pruebo- tienes razón –nos reímos-

-Bueno que me tienes que contar –me dice-

-No sabemos quien es, pero he pensado que para quitar sospechosos podría hablar con Oscar –la digo-

-Pues creo que no, porque se ha vuelto a Londres –me dice y me sorprendo-

-¿Cuándo? –le pregunto-

-Ayer, bueno vino el otro día a mi casa, el día que paso eso –me dice- por la noche, le dije bueno de todo la verdad, que me dejara en paz, le referí lo de que me seguía pero él lo negaba.

-¿Y le crees? –la pregunto con curiosidad-

-No sé, porque ayer sentí que me seguían otra vez y supuestamente ya no está aquí, y además la foto donde él salia –me dice confusa-

-Joder, cuando te pase eso llámame –le digo- si no es él, creo que puede ser otra persona, pero si es quien pienso es peligroso.

-Tranquilo vi a José y no pasó nada –me dice – ¿Quién crees?

-El tío que pego a mi hermano, con quien me viste pegarme esa noche –le digo agachando la cabeza-

-Pero ¿por qué? –me dice-

-No sé Helena, por venganza puede ser –le digo preocupado- pero no es seguro, aunque cada día que pasa pienso que es él.

-¿Y qué hacemos? –me dice mirándome-

-No sé, solo quiero que no te pase nada, ni a ti ni a los demás –le digo- intenta no salir sola, no estar por ahí sola.

-Puf lo intentaré –me dice-

-De verdad –la cojo la mano- hazme caso, y deberíamos no vernos mucho, puede que si no me ven con nadie, os dejen en paz.

-Y tú ¿qué pasa contigo?-me pregunta nerviosa-

-Yo estaré bien, no te preocupes –le digo mientras le acaricia la mano- intentaré solucionar esto.

Salimos de allí y me cuenta que cree que ha conseguido unas prácticas en una empresa, que se lo ha comentado su padre, yo la felicito se la ve ilusionada. Me encanta verla así contenta y habladora, yo la escucho y la observo hasta que llegamos a su casa.

-Bueno señorita, hazme caso en lo que te he dicho y cualquier cosa me dices –la digo-

-Sí señor, no te preocupes y lo mismo te digo –me dice y se acerca a mi- yo tampoco quiero que te pase nada a ti.

-Por mí no te preocupes –la digo y la abrazo-

Nos quedamos unos segundos abrazados hasta que nos separamos y la beso, no debería no aquí en medio sabiendo que los pueden ver, pero tenía muchas ganas. Es un beso corto, pero me conformo lo mejor es que no nos vean juntos, será lo mejor.

Estoy dando un paseo solo, cuando me doy cuenta que alguien va detrás de mí, pero me alegro espero que sea la persona que estamos buscando necesito saberlo. Me meto en el próximo callejón que veo para ver si me sigue, y así es alguien va detrás. No me da tiempo a girarme pues me sujeta y me pone una navaja en el cuello.

-Quien coño eres –le digo-

-Sabes quién soy ¿verdad? –me dice y reconozco su voz-

-Sí, ahora si- le contesto-

-Pues te voy a explicar lo que tienes que hacer para conseguir que no te mate ¿o quieres morir? –me dice-

-¿Qué quieres? –le digo cabreado-

-Quiero muchas cosas, entre ellas que me hagas un pequeño favor –me dice riéndose-

-Habla –le digo, me suelta y me giro para mirarle a la cara-

Cap12 chico anillo

Mi mayor deseo II

Han pasado ya muchos meses, en los que Nicolás ha tenido mucha paciencia conmigo. Yo he intentado hacerlo bien, pero no he podido y el constantemente detrás de mi para guiarme por el lado correcto. Pensé que iba a ser más sencillo, pero la sed de sangre es muy grande, aunque me alimento no es suficiente para mi o no por el momento.

– Sabes que no está bien –me grita Nicolás desesperado-

-Lo siento, yo… Solo tenía sed –le digo con un cuerpo entre mis brazos-

-Me da igual, te he enseñado y no me haces caso –me dice nervioso-

-Lo intento de verdad, pero no puedo –le digo casi llorando-

-Tengo una solución –me dice pensativo-

Me ató literalmente paraqué no pudiera irme a ningún lado, al principio no fue difícil pero con forme iban pasando las horas era duro. Solo gritaba, pataleaba, le llamaba. Pero él no aparecía por allí en ningún momento, me dejó allí sola.

Nicolás

La escucho gritar desde la otra habitación pero me contengo, esto no puede ser así, tiene que aprender tiene que resistir. Se que cuesta, mucho y yo he sido lo peor durante los primeros años, por eso no quiero que ella pasé por esa fase y luego le albergue la culpa. Tengo que hacer todo lo que este en mi mano, porque verla así tan oscura me asusta.

La quiero mucho, me enamoré de ella desde que la empecé a vigilar, y luego con el paso del tiempo me gano por completo. El amor que tengo tan grande hace que esta situación pueda un poco conmigo, no me lo imaginaba así pero voy a luchar por ella, por salvarla.

Cuando no la escucho voy a la habitación, quiero saber cómo se encuentra, y me la encuentro agotada en la cama donde la he atado. Me acerco a ella, ha estado llorando, eso me rompe pero es por una buena causa. Me acerco a ella y la beso, la acaricio parece que descansa pero abre los ojos y me ve, se me queda mirando.

-Nicolás te necesito –me susurra-

-Ya estoy aquí para ayudarte-la digo sin parar de acariciarla-

-Tengo sed mucha sed -me dice-

-Lo sé, aguanta un poco Clara –la susurro-

Ella vuelve a cerrar los ojos y yo me quedo con ella a su lado lo que parecen horas y horas, para ver como evoluciona. Después voy a buscar sangre para ella, pues tiene que alimentarse pero no puedo dejar que lo haga directamente de una persona. La consigo y se la llevo, y me da las gracias cuando se la termina pero me dice que quiere más, y yo se lo niego.

Pasan dos o tres días así, yo intento controlarme estoy nervioso pues espero que todo esto funcione con ella, sino no sé cómo actuar. No me gusta la idea de que mi novia, ni nadie vaya matando personas, y menos Clara.

A la semana la veo algo mejor, aunque a veces delira un poco, o eso es lo que parece no estoy seguro del todo. Pero yo la cuido la alimento, la doy amor o todo lo que ella me deja, pues tiene ratos malos en los que la inunda la rabia. A las dos semanas cuando la veo ya mejor, voy a hablar con ella pues la voy a proponer desatarla pero estaré a su lado vigilándola.

-Clara mi amor –la digo al entrar-

-Nicolás –me dice-

-Tengo una buena noticia, hoy te voy a liberar –la digo sonriendo-

-¿Enserio? –me dice sonriendo ella también-

-Si pero estaré a tu lado en todo momento –la digo-

-Gracias –me dice-

La desato y ella me abraza, me da las gracias y me pide perdón por todo, pues esta muy arrepentida por lo que ha pasado, hablamos de todo lo que tiene que hacer para saciar la sangre, que si siente debilidad acuda a mi porque yo estoy aquí para ayudarla.

Todo quedo bien, ella contenta yo menos nervioso parecía que iba todo como lo esperado, hasta que un día me descuide un momento, pues tenía que conseguir más sangre para ella, aun no estaba preparada para ingerirla directamente de un humano. Cuando volví ya no estaba en la casa, la busque y rebusque pero nada. Y ahí ya me descontrolé pues imaginé lo peor, estaba enfadado, rabioso y decidido a encontrarla.

Relato mi mayor deseo 2

Capítulo 11 – Helena

Después del susto de anoche no he podido dormir muy bien, me he despertado esta mañana un poco echa mierda, pero tengo que ir a comer donde mi abuela y no me puedo quedar mucho más en la cama. Me doy una buena ducha, pues la necesito, y la verdad me relaja bastante. Intento pensar en la buena noche que pasé, en los buenos momentos con mis amigos, con ellos, con Izan. Y consigo sonreír, se me olvida un poco la preocupación, y pienso en que se preocupa por mí y en su sonrisa, su manera de andar, sus manos, sus tatuajes, su mirada. Estoy fantaseando recordando momentos de ayer cuando escucho mi móvil sonar, y recuerdo que Bárbara se fue con Víctor, hacen buena pareja la verdad.

Dejo que suene, y termino de ducharme, cuando salgo y miro el móvil, es una llamada de mi amiga y veo un mensaje de Izan, no me acordaba le escribí diciéndole que estaba asustada, y me viene otra vez ese recuerdo. Lo primero que hago es contestarle, le digo que cuando quiera hablamos. Mientras me termino de secar el cuerpo y echarme crema, llamo a Bárbara, entiendo que querrá hablar conmigo y no voy a negar que yo también.

-Hola guapa-me saluda contenta-

-Hola motera –rio-

-Que zorri eres-ríe- ¿Qué tal todo?

-Pues bien, aunque no creo que mejor que tú –la contesto-

-No sé yo, te veía muy bien acompañada- me dice ella-

-No me puedo quejar la verdad –la digo- ¿Todo bien?

-Si tía, muy bien –me dice- Ya hablaremos mejor en persona, pero bien –me dice contenta, se le nota-

-Te noto la felicidad hasta por teléfono – rio- Pero me alegro, en cuanto nos vemos me cuentas todo.

-Eso no lo dudes, y tú a mi también eh –me dice-

-Que si tonta –la contesto, escucho a mi madre que ya me está llamando- Oye te dejo y hablamos luego, me tengo que ir a comer donde mi abuela y mi madre ya me está metiendo prisas.

-Vale, que comas bien, aunque con esas comida de tu abuela no lo dudo –ríe- bueno luego hablamos, además mira el grupo con estos,  porque José no se acuerda ni como llego a casa – ríe y me rio con ella-

-No me extraña, llevaba una… Ahora lo miro-la digo- un beso amiga

-Otro para ti –me dice y colgamos-

Cuando he colgado, me pongo a peinarme y pienso que ponerme, estoy mirando la ropa y veo un mensaje de Izan, me dice que nos veamos esta tarde y así hablamos tranquilos, no lo pienso le digo que vale que como con mi abuela pero luego nos vemos. Le digo que elija el sitio, y ahora sí que me pongo algo pensando en la cita de esta tarde, un vestido rojo de vuelo por encima de las rodillas, me maquillo pero poco, que se vea natural.

Estoy en la cocina tomándome un café y jugando con mis gatos, y siento el móvil sonar de nuevo, me indica el lugar y la hora, le contesto que vale. Me meto en el grupo de mis amigos, aunque hay demasiados mensajes, leo por encima José está fatal, dice que tiene mucha resaca y se acuerda hasta una parte de la noche, me rio sola leyendo los mensajes, también hablamos que tenemos que quedar todos para hablar y contarnos cosas, yo contesto que si, me encanta quedar con mis amigos.

-Hola hija –me saluda mi padre- que guapa te has puesto-me da dos besos-

-Hola papá, tú que me ves con buenos ojos-le digo sonriendo y sonríe-

-Vamos ¿estas hija?-entra mi madre agobiada, siempre se agobia por todo- Pero que guapa estas –me dice cuando me ve y sonríe-

-Como tú mamá –la digo sonriendo-

-Será eso –dice ella-

-Las dos mujeres más guapas –dice mi padre contento- Venga vamos que a tú madre la da algo-

Nos vamos los tres juntos a casa de mi abuela, no está muy lejos de la nuestra pero solemos ir en coche para llegar más rápido.Llegamos y mi abuela como siempre tan alegre y contenta, la abrazo y me siento por su cuarto de estar. Ella y mi madre se van a la cocina a terminar de preparar y yo me quedo sentada, hay una película puesta mi padre está viéndola y yo la verdad que estoy más con mis pensamientos que haciendo caso a la película.

Cuando terminamos de comer, de tomar café con un surtido de dulces que saca mi abuela, y de hablar, hablar mucho. Mi abuela está muy contenta por mí y yo la verdad que también, y feliz por estar allí en ese momento con mi familia. Miro la hora y me despido de mi abuela y mis padres, ya tengo que irme, estoy un poco nerviosa no lo voy a negar. Sé dónde está el sitio que me ha dicho, me pilla a un paseo y prefiero salir con tiempo.

Estoy ya allí me quedo fuera a esperar y miro por la cristalera, me gusta ese sitio parece acogedor, no he entrado nunca la verdad. Siento a alguien a mi lado y me giro para ver, es él que ya está a mi lado, le mirocon sorpresa, no me había dado cuenta, sonreímos los dos y nos damos dos besos

– Hola –le digo-

– Hola ¿Qué tal estas? –me contesta-

– Bien, bueno un poco más tranquila –le contesto nerviosa-

– Venga entramos y me cuentas –me dice abriendo la puerta del bar, paso y entramos dentro-

Nos dirigimos a una mesa del fondo que está justo en la cristalera, nos sentamos y empezamos a mirar la carta, veo que tienen muchos tipos de cafés y refrescos, también tienen para elegir comida. Miramos que vamos a tomar, yo no sé qué elegir, hay unos batidos que tienen muy buena pinta.

-¿No te decides? –me dice mirándome-

-No, estoy entre dos, ¿tú ya sabes lo que vas a tomar? –le contesto-

-A ver déjame, ¿cuáles son? –me digo mirando la carta y le señalo un batido de chocolate con avellana y otro de vainilla con nata- Mira yo me pido el de vainilla y tú el otro –lemiro sorprendida, seguro que lo hace por mí- Hazme caso –me guiña un ojo-

-Está bien –respondo – Y de comer nada, de momento no tengo hambre.

-Vale pues ya está, voy a pedirlo dame un momento –me dice levantándose y se va a la barra-

Yo le observo, lleva unos pantalones negros no son los de anoche pero también son negros, y otra camiseta blanca, ya he pillado que sus colores son blanco y negro, sonrío y le veo venir con una bandeja, la verdad le queda muy bien la ropa que viste y el pelo, ese pelo oscuro, estoy embobada mirándole cuando pone la bandeja en la mesa.

-Ya estoy aquí –deja la bandeja, reparte los batidos y deja el bizcocho en medio- Esto para los dos, ¿te apetece? Mira que buena pinta tiene.

-Puf no hace falta decirlo –le digo relamiéndome – Todo tiene buena pinta –sonrío-

-Pues vamos a ver si esta igual de sabor –dice y empieza a beber de su batido – increíble, nunca he tomado uno igual.

-Tienes razón está de vicio –le digo probando el mío- ¿Quieres probar?

-Venga vale, pero tú pruebas también el mío –me lo ofrece y nos intercambiamos los batidos para probarlos- este también esta increíble.

-Y este, no entiendo como no he venido antes aquí – le digo y reímos-

-Es pecado –dice riendo y nos devolvemos los batidos- Ahora el bizcocho, prueba tú primero y me dices –me dice mirándome-

-Está bien –cojo un trozo y me lo meto a la boca, esta increíble de bueno-

-No digas nada, por tu cara puedo apreciar que te ha gustado –me dice sonriendo y coge un trozo con el otro tenedor-

-A ti también te gusta eh –digo y sonrío-

-Está muy bueno, pero ahora cuéntame que te pasó ayer – me dice y cambio me acuerdo entonces de ese momento y empiezo a contarle lo que me pasó-

-Cuando ya llegaba a casa, nada más pasar la esquina empecé a sentir otra vez como que alguien me seguía, intente no darle importancia, pero esta vez era diferente. Había alguien detrás, escuche pasos, una risa, vi a alguien aunque no pude apreciar quien era, pues estaba oscuro. Fui rápido hasta mi casa, estaba asustada la verdad. No pasó nada, quizá fue una broma pero no me gustó nada. –hago una pausa y le mira-  ¿Tú crees que es mi ex?

-No sé, pero puede ser. Fue mi culpa, te deje irte sola a casa, sé que era poco tramo pero mira, a lo mejor si hubiera ido contigo… no sé –se queda pensativo – Te voy a contar algo, pero no me tomes por loco. Al rato volví a dónde vives, no me quedé tranquilo y quería ver si había alguien. Cuando llegué a tu calle, vi a alguien agachado detrás de un coche, pero cuando me acerque se salió corriendo. Yo le perseguí pero iba bebido, y el corría muy rápido, no le cogí ni se quién es. Pero había alguien Helena, y ya no sé si es broma o no, pero no me gusta nada.

-¿Enserio viniste? –le pregunto sorprendida-

-Sí –sonríe-

-Gracias –le devuelvo la sonrisa- No sé qué hacer.

-No te preocupes pensaremos algo –me dice y me coge la mano, ese detalle me gusta-Sabes que lo que necesites aquí estoy.

-Gracias de verdad –le digo-

-Venga termínatelo que te voy a llevar a otro sitio –me guiña un ojo-

Cuando ya nos hemos acabado lo que quedaba, salimos de allí, no sé dónde me quiere llevar, me ha dicho que es un sitio que le gusta y que seguro me gustará a mí. Aunque la verdad, me da igual donde me lleve, me siento muy a gusto con él, más de lo que esperaba. Recuerdo el primer día que le vi, pensé que sería el típico borde chulo, y bueno al principio seguí creyéndolo por la manera que tenia de hablarnos y demás, pero me voy dando cuenta que no es así para nada, es un chico protector, que le gusta la música, estar con sus amigos y evadirse del mundo.

Llegamos a una entrada y yo sonrío, veo todas las  flores y los árboles, me parece un lugar precioso, no hay mucha gente. Vamos paseando por un camino por donde él me lleva, y me va contando que a veces suele ir allí, se tumba en el césped y sepone música, como no. Me gusta este lugar, estoy contenta la verdad, miro todo con emoción, hay unas flores muy bonitas y muchas plantas, también encontramos una ardilla pero se va enseguida asustada.

-Me encanta este sitio –le digo sonriendo-

-Normal, no es mucha cosa pero como que te relaja ver un poco de naturaleza –me dice-

-Si la verdad que sí, ¿vamos allí?-le señalo un banco que veo debajo de un enorme árbol que tiene flores-

-Venga vamos antes de que nos lo quiten – y según lo dice echa a correr y yo tras él riéndonos-

-Es precioso –ledigo mirando nuestro al rededor- ¿cómo lo descubriste?

-Suelo salir a correr o sacar a mi perro, un día empezamos a correr y me llamo la atención, entre y desde entonces vengo mucho aquí a Charly también me gusta –se rio-

-No me extraña –rio- A ver si me lo presentas algún día.

-¿A mi perro? No porque si no me dejaras de lado y le preferirás a él como compañía, suele pasar –se ríe y yo también-

Me habla de su perro Charly y yo le escucho, me gusta saber un poco más de él, quedamos en que me lo presentará, le confieso que me gustan mucho los animales, y que tengo dos gatos. Le hablo de mi abuela, de todo lo que la quiero, lo que me gusta ir a verla, los ratos que paso con ella y todo lo que hace por mí. Mientras que estoy hablando el solo me mira y sonríe, sin querer le rozo y le toco, pero no parece importarle.

 Paro de hablar pues no quiero aburrirle ni nada, estoy pensando en lo cómoda que me siento y nos quedamos mirándonos, él se acerca más a mí y me recoge un mechón de pelo detrás de la oreja, esta tan cerca de mi cara que puedo sentir su respiración. Nos acercamos los dos por inercia y nuestros labios se rozan, y me besa un beso breve pero bonito. Entonces él se va a separar, pero yo le cojo la cara y le beso, este beso dura más, sabe a él.

-Me encantan tus ojos –le digo sin pensar-

-A mi tú sonrisa –me dice y sonreímos-

-Ahí está esa sonrisa –me dicemientras me mira y rio-

-La tuya tampoco está nada mal –ledigo y le saco la lengua-

-Mejor guarda esa lengua –me dice riéndose-

-Si no ¿qué? –le digo picándole-

-Mejor no lo quieras saber –me dice siguiéndome el juego y de repente escuchamos un ruido detrás del árbol, Izan se levanta-

Nos miramos, pues lo hemos escuchado los dos, era como si alguien se hubiera caído, no sé. Veo que va a ver qué pasa, y me levanto, en ese momento una persona sale corriendo y veo a Izan ir tras él. Miro detrás del árbol hay algo en el suelo, lo cojo y es un móvil. Veo que esta desbloqueado, me meto porque le curiosidad me puede y me meto en galería, para intentar saber quién es. Y lo que veo no es lo que me esperaba, voy pasando fotos y cada vez me sorprende más y a la vez me asusta. Llega Izan sofocado, por lo que intuyo no ha conseguido alcanzarle, me mira y le enseño el móvil.

-No es posible –le digo-

-¿Qué pasa? –dice el cogiendo el móvil, y su cara cambia en segundos-

-¿Por qué tiene fotos nuestras? –consigo preguntar-

-Nos ha estado siguiendo, seguro que es la persona que vi anoche –me dice preocupado y cabreado a partes iguales- espera también hay fotos de mis amigos, tus amigos…

-No puede ser, déjame verlo –le digo cogiendo el móvil- sale también Oscar, no es él entonces.

-Pero voy a descubrirlo, estate segura –me dice y se pone a mirar el móvil por si encuentra algo más- Vamos.

Comienza a andar y le sigo, esta cabreado lo sé, salimos del parque mirando un poco a todas partes, pero no vemos nada sospechoso. Se queda con él móvil, dice que su amigo Víctor que estudia informática puede que averigüé algo más. Le llama y queda con él en casa en una hora, me dice que esta con Bárbara y que nos juntamos allí todos. Esta distante pero sé que es por la rabia y preocupación que tiene, o eso espero habíamos pasado una tarde increíble, pero se ha convertido esto.

Llegamos los dos en silencio, y subimos las escaleras yo le sigo pues no sé ni en que piso vive ni nada, nunca he estado aquí lógicamente. Abre la puerta de casa y lo primero que veo es un perro que viene corriendo hacia nosotros, Izan le saluda con rapidez y viene a mí, le acaricio y el perro encantando me huele me da lametones y me saca una sonrisa. Veo a Izan de pie mirándonos y me parece ver que también sonríe, al momento sale alguien de una habitación, es su amigo Iván.

-Hombre hola –nos saluda- no os esperaba.

-Un imprevisto, ahora vienen Víctor y Bárbara –le dice- tenemos que mirar una cosa, ahora cuando venga te cuento.

-Vale, pero ¿ha pasado algo? –nos mira-

-Sí, bueno tranquilo ahora te cuento –le dice Izan- voy un momento al baño.

-Bueno ya veo que a Charly le has gustado –me dice-

-Si eso parece –le digo- me gustan los animales la verdad.

-Pues ala ya tienes perro para rato –me dice riendo- ¿Quieres algo?

-Agua por favor –le digo, tengo la boca un poco seca y se me ha hecho un nudo en el estómago con todo esto, quien querrá saber de nuestra vida o que querrán de nosotros-

-Toma –me tiende el vaso y lo cojo- siéntate y ponte cómoda.

-Gracias –le digo y me voy al sofá-

La casa no es muy grande pero tampoco pequeña, tiene el salón con dos sofás de tres plazas cada uno, la cocina americana y por lo que puedo intuir un baño y dos habitaciones, también veo una terraza. Estoy mirando la casa cuando veo a Izan salir del baño, se ha mojado el pelo y está nervioso, lo noto. Me mira y viene al sofá, se sienta a mi lado sin decir nada y pone su mano en mi pierna.

-Lo siento –me dice- estoy preocupado por esto, y cabreado por no pillar a ese idiota.

-No pasa nada, lo pillaremos –le digo para calmarle y le acaricio la mano, el me mira y me da un beso en la frente-

Suena el timbre y sale Iván a abrir la puerta, son Víctor y mi amiga, vienen muy juntos y con cara de preocupación podríamos decir. Cuando mi amiga me ve viene hacia mí y yo la sonrío para que no se preocupe, nos abrazamos. Ellos se ponen a hablar, y yo le digo a Bárbara que no se preocupe que ahora se lo contamos, que estoy bien. Nos sentamos en los sofás todos y Izan empieza a contarles un poco lo que ha pasado, resumido eso sí.

-No entiendo, pero ¿esto ya os ha pasado? –nos mira Víctor a mi amiga y a mi-

-Sí, pero no le dimos importancia –contesta mi amiga por mi-

-Hasta que anoche si me asuste –les digo y les cuento lo que pasó, la cara de mi amiga es un poema-

-Me lo contó a mí, yo ya empecé a preocuparme –continua Izan- pero no pensé que iba a llegar a esto –les enseña el móvil con las fotos, donde salmos Izan, sus amigos, mis amigos y yo-

-Pero a mí también me han vigilado –dice Iván sin creerlo- y a los chicos.

-Eso parece –digo yo-

-¿Y qué quieres que haga con esto? –le dice Víctor descolocado-

-Intentar averiguar quién es, o de quien es el móvil, no sé si podrás hacer algo –le dice Izan desesperado-

-Oye, no quiero asustarte pero también sale tú hermano –dice Iván-

-Dámelo –le ordena Izan y su amigo le da el móvil-

Todos le miramos, la cara de cabreo de Izan va en aumento, se levanta del sofá y coge su móvil, está llamando a alguien, supongo que será a su hermano pero no se lo coge. Este sale por la puerta sin decir nada y dejando el móvil allí, Víctor sale detrás de él embalado y los demás nos quedamos sin saber qué hacer.

-Chicas quedaos aquí –nos dice Iván- yo tengo que irme a trabajar, pero ahora vendrán estos no os preocupéis.

-Vale –dice mi amiga y yo asiento, este se va y nos quedamos ahí las dos sin saber que hacer-

-Madre mía, estoy alucinando –dice mi amiga-

-Lo sé, yo también- en ese momento viene el perro de Izan y empieza a lamernos-

-Que simpático –dice Bárbara- ¿de quién es?

-De Izan –la digo y nos quedamos haciendo cosas al perro y le cuento más detalles a mi amiga-

Al rato vienen los dos, Izan un poco más tranquilo pero con cara de cabreo y su amigo intentando calmarle, nos levantamos y hablamos con Víctor. Mientras que Izan se ha metido en su cuarto, su amigo nos explica que iba a casa de sus padres a ver si su hermano está bien, pero le ha conseguido convencer de que no pasa nada, que todos estamos bien.

Llamo a la puerta del cuarto de Izan y paso, está sentado con la cabeza agachada entre las manos, me siento a su lado y me mira. Puedo ver una mezcla entre cabreo, rabia y miedo. Le abrazo sin pensármelo y el me abraza también, se que lo necesita y nos quedamos así un rato.

-¿Necesitas algo?-le digo-

-Si encontrar a ese gilipollas -me contesta-

-Lo encontraremos, pero cálmate por favor –le miro preocupada-

-Lo intento de verdad –me dice y alguien entra interrumpiéndonos-

-Siento interrumpir, pero nosotros nos vamos –dice su amigo-

-¿Te vienes Helena? –me pregunta mi amiga-

-¿Estarás bien? –miro a Izan, quiero darle espacio y tiempo-

-Si no te preocupes, vete y descansa –me dice-

Nos levantamos y voy a salir del cuarto cuando me coge del brazo, me mira a los ojos y me abraza de nuevo, mientras me susurra al oído que por favor tenga cuidado y que intente no ir sola a ningún lado. Yo le digo que lo tendré y que no se preocupe. Nos miramos y nos damos un breve beso de despedida, entonces me dirijo al salón y me voy con mi amiga y Víctor.

Estoy en mi habitación,  pensando cómo gestionar lo que nos está pasando, ninguno sabemos quién puede ser y tampoco entendemos el motivo. Escucho que mi madre me llama para que baje, y voy hacía allí. Y mi sorpresa es que tengo delante de mí a Oscar, mis padres nos dejan solos y se van al salón, yo me quedo ahí delante de él con la rabia contenida.

-Hola Helena-me dice-

-¿Qué cojones haces aquí? –le digo- ¿Tienes algo que ver?

-¿De qué me hablas? –me mira extrañado-

-Seguro que si ¿verdad? –le digo con rabia-

-Pero que me estas contando –me dice mirándome, y yo me acerco a él y le golpeo el pecho-

-Lo sabes bien, y es solo para joderme –le digo enfadada- me das asco.

-No entiendo qué coño te pasa Helena, pero yo no te he seguido –me dice alzando la voz-

-¿Y qué haces aquí? Vete con tú puta –le digo con rabia- y no vuelvas.

-He venido a despedirme, me voy mañana –me dice-

-Pues adiós –le contesto- no hacía falta que vinieras.

-Quería disculparme por lo que ha pasado –me dice- yo te quiero Helena, ya no estoy con ella.

-No te creo nada –le digo y le empujo- vete.

-Sabes que no voy a parar hasta que volvamos –se acerca- te demostraré que te quiero.

-No quiero que me demuestres nada, la cagaste y no hay vuelta atrás –le digo y le señalo la puerta- adiós Oscar.

-Está bien me voy, pero recuerda que volveremos –me dice y se va-

Subo a mi habitación y empiezo a lanzar cojines por mi habitación de la rabia, he pagado todo con él pero se lo merece. Me quedo tumbada en la cama y consigo relajarme un poco. Escribo en el grupo de mis amigos y les digo que mañana tenemos que vernos, es una urgencia. Todos contestan que vale, y mañana nos veremos en casa de Elsa. Cuando voy a dejar el móvil, veo un mensaje de Izan, simplemente me pone: tenemos que hablar. Pero solo con esas palabras ya me da mala espina.

Mi mayor deseo

Me llamo Clara y vengo a contaros mi historia. Soy una persona normal, o al menos aparentemente, siempre me han fascinado las historias de vampiros. Cuando cumplí mis 18 años solo pedí ser vampiro, he leído mucho sobre, todo el mundo se ríe de mí pues dicen que no existe.

Un día de verano estaba volviendo a casa después de trabajar en una terraza de un bar, escuché un sonido pero yo seguí caminando sin darle importancia. Cuando llevaba la mitad del camino, escuché otro ruido me giré y no vi nada. Me empecé a extrañar cuando volví a escucharlo, por lo que me di la vuelta y dije ” deja ya esta broma no me asustas, a mi no” pero nadie apareció.

Estaba en mi cuarto apunto de meterme a la cama, pero algo me llamó la atención y me asome a la ventana, me pareció ver a alguien abajo, pero se escondió. Yo decidida baje a ver quién era, podría ser quien me estaba siguiendo, pensé.

Abrí la puerta para salir de casa, y de repente alguien me cogió y me tapo la boca, solo pude escuchar un “estate tranquila estarás bien”. Desperté en un sitio diferente al de mi casa, no sabía muy bien que había pasado, pero poco a poco fui recordando y me alarme un poco. Al instante entro alguien, intenté fijarme bien pero la oscuridad me lo impedía, no estaba atada ni nada, no entendía porque me habían llevado allí ni para que.

Se presentó me dijo que era Nicolás y que estaba allí para ayudarme. Yo no entendía nada, para que quería que me ayudara, se lo pregunté. El me respondió lo siguiente:

-Llevo observándote días, o quizá meses. Se que te encantan los vampiros y crees en ello, aunque los demás te lo niegan. Se que deseo pediste, y aquí estoy yo.

-¿Y que tienes que ver tú en esto?

-Voy a sacarte de dudas, y puedo ayudarte a ser vampiro, tanto como quieres.

Y lo entendí en cuanto vi sus colmillos, creí que estaba soñando. Pero se acercó y me dijo, cuesta controlarse pero yo ya soy experto en esto. Me cogió el brazo y empezó a beber sangre, me sentí rara dolía si pero aguante.

Paro, le costó pero paro, se apartó y luego me dijo que si quería saber más cosas de su mundo tendría que quedarme con él. Que luego yo decidiera que hacer cuando estuviera preparada. Y acepte, quería saberlo todo, les dije a mis padres que me había ido con una amiga de vacaciones que ya les contaría bien. Y ellos me creyeron, siempre había sido así de esporádica.

Estuve un mes con Nicolás, me enseñó tantas cosas que hasta me asusté un poco al principio, pero no quería separarme de él, ya no solo era el tema vampiro era Nicolás. Un día mientras estábamos mirando por la ventana, de noche, el me pregunto “entonces has decidido” y yo no supe que hacer, por un lado quería lo había deseado siempre y además él me importaba. Me había contado que estaba solo, no tenía a nadie, se pasaba la vida dando tumbos sin más, y que mi compañía le había cambiado la vida.

Estaba indecisa pero un día me lo volvió a preguntar y está vez si supe la respuesta. Habían pasado dos meses y mi familia apenas se había preocupado, él estaba a mi lado.

-Acepto, quiero ser vampiro y estar a tu lado para siempre.

-¿De verdad? -sonrió, estaba contento-

-Si -le conteste con una sonrisa-

Me prometió que siempre estaría a mi lado que no me dejaría jamás, que tendría paciencia y me ayudaría con el proceso, yo le creí pues en estos meses así había sido. Esa noche apenas dormí pensando que al día siguiente todo cambiaría, les dije a mis padres que me quedaba a vivir lejos, que había encontrado trabajo y al día siguiente me despedí de ellos.

Después de cinco meses aquí me encuentro con Nicolás, somos felices a nuestra manera. Ha tenido que tener mucha paciencia, pero juntos hemos podido y no me arrepiento. El ha sido mi escape y yo su salvavidas. Estábamos predestinados a estar juntos, ya lo entiendo todo. Una vida eterna con él, espero que no se haga dura porque por el momento la estoy disfrutando al máximo. Lo peor de todo es tener que buscar sangre, así que tener cuidado porque puede que un día aparezcamos ante ti.