Capítulo 15 – Helena

Esa noche lógicamente no dormí, me la pase pendiente del móvil  e imaginándome cosas, mis amigos estaban igual y no sabíamos que más hacer. Estaba claro que íbamos a volver a su casa, nos teníamos que enterar si Sofía estaba bien y que había pasado. Se me escapaban las lágrimas imaginando cosas terribles, intentaba pensar que todo iba a estar bien que solo había sido un susto y mi amiga estaba cuidando de su madre, pero algo en mi interior me decía que no pasaba nada bueno.

Me levante peor de lo que me acosté, sin apenas dormir y muy angustiada. Tenía un nudo en el  pecho demasiado grande, ahora mi prioridad era mi amiga pero no se me olvidaba el tema del chiflado que nos perseguía, por no hablar que no sabía nada de Izan.

Me di una ducha para intentar despejarme un poco, me vestí con cualquier cosa y baje a tomarme un café. Pero aun así, me notaba cansada, hasta mis padres me preguntaron y lo achaque a los nervios por la entrevista que tenía mañana.

Bárbara se presento en mi casa, pues tampoco había podido a penas dormir y José vino al rato, con una cara parecida a la nuestra,  aprovechando que mis padres se habían ido a trabajar y estábamos solo, para intentar averiguar algo. A amiga Elsa le tocaba trabajar,  pero la dijimos que la mantendríamos informada. Estuvimos hablando de cómo proceder para ver a Sofía como fuera, incluso pensamos en colarnos en su casa, pero eso ya era demasiado ¿o no?

-Pues yo lo veo, si no nos deja verla entro como sea –dice Bárbara-

-Estoy contigo, porque ese señor no me da miedo –contesta José sin parar de moverse por mi habitación-

-Vale, ¿y cómo lo haríamos? –les miro nerviosa-

-¿Por una vez estamos de acuerdo? No me lo creo –dice José con risa nerviosa- pues mira fácil le empujamos y paso.

-¿Te crees que va a ser tan fácil? –le digo-

-No sé, hago lo que sea para pasar, lo que se me ocurra en el momento –me contesta él-

-Mirar chicos, podemos intentar ir cuando este la señora que limpia, si nos abre ella será más fácil –dice Bárbara-

-Tienes razón, que lista mi chica – dice José dándola un beso-

-Y le preguntamos por Sofía y si no dice nada uno entra a escondidas hacia su cuarto, podría ser – les digo y chocamos la mano-

-Esas son mis chicas –dice José-

-Está la señora por la mañana ¿no? –pregunto-

-Según tengo entendido si, así que venga vamos antes de que se haga tarde, con suerte su padre está trabajando –dice Bárbara y salimos de la habitación con la intención de conseguir nuestro propósito, dar con nuestra amiga-

Estamos llegando a la casa de Sofía con los nervios a flor de piel, para que mentir, estábamos muy nerviosos pero teníamos que hacerlo. Nos quedamos ahí parados a ver si estaba todo tranquilo, con suerte no se escuchaba nada, pero por la ventana vimos a Diana que era la señora de la limpieza. Llamamos al timbre convencidos de que todo saldría bien, enseguida la señora nos abrió y se quedo un poco sorprendida al vernos.

-Hola chicos –nos saludo-

-Hola –la saludamos lo más normal posible-

-¿Qué os trae por aquí? –nos pregunta-

-Pues hemos quedado con Sofía –la contesto con convicción-

-Ah vale, es que no se si se encuentra –abre más la puerta y se aparta- pasar y esperar aquí.

Pasamos los tres a la casa y nos quedamos  observando, no vimos así nada raro la verdad, aunque todo estaba muy silencioso, tanto que me daba hasta miedo pues no parecía que hubiera nadie. José estaba tan nervioso que estuvo a punto de subir detrás de la señora, pero mi amiga y yo se lo impedimos. Escuchamos unos pasos bajar las escaleras, y miramos todos hacía allí pero solo era Diana, que al terminar de bajar el último escalón nos mira extrañada y nos dice que no está.

-No puede ser, hemos quedado con ella –dice José-

-Pues no sé quizá se le ha olvidado, o ha salido a hacer algo y se ha retrasado –nos dice extrañada- seguro que ahora vendrá.

-Pero nos hubiera avisado –dice José cada vez más nervioso-

-No te puedo decir nada más, yo he llegado y no la he visto pensaba que estaba en su cuarto como siempre –nos dice ella-

-Vale no se preocupe, ¿podemos esperarla aquí? –digo intentando calmar el ambiente-

-Si por supuesto –dice ella-

-Gracias Diana –contesta Bárbara-

Nos miramos extrañados, no entendemos nada de esta situación, hasta en mi cabeza empiezo a relacionar el tío que nos sigue con lo que está pasando, no sé porque pero no me da buena espina. Se lo comento a mis amigos y decidimos que hablaremos con los chicos, por si acaso, pero que antes intentaremos encontrarla. La volvemos a llamar, la escribimos y nada, no hay señales y nosotros cada vez más angustiados. Pasa el tiempo y nadie llega, al final optamos por decirle a Diana que si llega nos avise, le damos nuestro teléfono y nos vamos, pues aquí estamos perdiendo el tiempo.

Estuvimos juntos todo el día, fuimos a comer al bar donde trabaja Elsa y le contamos lo que pudimos, mientras que decidíamos que comer aunque no teníamos mucho hambre, mi amiga Bárbara se ponía en contacto con Víctor, pues yo no era capaz de hablar con Izan, no me contestaba los mensajes ni me cogió la llamada. Pensé para mí que estaría ocupado trabajando, y no quise molestar más, o que se había tomado muy enserio lo de o vernos, pero me parecía excesivo.

Quedamos en que luego vendría Víctor y le pondríamos al día, en mi interior deseando que viniera con su amigo, aunque seguro que no, pero quien sabe. Terminamos de comer unos sándwich, y nos pedimos unos cafés haciendo tiempo, mientras dejamos que Bárbara nos pusiera al día con su enamoramiento, e intentamos dejar apartado un poco el disgusto, aunque era imposible. Al poco rato de que nos sirvieran los cafés vemos que viene Víctor hacía nosotros y le acompaña alguien, pero no es Izan, sino Iván.

-Hola –nos saluda Iván-

-¿Qué pasa chicos? –nos dice Víctor y le da un beso a mi amiga-

-Hola –les saludo-

-Hola chicos –dice José- estamos un poco intranquilos, bueno bastante.

-Cómo te he comentado, Sofía no aparece y no sabemos dónde puede estar ni lo que pasa –dice Bárbara-

-¿Le has contado lo que vimos en su casa ayer?- la pregunto-

-Si un poco por encima –contesta mi amiga-

-Algo pasa, es muy raro y no sabemos si tiene que ver con su padre o el tipo que nos sigue –dice José nervioso-

-Tranquilos –dice Iván- ¿Pero el padre os ha dicho algo?

-No, nada y nos fiamos poco de él –dice Bárbara-

-Vamos a ver, ¿pero qué tiene que ver su padre? -dice Víctor confuso- ¿me he perdido algo? –nos mira-

-Pues a ver, su padre maltrataba a la madre de Sofía y bueno a ella le ha llegado algún golpe –dice mi amiga-

-No jodas –dice Iván-

-Por un lado está el padre, y por otro el…. –dice Víctor pensativo- bueno Cristian, ¿por qué ya lo sabéis no?

-Si estamos al tanto – dice José-

-No creo que sea Cristian –contesta Iván-

-¿Por qué? –le pregunto-

-Porque ese tema se está resolviendo –dice Iván- pero se lo comento a Izan y nos ayuda a salir de dudas.

-¿Estas seguro? –le digo-

-Bueno tranquilos, daremos con la solución –dice Víctor intentando calmarnos-

Nos tiramos toda la tarde allí hablando, pero sin llegar a nada concreto, solo hay dos opciones su padre que seguro sabe dónde está y Cristian, pronto averiguaríamos si está metido en esto. Total que los chicos se fueron para intentar ayudarnos por otro lado, y nosotros nos quedamos como estábamos e insistiendo en localizar a nuestra amiga.

Esa noche cuando llegué a casa y disimule lo mejor que pude con mis padres, pues no sabía cómo contarle lo de Sofía, me tome una tila y me subí a mi habitación. No tenia contestación de mi amiga, ni tampoco de Izan por lo que me derrumbé. Cogí un libro para leer, pero no podía concentrarme tenía la cabeza en otro sitio, pensar que mañana tenía la entrevista tampoco me alegraba ya mucho.

A la mañana siguiente me arreglo, me pongo un vestido con un poco de vuelo color blanco y unas sandalias con un poco de tacón, me dejo el pelo suelto y me intento preparar lo mejor posible y concentrarme en lo que tengo que hacer esa mañana. Mi padre me acerca a las oficinas, es una empresa de marketing especializado en publicidad. Estoy nerviosa, pero mi padre me dice que me tranquilice que todo saldría bien y que él me esperará en el coche. Después de que mi padre me desee suerte,  me decido a bajar del coche y me dirijo hacía la puerta.

Dentro del edificio me pareció todo más grande, en recepción les dije que tenía entrevista con el  Sr Antonio, me atendieron amablemente y me acompañaron hasta su despacho. Cuando entré él me saludo con una sonrisa que me pareció muy amigable y me invitó a sentarme.

-Hola Helena, ¿Qué tal estas? –me dice él-

-Hola, bien un poco nerviosa –le confieso-

-Tranquila relájate, simplemente va a ser una charla –me dice sonriente-

-Bueno lo intentare –le digo y sonrío como puedo-

-Tú padre me ha hablado muy bien de ti, no te voy a engañar –me dice- y confío en él plenamente, pero quería conocerte antes que nada.

-Me parece bien –le digo-

-Pues empecemos –me dice y empieza a preguntarme temas sobre mis estudios y mis gustos sobre el puesto que yo contesto cómodamente-

Cuando hemos terminado la supuesta entrevista, me dice que pronto me dirá una fecha para empezar e información con horarios y el trabajo que tengo que hacer, me explica también un poco lo que hacen en la empresa y me intereso sobre ello. Al salir estoy ilusionada, pues ya estoy más relajada por el tema de mis prácticas y mi jefe es bastante agradable. Mi padre me felicita y nos vamos a casa, pues tiene cosas que hacer y no quiere llegar tarde, pero me promete que queda pendiente una comida para celebrarlo.

Cuando llego veo una nota de mi madre donde me dice que me ha dejado comida hecha, se lo agradezco la verdad, aunque aún tengo un nudo en el estómago, tengo que comer algo que no sea sándwich.  Me pongo a comer mientras reviso el móvil, no hay señales aun de Sofía y en el grupo de mis amigos estamos todo igual. Tampoco me responde Izan y eso me cabrea un poco, entiendo que le de miedo lo que está pasando, pero no contestarme ni a un mensaje me parece demasiado, seguro que se ha olvidado de mi y eso me joroba, ya que yo no puedo sacarlo de mi cabeza.

Estoy en el sofá a punto de quedarme dormida, cuando escucho que llaman al timbre y me pongo en alerta, me levanto rápido del sofá y voy a abrir, no espero a nadie pero tengo la mínima esperanza de que sea Sofía. Cuando abro la puerta veo que no es quien pensaba, pero es Bárbara, la digo que pase y vamos al salón.

-Joder pensé que podría ser ella –la digo un poco decepcionada-

-Lo siento, no te he avisado porque me acabo de enterar que Víctor está en casa de Izan, están hablando de lo que le contamos –me dice-

-¿Y qué pasa te ha contado algo? –la digo impaciente-

-No, por eso he pensado que podríamos ir allí –me contesta-

-¿Seguro? A lo mejor no quieren que estemos allí –la digo nerviosa-

-No creo que les importe, no están haciendo nada del otro mundo, hablan de cosas que nos incumben –me dice tranquila-

-Como veas, si quieres ir te acompaño –la digo pensando que así podré saber algo de Izan, incluso verlo-

-Gracias amiga –me dice abrazándome-

-Me debes una, apuntala –la digo riéndome-

-Vale, apuntada –ríe- oye así ves a Izan, también es bueno para ti piénsalo –y me guiña un ojo-

-Quizá… -la digo-

Me pongo un poco decente, pues estaba con un pantalón corto de chándal y unos pelos horribles. Me pongo unos short vaqueros y una camiseta de tirantes, hacia bastante calor. Mientras me peino y me pongo unas zapatillas, mi amiga me pide detalles de mi entrevista de esta mañana, yo la cuento entusiasmada como me fue, con todos los detalles, incluido que mi jefe es súper agradable, por un momento me olvidé un poco de todo lo demás, parecía un día normal de verano.

Ella me escucha ilusionada y me hace comentarios que nos hacen reír a las dos, hasta que saco el tema de Izan y le digo que no sé qué hacer, que parece demasiado distante, más de lo que yo había pensado. Mi amiga me dice que seguro que está preocupado por todo este lio, pero que por lo que había comentado con Víctor parecía que yo le interesaba.

-No sé Bárbara, no me quiero ilusionar mucho –la digo-

-Bueno, ahora veremos cómo está la cosa ¿no? –me dice y salimos a la calle-

-Sí, intentaré hablar con él –la contesto mientras empezamos a tomar dirección a casa de los chicos-

El camino se hace corto, a pesar que no está muy cerca de nuestras casa, pero nosotras siempre tenemos tema de conversación, me comenta que pronto se irá de vacaciones y que pena que yo no pueda ir, también me dice que tendríamos que hacer un viaje todos cuando esto se arregle y ya empezamos a planear algo que no sabemos si ocurrirá.

El portal está abierto cuando llegamos, subimos las escaleras hasta que llegamos a la planta y llamamos al timbre, yo no voy a negar que esté  un poco nerviosa, o bastante no sé. Nos abre Iván y puedo observar que se sorprende al vernos, le saludamos y cuando veo que viene alguien, es Izan, y su cara cambia por completo, puedo adivinar que no se lo esperaba para nada.

Bárbara ya está con los demás, pero no me doy cuenta hasta que Izan me coge del brazo y me lleva a un lado de la casa. No he podido reaccionar, hacia días que no le veía ni sabía nada de él y ahora lo tengo enfrente, me encantaría abrazarle pero no lo hago porque su expresión cambia y parece cabreado.

-¿Qué haces aquí? –es lo primero que me dice-

-He venido para acompañar a mi amiga –le digo sorprendida por cómo ha reaccionado-

-Te dije que no podemos vernos, y va muy enserio –me dice un poco brusco-

-No pasa nada, no he venido a verte he venido con mi amiga porque está aquí su novio, que por casualidad también es tu amigo –le digo un ya un poco cabreada-

-Me da igual, es peligroso ya te lo dije –me dice seco y se va donde están los demás-

Avanzó hasta el sofá y saludo a los chicos, demás me siento y veo que Izan esta con Víctor en la cocina. Yo me integro en la conversación que tienen los chicos, para no pensar en la conversación que acabo de tener con Izan, no me ha gustado nada las formas y sigo pensando que está exagerando.

Al rato veo que Izan está de pie pendiente de la conversación, a veces siento que me mira pero no le hago caso, me siento cansada con todo esto, no puedo más y decido que voy a centrarme en mi amiga que aun no sabemos dónde está.

Llega la cena que estaban esperando y cenamos todos allí, uno de ellos Diego, se va porque tiene prisa. De vez en cuando miro a Izan, pero cuando le miro aparta la vista de mi, intento no prestarle mucha atención pero no puedo evitarlo, su presencia hace que no pueda dejar de pensar que le tengo al lado y no puedo hacer nada, ni una caricia ni un abrazo…

Cuando pasa un buen rato Iván se va a dormir, se disculpa diciendo que mañana madruga y que está cansado, nos quedamos los cuatro y mientras hablamos no sé cómo Izan se ofrece a acompañarme a casa, todo porque mi amiga y su novio puedan hacer sus planes, yo me niego al principio pero al final tengo que ceder.

Estamos llegando a mi casa sin hablar mucho solo sale el tema de Sofía, me jode porque hemos estado muy bien estos días atrás, pero es lo que toca ahora y lo tengo que asumir, aunque me duela. Aunque no puedo parar de recordar los momentos que hemos pasado juntos, su sonrisa grabada en mi cabeza, y si definitivamente me gusta mucho.

Estamos en mi puerta y le ofrezco que entre, le digo que así nadie nos ve juntos en la calle aunque puede que ya lo hayan hecho, me da igual tengo que hablar con él, es ahora el momento.

-Helena sabes que posiblemente nos hayan visto-me dice-

-Pero puede que no –le contesto aunque sé que tiene razón-

-Bueno ahora descansa, debes de estar agotada –me dice mirándome-

-Si la verdad no duermo bien, y hoy será igual –le digo agachando la cabeza-

-Eh, mírame, todo esto pasará. Seguro que tu amiga está bien –me dice mientras se me escapan las lágrimas-

-No puedo parar de pensar cosas malas –le digo secándome las lágrimas-

-Intenta pensar cosas alegres y bonitas, seguro que tienes –me dice y sin pensarlo le abrazo-

-Gracias por acompañarme –le digo mientras me separo-

-No las des, ahora intenta dormir yo me voy –me contesta él-

-Si sabes algo por favor dímelo –le digo preocupada-

-Si no te lo digo yo, te lo dirá otra persona, pero sí tranquila –me dice –

-¿Por qué me evitas? –le pregunto poniéndome seria-

-Porque es mejor así, ya te lo dije-me contesta-

-¿Es por todo esto o por algo más? –le pregunto-

-Por esto ya lo sabes –me dice-

-Pues parece como si no sintieras lo mismo ya, no sé estas raro –le digo-

-No es eso, pero es mejor así, yo no soy de tener novia –me contesta-

-Ya, claro –le digo un poco enfadada por su contestación-

-Hazme caso, es mejor así. No te pido que me olvides, o qué olvides lo vivido porque yo no lo haré, pero haz tu vida porque no te voy a pedir que me esperes, no te lo mereces –me contesta-

-Vale no te voy a insistir, como quieras pero no me parece justo –le digo yo con un nudo en el pecho y decepción-

-La vida no es justa Helena, cuídate y cualquier cosa nos avisas –me dice mientras se da la vuelta y se va-

-Adiós –le digo antes de cerrar la puerta-

En cuanto cierro la puerta me derrumbo, me siento enfadada, triste, angustiada, muchos sentimientos juntos. Subo a mi cuarto, mis padres ya están durmiendo y doy gracias, aunque al final tendré que decirles algo, me ven nerviosa y preocupada ya me han preguntado por si me pasaba algo, yo siempre les digo que son los nervios por las prácticas, pero estoy cansada de mentir y de fingir.

En cuanto me pongo cómoda, me meto en la cama y mis gatos se quedan conmigo, intento ponerme a leer pero no consigo leer mucho ya que tengo la cabeza en otras cosas. Me pongo una película para intentar dejar de pensar, llego a la mitad y me quedo dormida por todo el cansancio acumulado.

Me despierta el móvil y lo intento apagar pensando que es una alarma, pero cuando lo cojo y miro bien veo que se trata de Bárbara y tengo muchos mensajes, son las  5 de la mañana lo cojo un poco nerviosa y adormilada.

-¿Qué pasa?-la digo-

-Helena hemos dado con Sofía –me contesta-

-¿Esta bien? –la pregunto preocupada-

-Si tranquila, bueno más o menos –me dice ella-

-Dime donde esta, ¿la ha pasado algo?-la digo nerviosa-

-Está conmigo, nos vemos a las 9 y te cuento, es muy largo… -hace una pausa- mejor en persona. Solo te puedo decir que ya está aquí y es lo que importa.

-Vale, ¿nos vemos en tú casa? –la digo-

-Si a las 9 en mi casa, aun no he avisado a José y Elsa, es mejor por ahora –me contesta-

-Está bien, hasta mañana y gracias por avisar, os quiero –la digo apenada y contenta a la vez-

-Un beso y descansa un poco, te he avisado para que estuvieras más tranquila, mañana nos vemos –me dice y cuelga-

Me quedo con un sentimiento raro agridulce, sé que algo le ha pasado a Sofía conozco a mi amiga de sobra, me angustia un poco porque me encantaría poder verla y abrazarla, saber que le ha pasado y poder ver que está bien. Intento dormir pero estoy nerviosa porque dentro de unas horas podré ver a mi amiga por fin, al rato me quedo dormida y tengo un sueño, al principio es bueno estamos felices celebrando que hemos encontrado a nuestra amiga pero el final es una pesadilla.

Llego acelerada a casa de Bárbara, impaciente llamo al timbre y escucho unos pasos que se acercan, llevo todo el camino pensando en que habrá estado viviendo estos días, si le han hecho daño o algo malo torturándome a mí misma, pero aunque intentaba pensar positivo que estaba con nosotras al fin, me venía un mal presentimiento y pensamientos malos a la cabeza.

Una Bárbara cansada y ojerosa me abre la puerta, nada más entrar nos abrazamos y me dice que Sofía esta en el sofá que ha conseguido que se durmiera, pero que ha escuchado que tenia pesadillas. Me acerco hacía el sofá para verla, aunque mi amiga Bárbara me dice que no me asuste cuando la veo la cara me da un escalofrió por el cuerpo, no sé que le ha pasado pero no ha tenido que ser bonito.

Capítulo 13 – Helena

Al día siguiente me despierto confusa, toda esta situación me tiene un poco loca. Me doy una ducha y después decido vestirme y bajar a desayunar. Me estoy tomando el café y entran mis padres, por las caras que tienen seguramente me van a decir algo importante.

-Hola hija –me saluda mi padre y se sienta conmigo en la mesa-

-Hola papá –le digo- ¿Pasa algo?

-Nada, ¿qué va a pasar? –dice él contento- bueno, te quería decir algo pero no es nada malo.

-Claro hija, seguro que te alegrará –me dice mi padre y se acerca a darme un beso-

-¿Qué es? –les pregunto curiosa-

-Pues mira, tengo un conocido que tiene un negocio, he contactado con él porque me he enterado que buscaba a alguien para su oficina y he pensado que porque no tú –me mira- solo si te parece bien, así puedes hacer las practicas y seguro que te paga.

-¿Enserio? –le digo entusiasmada- me parece genial, bueno me gustaría saber más detalles de su empresa y eso.

-Claro que sí, yo te contaré un poco pero si quieres le digo que te coja una cita y él te explique bien de qué va, sin compromiso –me contesta sonriendo-

-Vale perfecto –le digo y le abrazo-

-Bueno luego seguimos hablando del tema, que ahora tengo que irme a trabajar-me da un beso y mi madre también me abraza contenta-

-Luego nos vemos hija –me dice mi madre-

-Hasta luego –les digo y se van-

Me hace mucha ilusión poder hacer algo que me gusta y he estudiado, la verdad es una gran oportunidad. Estoy contenta, por fin una buena noticia que hace que se me olvide un poco el resto. Me acuerdo que he quedado con las chicas y José, ya voy tarde como siempre, hemos quedado en casa de Elsa, hoy libra y nos ha dicho que aremos algo de comer en su casa.

Me despido de mis gatitos a los que adoro y salgo por la puerta de mi casa, hoy hace un día caluroso, es normal ya va a llegar julio y por mi encantada, me encanta el calorcito, el verano. Estoy de camino a casa de mi amiga, pues hemos quedado allí todos, y aunque Bárbara y yo vivimos cerca, está tenía primero otras cosas que hacer y me ha dicho que fuera yendo para allá. Sofía me ha dicho que igual también se retrasaba, asuntos familiares, y eso no me ha dado buena espina pero bueno.

Vuelvo a sentir una sensación extraña, como que alguien me sigue, no sé si ya es cosa mía, obsesión o qué. Sigo andando, un poco más rápido ya que no me fio, aunque pensaba que sería Oscar y no le creo mucho, pero no se sabe quién es. Me empiezo a poner nerviosa, siento pasos avanzando detrás de mí, pero cuando veo que esta José un poco más adelante me  siento mejor  y le llamo.

-José-le grito y el me mira y me sonríe-

-Helena –me saluda y yo le alcanzo-

-Pero que guapo estas –le digo y me rio-

-Pues como siempre – sonríe- pero no hables que tú estás preciosa.

-Si bueno –rio- has sido mi salvación.

-¿Tú salvación? –me mira extrañado-

-Sí,  ahora te cuento en casa de Elsa.

Estamos en casa de Elsa ya todos menos Sofía, nos preocupamos todos un poco, no ha vuelto a decir nada de su padre así para preocupar, pero no nos fiamos ni un pelo. Les cuento lo que me ha pasado en el camino y José dice que cuando se ha girado para verme, ha visto a alguien meterse por otra calle, pero que no lo ha reconocido.

-¿Crees que te seguía? –me pregunta Elsa-

-No sé, pero con todo esto que está pasando, puede –la digo-

-Chicas voy a llamar a Sofía –dice José-

-Cuando venga os cuento todo, pero ayer se presento Oscar en mi casa –las digo-

-¿Cómo? Ese desgraciado se presentó en tu casa, no me lo creo – dice mi amiga Bárbara cabreada-

-¿Paso algo? –pregunta Elsa-

-Ahora os cuento, pero se ha ido –las contesto-

Se acerca José a nosotras y nos dice que ya está llegando, que ha tenido movida en su casa y no ha podido salir antes. Ya nos extrañaba que no se la liaran, había tenido unos días buenos o mejores, pero poco dura.

En cuanto se une Sofía les cuento  junto a Bárbara lo que ha pasado, se quedan flipando y más cuando les decimos que ellos también salían en las fotos. Después les cuento lo de Oscar y ya empezamos a divagar,  pensando quien puede ser, unos que si Oscar no tiene cojones que eso le queda grande o que si se ha liado con otra pero no que llegue a tanto, otros que quien sabe que nos esperábamos otra cosa y puede llegar a ser una mala persona de verdad.

Nos tiramos un rato así hasta que ya les cuento lo de mis prácticas para calmar el ambiente, todos se alegran pero les digo que aun tengo que hablar con el hombre y ya les contaré que pasa. Aun así lo celebramos, porque todo hay que celebrarlo y preparamos pasta para comer, que a todos nos encanta.

-Bueno y tú Sofía –dice Bárbara- ¿Qué ha pasado?

-Puf chicos lo de siempre, ya sabéis –nos contesta-

-Queremos que nos cuentes, estamos aquí contigo –le dice Elsa-

-Claro que si, nos contamos todo recuérdalo –la digo-

-Todo, todo –dice José mirando a Bárbara y levantando las cejar, haciéndonos reír-

-Bueno primero ella, luego ya os cuento yo –dice mi amiga sonriendo-

-Vale chicos, me sabe mal estropear el día de verdad –nos dice-

-Cuéntanos –la digo-

-Otra vez mi padre ha pegado a mi madre, han tenido una bronca grande, me he asustado un poco y he bajado a ver qué pasaba, no me ha gustado como la miraba ni la hablaba, pero ella no quiere hacer nada, dice que contra él tiene las de perder y que si no, no tendrá nada y luego estoy yo… -se derrumba y se le escapan las lágrimas- no me quiere dejar con él, y dice que seguro que gana –la abrazamos-

-Siempre te puedes venir aquí ya eres mayor, además puedes elegir –la dice Elsa-

-Ya pero la chantajea –nos dice Sofía asustada-

-Deberías salir de allí, y si tu madre no quiere hacer nada es cosa suya –le dice Bárbara-

-Tiene razón, así puede que tú madre lo vea de otra manera –la digo-

-Puede ser, no quiere molestar –dice mirando a Elsa-

-No molestas tonta –la dice ella-

-Señorita, haz las maletas que nos vamos de mudanza –dice José y la abraza- no puedes estar más en esa casa.

-Lo malo que no tengo como pagarte –dice Sofía preocupada-

-Ya nos arreglaremos, te puedo conseguir algo o puedes buscar de lo que has estudiado –contesta Elsa-

-Hablaré con mis padres –la digo-

-Y yo con los míos –dice Bárbara-

-A mi no me hagáis hablar con ellos –contesta José y le miramos- bueno si os ponéis así, vale.

Pasamos allí la tarde, nos ponemos películas con palomitas, Bárbara nos cuenta su historia con Víctor, y me doy cuenta que no le he contestado. Cojo el móvil un momento y le escribo le digo que vale pero que si se algo más o ha pasado algo. Me contesta con un cuando nos veamos te cuento, que me preocupe y que tenga cuidado. Y le contesto enseguida con un vale que me avise y nos vemos. Me vuelve a contestar con un te avisaré en cuanto pueda.

Se hace tarde y decidimos irnos cada uno a su casa, yo como siempre me voy con Bárbara mientras que Sofía y José se van por su lado después de despedirnos. Hemos dejado descansar a nuestra amiga Elsa, mañana ya trabaja y hemos estado toda la tarde en su casa. Estoy andando con mi amiga por las calles, ya casi es de noche y empieza a oscurecer, y me da un poco de mal rollo con lo que está pasando. Acelero el paso y mi amiga me sigue el ritmo, aunque protestando un poco pero lo entiende.

Cuando llego a casa es como que me siento a salvo, por decirlo de alguna manera, no sé cómo expresar lo que siento porque es una sensación extraña. Me pongo a leer un rato intentando desconectar hasta que me llaman mis padres para cenar, con ellos tengo que disimular por nada del mundo se me ocurriría contarles nada, y me cuesta cada día un poco más. Hablamos de las prácticas que tengo la entrevista en unos días, me dicen que este tranquila y que todo saldrá bien, que no tengo porque preocuparme, disfruto del momento con mis padres y me siento a salvo de todo.

Estoy ya en la cama con mi diario, escribir me ayuda mucho y siempre que puedo suelo hacerlo. Me interrumpe el sonido del móvil es un mensaje de Izan, me dice que  mañana tiene el día libre y si quiero podemos vernos por la tarde. Pero cuando voy a contestar me entra una llamada, es mi amiga Bárbara.

-¿Qué pasa petarda? –la digo cuando se lo cojo-

-Nada que no puedo dormir –me dice-

-¿Por qué? –la digo aunque me imagino la respuesta-

-Por todo esto, estoy un poco ya cansada y asustada –me contesta-

-Ya, a mi me pasa igual esto ya es demasiado extraño –la digo-

-Pues sí, me da miedo que pase algo grave no sé –dice ella-

-Puede que solo se quede en un susto, o eso espero ¿sabes algo más? –la pregunto por si Víctor la ha comentado algo nuevo-

-Que va, estoy igual –suspira-

-Bueno, seguro que descubrimos quien es y acaba esta mierda –la digo intentando tranquilizarla-

-Seguro que al final acaba en nada, somos unas paranoicas ¿no? –me dice-

-Mira intento pensar que no llegará a más, pero me asusta tanto como a ti, espero que seamos unas paranoicas – rio y ella rie conmigo-

-Tía te quiero y perdona por llamarte a estas horas –me dice-

-No digas tonterías, sabes que aquí estoy para lo que necesites cuando necesites, y yo también te quiero –la digo- ahora descansa y cuídate mañana hablamos.

-Hasta mañana y gracias amiga, descansa tú también y ten cuidado – nos despedimos y colgamos-

Dejo el móvil y cojo un libro, ya que me relaja bastante leer antes de dormir. Cuando ya pasa un buen rato me quedo dormida con el libro y el mensaje sin contestar, pero no tardo en tener pesadillas con un chico encapuchado siguiéndome y yo corro y corro hasta que me coge y descubro que es Izan. Me despierto asustada y luego me cuesta volver a coger el sueño, lo consigo pero vuelvo a tener pesadillas.

Después de pasar una noche horrible me levanto y me doy una ducha, me visto y bajo a desayunar y a jugar un rato con Sal y Pimienta eso hace que sonría. Cuando vuelvo a mi habitación a por el móvil me doy cuenta que no contesté a Izan, y es lo primero que hago. Le digo que vale que nos vemos esta tarde en el mismo local del otro día, y me contesta enseguida que mejor viene a buscarme yo le digo que no que no hace falta pero insiste tanto que al final le tengo que decir que sí.

Me pone nerviosa quedar con él, pero me gusta a partes iguales no sé lo que siento pero estoy tan a gusto cuando estoy con él que se me olvida un poco que acabo de salir de una relación, pero esto no tiene porque ser una relación seria ¿no? o bueno quizás si pero no tiene porque ser inmediato me digo a mi misma, aunque en el fondo sé que me estoy pillando. Me pongo algo sencillo,unos pantalones cortos vaqueros y un top, me miro en el espejo y decido recogerme el pelo con una coleta, me estoy retocando cuando me llega un mensaje de que ya está allí.

Salgo de casa y cuando me ve nos sonreímos, voy hacía él  y nos quedamos los dos parados sin saber cómo nos saludamos, le doy una abrazo y él me lo devuelve. Y ese abrazo me sabe a gloria al igual que el olor que desprende.

-Hola- le digo-

-Hola –me dice- ¿qué tal?

-Pues bueno, bien y mal –le contesto- ¿y tú? Vaya ojeras llevas…

-No he dormido bien, ¿me vas a explicar ese bien y mal? –la me dice mirándome-

-Si claro, cuando te invite a un café en nuestro bar preferido –le contesto y comienzo a andar-

Veo que me sigue y nos dirigimos al local del otro día, le comento que me gusto mucho el sitio y todo lo que tenían para tomar. Hablamos sobre el tema de los batidos, de los cafés y cuando me doy cuenta a hemos llegado.

Nos sentamos en la mesa del otro día, y él pide un café solo con hielo yo me pido otro pero capuchino, y para comer esta vez elijo yo. Voy a la barra y le dejo en la mesa, pues hoy quiero invitar yo y aunque se pone cabezota al final me da la razón. Cuando llego para pedir y veo la tarta de queso que tienen allí no me puedo resistir y pido un trozo para compartir, el hombre tan amable que me atiende, me sirve los cafés y el trozo de tarta en una bandeja y me dirijo a la mesa.

-Aquí tienes tú café y nuestra tarta de queso –le digo sonriendo-

-Que buena pinta tiene –me dice-

-Si la he visto y no me he podido resistir – dice ella-

-Pruébala y me cuentas –me dice sonriendo-

-Venga vale –cojo un trozo y lo pruebo- esta increíble.

-Vamos a ver si esta tan increíble –coge otro trozo y lo prueba- tienes razón –nos reímos-

-Bueno que me tienes que contar –le digo-

-No sabemos quien es, pero he pensado que para quitar sospechosos podría hablar con Oscar –me dice –

-Pues creo que no, porque se ha vuelto a Londres –le contesto-

-¿Cuándo? –me pregunta-

-Ayer, bueno vino el otro día a mi casa, el día que paso eso –le digo – por la noche, le dije bueno de todo la verdad, que me dejara en paz, le referí lo de que me seguía pero él lo negaba.

-¿Y le crees? –me pregunta-

-No sé, porque ayer sentí que me seguían otra vez y supuestamente ya no está aquí, y además la foto donde él salía –le digo un poco confusa-

-Joder, cuando te pase eso llámame –me dice y suspira- si no es él, creo que puede ser otra persona, pero si es quien pienso es peligroso.

-Tranquilo vi a José y no pasó nada –le digo – ¿Quién crees?

-El tío que pego a mi hermano, con quien me viste pegarme esa noche –me dice agachando la cabeza-

-Pero ¿por qué? –le pregunto nerviosa-

-No sé Helena, por venganza puede ser –me dice y se le ve preocupado- pero no es seguro, aunque cada día que pasa pienso que es él.

-¿Y qué hacemos? –le digo mirándole-

-No sé, solo quiero que no te pase nada, ni a ti ni a los demás –me dice- intenta no salir sola, no estar por ahí sola.

-Puf lo intentaré –le contesto-

-De verdad –me coge la mano- hazme caso, y deberíamos no vernos mucho, puede que si no me ven con nadie, os dejen en paz.

-Y tú ¿qué pasa contigo?-le pregunto más nerviosa-

-Yo estaré bien, no te preocupes –me dice mientras le acaricia la mano- intentaré solucionar esto.

Salimos de allí y para cambiar de tema le cuento que puede que haya conseguido unas prácticas en una empresa, que me lo ha comentado mi padre y que en unos días tengo la entrevista, me felicita y me dice que seguro que me va bien, yo le contesto ilusionada aunque por dentro tengo un nudo en el estómago.

-Bueno señorita, hazme caso en lo que te he dicho y cualquier cosa me dices –me dice cuando llegamos a mi casa-

-Sí señor, no te preocupes y lo mismo te digo –le digo acercándome a él- yo tampoco quiero que te pase nada a ti.

-Por mí no te preocupes –me dice y me abraza-

Nos quedamos lo que parece unos segundos abrazados hasta que nos separamos y me besa, es un beso corto, o por lo menos a mi me ha sabido a poco, pero me gusta. Y cuando nos separamos y se va siento que vuelve el nudo y que no podré verle, o por lo menos no hasta que sepamos qué pasa.

Hablo con mis amigos por video llamada contándoles un poco la situación y me doy cuenta que todos estamos bastante preocupados, aunque Sofía no ha dado señales en todo el día y no sé qué pre asusta más. Decidimos dejar pasar este día y si mañana no contesta ir a buscarla, no sabemos hasta dónde puede llegar su padre y tenemos miedo de que le haga algo a ella.

Esa noche no es mejor que la anterior, y menos cuando descubro que nuestra amiga sigue igual sin contestar. Me levanto y quedo con mis amigos para ir a buscar a Sofía, me reúno con Bárbara que vive cerca de mi casa y vamos las dos lo más deprima que podemos hacia allí.

José y Elsa ya están esperando, veo que esta última está con el móvil e imaginamos que intenta hablar con ella por última vez pero nada, no hay manera. Decididos llamamos a la casa pero nadie nos abre, esperamos un rato y nada. Preocupados damos una vuelta sin rumbo pensando que hacer, pero ni coge el móvil ni contesta los mensajes ni nada.

Volvemos a casa de Sofía para ver si conseguimos que nos abra alguien, cuando vamos a llamar vemos que la puerta se abre y salen policías y el padre de nuestra amiga. Nos quedamos allí sin saber qué hacer, cuando nos reconoce el señor Ignacio nos dice que no podemos estar ahí y los policías también nos dicen lo mismo. Le preguntamos por nuestra amiga, pero solo nos dice que no es momento,  que ya tendremos noticias que nos vayamos y no nos preocupemos.

Pero como no nos vamos a preocupar, si no sabemos nada de ella desde hace día y medio y vemos este panorama. José le insiste pero por desgracia no consigue nada, nos vamos de la puerta pero no muy lejos, cuando estamos pensando en irnos vemos venir una ambulancia que se estaciona en la casa de nuestra amiga. Nos miramos entre nosotros y sabemos que ha pasado algo grave, pero ¿será a Sofía?

Cap13 chica con gato

Capítulo 11 – Helena

Después del susto de anoche no he podido dormir muy bien, me he despertado esta mañana un poco echa mierda, pero tengo que ir a comer donde mi abuela y no me puedo quedar mucho más en la cama. Me doy una buena ducha, pues la necesito, y la verdad me relaja bastante. Intento pensar en la buena noche que pasé, en los buenos momentos con mis amigos, con ellos, con Izan. Y consigo sonreír, se me olvida un poco la preocupación, y pienso en que se preocupa por mí y en su sonrisa, su manera de andar, sus manos, sus tatuajes, su mirada. Estoy fantaseando recordando momentos de ayer cuando escucho mi móvil sonar, y recuerdo que Bárbara se fue con Víctor, hacen buena pareja la verdad.

Dejo que suene, y termino de ducharme, cuando salgo y miro el móvil, es una llamada de mi amiga y veo un mensaje de Izan, no me acordaba le escribí diciéndole que estaba asustada, y me viene otra vez ese recuerdo. Lo primero que hago es contestarle, le digo que cuando quiera hablamos. Mientras me termino de secar el cuerpo y echarme crema, llamo a Bárbara, entiendo que querrá hablar conmigo y no voy a negar que yo también.

-Hola guapa-me saluda contenta-

-Hola motera –rio-

-Que zorri eres-ríe- ¿Qué tal todo?

-Pues bien, aunque no creo que mejor que tú –la contesto-

-No sé yo, te veía muy bien acompañada- me dice ella-

-No me puedo quejar la verdad –la digo- ¿Todo bien?

-Si tía, muy bien –me dice- Ya hablaremos mejor en persona, pero bien –me dice contenta, se le nota-

-Te noto la felicidad hasta por teléfono – rio- Pero me alegro, en cuanto nos vemos me cuentas todo.

-Eso no lo dudes, y tú a mi también eh –me dice-

-Que si tonta –la contesto, escucho a mi madre que ya me está llamando- Oye te dejo y hablamos luego, me tengo que ir a comer donde mi abuela y mi madre ya me está metiendo prisas.

-Vale, que comas bien, aunque con esas comida de tu abuela no lo dudo –ríe- bueno luego hablamos, además mira el grupo con estos,  porque José no se acuerda ni como llego a casa – ríe y me rio con ella-

-No me extraña, llevaba una… Ahora lo miro-la digo- un beso amiga

-Otro para ti –me dice y colgamos-

Cuando he colgado, me pongo a peinarme y pienso que ponerme, estoy mirando la ropa y veo un mensaje de Izan, me dice que nos veamos esta tarde y así hablamos tranquilos, no lo pienso le digo que vale que como con mi abuela pero luego nos vemos. Le digo que elija el sitio, y ahora sí que me pongo algo pensando en la cita de esta tarde, un vestido rojo de vuelo por encima de las rodillas, me maquillo pero poco, que se vea natural.

Estoy en la cocina tomándome un café y jugando con mis gatos, y siento el móvil sonar de nuevo, me indica el lugar y la hora, le contesto que vale. Me meto en el grupo de mis amigos, aunque hay demasiados mensajes, leo por encima José está fatal, dice que tiene mucha resaca y se acuerda hasta una parte de la noche, me rio sola leyendo los mensajes, también hablamos que tenemos que quedar todos para hablar y contarnos cosas, yo contesto que si, me encanta quedar con mis amigos.

-Hola hija –me saluda mi padre- que guapa te has puesto-me da dos besos-

-Hola papá, tú que me ves con buenos ojos-le digo sonriendo y sonríe-

-Vamos ¿estas hija?-entra mi madre agobiada, siempre se agobia por todo- Pero que guapa estas –me dice cuando me ve y sonríe-

-Como tú mamá –la digo sonriendo-

-Será eso –dice ella-

-Las dos mujeres más guapas –dice mi padre contento- Venga vamos que a tú madre la da algo-

Nos vamos los tres juntos a casa de mi abuela, no está muy lejos de la nuestra pero solemos ir en coche para llegar más rápido.Llegamos y mi abuela como siempre tan alegre y contenta, la abrazo y me siento por su cuarto de estar. Ella y mi madre se van a la cocina a terminar de preparar y yo me quedo sentada, hay una película puesta mi padre está viéndola y yo la verdad que estoy más con mis pensamientos que haciendo caso a la película.

Cuando terminamos de comer, de tomar café con un surtido de dulces que saca mi abuela, y de hablar, hablar mucho. Mi abuela está muy contenta por mí y yo la verdad que también, y feliz por estar allí en ese momento con mi familia. Miro la hora y me despido de mi abuela y mis padres, ya tengo que irme, estoy un poco nerviosa no lo voy a negar. Sé dónde está el sitio que me ha dicho, me pilla a un paseo y prefiero salir con tiempo.

Estoy ya allí me quedo fuera a esperar y miro por la cristalera, me gusta ese sitio parece acogedor, no he entrado nunca la verdad. Siento a alguien a mi lado y me giro para ver, es él que ya está a mi lado, le mirocon sorpresa, no me había dado cuenta, sonreímos los dos y nos damos dos besos

– Hola –le digo-

– Hola ¿Qué tal estas? –me contesta-

– Bien, bueno un poco más tranquila –le contesto nerviosa-

– Venga entramos y me cuentas –me dice abriendo la puerta del bar, paso y entramos dentro-

Nos dirigimos a una mesa del fondo que está justo en la cristalera, nos sentamos y empezamos a mirar la carta, veo que tienen muchos tipos de cafés y refrescos, también tienen para elegir comida. Miramos que vamos a tomar, yo no sé qué elegir, hay unos batidos que tienen muy buena pinta.

-¿No te decides? –me dice mirándome-

-No, estoy entre dos, ¿tú ya sabes lo que vas a tomar? –le contesto-

-A ver déjame, ¿cuáles son? –me digo mirando la carta y le señalo un batido de chocolate con avellana y otro de vainilla con nata- Mira yo me pido el de vainilla y tú el otro –lemiro sorprendida, seguro que lo hace por mí- Hazme caso –me guiña un ojo-

-Está bien –respondo – Y de comer nada, de momento no tengo hambre.

-Vale pues ya está, voy a pedirlo dame un momento –me dice levantándose y se va a la barra-

Yo le observo, lleva unos pantalones negros no son los de anoche pero también son negros, y otra camiseta blanca, ya he pillado que sus colores son blanco y negro, sonrío y le veo venir con una bandeja, la verdad le queda muy bien la ropa que viste y el pelo, ese pelo oscuro, estoy embobada mirándole cuando pone la bandeja en la mesa.

-Ya estoy aquí –deja la bandeja, reparte los batidos y deja el bizcocho en medio- Esto para los dos, ¿te apetece? Mira que buena pinta tiene.

-Puf no hace falta decirlo –le digo relamiéndome – Todo tiene buena pinta –sonrío-

-Pues vamos a ver si esta igual de sabor –dice y empieza a beber de su batido – increíble, nunca he tomado uno igual.

-Tienes razón está de vicio –le digo probando el mío- ¿Quieres probar?

-Venga vale, pero tú pruebas también el mío –me lo ofrece y nos intercambiamos los batidos para probarlos- este también esta increíble.

-Y este, no entiendo como no he venido antes aquí – le digo y reímos-

-Es pecado –dice riendo y nos devolvemos los batidos- Ahora el bizcocho, prueba tú primero y me dices –me dice mirándome-

-Está bien –cojo un trozo y me lo meto a la boca, esta increíble de bueno-

-No digas nada, por tu cara puedo apreciar que te ha gustado –me dice sonriendo y coge un trozo con el otro tenedor-

-A ti también te gusta eh –digo y sonrío-

-Está muy bueno, pero ahora cuéntame que te pasó ayer – me dice y cambio me acuerdo entonces de ese momento y empiezo a contarle lo que me pasó-

-Cuando ya llegaba a casa, nada más pasar la esquina empecé a sentir otra vez como que alguien me seguía, intente no darle importancia, pero esta vez era diferente. Había alguien detrás, escuche pasos, una risa, vi a alguien aunque no pude apreciar quien era, pues estaba oscuro. Fui rápido hasta mi casa, estaba asustada la verdad. No pasó nada, quizá fue una broma pero no me gustó nada. –hago una pausa y le mira-  ¿Tú crees que es mi ex?

-No sé, pero puede ser. Fue mi culpa, te deje irte sola a casa, sé que era poco tramo pero mira, a lo mejor si hubiera ido contigo… no sé –se queda pensativo – Te voy a contar algo, pero no me tomes por loco. Al rato volví a dónde vives, no me quedé tranquilo y quería ver si había alguien. Cuando llegué a tu calle, vi a alguien agachado detrás de un coche, pero cuando me acerque se salió corriendo. Yo le perseguí pero iba bebido, y el corría muy rápido, no le cogí ni se quién es. Pero había alguien Helena, y ya no sé si es broma o no, pero no me gusta nada.

-¿Enserio viniste? –le pregunto sorprendida-

-Sí –sonríe-

-Gracias –le devuelvo la sonrisa- No sé qué hacer.

-No te preocupes pensaremos algo –me dice y me coge la mano, ese detalle me gusta-Sabes que lo que necesites aquí estoy.

-Gracias de verdad –le digo-

-Venga termínatelo que te voy a llevar a otro sitio –me guiña un ojo-

Cuando ya nos hemos acabado lo que quedaba, salimos de allí, no sé dónde me quiere llevar, me ha dicho que es un sitio que le gusta y que seguro me gustará a mí. Aunque la verdad, me da igual donde me lleve, me siento muy a gusto con él, más de lo que esperaba. Recuerdo el primer día que le vi, pensé que sería el típico borde chulo, y bueno al principio seguí creyéndolo por la manera que tenia de hablarnos y demás, pero me voy dando cuenta que no es así para nada, es un chico protector, que le gusta la música, estar con sus amigos y evadirse del mundo.

Llegamos a una entrada y yo sonrío, veo todas las  flores y los árboles, me parece un lugar precioso, no hay mucha gente. Vamos paseando por un camino por donde él me lleva, y me va contando que a veces suele ir allí, se tumba en el césped y sepone música, como no. Me gusta este lugar, estoy contenta la verdad, miro todo con emoción, hay unas flores muy bonitas y muchas plantas, también encontramos una ardilla pero se va enseguida asustada.

-Me encanta este sitio –le digo sonriendo-

-Normal, no es mucha cosa pero como que te relaja ver un poco de naturaleza –me dice-

-Si la verdad que sí, ¿vamos allí?-le señalo un banco que veo debajo de un enorme árbol que tiene flores-

-Venga vamos antes de que nos lo quiten – y según lo dice echa a correr y yo tras él riéndonos-

-Es precioso –ledigo mirando nuestro al rededor- ¿cómo lo descubriste?

-Suelo salir a correr o sacar a mi perro, un día empezamos a correr y me llamo la atención, entre y desde entonces vengo mucho aquí a Charly también me gusta –se rio-

-No me extraña –rio- A ver si me lo presentas algún día.

-¿A mi perro? No porque si no me dejaras de lado y le preferirás a él como compañía, suele pasar –se ríe y yo también-

Me habla de su perro Charly y yo le escucho, me gusta saber un poco más de él, quedamos en que me lo presentará, le confieso que me gustan mucho los animales, y que tengo dos gatos. Le hablo de mi abuela, de todo lo que la quiero, lo que me gusta ir a verla, los ratos que paso con ella y todo lo que hace por mí. Mientras que estoy hablando el solo me mira y sonríe, sin querer le rozo y le toco, pero no parece importarle.

 Paro de hablar pues no quiero aburrirle ni nada, estoy pensando en lo cómoda que me siento y nos quedamos mirándonos, él se acerca más a mí y me recoge un mechón de pelo detrás de la oreja, esta tan cerca de mi cara que puedo sentir su respiración. Nos acercamos los dos por inercia y nuestros labios se rozan, y me besa un beso breve pero bonito. Entonces él se va a separar, pero yo le cojo la cara y le beso, este beso dura más, sabe a él.

-Me encantan tus ojos –le digo sin pensar-

-A mi tú sonrisa –me dice y sonreímos-

-Ahí está esa sonrisa –me dicemientras me mira y rio-

-La tuya tampoco está nada mal –ledigo y le saco la lengua-

-Mejor guarda esa lengua –me dice riéndose-

-Si no ¿qué? –le digo picándole-

-Mejor no lo quieras saber –me dice siguiéndome el juego y de repente escuchamos un ruido detrás del árbol, Izan se levanta-

Nos miramos, pues lo hemos escuchado los dos, era como si alguien se hubiera caído, no sé. Veo que va a ver qué pasa, y me levanto, en ese momento una persona sale corriendo y veo a Izan ir tras él. Miro detrás del árbol hay algo en el suelo, lo cojo y es un móvil. Veo que esta desbloqueado, me meto porque le curiosidad me puede y me meto en galería, para intentar saber quién es. Y lo que veo no es lo que me esperaba, voy pasando fotos y cada vez me sorprende más y a la vez me asusta. Llega Izan sofocado, por lo que intuyo no ha conseguido alcanzarle, me mira y le enseño el móvil.

-No es posible –le digo-

-¿Qué pasa? –dice el cogiendo el móvil, y su cara cambia en segundos-

-¿Por qué tiene fotos nuestras? –consigo preguntar-

-Nos ha estado siguiendo, seguro que es la persona que vi anoche –me dice preocupado y cabreado a partes iguales- espera también hay fotos de mis amigos, tus amigos…

-No puede ser, déjame verlo –le digo cogiendo el móvil- sale también Oscar, no es él entonces.

-Pero voy a descubrirlo, estate segura –me dice y se pone a mirar el móvil por si encuentra algo más- Vamos.

Comienza a andar y le sigo, esta cabreado lo sé, salimos del parque mirando un poco a todas partes, pero no vemos nada sospechoso. Se queda con él móvil, dice que su amigo Víctor que estudia informática puede que averigüé algo más. Le llama y queda con él en casa en una hora, me dice que esta con Bárbara y que nos juntamos allí todos. Esta distante pero sé que es por la rabia y preocupación que tiene, o eso espero habíamos pasado una tarde increíble, pero se ha convertido esto.

Llegamos los dos en silencio, y subimos las escaleras yo le sigo pues no sé ni en que piso vive ni nada, nunca he estado aquí lógicamente. Abre la puerta de casa y lo primero que veo es un perro que viene corriendo hacia nosotros, Izan le saluda con rapidez y viene a mí, le acaricio y el perro encantando me huele me da lametones y me saca una sonrisa. Veo a Izan de pie mirándonos y me parece ver que también sonríe, al momento sale alguien de una habitación, es su amigo Iván.

-Hombre hola –nos saluda- no os esperaba.

-Un imprevisto, ahora vienen Víctor y Bárbara –le dice- tenemos que mirar una cosa, ahora cuando venga te cuento.

-Vale, pero ¿ha pasado algo? –nos mira-

-Sí, bueno tranquilo ahora te cuento –le dice Izan- voy un momento al baño.

-Bueno ya veo que a Charly le has gustado –me dice-

-Si eso parece –le digo- me gustan los animales la verdad.

-Pues ala ya tienes perro para rato –me dice riendo- ¿Quieres algo?

-Agua por favor –le digo, tengo la boca un poco seca y se me ha hecho un nudo en el estómago con todo esto, quien querrá saber de nuestra vida o que querrán de nosotros-

-Toma –me tiende el vaso y lo cojo- siéntate y ponte cómoda.

-Gracias –le digo y me voy al sofá-

La casa no es muy grande pero tampoco pequeña, tiene el salón con dos sofás de tres plazas cada uno, la cocina americana y por lo que puedo intuir un baño y dos habitaciones, también veo una terraza. Estoy mirando la casa cuando veo a Izan salir del baño, se ha mojado el pelo y está nervioso, lo noto. Me mira y viene al sofá, se sienta a mi lado sin decir nada y pone su mano en mi pierna.

-Lo siento –me dice- estoy preocupado por esto, y cabreado por no pillar a ese idiota.

-No pasa nada, lo pillaremos –le digo para calmarle y le acaricio la mano, el me mira y me da un beso en la frente-

Suena el timbre y sale Iván a abrir la puerta, son Víctor y mi amiga, vienen muy juntos y con cara de preocupación podríamos decir. Cuando mi amiga me ve viene hacia mí y yo la sonrío para que no se preocupe, nos abrazamos. Ellos se ponen a hablar, y yo le digo a Bárbara que no se preocupe que ahora se lo contamos, que estoy bien. Nos sentamos en los sofás todos y Izan empieza a contarles un poco lo que ha pasado, resumido eso sí.

-No entiendo, pero ¿esto ya os ha pasado? –nos mira Víctor a mi amiga y a mi-

-Sí, pero no le dimos importancia –contesta mi amiga por mi-

-Hasta que anoche si me asuste –les digo y les cuento lo que pasó, la cara de mi amiga es un poema-

-Me lo contó a mí, yo ya empecé a preocuparme –continua Izan- pero no pensé que iba a llegar a esto –les enseña el móvil con las fotos, donde salmos Izan, sus amigos, mis amigos y yo-

-Pero a mí también me han vigilado –dice Iván sin creerlo- y a los chicos.

-Eso parece –digo yo-

-¿Y qué quieres que haga con esto? –le dice Víctor descolocado-

-Intentar averiguar quién es, o de quien es el móvil, no sé si podrás hacer algo –le dice Izan desesperado-

-Oye, no quiero asustarte pero también sale tú hermano –dice Iván-

-Dámelo –le ordena Izan y su amigo le da el móvil-

Todos le miramos, la cara de cabreo de Izan va en aumento, se levanta del sofá y coge su móvil, está llamando a alguien, supongo que será a su hermano pero no se lo coge. Este sale por la puerta sin decir nada y dejando el móvil allí, Víctor sale detrás de él embalado y los demás nos quedamos sin saber qué hacer.

-Chicas quedaos aquí –nos dice Iván- yo tengo que irme a trabajar, pero ahora vendrán estos no os preocupéis.

-Vale –dice mi amiga y yo asiento, este se va y nos quedamos ahí las dos sin saber que hacer-

-Madre mía, estoy alucinando –dice mi amiga-

-Lo sé, yo también- en ese momento viene el perro de Izan y empieza a lamernos-

-Que simpático –dice Bárbara- ¿de quién es?

-De Izan –la digo y nos quedamos haciendo cosas al perro y le cuento más detalles a mi amiga-

Al rato vienen los dos, Izan un poco más tranquilo pero con cara de cabreo y su amigo intentando calmarle, nos levantamos y hablamos con Víctor. Mientras que Izan se ha metido en su cuarto, su amigo nos explica que iba a casa de sus padres a ver si su hermano está bien, pero le ha conseguido convencer de que no pasa nada, que todos estamos bien.

Llamo a la puerta del cuarto de Izan y paso, está sentado con la cabeza agachada entre las manos, me siento a su lado y me mira. Puedo ver una mezcla entre cabreo, rabia y miedo. Le abrazo sin pensármelo y el me abraza también, se que lo necesita y nos quedamos así un rato.

-¿Necesitas algo?-le digo-

-Si encontrar a ese gilipollas -me contesta-

-Lo encontraremos, pero cálmate por favor –le miro preocupada-

-Lo intento de verdad –me dice y alguien entra interrumpiéndonos-

-Siento interrumpir, pero nosotros nos vamos –dice su amigo-

-¿Te vienes Helena? –me pregunta mi amiga-

-¿Estarás bien? –miro a Izan, quiero darle espacio y tiempo-

-Si no te preocupes, vete y descansa –me dice-

Nos levantamos y voy a salir del cuarto cuando me coge del brazo, me mira a los ojos y me abraza de nuevo, mientras me susurra al oído que por favor tenga cuidado y que intente no ir sola a ningún lado. Yo le digo que lo tendré y que no se preocupe. Nos miramos y nos damos un breve beso de despedida, entonces me dirijo al salón y me voy con mi amiga y Víctor.

Estoy en mi habitación,  pensando cómo gestionar lo que nos está pasando, ninguno sabemos quién puede ser y tampoco entendemos el motivo. Escucho que mi madre me llama para que baje, y voy hacía allí. Y mi sorpresa es que tengo delante de mí a Oscar, mis padres nos dejan solos y se van al salón, yo me quedo ahí delante de él con la rabia contenida.

-Hola Helena-me dice-

-¿Qué cojones haces aquí? –le digo- ¿Tienes algo que ver?

-¿De qué me hablas? –me mira extrañado-

-Seguro que si ¿verdad? –le digo con rabia-

-Pero que me estas contando –me dice mirándome, y yo me acerco a él y le golpeo el pecho-

-Lo sabes bien, y es solo para joderme –le digo enfadada- me das asco.

-No entiendo qué coño te pasa Helena, pero yo no te he seguido –me dice alzando la voz-

-¿Y qué haces aquí? Vete con tú puta –le digo con rabia- y no vuelvas.

-He venido a despedirme, me voy mañana –me dice-

-Pues adiós –le contesto- no hacía falta que vinieras.

-Quería disculparme por lo que ha pasado –me dice- yo te quiero Helena, ya no estoy con ella.

-No te creo nada –le digo y le empujo- vete.

-Sabes que no voy a parar hasta que volvamos –se acerca- te demostraré que te quiero.

-No quiero que me demuestres nada, la cagaste y no hay vuelta atrás –le digo y le señalo la puerta- adiós Oscar.

-Está bien me voy, pero recuerda que volveremos –me dice y se va-

Subo a mi habitación y empiezo a lanzar cojines por mi habitación de la rabia, he pagado todo con él pero se lo merece. Me quedo tumbada en la cama y consigo relajarme un poco. Escribo en el grupo de mis amigos y les digo que mañana tenemos que vernos, es una urgencia. Todos contestan que vale, y mañana nos veremos en casa de Elsa. Cuando voy a dejar el móvil, veo un mensaje de Izan, simplemente me pone: tenemos que hablar. Pero solo con esas palabras ya me da mala espina.

Capítulo 9 – Helena

Después de pasar  la noche con mis amigas Bárbara y Sofía, le cuento a esta última lo que me ha pasado con Oscar incluido lo de Izan y demás, ella se queda flipando y por un momento deja de pensar en sus problemas. Además hablamos de lo que hemos visto hace poco en la calle, bueno de a quien hemos visto, a él y Claudia besándose ahí en medio, sin más.

A la mañana siguiente tenemos examen, nos vamos a la uni primero a repasar y luego a acabar con nuestro penúltimo examen. Salimos bastante contentas, no ha ido mal, y vamos a la cafetería de enfrente, nos ha escrito José que esta con Elsa y Sofía.

Entramos y nos sentamos con ellos, nos ponemos al día y les cuento lo mío con Oscar, como es de esperar flipan igual que todos, y le ponen a parir. Después comenzamos a hablar de otras cosas, y Sofía decide contarles a José y Elsa lo que le pasó.

– Vete de ahí Sofi –le dice José-

– No es tan fácil –suspira ella- No sé que voy a hacer, intentaré evitarle.

– De momento es lo mejor –la digo- Encontraremos una solución.

– Pensaremos que hacer en cuanto acaben los exámenes –dice Bárbara- Y sino como dice José te vas, y nosotros te acogemos.

– Ojalá chicos, muchas gracias –dice ella- Espero arreglarlo de alguna forma, sino ya veremos.

– Sino, te vienes conmigo –interviene Elsa- Tengo sitio –la sonríe-

– Ala, pan B solucionado –dice Bárbara entusiasmada y todos reímos-

Salgo de allí y me voy a casa, dejo allí a mis amigos, yo tengo cosas que hacer, como estudiar y echarme un rato, no he dormido muy bien y lo necesito. Voy caminando por la calle tranquilamente, pensando en lo que tengo que hacer, se me han olvidado los cascos por lo que no me pongo la música. Estoy ya casi llegando, me giro porque tengo la sensación desde hace un rato de que me siguen, siento como que viene alguien detrás una sensación extraña, pero no veo nadie puede que sea cosa mía del cansancio.

El resto del día después de echarme un rato me quedo estudiando, me cuesta un poco concentrarme, tengo muchas cosas en mi cabeza, entre ellas ese chico que ha entrado en mi vida, aunque poco se de él pero me llama mucho la atención, como me protegió el otro día, la manera de mirarme. Debería estar jodida por lo que ha sucedido con Oscar,  aunque estoy mal el odio que tengo hacía él ahora mismo es más grande, junto con la rabia.

Pasan los días sin novedades, estudiar ha sido mi prioridad, estudiar en casa y con mis amigos, como siempre. Si que algún día he tenido la sensación de que alguien iba detrás de mí, pero luego no he visto a nadie. No me gusta nada, pero tampoco me quiero poner paranoica, por lo que no he dicho nada, solo se lo comente un día a Bárbara y tampoco le dio importancia.

No he vuelto a ver ni a Oscar ni a Izan, tampoco he tenido ocasión pero siempre que estábamos en la cafetería de la uni miraba por la ventana, y yo se que en el fondo esperaba que apareciera por la puerta, pero no he dicho nada.

Llega el viernes y como no él último examen, estoy nerviosa y contenta a la vez, hemos quedado con los demás para comer después y ya estoy deseando que pasé el tiempo. Cuando salimos del examen miro a mi amiga y veo que esta sonriendo, y me doy cuenta entonces que ya hemos acabado.

Llegamos al restaurante donde hemos quedado y vemos que José y Elsa ya están allí, y justo cuando vamos a la mesa por detrás siento que alguien me coge y en ese momento casi me da un infarto.

-Chicas-nos dice Sofía de repente y a mi se me cambia la cara-

-Que susto joder-la digo con la mano en el pecho-

-Lo siento, es que os vi vine corriendo-nos dice-

-Venga vamos a la mesa –dice Bárbara y nos sentamos con los demás-

-Hola guapas –dice José sonriendo- Ya libres de exámenes –dice contento-

-Si por fin –decimos Elsa y yo a la vez y nos reímos-

-¿Qué tal todo? –nos pregunta Elsa- ¿Ya tenemos sitio para mañana? –refiriéndose a la supuesta fiestas de Víctor y compañía-

-Si claro, en el bar de un amigo –contesta Bárbara- me dijo que sin problemas y me paso la dirección –dice sonriente-

-Uy uy, ¿Y Víctor qué? –pregunta José- A mí me cae bien, es buen tío.

-Si es majo la verdad –digo yo-

-La verdad que mira últimamente estamos hablando más, pero vamos no sé… –dice Bárbara- Lo que sea será –sonríe-

-Haces bien, lo que surja –dice Elsa-

Hablamos del sábado, no paramos de hablar emocionados por todo, contentos porque hemos acabado una etapa y empezamos otra nueva, brindamos por nosotros, por seguir juntos y por qué queda por venir. Y cuando ya nos dan las tantas después de comer, del postre, nos venimos arriba y pedimos una botella de chupitos, y así hasta que ya nos damos cuenta que tenemos que irnos o si no nos echaran, y salimos de allí.

Pero no acaba ahí vamos a casa de Elsa y allí seguimos la celebración, bebiendo, hablando, jugando, lo que se nos ocurre en el momento. Yo me lo paso tan bien que creo que es de los días más felices de mi vida, con mis amigos esos que están ahí siempre en las malas y las buenas, todos hemos conseguido sacar él curso, acabar la uni y estoy muy orgullosa.

Me despierto desorientada, no sé donde estoy pero cuando abro bien los ojos me acuerdo del día de ayer, y que nos quedamos aquí dormidos en casa de Elsa y que me duele un poco la cabeza, normal con lo que nos metimos para el cuerpo. Nos suele pasar mucho, pero ella está encantada de que nos quedemos, siempre lo ha dicho. Cojo mi móvil y veo una petición de amistad, anoche ni lo use. Me sorprendo cuando veo que es de un chico que se llama Izan, pues solo pienso en un chico con ese nombre, entro en su perfil y efectivamente es él, aunque no sube muchas fotos por lo que puedo observar, pero justamente hay una que me encanta. Le acepto, claro como no y también le sigo de vuelta, entro de nuevo para mirar su perfil, vamos para cotillear.

-Buenos días –me dice Bárbara bostezando-

-Buenos días marmota –le contesto –

-¿Qué miras tanto en el móvil?-me dice acercándose-

-Ah nada, solo… -me quedo pensativa pero al final se lo digo- que me ha seguido Izan.

-Anda ya, ¿enserio? –dice sonriendo-  Déjame verlo.

-Mira –le enseño el móvil y ella sonríe-

-Es guapo eh –me dice riéndose y la doy un codazo-

-Calla –la digo riéndome- si es guapo.

Nos quedamos ahí riéndonos y luego se unen los demás, desayunamos yo mi café como siempre, sino no soy persona y unas tostadas que nos hace José, luego cuando ya hemos recogido un poco la casa decidimos que ya nos vamos la nuestra, Elsa se tiene que ir a trabajar.

Como donde mi abuela con mis padres, ella es encantadora y la única de mis abuelos que siguen vivos, la quiero mucho siempre me dice que vaya allí que le gusta verme, la cuento mis cosas y ella siempre me escucha, y yo la pido que me cuente también ella sus cosas. Incluso me cuenta cosas de su vida, y yo me quedo escuchando, desde que era pequeña ha sido así, me leía siempre cuentos, o se los inventaba, se le da bien la imaginación, por ella es por quien me aficione a la lectura y la verdad que se lo agradezco, porque ahora me encanta.

-Mi niña, tú puedes hacer lo que te propongas en la vida – me dice mi abuela sonriendo- eres muy especial, ya lo sabes –y yo sonrió y la abrazo-

-Gracias abuela, eres la mejor-la digo- y la comida muy rica, ahora que tendré más tiempo vendré más  a verte.

-No te preocupes hija, que yo se que tenéis cosas que hacer –dice ella con una sonrisa- ven cuando tú puedas, que yo estoy encantada.

Mis padres se van porque tienen cosas que hacer, y yo me quedo un rato más allí con mi abuela quiero aprovechar el tiempo con ella, me da lástima cómo pasa el tiempo y ver que se hace mayor, me da pena no poder estar tanto tiempo con ella. Ponemos una película, y al final me quedo dormida en el sofá.

Ya ha llegado la hora de prepararse para la fiesta, estoy con Bárbara y Sofía que últimamente está más con nosotras por el panorama de su casa.  Después de cenar nos decidimos a mirar que nos ponemos, esta vez me apetece ir de negro, me decido por una falda de cuero negra, y una camiseta también negra. Mi amiga Bárbara también se decide por unos pantalones cortos negros y una camiseta blanca, y Sofía va de rojo con pantalones cortos. Las tres nos maquillamos, nos dejamos el pelo suelto y un rato después estamos listas para irnos.

Esta vez vamos nosotras tres antes que José y Elsa, como ella ha tenido que trabajar hoy tiene que ir a prepararse y todo,  mi amigo la acompaña para que no vaya sola. Vamos por la calle contentas, riéndonos haciendo el tonto, nos hacemos alguna foto.

-¿Os imagináis que aparece Oscar? –dice Bárbara- esta vez le pego yo –y nos reímos todas-

-Calle que sigo cabreada, bueno no es la palabra pero ya entiendes –la digo- no me apetece verlo ni hoy ni nunca, la verdad.

-Suerte que no haya querido ponerse en contacto contigo –dice Sofía-

-Mejor así, sabe lo que hay –dice Bárbara-

-Mirar chicas –señalo el local- es ahí.

-Vamos que ya está aquí la fiesta – dice Bárbara contenta y vamos hacía allí-

En cuanto entramos veo que hay ya gente, más de la que pensaba pero está bien, veo que hay luces y hay buen ambiente. De camino a la barra veo que están los chicos, y me quedo mirando al que está de espaldas, por lo que puedo intuir por los tatuajes es Izan.  El se gira y se me queda mirando, y nos sonreímos.

– Hola chicos –dice mi amiga Bárbara y luego Sofía y yo a la vez –

– Ey –dice Diego – ¿Queréis algo?

– Pues claro que quieren – dice Víctor-Hola guapas –nos saluda y nos da dos besos-

-Hola –nos saluda Izan y nos guiña un ojo, aunque veo que se queda mirándome-

Iván nos sirve las copas, y al rato aparece su amigo Jorge y se une al grupo, nos echamos unas risas todos y  luego decidimos irnos a bailar mis amigas y yo. Los chicos se quedan hablando, y nosotras lo damos todo bailando, me siento bastante bien y de momento va bien la noche, a veces miro hacia la barra pero sé que lo hago solo para ver si me mira, y para verle.

Al rato aparece José y Elsa, vemos que están en la barra con los chicos y luego vienen con nosotros a bailar, me dejo llevar, disfruto de la música que no es mala y del momento. Bailamos y bebemos, nos dispersamos un poco, me quedo con José y Sofía, Elsa y Bárbara desaparecen.

-Chicos salgo un momento que me dé el aire, así también veo donde están las chicas- les digo a mis amigos-

-Vale aquí estaremos –me dice Sofía y José asiente-

Al irme veo a Elsa en la barra hablando con alguno de los chicos, pero no está Bárbara, decido salir a la calle pues también necesito que me dé el aire. Cuando estoy a punto de salir me choco con alguien, levanto la cabeza y es Izan, me mira y sonríe.

-Hola –le digo-

-Hola otra vez –sonríe- ¿Vas a salir?– asiento y salimos los dos a la calle, se saca un cigarro y se pone a fumar-

-Oye sabes que fumar es malo –le digo-

-Bueno de algo hay que morir ¿no? –me dice- Eso suele decir la gente –ríe-

-Eso no hace gracia –le digo- además está muy dicho, búscate otra frase.

-Debería –sonríe- ¿Ya te has cansado de bailar? –me dice-

-Un poco, necesitaba aire y no encuentro a mi amiga Bárbara –le digo y él se ríe un poco- ¿Qué te hace gracia?

-Nada, nada –me dice sonriendo- que tu amiga seguro que se lo está pasando muy bien.

-Oye ¿qué pasa?-le digo sin entender lo que me dice-

-Nada tranquila, creo que esta con Víctor – me dice- tampoco lo encuentro

-Bueno en ese caso estoy tranquila – rio y él se ríe conmigo, me puedo imaginar que hacen esos dos-

Me quedo mirando al cielo, a su lado apoyada en la pared, me siento contenta un poco bebida pero bien, siento que me está mirando, pero ninguno de los dos decimos nada más. Al final me atrevo a hablar, no me incomoda estar así con él, pero se me viene a la cabeza lo que paso con su hermano.

– ¿Cómo está tu hermano? –le digo mirándole-

– Bien, está bien –me dice sorprendido- Gracias.

– No sé porque me las das, pero no hace falta–le digo-

– Por preguntar-me dice mirándome- ¿Y tú como estas?

– Bien ahora mismo, bien –sonrió- ¿Y tú?

– Ahora bien –sonríe- ¿Has vuelto a verle?

– No –le digo sin pensar, se a quien se refiere- Y prefiero no hacerlo –me mira y va a decirme algo más cuando escucho una voz que viene de dentro-

– Holaaa –dice José bastante bebido –

– Si que lo estas celebrando bien eh –le digo riéndome-

– Estoy en mi mejor momento –me dice riéndose- Vamos a bailar – y me coge para bailar y le sigo un poco el juego-

– Venga ya José –le paro riéndome y se da cuenta quien está conmigo-

– Anda si esta aquí nuestro amigo de los tatuajes –le da en el hombro- ¿Todo bien?

– Perfectamente – le contesta Izan- Bueno yo entro ya.

– Oye ¿no habré interrumpido algo? – le dice José-

No contestamos porque justo escuchamos el ruido de una moto aproximándose a nosotros, y cuando se para y veo quien va en ella me quedo sorprendida. No porque no me lo esperara sino que viéndolos ahora hacen una pareja increíble, y no me había dado cuenta antes.

– ¿Nos estabais esperando? –dice Víctor con gracia-

– Si claro, a vosotros – le contesta Izan dándole de broma en la cara mientras se ríe-

– Oye Helena –dice Bárbara mirándome- ¿Te importa si me voy con él?

-¿Enserio me lo estas preguntando? –la digo- Pues claro que no tonta –la digo sonriendo-

-Me da cosa dejarte, sobretodo que luego vayas sola – me dice-

– Que no pasa nada, además sabes que siempre me acompañan aunque sea un poco –la digo- Tu vete y pásalo bien – sonreímos y me abraza-

-Oye chicas yo también quiero – dice José abrazándonos- ¿Ha pasado algo? – nos reímos-

-Todo bien, y tú deja de beber que me tienes que cuidar a las chicas – le dice Bárbara-

-No quiero interrumpir –dice Víctor que estaba más apartado con Izan- ¿Todo bien?

– Si todo bien -le digo y le guiño un ojo-

-Pues vamos chica mala – dice mirando a mi amiga y ella le pega de broma-

-Calla motero que eres un prisas – dice ella y mira a Izan- Tú amigo espero que cuide de mis chicas –dice refiriéndose a él-

-¿Te refieres a mi? –le dice Izan- Están en buenas manos – le guiña el ojo-

-Espero que no me hagas entrar a hablar con los demás –le contesta mi amiga-

-Tranquila que yo creo que estamos todos igual –ríe- O quizá mejor que tú amigo –señala a José apoyado a mí-

-Cuidadito conmigo que estoy lo mejor que puedo – dice José y nos reímos-

– Os podéis ir ya –dice Izan y me abrazo con Bárbara y la deseo buena noche-

– Pasarlo bien y no bebáis mucho – dice Víctor montándose en la moto-

Bárbara se sube en la moto y se colocan el casco, se agarra a Víctor y  este arranca la moto, nos despedimos mientras se van calle abajo, y ahí nos quedamos viendo la moto desaparecer. Me doy cuenta que José ya no está a mi lado, seguro ha entrado dentro, ya va un poco mal y me da a mí que va a acabar peor.

– Bueno pues ya se han ido –digo en alto- 

– Si –me dice Izan- Venga vamos dentro que te invito a otra –me sonríe –

-Vale –sonrío y entramos dentro-

Una vez dentro vamos a la barra en un hueco que vemos libre, no me acordaba que hubiera tanta gente. Veo que un poco más allá están Sofía y Elsa con alguno chicos, y sonrió por inercia.

– ¿Qué quieres? –me pregunta Izan-

-Emmm… Quiero Ron con Coca-Cola – le contesto y él lo pide-

– ¿Te gusta la música? –me pregunta-

– ¿La que suena ahora mismo? –suena No Promises de Demi Lovato- Si me gusta –sonrió-

– No es por tirarme flores pero yo soy el dj –me dice sonriendo-

– Tienes buen gusto no lo voy a negar – sonrío y nos traen las copas-

– Me lo dicen mucho – dice riendo- ¿Qué música te gusta?

– Pues de todo un poco, depende el momento –le digo- ¿A ti?

– A mi sobretodo música electrónica y Rock –me contesta-

– ¿Y que más te gusta a parte de la música? –le pregunto interesada-

– Salir a correr, los coches, los tatuajes aunque es obvio ¿no?–se ríe- ¿Y a ti?

– A mi leer, ver películas  y quedar con las chicas –le contesto- Aunque luego me dejen tirada, es broma –rio-

– Luego te acompaño yo, no te preocupes – me dice-

– No lo he dicho por eso –le digo- no pasa nada.

– Ya, pero yo quiero acompañarte hay mucho loco suelto – me dice-

– Ni que lo digas, últimamente siento como que me siguen o no sé –le contesto y le cuento lo que me pasa a veces, ese presentimiento – seguro que  son cosas mías, pero ya son varias veces, no sé…

– Y si fuera así, ¿Quién crees que pudiera seguirte? –me dice él-

-No sé, alguna vez he pensado en Oscar, pero no he visto a nadie –le contesto-

– No es ninguna tontería, ten cuidado porque puede ser –me dice preocupado- no le conozco pero el otro día no me gusto nada –me mira-

– Ya, a mí tampoco me gusto, sinceramente nunca me había pasado nada parecido con él, es como si no le conociera –le digo- se que esta con esa chica, los vi en la calle liándose. Pero no quiero volver a verle, no puedo ni quiero tenerle en frente.

– No te preocupes, hacemos una cosa yo te acompaño luego y te voy a dar mi número por si necesitas llamarme o algo en algún momento, no importa la hora ni nada, si necesitas cualquier cosa llámame –me dice y yo asiento y le doy el móvil para que lo apunte-

-Gracias –le digo y sonrío-

-No las des –me guiña un ojo y sonríe-

Estamos un rato más en el bar, hablamos nosotros y le voy conociendo un poco más, al rato nos juntamos con el resto, cuando vemos que ya es tarde nos vamos. Elsa, Sofía y José se van a casa de la primera, y algunos de los amigos de Izan se quedan un poco más. Él y yo nos vamos, la verdad me siento más segura si me acompaña, no lo voy a negar.

Vamos los dos hablando y hablando, ya que cuando bebo me suelto mucho y no paro de hablar, y él parece cómodo. Cuando llegamos casi a la esquina de mi calle le digo que ya voy sola, pues ya queda un tramo muy corto y el tiene un camino hasta llegar a la suya. Me ha contado que ahora vive con su amigo Iván, porque ha tenido movida con sus padres y que está mejor así.

-¿Segura? No me importa acompañarte más –me dice-

– Segurísima –le contesto – Muchas gracias por acompañarme y por la noche, me lo he pasado muy bien –le digo sonriendo-

– Y yo, gracias a ti también por alegrarme la noche –me contesta- Y cualquier cosa tienes mi número, para lo que quieras.

-¿Para lo qué quiera? No sabes lo que has dicho –le digo riéndome-

-Miedo me das, pero ya no hay vuelta atrás – se ríe-

– Bueno ten cuidado –le digo y me acerco para despedirme-

-Y tú, avísame cuando llegues- me abraza y me da dos besos-

-Está bien te escribo –le digo- Adiós, buenas noches –me despido de él-

-Adiós, ten cuidado y descansa anda –me guiña un ojo y se queda ahí parado mientras me voy, hasta que decide irse cuando ya estoy llegando a mi esquina-

Entonces en ese momento siento una presencia, miro atrás y no veo nada, sigo andando y escucho un ruido, un silbido. Sigo andando sin hacer caso, puede ser cualquiera, y escucho pasos detrás de mí, sigo andando más rápido, miro atrás y veo a alguien pero no distingo quien es. Estoy casi llegando a mi casa, angustiada y corriendo con los malditos tacones. Llego a la puerta y saco las llaves lo más rápido que puedo, pero se me caen con los nervios, las recojo y busco la llave, la encuentro y escucho una risa, hasta que consigo abrir la puerta y meterme dentro. Estoy asustada, no sé quién es, o si es una broma pesada, pero no me da buena espina, y si es Oscar que me quiere joder por todo lo que ha pasado, no lo tengo claro pero tengo que averiguarlo.

novela de amor
novela de amor

Capítulo 8 – Izan

Ya van dos seguidas, no podía estarme quieto no, tenía que pegarle, se lo merecía. Me he contenido porque es su novio, pero que la pegue ya no entra en mi cabeza. Le doy un puñetazo y se echa atrás, no se lo espera. Ellas reaccionan y me sujetan para que no siga pegándole, el tío se ha quedado parado cagandose en mí, no le prestó atención pero cuando reacciona viene hacia mí, yo soy más rápido y le sujeto de la camiseta.

-Como le vuelvas a poner un solo dedo encima, esto será poco -le digo con rabia-

-Quien cojones te crees que eres -me contesta intentando zafarse-

-Suéltale –me dice Helena- vamos, no merece la pena –tira de mí y le suelto-

-Espero que te haya quedado claro –le digo antes de darme la vuelta e irnos, mientras Oscar se queda allí descolocado-

Cuando ya hemos andando un poco, bastante callados los tres, me paro y ellas se paran también.

-Chicas lo siento –digo- Helena ¿estás bien?

-Sí, gracias –me contesta- estoy mejor, tranquilo.

-Vamos os acompaño –digo y comenzamos a andar-

Ninguno de los tres hemos dicho una palabra, estábamos cada uno con nuestros pensamientos, no sabíamos que decir, se notaba. Yo estaba un nervioso, tenso y cabreado, a veces cuando me daba cuenta aminoraba el paso para no dejarlas atrás.

Acompañamos primero a Bárbara su casa estaba antes que la de Helena al parecer, nos despedimos de ella. Helena y yo seguimos el camino hacia su casa, vamos callados, la miro a veces de reojo pero no decimos nada. 

Cuando llegamos a su casa nos quedamos los dos parados sin decir nada, no sé cómo actuar, estoy cabreado pero también preocupada por ella, no sé si se lo habrá echo más veces, aunque por su reacción no parece.

– Bueno ya hemos llegado a mi casa –dice ella- gracias.

– No es nada –la digo mirándola- ¿Estás bien, te duele? –la pregunto mirando su mejilla y  levanto mi mano con la intención de tocarla pero lo pienso mejor y la detengo-

– Me duele –me dice- pero se pasará.

– No entiendo cómo ha podido tocarte, tratarte así –la digo cabreado- ¿Enserio estás con él?

– Sí, bueno estaba -contesta conteniendo las ganas de llorar-

– Eh –la digo cuando baja la cara y la abraza y ahí es cuando sus lágrimas empiezan a salir- no llores tranquila –la digo y de repente escucho que la llaman por su nombre y se separa-

– Helena hija –dice un hombre que parece ser su padre, me fijo y si tienen parecido, el pelo oscuro y algunos rasgos de la cara- perdona no quería interrumpir.

– Hola papá -le dice ella nerviosa con la mano en la cara- no molestas ya se iba – dice ella-

– Hola, eh si ya me iba – contesto confundido- nos vemos adiós – digo marchándome-

– Adiós –escucho mientras me voy-

No me ha gustado mucho como me ha invitado a irme, por así decirlo, pero estaba bastante nerviosa por la situación, por eso me he ido. Y de camino al bar de Iván me pongo mi música para evadirme un poco de todo, últimamente solo me pasan mierdas.

Llego allí y me siento en la primera mesa que pillo, escribo a los chavales pero me dicen que están estudiando y que el finde ya nos juntamos para celebrarlo, no entiendo como les gusta tanto la fiesta pero me hacen sonreír con sus ocurrencias.

Veo que sale Iván afuera y le hago un gesto con la mano, parece que no me ha visto me saluda y me dice que ahora viene, que termina de servir unas mesas.

-Hola tío –me saluda- ¿Quieres que te ponga algo? No tardaré en irme.

-Si ponme una cerve –le digo- y así hago tiempo y nos vamos juntos

-Perfecto, ahora mismo te la traigo –me dice y entra-

Al momento sale y me sirve lo que he podido, intercambiamos unas palabras pero enseguida tiene que volver a entrar, tiene un poco de lio, como siempre. El sitio es conocido y está bastante bien, entonces se me ocurre que podríamos hacer la fiesta aquí el finde, ya que no teníamos sitio. Pero antes se lo comentare a mi amigo, para ver si le parece bien y que se lo comente a su padre, es el dueño.

Nos vamos a casa, hablando un poco del trabajo que ha tenido y todo eso, entonces aprovecho y le cuento mi idea sobre la fiesta, me dice que vale que se lo va a decir a su padre, pero no cree que haya problema siempre y cuando no la liemos demasiado. Entro en casa y vuelvo a salir a la calle a sacar a Charly, no sé porqué pero paso por la calle donde vive Helena, ha sido sin pensarlo, pero solo veo a una pareja liándose.

Sigo mi camino y volvemos a casa, le pongo de comer a mi perro y luego ceno algo con Iván, mientras vemos la televisión. Enseguida me voy a la habitación, mañana trabajo y necesito descansar un poco, pero antes vuelvo a llamar a mi hermano, y por suerte esta vez me lo coge.

– Aarón –le digo-

-Izan, ¿qué pasa? No he podido hablar contigo porque me quitaron el móvil, lo acabo de coger por mi cuenta – me responde-

– Joder, ¿estás bien? –le pregunto-

-Si bueno, estoy mejor pero ellos siguen igual enfadados y eso – me dice-

– Iré a verte, te lo prometo –le contesto- tú pórtate bien.

– Vale, pero quiero que estés aquí –dice él y se escuchan unos ruidos – te dejo vienen.

– Pronto te veré –y me cuelga, sin saber si me ha escuchado y mi cabreo sigue ahí, tengo claro que voy a ver a mi hermano-

Me intento dormir, necesito desconectar de esta pesadilla por llamarlo de algún modo, me pongo mi música y en un rato bastante largo consigo quedarme dormido. Hasta el día siguiente que me suena la alarma y escucho a Charly, viene y me empieza a lamer para que le haga caso. Me levanto como puedo, voy al baño me visto rápido y saco un momento a mi perro.

En cuanto subo, me ducho y me visto para ir a trabajar, me tomo un café y alguna cosa que tiene por ahí mi colega para comer. Me voy sin decir nada, y me dirijo a la tienda sin ganas de trabajar porque nunca se tienen, o por lo menos en mi caso, pero me viene bien así estoy distraído.

El día de hoy pasa rápido, tengo bastante trabajo y no me da tiempo ni para pensar, coincido un par de veces con Jorge y nos decimos alguna tontería, a la hora de comer vamos a comer juntos y ahí hablamos de mi hermano y le cuento lo que pienso hacer sobre ir a verle.

– Estas loco –me suelta- Por lo menos deja que te acompañe.

– No pasa nada, iré yo solo, se cómo tratarles lo mismo ni están – le contesto- no te preocupes.

– ¿Y si están qué? – me contesta- Deja que vaya, y me quedo aunque sea en la calle esperando, además yo también quiero verle.

– Bueno ya veremos, aun no sé cuándo voy a ir, te aviso –le digo – pero si vienes te quedas fuera y luego ya vemos.

– Si, pero avísame eh –me dice sin fiarse- Ya me la liaste una vez-me recuerda-

– Joder, esta vez te lo digo de verdad –le insisto-

Hablamos de otros temas, y le cuento la idea del bar de Iván, el me dice que le parece increíble y que no dirá nada hasta que nos confirme. Le cuento que vi a las chicas pero omito lo que pasó, no soy quien para ir contándolo. Terminamos de comer y vamos a seguir trabajando.

Termina el día y me voy a casa, mi amigo aun no ha llegado saco a mi perro, y cuando subo me preparo la cena, un simple bocadillo no soy mucho de cocinar. Me pongo un partido de futbol que están echando y me quedo ahí un rato, hasta que oigo llegar a Iván y viene acompañado.

-Hombreee –escucho a Víctor decir-

_Ey tío, ¿Cómo tu por aquí? –le digo saludándole-

-Mañana no tengo examen, y el que me queda ya lo tengo preparado –me dice- así puedo hacer una visita a mis colegas –ríe-

– Anda ven aquí –le digo para que se siente mientras Iván va a por algo para beber-

– Ya me ha contado Iván que tenemos sitio y que fue idea tuya, no me lo creo –me dice riendo- es perfecto.

– Ya está confirmado ¿o qué? –le pregunto sonriendo-

-Pues claro, mi padre nunca dice que no a la mayoría de cosas- dice Iván sentándose con nosotros- Le he dicho que no somos muchos, que somos responsable, y todo ese rollo y no ha podido decir que no –nos reímos los tres-

– Pues ala, eso si tengo que invitar a las chicas y a su amigo – dice Víctor- Y bueno podemos invitar a algunos conocidos más ¿no? –pregunta mirando a Iván-

– Claro que si tío, pero no te pases –le dice él- Vosotros encargaros de la gente, bueno y tú Izan de la música y me la metes en un pen.

-Venga vale –le dice entusiasmado- tu mandas, Víctor tu de la gente yo de la música –le digo riéndome-

– Eso está hecho, prometo no pasarme – nos dice sonriendo-

Nos quedamos hablando de la fiesta, y temas diversos, hasta que se hace un poco tarde y Víctor decide irse y nosotros nos vamos a dormir cada uno a su habitación. Antes me doy una buena ducha para relajarme, y cuando ya me meto a la cama sonrío pensando que voy a volver a ver a esa chica que últimamente está en mis pensamientos sin quererlo, aunque espero que no sea para siempre, no quiero volver a pasarlo mal por una chica.

Pasan dos días, en los que no ocurre nada del otro mundo, voy del trabajo a casa y de casa al trabajo, salgo a sacar a Charly corro un rato, y poco más. Pero mejor así no quiero más acontecimientos inesperados, o por lo menos malos.

Llega el viernes, y decido que tengo que ir a ver a mi hermano, no sé si decírselo a Jorge, pero le asegure que le avisaría, asique eso hago, se lo digo ese mismo día en el trabajo, mientras comemos. Él me dice que si, aunque me intenta convencer de que no vaya, pero yo no le hago caso, tengo que ir. Además, tengo que coger mis cosas, porque no creo que mis padres quieran que vuelva, y sinceramente no me apetece, solo volvería por mi hermano, pero sé que a Aarón le cuidan bien, así que realmente no tengo motivos, y viviendo con Iván estoy bien.

Cuando acabamos de trabajar, vamos a sacar primero a Charly mi amigo y yo, y después vamos a casa de mis padres con el coche de Jorge, estoy un poco nervioso, no sé cómo será la situación, ni siquiera me la he imaginado, ni quiero. Deseo que mis padres no estén, pero con la maña suerte que tengo seguro que allí me los encontraré.

– ¿Estás seguro?-me pregunta Jorge nervioso dentro del coche-

– Si tranquilo –le digo abriendo ya la puerta- quédate aquí.

– Vale cualquier cosa me avisas –me dice y salgo del coche para entrar en casa-

Cuando entro y cierro la puerta tras de mí, no veo ni escucho nada, no sé si hay alguien, pero me dirijo a mi habitación, esta como la dejé.

Me dirijo a la habitación de mi hermano, entro y me encuentro con la cara de mi madre sorprendida y a Aarón en la cama sentado. Ella esta de rodillas frente a él, y se levanta cuando me ve, no sé muy bien cómo interpretar su cara, pero cuando viene hacia mi veo que Aarón se levanta corriendo y me abraza.

– Izan por fin – me dice-

– Hola enano –le contesto abrazándole- ¿cómo estás?

– Bien –me dice sonriendo- podríamos jugar un poco a la Play.

– No hijo, no se puede quedar –contesta mi madre-

– Pero ¿por qué? –dice apenado-

– Porque no y punto –dice ella- os dejo solo unos minutos y te vas –me dice mirándome y sale de la habitación-

Me quedo con mi hermano un rato, le mando un Whattsap a Jorge diciéndole que todo bien que en un rato salgo. Me despido de mi hermano cuando ya veo que ha pasado tiempo, me da pena dejarle allí solo pero poco puedo hacer. Cuando voy a irme veo a mi madre.

– Voy a avisar a un amigo para que me ayude a coger mis cosas – le digo y salgo sin que me conteste-

Aviso a Jorge y entra conmigo, mi madre ya no está ahí, entramos en mi habitación y empiezo a coger mis cosas y las vamos cargando en el coche. Cuando ya tenemos todo miro mi habitación, es lo que más extraño de esta casa a parte de mi hermano.

Ya en el coche nos vamos a casa de Iván y cuando llegamos subimos las cosas, una vez que ya está todo le digo a mi amigo que se quede a cenar, es viernes y mañana no trabajamos por suerte.

Cuando ya nos hemos cenado las pizzas que hemos pedido y hemos visto una película, mi amigo se va a su casa. Pero hablamos todos por el grupo para dejar planeado lo de mañana, ya está casi listo solo queda que llegue el momento.

No sé en qué momento me da por meterme en mi Instagram abandonado, será por el aburrimiento o yo que sé. Entonces mientras estoy cotilleando a la gente me sale una sugerencia de seguimiento, me meto y veo que lo tiene privado, pero por el nombre y la foto de perfil sé que es ella, y le doy a seguir sin pensarlo. Después con mi música puesta me meto en la cama y me quedo dormido del cansancio.

Al día siguiente me despierto como nuevo, no sentí ni a Iván llegar anoche y me extraña que Charly ni haya venido. Me levanto y voy a buscarle cuando me doy cuenta que no está, ni tampoco mi amigo, me rio yo solo pensando que le ha tenido que sacar y me preparo un café mientras tanto.

– Ala machote ya esta –oigo que dice mi amigo-

– ¿Qué ven mis ojos? Tú sacándole de paseo –le digo riendo-

– Al final me quiere más a mí –me dice-

– Si seguro – le contesto mirando el móvil y veo que tengo una notificación de Instagram-

Es ella que me ha aceptado, no me acordaba la verdad, pero sonrío y me meto a cotillear. No se sube muchas fotos, la última es de hace una semana con sus amigos, me fijo en ella sale sonriendo, con ese vestido rojo de esa noche, la verdad que es guapa, me llama bastante la atención.

– Tío y esa sonrisa de tonto –me dice Iván con guasa-

– Nada mirando tonterías ya sabes –le contesto y veo que se acerca-

– Enséñamelo hombre –me dice intentando quitarme el móvil pero no lo consigue- Bueno te dejo porque me tengo que ir al bar –me dice riéndose-

Estoy pensando si hablarlo o no, pero decido salir de la aplicación e irme a correr un rato, me viene bien. Esta vez no me llevo a Charly ya le ha sacado mi amigo y le dejo descansando en casa, me despido de él y le digo a mi amigo que luego nos vemos.

Bajo las escaleras y tiro calle adelante corriendo, con mi música como siempre, estoy cambiando de calle cuando veo al tipo que era novio de Helena, me quedo en un lado quieto, no está solo con él hay una chica, me fijo bien por saber si es ella, pero no, está tiene el pelo claro. Entonces veo que están muy agarrados y que se besan, y solo se me pasa por la cabeza lo cabrón que es este tío, paso de él y me voy por otra calle no quiero ni verle de cerca, porque si no se va a llevar otra o más de una y paso.

Llega la hora de prepararme, no me complico como siempre, pantalón vaquero negro, y esta vez me pongo camiseta blanca, normalmente en las fiesta voy de negro entero pero hoy me apetece cambiar. Me echo mi perfume, y voy directo al bar donde hemos quedado, Iván se cambia allí directamente o eso me ha dicho.

Llego allí y ya están Víctor y Diego junto con Iván y alguna que otra persona, me fijo bien y me doy cuenta que falta mi colega Jorge y las chicas aun no están, me sirvo una copa para ir calentando. El ambiente está bastante bien, ya han puesto música de mi pen, y han puesto unas luces que no sé de donde habrán salido pero que han quedado perfectas para la ocasión.

Estoy ahí en la barra hablando con los colegas, y siento que alguien tiene puesta la mirada en mí, me doy la vuelta y ahí está con una falda negra de cuero en realidad va toda de negro, el pelo largo y suelto y una sonrisa en la cara que me ha gustado ver. Me mira y la sonrío, viene con sus amigas la rubia que lleva unos pantalones cortos rojos, y Bárbara que también va casi de negro quitando la camiseta.

– Hola chicos –dice su amiga Bárbara la primera y luego las otras dos –

– Ey –dice Diego – ¿Queréis algo?

– Pues claro que quieren – dice Víctor-Hola guapas –las saluda y las da dos besos-

-Hola –las saludo y las guiño un ojo, aunque realmente a quien me quedo mirando es a Helena-

Mi amigo las sirve las copas, y al rato aparece Jorge y se une al grupo, nos echamos unas risas y las chicas se van a bailar. Yo me quedo con estos hablando y de vez en cuando mirando hacia donde esta ella, veo que se abre la puerta y entra el amigo de ellas el tal José, que ya no me cae demasiado bien y su otra amiga la del pelo rosa, es bastante bajita ahora que me doy cuenta, vienen y piden algo de beber mientras nos saludan. Elsa se llama ella, es maja me cae bien, hablamos un rato y luego se van donde las demás.

Voy al baño, ya no aguanto más estoy bebiendo a tope aunque tengo aguante, pero ya me va afectando. Cuando salgo del baño decido salir a fumar, no he salido apenas, estaba a gusto con estos y observándola, no voy a mentir.

Estoy encendiéndome el cigarro cuando veo que  un poco más alejados , donde reconozco la moto de Víctor hay dos liándose, no me lo puedo creer, miro bien y es mi colega sentado en la moto y  reconozco a la chica por la ropa, sonrío porque lo veía venir. Me lo termino de fumar y paso adentro, decidido a hablar con ella, o a intentarlo al menos.

novela romantica gratis
novela romantica gratis