Capítulo 20 – Izan

Salgo del trabajo, pero sin poder dejar de pensar en el mensaje de Cristian, me ha dado indicaciones para que acuda a otra carrera, pero esta vez estoy más preparado. Voy en dirección al bar donde trabaja Iván, pues le quiero avisar de lo de esta noche, además así aprovecho y me tomo algo.

Voy por las mismas calles de siempre que me sé de memoria, con la música a tope en mis cascos, sin pensar en nada solo en la carrera, en la velocidad y en que todo tiene que salir bien, así no pasará nada. Ni si quiera me acuerdo ya del mensaje de anoche, donde Víctor me dice que hoy verá a las chicas, y me invitaba a irme con él.

-Hola- saludo al padre de Iván.

-¿Qué tal chico? –me dice mientras se acerca a mi mesa.

-Bien aquí haciendo una pausa antes de ir a casa –le digo.

-Haces bien, ¿Qué vas a tomar?

-Pues una cerveza, ya sabes –le contesto- Oye, ¿puedes avisar a Iván?

-Claro ahora le aviso y de paso que te sirva él, está dentro –me dice y se mete en el local.

Mientras que espero me llega un mensaje de Víctor, me vuelve a insistir con eso de ir, yo le respondo esta vez y le digo que no puedo, que estoy cansado y además estoy en el bar de Iván. Error por mi parte, porque puede que le diera por aparecer por aquí, pero ya es tarde, ha visto el mensaje y me contesta que si cambio de idea estoy a tiempo.

-Hola tío –me saluda Iván.

-Ey –le digo mientras deja la cerveza y se sienta.

-¿Qué pasa? ¿Todo bien?

-Si tranquilo, solo venía a tomarme algo y avisarte –le miro más serio.

-¿De qué? –me mira preocupado.

-Esta noche tengo otra carrera, es para que lo sepas, no hace falta que vengas.

-Ni de coña tío, iré –me dice decidido- ¿En el mismo sitio?

-No tienes porque Iván –le insisto.

-Ya te he dicho que voy, dime si es el mismo sitio -se queda mirándome y yo asiento.

Hablamos un poco del tema de la carrera pero con cuidado, nadie podía enterarse de esas cosas y menos su padre, el pobre me trata como un hijo más. Iván me cuenta que ha conocido a una chica, y que viene mucho al bar y casi siempre en su turno, pero que ninguno dá el paso de pedirse los teléfonos, aunque hablan cuando ella viene. Yo le animo a que se lo pida y quede con ella, es un buen chaval se lo merece.

-Pero que casualidad –escuchamos a nuestras espaldas y cuando miro veo a Víctor y su chica.

-Me lo temía –es lo único que consigo decir.

-Hola chicos –dice Bárbara mirándonos-

-Hola –saluda Iván.

-¿Qué pasa Izan? –me dice Víctor sentándose a mi lado y su chica en la siguiente silla.

-Aquí estamos –le digo- como sabía que vendrías, me arrepentí al segundo de mandarte ese mensaje.

-Eso te pasa por dar información de más –dice él riéndose.

-Lo sé, soy un desgraciado –le sigo la risa.

-Bueno entonces ¿te apuntas? – dice mirándome- Jorge me ha dicho que no viene, Iván está trabajando, solo quedas tú.

-Ya te he dado antes la respuesta, pesado –le contesto.

-Me vas a dejar solo ¿con tanta mujer? –dice sonriendo y su chica le da un codazo- Uf vale, solo me importa una, pero me pueden secuestrar o algo –dice riéndose y todos le seguimos.

-No insistas Víctor, ya tengo planes esta noche.

-No es para esta noche, es ahora un rato –me dice él.

-Bueno no insistas más, si no quiere no quiere –dice Bárbara.

-Haz caso a tu chica –le digo y veo a Iván riéndose por lo bajo- Y tú no te rías –le digo.

-Es que me parece todo muy cómico -contesta con una sonrisa.

-Son pin y pon –dice la chica.

-Bueno pues me callo –dice Víctor.

Me tomo otra acompañando a Víctor y Bárbara, mientras que Iván está dentro trabajando, hablamos un poco de tonterías y nos picamos, como siempre. Al rato me dicen que ya se van, que han quedado y si no llegaran tarde, se levantan y decido irme yo también, pero a mi casa.

Cuando estamos en la calle de en frente despidiéndonos, no sé porque motivo miro al frente, en el preciso momento que pasa ella con unos cascos y sin darse cuenta de nada, bueno creo que ella también me ve, pero disimula y ni se para.

Solo con verla unos segundos siento una sensación rara en el pecho, no sé lo que es pero tengo que verla, aunque sea un momento, por eso al final decido irme con ellos.

-Al fin te decides, ya verás que bien –dice mi amigo.

-¿Estás seguro? –me dice Bárbara confundida.

-Si claro, un rato no pasa nada –contesto mientras vamos hacia la casa de Elsa.

En el camino solo puedo pensar que quizá estoy haciendo las cosas mal, que es un impulso que debo controlar, pero es que no puedo evitarlo, Helena me gusta y mucho. Va a ser difícil sacarla de mi vida, y sobre todo de mi cabeza y mi corazón. Esta es la segunda vez de mí vida hasta el día de hoy, que me gusta una chica de verdad, y me hace sentir vivo pero a la vez me da miedo. No solo por Cristian, que eso es lo peor la verdad, también miedo a que me hagan añicos el corazón, y tener que volver a reconstruirlo.

Cuando llegamos y Bárbara llama al timbre me pongo un poco nervioso, no sé cómo reaccionara ella, seguramente ni querrá verme, y me lo merezco la verdad. Nos abren y subimos las escaleras, este piso no tiene ni ascensor, menos mal que es la segunda planta.

Abre Elsa que al vernos se queda un poco sorprendida, sobre todo cuando me mira a mí. La saludamos y pasamos dentro, me fijo que el piso no es muy grande y cuando miro hacia el salón veo a todos mirándome, incluida Helena.

-Venga coger sitio y sentaros, saco más refrescos –dice Elsa y Helena y la acompaña.

-Hola – saludo a los presentes, y me intereso por el estado de Sofía que no tiene buena cara.

-Bárbara puedes ayudar a Helena –dice Elsa cuando entra al salón.

-Voy –dice está levantándose.

-Bueno Sofía me alegro que estés ya devuelta –dice Víctor mirándola.

-Gracias chicos –dice ella mirándonos a ambos.

Cuando las que faltaban están de vuelta con los refrescos y estamos todos sentados, hablamos un poco de todo en general, Helena evita mirarme y cuando la miro aparta la mirada. Sé que esta cabreada, quiero pedirla perdón por estar aquí siendo una molestia para ella, pero no encuentro el momento.

-He traído una botella de champan, para celebrar que estas aquí Sofía –dice Víctor sonriente.

-Voy a por copas –dice Elsa levantándose, pero Helena la para.

-Tranquila voy yo –la dice y va la cocina, mientras yo aprovecho y voy con la excusa de ayudarla.

-Ahora vengo, voy a ayudarla –digo a los demás.

-¿Te ayudo? –la pregunto mirándola.

-No hace falta, puedes volver con los demás –me dice ella.

-Creo que si te hago falta –la digo mientras veo que no llega a alcanzar unas copas.

-Bueno si puedes coger esas –me dice apartándose.

-Oye Helena –la digo cuando dejando las copas en la encimera y la mira- Te he visto.

-¿Cuándo?

-En la calle mientras estaba con ellos-contesto- por eso he cambiado de opinión y he venido.

-¿A qué juegas Izan? –dice ella enfadada.

-No iba a venir, pero no sé, te he visto y joder, tenía que verte, saber que estas bien –la digo- lo intento pero me cuesta. Lo siento, no quiero hacerte daño.

-No es justo, por lo menos para mí –dice y se va al salón cogiendo algunas copas y dejándome aquí sintiéndome como una mierda.

Brindamos, aunque yo no tengo ganas ni motivos, pero por los demás intento poner buena cara, e intentando no torturarme con las miradas de Helena.  Entiendo que está perdida en todo esto, no la he contado la verdadera razón, pero la tendrá que valer con la excusa que la puse. Aunque claro, me verá como un cabrón por estar ahora aquí, pensando que soy un gilipollas y que estoy jugando con ella.

Nos vamos, porque yo decido que es tarde y porque se me echa el tiempo encima. Yo pensé que ellos dos se quedarían, pero Víctor también se va y cada uno toma una dirección, pero no sin antes hacerme un interrogatorio y comerme la cabeza.

-Tío veo como os miráis los dos, os buscáis –me dice.

-No te montes películas, paso de verdad.

-Te vas a arrepentir, ya te lo digo yo –me da una palmadita en la espalda- Además no lo entiendo, si está arreglado con ese que no quiero nombrar, ¿por qué no os dais una oportunidad?

-Ya te he dicho que no busco nada serio, y ella sí –le digo como excusa.

-Joder tío, pues solo te había visto así una vez, con ya sabes quién –se queda pensativo- bueno creo que esto es mejor incluso.

-Bueno ya vale de tonterías por hoy, me voy que tengo que sacar a Charly –le digo mientras comienzo a andar y escucho un adiós.

Paso por casa y saco a Charly, el pobre estaba esperando. No tardo mucho en volver para dejarlo, darme una ducha rápida mientras llega Iván y vestirme. Mientras estoy en la ducha me acuerdo como siempre de ella y su preciosa cara, su forma de mirar y el gesto que tiene al tocarse el pelo, también su olor cuando paso por su lado. Pero enseguida sacudo la cabeza y me intento concentrar en esta noche, en la carrera que tengo que ganar.

-Llegamos justos –le digo a Iván mientras cogemos el coche que tenemos en un garaje alquilado, por un amigo nuestro, que está cerca de donde tenemos que ir a las carreras, que suelen ser siempre en el mismo sitio.

-No te preocupes llegaremos, no estamos lejos.

Dejo que conduzca él, ya que yo después tengo tiempo para ello. Se ofrece para ir de copiloto, y le digo que no que no quiero que lo haga, o al menos por el momento. Mi amigo asiente, aunque sé que le gustaría estar conmigo en ese momento, pero no insiste, en eso no es como Víctor, es diferente por eso está aquí conmigo.

Saludo a Cristian con la cabeza que ya está allí, él me mira y sonríe satisfecho, quizá se pensaba que no iba a ir. Llego justo a tiempo para prepararme, y poco más. Viene hacía mí para decirme que intente ser más puntual, que esto no se hace esperar, y que espabile. Yo asiento y pienso en cómo le partiría la cara ahora mismo si pudiera.

-Ánimo y mucha suerte tío, tu puedes –me dice Iván antes de comenzar.

-Ahora te veo –le digo y me coloco en mi sitio.

Esta vez me siento más preparado, no voy a negar que necesito coger más el coche, pero apenas tengo tiempo. Me recuerdo mentalmente hacerme un hueco, para practicar.

Estoy en cuarta posición, se me está complicando adelantar al coche que tengo justo delante de mí, pero este adelanta al que tiene el delante y yo también, quedándome en tercera posición detrás del coche rojo.

Cuando adelanta al siguiente, yo tardo un poco más pero lo consigo, ya solo me queda adelantar a ese maldito coche. Lo intento, pero nos quedamos a la par y sigo acelerando todo lo que puedo, sin pensar en nada más que adelantarle y ganar. Pero no lo consigo me quedo en segunda posición, y el coche rojo gana.

Se baja del coche y viene hacia el mío, esperaba un tío pero cuando está bastante cerca veo que es una chica. Tiene el pelo rojo recogido en una coleta, ojos oscuros y piel morena. Me bajo del coche y me doy cuenta de que me sonríe, yo permanezco serio y camino hacia ella.

-Hola –me dice- Soy Katherine.

-Hola, yo soy Izan –la saludo.

-Encantada, eres bueno.

-No tanto como tú por lo que veo.

-Bueno, solo tienes que mejorar un poco –sonríe.

-Puede ser, bueno ya nos veremos tengo que volver.

-Claro –me dice mientras se va a su coche y yo al mío.

Me he quedado sorprendido, cuando yo estaba dentro de las carreras no recuerdo que ninguna chica participara, y no me lo esperaba, es buena. Tengo que ponerme las pilas, ya es un reto para mí, no solo es por Cristian que no tengo dudas de que me presionará, eso lo tengo claro.

-Tienes que espabilar, aunque para ser tu segunda vez no está mal –me dice demasiado tranquilo para ser él- Pero hay que ganar, no valen segundos puestos.

-Ya tranquilo –le digo.

-Te avisaré –me dice y se va- recuerda, la próxima a ganar. Ya te llamaré.

-Ni caso tío, ha sido brutal –me dice Iván mientras vamos al coche.

-Es una chica, la que me ha ganado.

-¿No jodas? No la he visto.

-Sí, se ha bajado del coche y ha venido a presentarse.

-Qué bueno, ¿es guapa? –me pregunta impaciente.

-Sí, pelo rojo, alta, morena…

-La próxima vez me la presentas –dice con una sonrisa.

-¿A ti no te gustaba una? –le miro.

-Sí, pero solo por si me sale mal, tengo que tener más opciones ¿no? –nos reímos mientras vamos al garaje a dejar el coche para volver a casa.

Al día siguiente como me han dado el día libre, pienso que es el momento perfecto para practicar, pero claro cuando se haga de noche. Antes se pasarán a casa los chicos, bueno Víctor y Jorge, ya que Diego está de vacaciones y por las fotos que nos pasa y los mensajes que recibimos, está mejor que ninguno. Mientras los espero me pongo con el móvil y me meto a Instagram, para cotillear porque yo no suelo subir nada, pocas veces he subido yo alguna foto.

Me aparece una foto de Helena con sus amigas y José, la ha subido hoy con un texto bonito a mi parecer. Sale bien, contenta y bonita, supongo que está feliz por tener a Sofía, y por su trabajo, la verdad sé que merece ser feliz. Por eso intento alejarme de ella, aunque me cueste, pero sigo pensando que es lo mejor. Le doy me gusta y me meto en su perfil para seguir viéndola, tiene fotos también ella sola, y me quedo mirándolas, hasta que estos llegan.

-No estoy de humor –dice Víctor cuando intento picarle.

-¿Qué te pasa? –le pregunto sacando unas cervezas.

-Tonterías –dice Jorge.

-Para mí no lo son, no me ha sentado bien.

-Cuéntame anda –le digo.

-Es Bárbara, me ha dicho que se lleva a Sofía a sus vacaciones –nos mira- Y yo quería llevármela por ahí, los dos solos.

-Bueno tío, tampoco es para enfadarse –le digo.

-Y menos si ella no lo sabía.

-¿No se lo has dicho? –le pregunto.

-No, la verdad que no la he dicho nada. Iba a decírselo, pero se me ha adelantado y cuando se lo he dicho hemos discutido.

-No es culpa suya, aunque te joda –le digo.

-Tienes que arreglarlo, cuando estés en frio te darás cuenta –dice Jorge.

Tomamos unas cuantas cervezas los tres, aunque se nota que Jorge está allí un poco por Víctor, pues conmigo habla poco o nada. Cuando Víctor va al baño y nos quedamos solos noto que esta incomodo, como que no le apetece estar ahí conmigo.

-Oye Jorge, ¿sigues enfadado?

-Mira ya hablamos el otro día, si no vas a contarme nada mejor déjalo estar.

-Ya te dije lo que te tenía que decir.

– ¿Me tomas por idiota? –dice mirándome- Puede que los demás no se den cuenta o se hagan los tontos, pensando que todo va bien, pero yo te conozco y lo sabes, por eso me duele esto.

-Piensa lo que quieras Jorge, pero ya está todo dicho, no deberías seguir dándole vueltas.

-Pues cojonudo –dice y suspira.

Nos mantenemos callados hasta que vuelve Víctor y nota que ha pasado algo, al poco se van y me quedo solo esperando a Iván. Necesito hablar con él, es el único que ahora mismo puede comprenderme, sabe cómo manejar las cosas y eso me gusta. Pero pasa mucho tiempo y como veo que no llega pienso que le ha surgido algo, cojo las llaves saco a Charly y después de dejarle en casa me voy a practicar con el coche.

Lo que no sabía es lo que me iba a encontrar allí, cuando llego al sitio donde se organizan las carreras normalmente, me sorprendo al ver un coche y entonces aparco un poco apartado , para fijarme quien hay allí. Como no puedo distinguir bien me bajo, y mientras avanzo reconozco el coche y la persona que se baja de el en cuanto me ve.

Cap20 Chico ventana

Tú, yo, vino y una canción.

La noche es fría, pero no importa se que tú me esperas, allí con una cena, un buen vino y una sonrisa, con música de fondo. Deseando que me envuelvas entre tus brazos, y hagas que me olvide de todo, solo tú lo consigues. Me ves con mi vestido nuevo, que me he puesto especialmente para impresionarte, te quedas embobado mirando de arriba abajo, y después vuelves a mirarme a los ojos. Entonces me alagas pero sé que son palabras sinceras, te beso un beso dulce y delicado.

Cuando nos damos cuenta ya hemos cenado y nos estamos acabando la botella de vino en el sofá, seguimos con música de fondo. Ya me siento acalorada culpa del vino, y tú que te ves tan guapo, tanto que no puedo parar de mirarte. Llega un momento en que estamos lo más pegado el uno del otro, me acaricias la pierna suavemente, mientras hablamos como siempre, nunca hay silencio siempre palabras o miradas que lo dicen todo.

Al rato suena una canción que sabes que me encanta, me coges de la mano y me sacas a bailar en medio del salón, yo sorprendida a la par que contenta te sigo y bailamos los dos al son de la música. Es un poco lenta, el baile es pegado y ese olor tú que me encanta me embriaga completamente, sonrío todo el rato me siento feliz, por ese momento por estar a tú lado y por esa canción ten nuestra que suena de fondo. Me encantaría vernos, seguro que somos la foto perfecta de amor y felicidad ahora mismo, una pareja enamorada, porque eso es lo que somos dos tontos enamorados.

No puedo esperar a que acabe la canción, te miró a los ojos y veo ese brillo de ilusión y felicidad en tu mirada. Esa sonrisa que me llena entera, y esa ternura que me deshace por dentro, por no hablar de ese beso, lento pero apasionado a la vez, con todo ese amor que tenemos guardado. Tu mano acariciando mi espalda lentamente, sin dejar de movernos al compas de la música pero perdiendo un poco el ritmo, y sin más tiempo que perder se escapa un “te quiero tanto” de mis labios tan real, como sincero y mágico, al igual que tú yo sí que te quiero cariño, tan lleno de amor.

Pareja baile

Capítulo 13 – Helena

Al día siguiente me despierto confusa, toda esta situación me tiene un poco loca. Me doy una ducha y después decido vestirme y bajar a desayunar. Me estoy tomando el café y entran mis padres, por las caras que tienen seguramente me van a decir algo importante.

-Hola hija –me saluda mi padre y se sienta conmigo en la mesa-

-Hola papá –le digo- ¿Pasa algo?

-Nada, ¿qué va a pasar? –dice él contento- bueno, te quería decir algo pero no es nada malo.

-Claro hija, seguro que te alegrará –me dice mi padre y se acerca a darme un beso-

-¿Qué es? –les pregunto curiosa-

-Pues mira, tengo un conocido que tiene un negocio, he contactado con él porque me he enterado que buscaba a alguien para su oficina y he pensado que porque no tú –me mira- solo si te parece bien, así puedes hacer las practicas y seguro que te paga.

-¿Enserio? –le digo entusiasmada- me parece genial, bueno me gustaría saber más detalles de su empresa y eso.

-Claro que sí, yo te contaré un poco pero si quieres le digo que te coja una cita y él te explique bien de qué va, sin compromiso –me contesta sonriendo-

-Vale perfecto –le digo y le abrazo-

-Bueno luego seguimos hablando del tema, que ahora tengo que irme a trabajar-me da un beso y mi madre también me abraza contenta-

-Luego nos vemos hija –me dice mi madre-

-Hasta luego –les digo y se van-

Me hace mucha ilusión poder hacer algo que me gusta y he estudiado, la verdad es una gran oportunidad. Estoy contenta, por fin una buena noticia que hace que se me olvide un poco el resto. Me acuerdo que he quedado con las chicas y José, ya voy tarde como siempre, hemos quedado en casa de Elsa, hoy libra y nos ha dicho que aremos algo de comer en su casa.

Me despido de mis gatitos a los que adoro y salgo por la puerta de mi casa, hoy hace un día caluroso, es normal ya va a llegar julio y por mi encantada, me encanta el calorcito, el verano. Estoy de camino a casa de mi amiga, pues hemos quedado allí todos, y aunque Bárbara y yo vivimos cerca, está tenía primero otras cosas que hacer y me ha dicho que fuera yendo para allá. Sofía me ha dicho que igual también se retrasaba, asuntos familiares, y eso no me ha dado buena espina pero bueno.

Vuelvo a sentir una sensación extraña, como que alguien me sigue, no sé si ya es cosa mía, obsesión o qué. Sigo andando, un poco más rápido ya que no me fio, aunque pensaba que sería Oscar y no le creo mucho, pero no se sabe quién es. Me empiezo a poner nerviosa, siento pasos avanzando detrás de mí, pero cuando veo que esta José un poco más adelante me  siento mejor  y le llamo.

-José-le grito y el me mira y me sonríe-

-Helena –me saluda y yo le alcanzo-

-Pero que guapo estas –le digo y me rio-

-Pues como siempre – sonríe- pero no hables que tú estás preciosa.

-Si bueno –rio- has sido mi salvación.

-¿Tú salvación? –me mira extrañado-

-Sí,  ahora te cuento en casa de Elsa.

Estamos en casa de Elsa ya todos menos Sofía, nos preocupamos todos un poco, no ha vuelto a decir nada de su padre así para preocupar, pero no nos fiamos ni un pelo. Les cuento lo que me ha pasado en el camino y José dice que cuando se ha girado para verme, ha visto a alguien meterse por otra calle, pero que no lo ha reconocido.

-¿Crees que te seguía? –me pregunta Elsa-

-No sé, pero con todo esto que está pasando, puede –la digo-

-Chicas voy a llamar a Sofía –dice José-

-Cuando venga os cuento todo, pero ayer se presento Oscar en mi casa –las digo-

-¿Cómo? Ese desgraciado se presentó en tu casa, no me lo creo – dice mi amiga Bárbara cabreada-

-¿Paso algo? –pregunta Elsa-

-Ahora os cuento, pero se ha ido –las contesto-

Se acerca José a nosotras y nos dice que ya está llegando, que ha tenido movida en su casa y no ha podido salir antes. Ya nos extrañaba que no se la liaran, había tenido unos días buenos o mejores, pero poco dura.

En cuanto se une Sofía les cuento  junto a Bárbara lo que ha pasado, se quedan flipando y más cuando les decimos que ellos también salían en las fotos. Después les cuento lo de Oscar y ya empezamos a divagar,  pensando quien puede ser, unos que si Oscar no tiene cojones que eso le queda grande o que si se ha liado con otra pero no que llegue a tanto, otros que quien sabe que nos esperábamos otra cosa y puede llegar a ser una mala persona de verdad.

Nos tiramos un rato así hasta que ya les cuento lo de mis prácticas para calmar el ambiente, todos se alegran pero les digo que aun tengo que hablar con el hombre y ya les contaré que pasa. Aun así lo celebramos, porque todo hay que celebrarlo y preparamos pasta para comer, que a todos nos encanta.

-Bueno y tú Sofía –dice Bárbara- ¿Qué ha pasado?

-Puf chicos lo de siempre, ya sabéis –nos contesta-

-Queremos que nos cuentes, estamos aquí contigo –le dice Elsa-

-Claro que si, nos contamos todo recuérdalo –la digo-

-Todo, todo –dice José mirando a Bárbara y levantando las cejar, haciéndonos reír-

-Bueno primero ella, luego ya os cuento yo –dice mi amiga sonriendo-

-Vale chicos, me sabe mal estropear el día de verdad –nos dice-

-Cuéntanos –la digo-

-Otra vez mi padre ha pegado a mi madre, han tenido una bronca grande, me he asustado un poco y he bajado a ver qué pasaba, no me ha gustado como la miraba ni la hablaba, pero ella no quiere hacer nada, dice que contra él tiene las de perder y que si no, no tendrá nada y luego estoy yo… -se derrumba y se le escapan las lágrimas- no me quiere dejar con él, y dice que seguro que gana –la abrazamos-

-Siempre te puedes venir aquí ya eres mayor, además puedes elegir –la dice Elsa-

-Ya pero la chantajea –nos dice Sofía asustada-

-Deberías salir de allí, y si tu madre no quiere hacer nada es cosa suya –le dice Bárbara-

-Tiene razón, así puede que tú madre lo vea de otra manera –la digo-

-Puede ser, no quiere molestar –dice mirando a Elsa-

-No molestas tonta –la dice ella-

-Señorita, haz las maletas que nos vamos de mudanza –dice José y la abraza- no puedes estar más en esa casa.

-Lo malo que no tengo como pagarte –dice Sofía preocupada-

-Ya nos arreglaremos, te puedo conseguir algo o puedes buscar de lo que has estudiado –contesta Elsa-

-Hablaré con mis padres –la digo-

-Y yo con los míos –dice Bárbara-

-A mi no me hagáis hablar con ellos –contesta José y le miramos- bueno si os ponéis así, vale.

Pasamos allí la tarde, nos ponemos películas con palomitas, Bárbara nos cuenta su historia con Víctor, y me doy cuenta que no le he contestado. Cojo el móvil un momento y le escribo le digo que vale pero que si se algo más o ha pasado algo. Me contesta con un cuando nos veamos te cuento, que me preocupe y que tenga cuidado. Y le contesto enseguida con un vale que me avise y nos vemos. Me vuelve a contestar con un te avisaré en cuanto pueda.

Se hace tarde y decidimos irnos cada uno a su casa, yo como siempre me voy con Bárbara mientras que Sofía y José se van por su lado después de despedirnos. Hemos dejado descansar a nuestra amiga Elsa, mañana ya trabaja y hemos estado toda la tarde en su casa. Estoy andando con mi amiga por las calles, ya casi es de noche y empieza a oscurecer, y me da un poco de mal rollo con lo que está pasando. Acelero el paso y mi amiga me sigue el ritmo, aunque protestando un poco pero lo entiende.

Cuando llego a casa es como que me siento a salvo, por decirlo de alguna manera, no sé cómo expresar lo que siento porque es una sensación extraña. Me pongo a leer un rato intentando desconectar hasta que me llaman mis padres para cenar, con ellos tengo que disimular por nada del mundo se me ocurriría contarles nada, y me cuesta cada día un poco más. Hablamos de las prácticas que tengo la entrevista en unos días, me dicen que este tranquila y que todo saldrá bien, que no tengo porque preocuparme, disfruto del momento con mis padres y me siento a salvo de todo.

Estoy ya en la cama con mi diario, escribir me ayuda mucho y siempre que puedo suelo hacerlo. Me interrumpe el sonido del móvil es un mensaje de Izan, me dice que  mañana tiene el día libre y si quiero podemos vernos por la tarde. Pero cuando voy a contestar me entra una llamada, es mi amiga Bárbara.

-¿Qué pasa petarda? –la digo cuando se lo cojo-

-Nada que no puedo dormir –me dice-

-¿Por qué? –la digo aunque me imagino la respuesta-

-Por todo esto, estoy un poco ya cansada y asustada –me contesta-

-Ya, a mi me pasa igual esto ya es demasiado extraño –la digo-

-Pues sí, me da miedo que pase algo grave no sé –dice ella-

-Puede que solo se quede en un susto, o eso espero ¿sabes algo más? –la pregunto por si Víctor la ha comentado algo nuevo-

-Que va, estoy igual –suspira-

-Bueno, seguro que descubrimos quien es y acaba esta mierda –la digo intentando tranquilizarla-

-Seguro que al final acaba en nada, somos unas paranoicas ¿no? –me dice-

-Mira intento pensar que no llegará a más, pero me asusta tanto como a ti, espero que seamos unas paranoicas – rio y ella rie conmigo-

-Tía te quiero y perdona por llamarte a estas horas –me dice-

-No digas tonterías, sabes que aquí estoy para lo que necesites cuando necesites, y yo también te quiero –la digo- ahora descansa y cuídate mañana hablamos.

-Hasta mañana y gracias amiga, descansa tú también y ten cuidado – nos despedimos y colgamos-

Dejo el móvil y cojo un libro, ya que me relaja bastante leer antes de dormir. Cuando ya pasa un buen rato me quedo dormida con el libro y el mensaje sin contestar, pero no tardo en tener pesadillas con un chico encapuchado siguiéndome y yo corro y corro hasta que me coge y descubro que es Izan. Me despierto asustada y luego me cuesta volver a coger el sueño, lo consigo pero vuelvo a tener pesadillas.

Después de pasar una noche horrible me levanto y me doy una ducha, me visto y bajo a desayunar y a jugar un rato con Sal y Pimienta eso hace que sonría. Cuando vuelvo a mi habitación a por el móvil me doy cuenta que no contesté a Izan, y es lo primero que hago. Le digo que vale que nos vemos esta tarde en el mismo local del otro día, y me contesta enseguida que mejor viene a buscarme yo le digo que no que no hace falta pero insiste tanto que al final le tengo que decir que sí.

Me pone nerviosa quedar con él, pero me gusta a partes iguales no sé lo que siento pero estoy tan a gusto cuando estoy con él que se me olvida un poco que acabo de salir de una relación, pero esto no tiene porque ser una relación seria ¿no? o bueno quizás si pero no tiene porque ser inmediato me digo a mi misma, aunque en el fondo sé que me estoy pillando. Me pongo algo sencillo,unos pantalones cortos vaqueros y un top, me miro en el espejo y decido recogerme el pelo con una coleta, me estoy retocando cuando me llega un mensaje de que ya está allí.

Salgo de casa y cuando me ve nos sonreímos, voy hacía él  y nos quedamos los dos parados sin saber cómo nos saludamos, le doy una abrazo y él me lo devuelve. Y ese abrazo me sabe a gloria al igual que el olor que desprende.

-Hola- le digo-

-Hola –me dice- ¿qué tal?

-Pues bueno, bien y mal –le contesto- ¿y tú? Vaya ojeras llevas…

-No he dormido bien, ¿me vas a explicar ese bien y mal? –la me dice mirándome-

-Si claro, cuando te invite a un café en nuestro bar preferido –le contesto y comienzo a andar-

Veo que me sigue y nos dirigimos al local del otro día, le comento que me gusto mucho el sitio y todo lo que tenían para tomar. Hablamos sobre el tema de los batidos, de los cafés y cuando me doy cuenta a hemos llegado.

Nos sentamos en la mesa del otro día, y él pide un café solo con hielo yo me pido otro pero capuchino, y para comer esta vez elijo yo. Voy a la barra y le dejo en la mesa, pues hoy quiero invitar yo y aunque se pone cabezota al final me da la razón. Cuando llego para pedir y veo la tarta de queso que tienen allí no me puedo resistir y pido un trozo para compartir, el hombre tan amable que me atiende, me sirve los cafés y el trozo de tarta en una bandeja y me dirijo a la mesa.

-Aquí tienes tú café y nuestra tarta de queso –le digo sonriendo-

-Que buena pinta tiene –me dice-

-Si la he visto y no me he podido resistir – dice ella-

-Pruébala y me cuentas –me dice sonriendo-

-Venga vale –cojo un trozo y lo pruebo- esta increíble.

-Vamos a ver si esta tan increíble –coge otro trozo y lo prueba- tienes razón –nos reímos-

-Bueno que me tienes que contar –le digo-

-No sabemos quien es, pero he pensado que para quitar sospechosos podría hablar con Oscar –me dice –

-Pues creo que no, porque se ha vuelto a Londres –le contesto-

-¿Cuándo? –me pregunta-

-Ayer, bueno vino el otro día a mi casa, el día que paso eso –le digo – por la noche, le dije bueno de todo la verdad, que me dejara en paz, le referí lo de que me seguía pero él lo negaba.

-¿Y le crees? –me pregunta-

-No sé, porque ayer sentí que me seguían otra vez y supuestamente ya no está aquí, y además la foto donde él salía –le digo un poco confusa-

-Joder, cuando te pase eso llámame –me dice y suspira- si no es él, creo que puede ser otra persona, pero si es quien pienso es peligroso.

-Tranquilo vi a José y no pasó nada –le digo – ¿Quién crees?

-El tío que pego a mi hermano, con quien me viste pegarme esa noche –me dice agachando la cabeza-

-Pero ¿por qué? –le pregunto nerviosa-

-No sé Helena, por venganza puede ser –me dice y se le ve preocupado- pero no es seguro, aunque cada día que pasa pienso que es él.

-¿Y qué hacemos? –le digo mirándole-

-No sé, solo quiero que no te pase nada, ni a ti ni a los demás –me dice- intenta no salir sola, no estar por ahí sola.

-Puf lo intentaré –le contesto-

-De verdad –me coge la mano- hazme caso, y deberíamos no vernos mucho, puede que si no me ven con nadie, os dejen en paz.

-Y tú ¿qué pasa contigo?-le pregunto más nerviosa-

-Yo estaré bien, no te preocupes –me dice mientras le acaricia la mano- intentaré solucionar esto.

Salimos de allí y para cambiar de tema le cuento que puede que haya conseguido unas prácticas en una empresa, que me lo ha comentado mi padre y que en unos días tengo la entrevista, me felicita y me dice que seguro que me va bien, yo le contesto ilusionada aunque por dentro tengo un nudo en el estómago.

-Bueno señorita, hazme caso en lo que te he dicho y cualquier cosa me dices –me dice cuando llegamos a mi casa-

-Sí señor, no te preocupes y lo mismo te digo –le digo acercándome a él- yo tampoco quiero que te pase nada a ti.

-Por mí no te preocupes –me dice y me abraza-

Nos quedamos lo que parece unos segundos abrazados hasta que nos separamos y me besa, es un beso corto, o por lo menos a mi me ha sabido a poco, pero me gusta. Y cuando nos separamos y se va siento que vuelve el nudo y que no podré verle, o por lo menos no hasta que sepamos qué pasa.

Hablo con mis amigos por video llamada contándoles un poco la situación y me doy cuenta que todos estamos bastante preocupados, aunque Sofía no ha dado señales en todo el día y no sé qué pre asusta más. Decidimos dejar pasar este día y si mañana no contesta ir a buscarla, no sabemos hasta dónde puede llegar su padre y tenemos miedo de que le haga algo a ella.

Esa noche no es mejor que la anterior, y menos cuando descubro que nuestra amiga sigue igual sin contestar. Me levanto y quedo con mis amigos para ir a buscar a Sofía, me reúno con Bárbara que vive cerca de mi casa y vamos las dos lo más deprima que podemos hacia allí.

José y Elsa ya están esperando, veo que esta última está con el móvil e imaginamos que intenta hablar con ella por última vez pero nada, no hay manera. Decididos llamamos a la casa pero nadie nos abre, esperamos un rato y nada. Preocupados damos una vuelta sin rumbo pensando que hacer, pero ni coge el móvil ni contesta los mensajes ni nada.

Volvemos a casa de Sofía para ver si conseguimos que nos abra alguien, cuando vamos a llamar vemos que la puerta se abre y salen policías y el padre de nuestra amiga. Nos quedamos allí sin saber qué hacer, cuando nos reconoce el señor Ignacio nos dice que no podemos estar ahí y los policías también nos dicen lo mismo. Le preguntamos por nuestra amiga, pero solo nos dice que no es momento,  que ya tendremos noticias que nos vayamos y no nos preocupemos.

Pero como no nos vamos a preocupar, si no sabemos nada de ella desde hace día y medio y vemos este panorama. José le insiste pero por desgracia no consigue nada, nos vamos de la puerta pero no muy lejos, cuando estamos pensando en irnos vemos venir una ambulancia que se estaciona en la casa de nuestra amiga. Nos miramos entre nosotros y sabemos que ha pasado algo grave, pero ¿será a Sofía?

Cap13 chica con gato