Capítulo 22 – Izan

Llego a casa después de pasar parte de la noche con el coche, y además coincidir con Katherine en la carretera donde solemos hacer las carreras. La chica es maja, y por lo que he visto entiende de coches y de ese mundo.

No me esperaba que estuviera allí la verdad, pero tampoco me molestó mucho, simplemente se interesó un poco en mí. Apenas hable con ella, eso sí me dio su número, pero yo lo único que quería era coger el coche, y además tampoco me quería fiar mucho de ella.

Me meto en la cama y me duermo enseguida, me ha venido bien coger el coche y despejar un poco la cabeza, no sé lo que me espera lo que si sé es que mientras este dentro de las carreras, lo voy a disfrutar.

-Eh tú –me despierto sobresaltado y veo que es Iván.

-Me quieres matar tío.

-Tú sí que me vas a matar –me dice- Levántate anda. Mientras saco a Charly, y luego me cuentas que hiciste anoche.

Me levanto sin muchas ganas, me acosté tarde y aunque he dormido bien ha sido poco. Pero una ducha y un café lo arregla todo, menos mal que hoy tengo día libre, lo agradezco.

Estoy tomándome el café mientras miro el grupo, no me acordaba que hoy íbamos a salir de fiesta. Tengo pocas ganas, pero no voy a negar que me vendrá bien despejarme, además mis amigos se van a ir de vacaciones, me dará algo de tiempo para intentar solucionar la mierda en la que me estoy metiendo por culpa de Cristian.

Escucho la puerta y mi perro viene corriendo para que le ponga de comer, no sin antes beber agua. Hace un calor insoportable, el verano está bien a ratos, aunque yo prefiero el invierno sin duda. Le pongo de comer a Charly y después voy al salón donde está mi amigo, sé que está esperando una explicación.

-Bueno me vas a contar que pasó –me dice.

-Cogí el coche un rato, cuando se fueron estos.

-Podrías avisar o responder a los mensajes –me dice mosqueado- Joder Izan, con todo esto me tenías nervioso.

-Lo sé tío, lo siento, no lo pensé. Pero tienes razón. –le contesto- ¿Y a ti qué?

-Nada, vino la chica esa que te dije, y se me pasó un poco –me dice- Luego llegué y no te vi.

-¿Y qué te mola?

-La estoy conociendo –me dice, pero sé que le gusta al menos un poco, sino no dedicaría tiempo en ella.

-Bueno ya me contarás –le digo guiñándole un ojo.

-Oye hay que ir a pillar algo luego, tenemos la nevera un poco pobre –me dice- Si no te importa, yo me voy a currar ahora.

-Vale luego voy.

Hablo un rato con mi hermano, ya no lo tienen tan controlado por suerte y hablamos a veces. Sobre todo me interesa que este bien, él me cuenta sus movidas con el instituto, me cuenta cosas de videojuegos y le prometo que sacare un rato para jugar con él. No menciona mucho a nuestros padres, sabe que no es mi tema de conversación preferido.

Cuando cuelgo y como algo de lo que queda en casa, que no es mucho. Me echo un rato en la cama con la música y miro el móvil. Estoy tentado a escribirla o mirar su Instagram, pero simplemente miro su foto de perfil y cierro los ojos, pienso en cuando la conocí, en los momentos que viví con ella. Y me duele, pensar que ya no volverán, que no podré verla sonreír, acariciar su piel, cogerla de la mano, besarla…

Me quedo medio dormido pensando en ella, cuando me despierto ha pasado casi una hora. Decido levantarme para irme a comprar al súper, así dejaré de darle vueltas a la cabeza, y de pensar en ella.

No me gusta hacer la compra, normalmente se encarga Iván, yo pocas veces. Me pone nervioso, sobre todo cuando tengo que esperar en la caja, eso sí que no lo soporto. Y ya cuando no encuentras lo que estás buscando, eso es lo mejor dar vueltas buscando una lata de sardinas, vamos que no me gusta ir al súper.

Lo que yo no sabía era que me iba a topar con una sorpresa, justo cuando había encontrado lo que buscaba me doy cuenta que en ese mismo pasillo hay una chica, y una cualquiera sino ella. La miro un poco de reojo, porque parece que ella no se ha dado cuenta, pero cuando ya está a mi lado me mira y se da cuenta.

-Hola –la digo.

-Hola, no te había visto.

-Yo tampoco hasta ahora –miento.

-Qué casualidad.

-Pues sí –digo sonriendo.

-Bueno, será mejor que me vaya a terminar de comprar.

-Claro, yo también.

-Si, además mejor que no nos vean ¿no?

-Sí, mejor –la digo sin poder dejar de mirarla.

-Adiós Izan.

-Que te vaya bien Helena –consigo decir.

Y veo como se aleja, mientras se me mueve algo por dentro como si sintiera que se me escapa la felicidad, no sé algo que nunca antes he sentido. Y no voy a negar que si me he enamorado, una vez y me salió mal, pero esto es diferente es más intenso. Siento que no puedo dejarla escapar, pero debo dejarla ir, ese es mi debate interno.

Termino de coger lo que me falta, y me dirijo a las cajas que están llenas como siempre, con esas colas. No entiendo cómo puede haber gente siempre, sea la hora que sea hay gente, o es que tengo mala suerte, que también puede ser.

Veo su largo pelo negro, que me gusta desde que la vi por primera vez, lo tiene bonito. Está hablando con su amiga, y escucho que se ríe y hablan de un cumpleaños. Pero luego me ve Sofía y se callan, y Helena se gira y me ve, pone cara de sorpresa o de otra vez tú y yo la sonrío, ella se gira.

Salgo del súper, no me la vuelvo a cruzar aunque hubiera estado gracioso, para mí por lo menos, a ella no creo que le hiciera gracia sé que está enfadada conmigo. Y es normal, no sabe realmente lo que está pasando en mi vida, y es mejor así. En ese instante llegando a casa me llega un mensaje de Cristian.

Mañana te veo. A las once de la noche donde siempre, tengo trabajo para ti.

Puedo imaginarme el trabajo, no le contesto porque sé que no espera respuesta, solo quiere que vaya y ya está. No me apetece hacerle trabajitos a este tío, pero tampoco me queda otra, este lio es mío. Dejo de darle vueltas al tema en cuanto entro al piso y Charly viene a saludarme, toca paseo, dejo la compra y salimos.

Damos un buen paseo y después me paso por el bar, el padre de Iván adora a mi perro. En cuento llegamos me siento en una mesa que hay vacía fuera, y al poco tiempo sale Iván que saluda primero a Charly y luego a mí, vamos que le ha cogido cariño. Me ofrece un refresco que agradezco y agua para mi perro, al rato sale su padre.

-Hombre hijo hoy vienes acompañado –me dice sonriendo- Toma te he traído agua que hace calor –dice dejándole un cuenco- a ti tu refresco.

-Gracias –le digo sonriendo- ¿Qué tal mucho lio?

-Bueno normal, luego vendrá más gente seguro, hace mucho calor.

-Sí que hace calor, sí.

-Me ha dicho Iván que hoy vais de fiesta –se ríe- hacéis bien, divertíos.

-A veces no viene mal –le digo.

-Bueno entro ya, ahora le digo a Iván que salga un rato.

-Vale –le digo guiñándole un ojo.

Cuando sale mi amigo hablamos un rato, y le aviso del mensaje de Cristian. No le quiero mosquear más, no me importa que él lo sepa. Después de decirme que tenga cuidado y que si puede me acompaña, cambiamos de tema y me dice que saldrá antes del trabajo para ir a la fiesta. Le ha dicho a los chicos de cenar en casa algo y luego irnos, yo le digo que vale y antes de irme quedamos en que viene para cenar.

Me doy otra ducha y me cambio de ropa, después coloco lo que falta del súper, y como tengo tiempo decido jugar un poco con mi hermano en el ordenador, sé que le hace ilusión y a mí me gusta jugar.

Se me pasa el tiempo volando y cuando me doy cuenta ya me tengo que arreglar, o vestir decente para luego ir al garito ese del que nos ha hablado Jorge, según dice su hermana esta increíble, ya veremos.

Cuando llega mi amigo se arregla mientras yo espero a los chicos, que no tardan en llamar al timbre. Nos saludamos y decidimos pedir pizza, como siempre. Mientras saco unas cervezas, y nos sentamos en el sofá.

-Brindemos por nosotros –dice Víctor levantando la cerveza y los demás le seguimos riéndonos.

-Estas fatal, tío –le dice Iván.

-Opino lo mismo –le digo riéndome.

-Bueno no todos somos perfectos –dice Víctor riéndose.

-Hoy toca pasarlo bien –dice Iván mirándonos.

-Eso no se duda –dice Jorge al fin metiéndose en la conversación.

Al rato llega la cena, mientras cenamos pizza empezamos a contar anécdotas nuestras, recordando momentos. Me gusta hablar de lo que hemos vivido juntos, de todo lo que hemos pasado, de los buenos momentos, realmente sé que pase lo que pase los tendré a ellos.

Seguimos bebiendo cervezas, hasta que llega un momento en el que Iván saca una botella de chupitos y nos ponemos a ello. Ya estamos un poco achispados, pero aun así tenemos aguante. Jorge se va al baño a mear porque ya no podía aguantar más, y no le culpo, demasiado líquido y demasiadas risas.

-El domingo me voy de vacaciones –dice Víctor- Y no me voy solo.

-¿Te vas con tu chica? –le pregunto.

-Que va, ojalá –dice él- tengo que hablar con ella antes de irme.

-¿Entonces? –pregunta Iván.

-Con el colega que está en el baño.

-¿Con Jorge? –pregunto sorprendido, no por nada sino porque ni me lo había comentado.

-Si tío –dice- Y lo mejor es que nos vamos donde esta Diego.

-Tú deja de dar envidia –dice Iván riéndose.

Me quedo decepcionado, no porque se vayan de vacaciones juntos, sino porque Jorge me lo contaba todo o casi todo. Pero quizá me lo contará luego, aún quedaba noche tampoco me voy a enfadar. En el fondo me dan envidia, pero de la buena, porque yo no puedo disfrutar con mis amigos por ahí perdido o con ella.

Recogemos un poco antes de irnos, a trompicones porque estamos perjudicados por la bebida, sobre todo los chupitos. Nos acabamos la botella entre los cuatro, que nos hace a todos estar más sueltos, más relajados, incluido Jorge. Y no voy a negar que parezca como antes, como si Cristian no hubiera aparecido en mi vida, antes de conocer a Helena, cuando solo pensaba en salir con los colegas y si se daba liarme con alguna, pero sin compromisos. La realidad es que todo ha cambiado, pero esta noche voy a hacer como si todo fuera como antes.

Llegamos al garito, el nombre es conocido por aquí, se llama The Daemon. Si un nombre peculiar, conozco el local pero no he entrado nunca, al menos no que yo recuerde. Pero me da igual el sitio con tal de pasarlo bien, y además con suerte no vendrá nadie que conozca, o eso espero.

En la barra nos atiende una chica llena de tatuajes, es guapa es lo primero que pienso, le pedimos las consumiciones y Jorge le guiña un ojo, como se nota que esta bebido. Después nos vamos a unos sillones que hay en un lateral del local y nos sentamos mientras bebemos, intentamos hablar por encima de la música y nos reímos mucho. Observo de vez en cuando a la gente que entra, pero no parece que conozca a nadie, sí que me suenan algunos, pero nada más.

-Va a venir tú hermana o qué –dice Iván mirando a Jorge.

-No sé, me dijo que quizás se pasaba, pero no estoy seguro.

-Debería venir, si la conocen puede que nos inviten a copas gratis –se ríe Iván.

-Bueno si es por eso la digo que venga –dice Jorge riéndose.

-¿Por qué sino?

-Ya pensaba que te interesaba ella –contesta Jorge y nos reímos todos.

-Que va tío –dice Iván- Ya tengo a una en mente, y no es tú hermanita, aunque es guapa ya sabes.

-¿Una en mente? –se interesa Víctor.

-Sí, le visita en el bar –contesto yo.

-Bueno si avanza ya os la presentaré, de momento la estoy conociendo –dice Iván con una sonrisa.

-Brindemos por ello –dice mi amigo Víctor y levantamos las copas para brindar.

Al rato veo que Víctor no deja de mirar el móvil y escribir, pienso que es su chica claro, le veo sonreír y pienso que ya lo han arreglado y están bien. Se lo merece, la verdad, después de lo que pasó con su ex le toca ser feliz y sé que la amiga de Helena le quiere.

Bebo tanto que tengo que ir al baño, cuando entro veo que es la mayoría negro como todo el local. Me gusta, esta chulo pienso mientras me lavo la cara y me miro en el espejo. Después salgo y busco con la mirada a los chicos, los veo donde siempre aunque falta Víctor. Pero no le doy importancia y me termino mi copa mientras mis amigos hablan de algo que no escucho bien, me dicen algo y me señalan hacía otro lado del local, yo miro a la barra que está en el otro lado pero no veo bien y me levanto del asiento, y mis ojos se encuentran con ella.

-¿Y Víctor?

-Esta con Bárbara, han coincidido y ha ido a saludar a los demás –contesta Iván.

-¿Deberíamos ir?

-Jorge, creo que no es buena idea –le contesto.

-Yo me quedo con Izan, tú ve si quieres.

-Si no os importa voy a saludar al menos –dice Jorge. levantándose- No tardo.

-Este lo ha hecho aposta.

-¡Eh tío! no te enfades –me dice Iván.

-Podría habérmelo dicho.

-Piensa que si te lo hubiera dicho, no hubieras venido.

-Pero esa es mi decisión.

-Él no sabe ni la mitad que yo, no le culpes.

-Tengo que ir a por otra copa –le digo a Iván antes de levantarme- Suerte que hay dos barras.

-Tráeme otra.

Estoy en la barra apunto de pedir cuando viene Jorge por detrás, me asusto porque no me lo esperaba. Se pide otra copa para él y hablamos un poco con la camarera, que parece ser que le hemos caído bien, sobre todo Jorge que no para de hablarla. Le doy con el codo para irnos, estamos ya llegando a los sillones cuando me para antes de llegar.

-Tío, tienes razón no quiero malos rollos contigo, pero necesito que me seas totalmente sincero –me dice.

-Ya te lo he dicho, no pasa nada, ahora disfruta de esta noche y después de esas vacaciones merecidas –le digo, no se queda muy convencido.

-No estás metido en nada raro ¿eh?

-Solo unas carreras, pero nada que pueda preocuparte –le digo intentando zanjar el tema.

-Quiero ir a verte, a esas carreras –me dice- ¿Dónde son? ¿Lo sabe Iván?

-No sabe nada, mantente al margen es lo mejor –le contesto y empiezo a andar, pero me paro y le miro- Gracias por contarme que te vas con Víctor –y comiendo a andar de nuevo sin dejarle contestar.

-Ya era hora –dice Iván en cuanto nos sentamos.

-Esta esto lleno de gente.

-Sí y cada vez más –nos mira Iván y se para en Jorge- ¿Qué tal con las chicas?

-Bien, parece que se lo están pasando de vicio, y Víctor mejor aún –contesta y da un buen trago a su copa.

La cosa vuelve a estar tensa, entre mi amigo y yo, Iván se da cuenta que pasa algo e intenta animar el ambiente. Nos mantenemos en nuestro sitio hasta que viene Víctor y nos pide perdón por tardar, y nos cuenta que ha hablado con Bárbara y está todo solucionado, solo hay que verle la cara para saberlo. Pero no se me olvida que después tengo que hablar con él.

Me levanto con la intención de ir a por otra copa, pero mis ojos se encuentran con otra persona en el camino, una persona que menos esperaba en ese momento y por suerte no parece que me haya visto. Solo espero que siga así y no se dé cuenta de mí, o que por lo menos si me ve no intente joderme lo que me queda de noche, aunque sé que es complicado. Tengo que desviarme e irme a la otra barra, donde están Helena y sus amigas.

Parece que la cosa va bien, me atiende un chico y me sirve la copa, pero cuando me giro para irme me choco con una persona, voy a protestar cuando me doy cuenta de quién se trata y no me salen las palabras y me quedo parado, aunque sé que debería irme sin más.

-Perdón –me dice mirándome.

-No pasa nada –consigo decir sin apartar la mirada de su cara.

-Vale –me dice- Pero oye ¿estás bien?

-Sí Helena, estoy bien –le digo intentando ser cortante- De fiesta con mis amigos, como tú.

-Si claro –me dice ella sin más- Pues pásalo bien.

-Eso hago.

-No hace falta que seas tan borde conmigo –me suelta.

-Soy como tengo que ser, tú limítate a pasar de mí y divertirte –la suelto y me intento ir, pero ella me corta el paso.

-No voy a dejar que te vayas dejándome con la palabra en la boca –me contesta- No sé qué te pasa, pero has cambiado y es por algo. Te estoy dando una oportunidad para que te expliques, no me creo eso de que todo está bien pero mejor tomar precaución o el típico es que yo soy de líos. ¿Acaso era todo mentira?

-Joder Helena, estoy terminando de solucionar todo, no pasa nada. No era mentira y lo sabes, eso no lo dudes. Pero lo nuestro no puede seguir, no por ahora. Y no quiero que me esperes, porque te mereces ser feliz. –la cojo de la mano- Lo mejor para todos, es que hagas tú vida, aunque duela. Y si soy más de líos, no me gustan las relaciones pero eso ya te lo dije. –la suelto la mano y la digo- Por favor, hazme caso.

-No me lo pidas dos veces, porque ya sí que se acabó. –me dice ella- Que te vaya bien.

Y me deja allí plantado con la copa en la mano y los hielos derritiéndose, cuando reacciono pienso que deberían darme el premio al mejor pringado y al mejor actor. La realidad es que me hubiera ido con ella en ese mismo instante, lejos de aquí y de todos.

Izan fiesta
Capítulo 22

Capítulo 19 – Helena

Otro día más y hoy empiezo de verdad mi trabajo como becaria, hoy es el día en el que tendré que involucrarme más y tengo ganas. Me levanto emocionada y menos nerviosa, me doy una ducha, juego con mis gatos porque como ya pensé anoche lo que me pondré hoy tengo tiempo de sobra.

Me pongo unos pantalones finos de tela color crudo, una blusa blanca metida por dentro y un cinturón marrón oscuro a juego con mis sandalias. Escojo un bolso blanco y me decido por recogerme el pelo en una coleta y un poco de maquillaje.

Cuando me tomo mi café con una tostada, mi madre me da la buena noticia de que me lleva, estamos hablando de que seguramente junto con mi abuela me regalan un coche, ya que es más cómodo para mí que ir en autobús. Aunque nunca me ha importado no tener coche, para ir al trabajo me viene mejor.

-Que te vaya bien hija, luego me cuentas-me dice mi madre antes de bajarme del coche.

-Gracias mamá- la doy un beso y me bajo.

Cuando entro saludo a la chica de recepción y ella me devuelve el saludo amablemente. Llamo al ascensor y mientras estoy esperando alguien se me acerca, me giro y veo a una chica con el pelo claro y unos ojos azules que hacen su mirada fría. Me sonríe falsamente, porque lo noto y yo le devuelvo el gesto sin ganas. Nos subimos en el ascensor y ni siquiera me pregunta a qué planta voy, da al botón de la planta tres, que también es la mía, vaya casualidad. Subimos en silencio sin decir ni una palabra, no la conozco.

No me doy cuenta ni donde va la chica, me dirijo a los aseos ya que voy con tiempo. Me miro en el espejo, miro el móvil y claro ya que estoy higo pis. Luego salgo y me dirijo a mi departamento, saludo con un hola general y Laura me contesta y me sonríe. Después me doy cuenta que la otra chica que hay dentro, y que el otro día no estaba es la que ha subido conmigo en el ascensor, que casualidad.

-Helena, te presento a Marina –me dice Laura señalando a la chica.

-Hola, nos hemos visto en el ascensor ¿no? –me dice ella.

-Si encantada –contesto yo y ella vuelve a ponerme una sonrisa falsa.

Después de estar trabajando con Laura y tomarnos un descanso, además de darme cuenta que Marina no deja a Adrián en paz, en plan pegajoso, vamos que se ve de lejos que le gusta. Me pone hasta mala cara cuando hablo con él en alguna ocasión, es majo la verdad además de atento y guapo, o eso me parece a mí.

-Hasta mañana –me despido de Laura en la puerta del edificio, y cuando me dirijo a la parada del autobús porque no pueden recogerme hoy, escucho mi nombre.

-Helena –me dice Adrián desde un coche gris claro, un Mercedes- ¿Dónde vas?

-A la parada –le contesto.

-Ven que te acerco –me dice y me acerco a su coche.

-Pero si no sabes donde vivo –le digo.

-Da igual, ¿dónde vives? – me pregunta abriendo la puerta del copiloto y me subo.

Le digo mi calle y me dice que le pilla bien, que no vive muy lejos de allí. También me asegura que si necesito que me lleve más días se lo diga sin problema, que siempre que pueda lo hará encantado, aunque yo le digo que pronto tendré coche o eso espero, y le doy las gracias.

Hablamos un poco, me pregunta por mi segundo día allí, yo le contesto sin problema y le digo que me gusta y me resulta agradable. El bromea con la actitud de Marina, dice que es así por lo general, pero que me acostumbraré a ella como todos. Me cuenta que estuvieron liados e intentaron una relación pero que no funcionó, pero ella no lo entiende y no le deja de insistir, entonces entiendo ese acercamiento.

-Pues es aquí –le digo señalando mi casa- Muchas gracias.

-Nada Helena, cuando quieras –me contesta con una sonrisa.

-Hasta mañana –le digo y me bajo del coche.

-Mañana nos vemos, descansa –me dice y se va.

Me siento contenta, por una parte las prácticas de momento van bien, aunque solo llevo un día pero tengo un buen presentimiento. Por otro lado Sofía ya está con nosotras, aunque siento todo lo que ha tenido que pasar y está pasando. Y también esta lo de pasar las vacaciones sola, quiero decir, sin mis padres, mis amigos… Pero todo es por una buena causa, y eso es lo que hace que me quede aquí.

Cuando me tumbo en la cama y me pongo la música, cierro los ojos y lo veo a él, su cara frente a la mía, mirándome con esos ojos que me cautivan y sus manos cuando me acarician, también sus abrazos que me hacen estar segura, protegida de todo.

No quiero pensar en él, lo intento de verdad, pero cuando me quedo sola no puedo dejar de pensar en lo que pudimos ser y no somos, siento que todo se ha jodido. Por culpa de otra persona, o por culpa de él, que aún me duele más, que decida por los dos, y eso para mí no es justo.

Me despierto sobresaltada por el sonido del móvil, no recuerdo  haberme quedado dormida, pienso que es la alarma, pero no, es una llamada de Bárbara.

-Hola- digo cuando cojo la llamada.

-¿Qué te pasa? –me dice mi amiga.

-Nada que me acabo de despertar –la contesto.

-Lo siento –me dice ella.

-No pasa nada, me quede dormida sin darme cuenta –la digo- ¿Qué tal?

-Pues bien, bueno me ha confirmado Sofía que se viene, asique genial –me dice alegre.

-Será lo mejor –la digo yo animada por ello.

-He quedado con Víctor ahora, pero me ha dicho José que necesita vernos.

-¿Le pasa algo? –la pregunto confusa.

-No sé, me ha dicho que necesita de nuestros sabios consejos, iba a llamarte a ti pero ha recordado lo de las prácticas –me contesta.

-Vale pues ve a ver a tu chico y luego nos vemos ¿no? –la digo.

-Háblale y quedar, yo llegaré después pero prometo no retrasarme mucho.

-Está bien, ahora hablo con él y avisamos por el grupo.

-Genial, gracias Helen, sabes que te quiero –me dice contenta.

-Y yo tonta, pásalo bien luego nos vemos  – nos despedimos y cuelgo.

Hablo con José al que noto un poco cabizbajo, no me quiere contar nada dice que luego hablamos, quedamos en vernos en media hora en casa de Elsa. Avisamos por el grupo a las demás, y decidimos que luego pediremos algo de cena, pero no muy tarde porque yo madrugo y Elsa también.

Voy con la misma ropa de esta mañana, pero me peino un poco y me retoco el maquillaje, ya que lo llevo para que quitármelo pienso yo, lo apaño un poco y listo. Me despido de mis padres que están abajo mi madre en el salón y mi padre en la salita, bueno más bien un pequeño despacho donde trabaja a veces.

De camino me pongo música así se me hace más ameno, ya que voy sola. Suena Lovely de Billie Eilish, Khalid y no me doy cuenta de nada de mi alrededor, simplemente escucho la canción tranquila sin prisa, con mis pensamientos a mil y sin esperarlo sucede. Le veo a unos metros con dos personas más, mi reconocible amiga Bárbara y su chico. No me ve o eso creo, y yo no quiero acercarme, así que camino pero estaba vez rápido hacia casa de Elsa.

-Helena- me grita alguien y me giro.

-Hola José –le saludo y viene a abrazarme.

-¿Qué tal? –me pregunta.

-Pues bien, ya sabes contenta por mi trabajo –le respondo- ¿Y tú?

-Pues bien y mal, ahora te cuento –me dice mientras llegamos al piso de Elsa.

-Bueno seguro que tiene una solución–le digo y me sonríe.

Nos abre Sofía que tiene unas ojeras increíbles, se pueden apreciar fácilmente, no parece que este bien pero ella nos sonríe y nos dice que pasemos. Vamos al salón y esperamos a que Elsa salga de la ducha, mientras Sofía nos trae unos refrescos y nos cuenta que se ha terminado un libro de amor precioso, y nos reímos.

-Ojalá tuviera yo una historia así –nos dice.

-Anda y yo –digo riendo.

-¿Y yo qué? – suelta José y nos reímos más fuerte.

-Oye ¿me puedo enterar de que os reis tanto?, yo también quiero –dice Elsa entrando al salón.

-Del libro que se ha leído Sofía –le suelta José.

-Ah, bueno una historia totalmente fantástica –dice Elsa sonriendo.

-Todos necesitamos un poco de fantasía en nuestra vida –dice Sofía.

-Tienes razón, brindemos por la fantasía –digo yo y chocamos los vasos mientras Elsa se va riendo hacia la cocina.

Al rato cuando ya nos hemos tomado unos cuantos refrescos y nos cuenta Elsa que está buscando trabajo para Sofía, ya que nuestro amigo no nos quiere contar nada hasta que Bárbara no esté presente.

Cuando llaman al telefonillo ya sabemos quién podía ser, o eso pensamos porque viene Elsa al sofá y nos mira confundida.

-Oye no sabía que vendría también Víctor, avisar –dice y la miramos sorprendidos.

-¿Víctor? No sabía nada -digo mientras llaman al timbre.

Cuando entran Bárbara nos pide perdón con la mirada, y no es que nos importara que viniera Víctor pero si además se acoplaba su amigo y no otro que Izan ya era diferente, o por lo menos para mí. Le miro, bueno más bien nos miramos y no nos decimos nada, o yo por lo menos no iba a hacerlo.

-Joder Bárbara podrías avisar- la digo a solas en la cocina.

– Lo sé y lo siento –me dice ella.

-José nos tiene que contar algo importante para él y los traes.

-Puf tienes razón, pero bueno ellos se van ahora.

-Bueno –la digo sin ganas de volver al salón.

-Tranquila, estaré tu lado, pensé que no vendría, cambio de opinión en el último momento –me dice preocupada.

-Está bien, no pasa nada, aguantare –y me da un abrazo antes de volver con el resto.

En ningún momento hablo con él, o por lo menos directamente, simplemente estamos allí como si no nos conociéramos, como si fuéramos extraños o típicos conocidos lejanos. Yo no estaba cómoda, y él tampoco lo parecía mucho, pero ¿por qué había venido? Si tenemos que mantenernos alejados, no entiendo nada.

-He traído una botella de champan, para celebrar que estas aquí Sofía –dice Víctor sonriente.

-Voy a por copas –dice Elsa levantándose, pero la paro.

-Tranquila voy yo –la digo y voy a la cocina, mientras escucho a Izan ofrecerse a ayudar, mierda pienso.

-¿Te ayudo? –me pregunta mirándome.

-No hace falta, puedes volver con los demás.

-Creo que si te hago falta –me dice mientras intento alcanzar las últimas copas que están al fondo.

-Bueno si puedes coger esas –le digo apartándome para que pueda cogerlas.

-Oye Helena –dice cuando deja las copas en la encimera y me mira- Te he visto.

-¿Cuándo? –le digo como si no supiera nada.

-En la calle mientras estaba con ellos-me dice- por eso he cambiado de opinión y he venido.

-¿A qué juegas Izan? –le digo molesta.

-No iba a venir, pero no sé, te he visto y joder, tenía que verte, saber que estas bien –me dice- lo intento pero me cuesta. Lo siento, no quiero hacerte daño.

-No es justo, por lo menos para mí –le digo y me voy al salón con algunas copas, dejándole allí.

Brindamos, aunque yo con mal sabor de boca después de la charla con Izan, pero por mis amigos pongo buena cara. Me dice que no quiere hacerme daño, pero no se da cuenta que así me está jodiendo, que solo piensa por él, y no lo entiendo porque sé que él no es así y algo le pasa.

-Por fin solos –dice Elsa.

-¿Te molestan? –pregunta Bárbara.

-No joder, es por lo de José –mira a este.

-Está bien chicas, allá voy, aunque me lo he pasado bien con estos –dice sonriendo.

-Lo siento por no avisar –dice Bárbara- ¿Me perdonáis?

-No hay nada que perdonar –dice Sofía mirándonos al resto.

-Bueno si no hubieras venido con Izan, te perdonaría más fácil –la digo.

-No sé porque ha venido Helena, no quería –dice esta- Pero lo siento, enserio.

-No pasa nada, no es tu culpa –la digo y la abrazo.

-Atención José tiene que soltar algo ya –dice Elsa mirándole.

-Pues chicas os cuento, ya sabéis que mis padres quieren llevarme con ellos de vacaciones como todos los años, y yo no quiero ir al mismo sitio de siempre, solo porque mi tía nos deja la casa –nos dice y hace una pausa- No sé qué hacer, si me voy tendré playa y demás, sino me quedaré aquí solo, bueno con Helena, que tampoco esta tan mal, pero ella tiene trabajo y yo no hago nada –dice y se ríe- ¿Qué haríais vosotras? –Nos mira.

-Yo me iría –le digo sin pensarlo.

-Vamos y yo, sin duda –contesta Elsa.

-Vete José –dice Bárbara- Helena no se va porque no puede, pero tú sí.

-Opino igual –dice por último Sofía- Además allí te hiciste amigos ¿no?

-Sí, pero yo que se hemos cambiado, cada uno a lo suyo –dice José.

-Bueno aquí tienes nuestra opinión, pero tú haz lo que te apetezca –le digo.

-Gracias chicas, si tenéis razón, debería ir y disfrutar pero mis padres…

-Lo dices porque no te conocen bien, bueno tu no les dejas –dice Bárbara.

-No volvamos con eso por favor –dice José molesto.

-Algún día saldrá –dice Elsa.

-Pero aun no, no me apetece- dice José- ¿Bueno que pedimos pizza? –cambia de tema y lo damos por zanjado.

Cenamos pizza y no volvemos a sacar el tema de José, yo pienso que debería abrirse más con sus padres, intentarlo aunque sé que para él es difícil pero en algún momento se enteraran de su bisexualidad.

Cuando se hace tarde, o por lo menos para mí porque madrugo y para Elsa que mañana le toca turno de mañana en la cafetería, decidimos marcharnos.

Como siempre José toma su dirección y Bárbara y yo la nuestra, aunque vamos juntos los tres hasta un tramo del camino. En el camino Bárbara saca el tema a nuestro amigo y le dice que es una buena oportunidad para arreglarlo con sus padres, por la discusión que tuvieron, y además se le ocurre otra idea que anima un poco a José.

-¿Y si te llevas a Elsa? –dice mi amiga emocionada.

-Pero, ¿crees que querrá?- dice él.

– ¿Y por qué no? –dice Bárbara parándose en mitad de la calle mirándole- La pobre no se va nunca, bueno alguna vez se vino conmigo y Helena, pero estaría bien para ti y para ella.

-Anda pues sí –intervengo yo- Seguro que quiere.

-No sé chicas, a lo mejor no quiere y tiene sus planes.

-¿Planes? –Ríe mi amiga- Sabes que no, yo se lo preguntaría.

-Hombre a mí me gustaría –dice el sonriendo.

-Pues ala ya sabes –le digo y nos reímos.

Nos despedimos de un José más contento, si es que lo que no se le ocurra a mi amiga, que buen ojo tiene a veces. Nosotras seguimos caminando y hablando, como siempre no podemos están calladas, cuando nos juntamos todo fluye, por eso es mi mejor amiga. Pero me quedo sorprendida cuando me dice una cosa que no me esperaba, vamos que no sé si me lo dice por decir o que lo sabe a ciencia cierta. Ella no deja de reírse por el comentario, y claro yo también me rio, cuando nos despedimos en la esquina de siempre.

De camino a mi casa no puedo dejar de pensar que podría ser verdad y se me escapa una sonrisa. ¿Será que nuestros amigos se gustan? Sería bonito, pero quizá mi amiga es más lista y me lo ha dejado caer para que no piense en otra cosa, u otra persona, mejor dicho.

Cap19 Chica colgante

Capítulo 18 – Izan

Nada que no encuentro ni un coche, por más que busco junto a Iván no damos con un coche medianamente bueno, para lo que necesito, o se van mucho de precio o están reventados. Al final tenía razón y voy a tener que aceptar lo que me propuso Cristian, eso o arriesgarme a que alguien salga mal parado, y lo segundo no lo voy a permitir.

-Joder Izan, no puede ser – me dice Iván asqueado.

-Te lo estoy diciendo, no hay nada, no puedo sacar dinero de las piedras –le digo.

-Podemos hablar con los chicos, quizá nos pueden ayudar con el dinero o a buscar algo –me dice el convencido.

-Te recuerdo que no quiero meterles en esto, y lo sigo manteniendo –le contesto cabreándome.

¿Entonces? –me mira serio- Claro, aceptarás el trato…

-No me queda otra, ¿te piensas que me gusta la idea? –le digo levantándome del sofá- Pero es lo mejor, y lo sabes.

El día se me pasa volado en el trabajo, tengo bastantes cosas que hacer y casi no me da tiempo ni a pensar, paro a comer porque me entra hambre, pero no tengo ni idea de que hora es. No aparece Jorge, pero sé que esta dándole vueltas al tema, le conozco demasiado bien. 

Cuando termino mi jornada me voy directo a casa y saco a Charly un rato, pasamos un buen rato en la calle y cuando estoy a punto de pasar la calle, la veo. No me hace falta tenerla cerca para distinguirla, va sola en su mundo y me entran muchas ganas de ir hacía ella y abrazarla, no sé quizá besarla, pero no lo hago.

Al día siguiente tengo un mensaje de Víctor, me dice de quedar esa misma tarde, ya que ayer no podían la mayoría y se aplazó, hoy me lo confirma, con mucho tiempo si señor. Le digo que sí, una cosa es no involucrarlos en mis asuntos turbios y otra era pasar de ellos totalmente.

-Hola chicos –les saludo mientras me siento en la silla que queda libre en la terraza.

-Ya era hora tío –me dice Víctor.

-Te veo contento –le digo.

-Un poco si –me contesta el sonriendo-

-Ya veo, ya –le digo y sonrío-

-Bueno niño, que tenías que contarnos ¿era importante no? –dice Jorge mirando a Víctor.

-Que impaciente –dice este- Pero si es importante, bueno sobre lo que os comente por el grupo, lo de Sofía, la amiga de las chicas.

-Cuéntanos que sabes –le digo un poco serio.

-Ayer vi a Bárbara y me lo contó, la verdad que es un asunto chungo –dice el poniéndose serio- Pero quería informaros, a parte para que sepáis que no ha tenido nada que ver Cristian –me mira mientras pronuncia su nombre.

Nos cuenta lo que le pasó a la chica, y la verdad que me cabrea bastante la idea porque yo he pasado cosas chungas, pero claro yo soy yo, y esa chica no tenía nada que ver conmigo. Parecía la típica pija con sus padres pijos con pasta, que todo le sale bien y sacaba buenas notas, pero mira las cosas no parecen lo que son. Sí parece pija pero no tanto, su padre tiene pasta, pero le importa una mierda su hija y su mujer parece que menos, y si se ha sacado una carrera pero ¿y ahora? No sabe qué futuro tendrá porque claro, su padre ya no forma parte de sus planes, su padre le da miedo y asco. Y la verdad, después de lo que me han contado no es para menos…

-Joder, pobrecilla –dice Diego impresionado- ¿Podemos hacer algo?

-Pues Bárbara me ha contado que hablando con Helena, estaban pensando en decirle a su amiga de denunciar, pero claro esta reciente y no saben cómo actuar con ella, está asustada y nerviosa. –Nos cuenta Víctor.

-Normal, no es algo bonito –dice Jorge- Pero algo tendrá que hacer.

-Si, lo mejor es que lo denuncié –confirma Iván.

-Yo pienso que sí, ¿pero tiene pruebas? –Intervengo- Es un tipo poderoso con dinero, puede comprarlo todo. –Se me quedan mirando pensativos.

-Tienes razón –dice Jorge.

-Pero algo tendrá que hacer la muchacha –dice Diego mirándonos.

-Sí eso sí, pero ¿cómo? –nos pregunta Víctor pensativo.

-Primero tendrán que hablar con ella y proponérselo, y pensar cómo hacerlo siendo inteligentes antes de lanzarse –les digo- Habla con ella, explícale un poco las cosas y que ellas lo traten con su amiga lo mejor posible, si necesitan ayuda aquí estamos ¿no?

-Si claro, se lo comentaré a Bárbara y os digo –me dice Víctor y asiento con la cabeza.

Después cambiamos de tema y empezamos a hablar de las vacaciones mientras nos tomamos unas cerves, Diego se va en un par de días y Jorge está más callado de lo normal o eso me parece a mi, por lo demás sería como un día cualquiera. A Víctor se le ve ilusionado, y todos sabemos a qué se debe a Bárbara y también sabemos que ayer la cosa se alargó con ella y por eso no quedamos, lo entiendo.

Diego como siempre en sus cosas, pensando ya en sus vacaciones en la playa con sus padres que le dejan hacer lo que quiera y en las chicas en biquini y hace bien el chaval. Jorge más callado de lo normal no ha contado nada, o apenas nada, solo ha dado su opinión y alguna tontería, y yo sé que es por mí, pero no puedo hacer nada por ahora. Iván esta como yo intentando que no se note la tensión que tenemos, porque, aunque él no esté tan involucrado como yo, lo siente igual y sé que haría lo que fuera por mí, por todos.

Y allí estamos, hasta que en un momento me quedo yo solo con Víctor, Diego y Jorge se van, Iván tiene que seguir ayudando a su padre en el bar y yo pues me quedo un poco más. Le pregunto qué tal le va con Bárbara y el contento me cuenta lo bien que han conectado, que de momento todo iba bien e incluso que estaba pensando en invitarla a irse de vacaciones con él, los dos solos pero que no sabe cómo iba a reaccionar, yo le animo a que lo haga, me da un poco de envidia, pero de la sana.

-Y tú ¿qué harás? -me pregunta.

-Pues me quedaré por aquí con Iván –le contesto.

-Podrías darte unas vacaciones, o una escapada. Aunque sea solo, seguro te viene bien.

-No tío, no voy a malgastar el dinero necesito un coche ¿recuerdas? –le digo.

-Es verdad, pero el coche ¿para cuándo? -me contesta- Ah, ya sé cuando tengas canas –se ríe.

-Anda tonto, más pronto que tarde –le digo riéndome.

-Bueno me vas a contar que pasa con Cristian, ¿vas a meterte en las carreras esas? –me pregunta más serio.

-Si tengo que hacerlo, pero no te preocupes esta todo zanjado, si lo hago nos deja en paz y gano algo de pasta –le contesto- Eh, no te pongas serio, todo bien tío –le doy en el hombro.

-Vale, es solo que estas raro, distante no sé –me dice- Tienes a Jorge mosqueado y nunca os he visto así.

-Lo solucionaré con él, es que se monta películas.

-Oye, ¿no vas a intentar arreglarlo con Helena? –me pregunta mirándome- Si ya esta todo solucionado, que más da.

-No, no tengo nada que ver con ella, estuvo bien mientras duro –le contesto- Ya sabes como soy, además mírala ella es diferente, yo soy…

-Eres tonto y ya está, había algo lo vi en vosotros, pero tu verás –me dice sin más- Eh arréglalo con Jorge, habla con él. Me niego a veros así, joder.

Y le prometo que hablaré con Jorge, y lo hare, pero le contaré la misma versión y no sé si me va a creer, pero las cosas son así. Y también pienso esa noche en ella y en cómo nos conocimos, y en lo que tuvimos y ya no tendremos. Pero tengo que protegerla y el mejor modo es así, apartándome de ella y de su vida, aunque me joda.

A la mañana siguiente me despierta una llamada, estoy de tarde y no madrugo aprovecho un poco para dormir más, pero cuando lo escucho pienso que es el despertador hasta que miro bien el móvil y veo su nombre, pienso en colgar y seguir durmiendo pero sé que no voy a poder y lo cojo de mala gana.

-Dime –digo nada más descolgar.

-Hola ¿te he despertado? –me contesta- Bueno me da igual, necesito una respuesta ya.

-Sí –le digo medio dormido.

-Si ¿qué? –me pregunta- si a te he despertado, si a lo del coche, joder especifica.

-Que si a lo del coche, pero voy a intentar conseguir más dinero y te confirmo la cifra ¿ok?

-Vale, pero te doy un par de días no más, a lo de la cifra, el coche lo tienes para esta noche –me dice- Te necesito.

-¿Cómo que me necesitas?-le pregunto confundido- No te estoy entendiendo.

-Me ha fallado uno, y necesito que corras tú –me contesta- No te preocupes por las cifras ni el coche, ya te he dicho te doy un par de días. Pero esta noche eres mío, ahora te mando la dirección y la hora. Hasta luego Izan –y me cuelga.

-Joder – digo tirando el móvil por ahí- vaya mierda.

Y así es, una hora más tarde tengo el mensaje en mi móvil, que por desgracia sigue vivo después del golpe. Se lo cuento a Iván, aunque se pone cabezota en acompañarme y yo se lo niego, al final tengo que acceder porque se pone pesado. Y ahora me encuentro en el trabajo pensando cómo hablar con Jorge para que se calmen un poco las cosas, al menos por ahora. No sé si se pasará por aquí, pero escucho la puerta abrirse y al mirar veo que es él.

-Hola tío –le saludo.

-Hola- me dice secamente.

-¿Qué tal?

-Bien, supongo –me contesta seco- ¿Y tú?

-Pues bien, bueno pensando que parecemos gilipollas –le digo y se me queda mirando- ¿Podemos hablar un momento?

-Si claro, porque creo que el gilipollas eres tú –me dice acercándose- ¿Qué coño pasa?

-No pasa nada Jorge, solo que toda esta movida me ha tenido en tensión, pero ya esta aclarado no hay problemas –le digo intentando sonar convincente.

-No te creo, joder, ¿me vas a seguir mintiendo? –me dice cabreado- Te conozco Izan.

-Pues parece que me conoces una mierda –le contesto cabreado- Que te entre en la cabeza que todo esta bien, haré alguna carrera para que no me joda y ya está.

-Me parece tan sencillo, que no me lo creo –me dice- Como te pillen o como te involucre en más mierdas, estas jodido Izan y te lo digo como amigo.

-Lo sé, pero lo tengo controlado –le contesto un poco más calmado- Solo quiero que esto no nos separe.

-Deberías pirarte por ahí, Izan.

-No es tan fácil.

-Hay más ¿verdad? –me mira serio – Por eso dejaste a Helena, estas distante ¿son solo las carreras? No me mientas.

-No tengo nada más que decir –le contesto y me voy de allí dejándole solo, porque sé que al final me lo sacará y no quiero.

Mensaje de Víctor  <Oye que no entiendes de arreglar las cosas con Jorge y no dejarle peor, joder Izan> Y eso pienso yo, joder, pero las cosas están así y por eso no le contesto, pero tampoco tengo tiempo pues estoy preparándome para mi primera carrera en años, demasiados y sé que no va a ser fácil.

-Hombre, mis chicos preferidos, sobretodo tú –dice Cristian señalándome y sonriendo a Iván.

-Hola –digo serio y mi amigo le saluda con la cabeza.

-Venga venir, aquí tengo la joya preparada, quiero que la pruebes –me dice llevándonos al mismo taller mugroso.

Cuando me monto en el coche mi amigo se monta conmigo de copiloto, yo le dejo claro, que solo es para probar el coche. Empezamos a mirar todo bien y cuando ya me veo preparado lo arranco y salgo, y vuelo con el coche y empiezo a disfrutar como hacía tiempo no lo hacía conduciendo. El coche va bien, no encuentro fallos y me siento cómodo me gusta mucho, sé que Cristian me conoce en este aspecto.

-Espero que no me falles –me dice Cristian serio- Es mucho dinero.

-Haré lo que pueda –le contesto y me subo al coche de nuevo, pero esta vez para intentar ganar la carrera.

-Oye, ¿quieres que me monte contigo? –me pregunta mi amigo.

-Ni de coña –le contesto y él se aparta pero no antes sin desearme suerte.

Y ahora viene lo bueno, porque en el fondo me gusta, no este mundo de mierda en el que me he metido, pero si correr y aquí estoy para correr e intentar ganar.

Empiezo bien voy concentrado, emocionado, con mucha adrenalina y emoción, pero tengo a uno pegado que no me deja en paz. Voy de los primeros, el tercero creo si el que se me pega no me adelanta. Me estoy poniendo nervioso porque tengo que ganar, no puedo defraudarle, le conozco y sé que si no lo pagaré de alguna forma.

Estoy sudando de los nervios, acelero todo lo que puedo, y me pongo el segundo, pero me cuesta controlar el coche, no estoy acostumbrado y el coche no lo conozco muy bien. Al final no sé cómo ni cuándo, pero logro adelantarlo y quedar el primero, eso si un poco más y me estampo contra un muro.

-Joder increíble, me tenías en tensión –me dice Cristian- Te necesito aquí.

-Por los pelos –le contesto mientras hago un gesto a mi amigo para irnos- Te dejo el coche

-Te llamo en unos días, recuérdalo –me dice mientras se sube al coche.

Llego reventado por toda la adrenalina y la tensión, Iván ni me pregunta y yo no le digo nada, me vale con que este a mi lado. Me ducho y eso me relaja bastante, caigo en la cama y veo mensajes de Víctor < ¿No me vas a contestar? Me parece increíble. Lo pillo ya me dirás algo. Por cierto mañana he quedado con las chicas ¿te animas? Aunque se la respuesta>  Pues no, no me animo pero no voy a contestar o por lo menos no ahora, me siento raro y me vienen muchos recuerdos a la cabeza, pero solo quiero dormir y eso hago sin apenas darme cuenta.

Capítulo 17 – Helena

Me quedo allí con Bárbara, me cuenta un poco como llegó, dice que estaba fatal no podía dejar de llorar, decía que no la dejara sola que no quería volver. No quiso atosigarla con preguntas, simplemente la dijo que no la iba a dejar sola nunca, la dio ropa limpia y dejo que se duchara, después calló muerta de sueño allí en el sofá.

Yo sé que seguramente es su padre, siempre me ha dado un poco de miedo, respeto hubiera dicho antes, pero ahora me atrevo a decir miedo y no me quedo corta. Sé que Sofía siempre le ha temido, un poco al menos, pero ahora tiene terror, de eso estoy segura. Y es normal yo me hubiese sentido igual en su situación, lo que no se es lo que ha podido ocurrir ahora, para llegar a esto, según me cuenta Bárbara se la ve perdida y con mucho miedo.

-Creo que deberíamos dejarla descansar, hasta que se despierte –le digo a Bárbara.

-Sí, eso creo yo –me contesta apenada.

-Me quedo contigo –la digo mientras la abrazo.

-Gracias Helena –me dice.

Y eso hago, me quedo con ella haciendo tiempo, comemos algo aunque no mucho, pensamos en como reaccionará Sofía cuando se despierte, en lo que habrá pasado y sobretodo, llegamos a la conclusión de que no la podemos dejar sola. No queremos ni se nos pasa por la cabeza, tenemos que ayudarla. No nos podemos imaginar lo que ha tenido que pasar, podemos hacernos una mínima idea pero nada más, tenemos miedo, por ella porque no sabemos lo que ha sufrido y como va a poder seguir con lo que lleva por dentro.

Mientras hablamos  le cuento que mañana empiezo las prácticas, y que estoy tan emocionada como nerviosa, Bárbara intenta animarme. Ya sabemos cómo es ella, que todo saldrá bien que soy buena, que me lo merezco y que conoceré a más gente. También que lo mismo hay algún chico interesante y guapo, vamos que nos animamos bastante con su positivismo. Hasta que vemos a Sofía entrar en la cocina y nos mira a las dos. No sabría definir su estado, la veo como perdida, con miedo pero a la vez aliviada por vernos allí.

-Hola –nos dice.

-Hola Sofía –la digo y me levanto para abrazarla, Bárbara me sigue, nos abramos las tres mientras lloramos.

-¿Estas mejor? –le pregunta Bárbara.

-Si gracias –contesta ella.

-Menos mal que ya estás aquí –digo yo.

-No sabéis las veces que he pensado en esto –dice Sofía mientras se le escapaban de nuevo las lágrimas.

-Sé que no querrás hablar de ello, pero tendrás que contarnos lo que ha pasado, cuando estés preparada –dice Bárbara mirándola y ella asiente.

Me quedo allí con ellas, simplemente la contamos las novedades para que se distraiga, ella no nos cuenta nada, o al menos no por ahora. Aunque sabe que tendría que explicarnos las cosas, para poder ayudarla, porque somos sus amigas y porque no se puede quedar con ello dentro.

Esta aquí, pero parece que su cabeza está más lejos, intenta decir alguna cosa, pero se la ve un poco perdida, asustada. Nosotras hacemos los que podemos, lo que hacen las amigas de verdad, y la preparamos algo de comer porque lo necesita.

-Bueno chicas, lo que necesitéis me avisáis, ¿vale? –le digo a las dos.

-Gracias Helena, pero tu tranquila y relájate todo saldrá bien, mañana nos cuentas –me contesta Bárbara más animada.

-Gracias, a las dos por todo –nos dice Sofía- Lo digo enserio.

-No las des, para eso estamos, y te queremos pero eso ya lo sabes –le dice Bárbara.

-Pues claro que te queremos, estábamos preocupadas, no lo siguiente, José y Elsa también –la digo yo mientras la abrazo.

Me despido de ambas, y me desean suerte. Yo me voy más tranquila porque sé que está en buenas manos y a salvo, ahora estoy nerviosa por lo de mañana, pero también estoy feliz. Siento que me he quitado un peso de encima, un gran peso.

Antes de dormir, cuando ya he cenado con mis padres, me he dado una ducha y he leído un rato, me pongo algo de música. Estoy intentando relajarme, pero me acuerdo de él, no quiero pensarlo, pero no lo puedo evitar y si pienso en otra cosa es en Sofía y no sé qué es peor.

Recibo un mensaje del grupo que tengo con las chicas, es  Bárbara, dice que mañana quedamos y así José y Elsa pueden ver a Sofía, pero también añade que no la agobiemos, que hablará cuando ella pueda. Todos le contestamos con un claro sin problema,  mandándola besos y abrazos, con muchos emoticonos de corazones.

Estoy muy nerviosa, sí soy de esas personas que se pone nerviosa enseguida, y sobre todo si se trata de cosas importantes, como lo es esto. Mis prácticas son importantes para mí, no solo por aprender de verdad lo que he estado estudiando, sino porque además si lo hago bien y les gusto puedo conseguir trabajo. Es algo por lo que he estado estudiando con esfuerzo, y que además me gusta.

Pienso que estas oportunidades no se dan todos los días, por lo que no quiero cagarla, quiero que todo salga bien, como yo espero. Pero no siempre podemos hacer que las cosas pasen como nosotros queremos, a veces pasan cosas que ni te esperas.

-Hola papá –saludo a mi padre que está en la cocina terminando de desayunar.

-Buenos días hija, ¿nerviosa? –me dice sonriendo.

-Sí, un poco.

-Es normal, pero no te preocupes todo saldrá bien –me dice muy convencido.

-Gracias papá, eso espero –le contesto mientras me preparo un café con leche.

-Te acerco yo ahora –me dice mientras recoge su taza y me da un beso en la cabeza.

-Vale –le contesto sonriendo- ¿Y mamá?

-Ha tenido que irse antes, pero me ha dicho que te de mucha suerte de su parte y que ella sabe que puedes con todo –me dice mientras nos miramos con una sonrisa- Voy a coger unas cosas mientras tú terminas de desayunar, y nos vamos –me dice mientras sale por la puerta de la cocina.

Me termino el café como puedo, los nervios me han cerrado el estómago, no he podido comer nada, ni siquiera lo he intentado, pero me da igual no tengo ni hambre. Miro mi móvil, tengo mensajes de ánimo por parte de mis amigos y yo se lo agradezco, la verdad no me puedo quejar tengo los mejores amigos y también los mejores padres.

Cojo mi bolso y reviso que tenga todo lo que necesito, después  me miro en el espejo y me doy el visto bueno, mientras me digo a mi misma que puedo, y me retoco un poco el pintalabios, es de un tono rosa claro. Me he maquillado de forma natural con mascara de pestañas, un poco de colorete y el pintalabios que no podía faltar. Llevo el pelo suelto un poco ondulado y una diadema fina de color blanco, un vestido por las rodillas de color rosa claro y unas sandalias blancas, con el bolso a juego.

-Qué guapa estas –dice mi padre mirándome.

-Como tú –le digo sonriendo.

-Vamos, que no queremos llegar tarde –me dice mientras salimos de casa hacia el coche.

En el camino no hablamos mucho, mi padre lo intenta para que me relaje un poco, pero yo no le doy mucha conversación, estoy pensativa. Al final vamos con la música que suena en la radio, No Promises y se me viene a la cabeza esa noche, con él claro. No me da tiempo a seguir pensando en él, pues mi padre me saca de mis pensamientos en cuanto llegamos.

-¿Preparada? –me dice sonriendo.

-Em…, si creo que si –le digo no muy segura.

-No te preocupes Helena, céntrate en aprender y ya está, lo que venga después ya vendrá, pero vive el ahora –me dice mirándome.

-Está bien, gracias papá-le digo y sonrío.

-Vamos que tú puedes, luego me cuentas que tal –me dice y me da un beso de despedida.

Salgo del coche y me dirijo a la puerta del edificio donde estuve hace unos días, es  grande pues tiene muchas plantas, y todas pertenecen a la misma empresa. Entro nerviosa pero contenta, una sensación que no se puede describir, la recepcionista me recibe con una sonrisa y me pregunta mi nombre, le comento que soy becaria en prácticas y es mi primer día,  también le digo mi nombre que casi se me olvida con los nervios.

Ella muy amable me lleva hasta el despacho de señor Antonio, mi jefe. Yo la sigo mientras miro a mi alrededor, intentando quedarme con algunos detalles, la primera vez y única que vine, no me fije mucho la verdad.

Subimos en un ascensor que ya me resultaba familiar, es grande caben bastantes personas, para en la planta cinco y allí pasamos por delante de su secretaría hasta la puerta, donde llama y me hace una señal para que entre.

El señor Antonio me recibe amablemente, está hablando por teléfono y me hace un gesto con la mano para que me siente en la silla que hay enfrente de él. Y eso hago me siento y espero a que termine su conversación, a la que no presto mucha atención porque estoy ocupada observando el despacho. Es grande de color blanco y tiene un gran ventanal, con un sofá a mi derecha y una mesa baja, también algunas  estanterías a mi izquierda con muchos libros y revistas.

-Helena, que alegría verte de nuevo ¿nerviosa? –me dice con una sonrisa- No preocupes, relájate porque hoy solo va a ser un día de contacto –me dice mirándome- Te explico, te enseñaremos todo, incluida la zona donde vas a trabajar como becaria, algunos compañeros, la sala de comer, bueno todo.

-Vale gracias –le digo sonriendo-A mí también me alegra mucho verte y estar aquí, aunque estoy un poco nerviosa.

-Hablemos de tus funciones, estarás ayudando a Laura, es más o menos de tú edad, entró también como becaria y ya es trabajadora fija, es muy buena pero tiene mucho trabajo. Ella te enseñara todo, será como tu tutora, por así decirlo. Aunque hay más compañeros que te enseñaran otras funciones ¿vale? –me dice entusiasmado.

-Si perfecto –le digo nerviosa.

-Primero te voy a presentar a mi secretaria –me dice mientras se levanta- Ven.

Le sigo y vamos fuera por donde he pasado antes, justo donde hay una mesa grande y sentada detrás de un ordenador una mujer, más joven que él pero más mayor que yo, tiene que tener unos treinta y algo, aunque veo que es guapa con el pelo rubio y recogido en un moño bien hecho, cuando levanta la mirada y me ve se le forma una sonrisa y puedo ver que tiene unos ojos claros color miel, se levanta y rodea la mesa para ponerse junto a nosotros.

-Esta es Helena, va a estar trabajando con nosotros como becaria, seguro que os caéis bien, trátamela especial –le dice mirándonos a ambas.

-Encantada, yo soy Adriana y lo que necesites aquí me tienes –me dice con una sonrisa y ofreciéndome la mano- Y no porque me lo haya dicho él –se ríe.

-Gracias, y encantada –le estrecho la mano mientras sonrío.

-Ahora que ya están hechas las presentaciones, enséñale todo, ya sabes a su compañera Laura y demás –le dice Antonio a la mujer- Luego nos vemos Helena, espero que tu primer día sea agradable cualquier cosa ya sabes dónde estoy, y perdona es que tengo unas reuniones ahora –me dice.

-Vale no te preocupes, y muchas gracias –le digo con una sonrisa.

-La dejo en tus manos –le dice a Adriana y se va de nuevo a su despacho.

Es agradable, por lo menos conmigo, no tengo queja el rato que estoy con ella. Nos metemos en el ascensor de nuevo y bajamos a la planta cero para empezar desde el principio, recorremos las salas de abajo que simplemente es recepción con unos sillones de espera, unos aseos y una cafetería. Después subimos a la planta uno donde podemos encontrar más aseos y despachos o más bien salas de trabajos, hay bastante gente la verdad, también está la sala de almuerzo.

Me explica que ahí te puedes servir un café en una cafetera que tienen, también hay un microondas donde te puedes calentar la comida, una nevera y algunos muebles con una encimera, y justo al lado una mesa espaciosa con sillas. Allí saludamos a algunas personas que se me quedan mirando, pero es normal no me habían visto en su vida.

Después subimos a la planta dos, con más aseos que ya me había dado cuenta que hay en todas las plantas, más despachos y salas con la misma decoración, paredes blancas sillones negros de cuero, algunos cuadros con ilustraciones modernas y grandes ventanales. A continuación en la planta tercera donde me comenta que estaré yo trabajando, entramos en una sala donde hay varias personas, entre ellas la chica que voy a estar aprendiendo.

Veo que varios puestos  con mesas espaciosas y ordenadores, al fondo también hay una mesa más grande y con más sillas. Vamos a uno de los puestos donde hay una chica morena con el pelo rizado, está concentrada en su trabajo y no nos presta atención, esta que nos ponemos justo enfrente de ella.

-Buenos días, Laura –dice Adriana- Te presento a Helena, la chica becaria que va a estar contigo.

-Hola –digo tímidamente.

-Hola Helena –se levanta de su puesto y viene hacia mí, nos damos dos besos.

-He estado enseñándole todo, creo que no me dejo nada –le dice Adriana- Si no pues ya terminas tú, os dejo que os conozcáis y que le expliques un poco. Y bueno también que le presentes a los compañeros de esta sala. –dice sonriendo y se va.

La chica es maja y muy agradable, me cae bien así de primera impresión. Me enseña su puesto y el trabajo que está haciendo en este momento, entiendo algunas cosas que me va explicando y me siento contenta. Mientras me comenta que en esta sala trabajan dos personas más, Adrián y Marina, que en este momento no están. Cuando pasa un rato decidimos bajar a tomar un café y picar algo, la sigo porque aún no me he quedado con todo y me siento un poco perdida.

-No quiero agobiarte, hoy miras un poco lo que voy haciendo y me preguntas, y ya mañana empezamos bien – me dice contenta.

-Claro como tú me digas, tu mandas –la digo sonriendo.

-Bueno, no me tomes como tu jefa, sino como una compañera que te supervisa o algo así –me sonríe- Vamos –me dice entrando en el comedor.

Nos encontramos a un chico alto y rubio, no le puedo ver bien porque esta de espaldas, pero cuando nota nuestra presencia se gira. Tiene los ojos claros y nos sonríe, me mira curioso y puedo fijarme que tiene el móvil en la oreja, pero en esos momentos no habla. Yo aparto la mirada y sigo a Laura, nos hacemos un café y me ofrece unas galletas mientras nos acomodamos en la mesa.

-Hola chicas –dice él mirándonos.

-Adri-le dice Laura- Perdona, esta es Helena mi nueva compañera.

-Encantado Helena –me dice sonriendo- Yo soy Adrián.

-Hola, encantada –le digo con una sonrisa tímida.

-¿Os importa si me siento? –dice retirando una silla.

-No claro –contesta enseguida Laura.

-Sin problema –le digo yo porque veo que se queda mirándome.

-Estoy cansado no, lo siguiente-nos dice.

-¿Día movidito?-le pregunta ella.

-Si puf, bueno Helena ¿qué te parece esto? –me pregunta mirándome.

-Pues de momento me gusta, pero solo llevo unas horas –le digo.

-Prepárate –me dice Laura y se ríe- Para aguantarle a él me refiero.

-Ni caso –me dice él y nos reímos los tres.

Pasamos un buen rato tomando café, y después volvemos a nuestro puesto, presto atención, apunto y pregunto cosas, pero me suenan la mayoría. Me siento contenta, y hasta el momento las personas que he conocido me dan buena sensación. Estamos casi todo el rato solas, es verdad que Adrián estaba liado, no le dejan con tantas llamadas y recados.

Se me pasa la mañana volando, y cuando es la hora de salir me siento muy contenta y más relajada, me despido de Antonio y Adriana que me preguntan qué tal me ha ido. Hasta se ofrecen a llevarme a casa, pero me niego mi padre está esperándome, habíamos quedado que hoy me recogía.

Cuando ya termino de hablar con mis padres y contarles que tal ha sido la experiencia, subo a cambiarme de ropa pero no sin antes jugar con mis gatos y hacerles mimos, me han echado de menos. Me doy una ducha rápida y me pongo ropa cómoda, unos short vaqueros, camiseta blanca de tirantes y unas converse blancas. Cojo una mochila y me voy a casa de Bárbara que es donde hemos quedado.

-Hola Bar –la digo cuando me abre la puerta.

-Amigaaa –me abraza- Ya estamos todos, ven.

-Buenas chicos –les saludo mientras les doy besos y abrazos.

-Bueno ¿tenéis hambre? –pregunta Bárbara.

-Un poco, ¿cogemos algo? –dice José siguiéndola.

-Bueno Sofía ¿entonces te vienes conmigo? –dice Elsa mientras yo intento saber a lo que se refiere.

-Tranquila Helena, te veo perdida –dice Sofía mirándome- Me ha ofrecido irme con ella a vivir.

-Ah, vale –las miro y nos reímos- Eso me pasa por llegar tarde.

-Pues si chica, ¿qué tal tus practicas? –me pregunta Elsa.

-Pues muy bien la verdad, por lo menos hoy –las contesto sonriente.

-Cuéntanos –dice José mientras entra con cosas para picar y bebidas.

Les cuento todo lo que he vivido ese día, les hablo de mi jefe, su secretaría, mis compañeros de sala que son los que he conocido, bueno menos a Marina. También les describo cómo es el edificio y de lo emocionada que estoy.

Ellos me hacen preguntas y comentan sus ocurrencias que como siempre nos hacen reír, incluida a Sofía. Como no, Bárbara me pregunta por Adrián, y también me dice lo mucho que me envidia, pero de esa envidia sana.

-Oye chicas, os tengo que comentar algo que me carcome por dentro –nos dice José.

-Di –le decimos mirándole.

-Tampoco me miréis así –se ríe-dais miedo.

-Venga suelta –le dice Elsa.

-He discutido con mis padres, por las vacaciones. Que quieren que me vaya con ellos, pero no me apetece –nos cuenta un poco como ha sido la bronca.

-Total, que lo de siempre ¿no? –le dice Bárbara.

-Pues sí chicas –contesta él.

-Y porque no se lo cuentas ya –le dice Elsa.

-No puedo, no me sale –dice él.

-Te entiendo amigo –le digo- Pero tienes que hacerlo, creo que va siendo hora.

-Lo sé chicas, pero no sé cuándo ni cómo –suspira- Lo intentaré, os lo prometo.

-No es por nosotras es por ti –interviene Sofía.

-Tienes razón Sofí –le dice José con ternura.

-Bueno, vamos a animarnos, brindemos por Sofía que está aquí, Helena que es becaria pero tiene ya un trabajo, por Elsa que tendrá una compañera, por José que pronto se lo dirá a sus padres y por mí porque sí, porque soy feliz –reímos todos chocando nuestros vasos.

-¿Entonces te vienes? –dice Elsa mirando a Sofí.

-Sí me voy contigo –le dice ella.

-Ole, ya tengo nueva compi y encima la mejor –dice Elsa emocionada y nos reímos todos.

Todos miramos a Sofía y esta agacha la cabeza, deja el vaso en la mesa y se levanta despacio del sofá, está nerviosa se le nota. Nos mira y se vuelve a sentar en el sofá, nos dice que quiere contarnos lo que paso. Si nosotros estamos dispuestos a escucharla, para ella no es fácil y tampoco bonito, nosotros la decimos que si es lo que ella quiere estamos dispuestos.

Tarda en empezar se nota lo nerviosa que está, pero nosotros  esperamos el momento. Cuando empieza  a contarnos que su madre está muerta por culpa de su padre, nos dice que no sabe exactamente como sucedió. Pero que estaba en el suelo con un buen golpe en la cabeza, y que había mucha sangre.

Nos sigue contando que bajó porque escuchó gritos y su padre estaba nervioso, la pidió que subiera que no volviera a bajar y mantuviera la boca cerrada. Ella se quedó arriba, ni siquiera pudo despedirse de su madre, él la encerró. No nos contó nada en su momento porque tenía miedo de su padre, estaba nerviosa y asustada.

Se le escapan lagrimas mientras nos sigue contando, la dejó encerrada todo el día, y después al día siguiente cuando al fin la dejó salir ella le grito y le echó en cara todo. Pero él cabreado la agarro y la pegó, la dijo que se iba con él unos días lejos de aquí.

Nos cuenta que esos días fueron horribles con él, solo la insultaba y la amenazaba, la decía que no fue culpa suya que fue un accidente. Pero Sofía sabía y sabe que no fue así, le dijo que le iba a denunciar y él se ría de ella. La decía que como lo intentará iba a acabar como su madre y se asustó mucho, estuvo esos días con miedo.

-No os podía avisar, no tenía el móvil, no tenía nada –nos decía llorando- Lo siento.

-Escucha, no pasa nada, lo importante es que estas aquí –la digo.

-Cada vez que intentaba irme de allí, del apartamento ese, me pegaba. Deje de intentarlo, pero vivir con él fue, un miedo constante. Una de las veces me miro sucio, como si quisiera violarme, yo me sentí así, me dio miedo y asco.  –nos cuenta sin mirarnos- Cuando él decidió que teníamos que volver, yo hice como que aceptaba sus órdenes, pero en cuento se descuidó me escape, me fui. Estará furioso, o le dará igual no sé. –nos dice mirándonos con miedo.

-Haremos lo que haga falta, lo pagara-dice José enfadado.

-Claro que sí, no podrá hacerte nada –la digo y todos la abrazamos.

Elsa consiguió llevarse a Sofía ese mismo día a su casa, la prometió la que la iba a ayudar a encontrar algo de trabajo y que de momento no se preocupara. José las acompañó, y yo después de quedarme un rato hablando con Bárbara decidí que era hora de volver a casa.

Por el camino pensaba en mi amiga Sofía, esta aterrada y no es para menos, ni siquiera entiendo como un padre es capaz de eso, me pone los pelos de punta solo de pensarlo.

Cap17 abrazo

Capítulo 16 – Izan

Después de pasar unos días sin señales de Cristian, parecía que mi vida era normal, pero tenía la sensación de que pronto me llamaría. Estaba pensando en ella como siempre, últimamente no sé qué me pasaba, pero se me venía a la cabeza ese momento en el que la vi por última vez.

Al poco rato una llamada me despierta de mis pensamientos, cojo el móvil y veo un número que ya me resulta familiar, es él. Me debato entre descolgar o dejarlo sonar, no me apetece tener que hablar con Cristian, nunca me ha gustado pero en este momento menos.

Como veo que no para de insistir lo cojo, puede ser algo importante me digo, aunque viniendo de él será una mierda como todo lo que él hace.

-Hola- le contesto sin más.

-Hombre ya era hora –me dice un poco cabreado.

-Dime que quieres –le contesto con poca paciencia y humor.

-Relájate que tengo buenas noticias –me dice y me imagino una sonrisa burlona en su cara.

-Cuales son si pueden saberse –le digo intentando zanjar la conversación.

-Deberías estar emocionado, ya tengo tu coche, he hablado con un conocido y te lo vende por poca pasta –me contesta.

-Bien, ¿y cuánto es poca pasta para ti? –le pregunto.

-No te adelantes, primero quiero que lo veas y si te gusta, pues hablamos del precio, quizá te puedo ayudar con eso del dinero –me dice.

-Está bien, aunque no quiero favores –le digo secamente.

-Tranquilo, te noto tenso –se ríe- luego te mando un mensaje con el lugar y la hora –y me cuelga, así es él-

Después de hablar con Cristian se me pone un dolor de cabeza insoportable, intento dormir un rato, y lo consigo pero tengo un sueño y me despierto sobresaltado. Miro el reloj y me doy cuenta que he dormido dos horas, no está mal me digo.

Me doy una ducha rápida, me visto para ir a trabajar y antes de salir me tomo un café solo con hielo. Hoy estoy de tarde y aunque no me gusta, por lo menos no tengo que ver a Jorge y tener que mentirle a la cara.

Salgo por la puerta del portal y me cruzo con Iván, vamos tan acelerados que nos chocamos, joder pienso para mí. Mientras que veo que coge el móvil del suelo y me mira, entonces cambia nuestra expresión y nos reímos como dos idiotas.

-Joder tío menos mal que eras tú, ya iba a pegarte –me dice riéndose.

-Yo estaba pensando lo mismo –me rio.

-¿Vas a currar? –me pregunta.

-Si hoy me toca turno de tarde, me lo dijeron ayer –le digo.

-Vale, luego te veo –me dice y me da en la espalda mientras que entra en el portal.

-Adiós – le contesto y me voy.

El día se hace eterno, estoy solo en el almacén y diría que hasta me gustaría que estuviera Jorge, aunque sea para discutir. Me pongo mis cascos con mi música para que se me haga más ameno, estoy a lo mío hasta que alguien me da en la espalda y me giro sobresaltado, por poco muero de un infarto.

-¡Que cojones! –grito-

-Tranquilo tío, solo soy yo –me dice Jorge.

-Joder tan más tacto la próxima vez, por poco no muero –le digo cabreado.

-No sabía que tenías la música –me dice casi riéndose.

-¿Qué haces aquí? –le pregunto sorprendido.

-Solo he venido a por unas cosas que me he dejado esta mañana, y ya pues me he pasado a saludar.

-Ah vale, pues hola –le digo reprimiendo una risa.

-¿Divertida la tarde? –me contesta burlón.

-Si puf hacía tiempo que no me divertía así –le digo- Hasta te echaba en falta para meterme contigo.

-Ya decía yo –se ríe-  Bueno te dejo con tu diversión que tengo prisa ¿luego quieres tomar algo?

-Pues no sé si podre, luego te digo –le contesto y justo en ese momento me llega un mensaje.

-Vale, estaría bien –me guiña un ojo- Adiós y diviértete –se ríe mientras sube la escalera.

-Gracias por los ánimos –le contesto.

El mensaje de Cristian era claro, a las 23 horas donde siempre, con un no me falles es una buena oportunidad. Y claro no me podía negar, ya no podía aunque quisiera… Bueno podía, pero no debería, y como yo cumplo con el deber me toca ir, y también sé que no había empezado lo bueno, pero que está a punto de empezar y me volvió el dolor de cabeza, así de golpe.

Para cuando llega la hora de salir del trabajo ya le he contestado a Jorge, diciéndole que no puedo ir que me ha surgido un imprevisto. Me sabe mal mentirles, pero tengo que hacerlo no quiero involucrar a nadie más, ya tengo bastante con Iván.  Y mientras que hago tiempo para ir al lugar donde he quedado, le mando un mensaje a este último para decirle que volveré tarde y la razón.

Para mi sorpresa cuando llego dos minutos antes, no hay nadie, miro a mi alrededor pero ni rastro. Me enciendo un cigarrillo y me poyo en esa vieja pared, intento no pensar y relajarme, pero escucho unas pisadas y me giro, para mi sorpresa no era Cristian, sino una persona que no esperaba que viniera, sino no le hubiese contado nada antes de venir, se lo dije bien claro en ese mensaje, joder pensé, joder y vaya mierda.

-Que haces aquí –le digo más alto de lo que pensaba.

-Enserio pensabas que te iba a dejar solo con esto tío –me gruñe Iván.

-Joder, te dije que de momento te mantuvieras al margen-le digo  cabreado.

-Estoy contigo y punto –me contesta y no dio tiempo  a seguir discutiendo pues ya estaban allí.

Nos miraran, sobre todo a Iván que no se lo esperaban, ni siquiera yo lo esperaba y ahí estaba conmigo, metiéndose en esta mierda, otra vez como en el pasado. Yo no quería esto para él, ahora no sabía muy bien si me arrepentía o se lo agradecía. Me sentía mejor con mi amigo está claro, pero por otro lado, no le quería allí con esta gente, con toda la mierda que se nos empezaba a echar encima.

Avanzan decididos hacia nosotros, con sonrisas burlonas, ambos tanto Cristian como el otro que no sabía ni como se llamaba, pero tenía malas pintas, eso sí, era un pintas de mucho cuidado, más que el otro.

Mi amigo y yo nos mantenemos firmes, sin movernos, esperando que ellos inicien la charla, lo que si me mantenía seguro es que Iván no la cagaría, conocía estos mundos, tanto como yo y sé que era listo muy listo.

-Pero bueno, que tenemos aquí –se ríe Cristian- Esto sí que no me lo esperaba- dice refiriéndose a mi amigo porque ya lo conoce, como a mí.

-Hola –dice mi amigo.

-Hola Iván, esto sí que me ha puesto nervioso –dice con una sonrisa- Pero nervios de los buenos, esos que te recuerdan a los viejos tiempos, a los buenos, no los malos.

-Solo ha venido a acompañarme –le digo- Vamos al grano ¿no?

-Tú siempre con prisas Izan –me contesta- Aquí mando yo, ya lo sabes, primero os presento a Ricky –nos dice mirándole- nos va a enseñar el coche y hablaremos de lo que conlleva ya sabes.

-Si claro –le saludo con la cabeza al tal Ricky y mi amigo se le queda mirando.

-Seguidme entonces –dice el tipo y empieza a andar,  todos le seguimos.

Nos guía por unos callejones oscuros, apenas están alumbrados, el olor es malo y tiene todo muy mala pinta, pero esto yo ya lo conozco, aunque he estado intentando olvidarlo. Hubo una época en la que me olvidé, pero ahí estaba de nuevo por esos lares. Andamos un rato sin mediar palabra, yo lo agradecí, me encuentro bastante tenso y cabreado.

El tipo se detiene en una fachada que parece un taller, pero abandonado, o eso pienso yo, nos empieza a contar que se dedica a arreglar coches, o a lo que le pidieran referente  con estos, , mientras nos habla del coche que me quiere vender nos adentramos en su supuesto taller. Allí hay mucha mierda, aparte de herramientas, maquinas, piezas de coches, de todo un poco a decir verdad. Y enfrente lo que parece un coche tapado con una lona negra, y estoy impaciente por verlo, lo vendía bien el tío pero yo quería verlo, me encantan los coches y hacía mucho de todo esto, de estas mariposas en el estómago pensando en yo conduciendo un coche así a todo trapo, sin importar nada solo la velocidad.

-Tienes ganas eh –me dice Cristian sacándome de mis pensamientos.

-No lo puedo negar –le contesto.

-Vamos Ricky no esperemos más –le dice.

En cuanto le quito la lona y lo veo,  lo revivo todo, recordó lo que era conducir en un coche así, un coche de verdad, y este coche que mis ojos están viendo, me gusta y mucho. Mientras que termina de destaparlo y me invita a acercarme me va contando cosas sobre el coche, pero yo ya se mucho sobre coches, me encanta mirar coches y fantasear que me pierdo con ellos por la carretera.

Este coche un BMW M3 e46 de color negro, antes de que me lo diga yo ya lo se, como también se que iba a costar una pasta y que no puedo pagarlo, pero me dejo llevar y me monto y mi amigo también, y los dos disfrutamos. En estos momentos estoy relajado, parecemos los cuatro colegas de toda la vida hablando del coche, flipándo con esta máquina, hasta que la realidad me alcanzó.

-Ya veo que te gusta, lo sabía te conozco bien –me dice Cristian mirándome mientras me bajo del coche.

-Si me gusta, pero no puedo pagarlo –le contesto.

-No corras tanto, relájate, te he visto disfrutar y sé que esto es lo tuyo –me dice él.

-¿Cuánto pides por él? –pregunta Iván al otro-

-Pues unos 20.000€… -nos dice- Haciendo precio, porque venís con él –señala a Cristian.

-No puedo pagarlo –le digo a Cristian.

-No te preocupes te dije que te iba a ayudar, tu solo escucha mi oferta –me contesta.

-Te escucho –pero sé que sus ofertas tenían doble cara.

-Ven vamos a un sitio más privado, solo tú y yo –me dice mientras abre una puerta y le sigo.

-No tardo –le digo a Iván y entro en una especie de oficina por decirlo de alguna manera.

Se sienta en un sillón que hay detrás de la una mesa, y yo ocupo una silla que hay enfrente, miro a mi alrededor y solo hay papeles descolocados, una pequeña nevera y muchas cajas por estanterías, además de una televisión un poco vieja junto a una radio. Nos miramos mutuamente y espero que empiece a hablar, pero antes me ofrece un cigarro y lo cojo.

-Bueno Izan, como ya nos conocemos hace mucho tiempo –me mira y me tiende un mechero- Ya sé que ha pasado tiempo, y que incluso me dirás que has cambiado, blablablá… Lo que te voy a ofrecer quizá no te guste, pero no te va a quedar otra, a no ser que encuentres otro coche más barato y que sea como este –hace una pausa mientras fuma-  Pero ya te adelanto yo que no lo vas a encontrar.

-Ve al grano por favor, no quiero perder  más el tiempo –le digo manteniéndole la mirada.

-Está bien, ya sé que eres de esos… -sonríe- Solo tienes que hacerme favores, y a cambio te pago ¿7000€ o 10.000€? Lo que mejor te venga, eso lo decides tú, pero cuanto mayor sea la deuda más favores, ya sabes.

-Entiendo, y ¿qué tipo de favores? –le digo serio.

-Por ejemplo tendrás que pasar hierva, sería uno de esos favores, bueno cosas así ya sabes, lo de siempre –me dice sonriendo.

-Sabes que yo ya no me dedico a hacer todas esas cosas –le digo cabreado.

-Ya bueno, pero las cosas pueden cambiar ¿no? –Me dice poniéndose más serio- Esa chica, ¿cómo se llama? bueno tú ya lo sabes –se ríe- Y me gusta, es guapa y parece lista…

-Vale ya, ella no tiene que ver en nada de esto, ni siquiera sé nada de ella –le digo cabreándome más.

-Si quieres yo te puedo informar, tengo buenos contactos –me dice sonriendo.

-Déjala, no tiene nada que ver con esto, estoy haciendo lo que me dices –le grito.

-Baja el tono, si quieres que todo vaya bien solo tienes que aceptar lo que te ofrezco, así de fácil –me dice más serio- te dejo que te lo pienses, en unos días te llamo y quiero una respuesta, y ya sabes cuál es.

Me levanto cabreado y salgo de aquel despacho de mierda, cojo a Iván del brazo y salimos de allí, no me despido ni del otro tío, pero me da igual. Le digo a mi amigo que en casa hablamos, y caminamos juntos pero en silencio cada uno con sus pensamientos. Mi único pensamiento es ella, y la única realidad es que no está a salvo no por ahora. Me entra miedo, rabia y ganas de partirle la cara, sobretodo lo último, pero sé muy bien que ni eso le detendrá.

Entramos en casa y lo primero que hago es decirle a Iván que me doy una ducha y hablábamos, él me dice que vale que mientras prepara algo de cena. Y eso hago, me quito la ropa y me meto en la ducha, no hago otra cosa que darle vueltas a la cabeza, intentando buscar una solución, otra que no sea la que me propone. Porque tengo claro no quiero todo eso, pero me ha tocado. Aunque no se exactamente el motivo, para él he sido importante en el pasado y le dejé con todas sus mierdas.

Ya en el sofá el cenando miro a mi amigo, porque no tengo ni hambre bebo un trago de cerveza, mientras pensó como empezar con todo esto, mi amigo me deja espacio para que le cuente cuando quiera, me conoce y se lo agradezco. Estoy tan cabreado que no se ni lo que saldría por mi boca, respiro y empiezo a contarle lo que he estado hablado con Cristian.

-No lo harás ¿verdad? –me dice Iván mirándome serio.

-No me quedan muchas opciones, sino ¿qué hago tío?

-Decirle que no, intentaremos pagarlo o buscar otro coche, te ha dado días ¿no? –me dice dejando la cena de lado.

-Sí, no sé cuántos pero sí… -le contesto- No quería meterte en esto.

-Pero aquí estamos, no pasa nada, lo conseguiremos –me dice intentando convencerme de que todo irá bien.

-Gracias, pero si no lo conseguimos no me queda otra y lo sabes –le digo serio.

-Lo haremos como sea, pero no te quiero en esa mierda, bastante son las carreras… No te dejes arrastrar más –me dice mirándome-.

-No quiero que os pase nada, a nadie –le digo preocupado.

-Ni a ella ¿verdad?

-Tampoco –le contesto con preocupación.

-Te importa y él está jugando con eso…

Me llega un mensaje de Víctor en el grupo que tenemos, nos dice que le ha contado Bárbara que ya están con su amiga Sofía, y que el asunto esta feo.  Pero que  parece ser cosa de su padre. Por una parte me siento aliviado de que no sea Cristian, que no sea por mi culpa, pero por otro me da pena la situación. Yo he pasado cosas y me puedo hacer una idea.

Llega otro mensaje en el grupo otra vez es Víctor diciendo que mañana quedamos y nos cuenta bien, que la cosa esta jodida. Diego es el primero en contestar, diciendo que vale que así se despide de ellos ya que se va de vacaciones. Jorge dice que perfecto e Iván, y yo les contesto que como quieran.

Se me pasa por la cabeza mandar un mensaje a Helena, para preguntarla como esta. Pero me paro a pensar y decido no hacerlo. De todas formas mañana me enteraré seguramente y debo alejarme. Saco a mi perro a la calle, el pobre debe odiarme a veces, seguramente yo también lo haría. Damos una vuelta que me viene bastante bien y Charly parece contento, después de un buen rato andando sin rumbo fijo decido volver a casa.

Cuando llego me voy a la cama, pensando que no podré dormir en toda la noche, pero al final me duermo. Me cuesta pero intento pensar en cosas buenas, aunque no tengo muchas. Pienso en los buenos momentos con los chicos, pienso en mi hermano, y cuando la conocí. Ese recuerdo que guardo en lo más profundo, y al poco rato me duermo pensando en ella.

Cap16 chico blanco y negro

Capítulo 14 – Izan

Aquí le tengo delante de mí con una navaja amenazándome y yo quieto esperando una respuesta por su parte, un poco acojonado pero con ganas de que hable de una vez. Me mira con una sonrisa burlona, intentando intimidarme con una navaja en la mano y con otra escondiendo algo, que al final puedo distinguir como un puño americano.

-Visto lo visto, porque lo he visto –me dice- estas saliendo con esa chica, si la preciosidad del cabello negro.

-No estoy saliendo con nadie, es solo un lio –le contesto asqueado-

-Ya claro, ¿me lo tengo que creer? –se ríe-

-Deberías porque es la única realidad, y ahora dime qué quieres –le contesto intentando terminar lo antes posible con esta conversación –

-Como ya sabes hacemos carreras con coches, ¿lo sabes no? –hace una pausa y continua hablando sin dejarme contestar- si, como los viejos tiempo. Me acuerdo cuando éramos colegas lo mucho que te gustaba. –me dice sin dejar de mirarme-

-Ya no me va –le contesto-

-Pues el trato va así –me dice-

-¿Y si me niego? –le reto-

-Es así de simple, o vuelves conmigo o habrá consecuencias –me dice serio- ya me conoces.

-No toques a los míos –le digo cabreado-

-Pues cumple con el trato –me contesta- mañana a esta hora en este lugar quiero una respuesta y no intentes jugármela, sabes que voy a ganar.

Tardo en irme a casa, doy vueltas y vueltas pero por más que pienso no me queda otra. Tengo que aceptar lo que me pide, sino se que es capaz de lo que sea solo para joderme, le conozco muy bien. Por desgracia fuimos colegas hace un tiempo, pero acabo mal y ahora tener que volver con él me jode, pero más me jodería que tocara a alguno de los míos, eso sí que no lo voy a permitir.

Lo primero que hago es informar a los chicos de lo que ha sucedido y sacarlos de dudas de quien es el desgraciado. Estamos en casa todos, Víctor, Diego, Jorge, Iván y yo. Hablamos todos, me dicen que no lo haga que me ayudaran que hay que pensar algo, pero saben que con él no se juega, no es trigo limpio.

-Joder tío, vaya mierda –suelta Víctor-

-No pasa nada, acepto hago lo que sea y quedo en paz con él –les digo-

-Sabes que no será tan sencillo, tú le conoces mejor que nosotros –me dice Jorge-

-Lo sé, pero es lo único que puedo hacer ahora mismo –le contesto-

-Mira que acepte y vemos que va pasando, Izan sabe moverse por ese mundo no es la primera vez –dice Iván- además si hace falta voy contigo-

-Gracias tío pero tranquilo de momento con que me meta yo es suficiente –contesto-

-Vamos y le damos una paliza y listo, joder –dice Diego cabreado-

-No, eso hizo y mira como están las cosas –contesta Víctor por mi-

-Ya esta chicos, así quedamos y os mantengo informados –les digo convencido-

-Está bien, pero nos informas de todo cualquier cosa ya sabes –dice Jorge-

-Si tranquilo –le confirmo-

Nos tomamos unas cervezas más, y luego se van todos dejándonos solos a Iván y a mí. Mi colega se queda en el salón, pero yo cansado me voy a mi habitación. Le mando un mensaje a Helena, la digo que es quien creía y que no podemos vernos, por el momento lo mejor es que estemos alejados. Ella no hace más que preguntarme, pero incapaz de contarle la verdad le contesto que estoy bien y que si pasa algo la informaré.

Al día siguiente tengo más claro en la mierda que me estoy metiendo, es como volver al pasado, huir de la policía meterme en líos, peleas, la misma mierda. Me estoy fumando un cigarro cuando me suena el móvil, miro la pantalla y es un número desconocido.

-Quien es –contesto cuando descuelgo-

-Hola Izan –me contesta una voz que reconozco-

-¿Qué quieres ahora? –le digo-

-No puedo verte luego, me han surgido unas cosas –me contesta-

-Si tienes cosas más importantes podemos dejar este asunto –le digo-

-No tendrás esa suerte viejo amigo –se rie- lo zanjamos ahora. Dame una respuesta y ya esta, es sencillo. ¿Aceptas venir conmigo?

-Acepto –suspiro- no me queda otra.

-Perfecto, espero que te animes, ya sabes que te lo vas a pasar muy bien –me contesta-

-Lo que digas –contesto-

-Lo primero que vas a hacer, esta noche te reúnes conmigo en el lugar de siempre. Quiero decir, donde siempre quedábamos ¿recuerdas?-

-Si –le digo mientras me vienen recuerdos a mi cabeza-

– A las 23 horas te espero, no me falles –me dice y cuelga-

Cabreado le doy una patada a lo primero que pillo, y hago que la silla se estampe contra el suelo.  Armo tal jaleo que mi amigo Iván sale asustado de su habitación, y entonces me doy cuenta de que no estaba solo. Me abraza porque siento destrozado, porque sé lo que me espera a partir de ahora, y también que me tengo que distanciar de personas que no quiero y en concreto de ella.

Me paso el día trabajando e intentando no pensar en lo que me espera por la noche, me pongo música mientras estoy en el almacén, estoy tan en mi mundo que no me entero de que se acerca Jorge hasta que me da en el brazo y por poco me mata del susto.

-Tío quieres matarme eh –le digo-

-Casi –me dice riendo-

-¿Qué pasa?- le pregunto-

-Nada que ya es casi la hora de cerrar, ¿te queda mucho? –me dice él-

-No ya estoy terminando, pero no me esperes que tengo plan –le digo-

-¿Se puede saber el plan? –se me queda mirando-

-No se puede –le contesto-

-Anda ya –me dice y le suena el móvil- espera un momento

Se aparta para hablar por teléfono mientras yo sigo colocando unas cosas, cuando cuelga me dice que es su hermana que le necesita para algo, y le digo que se vaya que termino y cierro. Y eso hago cierro, y después me dirijo al sitio donde he quedado con Cristian, me pilla un poco retirado por lo que voy bien de tiempo.  Me meto por unas calles estrechas para llegar mejor a mi destino, con mi música a tope para no pensar mucho y en un rato me planto allí.

Desde el principio de la calle veo a tres personas,  según me voy acercando distingo a Cristian y a dos chicos más que también conozco. Están hablando entre ellos pero desde aquí no les puedo oír bien, pero se ríen mucho. Cuando ya estoy casi donde ellos me ve uno de los chicos que si no recuerdo mal se llama Germán y esté enseguida avisa a los otros, me miran y una sonrisa se les dibuja en la cara, todo lo contrario a mí.

-Hombre mirar a quien tenemos aquí –dice Cristian entusiasmado-

-Pensábamos que estaba de coña –dice Germán dirigiéndose a mi-

-Aquí estoy –digo secamente-

-Y nos alegramos de ello –dice Cristian-

-¿Qué quieres? –le digo-

-Nada amigo, charlar un rato ya que tenemos un asunto importante que comentarte-contesta Cristian-

-Dime de qué se trata –le digo-

-Venga Matías te concedo el honor- dice mirando a su amigo-

-Resulta que en unas semanas empieza una apuesta grande, y seguro que estas interesado –me mira este- se que te gustan los coches, y esta por medio una carrera.

-¿Y yo qué gano con eso? –miro a Cristian-

-Es muy simple, tú haces lo que te digo y nadie sufrirá ningún daño –me dice-

-Y me tengo que fiar ¿no? –le digo-

-Deberías, ya te lo aseguro. Solo quiero tenerte de vuelta una temporada, eres muy bueno conduciendo y sé que no te viene mal el dinero –me dice-

-¿Me quedaría parte de la pasta si gano? –le digo-

-Ten por seguro que no te irás con las manos vacías –me contesta- te veo dudoso, pero no importa te doy unos días, aunque te conviene hacerme caso ¿o quieres sabes lo que puede pasar?

-Tranquilo,  lo haré no tienes que hacer nada –le digo conteniéndome-

-Así me gusta, como en los viejos tiempos, juntos –me dice y se ríe-

Me explica un poco donde va a ser, también me comenta que me conseguirá un coche que me puede interesar, además no para de decirme que me estará vigilando de cerca, que no me ande con tonterías. Yo intento mantener la calma, empieza a hablar del día que le di la paliza, y se ríe como un enfermo, si no le conociera me daría hasta miedo. Los otros dos le siguen el juego, todo va medianamente bien hasta que empieza a hablar de ella y eso ya me pone en alerta. Le aseguro que es una chica más, que ya sabe que ahora solo busco rollos y no me interesan las relaciones, intento hacer que se olvide del tema y por ahora parece que lo deja a un lado.

No me hace gracia meterme en lio, pero no ha sido tan malo como pensaba, aunque puede que este sea el principio y aun queden cosas peores que aguantar, con Cristian nunca se sabe. La situación para mí ha sido incomoda, casi que se estaban riendo de mi en mi cara, sobre todo cuando han nombrado a Helena, pero he aguantado como he podido para no perder la poca calma que me queda.

Al llegar a casa veo que Iván ya ha llegado, no me había dado cuenta de lo tarde que era, después del mal rato me he ido a dar una vuelta. Me cojo una cerveza y me siento en el sofá a su lado, creo que lo mejor que puedo hacer es contarle que he visto a Cristian y todo lo más. Una vez que he acabado de hablar el suspira y me mira, sabe en lo que me estoy metiendo, pero también sabe que no me queda otra.

-Me tienes aquí, si necesitas ayuda –me dice-

-Gracias tío –le contesto-

Me levanto algo mejor, el cansancio acumulado ha hecho que duerma mejor pero aun así no ha sido suficiente. Saco a Charly antes de ir a trabajar, hoy mi amigo va más tarde y le dejo que descansé. Después de tomarme mi café, ducharme y prepararme para irme a trabajar, veo un mensaje de Helena pero lo ignoro, contra menos contacto mejor me digo a mi mismo.

Paso la mañana como siempre en el almacén, hasta que viene Jorge y me invita a desayunar, me sonsaca un poco lo que hice anoche, pero le oculte detalles que es mejor que no sepa, bastante que lo sabe Iván y el motivo es simple, él ha estado en ese ambiente.

Jorge se cabrea un poco por no habérselo contado, me dice que ya no le cuento las cosas, que no quiere que acabe como en el pasado y que me puede ayudar, es un cabezota y no quiere entrar en razón. Pero consigo cambiar de tema y hablamos de otras cosas, como que ayer su hermana se quedo tirada con el coche y por eso tuvo que ir él, se ríe contándomelo y al final con la tontería me contagia la risa, es de agradecer los momentos así y más con lo que se me viene encima. Me pregunta por Helena, pero le desvió un poco el tema no me apetece hablar de ella, y le digo que lo mejor es que se quede así.

Termino mi jornada, pero antes veo unos mensajes de Víctor diciéndome que ha estado con las chicas y que tiene que contarme una cosa, que le avise y viene a casa. Voy a contestarle que vaya en un rato pero no me da tiempo, se enciende mi pantalla y veo una llamada de Cristian.

-¿Qué pasa? –le digo al descolgar-

-Ni un ¿Hola? Que mala educación amigo-me dice y se rie-

-Hola –le digo seco-

-Así mejor, mira te voy a pasar unos datos con el coche que te comente y el tipo que lo vende, si te interesa solo tienes que decirle que vas de mi parte y no tendrás problema –me dice-

-Vale lo miraré –le contesto-

-Un gracias estaría bien, pero a ti te lo perdono. Ahora lo tendrás –me dice y me cuelga-

Veo que me ha mandado los datos, luego lo miraré tranquilamente, cuando voy a contestar a Víctor veo que he recibido otros mensajes de Helena, los leo parece preocupada, pero puedo imaginarme que de eso me querrá hablar mi amigo y cierro el chat.

Llaman al timbre, abro la puerta a Víctor que ha llegado antes de lo que esperaba y con Diego, parece agobiado por su cara. Les digo que se sienten mientras saco unas cervezas, una vez estamos todos acoplados en los sofás y con nuestras respectivas cervezas Víctor comienza a hablar, nos cuenta que una de las amigas de las chicas ha desaparecido, no da señales de vida.

Sus amigos están muy preocupados, vieron póliza y una ambulancia en su casa y el padre no les dice nada. Me preguntan si puede ser que esté relacionado con Cristian, pero si me pongo a pensar por un lado diría que no pero por otro podría ser, ya que con este tío nunca se sabe. Nos ponemos a divagar, cada uno dando nuestra opinión y yo les cuento el encuentro con Cristian pero sin detalles, les prometo que intentare averiguar si tiene que ver con el lo de Sofía.

Estamos un buen rato hablando, a nosotros también nos preocupa lo que está pasando con la chica, y yo me pongo a pensar que quizá Helena se ha querido poner en contacto conmigo por esto mismo, debe de estar muy nerviosa. Pero es mejor así, no quiero que Cristian tenga su nombre en la boca, tengo que hacer que se olvide de ella y los demás. Entre cerveza y cerveza, pedimos la cena todos pensamos que unas pizzas están bien, de vez en cuando veo a Víctor hablar por el móvil, le tengo a mi lado y puedo ver que se trata de Bárbara. Le veo tan ilusionado y contento, que a veces me da envidia pero de la buena, la verdad que me alegro mucho por él.

Llaman a la puerta, Iván convencido de que es la pizza abre la puerta pero cuando voy a ir a ayudarlo veo que se trata de Bárbara y Helena. Sorprendido tanto como mi amigo o más, no sé cómo reaccionar, por un lado me alegro mucho de verla pero por otro no tanto. Pensar que puede que las hayan seguido, o que las pasé algo por venir aquí donde yo vivo, por juntarse conmigo, me pone malo. Y como soy así de impulsivo, cuando están ya dentro y Víctor viene a saludar a su novia, cojo a Helena del brazo para apartarla un poco.

-¿Qué haces aquí? –la digo-

-He venido para acompañar a mi amiga –me dice sorprendida por mi reacción-

-Te dije que no podemos vernos, y va muy enserio –la digo un poco brusco-

-No pasa nada, no he venido a verte he venido con mi amiga porque está aquí su novio, que por casualidad también es tu amigo –me dice ella un poco cabreada-

-Me da igual, es peligroso ya te lo dije –le digo seco y me voy donde están los demás-

-¿Qué pasa las has invitado? –le digo a Víctor que está solo en la cocina-

-No, solo le comenté que estaba en tu casa hablando del tema, ha venido porque estaba preocupada y eso-me contesta-

-Pues no me hace gracia –le digo-

-¿Pero qué te pasa tío? No te pongas así –me dice él-

-¿Y tú tan tranquilo? –le digo y me voy al salón-

Me quedo de pie escuchando la conversación, las chicas están explicando más detalladamente lo que ha pasado con su amiga y siguen sin saber nada más. Me fijo bien en Helena, tiene mala cara se la nota cansada y preocupada, en ese instante la abrazaría pero no, me mantengo donde estoy y Víctor se sienta con los demás.

Al final llega la cena y cenamos todos, pero Diego se va porque tiene prisa. Yo no puedo apartar la vista de ella, aunque lo intento pero su manera de hablar y sus gestos me llaman la atención constantemente. Pasa un rato e Iván se va a dormir, mañana madruga y está cansado, nos quedamos los cuatro y mientras hablamos no sé cómo me lían que acabo ofreciéndome a acompañar a Helena a casa, no debería se que no pero no voy a dejar que se vaya sola, y los otros dos se que tienen sus planes.

Llegamos casi a su casa, no hablamos demasiado solo el tema de su amiga, pero poco más, es mejor así aunque yo no paro de pensar en las otras veces. Esos recuerdos que tengo con ella los revivo cada día, estoy jodido porque me tiene pillado pero esto no puede ser, no en esta situación. Cuando estamos en su puerta me ofrece pasar a su entrada, me dice que así no corremos peligro de que nos vean en la calle, pero seguro que ya nos han visto, o espero que con suerte no, aun así entro.

-Helena sabes que posiblemente nos hayan visto-la digo-

-Pero puede que no –me contesta ella-

-Bueno ahora descansa, debes de estar agotada –la digo mirándola-

-Si la verdad no duermo bien, y hoy será igual –me dice agachando la cabeza-

-Eh, mírame, todo esto pasará. Seguro que tu amiga está bien –la digo mientras veo que se le escapan lágrimas-

-No puedo parar de pensar cosas malas -me dice secándose las lágrimas-

-Intenta pensar cosas alegres y bonitas, seguro que tienes –la digo intentando animarla y ella me abraza sin yo esperarlo-

-Gracias por acompañarme –me dice mientras se separa-

-No las des, ahora intenta dormir yo me voy –le digo un poco nervioso-

-Si sabes algo por favor dímelo –me dice-

-Si no te lo digo yo, te lo dirá otra persona, pero sí tranquila –la contesto-

-¿Por qué me evitas? –me pregunta mirándome seria-

-Porque es mejor así, ya te lo dije-la contesto-

-¿Es por todo esto o por algo más? –me pregunta-

-Por esto ya lo sabes –la digo-

-Pues parece como si no sintieras lo mismo ya, no sé estas raro –me dice ella-

-No es eso, pero es mejor así, yo no soy de tener novia –la digo mientras me arrepiento al momento, pero me repito que es lo mejor-

-Ya, claro –me dice ella enfadada-

-Hazme caso, es mejor así. No te pido que me olvides, o qué olvides lo vivido porque yo no lo haré, pero haz tu vida porque no te voy a pedir que me esperes, no te lo mereces –la digo mientras me quemo por dentro-

-Vale no te voy a insistir, como quieras pero no me parece justo –me contesta-

-La vida no es justa Helena, cuídate y cualquier cosa nos avisas –la digo y me doy la vuelta para irme, mientras escucho su adiós-

Cuando salgo a la calle después de dejar allí en su casa, siento un nudo en el pecho, en el fondo no quería decirla eso, pero sabía que tenía que hacerlo y no hay vuelta atrás. Siento como que la he perdido, pero se merece vivir su vida no puedo pedirla que me espere, no la puedo prometer que estaremos juntos pronto, no quiero engañarla de esa forma, haciéndola falsas ilusiones. Es mejor así, cada uno por su lado haciendo su vida, seguro que sin mí y si mis movidas esta mejor, solo quiero apartarla de toda esta mierda y la mejor manera es alejándola de mi.

Capítulo 13 – Helena

Al día siguiente me despierto confusa, toda esta situación me tiene un poco loca. Me doy una ducha y después decido vestirme y bajar a desayunar. Me estoy tomando el café y entran mis padres, por las caras que tienen seguramente me van a decir algo importante.

-Hola hija –me saluda mi padre y se sienta conmigo en la mesa-

-Hola papá –le digo- ¿Pasa algo?

-Nada, ¿qué va a pasar? –dice él contento- bueno, te quería decir algo pero no es nada malo.

-Claro hija, seguro que te alegrará –me dice mi padre y se acerca a darme un beso-

-¿Qué es? –les pregunto curiosa-

-Pues mira, tengo un conocido que tiene un negocio, he contactado con él porque me he enterado que buscaba a alguien para su oficina y he pensado que porque no tú –me mira- solo si te parece bien, así puedes hacer las practicas y seguro que te paga.

-¿Enserio? –le digo entusiasmada- me parece genial, bueno me gustaría saber más detalles de su empresa y eso.

-Claro que sí, yo te contaré un poco pero si quieres le digo que te coja una cita y él te explique bien de qué va, sin compromiso –me contesta sonriendo-

-Vale perfecto –le digo y le abrazo-

-Bueno luego seguimos hablando del tema, que ahora tengo que irme a trabajar-me da un beso y mi madre también me abraza contenta-

-Luego nos vemos hija –me dice mi madre-

-Hasta luego –les digo y se van-

Me hace mucha ilusión poder hacer algo que me gusta y he estudiado, la verdad es una gran oportunidad. Estoy contenta, por fin una buena noticia que hace que se me olvide un poco el resto. Me acuerdo que he quedado con las chicas y José, ya voy tarde como siempre, hemos quedado en casa de Elsa, hoy libra y nos ha dicho que aremos algo de comer en su casa.

Me despido de mis gatitos a los que adoro y salgo por la puerta de mi casa, hoy hace un día caluroso, es normal ya va a llegar julio y por mi encantada, me encanta el calorcito, el verano. Estoy de camino a casa de mi amiga, pues hemos quedado allí todos, y aunque Bárbara y yo vivimos cerca, está tenía primero otras cosas que hacer y me ha dicho que fuera yendo para allá. Sofía me ha dicho que igual también se retrasaba, asuntos familiares, y eso no me ha dado buena espina pero bueno.

Vuelvo a sentir una sensación extraña, como que alguien me sigue, no sé si ya es cosa mía, obsesión o qué. Sigo andando, un poco más rápido ya que no me fio, aunque pensaba que sería Oscar y no le creo mucho, pero no se sabe quién es. Me empiezo a poner nerviosa, siento pasos avanzando detrás de mí, pero cuando veo que esta José un poco más adelante me  siento mejor  y le llamo.

-José-le grito y el me mira y me sonríe-

-Helena –me saluda y yo le alcanzo-

-Pero que guapo estas –le digo y me rio-

-Pues como siempre – sonríe- pero no hables que tú estás preciosa.

-Si bueno –rio- has sido mi salvación.

-¿Tú salvación? –me mira extrañado-

-Sí,  ahora te cuento en casa de Elsa.

Estamos en casa de Elsa ya todos menos Sofía, nos preocupamos todos un poco, no ha vuelto a decir nada de su padre así para preocupar, pero no nos fiamos ni un pelo. Les cuento lo que me ha pasado en el camino y José dice que cuando se ha girado para verme, ha visto a alguien meterse por otra calle, pero que no lo ha reconocido.

-¿Crees que te seguía? –me pregunta Elsa-

-No sé, pero con todo esto que está pasando, puede –la digo-

-Chicas voy a llamar a Sofía –dice José-

-Cuando venga os cuento todo, pero ayer se presento Oscar en mi casa –las digo-

-¿Cómo? Ese desgraciado se presentó en tu casa, no me lo creo – dice mi amiga Bárbara cabreada-

-¿Paso algo? –pregunta Elsa-

-Ahora os cuento, pero se ha ido –las contesto-

Se acerca José a nosotras y nos dice que ya está llegando, que ha tenido movida en su casa y no ha podido salir antes. Ya nos extrañaba que no se la liaran, había tenido unos días buenos o mejores, pero poco dura.

En cuanto se une Sofía les cuento  junto a Bárbara lo que ha pasado, se quedan flipando y más cuando les decimos que ellos también salían en las fotos. Después les cuento lo de Oscar y ya empezamos a divagar,  pensando quien puede ser, unos que si Oscar no tiene cojones que eso le queda grande o que si se ha liado con otra pero no que llegue a tanto, otros que quien sabe que nos esperábamos otra cosa y puede llegar a ser una mala persona de verdad.

Nos tiramos un rato así hasta que ya les cuento lo de mis prácticas para calmar el ambiente, todos se alegran pero les digo que aun tengo que hablar con el hombre y ya les contaré que pasa. Aun así lo celebramos, porque todo hay que celebrarlo y preparamos pasta para comer, que a todos nos encanta.

-Bueno y tú Sofía –dice Bárbara- ¿Qué ha pasado?

-Puf chicos lo de siempre, ya sabéis –nos contesta-

-Queremos que nos cuentes, estamos aquí contigo –le dice Elsa-

-Claro que si, nos contamos todo recuérdalo –la digo-

-Todo, todo –dice José mirando a Bárbara y levantando las cejar, haciéndonos reír-

-Bueno primero ella, luego ya os cuento yo –dice mi amiga sonriendo-

-Vale chicos, me sabe mal estropear el día de verdad –nos dice-

-Cuéntanos –la digo-

-Otra vez mi padre ha pegado a mi madre, han tenido una bronca grande, me he asustado un poco y he bajado a ver qué pasaba, no me ha gustado como la miraba ni la hablaba, pero ella no quiere hacer nada, dice que contra él tiene las de perder y que si no, no tendrá nada y luego estoy yo… -se derrumba y se le escapan las lágrimas- no me quiere dejar con él, y dice que seguro que gana –la abrazamos-

-Siempre te puedes venir aquí ya eres mayor, además puedes elegir –la dice Elsa-

-Ya pero la chantajea –nos dice Sofía asustada-

-Deberías salir de allí, y si tu madre no quiere hacer nada es cosa suya –le dice Bárbara-

-Tiene razón, así puede que tú madre lo vea de otra manera –la digo-

-Puede ser, no quiere molestar –dice mirando a Elsa-

-No molestas tonta –la dice ella-

-Señorita, haz las maletas que nos vamos de mudanza –dice José y la abraza- no puedes estar más en esa casa.

-Lo malo que no tengo como pagarte –dice Sofía preocupada-

-Ya nos arreglaremos, te puedo conseguir algo o puedes buscar de lo que has estudiado –contesta Elsa-

-Hablaré con mis padres –la digo-

-Y yo con los míos –dice Bárbara-

-A mi no me hagáis hablar con ellos –contesta José y le miramos- bueno si os ponéis así, vale.

Pasamos allí la tarde, nos ponemos películas con palomitas, Bárbara nos cuenta su historia con Víctor, y me doy cuenta que no le he contestado. Cojo el móvil un momento y le escribo le digo que vale pero que si se algo más o ha pasado algo. Me contesta con un cuando nos veamos te cuento, que me preocupe y que tenga cuidado. Y le contesto enseguida con un vale que me avise y nos vemos. Me vuelve a contestar con un te avisaré en cuanto pueda.

Se hace tarde y decidimos irnos cada uno a su casa, yo como siempre me voy con Bárbara mientras que Sofía y José se van por su lado después de despedirnos. Hemos dejado descansar a nuestra amiga Elsa, mañana ya trabaja y hemos estado toda la tarde en su casa. Estoy andando con mi amiga por las calles, ya casi es de noche y empieza a oscurecer, y me da un poco de mal rollo con lo que está pasando. Acelero el paso y mi amiga me sigue el ritmo, aunque protestando un poco pero lo entiende.

Cuando llego a casa es como que me siento a salvo, por decirlo de alguna manera, no sé cómo expresar lo que siento porque es una sensación extraña. Me pongo a leer un rato intentando desconectar hasta que me llaman mis padres para cenar, con ellos tengo que disimular por nada del mundo se me ocurriría contarles nada, y me cuesta cada día un poco más. Hablamos de las prácticas que tengo la entrevista en unos días, me dicen que este tranquila y que todo saldrá bien, que no tengo porque preocuparme, disfruto del momento con mis padres y me siento a salvo de todo.

Estoy ya en la cama con mi diario, escribir me ayuda mucho y siempre que puedo suelo hacerlo. Me interrumpe el sonido del móvil es un mensaje de Izan, me dice que  mañana tiene el día libre y si quiero podemos vernos por la tarde. Pero cuando voy a contestar me entra una llamada, es mi amiga Bárbara.

-¿Qué pasa petarda? –la digo cuando se lo cojo-

-Nada que no puedo dormir –me dice-

-¿Por qué? –la digo aunque me imagino la respuesta-

-Por todo esto, estoy un poco ya cansada y asustada –me contesta-

-Ya, a mi me pasa igual esto ya es demasiado extraño –la digo-

-Pues sí, me da miedo que pase algo grave no sé –dice ella-

-Puede que solo se quede en un susto, o eso espero ¿sabes algo más? –la pregunto por si Víctor la ha comentado algo nuevo-

-Que va, estoy igual –suspira-

-Bueno, seguro que descubrimos quien es y acaba esta mierda –la digo intentando tranquilizarla-

-Seguro que al final acaba en nada, somos unas paranoicas ¿no? –me dice-

-Mira intento pensar que no llegará a más, pero me asusta tanto como a ti, espero que seamos unas paranoicas – rio y ella rie conmigo-

-Tía te quiero y perdona por llamarte a estas horas –me dice-

-No digas tonterías, sabes que aquí estoy para lo que necesites cuando necesites, y yo también te quiero –la digo- ahora descansa y cuídate mañana hablamos.

-Hasta mañana y gracias amiga, descansa tú también y ten cuidado – nos despedimos y colgamos-

Dejo el móvil y cojo un libro, ya que me relaja bastante leer antes de dormir. Cuando ya pasa un buen rato me quedo dormida con el libro y el mensaje sin contestar, pero no tardo en tener pesadillas con un chico encapuchado siguiéndome y yo corro y corro hasta que me coge y descubro que es Izan. Me despierto asustada y luego me cuesta volver a coger el sueño, lo consigo pero vuelvo a tener pesadillas.

Después de pasar una noche horrible me levanto y me doy una ducha, me visto y bajo a desayunar y a jugar un rato con Sal y Pimienta eso hace que sonría. Cuando vuelvo a mi habitación a por el móvil me doy cuenta que no contesté a Izan, y es lo primero que hago. Le digo que vale que nos vemos esta tarde en el mismo local del otro día, y me contesta enseguida que mejor viene a buscarme yo le digo que no que no hace falta pero insiste tanto que al final le tengo que decir que sí.

Me pone nerviosa quedar con él, pero me gusta a partes iguales no sé lo que siento pero estoy tan a gusto cuando estoy con él que se me olvida un poco que acabo de salir de una relación, pero esto no tiene porque ser una relación seria ¿no? o bueno quizás si pero no tiene porque ser inmediato me digo a mi misma, aunque en el fondo sé que me estoy pillando. Me pongo algo sencillo,unos pantalones cortos vaqueros y un top, me miro en el espejo y decido recogerme el pelo con una coleta, me estoy retocando cuando me llega un mensaje de que ya está allí.

Salgo de casa y cuando me ve nos sonreímos, voy hacía él  y nos quedamos los dos parados sin saber cómo nos saludamos, le doy una abrazo y él me lo devuelve. Y ese abrazo me sabe a gloria al igual que el olor que desprende.

-Hola- le digo-

-Hola –me dice- ¿qué tal?

-Pues bueno, bien y mal –le contesto- ¿y tú? Vaya ojeras llevas…

-No he dormido bien, ¿me vas a explicar ese bien y mal? –la me dice mirándome-

-Si claro, cuando te invite a un café en nuestro bar preferido –le contesto y comienzo a andar-

Veo que me sigue y nos dirigimos al local del otro día, le comento que me gusto mucho el sitio y todo lo que tenían para tomar. Hablamos sobre el tema de los batidos, de los cafés y cuando me doy cuenta a hemos llegado.

Nos sentamos en la mesa del otro día, y él pide un café solo con hielo yo me pido otro pero capuchino, y para comer esta vez elijo yo. Voy a la barra y le dejo en la mesa, pues hoy quiero invitar yo y aunque se pone cabezota al final me da la razón. Cuando llego para pedir y veo la tarta de queso que tienen allí no me puedo resistir y pido un trozo para compartir, el hombre tan amable que me atiende, me sirve los cafés y el trozo de tarta en una bandeja y me dirijo a la mesa.

-Aquí tienes tú café y nuestra tarta de queso –le digo sonriendo-

-Que buena pinta tiene –me dice-

-Si la he visto y no me he podido resistir – dice ella-

-Pruébala y me cuentas –me dice sonriendo-

-Venga vale –cojo un trozo y lo pruebo- esta increíble.

-Vamos a ver si esta tan increíble –coge otro trozo y lo prueba- tienes razón –nos reímos-

-Bueno que me tienes que contar –le digo-

-No sabemos quien es, pero he pensado que para quitar sospechosos podría hablar con Oscar –me dice –

-Pues creo que no, porque se ha vuelto a Londres –le contesto-

-¿Cuándo? –me pregunta-

-Ayer, bueno vino el otro día a mi casa, el día que paso eso –le digo – por la noche, le dije bueno de todo la verdad, que me dejara en paz, le referí lo de que me seguía pero él lo negaba.

-¿Y le crees? –me pregunta-

-No sé, porque ayer sentí que me seguían otra vez y supuestamente ya no está aquí, y además la foto donde él salía –le digo un poco confusa-

-Joder, cuando te pase eso llámame –me dice y suspira- si no es él, creo que puede ser otra persona, pero si es quien pienso es peligroso.

-Tranquilo vi a José y no pasó nada –le digo – ¿Quién crees?

-El tío que pego a mi hermano, con quien me viste pegarme esa noche –me dice agachando la cabeza-

-Pero ¿por qué? –le pregunto nerviosa-

-No sé Helena, por venganza puede ser –me dice y se le ve preocupado- pero no es seguro, aunque cada día que pasa pienso que es él.

-¿Y qué hacemos? –le digo mirándole-

-No sé, solo quiero que no te pase nada, ni a ti ni a los demás –me dice- intenta no salir sola, no estar por ahí sola.

-Puf lo intentaré –le contesto-

-De verdad –me coge la mano- hazme caso, y deberíamos no vernos mucho, puede que si no me ven con nadie, os dejen en paz.

-Y tú ¿qué pasa contigo?-le pregunto más nerviosa-

-Yo estaré bien, no te preocupes –me dice mientras le acaricia la mano- intentaré solucionar esto.

Salimos de allí y para cambiar de tema le cuento que puede que haya conseguido unas prácticas en una empresa, que me lo ha comentado mi padre y que en unos días tengo la entrevista, me felicita y me dice que seguro que me va bien, yo le contesto ilusionada aunque por dentro tengo un nudo en el estómago.

-Bueno señorita, hazme caso en lo que te he dicho y cualquier cosa me dices –me dice cuando llegamos a mi casa-

-Sí señor, no te preocupes y lo mismo te digo –le digo acercándome a él- yo tampoco quiero que te pase nada a ti.

-Por mí no te preocupes –me dice y me abraza-

Nos quedamos lo que parece unos segundos abrazados hasta que nos separamos y me besa, es un beso corto, o por lo menos a mi me ha sabido a poco, pero me gusta. Y cuando nos separamos y se va siento que vuelve el nudo y que no podré verle, o por lo menos no hasta que sepamos qué pasa.

Hablo con mis amigos por video llamada contándoles un poco la situación y me doy cuenta que todos estamos bastante preocupados, aunque Sofía no ha dado señales en todo el día y no sé qué pre asusta más. Decidimos dejar pasar este día y si mañana no contesta ir a buscarla, no sabemos hasta dónde puede llegar su padre y tenemos miedo de que le haga algo a ella.

Esa noche no es mejor que la anterior, y menos cuando descubro que nuestra amiga sigue igual sin contestar. Me levanto y quedo con mis amigos para ir a buscar a Sofía, me reúno con Bárbara que vive cerca de mi casa y vamos las dos lo más deprima que podemos hacia allí.

José y Elsa ya están esperando, veo que esta última está con el móvil e imaginamos que intenta hablar con ella por última vez pero nada, no hay manera. Decididos llamamos a la casa pero nadie nos abre, esperamos un rato y nada. Preocupados damos una vuelta sin rumbo pensando que hacer, pero ni coge el móvil ni contesta los mensajes ni nada.

Volvemos a casa de Sofía para ver si conseguimos que nos abra alguien, cuando vamos a llamar vemos que la puerta se abre y salen policías y el padre de nuestra amiga. Nos quedamos allí sin saber qué hacer, cuando nos reconoce el señor Ignacio nos dice que no podemos estar ahí y los policías también nos dicen lo mismo. Le preguntamos por nuestra amiga, pero solo nos dice que no es momento,  que ya tendremos noticias que nos vayamos y no nos preocupemos.

Pero como no nos vamos a preocupar, si no sabemos nada de ella desde hace día y medio y vemos este panorama. José le insiste pero por desgracia no consigue nada, nos vamos de la puerta pero no muy lejos, cuando estamos pensando en irnos vemos venir una ambulancia que se estaciona en la casa de nuestra amiga. Nos miramos entre nosotros y sabemos que ha pasado algo grave, pero ¿será a Sofía?

Cap13 chica con gato

Capítulo 12 – Izan

-¿Qué pasa? –cojo el móvil de sus manos, lo primero que veo son fotos, de ahora nuestras, en la cafetería, de ella en varios sitios, y mías. No me lo creo que cojones es esto, no entiendo nada, alguien nos está espiando. Pero ¿quién? Me pongo a mirar más el móvil.

-¿Por qué tiene fotos nuestras? –pregunta-

-Nos ha estado siguiendo, seguro que es la persona que vi anoche –le digo preocupado y cabreado a partes iguales- espera también hay fotos de mis amigos, tus amigos…

-No puede ser, déjame verlo –me dice cogiendo el móvil- sale también Oscar, no es él entonces.

-Pero voy a descubrirlo, estate segura –le digo y miro el móvil otra vez esperando encontrar algo más, tenemos que irnos- Vamos

Comienzo a andar y ella me sigue, estoy muy cabreado y cuando estoy así prefiero no hablar. Me guardo él móvil y decido llamar a Víctor, puede que él encuentre algo, quedo en una hora en mi casa, y de digo a Helena que viene también Bárbara. Vamos los dos callados en el camino, no decimos nada solo observamos las calles, las personas. Me da rabia que estemos así, que haya acabado así la tarde, con lo bien que estábamos, pero ahora solo pienso en el desgraciado que nos está espiando.

Llegamos y subimos las escaleras, veo que ella me sigue, sin decir nada. Abro la puerta de casa y viene Charly corriendo a saludar, le hago un par de cosas y entro, veo que el perro va con Helena y ella le acaricia encantada, mientras que mi perro le da lametones, consigo sonreír. Pero se me quita la sonrisa en cuanto sale Iván de la habitación.

-Hombre hola –nos saluda- no os esperaba.

-Un imprevisto, ahora vienen Víctor y Bárbara –le digo serio- tenemos que mirar una cosa, ahora cuando venga te cuento.

-Vale, pero ¿ha pasado algo? –nos mira-

-Sí, bueno tranquilo, ahora te cuento –le digo- voy un momento al baño.

Entro en el baño, tengo demasiado cabreo y rabia acumulada, no sé cómo manejar esto, no sé por dónde empezar, saber que alguien nos sigue, nos hace fotos, no entiendo. No estoy preocupado por mí, sino por ella y nuestros amigos. Me lavo la cara y me mojo la cabeza, necesito aclararme un poco, necesito intentar calmarme.

Cuando salgo del baño veo a Helena sentada en el sofá, está mirándolo todo curiosa, y sonrío un poco, ella me mira y me acerco al sofá. Me siento a su lado sin decir nada, ella tampoco lo hace, pongo mi mano en su pierna.

-Lo siento –le digo- estoy preocupado por esto, y cabreado por no pillar a ese idiota.

-No pasa nada, lo pillaremos –me dice con intención de calmarme y acaricia mi mano, yo la miro y le doy un beso en la frente-

Suena el timbre y sale Iván a abrir la puerta, son Víctor y Bárbara,  me levanto y esta última va donde esta Helena. Hablo con Víctor y le doy las gracias, le resumo muy resumido lo que ha pasado, tan resumido es que no entiende nada, entonces le digo que vayamos al sofá y hablamos más tranquilos.

-No entiendo, pero ¿esto ya os ha pasado? –nos mira Víctor a Helena y su amiga-

-Sí, pero no le dimos importancia –contesta Bárbara-

-Hasta que anoche si me asuste –dice Helena y les cuenta lo que pasó,  que yo ya me sé-

-Me lo contó a mí, yo ya empecé a preocuparme –continuo yo- pero no pensé que iba a llegar a esto –les enseño el móvil con las fotos, donde salimos todos, Helena, sus amigos, mis amigos y yo-

-Pero a mí también me han vigilado –dice Iván sin creerlo- y a los chicos.

-Eso parece –dice Helena-

-¿Y qué quieres que haga con esto? –le dice Víctor descolocado-

-Intentar averiguar quién es, o de quien es el móvil, no sé si podrás hacer algo –le digo un poco desesperado-

-Oye, no quiero asustarte pero también sale tú hermano –dice Iván-

-Dámelo –le ordeno y le cojo el móvil-

Miro el móvil y efectivamente, también sale mi hermano, joder porque esto. Me levanto del sofá y cojo mi móvil, tengo que averiguar que Aarón está bien, pero no me lo coge nadie. Salgo de la casa sin decir nada, bajo las escaleras lo más rápido que puedo con intención de ir a casa de mis padres, pero siento que alguien viene detrás y cuando ya estoy en la calle me agarra, es Víctor.

-Tío para –me dice-

-No puedo tengo que comprobar que está bien –le digo nervioso-

-Seguro que está bien, piénsalo fríamente, todos estamos bien –me dice intentando tranquilizarme-

-Joder, no sé –le digo- ¿Qué hago?

-Primero tranquilízate, y luego pensamos algo –me dice y me ofrece un cigarro- yo miraré el móvil, a ver si veo algo más.

-Gracias –le digo y nos fumamos el cigarro en silencio-

Entramos en casa, mi amigo sigue intentando tranquilizarme, las chicas se levantan y vienen hacía nosotros, y yo me meto en mi cuarto. Les escucho hablar algo, pero necesito estar un rato solo, necesito pensar y tranquilizarme un poco.

Llaman a la puerta y no levanto la cabeza, estoy sentado en la cama, y siento que alguien se sienta a mi lado, sé que es ella por su olor y la miro. Está asustada lo sé,  pero no sé qué hacer, lo único que quiero es encontrar al tío y matarle. Me abraza sin pedírselo, y me doy cuenta que lo necesitaba, la abrazo yo también y así nos quedamos un rato, ojalá toda la vida.

-¿Necesitas algo?-me dice-

-Si encontrar a ese gilipollas-le contesto-

-Lo encontraremos, pero cálmate por favor –me mira preocupada-

-Lo intento de verdad –le digo y alguien entra interrumpiéndonos-

-Siento interrumpir, pero nosotros nos vamos –dice mi amigo-

-¿Te vienes Helena? –le pregunta Bárbara-

-¿Estarás bien? –me mira Helena con preocupación-

-Si no te preocupes, vete y descansa –le digo, se que lo necesita, lo necesitamos los dos-

Siento que se cierra la puerta y me quedo ahí en la cama tumbado, me pongo a pensar y pensar sin parar, quien podría ser. Pero no sé, si fuera el ex de Helena, porque nos espía a todos y también sale en las fotos, no tiene sentido que sea él. Pero quien cojones es, solo pienso y pienso en los últimos días, semanas, y se me viene alguien a la cabeza, pero no puede ser.

Sigo pensando en esa persona, y cada vez me parece más claro, seguro que busca venganza por lo que pasó, entonces ahora sí que me preocupo, no es cualquiera le conozco bien y es capaz de cualquier cosa, esto seguro que solo ha sido una llamada de atención, incluso ha mandando a alguien a espiarnos.

Pasan las horas y yo sigo dándole vueltas a la cabeza, tendré que hablar con él, pero primero quiero esperar que Víctor mire bien el móvil, pero antes debo avisar a Helena. Le escribo un mensaje con un simple tenemos que hablar.

Es lunes y tengo que ir a trabajar, me levanto pensando en el mismo tema, aun sigo pensando que hacer. Bueno en realidad lo tengo claro, ir a verle aunque tenga que partirle la cara, pero no quiero precipitarme, no cuando está involucrada mi gente.

Una buena ducha me deja nuevo, me visto y me tomo mi café, después saco  Charly un rato. Cuando ya veo que ha sido suficiente paseo, subo a casa de nuevo y miro el móvil antes de irme a trabajar, ningún mensaje de Helena, ni de mi amigo.

En el trabajo coincido con Jorge como siempre para comer, le cuento lo que pasa me lo ha notado, es mi colega y no podía ocultárselo. Me dice que tenga cuidado y que contemos con él para lo que haga falta. Terminamos de comer y quedamos en que luego nos vemos cuando salgamos, así hablamos más y me despejo la cabeza.

Estamos Jorge, Iván y yo en nuestra casa, porque ya la siento mía y eso que llevo poco aquí. Les cuento lo que pienso, y ellos me dicen que puede ser pero aun no se sabe seguro, que sea paciente.

-Espera que nos diga algo Víctor al menos –me dice Iván-

-Haznos caso Izan, es lo mejor ¿y si es el ex de Helena? –dice Jorge-

-No sé tío, no creo… -digo pensativo- bueno la verdad no lo sé, sale en las fotos, pero  si es quien yo pienso, tengo un problema y además bien gordo.

-Lo solucionaremos –dice Jorge e Iván asiente-

-Gracias chicos –les digo y veo que suena mi móvil-

Lo cojo es Víctor, me dice que quiere verme y le digo que venga a casa, le pregunto si ha encontrado algo y me comenta que poca cosa pero que quiere enseñármelo. Yo me levanto y me dirijo a la terraza, necesito respirar, en realidad no respiro tranquilo desde esta pesadilla. Bueno en realidad, desde que nos cruzamos con él, desde esa maldita noche, aunque si pienso bien, si yo no lo hubiera conocido antes, quizá no se hubiera acercado a mis amigos, mi familia.

-Eh, ¿estás bien? –dice Jorge ofreciéndome una cerveza y a cojo-

-Gracias, es que todo esto me tiene en vilo –le contesto-

-Lo sé, pero para eso están los colegas, no estás solo –dice él-

-No quiero que os pase nada, en serio –le digo-

-Tranquilo no te pongas melancólico que no pasará nada –y me da una palmada en el hombro- entremos.

Esperamos a Víctor me ha dicho que tardaba un rato, mientras mi amigo Iván se ha ofrecido a sacar un rato a Charly, le ha cogido mucho cariño y ahora hasta le entusiasma sacarlo, bueno por la mañana no mucho, pero eso nos pasa a todos.

Estoy con mis pensamientos cuando miro el móvil, es de ella me dice que vale pero que si se algo más o ha pasado algo. Le contesto con un cuando nos veamos te cuento, que no se preocupe pero que tenga cuidado. Y me contesta rápidamente con un vale que la avise y nos vemos. Yo la vuelvo a contestar con un te avisaré en cuanto pueda.

-Hola ya estamos aquí, mirar a quien me he encontrado –entra Iván y mi perro-

-Hola chavales –saluda Víctor- perdón por tardar

-Hola tío, no pasa nada –le saludo y seguidamente Jorge-

-Señores voy a por algo de beber –dice Iván y trae una cerveza para cada uno-

-¿Qué has visto? –le pregunto directamente-

-He mirado todas las fotos, todos los archivos, y lo único que encontré fue una foto de unos coches y un video –saca el móvil y nos lo enseña- estaban en una carpeta oculta.

-A ver –cojo el móvil y miro bien la foto- no sé de quién son estos coches

-No se puede averiguar mucho más, las matriculas ni se ven –dice Víctor-

-Joder, estamos igual –le digo- se me ha ocurrido alguien –miro a mi amigo Víctor-

-Pero no sabemos si es seguro –puntualiza Jorge-

-¿Quién? –pregunta un impaciente Víctor-

-Puede ser Cristian, y te digo que si es él es más peligroso de lo que creemos –suspiro- yo le conozco bien, se lo que es capaz de hacer. Si lo está haciendo por venganza, por mí por lo de esa noche, lo de mi hermano puede ser una broma comparado con lo que es capaz, os lo aseguro.

-Pero puede ser que sea otra persona, incluso el ex de Helena –dice Iván- no te desesperes tan pronto, hay que investigar bien.

-Me desespero porque no hay tiempo, estoy por hablar con él –les digo-

-¿Con quién? Espero que sea con el tal Oscar, porque con el otro ni de coña, no sin saber que es él –dice Jorge preocupado-

-Es verdad, habla primero con Oscar, así te quitas de dudas –dice Víctor-

-No creo que me diga que fue él, así de primeras, pero puedo intentarlo –les digo-

-Podemos amenazarle –dice Iván casi riéndose- perdón es que ya me estoy metiendo en el papel.

-Tío esto no es de risa –le doy un codazo- bueno primero creo que voy a decírselo a Helena, para que lo sepa. Pero estoy convencido de que no creo que sea él o por lo menos el solo, ya que sale en una foto.

-¿Qué pasa ahora estáis saliendo? –dice Iván-

-Uy, que se nos ha enamorado el niño –dice Víctor y se ríen todos-

-Anda callaros, que no estoy enamorado ni mierdas –les contesto molesto- solo que es su ex para que lo sepa y ya está.

Pasamos un rato con bromas y eso hace que se me olvide un poco la situación, estos chicos son incansables. Cuando ya se hace un poco tarde después de cenar algo, se van Víctor y Jorge a sus casas, mientras que nosotros nos quedamos un rato más en el salón viendo una película, hasta que me entra el sueño y me voy a la habitación.

Me dejo caer en la cama, estoy agotado y últimamente no duermo muy bien, cojo el móvil y escribo a Helena, la digo que mañana tengo el día libre y si quiere podemos vernos por la tarde. Me pongo la música como siempre, y antes de leer la respuesta de ella me quedo dormido, y esa noche tengo pesadillas.

Después de sacar a mi perro y correr un rato, llego a casa me ducho y me tomo el segundo café de la mañana. Veo que aun no tengo respuesta de Helena, pero tengo que hablar para contarle lo de su ex y para saber que está bien, no sé qué me pasa pero tengo ganas de verla en general aunque no quiera admitirlo. No entraba en mis planes pillarme por nadie, y como mis sospechas sean ciertas más me vale olvidarme.

Me pongo a mirar de nuevo la foto de los coches, intento pensar y recordar si los he visto si me suenan, pero nada. En ese momento veo que me ha contestado, me dice que vale que nos vemos esta tarde en el mismo local del otro día, yo la contesto que mejor voy a buscarla y aunque al principio se niega, al final consigo que me diga que sí.

-Me voy tío-le digo a Iván que está en el sofá-

-¿Dónde vas niño? –me dice con una sonrisa-

-He quedado con Helena –le digo- no quiero comentarios –y oigo que se ríe mientras salgo de casa-

Llego a su casa y cuando la aviso que ya estoy sale, hoy lleva unos pantalones cortos vaqueros y un top negro, esta guapa con su pelo recogido en una coleta. Me sonríe y viene hacía mi, nos quedamos los dos parados sin saber cómo nos saludamos, y me abraza, nos abramos los dos. Lo que me llena esa abrazo no lo sabe nadie, ni ella misma, me siento completo, me siento bien.

-Hola- me dice-

-Hola –la digo- ¿qué tal?

-Pues bueno, bien y mal –me contesta- ¿y tú? Vaya ojeras llevas…

-No he dormido bien, ¿me vas a explicar ese bien y mal? –la digo mirándola-

-Si claro, cuando te invite a un café en nuestro bar preferido -me dice y empieza a andar-

La sigo y nos dirigimos al local del otro día, me dice que le gusto mucho tanto el sitio en si como las cosas que tenían para tomar. Hablamos sobre el tema de los batidos, de los cafés y cuando queremos darnos cuenta estamos allí, y ya sabemos lo que vamos a tomar.

Nos sentamos en la mesa del otro día, y yo me pido un café lo necesito y ella pide otro pero en vez de solo con hielo, lo pide capuchino, y para comer esta vez dice que le toca elegir a ella. Va a la barra y me deja en la mesa, dice que hoy le toca a ella y a mí no me importa, además es un poco cabezota.

-Aquí tienes tú café y nuestra tarta de queso –dice sonriendo-

-Que buena pinta tiene –la digo-

-Si la he visto y no me he podido resistir – dice ella-

-Pruébala y me cuentas –le digo sonriendo-

-Venga vale –coge un trozo y se lo mete a la boca- esta increíble.

-Vamos a ver si esta tan increíble –cojo otro trozo y lo pruebo- tienes razón –nos reímos-

-Bueno que me tienes que contar –me dice-

-No sabemos quien es, pero he pensado que para quitar sospechosos podría hablar con Oscar –la digo-

-Pues creo que no, porque se ha vuelto a Londres –me dice y me sorprendo-

-¿Cuándo? –le pregunto-

-Ayer, bueno vino el otro día a mi casa, el día que paso eso –me dice- por la noche, le dije bueno de todo la verdad, que me dejara en paz, le referí lo de que me seguía pero él lo negaba.

-¿Y le crees? –la pregunto con curiosidad-

-No sé, porque ayer sentí que me seguían otra vez y supuestamente ya no está aquí, y además la foto donde él salia –me dice confusa-

-Joder, cuando te pase eso llámame –le digo- si no es él, creo que puede ser otra persona, pero si es quien pienso es peligroso.

-Tranquilo vi a José y no pasó nada –me dice – ¿Quién crees?

-El tío que pego a mi hermano, con quien me viste pegarme esa noche –le digo agachando la cabeza-

-Pero ¿por qué? –me dice-

-No sé Helena, por venganza puede ser –le digo preocupado- pero no es seguro, aunque cada día que pasa pienso que es él.

-¿Y qué hacemos? –me dice mirándome-

-No sé, solo quiero que no te pase nada, ni a ti ni a los demás –le digo- intenta no salir sola, no estar por ahí sola.

-Puf lo intentaré –me dice-

-De verdad –la cojo la mano- hazme caso, y deberíamos no vernos mucho, puede que si no me ven con nadie, os dejen en paz.

-Y tú ¿qué pasa contigo?-me pregunta nerviosa-

-Yo estaré bien, no te preocupes –le digo mientras le acaricia la mano- intentaré solucionar esto.

Salimos de allí y me cuenta que cree que ha conseguido unas prácticas en una empresa, que se lo ha comentado su padre, yo la felicito se la ve ilusionada. Me encanta verla así contenta y habladora, yo la escucho y la observo hasta que llegamos a su casa.

-Bueno señorita, hazme caso en lo que te he dicho y cualquier cosa me dices –la digo-

-Sí señor, no te preocupes y lo mismo te digo –me dice y se acerca a mi- yo tampoco quiero que te pase nada a ti.

-Por mí no te preocupes –la digo y la abrazo-

Nos quedamos unos segundos abrazados hasta que nos separamos y la beso, no debería no aquí en medio sabiendo que los pueden ver, pero tenía muchas ganas. Es un beso corto, pero me conformo lo mejor es que no nos vean juntos, será lo mejor.

Estoy dando un paseo solo, cuando me doy cuenta que alguien va detrás de mí, pero me alegro espero que sea la persona que estamos buscando necesito saberlo. Me meto en el próximo callejón que veo para ver si me sigue, y así es alguien va detrás. No me da tiempo a girarme pues me sujeta y me pone una navaja en el cuello.

-Quien coño eres –le digo-

-Sabes quién soy ¿verdad? –me dice y reconozco su voz-

-Sí, ahora si- le contesto-

-Pues te voy a explicar lo que tienes que hacer para conseguir que no te mate ¿o quieres morir? –me dice-

-¿Qué quieres? –le digo cabreado-

-Quiero muchas cosas, entre ellas que me hagas un pequeño favor –me dice riéndose-

-Habla –le digo, me suelta y me giro para mirarle a la cara-

Cap12 chico anillo

Capítulo 11 – Helena

Después del susto de anoche no he podido dormir muy bien, me he despertado esta mañana un poco echa mierda, pero tengo que ir a comer donde mi abuela y no me puedo quedar mucho más en la cama. Me doy una buena ducha, pues la necesito, y la verdad me relaja bastante. Intento pensar en la buena noche que pasé, en los buenos momentos con mis amigos, con ellos, con Izan. Y consigo sonreír, se me olvida un poco la preocupación, y pienso en que se preocupa por mí y en su sonrisa, su manera de andar, sus manos, sus tatuajes, su mirada. Estoy fantaseando recordando momentos de ayer cuando escucho mi móvil sonar, y recuerdo que Bárbara se fue con Víctor, hacen buena pareja la verdad.

Dejo que suene, y termino de ducharme, cuando salgo y miro el móvil, es una llamada de mi amiga y veo un mensaje de Izan, no me acordaba le escribí diciéndole que estaba asustada, y me viene otra vez ese recuerdo. Lo primero que hago es contestarle, le digo que cuando quiera hablamos. Mientras me termino de secar el cuerpo y echarme crema, llamo a Bárbara, entiendo que querrá hablar conmigo y no voy a negar que yo también.

-Hola guapa-me saluda contenta-

-Hola motera –rio-

-Que zorri eres-ríe- ¿Qué tal todo?

-Pues bien, aunque no creo que mejor que tú –la contesto-

-No sé yo, te veía muy bien acompañada- me dice ella-

-No me puedo quejar la verdad –la digo- ¿Todo bien?

-Si tía, muy bien –me dice- Ya hablaremos mejor en persona, pero bien –me dice contenta, se le nota-

-Te noto la felicidad hasta por teléfono – rio- Pero me alegro, en cuanto nos vemos me cuentas todo.

-Eso no lo dudes, y tú a mi también eh –me dice-

-Que si tonta –la contesto, escucho a mi madre que ya me está llamando- Oye te dejo y hablamos luego, me tengo que ir a comer donde mi abuela y mi madre ya me está metiendo prisas.

-Vale, que comas bien, aunque con esas comida de tu abuela no lo dudo –ríe- bueno luego hablamos, además mira el grupo con estos,  porque José no se acuerda ni como llego a casa – ríe y me rio con ella-

-No me extraña, llevaba una… Ahora lo miro-la digo- un beso amiga

-Otro para ti –me dice y colgamos-

Cuando he colgado, me pongo a peinarme y pienso que ponerme, estoy mirando la ropa y veo un mensaje de Izan, me dice que nos veamos esta tarde y así hablamos tranquilos, no lo pienso le digo que vale que como con mi abuela pero luego nos vemos. Le digo que elija el sitio, y ahora sí que me pongo algo pensando en la cita de esta tarde, un vestido rojo de vuelo por encima de las rodillas, me maquillo pero poco, que se vea natural.

Estoy en la cocina tomándome un café y jugando con mis gatos, y siento el móvil sonar de nuevo, me indica el lugar y la hora, le contesto que vale. Me meto en el grupo de mis amigos, aunque hay demasiados mensajes, leo por encima José está fatal, dice que tiene mucha resaca y se acuerda hasta una parte de la noche, me rio sola leyendo los mensajes, también hablamos que tenemos que quedar todos para hablar y contarnos cosas, yo contesto que si, me encanta quedar con mis amigos.

-Hola hija –me saluda mi padre- que guapa te has puesto-me da dos besos-

-Hola papá, tú que me ves con buenos ojos-le digo sonriendo y sonríe-

-Vamos ¿estas hija?-entra mi madre agobiada, siempre se agobia por todo- Pero que guapa estas –me dice cuando me ve y sonríe-

-Como tú mamá –la digo sonriendo-

-Será eso –dice ella-

-Las dos mujeres más guapas –dice mi padre contento- Venga vamos que a tú madre la da algo-

Nos vamos los tres juntos a casa de mi abuela, no está muy lejos de la nuestra pero solemos ir en coche para llegar más rápido.Llegamos y mi abuela como siempre tan alegre y contenta, la abrazo y me siento por su cuarto de estar. Ella y mi madre se van a la cocina a terminar de preparar y yo me quedo sentada, hay una película puesta mi padre está viéndola y yo la verdad que estoy más con mis pensamientos que haciendo caso a la película.

Cuando terminamos de comer, de tomar café con un surtido de dulces que saca mi abuela, y de hablar, hablar mucho. Mi abuela está muy contenta por mí y yo la verdad que también, y feliz por estar allí en ese momento con mi familia. Miro la hora y me despido de mi abuela y mis padres, ya tengo que irme, estoy un poco nerviosa no lo voy a negar. Sé dónde está el sitio que me ha dicho, me pilla a un paseo y prefiero salir con tiempo.

Estoy ya allí me quedo fuera a esperar y miro por la cristalera, me gusta ese sitio parece acogedor, no he entrado nunca la verdad. Siento a alguien a mi lado y me giro para ver, es él que ya está a mi lado, le mirocon sorpresa, no me había dado cuenta, sonreímos los dos y nos damos dos besos

– Hola –le digo-

– Hola ¿Qué tal estas? –me contesta-

– Bien, bueno un poco más tranquila –le contesto nerviosa-

– Venga entramos y me cuentas –me dice abriendo la puerta del bar, paso y entramos dentro-

Nos dirigimos a una mesa del fondo que está justo en la cristalera, nos sentamos y empezamos a mirar la carta, veo que tienen muchos tipos de cafés y refrescos, también tienen para elegir comida. Miramos que vamos a tomar, yo no sé qué elegir, hay unos batidos que tienen muy buena pinta.

-¿No te decides? –me dice mirándome-

-No, estoy entre dos, ¿tú ya sabes lo que vas a tomar? –le contesto-

-A ver déjame, ¿cuáles son? –me digo mirando la carta y le señalo un batido de chocolate con avellana y otro de vainilla con nata- Mira yo me pido el de vainilla y tú el otro –lemiro sorprendida, seguro que lo hace por mí- Hazme caso –me guiña un ojo-

-Está bien –respondo – Y de comer nada, de momento no tengo hambre.

-Vale pues ya está, voy a pedirlo dame un momento –me dice levantándose y se va a la barra-

Yo le observo, lleva unos pantalones negros no son los de anoche pero también son negros, y otra camiseta blanca, ya he pillado que sus colores son blanco y negro, sonrío y le veo venir con una bandeja, la verdad le queda muy bien la ropa que viste y el pelo, ese pelo oscuro, estoy embobada mirándole cuando pone la bandeja en la mesa.

-Ya estoy aquí –deja la bandeja, reparte los batidos y deja el bizcocho en medio- Esto para los dos, ¿te apetece? Mira que buena pinta tiene.

-Puf no hace falta decirlo –le digo relamiéndome – Todo tiene buena pinta –sonrío-

-Pues vamos a ver si esta igual de sabor –dice y empieza a beber de su batido – increíble, nunca he tomado uno igual.

-Tienes razón está de vicio –le digo probando el mío- ¿Quieres probar?

-Venga vale, pero tú pruebas también el mío –me lo ofrece y nos intercambiamos los batidos para probarlos- este también esta increíble.

-Y este, no entiendo como no he venido antes aquí – le digo y reímos-

-Es pecado –dice riendo y nos devolvemos los batidos- Ahora el bizcocho, prueba tú primero y me dices –me dice mirándome-

-Está bien –cojo un trozo y me lo meto a la boca, esta increíble de bueno-

-No digas nada, por tu cara puedo apreciar que te ha gustado –me dice sonriendo y coge un trozo con el otro tenedor-

-A ti también te gusta eh –digo y sonrío-

-Está muy bueno, pero ahora cuéntame que te pasó ayer – me dice y cambio me acuerdo entonces de ese momento y empiezo a contarle lo que me pasó-

-Cuando ya llegaba a casa, nada más pasar la esquina empecé a sentir otra vez como que alguien me seguía, intente no darle importancia, pero esta vez era diferente. Había alguien detrás, escuche pasos, una risa, vi a alguien aunque no pude apreciar quien era, pues estaba oscuro. Fui rápido hasta mi casa, estaba asustada la verdad. No pasó nada, quizá fue una broma pero no me gustó nada. –hago una pausa y le mira-  ¿Tú crees que es mi ex?

-No sé, pero puede ser. Fue mi culpa, te deje irte sola a casa, sé que era poco tramo pero mira, a lo mejor si hubiera ido contigo… no sé –se queda pensativo – Te voy a contar algo, pero no me tomes por loco. Al rato volví a dónde vives, no me quedé tranquilo y quería ver si había alguien. Cuando llegué a tu calle, vi a alguien agachado detrás de un coche, pero cuando me acerque se salió corriendo. Yo le perseguí pero iba bebido, y el corría muy rápido, no le cogí ni se quién es. Pero había alguien Helena, y ya no sé si es broma o no, pero no me gusta nada.

-¿Enserio viniste? –le pregunto sorprendida-

-Sí –sonríe-

-Gracias –le devuelvo la sonrisa- No sé qué hacer.

-No te preocupes pensaremos algo –me dice y me coge la mano, ese detalle me gusta-Sabes que lo que necesites aquí estoy.

-Gracias de verdad –le digo-

-Venga termínatelo que te voy a llevar a otro sitio –me guiña un ojo-

Cuando ya nos hemos acabado lo que quedaba, salimos de allí, no sé dónde me quiere llevar, me ha dicho que es un sitio que le gusta y que seguro me gustará a mí. Aunque la verdad, me da igual donde me lleve, me siento muy a gusto con él, más de lo que esperaba. Recuerdo el primer día que le vi, pensé que sería el típico borde chulo, y bueno al principio seguí creyéndolo por la manera que tenia de hablarnos y demás, pero me voy dando cuenta que no es así para nada, es un chico protector, que le gusta la música, estar con sus amigos y evadirse del mundo.

Llegamos a una entrada y yo sonrío, veo todas las  flores y los árboles, me parece un lugar precioso, no hay mucha gente. Vamos paseando por un camino por donde él me lleva, y me va contando que a veces suele ir allí, se tumba en el césped y sepone música, como no. Me gusta este lugar, estoy contenta la verdad, miro todo con emoción, hay unas flores muy bonitas y muchas plantas, también encontramos una ardilla pero se va enseguida asustada.

-Me encanta este sitio –le digo sonriendo-

-Normal, no es mucha cosa pero como que te relaja ver un poco de naturaleza –me dice-

-Si la verdad que sí, ¿vamos allí?-le señalo un banco que veo debajo de un enorme árbol que tiene flores-

-Venga vamos antes de que nos lo quiten – y según lo dice echa a correr y yo tras él riéndonos-

-Es precioso –ledigo mirando nuestro al rededor- ¿cómo lo descubriste?

-Suelo salir a correr o sacar a mi perro, un día empezamos a correr y me llamo la atención, entre y desde entonces vengo mucho aquí a Charly también me gusta –se rio-

-No me extraña –rio- A ver si me lo presentas algún día.

-¿A mi perro? No porque si no me dejaras de lado y le preferirás a él como compañía, suele pasar –se ríe y yo también-

Me habla de su perro Charly y yo le escucho, me gusta saber un poco más de él, quedamos en que me lo presentará, le confieso que me gustan mucho los animales, y que tengo dos gatos. Le hablo de mi abuela, de todo lo que la quiero, lo que me gusta ir a verla, los ratos que paso con ella y todo lo que hace por mí. Mientras que estoy hablando el solo me mira y sonríe, sin querer le rozo y le toco, pero no parece importarle.

 Paro de hablar pues no quiero aburrirle ni nada, estoy pensando en lo cómoda que me siento y nos quedamos mirándonos, él se acerca más a mí y me recoge un mechón de pelo detrás de la oreja, esta tan cerca de mi cara que puedo sentir su respiración. Nos acercamos los dos por inercia y nuestros labios se rozan, y me besa un beso breve pero bonito. Entonces él se va a separar, pero yo le cojo la cara y le beso, este beso dura más, sabe a él.

-Me encantan tus ojos –le digo sin pensar-

-A mi tú sonrisa –me dice y sonreímos-

-Ahí está esa sonrisa –me dicemientras me mira y rio-

-La tuya tampoco está nada mal –ledigo y le saco la lengua-

-Mejor guarda esa lengua –me dice riéndose-

-Si no ¿qué? –le digo picándole-

-Mejor no lo quieras saber –me dice siguiéndome el juego y de repente escuchamos un ruido detrás del árbol, Izan se levanta-

Nos miramos, pues lo hemos escuchado los dos, era como si alguien se hubiera caído, no sé. Veo que va a ver qué pasa, y me levanto, en ese momento una persona sale corriendo y veo a Izan ir tras él. Miro detrás del árbol hay algo en el suelo, lo cojo y es un móvil. Veo que esta desbloqueado, me meto porque le curiosidad me puede y me meto en galería, para intentar saber quién es. Y lo que veo no es lo que me esperaba, voy pasando fotos y cada vez me sorprende más y a la vez me asusta. Llega Izan sofocado, por lo que intuyo no ha conseguido alcanzarle, me mira y le enseño el móvil.

-No es posible –le digo-

-¿Qué pasa? –dice el cogiendo el móvil, y su cara cambia en segundos-

-¿Por qué tiene fotos nuestras? –consigo preguntar-

-Nos ha estado siguiendo, seguro que es la persona que vi anoche –me dice preocupado y cabreado a partes iguales- espera también hay fotos de mis amigos, tus amigos…

-No puede ser, déjame verlo –le digo cogiendo el móvil- sale también Oscar, no es él entonces.

-Pero voy a descubrirlo, estate segura –me dice y se pone a mirar el móvil por si encuentra algo más- Vamos.

Comienza a andar y le sigo, esta cabreado lo sé, salimos del parque mirando un poco a todas partes, pero no vemos nada sospechoso. Se queda con él móvil, dice que su amigo Víctor que estudia informática puede que averigüé algo más. Le llama y queda con él en casa en una hora, me dice que esta con Bárbara y que nos juntamos allí todos. Esta distante pero sé que es por la rabia y preocupación que tiene, o eso espero habíamos pasado una tarde increíble, pero se ha convertido esto.

Llegamos los dos en silencio, y subimos las escaleras yo le sigo pues no sé ni en que piso vive ni nada, nunca he estado aquí lógicamente. Abre la puerta de casa y lo primero que veo es un perro que viene corriendo hacia nosotros, Izan le saluda con rapidez y viene a mí, le acaricio y el perro encantando me huele me da lametones y me saca una sonrisa. Veo a Izan de pie mirándonos y me parece ver que también sonríe, al momento sale alguien de una habitación, es su amigo Iván.

-Hombre hola –nos saluda- no os esperaba.

-Un imprevisto, ahora vienen Víctor y Bárbara –le dice- tenemos que mirar una cosa, ahora cuando venga te cuento.

-Vale, pero ¿ha pasado algo? –nos mira-

-Sí, bueno tranquilo ahora te cuento –le dice Izan- voy un momento al baño.

-Bueno ya veo que a Charly le has gustado –me dice-

-Si eso parece –le digo- me gustan los animales la verdad.

-Pues ala ya tienes perro para rato –me dice riendo- ¿Quieres algo?

-Agua por favor –le digo, tengo la boca un poco seca y se me ha hecho un nudo en el estómago con todo esto, quien querrá saber de nuestra vida o que querrán de nosotros-

-Toma –me tiende el vaso y lo cojo- siéntate y ponte cómoda.

-Gracias –le digo y me voy al sofá-

La casa no es muy grande pero tampoco pequeña, tiene el salón con dos sofás de tres plazas cada uno, la cocina americana y por lo que puedo intuir un baño y dos habitaciones, también veo una terraza. Estoy mirando la casa cuando veo a Izan salir del baño, se ha mojado el pelo y está nervioso, lo noto. Me mira y viene al sofá, se sienta a mi lado sin decir nada y pone su mano en mi pierna.

-Lo siento –me dice- estoy preocupado por esto, y cabreado por no pillar a ese idiota.

-No pasa nada, lo pillaremos –le digo para calmarle y le acaricio la mano, el me mira y me da un beso en la frente-

Suena el timbre y sale Iván a abrir la puerta, son Víctor y mi amiga, vienen muy juntos y con cara de preocupación podríamos decir. Cuando mi amiga me ve viene hacia mí y yo la sonrío para que no se preocupe, nos abrazamos. Ellos se ponen a hablar, y yo le digo a Bárbara que no se preocupe que ahora se lo contamos, que estoy bien. Nos sentamos en los sofás todos y Izan empieza a contarles un poco lo que ha pasado, resumido eso sí.

-No entiendo, pero ¿esto ya os ha pasado? –nos mira Víctor a mi amiga y a mi-

-Sí, pero no le dimos importancia –contesta mi amiga por mi-

-Hasta que anoche si me asuste –les digo y les cuento lo que pasó, la cara de mi amiga es un poema-

-Me lo contó a mí, yo ya empecé a preocuparme –continua Izan- pero no pensé que iba a llegar a esto –les enseña el móvil con las fotos, donde salmos Izan, sus amigos, mis amigos y yo-

-Pero a mí también me han vigilado –dice Iván sin creerlo- y a los chicos.

-Eso parece –digo yo-

-¿Y qué quieres que haga con esto? –le dice Víctor descolocado-

-Intentar averiguar quién es, o de quien es el móvil, no sé si podrás hacer algo –le dice Izan desesperado-

-Oye, no quiero asustarte pero también sale tú hermano –dice Iván-

-Dámelo –le ordena Izan y su amigo le da el móvil-

Todos le miramos, la cara de cabreo de Izan va en aumento, se levanta del sofá y coge su móvil, está llamando a alguien, supongo que será a su hermano pero no se lo coge. Este sale por la puerta sin decir nada y dejando el móvil allí, Víctor sale detrás de él embalado y los demás nos quedamos sin saber qué hacer.

-Chicas quedaos aquí –nos dice Iván- yo tengo que irme a trabajar, pero ahora vendrán estos no os preocupéis.

-Vale –dice mi amiga y yo asiento, este se va y nos quedamos ahí las dos sin saber que hacer-

-Madre mía, estoy alucinando –dice mi amiga-

-Lo sé, yo también- en ese momento viene el perro de Izan y empieza a lamernos-

-Que simpático –dice Bárbara- ¿de quién es?

-De Izan –la digo y nos quedamos haciendo cosas al perro y le cuento más detalles a mi amiga-

Al rato vienen los dos, Izan un poco más tranquilo pero con cara de cabreo y su amigo intentando calmarle, nos levantamos y hablamos con Víctor. Mientras que Izan se ha metido en su cuarto, su amigo nos explica que iba a casa de sus padres a ver si su hermano está bien, pero le ha conseguido convencer de que no pasa nada, que todos estamos bien.

Llamo a la puerta del cuarto de Izan y paso, está sentado con la cabeza agachada entre las manos, me siento a su lado y me mira. Puedo ver una mezcla entre cabreo, rabia y miedo. Le abrazo sin pensármelo y el me abraza también, se que lo necesita y nos quedamos así un rato.

-¿Necesitas algo?-le digo-

-Si encontrar a ese gilipollas -me contesta-

-Lo encontraremos, pero cálmate por favor –le miro preocupada-

-Lo intento de verdad –me dice y alguien entra interrumpiéndonos-

-Siento interrumpir, pero nosotros nos vamos –dice su amigo-

-¿Te vienes Helena? –me pregunta mi amiga-

-¿Estarás bien? –miro a Izan, quiero darle espacio y tiempo-

-Si no te preocupes, vete y descansa –me dice-

Nos levantamos y voy a salir del cuarto cuando me coge del brazo, me mira a los ojos y me abraza de nuevo, mientras me susurra al oído que por favor tenga cuidado y que intente no ir sola a ningún lado. Yo le digo que lo tendré y que no se preocupe. Nos miramos y nos damos un breve beso de despedida, entonces me dirijo al salón y me voy con mi amiga y Víctor.

Estoy en mi habitación,  pensando cómo gestionar lo que nos está pasando, ninguno sabemos quién puede ser y tampoco entendemos el motivo. Escucho que mi madre me llama para que baje, y voy hacía allí. Y mi sorpresa es que tengo delante de mí a Oscar, mis padres nos dejan solos y se van al salón, yo me quedo ahí delante de él con la rabia contenida.

-Hola Helena-me dice-

-¿Qué cojones haces aquí? –le digo- ¿Tienes algo que ver?

-¿De qué me hablas? –me mira extrañado-

-Seguro que si ¿verdad? –le digo con rabia-

-Pero que me estas contando –me dice mirándome, y yo me acerco a él y le golpeo el pecho-

-Lo sabes bien, y es solo para joderme –le digo enfadada- me das asco.

-No entiendo qué coño te pasa Helena, pero yo no te he seguido –me dice alzando la voz-

-¿Y qué haces aquí? Vete con tú puta –le digo con rabia- y no vuelvas.

-He venido a despedirme, me voy mañana –me dice-

-Pues adiós –le contesto- no hacía falta que vinieras.

-Quería disculparme por lo que ha pasado –me dice- yo te quiero Helena, ya no estoy con ella.

-No te creo nada –le digo y le empujo- vete.

-Sabes que no voy a parar hasta que volvamos –se acerca- te demostraré que te quiero.

-No quiero que me demuestres nada, la cagaste y no hay vuelta atrás –le digo y le señalo la puerta- adiós Oscar.

-Está bien me voy, pero recuerda que volveremos –me dice y se va-

Subo a mi habitación y empiezo a lanzar cojines por mi habitación de la rabia, he pagado todo con él pero se lo merece. Me quedo tumbada en la cama y consigo relajarme un poco. Escribo en el grupo de mis amigos y les digo que mañana tenemos que vernos, es una urgencia. Todos contestan que vale, y mañana nos veremos en casa de Elsa. Cuando voy a dejar el móvil, veo un mensaje de Izan, simplemente me pone: tenemos que hablar. Pero solo con esas palabras ya me da mala espina.