Mi mayor deseo III

En cuanto tuve la oportunidad me fui, realmente no lo pude evitar no lo planee, simplemente surgió. Necesitaba salir, ser libre y poder alimentarme yo sola de una persona tenía sed, no mucha pero la suficiente para irme en busca de más. En el fondo sabía que él se enfadaría pero que acabaría perdonándome, nuestro amor podía con todo.


Me fui lejos con la intención de que Nicolás no me encontrara, quería disfrutar sola de alguna persona que iba a seleccionar al azahar. Solo sería una y regresaría, le diría a él que lo había conseguido y seguiríamos como siempre los dos con nuestra vida y sangre fresca.


No llegué tan lejos como tenía pensado, pero si me alejé de nuestra morada, cuando me di cuenta tenía más sed de la que pensaba pues ese olor a sangre y el latido de cada persona me empezaba a perturbar un poco. En mi cabeza me repetía que podía, que esta vez lo conseguiría, me alimentaría y pararía a tiempo para que esa persona siguiera su vida.



NICOLAS

Me estaba volviendo loco, me recorría las calles buscándola pues sabía que no podría parar, ya me lo había demostrado y me extrañaba que esta vez fuera diferente. Temía por ella, pues había escuchado cosas de la gente, como que alguien rondaba por allí intentando averiguar si había vampiros para demostrarlo. No quería no pensar si la encontraban, sabía que la haría múltiples locuras si es que no acababan matándola.


Por casualidad mientras miraba por todos lados intentando no levantar sospechas, me di cuenta de una cosa alguien andaba detrás de mí, parecía que me seguía. Intente apresurarme y hacer que me perdiera, lo conseguí o eso pensaba, me escondí por un callejón y pude divisar una atrocidad, ella estaba allí con una persona inconsciente la estaba matando. Me acerque rápidamente a ella y la intente frenar para que parara.


-Clara escúchame tienes que parar, lo estas matando piénsalo –la decía- estamos en peligro, tenemos que irnos ya ha sido suficiente.

Al fin paró obligada pero conseguí que me mirara, y se dio cuenta que otra vez había fallado. La abrace y la consolé, la levante del suelo y cuando íbamos a irnos sentimos una presencia. Miré y era el hombre que me estaba siguiendo, pues llevaba el mismo atuendo, me asuste mucho.

Temí más por ella que por mi mismo, pues realmente el amor que siento hacía ella es inmenso, y sé que daría mi vida por ella mil veces. Y eso hice, la cogí y le dije que se fuera que huyera y no mirara atrás. Ella se negaba no quería dejarme solo.

-Vete, hazme caso por una vez. -la decía desesperado-

-No pienso dejarte solo -me contestaba una y otra vez-

Como sabía que no me haría caso la dejé ahí medio oculta y fui detrás del hombre pues ya estaba cerca, demasiado cerca. Podía olerle era humano, pero cuando le tuve enfrente vi que llevaba algo en la mano y no me dio una espina. Le intente retener, pero el sabía quién era y lo que era, seguramente sino no me habría seguido. Me abalance hacía él para morderle, pero en ese momento apareció ella para detenerme e hizo que el individuo le apuntara con una especie de arma que no había visto nunca, pero no era una pistola.

En ese instante lo vi claro, forcejee con él mientras la gritaba que se fuera, aunque fue en vano. Y en lo que fue un segundo sentí que algo me quemaba por dentro. Dolor mucho dolor, porque me iba para siempre y porque no volvería a verla. Vi sus ojos inundados de lagrimas y rabia, la vi a ella y ese fue mi último recuerdo. Mi amor estaba viva y eso era lo importante, lo superaría y seguiría adelante, había valido la pena.

CLARA

Estaba muriendo lo veía en su mirada, por mi culpa. Había dado su vida por mí, y yo me sentía perdida, inmóvil sin saber qué hacer, pues el amor de mi vida se iba y no podía hacer nada solo llorar y gritar.

Me suplicaba que me fuera, y no sé cómo conseguí que mis pies se movieran del sitio y corrí sin descanso. No sabía lo que hacía ni a donde iba, solo me sentía sola y la tristeza me inundaba. Pero lo que sí tenía claro es que iba a vengarle, y me daba igual a quien me llevara por delante. Y si fuera necesario iba a dar mi vida por ello, como Nicolás había dado su vida por mí. Ya no me quedaba nada, solo podía acabar con ese ser despreciable que me había separado de lo mejor que tenía en mi vida, el único motivo por el que luchaba por ser mejor y me lo habían arrebatado. Ahora con rabia y más sed que nunca, iba a acabar con todas esas personas que quieren nuestra muerte en honor a él y de nuestra especie.

Relato mi mayor deseo 3

Mi mayor deseo II

Han pasado ya muchos meses, en los que Nicolás ha tenido mucha paciencia conmigo. Yo he intentado hacerlo bien, pero no he podido y el constantemente detrás de mi para guiarme por el lado correcto. Pensé que iba a ser más sencillo, pero la sed de sangre es muy grande, aunque me alimento no es suficiente para mi o no por el momento.

– Sabes que no está bien –me grita Nicolás desesperado-

-Lo siento, yo… Solo tenía sed –le digo con un cuerpo entre mis brazos-

-Me da igual, te he enseñado y no me haces caso –me dice nervioso-

-Lo intento de verdad, pero no puedo –le digo casi llorando-

-Tengo una solución –me dice pensativo-

Me ató literalmente paraqué no pudiera irme a ningún lado, al principio no fue difícil pero con forme iban pasando las horas era duro. Solo gritaba, pataleaba, le llamaba. Pero él no aparecía por allí en ningún momento, me dejó allí sola.

Nicolás

La escucho gritar desde la otra habitación pero me contengo, esto no puede ser así, tiene que aprender tiene que resistir. Se que cuesta, mucho y yo he sido lo peor durante los primeros años, por eso no quiero que ella pasé por esa fase y luego le albergue la culpa. Tengo que hacer todo lo que este en mi mano, porque verla así tan oscura me asusta.

La quiero mucho, me enamoré de ella desde que la empecé a vigilar, y luego con el paso del tiempo me gano por completo. El amor que tengo tan grande hace que esta situación pueda un poco conmigo, no me lo imaginaba así pero voy a luchar por ella, por salvarla.

Cuando no la escucho voy a la habitación, quiero saber cómo se encuentra, y me la encuentro agotada en la cama donde la he atado. Me acerco a ella, ha estado llorando, eso me rompe pero es por una buena causa. Me acerco a ella y la beso, la acaricio parece que descansa pero abre los ojos y me ve, se me queda mirando.

-Nicolás te necesito –me susurra-

-Ya estoy aquí para ayudarte-la digo sin parar de acariciarla-

-Tengo sed mucha sed -me dice-

-Lo sé, aguanta un poco Clara –la susurro-

Ella vuelve a cerrar los ojos y yo me quedo con ella a su lado lo que parecen horas y horas, para ver como evoluciona. Después voy a buscar sangre para ella, pues tiene que alimentarse pero no puedo dejar que lo haga directamente de una persona. La consigo y se la llevo, y me da las gracias cuando se la termina pero me dice que quiere más, y yo se lo niego.

Pasan dos o tres días así, yo intento controlarme estoy nervioso pues espero que todo esto funcione con ella, sino no sé cómo actuar. No me gusta la idea de que mi novia, ni nadie vaya matando personas, y menos Clara.

A la semana la veo algo mejor, aunque a veces delira un poco, o eso es lo que parece no estoy seguro del todo. Pero yo la cuido la alimento, la doy amor o todo lo que ella me deja, pues tiene ratos malos en los que la inunda la rabia. A las dos semanas cuando la veo ya mejor, voy a hablar con ella pues la voy a proponer desatarla pero estaré a su lado vigilándola.

-Clara mi amor –la digo al entrar-

-Nicolás –me dice-

-Tengo una buena noticia, hoy te voy a liberar –la digo sonriendo-

-¿Enserio? –me dice sonriendo ella también-

-Si pero estaré a tu lado en todo momento –la digo-

-Gracias –me dice-

La desato y ella me abraza, me da las gracias y me pide perdón por todo, pues esta muy arrepentida por lo que ha pasado, hablamos de todo lo que tiene que hacer para saciar la sangre, que si siente debilidad acuda a mi porque yo estoy aquí para ayudarla.

Todo quedo bien, ella contenta yo menos nervioso parecía que iba todo como lo esperado, hasta que un día me descuide un momento, pues tenía que conseguir más sangre para ella, aun no estaba preparada para ingerirla directamente de un humano. Cuando volví ya no estaba en la casa, la busque y rebusque pero nada. Y ahí ya me descontrolé pues imaginé lo peor, estaba enfadado, rabioso y decidido a encontrarla.

Relato mi mayor deseo 2

Mi mayor deseo

Me llamo Clara y vengo a contaros mi historia. Soy una persona normal, o al menos aparentemente, siempre me han fascinado las historias de vampiros. Cuando cumplí mis 18 años solo pedí ser vampiro, he leído mucho sobre, todo el mundo se ríe de mí pues dicen que no existe.

Un día de verano estaba volviendo a casa después de trabajar en una terraza de un bar, escuché un sonido pero yo seguí caminando sin darle importancia. Cuando llevaba la mitad del camino, escuché otro ruido me giré y no vi nada. Me empecé a extrañar cuando volví a escucharlo, por lo que me di la vuelta y dije ” deja ya esta broma no me asustas, a mi no” pero nadie apareció.

Estaba en mi cuarto apunto de meterme a la cama, pero algo me llamó la atención y me asome a la ventana, me pareció ver a alguien abajo, pero se escondió. Yo decidida baje a ver quién era, podría ser quien me estaba siguiendo, pensé.

Abrí la puerta para salir de casa, y de repente alguien me cogió y me tapo la boca, solo pude escuchar un “estate tranquila estarás bien”. Desperté en un sitio diferente al de mi casa, no sabía muy bien que había pasado, pero poco a poco fui recordando y me alarme un poco. Al instante entro alguien, intenté fijarme bien pero la oscuridad me lo impedía, no estaba atada ni nada, no entendía porque me habían llevado allí ni para que.

Se presentó me dijo que era Nicolás y que estaba allí para ayudarme. Yo no entendía nada, para que quería que me ayudara, se lo pregunté. El me respondió lo siguiente:

-Llevo observándote días, o quizá meses. Se que te encantan los vampiros y crees en ello, aunque los demás te lo niegan. Se que deseo pediste, y aquí estoy yo.

-¿Y que tienes que ver tú en esto?

-Voy a sacarte de dudas, y puedo ayudarte a ser vampiro, tanto como quieres.

Y lo entendí en cuanto vi sus colmillos, creí que estaba soñando. Pero se acercó y me dijo, cuesta controlarse pero yo ya soy experto en esto. Me cogió el brazo y empezó a beber sangre, me sentí rara dolía si pero aguante.

Paro, le costó pero paro, se apartó y luego me dijo que si quería saber más cosas de su mundo tendría que quedarme con él. Que luego yo decidiera que hacer cuando estuviera preparada. Y acepte, quería saberlo todo, les dije a mis padres que me había ido con una amiga de vacaciones que ya les contaría bien. Y ellos me creyeron, siempre había sido así de esporádica.

Estuve un mes con Nicolás, me enseñó tantas cosas que hasta me asusté un poco al principio, pero no quería separarme de él, ya no solo era el tema vampiro era Nicolás. Un día mientras estábamos mirando por la ventana, de noche, el me pregunto “entonces has decidido” y yo no supe que hacer, por un lado quería lo había deseado siempre y además él me importaba. Me había contado que estaba solo, no tenía a nadie, se pasaba la vida dando tumbos sin más, y que mi compañía le había cambiado la vida.

Estaba indecisa pero un día me lo volvió a preguntar y está vez si supe la respuesta. Habían pasado dos meses y mi familia apenas se había preocupado, él estaba a mi lado.

-Acepto, quiero ser vampiro y estar a tu lado para siempre.

-¿De verdad? -sonrió, estaba contento-

-Si -le conteste con una sonrisa-

Me prometió que siempre estaría a mi lado que no me dejaría jamás, que tendría paciencia y me ayudaría con el proceso, yo le creí pues en estos meses así había sido. Esa noche apenas dormí pensando que al día siguiente todo cambiaría, les dije a mis padres que me quedaba a vivir lejos, que había encontrado trabajo y al día siguiente me despedí de ellos.

Después de cinco meses aquí me encuentro con Nicolás, somos felices a nuestra manera. Ha tenido que tener mucha paciencia, pero juntos hemos podido y no me arrepiento. El ha sido mi escape y yo su salvavidas. Estábamos predestinados a estar juntos, ya lo entiendo todo. Una vida eterna con él, espero que no se haga dura porque por el momento la estoy disfrutando al máximo. Lo peor de todo es tener que buscar sangre, así que tener cuidado porque puede que un día aparezcamos ante ti.

Capítulo 10 – Izan

Y cuando estoy apunto de entrar me choco con alguien y ahí está ella, me sonríe cuando me ve, es como si estuviéramos conectados, pienso en ella y aquí la tengo. Parece que hoy la suerte me sonríe, no está nada mal la noche, entretenida y tranquila o por lo menos de momento, y yo contento la verdad.

-Hola –me dice-

-Hola otra vez –sonrío- ¿Vas a salir? – asiente y salimos los dos a la calle, cojo un cigarro y me pongo a fumar-

-Oye sabes que fumar es malo –me dice-

-Bueno de algo hay que morir ¿no? –la digo- Eso suele decir la gente –río-

-Eso no hace gracia –me dice- además está muy dicho, búscate otra frase

-Debería –sonrío más de la cuenta por culpa del alcohol- ¿Ya te has cansado de bailar?

-Un poco, necesitaba aire y no encuentro a mi amiga Bárbara –me dice y me entra un poco de risa- ¿Qué te hace gracia?

-Nada, nada – le digo sonriendo ya que yo se con quien esta- que tu amiga seguro que se lo está pasando muy bien.

-Oye ¿qué pasa? –me pregunta sin entender muy bien por donde voy-

-Nada tranquila, creo que esta con Víctor,  tampoco lo encuentro  -le digo haciendo como que no estoy muy seguro-

-Bueno en ese caso estoy tranquila – se ríe y yo me rio con ella –

Nos quedamos los dos en silencio, ella mirando el cielo con una sonrisa, y yo la imito y miro el cielo, los dos sin decir nada. Me gusta estar así tranquilo, y no me incomoda la situación, al contrario me gusta, me siento relajado.

– ¿Cómo está tu hermano? –me pregunta ella de repente, y veo que me mira-

– Bien está bien –le digo un poco sorprendido- Gracias

– No sé porque me las das, pero no hace falta–me dice-

– Por preguntar-le digo mirándola- ¿Y tú como estas? –la pregunto en general porque no quiero meterme mucho en su vida personal, y preguntar por ese tío que estaba con ella-

– Bien ahora mismo, bien –sonríe- ¿Y tú?

– Ahora bien –sonrío- ¿Has vuelto a verle? –la pregunto sin pensarlo-

– No –me contesta de inmediato – Y prefiero no hacerlo –la miro para decirla algo, pero alguien sale del bar en ese momento-

– Holaaa –dice su amigo y parece bastante bebido –

– Si que lo estas celebrando bien eh –le dice ella riéndose-

– Estoy en mi mejor momento –dice él riéndose también- Vamos a bailar – y la coge para bailar, que oportuno es siempre él-

– Venga ya José –le para Helena riéndose y parece que él se da cuenta que estoy aquí, no me había ni mirado ni dirigido la palabra, tampoco me importa y además esta borracho –

– Anda si esta aquí nuestro amigo de los tatuajes –se acerca y me da en el hombro- ¿Todo bien?

– Perfectamente – le contesto- Bueno yo entro ya

– Oye ¿no habré interrumpido algo? – dice José-

No contestamos ninguno de los dos porque en ese momento escuchamos el ruido de una moto aproximándose a nosotros, antes de que se pare ya sé quién es,  puedo ver la cara de sorpresa de Helena.

– ¿Nos estabais esperando? –dice Víctor con su gracia-

– Si a vosotros – le contesto dándole de broma en la cara mientras me rio-

–  Me lo esperaba –me contesta riendo- ¿Qué tal por aquí tío? – nos quedamos los dos hablando un poco apartados-

– Bien muy bien, pero no mejor que tú ¿no? –le digo de broma, mirando de reojo donde estas las chicas-

– Anda cabrón, tampoco estás tú mal acompañado eh – me contesta guasón-

– Todo bien, hasta que llega alguien y me corta el rollo- le digo señalándole con la cabeza a donde esta José-

– Bueno siempre hay alguien, por eso me la he llevado yo – sonríe-

– Me la apunto para la próxima –sonrío y miramos donde están las chicas, y no sabemos porque pero vemos que se están abrazando los tres-

-No quiero interrumpir –dice Víctor mientras nos acercamos más a ellos- ¿Todo bien?

– Si todo bien-dice Helena le guiño un ojo-

-Pues vamos chica mala – dice mi amigo mirando a Bárbara ella le pega de broma-

-Calla motero que eres un prisas – dice ella y me mira- Tú amigo espero que cuide de mis chicas –dice refiriéndose a mi-

-¿Te refieres a mi? –le contesto- Están en buenas manos – le guiño el ojo-

-Espero que no me hagas entrar a hablar con los demás –me contesta Bárbara-

-Tranquila que yo creo que estamos todos igual –río- O quizá mejor que tú amigo –señala a José que está apoyado en Helena –

-Cuidadito conmigo que estoy lo mejor que puedo – dice José y no nos queda otra que reinos-

– Os podéis ir ya –les digo mientras terminan de despedirse-

– Pasarlo bien y no bebáis mucho – dice Víctor montándose en la moto-

Bárbara se sube en la moto y se colocan el casco, se agarra a Víctor y  este arranca la moto y me fijo en Helena contesta despedirse mientras se van calle abajo, y ahí nos quedamos viendo la moto desaparecer, o yo mejor dicho viéndola a ella feliz.

– Bueno pues ya se han ido –dice ella- 

– Si –la digo y me doy cuenta que su amigo ya no está- Venga vamos dentro que te invito a otra – le digo aprovechando que estamos otra vez solos–

-Vale –me sonríe y entramos-

Una vez dentro me dirijo a la barra donde hay un hueco libre, hay bastante gente. Me aseguro que Helena esta a mi lado, y cuando estoy ya a punto de pedir me doy cuenta de que no se lo que bebe Helena, y me giro para preguntarla.

– ¿Qué quieres? –la miro-

-Emmm… Quiero Ron con Coca-Cola – me contesta y pido para ella el Ron y para mi Whisky-

– ¿Te gusta la música? –la pregunto mientras suena No Promises de Demi Lobato –

– ¿La que suena ahora mismo? –me pegunta – Si me gusta –sonríe-

– No es por tirarme flores pero yo soy el dj –la digo sonriendo-

– Tienes buen gusto no lo voy a negar – sonríeveo que nos traen las copas-

– Me lo dicen mucho – digo riendo- ¿Qué música te gusta?

– Pues de todo un poco, depende el momento –me dice ella- ¿A ti?

– A mi sobretodo música electrónica y Rock –le digo con entusiasmo-

– ¿Y que más te gusta a parte de la música? –me pregunta con curiosidad-

– Salir a correr, los coches, los tatuajes aunque es obvio ¿no?–me río- ¿Y a ti?

– A mi leer, ver películas  y quedar con las chicas –me contesto- Aunque luego me dejen tirada, es broma –ríe-

– Luego te acompaño yo, no te preocupes – la digo, no pienso dejar que se vaya sola a casa-

– No lo he dicho por eso –me dice- no pasa nada

– Ya, pero yo quiero acompañarte hay mucho loco suelto – la contesto-

– Ni que lo digas, últimamente siento como que me siguen o no sé –me contesta ella  y me empieza a contarque a veces, tiene ese presentimiento, como que alguien la sigue – seguro que son cosas mías – dice no muy convencida- no sé, pero ya son varias veces…

– Y si fuera así, ¿Quién crees que pudiera seguirte? –la contesto, mientras pienso en su ex-

-No sé, alguna vez he pensado en Oscar, pero no he visto a nadie –me contesta-

– No es ninguna tontería, ten cuidado porque puede ser –la digo ya que no me parece una tontería, más bien me preocupa- no le conozco pero el otro día no me gusto nada –la miro-

– Ya, a mí tampoco me gusto, sinceramente nunca me había pasado nada parecido con él, es como si no le conociera –medice- se que esta con esa chica, los vi en la calle liándose. Pero no quiero volver a verle, no puedo ni quiero tenerle en frente.

– No te preocupes, hacemos una cosa yo te acompaño luego y te voy a dar mi número por si necesitas llamarme o algo en algún momento, no importa la hora ni nada, si necesitas cualquier cosa llámame –la digo y ella asiente,me da el móvil y apunto mi número-

-Gracias –me dice sonriendo-

-No las des –la guiña un ojo y sonrío-

Estamos un buen rato más en el bar, hablamos de nosotros y consigo conocerla un poco más,  luego más tarde nos juntamos con el resto, y cuando vemos que ya es tarde decidimos irnos. Los amigos de Helena se van a casa y algunos de mis amigos se van y otros se quedan un poco más. Yo me voy con ella con Helena, como ya la dije la voy a acompañar, ni loco la dejo que se vaya sola, y menos después de lo que me ha contado.

Vamos de camino los dos hablando sin parar, seguro que tiene culpa las copas, y que estamos como dos los dos. Cuando ya estamos llegando me dice que quiere ir sola ya que queda un tramo corto y que a mí me queda un camino para llegar a mi casa. Le he contado que vivo con mi amigo, y ella me preguntó el motivo, la digo que estoy mejor con él ya que he tenido movida con mis padres.

-¿Segura? No me importa acompañarte más –la digo no muy convencido de dejarla sola-

– Segurísima –me contesta – Muchas gracias por acompañarme y por la noche, me lo he pasado muy bien –me dice con una sonrisa-

– Y yo, gracias a ti también por alegrarme la noche –la digo- Y cualquier cosa tienes mi número, para lo que quieras.

-¿Para lo qué quiera? No sabes lo que has dicho –dice riéndose-

-Miedo me das, pero ya no hay vuelta atrás – me rio siguiéndola el juego-

– Bueno ten cuidado –me dice y se acerca a mí-

-Y tú, avísame cuando llegues- la abraza y la doy dos besos-

-Está bien te escribo –me dice- Adiós, buenas noches –se despide de mi-

-Adiós, ten cuidado y descansa anda –la guiña un ojo y me quedo donde estoy mirándola mientras se va, hasta que ya veo que llega a la esquina y decido irme-

Voy por las calles contento, la noche ha estado bien, tranquila bebiendo con mis colegas, y por supuesto con ella. He podido conocerla un poco más, apenas sabía de ella pero he descubierto que me gusta como es, más de lo que había imaginado. Aparte de ser guapa, y de su bonita sonrisa, también he podido darme cuenta de sus gestos cuando habla, de su manera de reír. No hemos llegado a hablar de más, pero me he sentido muy a gusto, y por el momento no busco nada más, aunque tengo que admitir que me atrae bastante.

No me voy tranquilo, tenía que haberla dejado en la puerta de su casa, eso de que alguien la siga no me gusta nada, podría ser ese tío, Oscar creo que se llama, pero ¿y si es otra persona? No lo pienso más y me doy la vuelta, debería de haberme ido, seguido mi camino, pero no, me volví y fui en dirección por donde había venido.

En el camino no vi nada raro, simplemente me estaba arrepintiendo por ser tan tonto, claro que ella estaría bien y en su casa, pero no iba a quedarme tranquilo lo sabía. Cuando ya estoy llegando a su casa me parece ver a alguien detrás de un coche, me acerco para ver bien y a la que me estoy aproximando veo que ese alguien sale corriendo. Le sigo, no sé porque la verdad, pero le persigo, hasta que ya no puedo más, voy bebido y esa persona corre muy rápido, no sé quien será pero no me da buena espina.

Lo primero que hago mientras me voy a mi casa, es coger el móvil para escribir a Helena, pero cuando lo cojo veo que no tiene batería. Ando lo más deprisa que puedo para llegar lo antes posible y ver si ella está bien. Subo hasta los escalones de dos en dos o tres, ya no lo sé, casi me caigo y todo. Y mi sorpresa es cuando entro y veo que hay alguien tirado en el sofá, me acerco y es Jorge, madre mía sí que hemos pillado una buena.

Estoy en mi cuarto y pongo a cargar el móvil, me voy quitando la ropa y me pongo cómodo, cuando consigo que se encienda veo que tengo un mensaje de Helena, me dice que ha llegado bien, pero que está nerviosa pues alguien le ha seguido y esta vez no cree que hayan sido imaginaciones suyas, no ha reconocido la persona, pero escuchó una risa y sus paso, además que vio a alguien detrás de ella. Me desea buenas noches y que le avise cuando llegue. La contesto y la digo que yo también he llegado, que duerma bien y que mañana hablamos, ahora sí que me preocupa este tema, yo también vi a alguien en su calle.

Me despierto con un dolor de cabeza terrible, Charly en mi cama lamiendo mi cara y yo acordándome de que debería beber menos. Salgo de la cama y voy al baño, antes de nada necesito una merecida ducha, doy asco literalmente. En cuanto salgo y me visto, salgo de mi cuarto y veo que mi amigo Jorge ya no está, seguro que mi perro le ha despertado y me rio para mis adentros. Cojo la correa y saco a Charly a la calle, aprovecho y me despejo un poco, por inercia paso por la calle de Helena, y veo que no hay nadie.

Llegamos a casa y me tomo un café y algo para la cabeza, mientras me vibra el móvil, es ella contestándome, me dice que vale que hablamos sin problema. La escribo sin pensar y la digo que podríamos vernos esta tarde y tomar algo tranquilos, así me puede contar lo que pasó mejor.

– Ey –escucho que me dice Iván, le miro y se nota que se acaba de despertar-

-Hola tío, ¿hoy curras? –le contesto-

– No hoy no me toca, pero tengo que hacer algunas cosas –me dice mientras va al baño-

Yo sigo a lo mío, me tomo el café mientras veo la televisión, no echan nada especial, tampoco espero mucho son las 11.30 de la mañana. Pongo un canal de una serie policiaca, tipo CSI y la veo un rato. En la pantalla de mi móvil veo que me ha vuelto a contestar, lo cojo y lo leo, me dice que vale que luego nos vemos, y le diga el sitio. La contesto y la digo un sitio que conozco que es tranquilo, y que paso a buscarla a eso de las seis. Me contesta rápido, estáconforme y me dice que luego hablamos, se va a comer donde su abuela.  La digo que disfrute, que luego la veo y hablamos.

Después de comer y sacar a Charly a la calle, me doy una buena ducha. Me pongo unos vaqueros negros, y una camiseta blanca básica, siempre visto igual, del negro y blanco no paso. Me peino, me pongo un poco de perfume cojo unas cuantas cosas y me voy.

Estoy de camino con mi música puesta, cuando ya estoy llegando a la cafetería donde he quedado con ella, la veo que está allí acaba de llegar y aligero el paso.Está mirando por la cristalera del local desde fuera, veo que lleva un vestido rojo de flores pequeñas, es un poco corto pero no demasiado, por encima de las rodillas. Esta guapa con su pelo suelto, lo tiene bastante largo y bonito. Me pongo a su lado y me mira sorprendida, sonreímos los dos y nos damos dos besos

– Hola –me dice-

– Hola ¿Qué tal estas? –la contesto-

– Bien, bueno un poco más tranquila –me contesta ella-

– Venga entramos y me cuentas –le digo abriendo la puerta del bar para que pase y ella entra dentro-

Nos dirigimos a una mesa del fondo que está justo en la cristalera, nos sentamos y empezamos a mirar la carta, tienen muchos tipos de cafés y refrescos, también tienen para elegir comida. Estamos mirando que vamos a tomar, aunque yo seguramente me come una cerveza, pero veo que ella está un poco indecisa, está en la sección de los batidos.

-¿No te decides? –la digo mirándola-

-No, estoy entre dos, ¿tú ya sabes lo que vas a tomar? –me contesta-

-A ver déjame, ¿cuáles son? –la digo mirando la carta y ella me señala un batido de chocolate con avellana y otro de vainilla con nata- Mira yo me pido el de vainilla y tú el otro –me mira con sorpresa- Hazme caso –la guiño un ojo-

-Está bien –responde al fin- Y de comer nada, de momento no tengo hambre.

-Vale pues ya está, voy a pedirlo dame un momento –la digo levantándome y me dirijo a la barra-

No hay nadie esperando, por lo que me atienden enseguida y pido los batidos, y aunque no ha querido nada para comer pido un trozo de bizcocho que hay de limón para compartir, me lo sirven en una bandeja, pago y voy a la mesa.

Ya estoy aquí –dejo la bandeja, reparto los batidos y dejo el bizcocho en medio- Esto para los dos, ¿te apetece? Mira que buena pinta tiene

-Puf no hace falta decirlo –dice y se relame el labio- Todo tiene buena pinta –sonríe-

-Pues vamos a ver si esta igual de sabor –digo y pruebo el batido – increíble, nunca he tomado uno igual

-Tienes razón está de vicio –dice cuando prueba el suyo- ¿Quieres probar?

-Venga vale, pero tú pruebas también el mío –se lo ofrezco y nos intercambiamos los batidos para probarlos- este también esta increíble

-Y este, no entiendo como no he venido antes aquí – me dice y se ríe-

-Es pecado –rio y nos devolvemos nuestros batidos- Ahora el bizcocho, prueba tú primero y me dices –la digo mirándola-

-Está bien –coge un trozo con el tenedor y se lo mete a la boca-

-No digas nada, por tu cara puedo apreciar que te ha gustado –la digo sonriendo y cojo un trozo con el otro tenedor-

-A ti también te gusta eh –dice y sonríe-

-Está muy bueno, pero ahora cuéntame que te pasó ayer – la digo y cambia un poco su expresión-

-Cuando ya llegaba a casa, nada más pasar la esquina empecé a sentir otra vez como que alguien me seguía, intente no darle importancia, pero esta vez era diferente. Había alguien detrás, escuche pasos, una risa, vi a alguien aunque no pude apreciar quien era, pues estaba oscuro. Fui rápido hasta mi casa, estaba asustada la verdad. No pasó nada, quizá fue una broma pero no me gustó nada. –hace una pausa y me mira-  ¿Tú crees que es mi ex?

-No sé, pero puede ser. Fue mi culpa, te deje irte sola a casa, se que era poco tramo pero mira, a lo mejor si hubiera ido contigo… no sé –me quede pensativo – Te voy a contar algo, pero no me tomes por loco. AL rato volví a dónde vives, no me quedé tranquilo y quería ver si había alguien. Cuando llegué a tu calle, vi a alguien agachado detrás de un coche, pero cuando me acerque salió corriendo. Yo le perseguí pero iba bebido, y el corría muy rápido, no le cogí ni se quién es. Pero había alguien Helena, y ya no sé si es broma o no, pero no me gusta nada.

-¿Enserio viniste? –me pregunta sorprendida-

-Sí –sonrío-

-Gracias –me devuelve la sonrisa- No sé qué hacer.

-No te preocupes pensaremos algo –la digo y la cojo la mano para tranquilizarla-Sabes que lo que necesites aquí estoy.

-Gracias de verdad –me dice ella-

-Venga termínatelo que te voy a llevar a otro sitio –la guiño un ojo-

Cuando ya nos hemos acabado lo que quedaba, nos vamos de allí, quiero llevarla a un sitio que me gusta y me relaja mucho, siempre que puedo voy alguna vez solo o con mi perro, a pocas personas he llevado allí. Es un parque no muy grande pero si lo bastante para pasear o sentarte y poder ver arboles altos, pájaros, el cielo.

Llegamos a la entrada y ella ya tiene una sonrisa en la cara, hay flores y muchos árboles, no hay mucha gente. Vamos paseando por un camino que hay, la voy contando que a veces voy allí, me tumbo en el césped y me pongo música. Se la ve entusiasmada y feliz, vemos las flores que hay y hasta encontramos una ardilla pero se va enseguida.

-Me encanta este sitio –me dice sonriendo-

-Normal, no es mucha cosa pero como que te relaja ver un poco de naturaleza –la digo-

-Si la verdad que sí, ¿vamos allí?-me señala un banco que hay debajo de un enorme árbol con flores-

-Venga vamos antes de que nos lo quiten – y nos podemos a correr hasta el banco entre risas-

-Es precioso –me dice mirando todo- ¿cómo lo descubriste?

-Suelo salir a correr o sacar a mi perro, un día empezamos a correr y me llamo la atención, entre y desde entonces vengo mucho aquí a Charly también me gusta –me rio-

-No me extraña –ríe ella también- A ver si me lo presentas algún día

-¿A mi perro? No porque si no me dejaras de lado y le preferirás a él como compañía, suele pasar –me rio y ella se ríe también-

La hablo un poco de Charly y ella me escucha, quedamos en que se lo presentaré, dice que le gustan mucho los animales y que tiene dos gatos. Después empieza a hablarme de su abuela, lo hace con tanto cariño que se nota que la quiere, ojalá mis abuelos estuvieran aquí. La observo como gesticula, su manera de hablar, su sonrisa, todo su entusiasmo, me quedo embobado. Esta tan contenta que se acerca más a mí y empieza a tocarme sin querer, pequeños gestos como cogerme el brazo, darme en el hombro. Y yo sonrío como un tonto, no sé qué me pasa, bueno si lo sé, estoy muy cómodo con ella y me atrae, no voy a negarlo.

No quiero cagarla, pero en el momento que ella se queda callada y nos miramos los dos, veo que es mi oportunidad, me apetece mucho y empiezo a acercarme a ella, estoy a unos escasos centímetros de su cara, la recojo detrás de la oreja el mechón de pelo que le cae a la cara, la acaricio la cara y después los dos acercamos nuestras bocas, hasta que surge un beso, bonito y breve. Cuando creo que la he cagado y me voy a apartar para disculparme, ella coge mi cara para acercarse de nuevo y me besa, pero este beso dura más, es suave, como ella.

-Me encantan tus ojos –me dice cuando ya nos hemos separado un poco-

-A mi tú sonrisa –la digo sin pensar y sonreímos-

-Ahí esta esa sonrisa –digo mirándola y ella se ríe-

-La tuya tampoco está nada mal –me dice y me saca la lengua-

-Mejor guarda esa lengua –la digo riendo-

-Si no ¿qué? –me reta ella-

-Mejor no lo quieras saber –la sigo el juego y de repente escucho un ruido detrás del árbol, me levanto-

Helena me mira, se ve que también lo ha escuchado, ahora no se escucha nada. Voy a ir a ver si hay alguien detrás y veo a una persona salir corriendo en sentido contrario. Me voy detrás corriendo, pero con tanto árbol le pierdo, no lo encuentro y me vuelvo rápido no quiero dejarla sola allí. Cuando llego a nuestro sitio veo que está levantada, no me gusta nada su cara, tiene un móvil en las manos y me mira.

-No es posible –es lo único que me dice-

Corre y no mires atrás.

Un día cualquiera Belinda estaba en el bosque, que hay cerca de su casa, le encantaba estar allí leyendo o simplemente tumbada con sus pensamientos. Esta tarde estaba inquieta, pues algo presentía, pero no sabía el qué.

Al final se le hizo tarde, y cuando se levantó para irse se dio cuenta que le faltaba su bolso, ese que siempre llevaba para meter el libro, algo de comer o beber y alguna que otra cosa más.

Miro por los alrededores, pero nada, le fastidió mucho, pero ya anochecía y tenía que irse. La pregunta que tenía en su cabeza era, ¿Cómo había podido desaparecer ó es qué había alguien por allí? Y eso le dio escalofríos, empezó a andar deprisa, pero enseguida escucho pisadas detrás de ella y se asusto, empezó a correr sin mirar atrás.

Alguien la cogió del brazo, Belinda intento zafarse con todas sus fuerzas pero fue inútil, el individuo tenía más fuerza y no podía con él, una de las veces que se pudo soltar, esté la dio tal golpe que la dejo inconsciente, ni si quiera pudo distinguir su cara.

Despertó, estaba asustada todo estaba oscuro, y no podía moverse pues estaba atada. Intento gritar pero tenía la boca tapada, solo sollozaba y las lágrimas caían por sus mejillas. Le dolía el cuerpo, se sentía cansada y con la boca seca, pensaba que iba a morir allí mismo.

Una persona se aproximaba a ella, su agresor estaba allí, y eso la atemorizo aun más. Este le acarició la cara y ella muerta del asco intentaba moverse, pero este se reía. La dijo que estuviera quieta y callada, y así nada la iba a pasar. Le destapo la boca, y Belinda grito, pero este la dijo que nadie la oiría y la echo agua, ella sedienta se bebió la que pudo.

Al rato se quedo dormida del agotamiento, o quizá la había dado algo para dormir, pero se sentía realmente cansada, le pesaban los parpados. Ella no quería dormir, pero no podía evitarlo. Cuando se volvió a despertar allí estaba él, sentado en una silla mirándola, con una cara perversa y una sonrisa asquerosa. Se acerco a ella y la empezó a acariciar, la decía que no se moviera y no la pasaría nada, ella solo lloraba, no podía hacer nada. La beso la boca, la toco la cara, bajo por su camiseta y la toqueteo por encima, ella solo se quería morir, grito y este le tapo la boca con la mano mientras la besaba el cuello, ella le mordió fuerte y este grito de dolor y maldijo.

Desapareció un momento, Belinda con asco y miedo intento por todas sus fuerzas zafarse de la cuerda, pero no lo conseguía. Vio que se le había caído una navaja y estaba en el suelo, solo tenía que moverse un poco e intentar cogerla. Lo intento lo intento, pero vio que venía y se paró, cuando se iba a aproximar a ella, se escucho un ruido y el individuo salió a ver qué pasaba.

Ella vio que tenía una oportunidad para intentarlo de nuevo, consiguió coger la navaja e intento cortar la cuerda, pero era muy difícil, no como sale en las películas. De repente él entro corriendo, cogió algo y salió, empecé a escuchar gritos afuera, se iba aproximando cada vez más y yo gritaba también, escuche un disparó.

En nada de tiempo unas personas entraron donde yo estaba, me encontraba asustada no sabía si hablar, pero escuche mi nombre y respondí. Me deslumbro una luz, y vi a mi ángel, allí tenía a mi padre había venido a rescatarme y en un momento apareció mi madre, lloraban y me abrazaron. Ya estaba salvada, me sentía en casa.

relato corto de amor
relato corto de amor

Mi mayor descubrimiento, eres tú.

Un día tuve un sueño, donde veía mi vida llena de cosas bonitas. Recuerdo que en ese sueño estabas tú, aun no te conocía, no sabía quién eras, pero allí sí, te vi y supe que eras tú la persona que estaba buscando. Yo caminaba por una calle, era primavera y había flores y niños jugando por allí, pase por un parque precioso y grande, muy grande. Pero aun así, entre la multitud te encontré, estabas sentado en un banco, y me sorprendió ver que estabas solo, espere un rato pues seguro que habías quedado, pero no.

Me acerque tímidamente y me senté a tú lado, me miraste y vi tus ojos, me llamaron mucho la atención y me quede mirándolos, hasta que me percaté de que me estabas hablado, me saludaste y yo también a ti, y te pregunte si molestaba. Tú sonreíste, de una forma que me hizo sonreír a mí también y me contestaste que no, que no me preocupara. Empezamos a hablar, me dijiste que estabas solo, disfrutabas en algunos momentos estando contigo mismo, y yo te conteste que a mí también me gustaba a veces estar sola y que había salido a tomar el aire, te comente que el parque estaba muy bonito en aquella estación.

Tú volviste a sonreír y te levantaste, pensé que te irías así sin más, me extraño, pero al segundo viniste y me diste una flor, era una margarita, me gustó mucho tú detalle y sonreí dándote las gracias. Seguimos hablando entre risas, y cuando me di cuenta ya era tarde, pero estaba tan a gusto que me daba pena irme de allí, pues pensé que ya no te volvería a ver.

Mi sorpresa fue que me acompañaste a mi casa, y me dijiste que te había gustado estar conmigo, yo te dije que me encantaría volver a verte, y sin pensártelo me dijiste que mañana fuera al mismo sitio a la misma hora, y yo contenta por ello conteste que sí.

Así fue mi sueño, termino en ese instante, no supe que hubiera ocurrido al día siguiente, me imaginé en mi cabeza que nos vimos, y surgió algo bonito entre nosotros. Pero lo mejor fue que más adelante llegaste a mi vida en mi realidad, y la llenaste de felicidad. Debemos pensar que a veces los sueños se hacen realidad, que pueden tardar pero llegan y se convierten en algo especial.

relato corto amor
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