Capítulo 22 – Izan

Llego a casa después de pasar parte de la noche con el coche, y además coincidir con Katherine en la carretera donde solemos hacer las carreras. La chica es maja, y por lo que he visto entiende de coches y de ese mundo.

No me esperaba que estuviera allí la verdad, pero tampoco me molestó mucho, simplemente se interesó un poco en mí. Apenas hable con ella, eso sí me dio su número, pero yo lo único que quería era coger el coche, y además tampoco me quería fiar mucho de ella.

Me meto en la cama y me duermo enseguida, me ha venido bien coger el coche y despejar un poco la cabeza, no sé lo que me espera lo que si sé es que mientras este dentro de las carreras, lo voy a disfrutar.

-Eh tú –me despierto sobresaltado y veo que es Iván.

-Me quieres matar tío.

-Tú sí que me vas a matar –me dice- Levántate anda. Mientras saco a Charly, y luego me cuentas que hiciste anoche.

Me levanto sin muchas ganas, me acosté tarde y aunque he dormido bien ha sido poco. Pero una ducha y un café lo arregla todo, menos mal que hoy tengo día libre, lo agradezco.

Estoy tomándome el café mientras miro el grupo, no me acordaba que hoy íbamos a salir de fiesta. Tengo pocas ganas, pero no voy a negar que me vendrá bien despejarme, además mis amigos se van a ir de vacaciones, me dará algo de tiempo para intentar solucionar la mierda en la que me estoy metiendo por culpa de Cristian.

Escucho la puerta y mi perro viene corriendo para que le ponga de comer, no sin antes beber agua. Hace un calor insoportable, el verano está bien a ratos, aunque yo prefiero el invierno sin duda. Le pongo de comer a Charly y después voy al salón donde está mi amigo, sé que está esperando una explicación.

-Bueno me vas a contar que pasó –me dice.

-Cogí el coche un rato, cuando se fueron estos.

-Podrías avisar o responder a los mensajes –me dice mosqueado- Joder Izan, con todo esto me tenías nervioso.

-Lo sé tío, lo siento, no lo pensé. Pero tienes razón. –le contesto- ¿Y a ti qué?

-Nada, vino la chica esa que te dije, y se me pasó un poco –me dice- Luego llegué y no te vi.

-¿Y qué te mola?

-La estoy conociendo –me dice, pero sé que le gusta al menos un poco, sino no dedicaría tiempo en ella.

-Bueno ya me contarás –le digo guiñándole un ojo.

-Oye hay que ir a pillar algo luego, tenemos la nevera un poco pobre –me dice- Si no te importa, yo me voy a currar ahora.

-Vale luego voy.

Hablo un rato con mi hermano, ya no lo tienen tan controlado por suerte y hablamos a veces. Sobre todo me interesa que este bien, él me cuenta sus movidas con el instituto, me cuenta cosas de videojuegos y le prometo que sacare un rato para jugar con él. No menciona mucho a nuestros padres, sabe que no es mi tema de conversación preferido.

Cuando cuelgo y como algo de lo que queda en casa, que no es mucho. Me echo un rato en la cama con la música y miro el móvil. Estoy tentado a escribirla o mirar su Instagram, pero simplemente miro su foto de perfil y cierro los ojos, pienso en cuando la conocí, en los momentos que viví con ella. Y me duele, pensar que ya no volverán, que no podré verla sonreír, acariciar su piel, cogerla de la mano, besarla…

Me quedo medio dormido pensando en ella, cuando me despierto ha pasado casi una hora. Decido levantarme para irme a comprar al súper, así dejaré de darle vueltas a la cabeza, y de pensar en ella.

No me gusta hacer la compra, normalmente se encarga Iván, yo pocas veces. Me pone nervioso, sobre todo cuando tengo que esperar en la caja, eso sí que no lo soporto. Y ya cuando no encuentras lo que estás buscando, eso es lo mejor dar vueltas buscando una lata de sardinas, vamos que no me gusta ir al súper.

Lo que yo no sabía era que me iba a topar con una sorpresa, justo cuando había encontrado lo que buscaba me doy cuenta que en ese mismo pasillo hay una chica, y una cualquiera sino ella. La miro un poco de reojo, porque parece que ella no se ha dado cuenta, pero cuando ya está a mi lado me mira y se da cuenta.

-Hola –la digo.

-Hola, no te había visto.

-Yo tampoco hasta ahora –miento.

-Qué casualidad.

-Pues sí –digo sonriendo.

-Bueno, será mejor que me vaya a terminar de comprar.

-Claro, yo también.

-Si, además mejor que no nos vean ¿no?

-Sí, mejor –la digo sin poder dejar de mirarla.

-Adiós Izan.

-Que te vaya bien Helena –consigo decir.

Y veo como se aleja, mientras se me mueve algo por dentro como si sintiera que se me escapa la felicidad, no sé algo que nunca antes he sentido. Y no voy a negar que si me he enamorado, una vez y me salió mal, pero esto es diferente es más intenso. Siento que no puedo dejarla escapar, pero debo dejarla ir, ese es mi debate interno.

Termino de coger lo que me falta, y me dirijo a las cajas que están llenas como siempre, con esas colas. No entiendo cómo puede haber gente siempre, sea la hora que sea hay gente, o es que tengo mala suerte, que también puede ser.

Veo su largo pelo negro, que me gusta desde que la vi por primera vez, lo tiene bonito. Está hablando con su amiga, y escucho que se ríe y hablan de un cumpleaños. Pero luego me ve Sofía y se callan, y Helena se gira y me ve, pone cara de sorpresa o de otra vez tú y yo la sonrío, ella se gira.

Salgo del súper, no me la vuelvo a cruzar aunque hubiera estado gracioso, para mí por lo menos, a ella no creo que le hiciera gracia sé que está enfadada conmigo. Y es normal, no sabe realmente lo que está pasando en mi vida, y es mejor así. En ese instante llegando a casa me llega un mensaje de Cristian.

Mañana te veo. A las once de la noche donde siempre, tengo trabajo para ti.

Puedo imaginarme el trabajo, no le contesto porque sé que no espera respuesta, solo quiere que vaya y ya está. No me apetece hacerle trabajitos a este tío, pero tampoco me queda otra, este lio es mío. Dejo de darle vueltas al tema en cuanto entro al piso y Charly viene a saludarme, toca paseo, dejo la compra y salimos.

Damos un buen paseo y después me paso por el bar, el padre de Iván adora a mi perro. En cuento llegamos me siento en una mesa que hay vacía fuera, y al poco tiempo sale Iván que saluda primero a Charly y luego a mí, vamos que le ha cogido cariño. Me ofrece un refresco que agradezco y agua para mi perro, al rato sale su padre.

-Hombre hijo hoy vienes acompañado –me dice sonriendo- Toma te he traído agua que hace calor –dice dejándole un cuenco- a ti tu refresco.

-Gracias –le digo sonriendo- ¿Qué tal mucho lio?

-Bueno normal, luego vendrá más gente seguro, hace mucho calor.

-Sí que hace calor, sí.

-Me ha dicho Iván que hoy vais de fiesta –se ríe- hacéis bien, divertíos.

-A veces no viene mal –le digo.

-Bueno entro ya, ahora le digo a Iván que salga un rato.

-Vale –le digo guiñándole un ojo.

Cuando sale mi amigo hablamos un rato, y le aviso del mensaje de Cristian. No le quiero mosquear más, no me importa que él lo sepa. Después de decirme que tenga cuidado y que si puede me acompaña, cambiamos de tema y me dice que saldrá antes del trabajo para ir a la fiesta. Le ha dicho a los chicos de cenar en casa algo y luego irnos, yo le digo que vale y antes de irme quedamos en que viene para cenar.

Me doy otra ducha y me cambio de ropa, después coloco lo que falta del súper, y como tengo tiempo decido jugar un poco con mi hermano en el ordenador, sé que le hace ilusión y a mí me gusta jugar.

Se me pasa el tiempo volando y cuando me doy cuenta ya me tengo que arreglar, o vestir decente para luego ir al garito ese del que nos ha hablado Jorge, según dice su hermana esta increíble, ya veremos.

Cuando llega mi amigo se arregla mientras yo espero a los chicos, que no tardan en llamar al timbre. Nos saludamos y decidimos pedir pizza, como siempre. Mientras saco unas cervezas, y nos sentamos en el sofá.

-Brindemos por nosotros –dice Víctor levantando la cerveza y los demás le seguimos riéndonos.

-Estas fatal, tío –le dice Iván.

-Opino lo mismo –le digo riéndome.

-Bueno no todos somos perfectos –dice Víctor riéndose.

-Hoy toca pasarlo bien –dice Iván mirándonos.

-Eso no se duda –dice Jorge al fin metiéndose en la conversación.

Al rato llega la cena, mientras cenamos pizza empezamos a contar anécdotas nuestras, recordando momentos. Me gusta hablar de lo que hemos vivido juntos, de todo lo que hemos pasado, de los buenos momentos, realmente sé que pase lo que pase los tendré a ellos.

Seguimos bebiendo cervezas, hasta que llega un momento en el que Iván saca una botella de chupitos y nos ponemos a ello. Ya estamos un poco achispados, pero aun así tenemos aguante. Jorge se va al baño a mear porque ya no podía aguantar más, y no le culpo, demasiado líquido y demasiadas risas.

-El domingo me voy de vacaciones –dice Víctor- Y no me voy solo.

-¿Te vas con tu chica? –le pregunto.

-Que va, ojalá –dice él- tengo que hablar con ella antes de irme.

-¿Entonces? –pregunta Iván.

-Con el colega que está en el baño.

-¿Con Jorge? –pregunto sorprendido, no por nada sino porque ni me lo había comentado.

-Si tío –dice- Y lo mejor es que nos vamos donde esta Diego.

-Tú deja de dar envidia –dice Iván riéndose.

Me quedo decepcionado, no porque se vayan de vacaciones juntos, sino porque Jorge me lo contaba todo o casi todo. Pero quizá me lo contará luego, aún quedaba noche tampoco me voy a enfadar. En el fondo me dan envidia, pero de la buena, porque yo no puedo disfrutar con mis amigos por ahí perdido o con ella.

Recogemos un poco antes de irnos, a trompicones porque estamos perjudicados por la bebida, sobre todo los chupitos. Nos acabamos la botella entre los cuatro, que nos hace a todos estar más sueltos, más relajados, incluido Jorge. Y no voy a negar que parezca como antes, como si Cristian no hubiera aparecido en mi vida, antes de conocer a Helena, cuando solo pensaba en salir con los colegas y si se daba liarme con alguna, pero sin compromisos. La realidad es que todo ha cambiado, pero esta noche voy a hacer como si todo fuera como antes.

Llegamos al garito, el nombre es conocido por aquí, se llama The Daemon. Si un nombre peculiar, conozco el local pero no he entrado nunca, al menos no que yo recuerde. Pero me da igual el sitio con tal de pasarlo bien, y además con suerte no vendrá nadie que conozca, o eso espero.

En la barra nos atiende una chica llena de tatuajes, es guapa es lo primero que pienso, le pedimos las consumiciones y Jorge le guiña un ojo, como se nota que esta bebido. Después nos vamos a unos sillones que hay en un lateral del local y nos sentamos mientras bebemos, intentamos hablar por encima de la música y nos reímos mucho. Observo de vez en cuando a la gente que entra, pero no parece que conozca a nadie, sí que me suenan algunos, pero nada más.

-Va a venir tú hermana o qué –dice Iván mirando a Jorge.

-No sé, me dijo que quizás se pasaba, pero no estoy seguro.

-Debería venir, si la conocen puede que nos inviten a copas gratis –se ríe Iván.

-Bueno si es por eso la digo que venga –dice Jorge riéndose.

-¿Por qué sino?

-Ya pensaba que te interesaba ella –contesta Jorge y nos reímos todos.

-Que va tío –dice Iván- Ya tengo a una en mente, y no es tú hermanita, aunque es guapa ya sabes.

-¿Una en mente? –se interesa Víctor.

-Sí, le visita en el bar –contesto yo.

-Bueno si avanza ya os la presentaré, de momento la estoy conociendo –dice Iván con una sonrisa.

-Brindemos por ello –dice mi amigo Víctor y levantamos las copas para brindar.

Al rato veo que Víctor no deja de mirar el móvil y escribir, pienso que es su chica claro, le veo sonreír y pienso que ya lo han arreglado y están bien. Se lo merece, la verdad, después de lo que pasó con su ex le toca ser feliz y sé que la amiga de Helena le quiere.

Bebo tanto que tengo que ir al baño, cuando entro veo que es la mayoría negro como todo el local. Me gusta, esta chulo pienso mientras me lavo la cara y me miro en el espejo. Después salgo y busco con la mirada a los chicos, los veo donde siempre aunque falta Víctor. Pero no le doy importancia y me termino mi copa mientras mis amigos hablan de algo que no escucho bien, me dicen algo y me señalan hacía otro lado del local, yo miro a la barra que está en el otro lado pero no veo bien y me levanto del asiento, y mis ojos se encuentran con ella.

-¿Y Víctor?

-Esta con Bárbara, han coincidido y ha ido a saludar a los demás –contesta Iván.

-¿Deberíamos ir?

-Jorge, creo que no es buena idea –le contesto.

-Yo me quedo con Izan, tú ve si quieres.

-Si no os importa voy a saludar al menos –dice Jorge. levantándose- No tardo.

-Este lo ha hecho aposta.

-¡Eh tío! no te enfades –me dice Iván.

-Podría habérmelo dicho.

-Piensa que si te lo hubiera dicho, no hubieras venido.

-Pero esa es mi decisión.

-Él no sabe ni la mitad que yo, no le culpes.

-Tengo que ir a por otra copa –le digo a Iván antes de levantarme- Suerte que hay dos barras.

-Tráeme otra.

Estoy en la barra apunto de pedir cuando viene Jorge por detrás, me asusto porque no me lo esperaba. Se pide otra copa para él y hablamos un poco con la camarera, que parece ser que le hemos caído bien, sobre todo Jorge que no para de hablarla. Le doy con el codo para irnos, estamos ya llegando a los sillones cuando me para antes de llegar.

-Tío, tienes razón no quiero malos rollos contigo, pero necesito que me seas totalmente sincero –me dice.

-Ya te lo he dicho, no pasa nada, ahora disfruta de esta noche y después de esas vacaciones merecidas –le digo, no se queda muy convencido.

-No estás metido en nada raro ¿eh?

-Solo unas carreras, pero nada que pueda preocuparte –le digo intentando zanjar el tema.

-Quiero ir a verte, a esas carreras –me dice- ¿Dónde son? ¿Lo sabe Iván?

-No sabe nada, mantente al margen es lo mejor –le contesto y empiezo a andar, pero me paro y le miro- Gracias por contarme que te vas con Víctor –y comiendo a andar de nuevo sin dejarle contestar.

-Ya era hora –dice Iván en cuanto nos sentamos.

-Esta esto lleno de gente.

-Sí y cada vez más –nos mira Iván y se para en Jorge- ¿Qué tal con las chicas?

-Bien, parece que se lo están pasando de vicio, y Víctor mejor aún –contesta y da un buen trago a su copa.

La cosa vuelve a estar tensa, entre mi amigo y yo, Iván se da cuenta que pasa algo e intenta animar el ambiente. Nos mantenemos en nuestro sitio hasta que viene Víctor y nos pide perdón por tardar, y nos cuenta que ha hablado con Bárbara y está todo solucionado, solo hay que verle la cara para saberlo. Pero no se me olvida que después tengo que hablar con él.

Me levanto con la intención de ir a por otra copa, pero mis ojos se encuentran con otra persona en el camino, una persona que menos esperaba en ese momento y por suerte no parece que me haya visto. Solo espero que siga así y no se dé cuenta de mí, o que por lo menos si me ve no intente joderme lo que me queda de noche, aunque sé que es complicado. Tengo que desviarme e irme a la otra barra, donde están Helena y sus amigas.

Parece que la cosa va bien, me atiende un chico y me sirve la copa, pero cuando me giro para irme me choco con una persona, voy a protestar cuando me doy cuenta de quién se trata y no me salen las palabras y me quedo parado, aunque sé que debería irme sin más.

-Perdón –me dice mirándome.

-No pasa nada –consigo decir sin apartar la mirada de su cara.

-Vale –me dice- Pero oye ¿estás bien?

-Sí Helena, estoy bien –le digo intentando ser cortante- De fiesta con mis amigos, como tú.

-Si claro –me dice ella sin más- Pues pásalo bien.

-Eso hago.

-No hace falta que seas tan borde conmigo –me suelta.

-Soy como tengo que ser, tú limítate a pasar de mí y divertirte –la suelto y me intento ir, pero ella me corta el paso.

-No voy a dejar que te vayas dejándome con la palabra en la boca –me contesta- No sé qué te pasa, pero has cambiado y es por algo. Te estoy dando una oportunidad para que te expliques, no me creo eso de que todo está bien pero mejor tomar precaución o el típico es que yo soy de líos. ¿Acaso era todo mentira?

-Joder Helena, estoy terminando de solucionar todo, no pasa nada. No era mentira y lo sabes, eso no lo dudes. Pero lo nuestro no puede seguir, no por ahora. Y no quiero que me esperes, porque te mereces ser feliz. –la cojo de la mano- Lo mejor para todos, es que hagas tú vida, aunque duela. Y si soy más de líos, no me gustan las relaciones pero eso ya te lo dije. –la suelto la mano y la digo- Por favor, hazme caso.

-No me lo pidas dos veces, porque ya sí que se acabó. –me dice ella- Que te vaya bien.

Y me deja allí plantado con la copa en la mano y los hielos derritiéndose, cuando reacciono pienso que deberían darme el premio al mejor pringado y al mejor actor. La realidad es que me hubiera ido con ella en ese mismo instante, lejos de aquí y de todos.

Izan fiesta
Capítulo 22

Capítulo 21 –Helena

Pasan los días y el jueves por la noche, mientras estoy hablando por el grupo con los demás, en este momento sale el tema de conversación donde José propone hacer una “despedida” pero todas decimos que no nos apetece, con escusas claro. Yo sola en mi habitación me rio, si me viera seguro que no se lo creería, ahora mismo estará maldiciéndonos a todas.

Por otro grupo secreto, para que José no se entere de nada, ya que vamos a hacer fiesta despedida pero también su cumpleaños sorpresa. Hablo con las chicas mediante  audios, tenemos un cachondeo importante, pero también estamos discutiendo sobre si celebrarlo en casa de Elsa o salir por ahí. Yo prefiero casa de Elsa, no sé es más íntimo, nosotros sin nadie que pueda aguarnos la fiesta, y sobretodo hablo por mí. Aunque ya me da por pensar que hasta se podría presentar otra vez, y me refiero a Izan, esa persona que podría joderme la noche solo con su presencia.

Llega el viernes y estoy contenta, porque mañana es la sorpresa para nuestro amigo y hoy tenemos que organizar todo en casa de nuestra amiga. Me gustan las sorpresas y sé que a José le va a hacer mucha ilusión, no se lo espera para nada. Estoy en la oficina pensando en lo que tenemos que comprar luego, cuando alguien se pone a mi lado.

-¿Estas perdida en Marte? –me dice Adrián sobresaltándome.

-Puf que susto –le digo- Estaba pensando unas cosas que tengo en la cabeza.

-Ya veo ya –me dice el con una sonrisa- ¿Bajas a tomar café?

-Claro –le contesto y le sigo al ascensor.

-¿Y qué tienes en la cabeza? Si se puede saber.

-Pues aparte de unas cosas que tengo que terminar de Laura, ya que hoy no está. Luego tengo que comprar unas cosas y estaba recordando –le contesto sin querer dar detalles.

-Hazte una lista, así no te olvidas –dice sonriéndome.

-También es verdad –le digo y me rio.

Mientras nos tomamos el café, Adrián me cuenta que tiene que irse este fin de semana al pueblo donde vive su abuela, me habla un poco de ella y yo le hago alguna pregunta interesándome. No puedo evitar fijarme mucho en su sonrisa,  suele sonreír bastante, es un chico risueño por lo general. También me llama la atención su manera de gesticular, me hace gracia porque creo que yo soy igual, cuando hablo también lo hago pero no tanto como él.

-Y tú ¿qué harás? –me pregunta.

-Pues tengo un cumpleaños de un amigo, le vamos a hacer una sorpresa.

-Qué envidia me das.

-Bueno lo de tu abuela tampoco está mal, seguro que te hace comidas muy ricas –le digo y me rio.

-Si para salir rodando, el lunes no me reconocerás. –nos reímos.

-Mis padres se irán la semana que viene de vacaciones, y mis amigos también. Estaré sola por aquí, pero bueno estoy contenta con el trabajo.

-Podemos intentar que te den unos días –me dice mirándome.

-No creo, no pasa nada de verdad, no me importa. Me escaparé algún fin de semana. –le digo sonriendo.

-Eso también está bien. Yo no haré gran cosa si te sirve de consuelo, además me las cojo en Septiembre.

-Siempre puedes hacer algo, las vacaciones son para disfrutar y hacer lo que te apetezca. – le digo y me sonríe

Cuando termina mi jornada y me recoge mi madre, después de que Adrián me pregunte si me tenía que ir en autobús. Mi madre me empieza a decir que la da pena dejarme sola que no se irá a gusto y demás, vamos cosas de madres. Yo la digo que no pasa nada, que tengo a mi abuela y algún amigo, lo último es una pequeña mentira, pero sé que así se queda más tranquila. Al final cambio de tema y terminamos hablando de las practicas, le cuento un poco por encima hasta que llegamos a casa.

Después de comer, he quedado con las chicas para comprar las cosas e ir a casa de Elsa para prepararlo todo, la verdad estoy súper emocionada, porque sé que a José le hará mucha ilusión, y a mí me gusta verle feliz. Además nos hace falta un poco de diversión, no pensar en nada, disfrutar el momento y pasarlo bien.

Me da pena mi amigo porque todas le tenemos que engañar un poco poniendo escusas, pero hablando con las chicas decidimos que una de nosotras quede con él, sino va a ser muy raro. Al final será Bárbara, se le da bien eso de despistar y seguro que hace que se olvide del tema. Por otro lado las demás y yo quedamos para comprar los refrescos, la comida y la decoración, el regalo ya lo tenemos.

Cuando he terminado de hablar con ellas, me ducho y me pongo algo cómodo para preparar la fiesta sorpresa. Luego allí en casa de mi amiga nos prepararemos todas, y después vendrá José ya que le hemos dicho de cenar allí juntos, pero no sabe la que le espera.

Solo de pensarlo me emociono, y no puedo evitar que se me quede dibujada una sonrisa en mi cara, pero de esas que son de verdad de alegría. Cojo mi mochila con las cosas y bajo, no sin antes mirarme en el espejo y comprobar que todo está bien.

-Mamá, me voy ya.

-Vale hija, si necesitáis algo me avisas.

-Vale, pero no creo que haga falta –la doy un beso- Gracias.

-Pasarlo bien, hasta mañana.

Por el camino voy pensando en lo que tenemos que comprar, además de todo lo que hay que preparar, pero llega un momento en el que me acuerdo de que este día no solo es por el cumpleaños de José, sino que también es la despedida con mis amigos durante unas semanas, que seguramente se me hagan eternas.

Cuando me doy cuenta ya he llegado al piso de mi amiga, en cuanto me abre veo el caos que tienen montado en el salón, y a ellas un poco nerviosas. Lo primero que hago es darlas un brazo a las dos y reírme.

-No me hace gracia –dice Sofía.

-Pues a mí mucho, sobretodo vuestra cara.

-Chicas tenemos que ir a comprar las cosas –dice Elsa.

-Pues venga dejo esto en una habitación y vamos –digo dejando la mochila donde pillo.

-Oye, ¿os importa ir a vosotras? Así mientras yo dejo el salón despejado –nos pregunta una Elsa nerviosa.

-Claro que no, vamos nosotras no te preocupes –la digo- No te pongas nerviosa anda.

-Venga vamos entonces –dice Sofía cogiéndome del brazo.

-Gracias chicas.

Sofía y yo tan contentas comprando las cosas para la fiesta  entramos por último en el súper, después de estar en una tienda comprando globos, serpentinas, decoración varia. Nos ponemos a buscar lo que queremos, y nos dividimos las cosas para ir más rápido.

Estoy tan concentrada en la lista que tengo en las manos, pensando si me falta algo más, que no me doy cuenta de quien tengo justo al lado, hasta que escucho su voz y no puedo evitar mirar. No puede ser, es lo primero que se me pasa por la cabeza, ya no sé si es casualidad o el destino, pero jodido destino tenía que ser justo hoy.

-Hola –me dice cuento le miro.

-Hola, no te había visto.

-Yo tampoco hasta ahora.

-Qué casualidad.

-Pues sí –dice y sonríe.

-Bueno, será mejor que me vaya a terminar de comprar.

-Claro, yo también.

-Si, además mejor que no nos vean ¿no?

-Sí, mejor –me dice él sin dejar de mirarme.

-Adiós Izan.

-Que te vaya bien Helena.

Desde que le he visto no puedo parar de mirar a todas partes, no sé si buscando su mirada o intentando no encontrármelo. El caso es que estoy inquieta, y sé que lo mejor es que lo deje pasar y concentrarme en lo bien que lo voy a pasar hoy. Pero en el fondo no puedo evitar pensar en él, en su mirada en todo lo que nos ha pasado.

-Aquí estás, menos mal llevo un rato para encontrarte –me dice Sofía- ¿Todo bien?

-Yo también te estaba buscando, si bien.

-Venga vamos a pagar –me dice y la sigo.

Todas las cajas están bastante llenas, nos quedamos en una cualquiera y mientras que esperamos nos ponemos a hablar. Pensamos donde podríamos poner cada cosa que hemos comprado, repasamos la lista y nos reímos pensando en la cara de José cuando lo vea. Pero mi amiga de repente cambia su expresión, diría que a asombro y se queda mirando detrás de mí.

-¿Qué pasa?

-¿Ese no es Izan? –me pregunta y me giro, efectivamente esta justo en la caja de al lado.

-Joder, pues sí –la digo.

-Qué casualidad tía –me dice mi amiga mirándole.

-Oye para de mirar.

-Es que creo que nos ha visto.

-Joder –miro de nuevo y me doy cuenta que él me está mirando, pero no dice nada  solo sonríe.

Cuando salimos de allí siento alivio, y a la vez me estoy un poco mal porque me gustaría que las cosas fueran diferentes. Pero no es mi culpa, él lo decidió así y no puedo hacer nada, solo hacerme a la idea de que las cosas tienen que ser así.

-Por fin estáis aquí chicas –nos dice Elsa en cuento entramos en la casa.

-Tenemos todo -la digo dejando las cosas en la cocina.

-Ahora solo hay que decorar, inflar globos…

-Sofía no me agobies –dice Elsa.

-Vamos bien de tiempo chicas –contesta Sofía y nos ponemos a organizarnos y decorar todo.

Siento alivio cuando después de prácticamente toda la tarde, conseguimos dejarlo todo bastante decente. Nos miramos cansadas de inflar globos, colgar decoración, colocar adornos, dejar todo lo más perfecto posible. Y en ese momento pienso que tendría que haberme ofrecido a quedar con José, porque mi paciencia ha llegado a un límite, pues no todo sale como uno espera y ocurren imprevistos.

-Pues ya está chicas, buen trabajo –dice Elsa.

-Ahora toca arreglarse ¿no? –las digo.

-Sí, porque ahora sí que se nos acaba el tiempo –dice Sofía mirando la hora.

-Le voy a decir a Bárbara que venga ya –dice Elsa- Para que ella también se pueda cambiar.

Cuando llega Bárbara mientras nos arreglamos nos cuenta entre risas la tarde con José, y asegura que no se espera nada, y que estaba un poco decepcionado. Y es que nuestro amigo tenía muchas ganas de una despedida digna antes de las vacaciones, sobre todo después de lo que nos ha pasado.

Una vez vestidas, maquilladas y peinadas, nos hacemos alguna foto y preparamos lo que falta, José no tardará en llegar. Cogemos la tarta que hemos hecha por nosotras, bueno más bien  por Elsa, ponemos unas velas y enseguida suena el telefonillo.

-Cumpleaños feliz, cumpleaños feliz, te deseamos tus amigas, cumpleaños feliz –le cantamos todas en cuanto entra por la puerta y él sonríe y sopla las velas.

-Seréis cabronas, no me lo esperaba –dice emocionado dándonos besos y abrazos.

-¿Pensabas que te quedarías sin una fiesta digna? –le digo mientras le abrazo.

Después de los abrazos, ver a José tirar globos y serpentina a todas, nos sentamos en el sofá con la comida que hemos comprado y le damos los regalos. Uno de ellos que no se lo esperaba para nada, es un día en un spa con masajes y demás, el otro es un juego de la play que quería y además un marco con una foto de los cinco.

-Muchas gracias chicas, me encantan –nos dice sonriendo.

-Lo sabemos –contesta Bárbara- Somos brujas.

-Si pirujas –continúa Elsa.

-Bueno como tú eres el cumpleañero elijes música –le digo.

-Cuidado con lo que elijes –dice Sofía mirándole y se ríe.

Al final ponemos un poco de todo, mientras picamos comida y bebemos, sobretodo beber y hablar, ya se sabe en estos casos. Me siento feliz, y también pienso que los voy a extrañar cuando se vayan, pero estoy contenta ahora mismo. Hasta que Bárbara después de salir de la cocina con el móvil, viene diciendo de salir un rato a un garito y se abre disputa.

-Yo estoy a gusto aquí –les digo.

-Nos quedamos un poco más aquí y luego vamos, un rato –dice Bárbara.

-Yo opino como Helena –dice Sofía.

-Pues que elija el cumpleañero –dice Bárbara- José que dices –le dice poniendo ojitos.

-Chicas, no me hagáis esto –dice él mirándonos- Por mi salimos un rato, más tarde.

-Porque es tú cumple, pero no hay muchas ganas –digo.

-Venga Helen, un rato solo –me dice él- seguimos aquí un poco más y luego salimos.

-No me miréis así –les digo a Bárbara y José, que nos miran con ojitos.

-Está bien salimos- dice Sofía- Pero un poco más tarde.

Mientras tanto seguimos bebiendo, jugamos a juegos, bailamos y hacemos el tonto, retamos a José a hacer cosas y nos reímos bastante. No pensamos en nada, solo nos dejamos llevar y nos divertimos. Hasta que José decide que ya es hora de salir, pero sé que es por la insistencia de Bárbara.

Antes de irnos le dice a Elsa que se vaya con él de vacaciones, aunque esta no se lo cree mucho al principio por el estado en el que se encuentra nuestro amigo. Al final salimos celebrando que Elsa se va con José de vacaciones, el cumpleaños de este, mi trabajo y despedida, vamos todo un mix.

Ya un poco perjudicados vamos dirección al garito que dice Bárbara, no lo pensamos vamos y ya está, ni si quiera nos paramos a preguntarla porque ese garito.

Cuando nos damos cuenta ya estamos allí enfrente de la puerta riéndonos, intentando mantener la compostura para que nos dejen entrar sin problema. José lo pone difícil, no para de reírse, creo que es el más perjudicado, quería salir con globos a la calle y una pancarta, hasta que le convencimos de que no era buena idea, nos costó un rato.

-José compórtate, por lo menos hasta que pasemos –le dice Elsa.

-Tranquilas seré serio –dice este casi riéndose.

-Madre mía, como vas hijo –dice Bárbara- Pero bueno es tu cumpleaños, te lo mereces –nos reímos.

Entramos primero Bárbara y yo, seguidas por los demás, entramos sin problemas la verdad. Una vez dentro veo que hay bastante gente, pero aun así se puede andar sin empujones, y eso me alivia bastante. Vamos hacia una de las barras donde vemos que hay menos gente, ya que la otra es casi imposible. Pedimos cada uno su copa y salimos a la pista, esta noche queremos pasarlo bien.

-Ahora vengo, voy al baño –dice Bárbara.

-Aquí te esperamos.

Estoy a mi rollo bailando y pasándomelo bien, sin preocupaciones, sin pensar, ahora solo me dejo llevar, en aquel garito con mis amigos, celebrando todo lo bueno. Bailo, sonrío, bebo de mi copa, nos reímos y seguimos bailando. No me doy cuenta de lo que ocurre a mi alrededor, ni si quiera de que Bárbara tarda más de la cuenta, y que se ha llevado la copa al baño.

Cuando vuelve nuestra amiga y veo que no viene sola, sino con su novio, me doy cuenta de cosas. En ese momento pienso que da igual, que es su chico y yo también tendría ganas de verlo, y además estaban medio enfadados, es normal. Pero cuando miro más allá de ellos, y puedo ver que no está solo, me empiezo a poner nerviosa y miro a todos lados, para ver si esta Izan, aunque no lo veo tengo un presentimiento.

-Hola –dice Víctor sonriendo ya algo achispado, como todos.

-Hola –le saludamos.

-¿Estas solo? –pregunta Sofía.

-No, que va estoy con estos allí –señala un sitio más apartado con sillones.

-Guay –dice Elsa sonriendo.

-Espero que no estén todos –dice José de repente y a Víctor se le quita la sonrisa.

-Vaya con José, no está borracho del todo –dice Bárbara.

-Todavía se lo que me hago –dice este y no sé porque nos reímos todos.

Tampoco Víctor dice nada sobre la contestación de mi amigo, nos reímos y este se queda con nosotras uniéndose al baile. Y todo se queda ahí, no pensamos más en sus amigos, estamos bebidos y felices. Un rato más tarde voy a pedir otra copa con José a la barra, y mientras esperamos y mi amigo protesta por la tardanza yo miro hacia otro lado. Y ahí sí que puedo verlo, esta con Iván y Jorge, y en ese momento que le estoy mirando se levanta.

Helena y amiga fiesta
Fiesta.